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Filosofía nahuatl


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    Tlamatinime

    (Los que dan forma al rostro y al corazón del hombre)

     Fueron los toltecas, uno de los tantos pueblos que habitaron nuestro lindo México, desde tiempos remotos. Continuaré pues diciendo que éstos, los antecesores de la cultura náhuatl, emigraron desde el norte de lo que ahora es México, tras la decadencia (en torno al año 700 d. C.) de la gran ciudad de Teotihuacán, y que establecieron un estado militar en Tula, a 64 Km. al norte de la moderna ciudad de México, en el siglo X d.C.

    Años más tarde surgiría una cultura de las raíces de la civilización tolteca, la cual me atrevo a decir que era casi igual de importante que la cultura tolteca.  Dicha cultura es precisamente la náhuatl, la cual tenía una visión dual del universo, de la divinidad y de la vida.  Flores y cantos eran su norma de vida.  La poesía, la verdad, el amor y la alegría comprendían las flores y los cantos.

    Lo que actualmente sabemos de la cultura náhuatl se debe al gran esfuerzo de reconocidos investigadores, como el padre Sahagún y el historiador Miguel León Portilla.

     Gracias al padre Sahagún y a sus informantes (sabios ancianos nahuas, que en el año de 1547 vivían en Tepepulpo, Tlatelolco y México) sabemos que la cultura náhuatl enfatizó mucho en los aspectos de la vida humana: la cultura, la poesía, la enseñanza de las ciencias, pero, sobre todo, en la formación de hombres y mujeres.  Para ellos no bastaba con nacer hombre o mujer, sino que se tenía que aprender a ser hombre o mujer, claro, dependiendo del género propio de cada uno. 

    Para la enseñanza y el aprendizaje de los saberes propios de la cultura había lugares especiales, los "calmécatl" (donde habitaban los sacerdotes), destinados a capacitar a todos aquellos hombres que aceptaran y siguieran las doctrinas de la Toltequidad.  Por supuesto que había personas dedicadas especialmente a enseñar a los "macehuales" (los hombres) principalmente la cultura, aquella que les daba forma a su rostro y a su corazón, los tlamatinime.  Su forma de aprendizaje era  a través de la observación, la búsqueda y la investigación. Pero de los tlamatinime hablaré más adelante.

    La cultura, los conocimientos, el saber eran para los nahuas las fuentes primordiales que dan al hombre la esencia humana.  Son los que hacen al hombre ser hombre y a la mujer  ser mujer.  Son los que les dan a ambos géneros la humanidad.

    Para los nahuas el hombre maduro tenía un corazón firme como la piedra, un rostro sabio, es dueño de una cara, de un corazón, hábil  y comprensivo.  La mujer ya lograda, en la que se ponen los ojos… la feminidad está en su rostro.

    La poesía flor y canto era la auto-expresión de la vida en la tierra; era la manifestación del principio creador (Ipalnemohuani); también es la embriaguez originaria que eleva mediante la belleza sobre toda tristeza; y finalmente, también es comprendida como un vínculo florido de los corazones o don supremo de la amistad humana.

    Todas las enseñanzas, todos los saberes, toda la poesía, la verdad, en su mínima expresión, puesto que nadie puede poseer toda la verdad, era tarea de los tlamatinime transmitirlos a los demás hombres y mujeres.  Los tlamatinime eran los encargados de dar forma a los rostros de hombres y mujeres, de forjarles una personalidad, de hacerlos capaces de enfrentarse a las adversidades de la vida, de dar amor a los demás, etc.  Al mismo tiempo, era su tarea cultivar los corazones de los hombres, hacerlos semejantes a los dioses, en otras palabras, divinizar los corazones humanos era parte de la tarea de los tlamatinime.

    Los tlamatinime, además de enseñar cuestiones de ciencia, poesía, cultura, religión, arte, sobre todo enseñaban un estilo de vida: vivir en comunidad, vivir bien, en sociedad; siendo respetuosos de las tradiciones, de los derechos de los demás, de la naturaleza, de las flores y de los cantos, etc.

    Puede decirse que los tlamatinime eran algo así como un "todólogo" ya que entre el cúmulo de sus conocimientos no faltaban el cálculo y las reflexiones puramente racionales, las observaciones astronómicas; además del planteamiento que se hacían con respecto del sentido de la vida y del más allá.

    Tenían los tlamatinime varias funciones que cumplir en la comunidad.  Fungían como sacerdotes principalmente, sin dejar de lado la investigación y la educación del pueblo, dando especial énfasis a los que serían los futuros guerreros y defensores de la comunidad.  Al mismo tiempo era pues el tlamatinime, maestro (temachtiani) el "camino", suya era la sabiduría; era poseedor de la tinta roja y negra, era el maestro de la verdad, amonestador de los demás.  Hacía también oficios de psicólogo (teixcuitiani), pues formaba a los otros un rostro y les daba los elementos para desarrollarlo. 

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