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El impacto del cambio climático en la salud de los seres humanos (página 2)


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Ese esquema también provoca la reflexión de la importancia de separar los efectos del cambio climático en la salud en directos e indirectos, por ejemplo, las variaciones de temperatura tendrán repercusiones inmediatas en la salud, así como la concentración de gases en la atmósfera, pero en cambio esos mismos fenómenos desencadenarán procesos de transformación en el hábitat de gérmenes, vectores y microorganismos, así como en las condiciones de producción de alimentos y ciclo del agua, y serán éstos los que afectarán a la salud de los seres humanos. Del mismo modo, el aumento en el número, intensidad y distribución geográfica de eventos catastróficos, tales como huracanes, sequías, inundaciones, elevación del nivel del mar, etc., serán efectos directos del cambio climático y ellos a su vez serán las causas inmediatas de un aumento de la mortalidad, o de desplazamientos poblacionales, pero causas mediatas de afecciones a la salud, en la medida en que provocarán el aumento de roedores y vectores de enfermedades, los cuales serán, en último término los causantes de las enfermedades.

La complejidad explicitada anteriormente constituye una realidad que puede ser potencialmente beneficiosa, ya que aquellas enfermedades o aumento de la morbilidad que surjan de manera indirecta o en un tercer orden de causalidad a partir del cambio climático, pueden ser anticipadas y prevenidas de mejor manera y con más tiempo que las que aparecerán de manera inmediata.

Pero, nuevamente, el problema más agudo en el orden de la prevención, es que existe todavía una gran incertidumbre y falta de precisión científica en la elaboración de modelos, en la medición de magnitudes y en las proyecciones en el tiempo de las afecciones sanitarias. Así, por ejemplo, reconoce la OMS que:

  • El cambio climático afectará al perfil de mortalidad por exposición a temperaturas altas o bajas, pero no es posible cuantificar el efecto sobre la carga de morbilidad real,

  • En algunas regiones, el riesgo de diarrea estimado para el año 2030 es un 10% mayor que en ausencia de cambio climático.

  • Las estimaciones de los efectos sobre la malnutrición varían mucho de unas regiones a otras. Para el año 2030, los riesgos relativos en caso de emisiones no mitigadas, comparados con los de un escenario sin cambio climático, oscilan entre un incremento significativo en la región de Asia Sudoriental y un pequeño descenso en el Pacífico Occidental.

  • Se prevén cambios en diversas enfermedades infecciosas transmitidas por vectores, sobre todo en la malaria en regiones limítrofes con zonas actualmente endémicas. En éstas los cambios serán menos acentuados.[20]

Sin embargo de esa falta de certidumbre, no se niega que el cambio climático "puede estar ya afectando a la salud humana".

Ya no es motivo de discusión ni duda el efecto de la emisión de sustancias químicas halogenadas, como los gases clorofluorocarbonos (CFC) y de bromuro de metilo, en la destrucción de la capa de ozono estratosférica, al punto que –caso raro- todos los países del mundo decidieron la reducción de dicha emisión. Sin embargo de ese acuerdo, la recuperación de la capa de ozono requerirá mucho tiempo, durante el cual se seguirá sufriendo su déficit en el aumento de incidencia de cánceres de piel y la intensidad de las quemaduras solares, al menos durante la primera mitad del siglo XXI.

Afortunadamente la ciencia demostró la relación entre la disminución de la capa de ozono y el cáncer de piel y, luego de la aplicación de las medidas del Protocolo de Montreal y posteriormente las Enmiendas de Copenhague de 1992, en la práctica también se demostró esa incidencia con la disminución drástica de los casos del cáncer de piel.[21]

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Si bien el siguiente efecto está en proceso de verificación, se sospecha que la radiación ultravioleta altera la química molecular de la fotosíntesis tanto en la tierra como en el mar. De ser demostrado esto, se afectaría a la producción mundial de alimentos, lo que agudizaría la malnutrición y sus consecuencias en la salud.[22]

La complejidad del sistema ambiente-salud se puede ver en el gráfico siguiente, el cual ha sido elaborado a partir de uno publicado por la OMS (Figura 9.1 del texto citado), pero que únicamente contiene relaciones horizontales. Hemos incluido las relaciones verticales en el convencimiento de que los elementos contenidos en cada cuadro guardan relaciones también entre ellos. En la primera columna se pone al cambio climático como causante de variaciones en la organización económica, política e ideológica. Estos dos fenómenos provocan alteraciones en todos los factores de la producción y economía humana y en la salud (se ha incluido las relaciones mutuas entre todos esos factores, que no funcionan aislados); y la tercera columna sugiere y recomienda la necesidad de reacciones positivas para enfrentar la tragedia que se avecina.

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La OMS reconoce fundamentalmente 4 efectos del cambio climático sobre la salud:

  • Fallecimientos e ingresos hospitalarios relacionados con el calor y el frío,

  • Intoxicaciones alimentarias,

  • Cambios en la distribución de la malaria y la encefalitis

  • Cáncer de piel por el agotamiento del ozono estratosférico. (Pág. 21)

A pesar de la evidencia empírica que permite hacer esas afirmaciones, la OMS reconoce que una amplia incertidumbre acompaña a esas estimaciones.

A lo anterior hay que añadir las consecuencias en la mortalidad y morbilidad que serán causadas por las catástrofes meteorológicas, cuya mayor frecuencia e intensidad está reconocida como consecuencia del calentamiento global. Pero, obviamente, no se puede calcular de manera objetiva las cifras respectivas.

Todos los impactos esperados podrán ser mitigados mediante las medidas de adaptación[23]de las infraestructuras sanitarias, y modificaciones en el comportamiento de los seres humanos, lo cual tampoco puede ser objetivamente cuantificado. Entre esas medidas de mitigación y enfrentamiento pueden mencionarse las siguientes, a saber:

  • La restauración y mejora de las infraestructuras generales de salud pública,

  • La mejora en las condiciones sociales y materiales de vida,

  • Reducir las desigualdades dentro de las poblaciones y entre ellas, a fin de lograr una reducción sostenida de la vulnerabilidad a los cambios del medio ambiente mundial.

Infortunadamente las dos últimas medidas requieren una transformación radical de todo el sistema económico, político e ideológico mundial, lo cual parecería ser más difícil que revertir el mismo cambio climático.

Es muy importante considerar y valorar las capacidades de adaptación que tienen los seres humanos ante las adversidades, en este caso, ante los cambios climáticos y sus consecuencias en distintos órdenes de la vida; incluso para transformar los riesgos o amenazas en oportunidades de mejoramiento; así como la enorme e insospechada capacidad para crecerse ante las adversidades y desplegar toda su capacidad de solidaridad. Este enorme potencial debe ser valorado y protegido, para ello es de suma importancia que, incluso en la crisis económica mundial que estamos padeciendo, no se comprometa la capacidad de adaptación de los sistemas sanitarios, no se sacrifique la posibilidad de distribución justa de la riqueza y, fundamentalmente, no se ponga en riesgo la solidaridad de los seres humanos entre sí, esto último se puede producir exacerbando las diferencias y agudizando las contradicciones entre clases sociales, etnias, nacionalidades y la xenofobia.

Entre las medidas de adaptación más eficaces e importantes están las siguientes:

  • Mejoramiento y optimización de la nutrición de toda la población, especialmente de los grupos de riesgo: niños, mujeres y ancianos,

  • Poner a punto y mantener un alto grado de calidad, capacidad y modernidad a la infraestructura sanitaria de todo tipo: salud preventiva y curativa, aprovisionamiento de agua potable, disposición de desechos sólidos y aguas negras,

  • Mantener y fortalecer la inversión en la investigación climática y de salud,

  • Formación de toda la población en salud pública, auxilio inmediato, y desalojo,

  • Calidad, capacidad y eficacia de los sistemas y cuerpos de seguridad y defensa civil,

  • Investigación, modernización y mantenimiento de los sistemas de monitoreo y comunicación,

  • Mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.

  • Concientización en toda la población de la relación causal entre: crecimiento económico y del consumo ineficiente de bienes, servicios y suelo – aumento del consumo de energía – emisión de gases de efecto invernadero – cambio climático – deterioro de la salud – aumento de la morbilidad y de la mortalidad – inviabilidad de la supervivencia.

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    Un análisis de las medidas anteriores, crea dudas de que la sociedad actual esté en capacidad de ponerlas en práctica, fundamentalmente debido a dos razones:

    • La falta de compromiso de las clases dirigentes y políticas con el bienestar colectivo,

    • La falta de investigación científica y conocimiento objetivo del complejo sistema de causalidad y relación entre los distintos elementos del subsistema clima y del subsistma salud y de sus múltiples y variadas reaciones. Pero esa incertidumbre debe activar el "principio de precaución": la gestión de riesgos potencialmente graves incluso ante una incertidumbre científica.[24]

    Las deficiencias de conocimiento refuerzan y suministran pretextos para que las clases políticas y dirigentes se abstenga u opongan a poner en práctica las medidas de adaptación mencionadas anteriormente; con lo cual la vulnerabilidad de la población se hace casi inmanejable.

    La lamentable situación mencionada remite al planteamiento de dos soluciones:

    • El involucramiento del conjunto de la población en la toma de decisiones que atañen a su seguridad y supervivencia, dejando a la clase política la única función de ejecutores no dirimentes de aquellas,

    • Entre aquellas decisiones, la asignación de financiamiento suficiente para la investigación científica del cambio climático, de la optimización de la salud de los seres humanos y de la relación entre los dos fenómenos.

    Un esquema que grafica la relación sistémica entre los fenómenos citados, construido a partir de una figura propuesta por la OMS[25]se presenta a continuación:

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    De manera que, en síntesis, además de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (cuyos beneficios se apreciarán en el largo plazo), se deberá fortalecer la adaptación de la población a la evidente variabilidad del clima e incrementar la resistencia de la población a aquella; obviamente que las dos últimas medidas implican la concientización de la población sobre el peligro real existente y futuro y, aumentar las inversiones financieras en sistemas de monitoreo, vigilancia y, especialmente, investigación, de manera de reducir y, si fuese posible, eliminar las incertidumbres reales o interesadas.

    En los últimos años se ha instalado en las mentes de los gobernantes, planificadores y población en general la idea del "desarrollo sostenible", el cual supone que para solucionar los efectos catastróficos del cambio climático basta con aplicar medidas de reducción, reciclaje y reutilización y (las 3 R), pero, si bien aquello está muy bien, infortunadamente la situación actual ya demanda medidas más radicales, como un nuevo modelo económico y social, en el que, además de aquellas medidas, prime la redistribución de los beneficios de la riqueza en una escala planetaria, de manera de eliminar tanto el hambre y al miseria como el lujo y el despilfarro. Si la mayoría de la población mundial apenas tiene o no tiene ni siquiera lo mínimo para sobrevivir, ¿qué puede reducir en su consumo, qué puede reciclar o reutilizar? Se impone, por lo tanto, otro modelo económico y social de organización de la sociedad, el cual todavía está por inventarse.

    Las incompatibilidades del actual modelo económico y social se grafican en el siguiente esquema, transcrito de la fuente citada.[26]

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    La red básica de relaciones está compuesta por la deficiente organización económica, política, social e ideológica de los seres humanos, sus consecuencias en el medio ambiente, las enfermedades provocadas por ellas y, más como expectativas o recomendaciones que como realidades vigentes, la reacción racional mediante la adopción de medidas de adaptación e investigación científica.

    Las consecuencias del cambio climático en la salud humana, mencionadas a lo largo de este capítulo, se ratifican en el caso específico de España, según se declara en la siguiente cita:

    Las interacciones entre el cambio climático y la salud humana son múltiples y complejas. No obstante con un ánimo sintetizador podrían resumirse en: a) cambios en la morbi-mortalidad en relación con la temperatura; b) Efectos en salud relacionados con eventos meteorológicos extremos (tornados, tormentas, huracanes y precipitaciones extremas); c) Contaminación atmosférica y aumento de los efectos en salud asociados; d) Enfermedades transmitidas por alimentos y el agua y e) Enfermedades transmitidas por vectores infecciosos y por roedores (Patz et al. 2000).[27]

    En el caso específico español, los investigadores se preocupan por la vecindad con el continente africano, lo que hace posible la extensión geográfica de vectores ya establecidos o la importación de vectores sub-tropicales adaptados a sobrevivir en climas menos cálidos y más secos. Pero anotan que para que se establezcan áreas de endemia se necesitaría "la conjunción de otros factores, como el aflujo masivo y simultáneo de reservorios animales o humanos y el deterioro de las condiciones socio-sanitarias y de los servicios de Salud Pública". Las dos últimas circunstancias ya están presentes actualmente en ese país, por lo que la preocupación debe ser actual.

    El factor temperatura debe ser considerado en relación con la humedad relativa del aire (debido a que el agua tiene un índice de retención del calor más elevado que el aire) y de la dinámica de los vientos. Así, una misma temperatura puede ser más sofocante y provocar mayor sudoración y deshidratación si el aire es más seco y en ausencia de vientos. Una mayor humedad relativa del aire dificultará la sudoración del cuerpo humano y provocará mayor incomodidad. Prueba de ello es que los investigadores españoles indican que la temperatura máxima a partir de la cual se observa un aumento de la mortalidad, para el caso de la ciudad de Madrid es de 36,5ºC, mientras que para Sevilla es de 41ºC; 33,5ºC para Lisboa y 30,3ºC para Barcelona. Igual consideración hay que tener con el frío extremo.

    Los investigadores han encontrado que –en el verano del 2003- por cada grado que la temperatura máxima superó a la temperatura umbral indicada para Madrid, el incremento de mortalidad por enfermedades orgánicas, circulatorias y respiratorias en hombres y mujeres de entre 65 y 75 años de edad, estuvo entre un mínimo de 9,4% (enfermedades circulatorias, hombres 65-74 años) y un máximo de 34,1% (enfermedades circulatorias, mujeres mayores de 75 años).[28]

    En el caso del frío extremo, por cada grado que la temperatura máxima diaria no llega a los 6ºC el porcentaje de incremento de la mortalidad en la misma ciudad de Madrid estuvo entre un mínimo de 2,7% (enfermedades orgánicas, personas mayores de 75 años) y un máximo de 9,6% (enfermedades circulatorias, personas mayores de 75 años). (Op.Cit. Tabla 16.4)

    En lo que respecta a la contaminación atmosférica indican que en Francia, Suiza y Austria, "el 6% de la mortalidad y un número muy importante de nuevos casos de enfermedades respiratorias … puede ser atribuido a la contaminación atmosférica… y la mitad de ellos a la emitida por vehículos a motor… La contaminación atmosférica es responsable de 1,4% de todas las muertes en el mundo"[29]

    En un estudio realizado en los EEUU en 500.000 adultos en 151 áreas metropolitanas se encontró que un aumento de 10 ug/m3 en los niveles atmosféricos de partículas finas se asoció con un aumento de un 4%, 6% y 8% del riesgo de morir por todas las causas, por causas del aparato circulatorio y por cáncer de pulmón, respectivamente.[30]

    Otro grupo de riesgo es el de las madres en estado de gestación y los niños recién nacidos. Se informa que se ha identificado una relación entre la exposición a la contaminación atmosférica, el bajo peso al nacer, el retraso en el crecimiento intrauterino y el incremento de la mortalidad.

    Los efectos adversos provocados por el ozono (que se forma por la acción de la radiación ultravioleta del sol sobre el dióxido de nitrógeno, y que adquiere altas concentraciones en presencia de compuestos orgánicos volátiles, monóxido de carbono y metano) son la disminución de la función pulmonar, agravamiento del asma, aumento del riesgo de visitas a urgencias y de ingresos hospitalarios, y aumento del riesgo de muerte.

    A las actuales carencias de datos sustentados científicamente y de modelos de evaluación y predicción respecto de la relación entre el cambio climático y la salud, se añade la distancia temporal entre la ocurrencia de las variaciones climáticas y la aparición de las enfermedades, como ilustra el siguiente ejemplo ocurrido en California (EEUU) en 1984: a un exceso de lluvias y un invierno más cálido durante los meses de enero y febrero, siguió una sequía y altas temperaturas (que alcanzaron 30ºC) en julio, en que se produjo un brote de encefalitis de San Luis, asociado a una proliferación de mosquitos del género Culex. (Proyecto ECCE, Pág. 735)

    Es alarmante la proyección de las consecuencias del cambio climático en la salud, realizada para la ciudad de Lisboa (Dessai 2003):

    Según este trabajo el incremento de la tasa de mortalidad relacionada con calor habría sido de entre 5,4 y 6 por cada 100.000 habitantes en el periodo 1980-1998. Entre 5,8 y 15,1 para el horizonte de 2020 y de 7,3 a 35,6 para el de 2050. (Op.cit. Pág. 743)

    Para obtener esas conclusiones el estudio utilizó las predicciones de dos modelos climáticos regionales y diferentes hipótesis sobre aclimatación y evolución de la población. La diferencia indicada, de entre 6 y 35,6 es espeluznante.

    Como se ha indicado anteriormente, la elevación de la temperatura puede mejorar las condiciones de vida de los agentes vectores de enfermedades. En efecto, los mosquitos Anopheles responsables de la malaria, pasan por una metamorfosis de cuatro estadios, cuya duración se acorta de veinte días a 20ºC a solamente siete días a 31ºC. (Proyecto ECCE. Op.cit. Pág. 746). Similarmente, el período de incubación del virus del dengue es de 12 días a 30ºC y de solamente 7 días a 32-35ºC. "A 30ºC un ser humano con dengue debe infectar a 6 mosquitos para que se produzca un caso secundario, mientras que a 32-35ºC tan solo necesita infectar a 2 mosquitos para que eso se produzca, es decir, se multiplica por 3 veces la capacidad vectorial del mosquito (Rogers y Packer 1993)" (Op-Cit. Pág. 749)

    Los siguientes datos detallados demuestran la determinación de las características ambientales con la vida de los virus:

    Las condiciones climáticas idóneas para el desarrollo de este mosquito (Aedes albopictus, transmisor del dengue) son: más de 500 mm3 de precipitaciones anuales, más de 60 días de lluvia al año, temperatura media del mes frío superior a 0ºC, temperatura media del mes cálido superior a 20ºC y temperatura media anual superior a 11ºC. (IB. ídem)

    (El agente de la Leishmaniosis): Aumentos de la temperatura podrían acortar la maduración parasitaria dentro del vector (incrementándose el riesgo de transmisión), reducir el periodo de letargo invernal de los vectores, con el consiguiente aumento en el número de generaciones anuales, y cambiar su distribución geográfica, desplazándose las especies más peligrosas hacia la zona norte de la península, actualmente libre de la enfermedad. (Proyecto ECCE. Op.Cit. Pág. 751)

    En el mismo sentido se informa que es altamente probable que la distribución de la Leishmaniosis se amplíe hacia el norte como consecuencia del calentamiento global. Y que un leve cambio climático podría aumentar la población de garrapatas, extender el período estacional de transmisión y desplazarse la distribución hacia zonas más septentrionales. "La incidencia de encefalitis por garrapata en Suecia se ha incrementado sustancialmente… y los límites de la extensión de las garrapatas I.ricinus se han extendido más al norte, debido a un aumento de las temperatura". "En el sur de EEUU se desató una epidemia muy grave de hantavirus humana a principios de los años 90… la causa fue el cambio climático."

    INDICADORES PARA CONOCER LA VULNERABILIDAD

    • A las temperaturas extremas:

    Para identificar las zonas más vulnerables a los extremos de temperatura como a sus efectos en la salud, se debe considerar los siguientes indicadores, a saber:

    • Lugares donde se espera una mayor incidencia de los extremos de temperatura, tanto en frecuencia como en intensidad,

    • Puesto que el mayor impacto se produce en las personas mayores de 65 años, este es un indicador importante y, además, se conoce que en las ciudades el porcentaje de este grupo de edad es menor.

    • La adaptación al calor,

    • Los patrones socioeconómicos (la población con menores recursos económicos obviamente, es más vulnerable),

    • La calidad, capacidad y eficiencia de la infraestructura sanitaria, de prevención, control y de recuperación.

    B. A la Contaminación atmosférica:

    • Porcentaje de ancianos, enfermos de bronquitis crónica, asma, enfermedades cardiovasculares y diabetes; niños.

    • Personas que permanecen mayor tiempo a la intemperie,

    • Personas que realizan esfuerzos físicos intensos y prolongados,

    • Personas de niveles socioecómicos escasos: los que viven y trabajan en lugares contaminados son más susceptibles a las enfermedades, tienen alimentación deficitaria y las condiciones de su vivienda son también deficientes.

    C. A las enfermedades infecciosas:

    • Zonas o regiones que son el hábitat tradicional de los vectores transmisores de estas enfermedades,

    • Zonas o regiones vecinas a las anteriores, y que por el calentamiento global serían el área de extensión del hábitat de los vectores.

    • Zonas de destino de emigración de poblaciones o aves migratorias procedentes de las zonas de hábitat natural de los vectores,

    • Zonas con infraestrucutra sanitaria, de prevención, control y recuperación, deficitarias,

    • Zonas o regiones con deterioro de las condiciones socioeconómicas.

    MEDIDAS DE ADAPTACIÓN:

    Los indicadores de los tres tipos anteriores, lógicamente, también deben ser considerados para diseñar las políticas de adaptación. Lo que hay que hacer es convertir la situación negativa de cada indicador en positiva. Así, por ejemplo, si son las personas mayores de 65 años las más susceptibles de ser afectadas por los cambios climáticos y los extremos de temperatura, y los niños por la contaminación atmosférica, pues habrá que diseñar políticas de protección adicional o específica hacia esos grupos más vulnerables. Similarmente, habrá que fortalecer, modernizar y ampliar la capacidad de las infraestructuras sanitarias, así como profesionalizar a su personal médico, paramédico y administrativo y modernizar los sistemas de comunicación.

    Además, que queda por demás claro que las situaciones de cada zona, región y país son específicas, tanto de condiciones ambientales como de los cambios que se producirán como consecuencia del calentamiento global y, en consecuencia, las necesarias medidas de adaptación, también serán singulares a cada caso. En el presente trabajo lo que se pretende y puede lograr es destacar las características generales y globales. Entre estas consideraciones globales está la necesidad de una planificación urbana que controle el uso y la ocupación del suelo de manera de mitigar los efectos de la isla de calor, de incentivar y favorecer el diseño y la construcción de edificios bioclimáticos e inteligentes en el uso y la conservación de la energía y en asegurar condiciones óptimas de habitabilidad.

    Es de extremada importancia el dato de que el Plan de Philadelphia ha establecido que los costes de las medidas de adaptación son de unos 250,000 dólares anuales, pero los beneficios en mortalidad evitada son de 117 millones de dólares por año. (Kalkstein, 2002. Citado en Evaluación Preliminar de los Impactos en España por Efecto del Cambio Climático. Proyecto ECCE. Informe Final. Pág. 757).

    También, y en mayor medida, es importante el dato de que si se adoptasen medidas de control de las emisiones de partículas, en el corto plazo, es decir antes de que dicho control tuviese efectos en la reducción del calentamiento global, se produciría una reducción de 700.000 muertes anuales entre los años 2000 y 2020; y 65.000 muertes en las ciudades de Santiago de Chile, Sao Paulo, México y Nueva York. (Ib. ídem)

    No obstante todo lo anterior, y más bien para reforzar y apuntalar las afirmaciones emitidas, queda establecido que existen incertidumbres debidas a la necesidad de una mayor investigación científica de todos los indicadores y parámetros citados, lo cual no invalida en absoluto las conclusiones expresadas.

    Los resultados de estudios realizados en Lisboa y Madrid respecto de la relación entre la mortalidad diaria y las variables meteorológicas revelan que hay un efecto desencadenante en la mortalidad cuando la temperatura máxima diaria excede el umbral de 34ºC en Lisboa y 36ºC en Madrid.[31]

    Es interesante conocer que el comportamiento de las masas de aire tiene efectos determinantes en la temperatura media diaria, ya que –como indican los investigadores citados- el origen de las masas de aire cálido y seco que generalmente producen días cálidos en Lisboa y Madrid se localiza en el norte de África; pero que sin embargo, mientras la temperatura máxima en Madrid requiere que el aire sople directamente desde el sur para que transporte el calor desde el sur de España y el norte de África, la temperatura máxima de Lisboa ocurre cuando el aire del norte africano fluye sobre la meseta central de la Península Ibérica, que ha sido previamente calentada.

    Reiterativamente, los resultados de estudios de múltiples investigadores citados por los autores concuerdan en dos aspectos básicos: a) los impactos del calor ocurren en un muy corto plazo, y el incremento de mortalidad se produce luego de 1 a 3 días de la ola de calor y, b) las personas mayores de 65 años son las más sensibles a los episodios de extremo calor.

    El comportamiento de la temperatura sobre la mayoría de los continentes (en los que el incremento es más agudo que en los océanos) es asimétrico, con tendencias de temperatura mínima durante la noche de mayor magnitud que aquellas de máxima temperatura en el día. Los resultados de un proyecto Pan Europeo (European Climate Assessment, ECA) muestran evidencia de cambios en la frecuencia de temperaturas extremas durante la segunda parte del siglo XX; y, para la Península Ibérica confirman un incremento más intenso de la temperatura mínima y un menor pero importante incremento de la máxima.[32]

    Además, la concentración de la población en grandes áreas urbanas, con su efecto de isla de calor, es probable que incremente el impacto del aumento de la temperatura.

    Las conclusiones de la investigación citada de R. García-Herrera sobre las temperaturas extremas en la Península Ibérica y sus impactos en la salud, indican que los porcentajes de incremento de la mortalidad por cada 1ºC de aumento de la temperatura sobre los umbrales establecidos de temperatura (36,4ºC para Madrid y 33,6ºC para Lisboa) son, para Madrid 15,9% en hombres y 27,6% en mujeres y 21,5% en los dos géneros; y para Lisboa en hombres 21,7% en mujeres 40,9% y en los dos géneros 31,3%.[33]

    La razón del mayor porcentaje de defunciones de mujeres, especialmente impresionante en el caso de Lisboa, los investigadores atribuyen a razones demográficas, específicamente a la mayor expectativa de vida de las mujeres, y a que las mujeres mayores de 65 años son más susceptibles a patologías asociadas con temperaturas extremas. (Op.cit. Pág. 117)

    Es extraño pero importante considerar que, según los investigadores citados, el uso de variables meteorológicas adicionales, tales como la temperatura mínima, la diferencia entre mínima y máxima y la humedad relativa no añaden más información al análisis sobre la relación temperatura-mortalidad. Pero sí se reconoce como importante considerar la capacidad de las respectivas poblaciones para acomodarse a las condiciones locales específicas, esto es, la adaptación que se mencionaba anteriormente. Pero, tratándose de personas mayores de 65 años, también se menciona la deficiencia de sus mecanismos de aclimatación termal; y que este indicador se demuestra porque los impactos son mayores en los primeros días de extremo calor que en los subsiguientes.

    Las conclusiones del estudio son, básicamente, las siguientes:

    • Las características biológicas de las personas de las dos ciudades no son especialmente significativas en los resultados,

    • La temperatura máxima es la variable más relevante, la temperatura mínima juega un rol secundario. Cuando la temperatura máxima sobrepasa un cierto umbral, el impacto en la mortalidad se incrementa dramáticamente.

    • Este efecto puede asociarase con fallas en los mecanismos de adaptación.

    • Este impacto se extiende hasta 3 días después de la ocurrrencia del evento de extremo calor, mientras que el máximo efecto se observa el día inmediantamente posterior al evento.

    • Aunque los factores locales no modifican el comportamiento básico, sí influyen en el valor del umbral de temperatura, el cual es altamente dependiente de la localización y climatología.

    • La diferente magnitud de los impactos en distintas ciudades revela la alta dependencia de los mismos en variables locales, tales como la distribución de la temperatura y el peso demográfico de las muejres mayores.

    • Las condiciones específicas de climatología, así como las socioeconómicas y demográficas explican las diferencias en los umbrales de desencadenamiento de los impactos, que pueden ser tan extremas como 27ºC en Turquía y 40ºC en Malta.

    • La importancia de la temperatura mínima y la humedad relativa muestran gran variablidad según los países y regiones.

    • Sobre la base del conocimiento del umbral pasado el cual se producen los incrementos de mortalidad, y del lapso de mayor impacto de aquellos, deben ser activadas las operaciones estatales de prevención y protección. (R. García-Herrera Op.cit. Pág. 122).

    Los investigadores advierten que el interés en los eventos de extremo calor en la Península Ibérica es creciente debido a dos factores: a) En las décadas recientes se han elevado las temperaturas promedio, máxima y mínima, b) la mayoría de los estudios recientes sobre cambio climático sugieren un incremento de los eventos de extremado calor diario en la región del Mediterráneo. Y que los resultados del cambo climático deben ser analizados siempre con cuidado extremo debido a las incertidumbres involucradas.

    Sin embargo, el Tercer Informe de Evaluación del Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC, 2001) claramente establece que actualmente es ampliamente aceptado que el promedio de la temperatura global se incrementará en los próximos cien años entre 1,4ºC y 5,8ºC, dependiendo de la emisión de los gases de efecto invernadero y de los escenarios socioeconómicos. Y que también hay un consenso generalizado en que ese incremento será más alto sobre los continentes que sobre los océanos.

    Para el caso de la región del Mediterráneo, los investigadores anotan que las temperaturas se elevarán más en el verano que en el invierno, incrementando el ciclo de amplitud interestacional. Es preocupante que, por ejemplo, la temperatura del verano en Lisboa se incrementará de 28ºC a 34ºC, y la frecuencia de días de calor (días con temperaturas mayores a 35ºC) aumentará de los actuales 5 a 50 por año; y por supuesto, bajo todos los escenarios y supuestos, se incrementará la mortalidad debida a esos fenómenos, aunque la aclimatación podría reducir la tragedia.

    Sin embargo de las cifras altamente preocupantes aportadas, los investigadores se muestran optimistas al indicar que el pronóstico de máximas temperaturas no es suficiente para obtener valoraciones realistas del impacto de las temperaturas extremas en la salud humana en escenarios climáticos futuros, lo cual requerirá tener en cuenta los siguientes factores:

    • La distribución de las temperaturas extremas, ya que ellas determinan el umbral del efecto de activación y la magnitud del impacto,

    • Los escenarios económicos, que permiten inferir el uso de equipos domésticos, tales como aire acondicionado. (Pero este también depende de los incrementos de los precios de los aparatos y de la energía, y de la cantidad de población que puede pagarlos. NdelA),

    • Los escenarios demográficos, especialmente la proporción de mujeres mayores a 65 años. (Es conocido que la población de algunas regiones va envejeciendo, y que es mayor la mortalidad masculina que la femenina, lo que reduce la expectativa positiva de este factor. NdelA),

    • Las condiciones meteorológicas locales comparada con los patrones sinópticos, para obtener esquemas reales de reducción de escala,

    • La mitigación que se produciría debida a mecanismos de aclimatación, relacionados mayormente a la velocidad del cambio climático.

    Pero, nuevamente, los investigadores vuelven a matizar sus propias expectativas optimistas, al advertir que "a pesar de las grandes incertidumbres involucradas a lo largo del complejo proceso de construcción de escenarios climáticos, ellas deben ser consideradas seriamente por las autoridades de salud, puesto que en cualquier caso constituirán un creciente problema de salud pública".[34] En el mismo sentido, otros investigadores advierten que "El reconocimiento del riesgo a nivel oficial es fundamental. Hay que estar vigilantes al problema y no desdeñar el riesgo…"[35]

    Entre las recomendaciones mencionan la colección metódica de datos climáticos y de estadísticas de enfermedades infecciosas, para poder implementar precozmente, en casos de alerta, campañas de Salud Pública que disminuyan la vulnerabilidad de la población, vacunaciones, control de los vectores y tratamiento de las aguas. (Ib. ídem)

    Todo lo anterior en lo referente al factor temperatura; ahora bien, en lo referente a la contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud humana, se debe considerar no solamente los efectos indirectos y mediatos como consecuencia de cambio climático que provocan los gases de efecto invernadero y los fenómenos meteorológicos consecuentes, sino también los efectos inmediatos de la presencia de micropartículas en el ámbito de respiración de las personas. En efecto, la OMS ha difundido que la contaminación ambiental debida a partículas es responsable del 1,4% de todas las muertes en el mundo.[36] Las fuentes principales de contaminantes atmosféricos son los vehículos cuyo energía proviene de combustibles fósiles, procesos industriales, humo del tabaco, estufas y cocinas de gas y combustiones en el interior de los espacios.

    Entre las medidas de adaptación para minimizar el impacto del cambio climático en la salud, los investigadores anotan las siguientes:

    • Establecer un sistema de vigilancia de la situación atmosférica, incluyendo meteorología, polenes y esporas, y su impacto en la salud,

    • Medidas legislativas que establezcan estándares y objetivos de calidad del aire,

    • Disminución de emisiones de gases contaminantes: nuevas estrategias en los sectores de mayor consumo de combustibles fósiles, tales como el transporte, la industria, la vida en las ciudades y la vivienda. Campaña masiva y permanente entre la población para un uso eficiente de la energía. Inversión en la investigación para el abaratamiento de la producción masiva de energías renovables,

    • Acciones para evitar los incendios forestales,

    • Campañas masivas y permanentes, entre la población, de educación para la salud y promoción de hábitos respetuosos con el medio ambiente. (Ib.Ídem)

    En otro orden de preocupaciones, es importantísimo considerar no solamente los impactos globales del cambio climático en la salud, sino también aquellos que al afectar a reducidos segmentos de población o regiones específicas del mundo, atraen menor preocupación e, infortunadamente, atención y auxilio de los organismos nacionales y mundiales.

    Este es el caso, por ejemplo, de los habitantes de la Isla Vaigach, los Nenets. Son personas cuyas tradiciones e identidad cultural están estrechamente relacionadas con la naturaleza, de manera que cualquier cambio traerá consecuencias para la sociedad de diferentes maneras. Ellos dependen en un alto grado para su supervivencia en la caza, pesca y cría de renos. Aquí, el cambio climático ha provocado varios riesgos a la salud de las poblaciones indígenas y endémicas. Algunos de ellos son causados por la propagación hacia el norte de infecciones propias de las regiones sureñas; mientras que otros se relacionan con deformaciones del permafrost que ocasionan deterioros en la infraestructura y los equipamientos sanitarios. Se advierte que la disminución del espesor del hielo y el aumento de problemas en la actividad pesquera pueden conducir a un incremento en la incidencia de lesiones entre las poblaciones del norte. Actualmente la tasa de mortalidad entre estos grupos excede de manera significativa la de la Federación Rusa.[37] Los inviernos son más fríos y más largos, y los veranos son más fríos y más cortos.

    Pero, a pesar de que la investigación revela un descendimiento del nivel de vida en la isla, la mayoría de la población indica que no planea emigrar, debido a que su identidad cultural es muy importante para su bienestar general, y la isla contiene muchos sitios sagrados para su cultura.

    "El tiempo está manejado por los espíritus. La niebla, el viento, la lluvia, son las formas de manifestación de las relaciones de los espíritus con las acciones y con el comportamiento de la gente"

    Sin embargo, los investigadores indican que entre las mujeres se ha observado un pronunciado deseo de emigrar.

    Los investigadores anotan una consideración muy importante respecto del cambio climático:

    Debe tenerse en cuenta que la experiencia personal de la temperatura del aire depende no solamente de la temperatura en sí misma, sino también de la combinación de temperatura, humedad y velocidad del viento. Por ejemplo, una temperatura de 0ºC experimentada a una velocidad del viento de 5 metros por segundo corresponde a una temperatura de -5ºC sin viento. De manera que la impresión subjetiva del cambio climático debe ser tomada en cuenta, como una característica importante de la comodidad medioambiental de los seres humanos de un determinado territorio. (Alexander N. Davydov. Op.cit. Pág. 5. Traducción propia)

    En concordancia con aquella consideración, el clima y los eventos del tiempo, además de los factores naturales objetivos, dependen del comportamiento humano y, como este caso demuestra, de la específica ideología de las personas.

    La mayoría de enfermedades infecciosas emergentes (o re emergentes) (incluidas las enfermedades transmitidas por vectores) se deben parcialmente a cambios en el tráfico microbiano, por ejemplo, la introducción de patógenos desde la fauna en población humana en situación de riesgo.

    Cambios en la transmisión de enfermedades por vectores (como mosquitos) pueden surgir de nuevos reservorios de vectores en diferentes hábitats, por el cambio climático y determinantes medio ambientales que ameritan futura investigación.

    Estos procesos pueden depender de factores ecológicos o medio ambientales, pero la propagación de las enfermedades también es facilitada por la variabilidad y el cambio climático, la migración de la población, los efectos de las altas densidades poblacionales, los niveles sanitarios y/o fallas en los sistemas de salud pública. Hasta ahora, el incremento en la ocurrencia de muchas enfermedades infecciosas refleja el efecto concurrente de los cambios climáticos y medioambientales, el incremento de población, y los cambios económicos, sociales y tecnológicos.

    Los investigadores afirman que los últimos 25 años se ha producido una explosión de enfermedades relacionadas con el medio ambiente. Para las enfermedades infecciosas, esto incluye aumento en la prevalencia, incidencia y distribución geográfica a través de amplios rangos taxonómicos, relacionados a los cambios medioambientales y climáticos y cambios en las prácticas de uso del suelo.

    Los efectos directos en la salud producto de la variabilidad y cambio climático incluyen: a) cambios en la mortalidad y morbilidad como consecuencia de olas de calor y presión térmica; b) dolencias respiratorias asociada con concentraciones modificadas de partículas y aeroalergénicos y, c) consecuencias en la salud por eventos climáticos extremos, incluyendo tempestades, inundaciones y vendavales.

    Loe efectos indirectos en la salud surgen por perturbaciones de sistemas ecológicos más complejos, e incluyen:

    • Cambios en la ecología, ámbito y actividad de los vectores y enfermedades asociadas (por ejemplo, malaria, virus del Nilo Oeste, Fiebre del Valle del Rift, gripe aviar, dengue y otras);

    • Cambios en el medio ambiente de enfermedades transmitidas por el agua y patógenos (P.ej: infecciones gastrointestinales, cólera y otras);

    • Cambios en los límites de la capa atmosférica y transmisión de enfermedades por el aire (P.ej: meningitis, dolencias respiratorias y otras);

    • Cambios en las prácticas agrícolas locales y regionales y disponibilidad de alimentos, que pueden producir malnutrición y carencia de agua fresca.

    La salud pública también puede ser afectada por movimientos masivos de población a lo largo de regiones costeras estrechas, y por conflictos regionales provocados por la escasez de alimentos y de agua fresca.

    Algunas enfermedades ya han extendido su ámbito endémico, tales como leishmanisis en el sur de Europa y en el Magrhreb.

    El cambio climático puede facilitar la extensión del hábitat del flebótomo (dípteros hematófagos cuya picadura transmite la leishmaniasis) hacia el norte, mientras que la ecología y geografía de las especies de garrapatas responsables de la transmisión de la enfermedad de Lyme puede cambiar profundamente.

    Entre las complejidades del tema de la relación entre el cambio climático y la salud humana están las siguientes: la evolución y variación de las actividades económicas y de la industrialización; la natural dinámica entre los subsistemas naturales y en el interior de cada uno; las diferencias en la sensibilidad interna de cada sistema de enfermedad[38]y en la vulnerabilidad de las poblaciones. Las diferencias en la vulnerabilidad de las poblaciones pueden deberse a la heterogeneidad de la cultura de cada una, a las relaciones sociales (de indiferencia mutua o solidaridad) y a los comportamientos también diferentes, etc. Los investigadores citados consideran que las incertidumbres multicausales y no lineales y simplistas se deben a la naturaleza estocástica[39]de los sistemas biofísicos.[40]

    En el caso específico de la investigación citada, las conclusiones de los autores son, entre otras, las siguientes:

    El cambio y la variabilidad climática, los riesgos medioambientales y la salud pública, todos ellos están asociados. En el caso de la potencial epidemia RVF, se encuentran presentes los mecanismos que vinculan la variabilidad de las precipitaciones (y sus tendencias), la densidad y agresividad de los vectores y la vulnerabilidad de los huéspedes. (Alexander N. Davydov. Op.cit. Pág. 5)

    La relación entre los indicadores es tan objetiva y determinada que, tras una observación en tiempo real mediante satélite de la presencia de los mismos en un área determinada, los investigadores indican que:

    Los riesgos socio-económicos pueden reducirse y mitigarse, sobre la base de una evaluación estadística de las proyecciones de las precipitaciones estacionales, que pueden ser evaluadas unos pocos meses antes de la estación lluviosa y subsecuentemente actualizadas. (Alexander N. Davydov. Op.cit. Pág. 6)

    Sin embargo de que los efectos precisos del cambio climático en la capacidad de los vectores, la duración de los períodos de incubación extrínseca, la supervivencia de los vectores, los huéspedes intermedios, los reservorios y los ciclos de transmisión de los parásitos en general permanecen pobremente comprendidas para las enfermedades parasitarias, los investigadores reconocen que:

    El impacto del cambio climático ha sido estimado en 150.000 muertes y la pérdida de 5 millones de años de vida ajustados por discapacidad, en los últimos 30 años, y se anticipa que el incremento de las temperaturas y fluctuaciones más grandes de las precipitaciones dispararán alteraciones en los sistemas físicos y biológicos, introduciendo cambios en la distribución espacio-temporal de los vectores de enfermedad y de los huéspedes intermedios.[41]

    El cambio climático también puede resultar en el aumento del número de riesgos para la salud debidos a los trastornos demográficos provocados por el aumento del flujo de refugiados ambientales; además de que eleva el riesgo de la supervivencia de los pobres, y dificulta aún mas el acceso de los mismos a los servicios de salud.

    La pérdida de biodiversidad debida a la expansión de la agricultura y de la urbanización, y otros tipos de transformación de los eco-sistemas naturales por el ser humano, así como la creación de nuevos sitios de transmisión, han sido asociados al incremento de enfermedades transmitidas por vectores.

    Un incremento alarmante de la filariasis linfática o elefantiasis en las áreas urbanas ha sido asociado con la presencia de aguas servidas estancadas, o sea en aquellas áreas periféricas desprovistas de la red de alcantarillado; con malas condiciones de vivienda, o con el desarrollo de proyectos de aprovisionamiento de agua. Son bien conocidos los riesgos de esquistosomiasis en proyectos hidroeléctrico o de regadío. Entre ellos uno de los más conocidos es la presa Tres Gargantas, en la China, que cambió la hidrología y ecología local y aguas abajo y produjo un incremento en la transmisión de Schistosoma japonicum.[42]

    Es muy importante tener en cuenta que las sustancias contaminantes (entre las que se pueden contar aquellas producidas por la misma naturaleza sin intervención humana, las que son producidas o diseminadas por la acción humana, las nanopartículas y las patógenas) tienen efectos en la salud humana, tanto directamente por ellas mismas, como luego de reaccionar con otras sustancias u organismos.

    En la medida en que las afecciones a la salud provocadas por los cambios medioambientales globales y regionales pueden ser generados por agentes patógenos asociados con el suelo, aire, agua y los residuos químicos y microbiológicos en los alimentos; deben ser estudiados cada uno de esos componentes del problema: el sistema medio ambiente, con sus subsistemas: seres humanos, suelo, agua, atmósfera, fauna, flora; y las interrelaciones entre todos ellos. Un estudio muy complejo y que apenas empieza a ser afrontado.

    Ahora bien, el ser humano en sus características de vida, supervivencia y reproducción es un producto de ese medio ambiente, el problema surge cuando las actividades de las personas modifican o, incluso, transforman las características del medio natural; actividades tales como el transporte, los procesos industriales que involucran la extracción, procesamiento, consumo y disposición de recursos naturales, la agricultura y el manejo de los desechos.

    Durante mucho tiempo los temas del comportamiento y los cambios del medio ambiente y las afectaciones a la salud humana, han sido tratados de manera separada. La visión parcial y fragmentada de la realidad hacía que incluso no se pensara que las actividades del ser humano podían siquiera afectar de ninguna mínima manera a algo tan inmenso como la naturaleza. De manera que, ante las evidencias surgidas en los últimos años, todo un método y proceso de pensamiento milenario tuvo que cambiar, aunque todavía con resistencias, espontáneas o interesadas. Se podría sugerir que la gravedad de la crisis en la relación entre los seres humanos y su entorno ha provocado un cambio de pensamiento tan importante y trascendente como la segunda revolución jónica, del siglo VI antes de Jesucristo, que puso a la experimentación como componente básico del conocimiento.

    Se sugiere que para que el ser humano comprenda esa múltiple interrelación, el primer paso es "Desarrollar un mejor conocimiento de la funcionalidad de la biosfera y nuestras conexiones con ella"[43]

    Finalmente, la manera en que las poblaciones expuestas respondan a estos efectos en el tiempo corto y largo, dependerá tanto del grado de exposición como de factores específicos de los grupos en el interior de ellas, tales como los niveles socio-económicos y nutricionales, la edad, género, y comportamientos de adaptación a las nuevas circunstancias.

    Un ejemplo de la complejidad y concurrencia múltiple de los variados elementos componentes del sistema de articulación entre medio ambiente y salud humana, se expresa en el siguiente gráfico[44]que muestra el alcance de un Programa de Articulación entre el Medio ambiente y la Salud Humana (EHH) y la naturaleza múltiple de la investigación.

    edu.red

    Tal como indica el texto que acompaña a la figura, los retos futuros de la investigación se muestran en la intersección de los círculos internos, o sea en las relaciones entre partículas, químicos y patógenos; que incluyen toxinas biogénicas provenientes de cianobacterias y algas, recubrimientos nocivos de partículas de origen microbiano, e indicaciones de que la compleja etiología de la diabetes tipo 1 puede implicar tanto la infección viral como la exposición química ambiental.

    Las principales áreas de interés de la investigación futura de la articulación entre medioambiente y salud humana, del Programa mencionado, son las siguientes, que dan una idea de los vacíos existentes en el conocimiento actual del problema:

    • El transporte y la dinámica de los micro-organismos que afectan a la salud humana en el ambiente natural.

    • Tecnologías que ofrecen nuevas capacidades para establecer y predecir el impacto del medioambiente en la salud humana. Entre ellas, las que pueden ayudar a la comprensión del impacto de la nanotecnología y las nanopartículas en la salud humana.

    • Factores sociales, económicos y de comportamiento en la génesis e impacto de los riesgos medioambientales en la salud. Entre ellos, la manera en que la organización económica y comercial, y los cambios poblacionales y de la urbanización, influyen en la exposición de los seres humanos a los peligros y riesgos medioambientales.

    • Respecto de las especificidades y diferencias entre los seres humanos, los retos de la investigación son, entre otros, el conocer el rol que cumplen factores tales como la posicion socio-económica, la edad, género y cultura en los comportamientos ante los riesgos medioambientales a la salud. Y conocer la importancia que tienen la edad, cultura, posición social, discapacidad y enfermedad en la resiliencia y capacidad de adaptación ante dichos riesgos.

    El hecho de que el tema del presente trabajo tiene un incipiente desarrollo investigativo es, nuevamente, enfatizado por las conclusiones de los investigadores citados:

    Furthermore, we are only beginning to appreciate the possible impact of changes in the climate and global environment on ecosystems and health.[45]

    Recomendaciones

    Las dos principales estrategias para gestionar y reducir los riesgos del cambio medioambiental son la mitigación y adaptación; la primera busca reducir la presencia y potencia de los factores de riesgo anticipados, siempre que estos sean conocidos; mientras que la última acepta que algún grado de cambio medioambiental es inevitable y busca limitar su impacto negativo mediante la concientización e inversión en la preparación.

    5.1. MEDIDAS DETERMINANTES DE TRANSFORMACIÓN:

    • Cambiar el modelo de desarrollo económico y de organización de la sociedad de manera de eliminar el consumo desmedido y derrochador de bienes, servicios e información por parte de las clases más favorecidas. De esta manera se reducirá de manera significativa el consumo de energía.

    • Cambiar el modelo de asentamiento de los seres humanos en aglomeraciones urbanas dispersas y de baja densidad.

    • Limitar el crecimiento demográfico mediante la difusión global de la educación y el pleno empleo de la población económicamente activa.

    • Redistribuir de manera justa la riqueza en toda la población mundial.

    5.2. MEDIDAS DE MITIGACIÓN DE LAS CAUSAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO:

    • Fortalecer el financiamiento para la investigación de la creación y abaratamiento de tecnologías alternativas de producción de energía, cuya generación no sea contaminantes y sus materias primas y residuos puedan ser reciclados.

    • Reducir paulatinamente la generación de energía mediante la quema de combustibles fósiles y, en general, reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

    • Fortalecer el financiamiento para la investigación de la elevación de la productividad agrícola y ganadera sin la introducción de semillas transgénicas ni productos químicos extraños al medio; de manera de limitar el cambio de uso del suelo y la deforestación.

    • Cambiar el modelo de nutrición basado en productos agrícolas y ganaderos cuya produccion es altamente emisora de metano.

    5.3. MEDIDAS DE MITIGACIÓN DE LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE LA SALUD

    • Mejorar el equilibrio nutricional de toda la población, especialmente de los grupos de riesgo: niños, mujeres en estado de gestación y ancianos (especialmente mujeres mayores de 65 años).

    • Lograr el pleno empleo de la población económicamente activa y mejorar los niveles salariales, de manera de que pueda acceder a óptimos niveles de nutrición, condiciones ambientales mínimas en sus viviendas y acceso gratuito y universal a los servicios y equipamientos de salud.

    • Fortalecer el financiamiento para la investigación de la creación y abaratamiento de tecnologías de diseño y construcción de edificios que produzcan en su interior ambientes térmicos confortables y produzcan y conserven su energía de manera eficiente.

    • Construir, ampliar, modernizar y mantener las redes de infraestructura sanitaria y de procesamiento de desechos de manera que cubran a la totalidad de los asentamientos humanos y eliminen los focos y reservorios de vectores de enfermedades infecciosas.

    • Fortalecer el financiamiento para la investigación de la formulación de modelos matemáticos y estadísticos que incorporen todos los indicadores del sistema de relación entre el cambio climático y la salud; que incluya indicadores de la distribución geográfica de cada enfermedad y de las condiciones climáticas respectivas, así como de las infraestructuras sanitarias, las características socio económicas y de comportamiento de la población, etc. Con esos modelos se podrá conocer cómo se comportará el sistema ante la variación de sus indicadores.

    5.4. MEDIDAS DE ADAPTACIÓN PARA LIMITAR EL IMPACTO NEGATIVO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA SALUD

    • Fortalecer el financiamiento para la investigación de las tecnologías y medidas de adaptación y adaptabilidad de los seres humanos a las nuevas condiciones ambientales.

    • Modernizar los sistema y procesos de recolección, registro y procesamiento de los datos epidemiológicos, de morbilidad y mortalidad.

    • Difundir entre toda la población la información científica y práctica para prevenir y adaptar los comportamientos ante las amenazas y riesgos que comporta el cambio climático para la salud individual y familiar; así como los comportamientos que deben adoptar ante la presencia eventos meteorológicos o epidemiológicos extremos.

    • Capacitar a todo el personal médico, paramédico y de servicio para una actuación eficiente tanto cotidiana como emergente, ante el cambio climático y sus distintos efectos directos e indirectos sobre la salud.

    • Crear o fortalecer, modernizar y equipar cuerpos especializados de defensa civil ante los efectos del cambio climático sobre la salud, con acciones permanentes y sostenidas de monitoreo, vigilancia, comunicación, movilización y auxilio inmediato y sostenido.

    • Campañas periódicas de prevención y vacunación global de la población y especialmente de los grupos de riesgo; ante el incremento de los riesgos de efermedad y epidemia provocados por cambios en los vectores de enfermedades.

    Conclusiones

    Creemos que ha quedado demostrado que el cambio climático afecta a la salud humana directa e indirectamente mediante mecanismos tales como temperaturas extremas, contaminación del aire y del agua, incremento de las sustancias alergénicas, eventos climáticos extremos, elevación del nivel del mar, y alteración de los patrones de vectores de enfermedades infecciosas[46]Entre los efectos perjudiciales que el cambio climático produce de manera indirecta sobre la salud humana están su potencial para alterar el desarrollo humano normal por la malnutrición debida a la disminución de los suministros de alimentos y la exposición de éstos a un uso incrementado de pesticidas y floraciones de algas nocivas. Por supuesto que todos los efectos impactan sobre todo en los grupos más vulnerables, tales como los niños, ancianos, enfermos y pobres.

    Otros grupos cuyo riesgo de ser afectados por el cambio climático se incrementará son las personas que viven solas o en ambientes urbanos deteriorados por carecer de infraestructura, tener ya el aire contaminado o estar inmersos en la isla de calor que hace que las ciudades sean relativamente más cálidas que las áreas rurales vecinas.

    Es más que vidente que si actualmente la mayoría de áreas urbanizadas del mundo, o sea la mayor cantidad de población mundial, vive en estado de deterioro y vulnerabilidad permanente por múltiples factores, tales como carecer de infraestructura de distribución de agua potable y disposición de desechos y aguas servidas completa y eficiente, aire permanentemente contaminado, suelo inestable junto a quebradas y esteros, carentes de equipamiento sanitario de prevención y curación, sin comunicación con los centros de auxilio y gestión, etc., todo lo cual los hace vulnerables ante las más mínimas amenazas tales como el aumento de la frecuencia o intensidad de las lluvias; esa vulnerabilidad aumentará a niveles de tragedia y desaparición física ante los eventos extremos y súbitos (lluvias intensas y prolongadas, tornados, sequías, inundaciones y contaminación por liberación de aguas servidas y químicas, etc.) –y los de impacto retardado, tales como epidemias- que se avecinan por el cambio climático.

    Si la mayoría de la población está bajo la línea de pobreza en las actuales condiciones, su desaparición está asegurada ante las nuevas circunstancias.

    A los efectos indicados habrá que sumar los desórdenes sociales consecuentes, tales como olas de migración a zonas o países temporalmente no afectados, atentados a las personas y a la propiedad, cientos de miles de refugiados y/o sin hogar, etc.

    Ante la realidad descrita en este trabajo, y en la medida en que el enfrentamiento de las afectaciones a la salud humana debidas al cambio climático son esencialmente las mismas que para mitigar y detener el mismo cambio, lo que resta es la adaptación al riesgo, tal como ha sido definida anteriormente, y en ella la principal responsabilidad es de los servicios de salud pública. Esto implica el fortalecimiento y ejercicio pleno de las funciones primordiales de la salud pública, así como el mantenimiento, modernización y puesta a punto de todas sus instalaciones, equipamiento e infraestructura. En el mismo objetivo se deberá fortalecer la capacitación y eficiencia de sus personeros para el desarrollo de los servicios esenciales de la Salud Pública: investigar y diagnosticar, monitoreo, desarrollar políticas y planes, fortalecer, informar, educar, involucrar y movilizar a todos los implicados.

    La Asociación Americana de Salud Pública (APHA 2011) recomienda el uso de modelos de prevención de enfermedades que incluye estrategias de prevención primarias (prevenir un evento de salud antes de que ocurra), secundarias (detección temprana y tratamiento oportuno de un evento de salud), y terciarias (minimizar las complicaciones y secuelas de largo plazo de un evento de salud).[47] Un ejemplo de estrategia primaria de prevención es la educación de adultos para incrementar su conocimiento de los riesgos del calor extremo. Un ejemplo de estrategia secundaria de prevención es vacunar a las personas en riesgo de enfermedades transmitidas por el agua que pueden sobrevenir por la inundación con aguas contaminadas. Y un ejemplo de estrategia terciaria de prevención es la puesta en marcha de servicios tales como la orientación de apoyo a los sobrevivientes de un huracán.

    Luego de analizar los resultados de una encuesta sobre los efectos del cambio climático en la salud humana y el rol de las instituciones que tienen la responsabilidad de velar por la salud pública, efectuada a los miembros de agencias de salud pública de los EEUU, especialmente enfermeras y personal de apoyo, las conclusiones de los investigadores parecen ser bastante pesimistas, como se advierte en el siguiente párrafo (paráfrasis y traducción del autor):

    Se acepta sin discusión el rol que el sistema de salud pública debe cumplir para enfrentar los efectos en la salud provocados por el cambio climático, pero se reconoce la escasez de recursos y de personal para esta tarea, ya que la necesidad de reducir los presupuestos de los gobiernos locales y estatal obliga a priorizar la atención a las necesidades actuales sobre las futuras. Pero se reconoce la urgencia de actuar porque las amenazas a la salud pública son reales. Y concluyen:

    De manera que la pregunta es ¿Cómo se puede destinar los recursos escasos a este reto importante de la salud pública? Se requieren esfuerzos de las PHNs para educar, informar y movilizar a la comunidad para desarrollar políticas y programas para enfrentar las potenciales consecuencias del cambio climático.[48]

    Parece que el comportamiento milenario de los seres humanos se repite: se actúa sobre las apariencias y no sobre la esencia de los problemas.

    Por último, la Organización Mundial de la Salud advierte que con el cambio climático podemos esperar un incremento en las enfermedades relacionadas con el agua y los alimentos, así como problemas cardiovasculares y respiratorios, y una variación en los vectores de las enfermedades, por ejemplo de la Malaria, que cubrirá una franja geográfica más amplia que la actual.[49]

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    CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD HUMANA, RIESGOS Y RESPUESTAS. Resumen. 2003.

    WIKIPEDIA: Efectos potenciales del calentamiento global. Salud

     

     

    Autor:

    Leonardo A. Miño Garcés

    DOCTORATE PROGRAM

    ARCHITECTURE

    2012-11-08

    QUITO-ECUADOR

    ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

    edu.red

    [1] En un video que pretende negar la evidencia de que el cambio climático es antropogénico, se entrevista a dirigentes de zonas deprimidas del mundo, los cuales afirman que su gente necesita electricidad y que si ésta es generada mediante la quema de combustibles fósiles, les da igual.

    [2] Cuya etiología, naturaleza y dinámica fueron estudiadas en las asignaturas previas.

    [3] Climate impacts on environmental risks evaluated from space: a conceptual approach to the case of Rift Valley Fever in Senegal. Yves M. Tourre, Jean-Pierre Lacaux, Cécile Vignolles and Murielle Lafaye. Citation: Global Health Action 2009. DOI: 10.3402/gha.v2i0.2053

    [4] Una: tiene causas naturales. Dos: es provocado por el ser humano, y ya no hay punto de retorno. Tres: es provocado por el ser humano pero todavía hay tiempo de resolverlo. Cuatro: es tan complejo que no hay posibilidad de conocerlo.

    [5] Wikipedia: Efectos potenciales del calentamiento global. Salud.

    [6] Olgyay, Víctor. ARQUITECTURA Y CLIMA. Manual de Diseño Bioclimático para arquitectos y urbanistas. Editorial Gustavo Gili. Barcelona. 1998. Pág. 14

    [7] Olgyay, Op.cit. Págs. 17-18.

    [8] CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD HUMANA, RIESGOS Y RESPUESTAS. Resumen. OMS, OMM, PNUMA. Organización Mundial de la Salud 2003. Pág. 28.

    [9] OMS. Op.cit. Pág. 29.

    [10] Para una visión más completa de esta complejidad se recomienda revisar los esquemas causales incluidos en las asignaturas anteriores, especialmente en la Asignatura 2: “El cambio climático”.

    [11] Adaptación: ajustes en sistemas humanos o naturales frente a entornos nuevos o cambiantes. Por adaptación al cambio climático se entienden los ajustes en sistemas humanos o naturales en respuesta a estímulos climáticos reales o previstos o a sus efectos, y que mitigan el daño o explotan las oportunidades beneficiosas. Se distinguen varios tipos de adaptación, como la anticipadora y la reactiva, la pública y la privada, o la autónoma y la planificada. CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD HUMANA, RIESGOS Y RESPUESTAS. Resumen. OMS, OMM, PNUMA. Organización Mundial de la Salud 2003, Glosario.

    [12] OMS, OMM, PNUMA. Op.Cit. Pág. 5

    [13] OMS, OMM, PNUMA. Op.Cit. Pág. 8.

    [14] Ib.ídem.

    [15] Ib.Ídem.

    [16] OMS, OMM, PNUMA. Op.cit. Fig. 3.1. Pág. 9.

    [17] OMS, OMM, PNUMA. Página 9.

    [18] OMS, OMM, PNUMA. Pág. 12

    [19] Op.cit. Pág. 29.

    [20] OMS, OMM, PNUMA. Op. Cit. Tabla 6.1.

    [21] Op.Cit. pág. 17

    [22] Favor ver la Figura 8.1. del Documento CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD HUMANA, RIESGOS Y RESPUESTAS. Resumen. OMS, OMM, PNUMA Pág. 21.

    [23] OMS. Op. Cit. Tabla. 8.1.

    [24] OMS. Op.cit. Pág. 19.

    [25] El IPCC ha definido los dos términos siguientes, estrechamente relacionados:Adaptación: ajuste de los sistemas naturales o humanos en respuesta a estímulos climáticos ?previstos o a sus efectos, gracias al cual se mitigan los daños o se explotan oportunidades beneficiosas. Capacidad de adaptación: capacidad de un sistema para ajustarse al cambio climático (incluidos la variabilidad del clima y los fenómenos extremos) con objeto de mitigar posibles daños, aprovechar las oportunidades o afrontar las consecuencias. Op.cit. Pág. 24.

    [26] Principio 15 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: "Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente." OMS, OMM, PNUMA. Op.cit. Pág. 26.

    [27] OMS op.cit. Fig. 11.1. Pág. 24.

    [28] OMS, op.cit. Fig. 13.1.. Pág. 28.

    [29] Evaluación Preliminar de los Impactos en España por Efecto del Cambio Climático. Proyecto ECCE. Informe Final. Pág. 729.

    [30] Op.Cit. Pág. 742, Tabla 16.3.

    [31] Proyecto ECCE. Op.Cit. Pág. 732-733.

    [32] Proyecto ECCE. Op.Cit. Pág. 734.

    [33] Extreme summer temperatures in Iberia: health impacts and associated synoptic conditions. R. García-Herrera, J. Díaz, R. M. Trigo, and E. Hernández. Febrero 2005. En: Seminario Salud y Medio ambiente. III Sesión del Seminario Salud y Medio Ambiente. Impactos del cambio climático sobre la salud humana. 24 de enero. Centro Joaquín Roncal. Fundación CAI-ASC. Pág. 112.

    [34] R. García-Herrera. Op.cit. Pág. 113.

    [35] R. García-Herrera. Op.cit. Tabla 1 y Tabla 2, pág. 115. La investigación se refirió al período de 1986-1997.

    [36] R. García-Herrera. Op.cit. Pág. 123.

    [37] CAMBIO CLIMÁTICO EN ESPAÑA Y RIESGO DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y PARASITARIAS TRANSMITIDAS POR ARTRÓPODOS Y ROEDORES Rogelio López-Vélez (1), Ricardo Molina Moreno (2). Rev Esp Salud Pública 2005; 79. No.2: 177-190.

    [38] CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA, CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD. Ferran Ballester. Rev Esp Salud Pública 2005; 79: 159-175.

    [39] Climate change and consequences in the Arctic: perception of climate change by the Nenets people of Vaigach Island. Alexander N. Davydov and Galina V. Mikhailova. Global Health Action 2011, 4: 8436 – DOI: 10.3402/gha.v4i0.8436

    [40] Cada enfermedad constituye en sí misma un sistema complejo, y cada componente del mismo tiene su propia naturaleza y dinámica específica, los componentes de las cuales puede variar según circunstancias de tiempo y lugar.

    [41] El autor del presente trabajo no comparte la noción de lo estocástico. Considera que todo en la realidad está determinado, pero es indeterminable por las limitaciones de la mente del ser humano. Es decir, que incluso los elementos que aparentemente son aleatorios tienen un comportamiento determinado. Esa es mi opinión personal.

    [42] Alexander N. Davydov. Op.cit. Pág. 3.

    [43] Gazzinelli A, Correa-Oliveira R, Yang GJ, Boatin BA, Kloos H (2012) A Research Agenda for Helminth Diseases of Humans: Social Ecology, Environmental Determinants, and Health Systems. PLoS Negl Trop Dis 6(4): e1603. doi: 10.1371/journal.pntd.0001603.

    [44] Ibídem.

    [45] A synopsis of the Joint Environment and Human Health Programme in the UK. ?Michael N Moore and Pamela D Kempton. En: Environmental Health. 2009, 8 (Suppl 1): S1 doi:10.1186/1476-069X-8-S1-S1. Pág. 2.

    [46] Se trata de la Figura 1, del documento citado anteriormente. Pág. 3.

    [47] Michael N. Moore. Op.cit. Pág. 6.

    [48] Frumkin et al. 2008; National Association of County and City Health Officials (NACCHO) 2010. Citado en Public Health Nurses’ Knowledge and Attitudes Regarding Climate Change. Barbara J. Polivka, Rosemary V. Chaudry, and John Mac Crawford. Ohio State University, Colleges of Nursing and Public Health, Columbus, Ohio, USA. Environmental Health Perspectives. Volume 120, Number 3, March 2012.

    [49] Frumkin et al. 2008, Op.cit. Pág. 321.

Partes: 1, 2
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