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Inflación: ¿Índice de mas pobreza? (Perú) (página 2)


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Comida y energía son los ingredientes materiales básicos de la vida, y por consiguiente sus precios se trasladan directamente al costo de vida de la población. Este vínculo es más directo en los países relativamente pobres como el Perú, en los cuales las mayorías gastan una parte importante de sus ingresos en comida y transporte público.

Ejemplo: si el sueldo que percibe una familia pobre es de 450 soles el 85% aproximadamente se va en comida y lo restante en pasajes, aseo personal etc. Por otro lado una familia de clase media alta percibe mensual aproximadamente 7500 soles y más, los cuales solo el 30% de su ingreso real va destinado a comida. Entonces si comparamos los porcentajes entre las dos familias pues a quien repercute más la inflación es a la familia que deposita mayor cantidad de dinero en comprar alimentos, es por eso que la inflación golpea mas a población y países pobres.

¿De dónde viene esta tendencia inflacionaria?

i. El crecimiento extraordinario de la China y de la India en los últimos 20 años está creando una demanda nunca vista para materias primas, especialmente alimentos, energía y metales. Lo mismo ocurre con el petróleo y el efecto alcista allí está intensificado por el hecho que países como la misma China y Estados Unidos, la mayor economía del mundo, producen cada día menos petróleo y por consiguiente importan más.

ii. El alza del petróleo motivó hace tres años a la administración Bush a darle incentivos especiales a la producción de etanol a base de maíz.

Este biocombustible sustituye a la gasolina o se complementa con ella. Utiliza grandes cantidades de maíz: el subsidio fiscal hizo que muchos agricultores en los estados graneros del centro de Estados Unidos se dedicaran a producir maíz para las nuevas refinerías de etanol. Resultado: menos maíz para usos alimentarios (ganado y pollo), alza del precio del maíz, cambio de tierras de trigo a maíz, por consiguiente menos trigo, mayores precios del trigo (alza del pan), etc.

iii un banco central demasiado generoso al final de los 18 años de Alan Greenspan como presidente de la Reserva Federal, un fisco demasiado endeudado, tasas oficiales de interés en descenso para parar la recesión en medio de un año electoral. Resultado: devaluación del dólar, inflación, y por ende condiciones propicias para que los países exportadores de petróleo exijan más dólares devaluados por cada barril que vendan. Eso a su vez genera más inflación y mayores peligros de recesión, más devaluación, etc. ende condiciones propicias para que los países exportadores de petróleo exijan más dólares devaluados por cada barril que vendan.

¿En busca de una solución?

Por mientras, para esconder estos pecados los economistas han inventado el concepto de la inflación "subyacente", que excluye a los alimentos y los energéticos. Esta idea es de muy limitada aplicabilidad en un mundo en el cual el grueso de la población puede y quiere comer y movilizarse mejor. Al ciudadano que viaja en micro y gasta la mitad de sus ingresos en comida y energía le importa un pepino que la inflación se deba o no al elemento "subyacente" de los precios.

Para minimizar el efecto de la inflación mundial, en el Perú hay que persistir en el camino de un manejo fiscal y monetario conservador y prudente. Es imposible que la inflación no nos afecte, pero sí podemos paliar sus efectos persistiendo por el camino que hemos venido recorriendo. Sin embargo, no vayamos a pensar que un sol demasiado fuerte (o sea un dólar barato) nos va a ayudar.

Conclusión: Optimismo sigiloso

En conclusión, hay varias razones para no ser triunfalistas. Los que oficialmente han salido de la pobreza podrían encontrarse en una situación en la que el dinero que tienen en sus bolsillos ya no alcanza para cubrir las necesidades básicas, situación que los colocaría de nuevo por debajo de la línea de pobreza. Ni qué decir de los que siempre fueron pobres.

Sería demasiado simple acusar al gobierno de esta situación. La inflación peruana tiene mucho que ver con los mercados internacionales y, según Schuldt, con el aumento del empleo principalmente en la costa peruana. Poco es lo que el gobierno puede hacer en este contexto.

Sin embargo, debería ser más prudente a la hora de promocionar sus logros, advirtiendo más bien los peligros y la difícil situación de los peruanos, con menor poder adquisitivo. Los programas sociales deben apuntar hacia ellos con más dedicación, asegurando que la ayuda llegue efectivamente a los más necesitados y ofreciendo oportunidades de desarrollo que logren cambiar la dependencia por el empleo autosuficiente. Tarea difícil y larga, por supuesto. Pero importantísima.

Bibliografía

 

 

 

Autor:

Erika Miluskha Nuñez Ricardi

LUGAR DE RESIDENCIA: LIMA-PERÚ

UNIVERSIDAD: SAN MARTÍN DE PORRES

VI SEMESTRE DE NEGOCIOS INTERNACIONALES

CURSO: MACROECONOMÍA

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