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La tierra de las puertas (Cuento)

Enviado por Alma Labiur


Partes: 1, 2

    La tierra de las puertas – Monografias.com

    La tierra de las puertas

     En aquella tierra en penumbra, no se podía diferenciar el día de la noche, pues su apariencia mortecina era invariable.

    Las guaridas circulares de los Grúns, se agrupaban salpicando el entorno, simulando poderosas garras incrustadas en aquella yerma extensión.

    Sigilosamente, a suficiente altitud para no ser descubiertas por ojos enemigos, dos Arpías surcaban el amplio espacio aéreo.

    – Mira, podríamos descansar en aquel saliente plano de la montaña. Observó la más joven de ellas haciendo un ademán.

    – Me parece fiable. Creo que ya es hora de darle descanso a nuestras alas.-  Dio su conformidad la más veterana.

    En la mordiente rocosa, descubrieron una concavidad cubierta por la maleza.

    – ¡Vaya, al parecer la suerte está de nuestro lado! ¡Hemos encontrado  la entrada a una cueva que parece inexplorada! – Observó una de ellas.

    – No te entusiasmes demasiado hermanita, puede que tan sólo sea lo que parece, un simple agujero en la montaña.- Añadió la otra.

    Dicho esto, las dos arpías se abrieron paso con sus afiladas espadas a través de la vegetación, y a medida que se adentraban más y más en las entrañas de las profundidades, el pasillo natural se dilató hasta el punto en que ambas, pudieron caminar con holgura la una al lado de la otra.

    – ¡Espera Dársun! ¿Que es ese murmullo?- Inquirió la más veterana de ellas mientras alargaba su brazo para detener a su hermana.

    – Suena como el rumor de una cascada.- Contestó la joven agudizando los sentidos.

    – Continuemos, pero mantente alerta.- La advirtió la más experimentada.

    El sonido se  intensificaba con cada metro avanzado, y la luz alicaída que menguaba la visibilidad, permitía resaltar con potencia, los destellos brillantes, que refulgían en las paredes. El túnel finalizó repentinamente, en una plataforma ovalada suspendida hacia un abismo.

    – ¡Que Jándra nos proteja, estamos en trance! Exclamó Yanúr, la Arpía mayor.

    – ¡OH, maravilla de maravillas! Esto es tan innegable como las garras de mis patas. Un paraje natural  a dónde la desertización no pudo llegar con sus lacios dedos. ¡Increíble, sí, pero bellamente real! Podemos planear hasta el lago de más abajo.- Sugirió entusiasmada Dársun.

    – ¡No seas tan impetuosa! Es mejor caminar por el sendero y protegernos con la alta y espesa maleza que crece a ambos lados, de esta manera podremos ocultarnos si es preciso.- Expuso Yanúr, con sensatez.

    – Sin duda nuestra dama mayor, estará muy satisfecha cuando regresemos con un territorio más, añadido al  mapa de exploración.- Dijo Dársun.

    – Como exploradoras, este es nuestro cometido, pero deja de mirar tanto la cascada y céntrate en poner los pies sobre tierra firme. Deberías de prestar más atención al terreno. ¿Te has percatado de que a ambos lados, la naturaleza crece salvaje y a su ritmo, mientras que el sendero permanece descubierto y bien cuidado? Es bueno que te fascinen los ambientes naturales, pero para llegar a ser una buena exploradora, eso no basta, tienes que desmenuzar los pequeños detalles, cosas que a ti, se te pasan con demasiada frecuencia desapercibidas. – Le regañó Yanúr.

    – ¡Siempre igual, relájate y disfruta un poco hermanita!-

    – No tenemos tiempo para relajarnos. Eres inexperta, irresponsable y no valoras el tiempo que se te ha concedido. Déjate de tanto sueño y afrontar el ahora pues, tu impulsividad puede conducirnos  a situaciones peligrosas, fuera de nuestro control. ¿Te has parado a pensar en algún momento por qué está también cuidado este sendero? ¿Quién o que lo mantiene en tan perfecto estado? ¿Se te ha ocurrido que puede ser obra de los Grúns?- Se enfadó Yanúr, plantada delante de su hermana y mirándola desde cuatro palmos más arriba debido a su altura.

    – Tú siempre tan negativa, ¿por qué no puedes pensar que quizás las criaturas que mantienen el sendero bien cuidado, pertenecen a una raza amiga? Eres la jefa de las arpías exploradoras, pero creo que en este caso te está cegando tu afán proteccionista. Si los Grúns hubieran descubierto este lugar, ya lo abrían devastado, como hacen con todo lo que tocan. En vez de estar deleitándonos con esta diversidad de colorido, estaríamos ante la visión opuesta. Un ambiente gris y deteriorado, falto de color, y ensombrecido por la calcinación. Ésta es mi deducción como exploradora. Yanúr, siento decírtelo, pero creo que esos asquerosos seres amarillos de ojos inyectados en sangre, te están obsesionando. ¿Qué tiene de malo soñar un poco y desconectar de ésta realidad que nos oprime constantemente?- Argumentó casi sollozando Dársun.

    – ¡Perdona tesoro, no quería entristecerte! Me preocupa que puedan hacerte daño, por eso en ocasiones soy tan dura contigo.-

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