No fue para ellas.
Y talvez veras Carolina,
Que estos poemas,
(Escritos para conquistarte a ti)
Despiertan
En otras parejas enamoradas que los lean
Los besos que en ti
No despertó el poeta
A CAROLINA
Para que los leas con tus bellos ojos,
Para que los cantes con tu clara voz,
Para que llenen de emoción tu pecho,
Hice mis versos yo.
Para que encuentren en tu pecho asilo
Y les des juventud, vida, calor;
Tres cosas que yo no puedo darles,
Hice mis versos yo.
Para hacerte gozar con mi alegría,
Para que sufras tú con mi dolor,
Para que sientas palpitar mi vida,
Hice mis versos yo.
Para poder poner ante tus plantas
La ofrenda de mi vida y de mi amor,
Con alma, sueños rotos, risas, lagrimas;
Hice mis versos yo.
OTRA VEZ.
Quiero ver otra vez
Tus ojitos en noche serena,
Quiero oír otra vez
Tus palabras calmando mi pena.
Quiero ser otra vez
El que inquieta la paz de tus sueños,
Con la voz amorosa
De un cariño borracho de ensueños.
Y quisiera, sobre todo,
Un poquito de esperanza;
Tú te has vuelto muy esquiva,
Muy dada a la desconfianza.
No hay razón, dulce bien,
Que me trates como un extraño,
Siempre soy el que he sido;
No me pagues con un desengaño,
Mira, chiquita, me harías mucho daño.
A LOS CUATRO VIENTOS
Dejen que el llanto me bañe el alma.
Quiero llorar, traigo sentimiento.
Quiero gritar a los cuatro vientos
Que no soy nadie, que no soy nadie,
Que nada valgo sin tu querer, mujer.
Quiero que sepas que ando llorando
Como los hombres, no como los borrachos.
Quiero que sepan que estoy pagando,
Con llanto amargo mi falso orgullo y mi vanidad.
Dejen que el llanto me bañe el alma,
No es que yo quiera sentirme un santo.
Dejen llorar, yo no se que traigo,
No se que traigo en el corazón.
Quiero que sepas que al verte ajena,
Mi falso orgullo se doblego.
Que poco valgo sin tu cariño,
Que poco valgo ya sin tu amor.
Dejen que el llanto me bañe el alma.
Que poco valgo sin tu cariño,
Que poco valgo ya sin tu amor.
Dejen que el llanto me bañe el alma.
EN UN RECREO.
Apoyando mis brazos calurosas,
Sobre el frió muro del instituto,
En la turbulenta algarabía del recreo,
Mis ojos de ella no se apartaban.
En medio de la sombra misteriosa,
Su rostro se lucia iluminada,
Dejando que mi vista penetrase,
En el puro santuario de su estancia.
Hermosa, como el rubí, su semblante;
La blanda cabellera suelta,
Acariciando sus sedosos rizos,
Sus hombros de alabastro y su garganta,
Mis ojos la veían y mis ojos
Al verla tan hermosa se turbaron.
Platicaba con otro dulcemente,
Este le sonreía a su bella imagen
Y a sus mudas lisonjas
Con un beso dulcísimo pagaba.
Mas la luz se apago; la visión pura
Desvaneciose como sombra vana,
Y airado quede dándome celos
Con aquel que su rostro acariciaba.
EL SAUCE Y LA PALMA.
El sauce y la palma se mecen con calma,
Sus hojas se visten de un nácar azul,
Hermoso sombrío del sauce y la palma,
Palma de mi alma ¡que linda eres tu!
Que largas se me hacen las horas sin verte,
Joven de mi alma, la dueña de mi amor,
Porque eres un ángel bajado del cielo,
Que le da consuelo a mi pobre corazón.
Al golpe del alba la liebre ligera,
Que lindo es el sol, que horrible la fiera,
Que dicha tan grande del hombre que espera,
La fiel compañera, la dueña de su amor.
EL PUENTE ROTO.
Cuando yo supe quererte,
Te abrazaba yo en el puente,
Nos quisimos de un jalón.
Y en las tardes tan serenas
Por las verdes arboleadas,
Me robaste el corazón.
Ya no supe donde andabas
Y todito se acabo.
Para colmo de mi suerte,
Fue creciendo la corriente
Y hasta el puente se rompió.
El puente roto le llamo yo,
A tu cariño que se rajo,
Así dejaste a mi corazón,
Hecho pedazos por tu traición.
Ahora tu en el puente roto,
Abrazada con el otro
Ni te acuerdas de mi amor;
Porque así son las mujeres
Cuando el hombre más las quiere,
Siempre pagan con traición.
¿TE QUERELLAS?
¿Porque son, Carolina, tus ojos
Bellos como el mar, te querellas?
Bellos los tuvo Jesús,
Y bellos los tuvo su madre,
Y bellas son las pupilas
De sus sabios profetas.
Lo bello es gala y ornato
Del bosque en la primavera,
Entre los bellos colores,
Brillante el arco iris se ostenta.
Las esmeraldas son bellas,
Bello el color del que espera,
Y las ondas del océano,
Y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla tierna
Rosa de escarcha cubierta,
En que el carmín de los pétalos
Se ve al través de las perlas.
Y, sin embargo,
Se que te querellas
Porque tus ojos
Crees que la afean.
Pues no lo creas;
Que parecen tus pupilas,
Húmedas, negras e inquietas,
Tiernas hojas de almendro,
Que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
Purpúrea granada abierta,
Que en el estío convida
A apagar la sed en ella.
Y, sin embargo,
Se que te querellas
Porque tus ojos
Crees que lo afean;
Pues no lo creas;
Que parecen, si enojada
Tus pupilas centellan,
Las olas del mar que rompen
En las acantiladas peñas.
Es tu frente, que corona
Crespo el oro en ancha trenza,
Nevada cumbre en que el día
Su última luz refleja.
Y, sin embargo,
Se que te querellas
Porque tus ojos
Crees que lo afean;
Pues no lo creas;
Que entre las negras pestañas,
Junto a la frente, semejan
Broches de esmeralda y oro
Que un negro armiño sujetan.
Porque son, Carolina, tus ojos
Bellos como el mar, te querellas;
Quizás si verdes o azules
Se volvieran, lo sintieras.
CUANDO ME LO CONTARON.
I
Cuando me lo contaron sentí el frió
De una hoja de acero en las entrañas;
Me apoye contra el muro, y en un instante
La conciencia perdí de donde estaba.
II
Cayo sobre mi espíritu la noche;
En ira y en piedad se anego el alma.
¡Y entonces comprendí porque se llora,
Y entonces comprendí porque se mata!
III
Paso la nube de dolor.con pena
Logre balbucear breves palabras.
¿Quién me dio la noticia?…un fiel amigo.
¡Me hacia un gran favor!..Le di las gracias.
MIENTRAS POR COMPETIR…
Mientras compite con tu cabello
De rizos abrillantados, el sol alumbra en vano;
Mientras con envidia en medio del bosque
Mira tu hermosa frente el lirio cercano.
Mientras por coger tus labios
Mas ojos te siguen que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con gala frondosa
El luciente cristal de tu gentil cuello.
Bienaventurado tu cuello, tu cabello,
Tus labios y tu frente
Antes sea en tu tiempo dorado
Que el oro, lirio, clavel y cristal luciente.
No solo en plata o violeta se vuelva,
Sino también tú juntamente con ellos te vuelvas
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
TUS OJOS.
Tus ojos son negros, y cuando ríes
Su oscuridad clara me recuerda
El tenue fulgor de la noche
Que tras el horizonte se aproxima.
Tus ojos son negros, y cuando ríes
Las traslucidas pupilas de ellos
Se me figuran luceros tintineantes
Sobre una noche serena.
Tus ojos son negros, y si su pupila
Como un átomo de luz ilumina,
Me parece en el cielo por la noche
¡Una perdida estrella!
POR MUJERES COMO TU
Me estoy acobardando y lo ha notado,
Y eso no es muy bueno para mí.
Si quiero retenerla entre mis brazos,
Será mejor que no me vea sufrir.
Estoy estacionado en los fracasos,
Y hoy voy a remediar la situación,
Será que siempre he dado demasiado,
Y en el exceso siempre salgo dañado.
Por mujeres como tu, amor,
Hay hombres como yo.
Que se pueden morir por dignidad,
Mordiendo el corazón.
Por mujeres como tu, amor,
Hay hombres como yo.
Que se puede perder por el amor
Y por una decepción.
HISTORIA DE UN POETA.
Es la historia de un poeta
La que voy a relatar.
Solo tiene dos amigos,
Un lápiz y el pensar.
Una muchacha el quería
Y adoraba con pasión,
Pero un día el destino
A los dos los separo.
Carolina se llamaba
La muchacha que el amó.
Y así llama a sus poemas
En recuerdo de su amor.
Carolina bella,
Carolina hermosa,
Carolina luciente
La busco de noche y día
Pero no la pudo hallar
Y el recuerdo de carolina
Le atormenta sin cesar.
Y en las letras busca el olvido
Y el consuelo a su pesar.
Solo tiene dos amigos
Un lápiz y el pensar
¡Oh querida señora!: soy y seré siempre vuestro.
Esclavo devoto, soy vuestro servidor.
Os pertenezco para siempre jamás.
Sois mi primer amor y seréis el último.
Mi ventura no acabara sino con la vida.
Autor:
Santos Tzun
San Salvador 2008-06-13
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