Descargar

Corona de Sonetos Lunfardos – Nada quedó. Nada


Partes: 1, 2

    1. Soneto madre
    2. Soneto nº 3
    3. Soneto nº 5
    4. Soneto nº 8
    5. Soneto nº 11
    6. Soneto nº 14

    Introducción

    La corona de sonetos es una pasión antigua.

    La estructura difícil se convierte en un desafío para el poeta.

    Es una joya de la poética italiana incorporada a la literatura española por los escritores del Renacimiento.

    Consiste en una serie de catorce sonetos derivados del soneto madre.

    SONETO MADRE

    El bulín se quedó junando ausencia;

    la poesía rimando en un cajón;

    la viola apoliyando en el rincón.

    Un silencio de parla y confidencia.

    El berretín se impuso a la conciencia.

    Marcó tu alejamiento y mi bajón.

    En la vitrola Manzi, el Milongón.

    Un llanto gris sin ritmo ni cadencia.

    El recuerdo de días de fandango

    afilando al arrullo de un gotán;

    de bohemia, de vento y de champán;

    de vidas trajinadas entre el fango.

    Hoy estoy ya fané y abandonada

    sin fe, sin vos, sin mí, sin sueños. Nada.

    SONETO Nº 1.

    El bulín se quedó junando ausencia

    aquella tarde que te di el espiante.

    Te fuiste con tus pilchas y al instante

    me estaba haciendo falta tu presencia.

    Por fanega no quise, y por decencia,

    por posar de finoli y elegante,

    rogar que te quedaras, ¡qué ignorante!

    Y me banqué la mala con paciencia.

    Así quedé, pagando mi locura,

    y por este beguén que aún me dura

    de una se me piantó la inspiración.

    Hoy veo los papeles y me borro

    y mientras piola, me gana el atorro,

    la poesía rimando en un cajón.

    SONETO Nº2.

    La poesía rimando en un cajón

    espera que se pase la modorra.

    Yo temo que te agarre una cachorra

    mientras lloro tu ausencia de varón.

    Ya sé que sos un langa barrigón,

    que al laburo le gana tu pachorra,

    que hacés pinta calzándote la gorra

    de cotelete y ya sos un gavión.

    Yo estoy tan sola y triste y achacosa.

    Nada dejaste que te atara a mí:

    un pañuelo, una foto, cualquier cosa

    ¡Ma qué sorpresa! ¡Atenti corazón!

    Al abrir el ropero estaba allí.

    La viola apoliyando en el rincón.

    SONETO Nº 3

    ¡La viola apoliyando en el rincón!

    Yo sé que la querés más que a una mina.

    Que, compinche, te acompañó a la esquina,

    al burdel, al boliche, al bodegón.

    Aquí te hago el aguante. La ocasión

    Partes: 1, 2
    Página siguiente