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La aventura de la libertad: Huckleberry Finn

Enviado por Obed Delfin


Partes: 1, 2

    Y creía que iba a civilizarme; pero era duro vivir dentro de la casa todo el tiempo, considerando lo aburrida, normal y decente que era la viuda en todas sus costumbres, y así, cuando yo no podía aguantarlo más, me escapé. Me metí otra vez en mis trapos viejos y volví a dormir en mi barril de caña, y estuve libre y satisfecho.

    Con estas reflexiones comienza Huckleberry Finn su aventura por la libertad.

    Si preguntamos, qué tienen en común Huckleberry Finn y la "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" de Kant. Tendríamos que iniciar respondiendo que no sabemos. Este no saber es el intento de poder hacer la travesía a través del viejo y turbio Missisipi, y así mirar hacia los campos de Missouri para ver si allí la voluntad del viejo Huckleberry Finn se ha manifestado como una voluntad ética, si ésta se ha visto a sí misma como agente de su propia libertad.

    Tenemos que observar si el estado de libertad que Huckleberry Finn reclama para sí es una libertad asocial, que quiere estar al margen, fuera del compromiso con el resto de los hombres; ésta es una libertad holgazana, sin responsabilidad para con los otros.

    Aunque este estado de libertad necesita del común intercambio para que se pueda manifestar. La libertad sin ley necesita de la libertad que posee la ley, para que ambas puedan mostrarse como manifestaciones del hombre social. La libertad impulsiva, sensible, extraña el compromiso social, se margina asimismo al ponerse apartada con indiferencia ante y para con el mundo que la rodea.

    Huck Finn, personaje que encarna lo pedestre, cercano al instinto natural e incapaz de estar preparado para los sucesos que en él ocurren, mira al mundo de forma desnuda. Para él mundo no posee oropeles, sólo es la inmediatez, el diario vivir; la ausencia de conceptos elaborados por la razón pura. Él nace en el amanecer y perece al anochecer, no propone conceptos éticos ni religiosos, está sólo ante la vida, los acontecimientos; es una formal moral práctica, que camina huérfano a través de la existencia. La moral de Huck sólo es determinada por el hacer, por lo que le gusta hacer, por lo que puede obtener al hacer algo.

    Poco después tuve ganas de fumar y pedí a la viuda que me dejara hacerlo. Pero me lo negó. Dijo que era una costumbre baja y que no era limpia, y que yo debía tratar de no hacerlo más. Ya ves como son algunas personas. Se ponen en contra de una cosa cuando no saben nada de ella. Aquí tenías a la viuda, preocupándose de Moisés, que ni era pariente suyo, ni servía para nada a nadie, porque estaba muerto, entiendes; mientras ella me estaba echando a mí una culpa enorme por hacer una cosa de la que yo sacaba mucho de bueno.

    Lo inmediato, el satisfacer el aquí y el ahora, el goce presente, una ausencia de preocupación por el mundo determina la vida Huckleberry Finn. La felicidad de Huck es una felicidad sensual. Por lo que sólo reconoce para su vida aquello es bueno o malo para su placer inmediato. De allí que la educación le resulta un estado calamitoso, de preocupaciones ajenas que no tienen ninguna incumbencia con su hacer; son vanas alegrías y pesadumbres ajenas. Es algo que puede asirse con las manos, saborear o mirar. El mundo Huck Finn es el mundo que roza su piel, no el de las convenciones, de las costumbres adheridas a los procederes sociales de convivencia humana.

    "Y luego, en vez de irme al bosque cuando me escapara, navegaría como cincuenta millas río abajo y acamparía por fin en un solo lugar, y de esa manera no lo pasaría tan mal cruzando el campo a pie". Esta libertad asocial es sólo un momento del espíritu. El que el espíritu no necesita ponerse como objeto para verse a sí mismo y mirar a los demás.

    De esta forma el espíritu reclama para sí la distinción. No obstante, todavía no es la determinación que da inicio a la aventura de encontrarse a sí mismo, sólo es un momento de negación. Que reclama la pura libertad para sí. Los dones del espíritu, su talento, temperamento y su felicidad son un momento negativo. Ya que busca una libertad que se manifiesta como negadora de lo otro. Esta manifestación hacia la libertad conduce por un camino empedrado, que el espíritu ha elegido seguir, camino oculto por la abruma de los acontecimientos.

    La voluntad, el poder decir sí o no a las circunstancias que nos rodean y con las cuales convivimos en nuestra cotidianidad, señala sin explicación racional que esto es bueno, cuando me encuentro con las determinaciones que imprimen en mi conciencia una forma de ser que me place. Sin embargo, ante este modo de ser siempre estamos ante la disyuntiva de aceptarlo o no.

    La voluntad de Huck Finn se mueve por el querer que quiere ser. Este modo natural de vagabundear, en el cual no tiene ataduras, refleja una manera indeterminada de comportamiento. Modo de proceder que quiere anular el mundo, la negación de las determinaciones. No obstante, esto sólo es un deseo, porque el mundo sigue estando ahí.

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