La Ley Natural, y los principios básicos de nuestras actividades mentales lógicas y emotivas
Enviado por Felix Larocca
En una de sus contribuciones más citadas a la teoría del psicoanálisis, S. Freud describió, lo que él designara: Los dos Principios Fundamentales de la Funciones Mentales.
Estos principios, los cuales forman la piedra angular de una parte enorme de su teoría, se conocen como:
- El Principio del Placer, y
- El Principio de la Realidad
Brevemente:
El Principio del Placer se refiere a la búsqueda desenfrenada de la satisfacción de nuestros goces instintivos, o no, mientras que,
El Principio de la Realidad se supedita a nuestros valores y sentimientos morales, evitando toda gratificación sensorial o intelectual, si ésta está en obvio conflicto con esos mismos valores.
En teoría, tanto como en la práctica, sería espurio esperar que los seres humanos estarían dispuestos a sacrificar el Placer inmediato, si este sacrificio no fuese debido a alguna razón de orden ético superior. He aquí donde se pueden encontrar los motivos para explicar el hecho aparente, de que en toda sociedad o grupo humano, existen principios sagrados y "leyes naturales", que tienen como propósito delinear los derechos y los deberes de todo miembro de cada agrupación.
Estas leyes humanas pueden ser tácitas o explícitas. Otros animales sociales las obedecen de manera sobrentendida.
Para poder asimilar el origen y la evolución de esos dos Principios fundamentales, uno tiene, primero, que trazar en sus orígenes, el desarrollo del Principio Moral (el cual, en algunos seres humanos, de complexión narcisista o antisocial; o es incompleto, o simplemente está atrofiado).
EL Principio Moral comienza su evolución a través de las interacciones que tienen lugar, y que se tramitan, entre la figura materna y el bebé.
En otras palabras, si un bebé aprende que su llanto es percibido como necesidad y que se le responde con alimento y con demostraciones de cariño, ese bebé desarrollará el principio de la emergencia de la Fe Básica; sistema éste que le ayudará a percibir su microcosmo como un sitio predecible, la figura materna, como una entidad de soporte, y su sitio en este mundo como algo deseado y sin riesgos inmediatos.
A medida que el bebé desarrolla las capacidades motóricas y de la comunicación, por vía de la palabra hablada; las fundaciones se van yaciendo, gradualmente, para comenzar a enseñarle el significado de las cosas que son permitidas y, también el de las cosas que le serán prohibidas.
La enseñanza y el aprendizaje a los que me refiero, estipulan el impartir al niño un entendimiento conciso y justo de lo que se le prohíbe, acoplado con una explicación convincente (amén que concisa) del por qué las cosas que nos son placenteras no son necesariamente las más deseables. Este entendimiento al que aquí me dirijo no puede ser logrado si el niño no goza del desarrollo previo de la Fe Básica.
Me gusta el sabor de la comida… por eso como y engordo…
Porque el inicio de este entrenamiento ocurre a una edad tan temprana, es importante que se tenga en cuenta que el niño, en esta etapa, aun carece de la sofisticación intelectual para hacer las abstracciones necesarias para poder asignarle valores éticos o estéticos a lo que así está aprendiendo. Por consecuencia, cuando falla, no puede ser acusado de haber sido por maldad.
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