La identidad cultural batabanoense: una mirada desde las artes plásticas
Enviado por ileana V.Salgado
- Introducción
- Identidad: fenómeno complejo y diverso
- Batabanó: concepciones sobre patrimonio
- Consideraciones sobre artes plásticas: fotografía y pintura
- Conclusiones
- Bibliografía
"Se necesita un método (…) que permita una mayor participación y significación de la educación en el caudal cultural de la sociedad, a partir de una práctica enriquecedora que tenga como eje la identidad cultural"
Cruz María Frómeta
INTRODUCCIÓN
En esta monografía se esbozan los antecedentes del concepto identidad, y se sistematizan criterios en relación con el tema. Se definen los vínculos entre identidad y cultura y cómo se reflejan en un espacio geográfico local. Se muestran también concepciones sobre patrimonio y sus clasificaciones. Además se señalan los elementos fundamentales que definen la obra plástica (fotografía y pintura) que durante el siglo XX desarrollaron creadores batabanoenses.
1.1. Identidad: fenómeno complejo y diverso
El concepto de identidad ha sido objeto de enriquecimiento como fenómeno histórico-social, al ser tratado por concepciones filosóficas, sociológicas, psicológicas y culturológicas. No porque la identidad sea hoy un tema recurrente y se divulguen aproximaciones a la trascendencia de su significado, se agotan los argumentos acerca de su carácter, posibilidades de conceptuación e imbricaciones culturales.
"Del latín ÍDEM (el mismo, lo mismo), la palabra identidad comienza a emplearse hacia 1440". (Corominas, 1995: 330). Inicialmente, el concepto identidad fue concebido como una necesidad regional y nacional, condicionando la diversidad cultural, es decir, la riqueza del patrimonio común de la humanidad y a su vez, como una necesidad regional y nacional ya que la identidad presupone la identificación con un lugar y el sentimiento de pertenencia y orientación en él.
La identidad es un concepto lógico, una categoría filosófica "que expresa la igualdad de un objeto, de un fenómeno consigo mismo o la igualdad de varios objetos". (Rosental, 1981: 232). La identidad se contrapone, en cierto modo, a la variedad, y siempre supone un rasgo de permanencia e invariabilidad. Filósofos de la antigüedad como Parménides y Heráclito asumían posiciones divergentes con relación al tema. La Escuela Europea de Psicología Social y uno de sus principales representantes Henri Tajfel, introducen el denominado enfoque de la pertenencia y conciben la identidad social relacionándola con la pertenencia a un grupo. Norteamericanos como el psicoanalista Erik Erickson (iniciador de los estudios de identidad dentro de las Ciencias Sociales), desarrollaron diversas investigaciones que profetizaban la importancia que adquiriría el concepto en la actualidad.
El filósofo mexicano Leopoldo Zea, citado por Ubieta (1993:14), considera que "los latinoamericanos (…) se sienten obligados a definir una identidad cuya hechura depende del mismo proceso de la asimilación de las partes que lo componen". Es decir, esta tendencia en numerosas ocasiones, lejos de solucionar el problema, contribuye a agravarlo, pues se intenta definir algo que está en constante proceso de transformación y enriquecimiento.
A partir de estudios sobre identidad se ha logrado comprender el proceso de constitución de algunos de los estados americanos. "Toda identidad requiere de una otredad significante para expresar su razón de ser, siempre en el plano de las ideas (…). Diversidad es suma y valoración de datos empíricos con base en estructuras histórico- culturales profundas, de las que se escogen, adoptan y adaptan costumbres y modos de hacer a una especificidad de ser y pensar". (Vitori, 2000: 58).
En la contemporaneidad y en el contexto de América Latina, se pueden encontrar enfoques tan diversos que presuponen una interpretación de la identidad como fenómeno sociocultural construido y que pasan por el autorreconociemiento y la comprensión de sí mismo como elemento individual inserto en una dinámica social.
"Los procesos identitarios son hechos de comunicación entre entidades culturales diferentes y como tales antiquísimos". (García, 2002: 20). La propia autora considera que desde el Inca Garcilaso hasta el nuevo pensamiento indio, pasando por Mariátegui; desde Bolívar y Martí hasta el Che Guevara; considerando a Varona, a Vasconcelos, a Rodó, a Zea; tomando en cuenta a Uslar Pietri, Carpentier, Borges, Monterroso, Retamar; reconociendo las precisas perspectivas de Dos Santos, Vasconi, González Casanova, Ribeiro, García Canclini; asumiendo la dimensión científico- social que aportan hombres como Fernando Ortiz y que hoy se expresa en obras vitales como las de Bonfil Batalla, Díaz Polanco, Quijano; todo esto nos lleva al mismo terreno de debate sobre la identidad.
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