La pintura geográfica en el siglo XVI y su relación con una propuesta actual de la difinición de "paisaje"
Enviado por Gustavo G. Garza Merodio
Resumen: Durante el siglo XVI, el concepto de "paisaje" se fue acuñando tanto en lenguas germánicas como latinas. En castellano, el concepto se formó en ese mismo siglo pero el término para designarlo entonces era otro: el de "pintura". Más tarde, el castellano también adoptó la palabra "paisaje" como en el resto de las lenguas modernas para denotar esa realidad territorial. Era entonces un concepto de mucha riqueza y claridad que sin embargo las ciencias despojaron de su carácter integral en aras de la especialización. Así quedaron separados sus componentes naturales de los culturales. El trabajo aquí planteado consiste en analizar dos pinturas originadas en el tránsito del siglo XVI al XVII; una realizada en Europa occidental y otra en la Nueva España.Este ejercicio pretende reconocer la definición histórica de "paisaje" para enunciar los elementos que se han perdido restándole cierto alcance metodológico al concepto. Asimismo proponemos enriquecer la definición actual para estudiar casos propios de la geografía histórica.
Palabras clave: Paisaje, pintura, geografía cultural, Relaciones Geográficas, Metztitlán.
Geographical Painting at the 16th Century and its relation with a new Landscape definition (Abstract) Landscape as a concept was coined during the 16th century in either Germanic or Latin languages. In Castilian, this concept was also shaped along those years but the term used was pintura (painting). Later on, the Castilian tongue turned to use it, as all the other modern languages to denote such territorial reality. It was then a very rich and clear concept but sciences took away from it, its integral character in the call for specialization. Therefore its natural and cultural components were separated. In this work we analyze two paintings from the turn of the 16th century; one preformed in Western Europe and the other in New Spain (Mexico). This exercise aims to recognize the historical definition of "landscape" in order to enunciate the lost elements of this concept and the decrease of its methodological possibilities. We also propose to enrich today’s definition to study historical geography issues.
Key words: Landscape, painting, cultural geography, Relaciones Geográficas, Metztitlán.
Actualmente el paisaje es concebido por un gran número de geógrafos y otros especialistas como la imagen de un espacio susceptible de ser descompuesta en unidades menores de análisis cuyas características pueden ser medidas (García Romero, A., 2002:270-271). Este análisis mesurable permite identificar las formas y los elementos dinámicos que explican el funcionamiento de dicho espacio (García Romero, A y J. Muñoz, 2002:13).Otros autores prefieren pensar que esa medición no explica su funcionamiento e incluso que no es siempre posible hacerla. Tampoco creen que el paisaje sea una imagen con características y límites objetivos sino que su definición depende de la subjetividad del observador.Pese a lo opuesto de estas dos visiones, parece existir, en principio, el acuerdo consistente en aceptar que las formas y los elementos del paisaje son consecuencia tanto del ambiente natural como de la intervención humana sobre el espacio (Dollfus, O., 1971:9). En el presente artículo intentaremos explicar la definición de paisaje desde un enfoque cultural, lo cual implica sumergirse en la historia del término y de los conceptos geográficos a los que ha hecho referencia en distintas épocas. El enfoque cultural propone abordar el análisis tomando en cuenta la circunstancia espacio-temporal en la que se desarrolla el concepto, de manera que el análisis etimológico del término "paisaje" en las lenguas originales en las que se concibió es de suma utilidad. Aquí nos adentraremos en las etimologías germánicas y en las latinas teniendo siempre como eje del discurso a la práctica profesional del geógrafo.
En rigor histórico, la noción popular de lo que es un paisaje es más acertada de lo que admiten generalmente los académicos dedicados a este tema. Supongamos que en la producción de la pintura, el autor se detuvo ante una escena real y quiso reproducirla con la mayor fidelidad de la que era posible. De esta manera plasmó lo que estaba ante su vista. No más; no menos. Esto es lo mismo que hace un geógrafo al analizar un paisaje: intenta explicarlo con la mayor fidelidad desde su punto de vista. El pintor realiza su trabajo en varios días, tal vez en varios meses, lo que le permite conocer con cierta profundidad los rasgos del paisaje. Para hablar del paisaje, el geógrafo también se toma el tiempo necesario en trabajo de campo(Sauer, C., 1956: 287-298). En ambos casos la calidad del resultado depende de la destreza y de las técnicas utilizadas así como de la formación y los conocimientos previos con los que cuenten los autores. En pintura, las técnicas, los materiales y las corrientes del conocimiento evolucionan con los siglos lo mismo que en geografía, de manera que un autor también mira su paisaje antes de trabajarlo con una serie de filtros aprendidos durante su experiencia académica y profesional.
Esta idea del paisaje propia del imaginario popular es esencialmente la misma que se desarrolló en los tiempos en los que se acuñó el término tanto en lenguas germánicas como latinas. Sin embargo, en la ciencia actual, preocupa que los especialistas del paisaje tomen cada vez menos en cuenta el estudio de la mirada del sujeto que analiza el paisaje y se inclinen más en analizar sus aspectos tangibles; esto es, la forma y ubicación de los objetos en un espacio que ellos delimitan, frecuentemente, a priori. En esta práctica parcial desarrollada especialmente por ecólogos y geomorfólogos, hay una pérdida epistemológica importante: en busca de la objetividad reducen la importancia del sujeto y traicionan la esencia del concepto de paisaje formulado en el tránsito del siglo XVI al XVII. A menudo, los investigadores de todo el mundo se sirven del concepto en inglés (landscape) y lo traducen, por ejemplo en español, simplemente como "paisaje" sin rastrear los matices que se pueden establecer entre ambos términos.
En los siguientes apartados analizaremos las etimologías germánicas y latinas para reencontrar en ambas la riqueza y carácter integral del concepto, amplitud que buscamos ejemplificar con las tres pinturas elegidas. Pensamos que por medio de este ejercicio se tiene la posibilidad de proponer una definición actualizada de paisaje que sea aplicable a las investigaciones geográficas de nuestro tiempo.
En la acuñación de los términos "Landschaft" y "paisaje" hacia el siglo XVI influyó una serie de nuevos intereses relacionados con la manera de concebir el territorio. Enumeremos seis de ellos: a) la exigencia de registro y medición exacta de propiedades, b) la invención de instrumentos más exactos para medir distancias, ángulos, alturas y áreas, c) el mejoramiento de técnicas y métodos topográficos, d) la edición de manuales para agrimensores, e) la creación del dibujo en perspectiva para representar tierras, y f) aparición de mapas catastrales. Estos seis intereses tendieron a dar mayor precisión a la delimitación de los espacios en Europa y en sus dominios. Las diferencias físicas, socioeconómicas y culturales de los ámbitos germánico y latino dieron lugar a la definición de términos disímiles que buscaban definir la misma abstracción de la realidad.
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