Séptima Bienaventuranza: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". Jesús nos llama a buscar siempre la paz, a intentar practicarla en todo lo cotidiano.
Al tratar con otros en el trabajo, ser pacífico aunque la situación no lo sea, en el hogar crear un clima de tranquilidad y paz.
Por otro lado, siempre promulgar la paz ante soluciones violentas: una guerra nunca es la solución, ni nada que signifique agresión, violencia, e incluso derramamiento de sangre.
Esto puede aplicarse a todos los leprosos, Max, Joan, y quienes trabajaban para que el hospital funcionara correctamente. A diferencia de la gente del padrino, estos fueron pacíficos en su trato con los demás aunque la situación fuese adversa.
Octava Bienaventuranza: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Muchas veces la justicia humana (que claramente no se puede comparar con la justicia divina, la justicia de Dios, infinita y verdadera) se equivoca, y condena actos que no deben ser condenados. Los primeros apóstoles murieron la mayoría mártires por predicar a Cristo hasta las últimas consecuencias, y esto significa nunca acobardarnos, pase lo que pase, nos busque quien nos busque, puesto que Dios nos apoyará y nos dará justicia en la otra vida.
Podemos vincularlo con Max, quien, aunque lo buscan y lo quieren echar de Calcuta, sigue su misión ayudando a la gente enferma y a los niños.
Novena Bienaventuranza: "Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa". Jesús nos advierte desde un principio que seguirlo no va a ser tarea fácil. Nos castigarán, nos insultarán, e incluso dirán mentiras sobre nosotros por causa de Cristo. Aún así, el Señor nos da esperanza, puesto que en el último día, valorará más haberse mantenido firme siempre ante su palabra, que haber sucumbido ante amenazas de los hombres.
En la película, un ejemplo de esto es Max, puesto que lo insultan, lo amenazan, e inventan mentiras de él solo por intentar hacer el bien en el nombre del Señor.
Autor:
Santiago Valdés Morales
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