Capítulo II
En el diseño del objeto de estudio se constituye a la prensa de América Latina, con edición digital en Internet, como el universo sobre el cual se hará un recorte que a modo de muestra significativa reunirá veinticinco diarios de distintos países.
Los medios de prensa seleccionados son: Clarín y La Nación de Argentina, El Mercurio, La Segunda y El Sur de Chile, El Colombiano y El País de Colombia, El Nacional de Venezuela, Diario Popular de Brasil, La Jornada de México, La Nación de Costa Rica, Crítica de Panamá, La República de Perú, ABC Color y La Nación de Paraguay, El País de Uruguay, Los Tiempos y La Razón de Bolivia, El Comercio y La Hora de Ecuador, Prensa Libre de Guatemala, La Prensa de Honduras, La Prensa de Nicaragua, Listín Diario de República Dominicana y La Prensa Gráfica de El Salvador. De estos se seleccionará como unidad de análisis su artículo editorial publicado el día 11 de septiembre de 2002.
La fecha delimitada para el análisis se considera clave para el estudio porque, a un año de los ataques en Estados Unidos, la prensa hace un balance de los acontecimientos ocurridos y de los procesos que han traído a colación, a la vez que deja asentada su postura respecto de estos hechos.
También resulta relevante la amplitud del alcance geográfico que representa la publicación de un diario en Internet, debido al carácter global de la red. Es en este sentido que hablamos de prensa de alcance internacional, más allá de su representatividad como exponente de la prensa o de la opinión pública latinoamericana.
Premisas
Sobre la base del discurso como práctica social, el punto de partida es el análisis del sentido producido para la persuasión. El discurso ideológico puede ser utilizado con fines de persuasión para la formación o cambio de las ideologías.
Reconocer la posibilidad de persuadir a través del discurso significa también reconocer que no existe correspondencia necesaria entre la codificación y decodificación del mensaje. La codificación, dice Stuart Hall, "puede intentar dirigir pero no puede garantizar o prescribir la última, que tiene sus propias condiciones de existencia. A no ser que sea dislocada, la codificación tendrá el efecto de construir alguno de los límites y parámetros dentro de los cuales operará la decodificación. Si no hubiera límites la audiencia podría simplemente leer lo que se le ocurriera en un mensaje. Sin duda existen algunos 'malentendidos totales' de este tipo. Pero el espectro vasto debe contener algún grado de reciprocidad entre los momentos de codificación y decodificación, pues de lo contrario no podríamos establecer en absoluto algún intercambio comunicativo efectivo" (1980 a:186).
Según Van Dijk, la adquisición de nuevas ideologías por usuarios competentes de la lengua y miembros de una sociedad no se produce sobre una "tabla rasa". La efectividad y concreción de la persuasión ideológica "está facilitada por falta de conocimiento social y político, si los receptores no tienen opiniones alternativas y si las proposiciones ideológicas obviamente no están en conflicto con experiencias personales" (1999: 308).
Lo ante dicho implica que no necesariamente los discursos de la prensa latinoamericana sobre el 11-S y sobre la cultura islámica o los árabes tendrán una correspondencia exacta entre los efectos buscados y los alcanzados.
Estas cuestiones, referidas al campo de la recepción, han sido ya observadas y estudiadas por Stuart Hall, en su trabajo sobre "codificación / decodificación" y por Van Dijk, en su análisis de los procesos que intervienen en la persuasión, entre otros estudiosos de las ciencias sociales.
Stuart Hall identificó tres "tipos" hipotéticos de decodificación del discurso televisivo. Ellos son: la posición "hegemónica – dominante", la versión "negociada" y la decodificación dentro de un código "oposicional".
El primero, constituye un caso de "comunicación perfectamente transparente", donde el receptor toma el significado connotado en forma completa y directa y lo decodifica dentro del código de referencia en el que ha sido codificado. Dentro de la "hegemonía" del código dominante puede operar, además, el código "profesional" con codificaciones que ponen en primer plano cuestiones técnicas aparentemente neutrales que en realidad sirven para reproducir con mayor precisión las definiciones dominantes.
La versión "negociada" contiene una mezcla de elementos de adaptación y oposición reconociendo la legitimidad de las grandes definiciones hegemónicas, pero operando con excepciones a la regla en el nivel situado más restringido, donde se realizan reglas fundamentales propias. Para posiciones en "condiciones locales", se hace una aplicación negociada que opera con una lógica particular y en relación diferencial y desigual con los discursos y la lógica del poder.
Por último, el receptor que opera dentro de un código oposicional, dice Stuart Hall, decodifica el mensaje de una forma "globalmente contraria", destotaliza el mensaje y lo retotaliza dentro de marcos de referencia alternativos.
Van Dijk, por otra parte, examina estrategias discursivas y cognitivas de modos en que el discurso ideológico puede ser usado para persuadir y formar o cambiar ideologías. En el análisis de la influencia ideológica del discurso, este lingüista parte de los siguientes principios presupuestos: la comprensión del discurso e influencia, depende tanto de las estructuras del discurso como de los conocimientos (creencias fácticas) y las opiniones (creencias evaluativas) previas del receptor; la persuasión supone la comprensión; la comprensión implica procesamiento de las estructuras del texto y el contexto; debe distinguirse entre opiniones personales y socialmente compartidas y entre particulares y generales; los discursos pueden afectar diversamente a esos tipos diferentes de creencias evaluativas; todo discurso puede tener efectos ideológicos exprese o no las ideologías en forma explícita o implícita; el análisis de todo proceso de efecto, influencia o persuasión necesita relacionar estructuras del texto y contexto con las del procesamiento del discurso a corto plazo y con los detalles de representaciones mentales de la memoria personal y social.
La influencia discursiva sobre ideologías de las personas y los grupos sociales presupone ciertas condiciones cognitivas y sociales.
En cuanto a las condiciones cognitivas Van Dijk considera que la gente tiene, a partir de la socialización, la educación y la interacción, un gran número de creencias fácticas (conocimientos) y evaluativas (opiniones). Esto es incluso antes de adquirir o cambiar ideologías y por esto se considera que la persuasión ideológica está facilitada por falta de conocimiento social y político y de opiniones alternativas de los receptores.
Las personas cuentan con competencia cognitiva para distinguir entre opiniones personales y de otros y entre creencias fácticas y evaluativas – las primeras son sometidas a los criterios de verdad y las otras son asignadas a evaluaciones personales -. También las personas saben que los propios conocimientos y creencias, como los de los otros, pueden cambiar.
Además, las personas llegan a discernir que diversos "tipos" de personas tienden a tener diversos "tipos" de opiniones.
Por otra parte, la adquisición de representaciones tiene condiciones sociales. Las personas saben que las opiniones sobre asuntos sociales son compartidas o combatidas por otros y que la interacción social es relevante para la adquisición o cambio de estas. La producción de las opiniones es social. Las personas adquieren ideologías cuando aprenden a pensar en términos de "nosotros" y "ellos", cuando se reconocen en un grupo social con normas, valores y reglas. Los sistemas de creencias sociales tienden a ser asociados a grupos, estructuras e intereses sociales.
A través de esta aproximación a las complejidades que atraviesan el proceso de recepción, hemos pretendido presentar dos perspectivas diferentes pero complementarias que postulan la no – linealidad de la comunicación. Tesis esta de la que partimos para el análisis, pero que no implica que debamos renunciar a la búsqueda de ciertas estrategias que se "tejen" desde la producción con la intención de producir efectos en el receptor.
Definiciones teórico – conceptuales
Hemos decidido enfocar el análisis no solamente en el proceso de representación de la cultura islámica en la prensa de América Latina, sino también indagar en la posible relación de identificación de los medios de prensa seleccionados con los postulados del discurso cultural de Occidente.
Esto tiene una implicancia, estamos reconociendo un presupuesto: que partimos de la hipótesis de que el discurso de la prensa de América Latina podría estar alineado al discurso dominante sobre el "terrorismo internacional" y estar ejerciendo un papel activo hacia la legitimación de este al reproducir prejuicios, estereotipos y un discurso impregnado de una ideología que sería parte del discurso dominante sobre los "otros".
Si hay una suposición sobre la reproducción de ideologías racistas a través del discurso, entonces debemos partir de a qué llamamos "racismo".
El racismo incluye para nosotros etnocentrismo y xenofobia, representa un sistema de dominación de un grupo sobre otro a partir de la apropiación ilegítima de recursos económicos, sociales o culturales.
El racismo no es necesariamente flagrante, sino también involucra formas más "cotidianas", indirectas y sutiles, así como formas de desigualdad basadas en diferencias culturales entre grupos étnicos – raciales (Van Dijk 1994 a: 46).
Incluimos como una forma de racismo al orientalismo, definido este como el discurso cultural etnocéntrico de Occidente sobre Oriente. Un discurso de dominación histórica que se desprende, primero, del sistema imperialista de la Europa occidental y, luego, del imperialismo americano. El orientalismo es una forma de representación con una connotación negativa de los musulmanes, los árabes y la cultura islámica, cuya base es política.
Para Van Dijk el racismo tiene dos componentes, uno de acción social y otro de cognición social. El primero, consiste en acciones de discriminación cotidianas con consecuencias negativas para los "otros"; el segundo, involucra modelos mentales, acontecimientos, actitudes, ideologías, normas y valores que son compartidos por los miembros del grupo dominante y modelan sus prácticas sociales.
Este lingüista incluye a el racismo en una dimensión cognitiva, no solo en una relación de acciones y comportamientos sino también de manipulación de conocimientos, de actitudes y de ideologías.
El racismo es una forma de abuso de poder del grupo dominante. El poder permite el control de las acciones y el control de las estructuras mentales, a través de la violencia o la persuasión. El control limita también la libertad.
Si bien pueden existir formas de cooperación y la relación no es bipolar, en un cuadro social donde aparece el racismo tenemos un grupo dominante y uno dominado. Cuando hablamos de grupos étnicos diferentes, la limitación en el acceso a recursos sociales, culturales o políticos sobre un grupo por parte de otro es considerada racismo.
Postulando que el discurso de la prensa, a través del editorial, puede tener un efecto ideológico tendiente a reproducir ideologías racistas y relaciones de poder desiguales, se propone el análisis crítico de discurso como forma de encontrar la ideología explícita o subyacente en el discurso.
El término discurso implica aquí un evento comunicativo (Van Dijk 1999) en el que intervienen actores sociales, en un acto comunicativo escrito, en una circunstancia particular y determinado por el contexto.
El ACD considera el discurso como una práctica social. Fairclough y Wodak consideran que "el hecho de describir el discurso como práctica social sugiere una relación dialéctica entre un suceso discursivo particular y las situaciones, instituciones y estructuras sociales que lo enmarcan" (2000: 367).
De la misma manera que otras prácticas sociales, a través del discurso – por exhibición indirecta o formulación explícita – se reproducen ideologías. La dominación, la desigualdad, el conflicto y la oposición se inscriben en el discurso en forma tácita o expresa.
El discurso permite que los actores sociales formulen conclusiones generales basadas en varias experiencias y observaciones; puede describir acontecimientos pasados y futuros; puede describir y prescribir y puede describir acciones y creencias en cualquier nivel de especificidad y generalidad (Van Dijk 1999: 245).
A través del discurso se puede influir en la sociedad por medio de la persuasión. En este sentido el discurso es poder, es control indirecto sobre la mente de las personas y sus actos con intenciones y finalidades concretas.
La persuasión es entendida como un proceso a través del cual las personas cambian sus opiniones como consecuencia del discurso.
Los discursos pueden influir y persuadir en forma diversa a tipos diferentes de creencias evaluativas. De esta manera, los editoriales del 11-S de 2001 pueden tener efectos persuasivos sobre un grupo social y construir o cambiar gradualmente sus representaciones sociales sobre la cultura islámica; como también un discurso de George Bush (h) puede dirigirse temporariamente al cambio de una opinión particular en su receptor en el momento de la alocución o puede tener efectos más generales y permanentes y afectar opiniones mas generales y abstractas del receptor.
Los medios de comunicación tienen acceso al discurso público y a través de este pueden ejercer la persuasión. El acceso a los discursos, géneros y contenidos es diferencial. En la sociedad, quienes tienen acceso al discurso público pueden ejercer y expresar el poder y el control social, como legitimar y reproducir desde allí sus opiniones e ideologías.
La legitimación es un acto social y político que se lleva a cabo, entre otros medios, por el discurso. El discurso legitimador tiene un contexto institucional y presupone normas y valores.
"Explícita o implícitamente, ellos afirman que un curso de acción, decisión o política es ‘justa’ dentro del sistema jurídico o político dado o, más ampliamente, dentro del orden moral predominante en la sociedad", dice Van Dijk. La legitimación es imperativa en momentos de crisis, cuando los miembros de un grupo y sus instituciones la necesitan. Es entonces cuando los "otros" deben ser deslegitimados.
Las ideologías, como bases de las representaciones sociales de los grupos y sus miembros, forman los principios básicos de la legitimidad interna del grupo. Al mismo tiempo, las normas y valores que presuponen las ideologías y la legitimación pueden ser utilizadas para justificar o desafiar la posición social del grupo con relación a otros grupos. En este sentido Van Dijk afirma que las ideologías y la legitimación interactúan en el control de las relaciones entre grupos, como las de poder, dominación y resistencia.
Consideramos ideologías a las representaciones sociales compartidas por un grupo cuyos miembros las adquieren, construyen, utilizan y cambian con una función social. Estas estructuraciones mentales de creencias sociales de diversos grupos organizan y coordinan sus prácticas e interpretaciones. Su papel, a decir de Stuart Hall, es de "estabilización de formas de poder y dominación".
Esto significa que las ideologías les permiten a las personas, como miembros de un grupo, organizar la multitud de creencias sociales acerca de lo que sucede, bueno/ malo, correcto/ incorrecto, según ellos, y actuar en consecuencia (Van Dijk 1999: 21).
Las ideologías incluyen una selección propia y específica de valores socioculturales y significativos para un grupo. Los intereses de grupos pueden tener que ver con identidad, actividades, metas, normas, valores y posición social entre otras categorías.
Las prácticas discursivas pueden tener efectos ideológicos de peso, es decir, pueden ayudar a producir y reproducir relaciones de poder desiguales entre (por ejemplo) las clases sociales, las mujeres y los hombres, las mayorías y las minorías culturales o étnicas, por medio de la manera como representan los objetos y sitúan a las personas (Fairclough y Wodak 2000: 368).
El ACD busca poner de relieve los problemas sociales y políticos: el poder, la desigualdad, la injusticia social, la dominación. En este sentido el ACD es también una ideología de resistencia y solidaridad a la vez y una práctica social multidisciplinaria que permite estudiar relaciones entre discurso, poder e ideología.
Se buscan actos no aislados, que indican abuso de poder y dominación y se realiza una crítica estructural – más que de personas individuales – de instituciones y grupos.
El lenguaje expresa las estructuras organizativas de la sociedad, las confirma y reproduce. A través de la interpretación se pueden recuperar esos significados expresados en el lenguaje y se busca restituir al discurso su sentido. Pero el resultado es un nuevo discurso, una lectura del texto original en relación con su contexto, con normas, prejuicios y concepciones del mundo.
El carácter interdisciplinario del ACD permite su uso en esta investigación pues, aunque se centra en aspectos lingüísticos y semióticos, "no tiene en la mira el lenguaje o el uso del lenguaje en sí mismo ni por sí mismo, sino en el carácter parcialmente lingüístico de los procesos y las estructuras sociales y culturales" (Fairclough y Wodak 2000: 387).
El nuevo mapa político internacional posterior al 11 de septiembre de 2001, incluye necesariamente un proceso de cambio cultural e ideológico. Este proceso tiene un carácter lingüístico discursivo al que se puede aplicar el análisis propuesto. Un análisis que se asienta fundamentalmente sobre el marco teórico delineado por Teun Van Dijk, con su perspectiva sociopolítica crítica y el enfoque sociocognitivo. Pero que también retoma herramientas que incorpora Ruth Wodak, a través del método histórico – discursivo, al integrar al análisis el "background information". Además de tener en cuenta el contexto histórico social y la intertextualidad de los discursos.
Método de análisis
Para facilitar el procesamiento de datos y teniendo en cuenta que un objeto de estudio integrado por veinticinco artículos puede resultar amplio y complejo, el primer paso consistirá en la confección de un "cuadro sintetizador" que facilite no sólo la obtención de los datos específicos necesarios para el análisis sino una posterior comparación entre artículos. Las variables sobre las que se construirá dicho cuadro son: 1. tema y subtema, 2. opuestos, 3. terrorismo, 4. terroristas, 5. sujetos, 6. valores, 7. polifonía, 8. modalidades, 9. intención.
1. Entiéndase la variable tema y subtema como el tópico central y secundario del argumento del artículo editorial.
2. Para identificar opuestos se tendrá en cuenta cuáles son los sujetos que aparecen en oposición en el discurso, si existe algún tipo de polarización.
3. En la variable terrorismo se reconstruirá por interpretación la definición que se hace en el artículo sobre el concepto de terrorismo, si es que aparece este concepto.
4. En terroristas se recabará información sobre identificación de los sujetos señalados como ejecutores del terrorismo.
5. En cuanto a los sujetos del discurso, se relevarán los datos sobre los actores que aparecen en el discurso, es decir, su identidad.
6. En la variable valores de los sujetos, se describirán aquellos que aparecen como valores asignados al terreno cultural de los distintos sujetos o grupos sociales que aparecen referidos en el discurso.
7. En polifonía se hará una recopilación de aquellos elementos intertextuales – citas directas e indirectas – que aparezcan como relevantes para el análisis a partir de los objetivos de nuestro trabajo.
8. Para identificar las modalidades partiremos del concepto (y los tipos) que trabaja Calsamiglia (2001) y que refieren a la relación que se establece entre el emisor y sus enunciados.
La modalidad como fenómeno discursivo se refiere a cómo se dicen las cosas; es decir, a la expresión verbal o no verbal de la visión del locutor respecto al contenido de sus enunciados; afecta a lo dicho – el contenido proposicional del enunciado – porque añade la perspectiva desde la cual el locutor considera lo que dice; por tanto se trata de la visión, del modo en que se ve aquello de que se trata (Calsamiglia y Tusón 2001: 74).
Entre las modalidades se señalarán sólo aquellas que aparezcan con mayor frecuencia en el discurso y que puedan resultar importantes a nuestro análisis, estas pueden pertenecer a algunos de los siguientes tipos:
- Modalidad de frase (asertiva, interrogativa, exclamativa, imperativa) y modos verbales (indicativo subjuntivo).
- Modalidades que indican grado de certidumbre, probabilidad o posibilidad del "dictum".
- Modalidades apreciativas, indicadas a través del léxico (adjetivos, adverbios)
- Modalidades epistémicas, relacionadas con el saber (cierto, dudoso, probable, improbable).
- Modalidades deónticas, relacionadas con deber ser o deber hacer (obligatorio, facultativo, permitido, prohibido).
9. Por último, a través de la interpretación se buscará reconstruir la intención del enunciador – el editorialista – al redactar su discurso. Nos referimos a cuál fue la idea que quiso transmitir.
Los actos comunicativos, como todas las formas de acción, son intencionales. Teóricamente, esto significa que los participantes construyen modelos mentales de lo que quieren hacer (decir, escribir) en el contexto presente. El discurso mismo es producido, así, con el objeto de realizar la intención y sus resultados representados (Van Dijk 1999: 272).
El análisis crítico del discurso no se hará sobre la información del "cuadro sintetizador" sino sobre los artículos editoriales completos.
Dicho cuadro y los veinticinco editoriales seleccionados serán adjuntados a este trabajo como
Documentos.
En lo que se refiere al Análisis Crítico de Discurso haremos uso de una versión elaborada por Norman Fairclough y Ruth Wodak (2000), que tiene como base los siguientes principios teóricos:
Se vincula con problemas particulares de grupos dominados y puede contribuir a desarrollar una conciencia crítica de las estrategias discursivas del grupo dominante. Los procesos políticos y sociales tienen un carácter lingüístico abordable desde el ACD.
- El análisis crítico de discurso tiene como objeto problemas sociales
Las relaciones de poder en la sociedad contemporánea tienen un carácter lingüístico y discursivo. En el interior del discurso se ejercen y negocian esas relaciones de poder entre los sujetos; y en cuanto al poder sobre el discurso es una cuestión de capacidad para controlar y modificar las reglas de juego de la práctica del discurso y las estructuras del orden del discurso.
- En el discurso se ejercen y negocian relaciones de poder
El discurso constituye a la sociedad y a la cultura así como es constituido por ellas. La práctica del discurso hace a la reproducción o transformación de la sociedad y la cultura con sus relaciones de poder.
- Hay una relación dialéctica entre discurso, sociedad y cultura
- El discurso realiza una labor ideológica
Puede ser un medio para la reproducción o transformación de las ideologías. Pensando la ideología como un proceso que articula representaciones particulares de la realidad y construcciones particulares de la identidad colectiva.
5- El discurso es histórico
Está vinculado a otros discursos anteriores, posteriores y producidos sincrónicamente.
En este sentido, en nuestro análisis incluimos, como hace a la práctica del método de análisis de lectura, la intertextualidad. Esta inclusión nos permitirá responder especialmente al objetivo que plantea la búsqueda de elementos interdiscursivos (intertextuales) en los editoriales de los medios de prensa seleccionados.
El lingüista Utz Maas dice sobre el carácter histórico del discurso que "el análisis del texto deviene análisis del discurso mediante el cual se correlaciona el discurso como una práctica social formada históricamente".
El ACD busca establecer los nexos entre las propiedades del texto y las estructuras y procesos socioculturales cuyos vínculos son complejos e indirectos.
- Hay mediación en el vínculo entre texto y estructura social y cultural
- El ACD busca interpretar y explicar
Con él podemos comprender estructuras y estrategias de legitimación del poder y descubrir la dominación, el abuso de poder y el racismo encubierto, sutil y negado, en la prensa de seleccionada.
8- El ACD es una acción social
Como dijimos, el análisis crítico de discurso busca poner de relieve los problemas sociales y políticos: el poder, la desigualdad, la dominación. En este marco es una ideología de resistencia y solidaridad, a la vez que un paradigma científico comprometido con la sociedad.
Categorías de análisis
La metodología de análisis desarrollada permitirá aproximarnos al conocimiento de las estructuras de argumentación y políticas desentrañando sentidos manifiestos y latentes en el discurso de la prensa seleccionada. Las categorías de análisis son:
- Interpretación global de los textos
- Construcción de los sujetos del discurso
- Elementos que construyen el sentido
- Estrategias discursivas, intertextualidad
Guiando el análisis a través de estas categorías se espera encontrar elementos comunes y diferenciales respecto a los objetivos específicos planteados.
Interpretación Global de los textos
Aquí nos referimos a una observación analítica general de los discursos. Dentro de esta categoría de análisis planteamos, a su vez, otras subcategorías.
- Género
- Marco
- Temas
- Superestructura
Las características como los contenidos de cada una de estas subcategorías serán descriptas y desarrollados al momento de abordarlas. El objetivo es ordenar la exposición del análisis y sistematizar el trabajo en busca de precisión y mayor profundidad en la mirada analítica.
Género
El objeto de análisis de esta investigación está constituido por veinticinco editoriales de diferentes periódicos. Cada periódico concibe el género editorial de acuerdo a reglas generales establecidas de antemano, pero ello no quita que cada uno pueda desarrollar en la práctica su propio estilo.
El artículo editorial tiene un formato que consta de tres partes:
- Planteo del Tema
- Desarrollo (exposición de datos y justificación)
- Conclusión (definición y opinión)
Esta estructura es el principio general del editorial, pero importa aquí la función del editorial. Según Gutiérrez Palacios a través de esta se pretende: informar, explicar, interpretar, argüir o incitar a la acción (1984: 130).
Hay múltiples clasificaciones de tipos de editoriales, que reducen o amplían las posibilidades de modelos. Sin embargo, Fernández Barrero (2002) asegura que "en la prensa actual cada vez predominan más los editoriales abiertos o implícitos, objetivos y analíticos, expositivos, interpretativos, explicativos, en los que se invita al lector a que forme su propio juicio a partir de las reflexiones editoriales".
Por otra parte, veremos más adelante que la mencionada estructura del artículo editorial no se corresponde exactamente – aunque a grandes rasgos el esquema es el mismo – con la estructura del relato que retoma Van Dijk de William Labov y que seguiremos en nuestro trabajo para el desarrollo del análisis de discurso.
De cualquier manera, nos interesa en este análisis la tarea orientadora, interpretativa y de valoración argumentada del editorialista, porque es en esta tarea donde radica la subjetividad del redactor y del medio para el que este escribe.
El editorialista se identifica con la ideología y los intereses que la empresa representa y defiende.
Martínez Albertós asegura que "el artículo editorial es la opinión del periódico respecto a las noticias que publica" (1983: 384) y a través de él existe el ánimo de influir en la opinión pública. A partir de la posibilidad de orientar al lector el medio intenta erigirse como instancia de opinión ante la sociedad y ocupar un espacio de poder como "actor político" (Borrat 1989: 10).
Para los medios de prensa el discurso es poder, porque es a través del discurso que se practica la persuasión. Al respecto el lingüista Teun Van Dijk reconoce que "el poder de los medios de comunicación es generalmente simbólico y persuasivo, en el sentido de tener la posibilidad de controlar, en mayor o en menor medida, la mente de los lectores"; sin embargo – dice – "el control no se ejerce directamente sobre sus acciones: el control de sus acciones, meta última del poder, se hace de una manera indirecta cuando se plantea el control de intenciones, de proyectos, de conocimientos a alcanzar, de creencias u opiniones" (1994 b).
Por este motivo adquiere sentido el análisis crítico de los editoriales. Según Van Dijk en Holanda la prensa difunde prejuicios étnicos sobre las minorías a partir del acceso que tiene a la gente a través del discurso público. También en América Latina los medios controlan el acceso al discurso público y es objetivo de esta investigación develar si se difundieron, en los editoriales del 11 de septiembre de 2002, prejuicios sobre la cultura islámica al relacionarla con la violencia del terrorismo, en alineación con los intereses políticos e ideológicos de los países dominantes de Occidente.
La mayor parte de los géneros que tienen funciones o implicaciones persuasivas y que son sobre tópicos sociales tienen consecuencias ideológicas (Van Dijk 1999: 330).
El conocimiento de la visión, de los diarios estudiados, respecto del tema de los ataques en Estados Unidos, sus posibles autores, las motivaciones y sus consecuencias, no nos asegura el conocimiento de la opinión de toda la sociedad latinoamericana frente a estos hechos. Pero el análisis nos posibilita aportar elementos para la comprensión del discurso de los grupos que en cada uno de los países de América Latina, de los que se han seleccionado periódicos, tienen acceso al discurso público. Lo antes dicho no implica que exista una posición uniforme de los grupos con acceso al discurso público.
Es el género editorial donde se manifiesta formalmente este discurso, sea en forma explícita o implícita. A través de los géneros de opinión los periodistas pueden interceder ante el sistema político para que comprenda y asuma las demandas o exigencias sociales, como también median o interceden ante el ambiente social para que comprenda y acepte las razones de tal o cual decisión política.
Van Dijk se pregunta si la prensa es fundamentalmente una "mediadora" más o menos neutral entre los grupos e instituciones de elite (como políticos, especialistas, ministerios, gobiernos, parlamentos, judicaturas o corporaciones empresariales) y el público; o bien, si ella misma tiene un rol autónomo en el proceso de producción del racismo (1994 a: 45).
Al buscar una respuesta el autor reconoce que los medios informativos tienen un papel mediador, pero su teoría y los datos que ha obtenido a partir del estudio de esta cuestión lo llevan a inclinarse por la segunda proposición. Porque si bien el racismo es un proceso dialéctico de relaciones de influencia, la población en general no tiene acceso libre a los medios masivos y "sin el beneplácito, complicidad y apoyo de los periodistas, los prejuicios raciales y la xenofobia serían muy difíciles de extender y reproducir a lo largo de todo un país" (Van Dijk 1994 a: 49) o de la comunidad internacional.
Marco
El lugar, tiempo y circunstancias de enunciación pueden constituirse en elementos ideológicamente importantes cuando contribuyen a la reproducción de la dominación.
Los sujetos sociales más poderosos pueden controlar el discurso seleccionando el lugar, los participantes, las audiencias, los actos de habla, el tiempo, los temas, el género, los estilos (Van Dijk 1994 b).
Los directivos de los medios de prensa pueden decidir el lugar que ocupará un artículo sobre determinado tema en la estructura del diario. Ese poder de decisión es establecido en forma unilateral por el medio, aunque existan criterios de selección compartidos por los profesionales del periodismo.
Pueden tomarse en forma comparativa las portadas de los veinticinco diarios seleccionados para esta investigación y se comprobará que difícilmente compartan más de dos titulares. Esos titulares comunes estarán, posiblemente, referidos al ámbito internacional.
Distinto es el caso si se comparan dos diarios del mismo país, aquí los temas seleccionados para los títulos de la portada son en su mayoría los mismos. Esto se debe a un consenso sobre la clasificación según actualidad de los hechos, espectacularidad, popularidad de los sujetos involucrados o trascendencia de los acontecimientos.
Pero cuando se trata del tema a seleccionar para el artículo editorial del medio la decisión es más particular a los criterios de selección de cada uno según sus intereses económicos, políticos, sociales o culturales.
Que veintiún, de veinticinco, editoriales tengan como tema los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos es más que una coincidencia, hay un consenso general sobre la importancia de aquel acontecimiento para cada país inserto en la comunidad internacional y para toda la opinión pública a la que cada medio tiene llegada.
Estamos frente a veintiún medios que consideran que el tema del día es el aniversario de los "atentados al Word Trade Center y el Pentágono" y la "guerra contra el terrorismo" declarada por Estados Unidos a partir de aquellos hechos. Pero, además, estamos frente a veintiún de veinticinco diarios que consideran que el tema requiere sentar una posición por parte de ellos en un lugar: la sección Editorial.
El editorial se constituye en un espacio que permite el análisis sobre un nivel de profundidad mayor que una nota periodística ubicada en otra de las secciones del diario. Es que, según Fernández Barrero, "a los grupos con capacidad de decisión, que constituye el principal consumidor de editoriales, les interesa especialmente los matices que pueden observarse en este nivel profundo, pues en cierto modo cada periódico representa un sector ideológico de la sociedad, que es la que al fin y al cabo decide su continuidad" (2002).
El tiempo y las circunstancias en que aparecerá un artículo periodístico, es también una decisión particular de los directivos de un medio sobre la que existe un consenso general entre los medios. Ya dijimos que para la mayoría de los diarios seleccionados el tema del día 11 de septiembre de 2002 fue el aniversario de los ataques en Estados Unidos y la "guerra contra el terrorismo".
No solo la fecha llamaba a recordar los ataques, había circunstancias particulares como la vigencia de la "guerra contra el terrorismo" declarada por el gobierno de George Bush y la amenaza de una invasión estadounidense a Irak, por una supuesta producción de armas químicas y nucleares prohibidas por el Tratado de No Proliferación.
Sin embargo, la "guerra contra el terrorismo" había comenzado hacía ya un tiempo con la invasión a Afganistán y otras acciones antiterroristas en Estados Unidos y otros países del mundo, como nuevas leyes y refuerzo de los sistemas de seguridad. Tampoco era nuevo el conflicto entre Estados Unidos e Irak, con antecedentes en la Guerra del Golfo Pérsico y las denuncias y alertas emitidas por los gobiernos norteamericanos sobre la supuesta amenaza iraquí.
Pero el 11 de septiembre de 2002 era un día de conmemoración en Estados Unidos y esto afectaba la sensibilidad de la opinión pública mundial sobre el problema del terrorismo.
Sale de aquí que las imágenes televisivas de aviones comerciales incrustándose en las Torres Gemelas, su posterior derrumbe, la reproducción de los mensajes con amenazas de Bin Laden, los discursos de George Bush y funcionarios norteamericanos, que se emitirían a un año de los ataques, fueran las circunstancias más aptas para presentar a la opinión pública una posición del medio de prensa sobre los acontecimientos.
Temas
El tema es una de las estructuras del discurso que está específicamente implicada en la expresión de la ideología.
Un tema es una estructura semántica global del texto. Una idea, un concepto, que más o menos resume el texto, el sentido del texto (Van Dijk 1994 b).
Los temas están representados por macro proposiciones que pueden expresar una opinión que se base en prejuicios y estereotipos.
A partir de sus trabajos sobre el discurso, Teun Van Dijk ha detectado tres procesos a través de los que se contribuye al racismo: a. valoración negativa de lo diferente, de los otros; b. asociación de los otros con la criminalidad; c. extensión de lo diferente a la categoría de amenaza.
En los editoriales de la prensa latinoamericana seleccionada para este análisis se pueden encontrar ejemplos concretos de estos tres procesos.
De los veinticinco editoriales, veintiuno tienen como tema el terrorismo. Se puede decir que, según el recorte realizado para esta investigación, el tema dominante es el del terrorismo como un problema para la comunidad internacional.
Entre esos artículos encontramos diferencias de acuerdo al enfoque que le da al tema cada medio, pero el tópico es el mismo. A partir del análisis de la macroestructura, se han identificado tres "lugares" desde donde se ha enfocado el tema del terrorismo:
- Consecuencias del 11 de septiembre.
- La "guerra contra el terrorismo".
- Emergencia de una nueva era.
a. Consecuencias del 11 de septiembre
El diario Clarín, que titula "El mundo y el país, a un año de los atentados", tiene como tema las consecuencias de los atentados del 11-S, enumerando: 1. vulnerabilidad de los Estados Unidos; 2. el terrorismo internacional como nueva amenaza para las sociedades avanzadas; 3. divisiones geopolíticas entre Occidente y el mundo árabe.
Como primera consecuencia, terminó la sensación de invulnerabilidad de Estados Unidos y se generó una sensación de inseguridad e incertidumbre. Estamos frente a un problema social. Porque Estados Unidos sufrió por primera vez un asesinato masivo asestado contra la población civil, "sólo comparable –dice el texto- con los ocurridos en los últimos años en África, los Balcanes, Chechenia o Asia". Aquí se encuentra la primera diferenciación entre el "otro mundo" – donde la violencia es más corriente – y las "sociedades avanzadas" – que hasta el momento estaban fuera del alcance de estos hechos -.
La segunda consecuencia de los atentados del 11-S, es que dejó al descubierto la existencia de grupos terroristas en condiciones de asestar golpes de igual o mayor destructividad que las guerras interestatales.
Finalmente, en el artículo se asegura que este escenario de conflicto trajo como consecuencia peligrosas líneas divisorias no sólo entre Occidente y el mundo árabe, sino también "entre diferentes etnias y comunidades nacionales dentro de países". Aquí se refuerza la categoría de amenaza que representa lo diferente (este nuevo contexto que genera la aparición del terrorismo internacional) para la integración social, la tolerancia, el diálogo y las libertades individuales, que constituyen los valores que comparte el enunciador.
El diario La Razón, de Bolivia, también elige como tema los cambios producidos por los acontecimientos del 11-S. En este caso el editorialista advierte sobre el aumento de mecanismos de prevención y violación de derechos fundamentales como el de presunción de la inocencia, sobre las "fracturas en el campo de los tratados internacionales y del apoyo a un desarrollo más equilibrado y armónico de los pueblos".
En este discurso no hay una asociación directa del terrorismo con los países del Medio Oriente y puede leerse un cuestionamiento de las medidas tomadas por los países occidentales al denunciar la violación de derechos fundamentales.
"Un año después. Compromiso universal y leal contra el terrorismo" titula a su editorial La Nación de Costa Rica y propone tres reflexiones sobre las consecuencias del 11-S.
En la primera reflexión se destaca el fanatismo, la contradicción ideológica, la irracionalidad. Y junto a la valoración negativa de lo diferente, aparece otro elemento de impacto para el lector, la definición de los hechos del 11-S como un punto y aparte en la historia de la humanidad.
En la segunda y tercera reflexión se deja en claro el carácter criminal de lo que en los veintiún editoriales se define como un nuevo sujeto: el terrorismo internacional. La amenaza que supone este criminal y la persecución de la que debe ser objeto.
Sobre esta base, un acuerdo sobre la criminalidad del otro, se acude a instalar la idea de tres necesidades y deberes en el accionar político de quienes emprendan la lucha contra el terror. El respeto del marco jurídico internacional, el diálogo multicultural y la resolución de problemas globales que, a modo de reclamos, serán pronunciados en otros editoriales y están relacionados con el contexto a un año de los ataques.
El diario La República, de Perú, asevera que "el mayor atentado terrorista de la historia" fue ideado y materializado por miembros de Al Qaeda, "un grupo fundamentalista islámico" con células en buena parte del mundo.
El artículo es descriptivo y expositor de un problema social: el terrorismo y la lucha contra él. En los términos en que se desarrolla el editorial el autor se aleja de los hechos y parece más preocupado por la reacción de Estados Unidos después del 11-S que por el terrorismo internacional. En este discurso no se encuentran ninguno de los tres procesos a través de los cuales se contribuye al racismo.
El diario Prensa Libre, de Guatemala, describe las consecuencias del 11-S en Estados Unidos y el mundo occidental y realiza un análisis sobre la reacción de occidente para prevenir otro ataque terrorista.
El editorial recuerda primero lo ocurrido hace un año como un hecho que deja "un sentimiento de genuino horror y rechazo absoluto en las personas de buena voluntad", para luego asegurar que esto "obliga a todos los habitantes del mundo a analizar este hecho no exclusivamente desde la perspectiva occidental, sino de las culturas ajenas que rivalizan con la nuestra en su huella por la historia", esto no es –dice – "para aceptar sus acciones, sino para comprender las razones o pretextos que las motivan".
Si bajamos de un análisis global a un análisis particularizado de las relaciones semánticas entre las oraciones encontramos un mecanismo de argumentación que Van Dijk ha denominado Concesión Aparente. Consiste en presentarse como tolerante y parte de la estrategia global de la presentación positiva de nosotros y negativa de los otros. Se trata de hacer una excepción: "también hay negros inteligentes, pero la mayoría no lo son".
En el caso que analizamos la concesión se hace sobre nosotros. De esta manera se lee: "debemos tener una perspectiva de análisis no etnocéntrica, pero no aceptar sus acciones"; y "debemos analizar nuestra reacción contra los otros, pero ellos atacaron nuestro mundo".
Dejamos de lado el llamado a "comprender las razones o pretextos" que motivan las acciones de la cultura ajena que rivaliza con la occidental porque esto forma parte de una estrategia más global que Edward Said ha identificado como el objetivo fundamental del orientalismo. Los orientalistas – dice -, "conciben las diferencias entre las culturas como una realidad que primero crea un muro que las separa y segundo invita a occidente a controlar, dominar y gobernar a lo Otro (gracias a su conocimiento superior y a su poder de acomodación)".
Nos encontramos con un discurso que reconoce la existencia de un "otro cultural ajeno", asociado al "ataque" ocurrido el 11-S, que debe ser "comprendido primero, para controlar después" la amenaza que representa para los occidentales.
b. La "guerra contra el terrorismo"
La Nación, de la República Argentina, construye toda la argumentación del editorial a partir de un antagonismo. Se trata del terrorismo internacional, barbarie, frente a la libertad y el estado de derecho, civilización. En este contexto de confrontación, el editorialista alerta sobre el peligro de que Estados Unidos socave sus valores (civilizados) por la lucha contra el terrorismo y destaca la necesidad de respetar el derecho internacional.
En este editorial encontramos una proposición implícita que da lugar a una posible asociación entre las estructuras del terrorismo internacional y una parte de las naciones del mundo árabe y la tradición islámica que no se identificaría con "la causa de la civilización". Esta ultima parte, que constituye el "otro", es la que recurre al crimen para dirimir conflictos y es la amenaza que el mundo racional y los hombres de buena voluntad deben combatir respetando los procedimientos establecidos según sus valores.
El diario El Comercio, de Ecuador, también construye su tópico sobre la condena al terrorismo. El 11 de septiembre de 2001 tuvieron lugar "sucesos sin ninguna explicación acorde a la inteligencia, espiritualidad o percepción del bien y el mal que identifica a la especie".
Se impone la existencia de un nuevo actor en el escenario mundial, un actor ajeno e irracional cuyos actos malignos son producto del fanatismo. Hay un muro cultural entre nosotros y ese otro que hace su aparición el 11-S, a la vez que en la apelación a las características de la "especie" se aprecia la construcción de una oposición entre cultura y naturaleza.
En el Editorial el diario El País, de Colombia, se dice que el 11 de septiembre el terrorismo "sólo quiso demostrar que los símbolos del poder y de la cultura occidental no son intocables y desencadenar un enfrentamiento con el Islam". Despertó el nacionalismo estadounidense y desencadenó una "guerra contra el terrorismo" que tiene su primer paso en Afganistán.
"Esa guerra aún no termina, pese a que los Talibanes fueron derrotados. Los amos del terror fundamentalista, comandados por Osama Bin Laden, todavía viven y amenazan con más terror".
El editorialista define a los otros, asegura su vínculo con el crimen y los caracteriza como una amenaza latente. "Ese terrorismo es enemigo común de occidentales y musulmanes, de sociedades ricas y pobres".
Esta aseveración diferencia a este articulo de otros al reconocer que no todos los musulmanes son terroristas. Un reconocimiento válido al que debiera sumarse que no todos los musulmanes son islámicos, si, como el periódico afirma, los terroristas pretenden hacerle justicia al Islam.
La Prensa, de Nicaragua, recuerda un pasaje del discurso pronunciado por el presidente norteamericano George Bush unas horas después del atentado "la libertad ha sido atacada esta mañana por cobardes sin rostros y la libertad será defendida". Esta es la idea que rige toda la argumentación del editorialista.
El aniversario del 11-S encuentra a los estadounidenses en su lucha por la defensa de la libertad. "Estados Unidos y sus aliados erradicaron y reemplazaron al ultraretrógrado y perverso régimen Talibán en Afganistán, por su complicidad con el grupo terrorista Al Qaeda, que dirige Osama Bin Laden y que es el responsable de los actos terroristas del 9-11".
En esta oración los otros aparecen bien definidos y valorados negativamente a través de la criminalización. No se trata de una cultura diferente, sino de un gobierno específico y un grupo armado.
Este grupo – se lee en el artículo – "aunque ha sido duramente golpeado no ha sido derrotado y conserva, todavía, una gran capacidad para cometer nuevos actos de terror". Aquí la categoría de amenaza, sigue vigente.
El Nacional, de Venezuela, asegura que después del 11-S Estados Unidos planteó su política en conexión con la figura de Osama Bin Laden, "el obstinado jefe del movimiento terrorista Al Qaeda". La organización de Bin Laden era protegida por el gobierno del Mullah Omar en Afganistán, un país que "era (o es) la base principal del ejército secreto" que atacó Estados Unidos. La amenaza del terrorismo está presente, su persecución no ha logrado erradicar este tipo de crimen.
En sintonía con El Nacional, La Segunda asegura que "todo el esfuerzo represivo volcado sobre Al Qaeda no garantiza ni su derrota total ni la desaparición de la amenaza terrorista".
Definido el otro como amenaza, el editorialista del diario chileno hace un llamado de atención sobre la decisión de Estados Unidos de atacar Irak. "A diferencia de la acción localizada en Afganistán y dirigida específicamente contra Al Qaeda, un nuevo ataque fundado ahora en presunciones no avaladas por las Naciones Unidas dividiría a Occidente, enfrentaría el repudio de muchos países y traería otras graves consecuencias imprevisibles".
Aquí se presenta una complicación: la del deber respetar los organismos internacionales de Occidente. No se trata de poner en tela de juicio la supuesta relación entre Irak y el terrorismo. El otro está constituido y no se discute su amenaza y su relación con el crimen, sino el método y las formas de cómo enfrentarlo como problema para Occidente.
El diario El Mercurio, de Chile, describe "El Dilema de Bush" cuando el objetivo político del gobierno norteamericano es "forzar un cambio de régimen en Bagdad".
Se observa un mecanismo similar al utilizado en el editorial del diario La Segunda. Pero aquí la relación que se presupone entre países de Medio Oriente y los grupos terroristas es más clara e inobjetable. El problema es, otra vez, las formas y los mecanismos para la lucha contra la amenaza criminal que representa el terrorismo.
El problema, para la sociedad mundial, del cambio de régimen en Bagdad y el dilema de un ataque unilateral o de actuar a través de las organizaciones internacionales – de la ONU – es el tópico de este editorial.
En La Prensa, de Honduras, el editorialista escribe: "el 11 de septiembre muchos países temblaron, las condenas al terrorismo no habían impedido la infiltración de la red fundamentalista en las democracias de Occidente". Así se instala el problema: "los otros fundamentalistas" irrumpen en "nuestro mundo democrático". A partir de aquí el editorialista se ocupa de la cooperación y el consenso antiterrorista en Occidente.
No se cuestiona la vigencia de la amenaza ni el carácter criminal que se asigna al terrorismo; aunque comienzan a sonar voces de cuestionamiento a la política exterior unilateral de Estados Unidos después del 11-S.
En el diario La Hora, de Ecuador, la argumentación se basa en la respuesta inmediata y mediata a los ataques por parte de Estados Unidos.
"Hoy el mundo ratifica su condolencia al pueblo estadounidense y su condena frontal a la violencia, cualquiera fuera su pretexto". Los ejecutores de la violencia son quienes estremecieron el planeta con un "acto terrorista execrable" pero el mismo Estados Unidos podría realizar una actividad criminal si cumple su decisión de atacar a Irak sin la autorización de las Naciones Unidas.
El editorialista sostiene su tópico sobre el antagonismo "violencia de los otros" y "construcción de la paz de nosotros". Esa violencia, propia de los otros, es una amenaza para nosotros tanto si la ejercen aquellos como si la retomamos nosotros a través de la venganza.
El diario mexicano La Jornada, centra su argumentación en la respuesta de Estados Unidos a los atentados del 11-S como problema para la sociedad norteamericana y el mundo. Se percibe una valoración negativa de la política exterior liderada por Estados Unidos, un juicio que se mantiene a lo largo del artículo. Incluso puede entenderse al gobierno de George Bush como "el otro", bárbaro, desmedido y violento, diferente y ajeno a los valores civilizados y pacíficos del editorialista.
El discurso tiene el objetivo de advertir sobre el problema de la política militarista. No es un discurso con elementos racistas, sino crítico y analítico de la política que lleva adelante el gobierno de un país.
Observamos, a través del análisis, que existe una idea consensuada de calificar los hechos del 11-S como "atentados terroristas" y de reconocer la existencia de un "terrorismo internacional" posiblemente ligado a un grupo "ajeno" a "Occidente".
Este consenso es el que interesa a esta investigación. Hay un acuerdo en cuanto al uso de determinado léxico para calificar los hechos del 11-S (atentados terroristas) y para caracterizar a los grupos supuestamente relacionados con la ejecución de aquellos ataques (fundamentalistas), sin contar los adjetivos con valor de carga negativa con que se acompañan los términos aparentemente neutros u objetivos. Además, en algunos medios, existe una predisposición a asociar a esos "grupos terroristas" con países de Oriente Medio y mucho más, con los musulmanes y el Islam. En estos medios se puede discutir la política exterior de un país de Occidente, pero existe un consenso último sobre que el mayor peligro para Occidente se encuentra fuera de él, en Oriente, más específicamente en Oriente Medio, donde se ubica geográficamente a "los otros".
Este recurrir a categorías ya establecidas y legitimadas, se hace incluso por parte de aquellos que pretenden mostrarse críticos de una situación de dominación y que pretenden demostrar su claridad de visión al plantear la sospecha de que la "lucha contra el terrorismo internacional" es en realidad una guerra por asegurarse recursos económicos y establecer una hegemonía planetaria.
c. Emergencia de una nueva era
El diario ABC Color, de Paraguay se refiere al 11-S como un hito histórico producido por el accionar de un nuevo terrorismo surgido como conflicto cultural (Islam vs. Cristianismo occidental).
La violencia es la característica del "terrorismo internacional", que aparece como algo nuevo – diferente – y se instala como una amenaza criminal para "la parte de la humanidad civilizada que no admite que exista ningún derecho humano cuya reivindicación legitime el terrorismo".
Para el Diario Popular, de Brasil, el 11-S señaliza el inicio de una nueva era con problemas a afrontar, como el "terrorismo internacional".
Esta amenaza compromete a países desarrollados y emergentes, afectó a la economía (recesión a escala mundial), descubrió la complejidad del bloque musulmán y trajo una redefinición en la política de Estados Unidos sobre países considerados adversarios. Occidente tiene un nuevo adversario – señalizado dentro del bloque musulmán – y del que debe defenderse.
El diario El Sur, de Chile, expresa su solidaridad frente a "un acontecimiento que no sólo significó una cruel ejecución colectiva de inocentes, sino que expresó en todo su dramatismo la emergencia de una era de turbulencias".
La idea central del argumento es que hay una nueva configuración mundial de relaciones internacionales a partir del quiebre entre el Islam y Occidente. Se está frente a un problema social global que afecta a los países occidentales a partir del peligro que representan los países islámicos.
Este "otro" diferente al mundo occidental representa una amenaza. La comunidad internacional globalizada puede ser víctima de los "particularismos civilizacionales".
El diario El Colombiano, realiza en su editorial una crítica del terrorismo como forma de accionar y lo caracteriza como una amenaza para el presente y el futuro de la humanidad. Considera el 11-S como un desgarramiento, una ruptura en la historia. Para este medio el problema del terrorismo pone en peligro la convivencia en el ámbito mundial, en el regional y el doméstico.
El "otro" es, en este caso, el terrorismo en general, en oposición a la civilización que representa este medio de Colombia. Este enfoque del tema puede estar relacionado con el contexto y las circunstancias que atraviesa el país donde se publica el diario, con un conflicto interno entre las Fuerzas Armadas colombianas, grupos paramilitares y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejercito de Liberación Nacional.
En el diario Crítica, de Panamá, se asigna al 11-S la trascendencia que marca la emergencia de una nueva era, con sus respectivos conflictos y la hegemonía de Estados Unidos.
Esta superpotencia, detrás de la que se alinean el resto de los países del mundo civilizado, ha sido desafiada. Ese desafío se enmarca en un nuevo conflicto de civilizaciones, específicamente entre Oriente y Occidente, según el editorialista.
Aparece claramente la figura de un actor: el árabe pobre e islámico, que se diferencia del occidental rico y cristiano y entabla un conflicto, una amenaza, a través de un acto criminal trascendente.
Otros Temas
El diario El País, de Uruguay, es uno de los cuatro periódicos que no tienen como tema al terrorismo o los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En su titulo editorial se lee "Un heroísmo discreto". El tópico es la problemática de la pobreza en Montevideo, el papel de las instituciones de acción social y el valor de los luchadores sociales. La argumentación se articula a partir de la presentación de un caso testigo del heroísmo social.
En este caso el editorial de El País nos permite corroborar aquello que por obvio no debe dejar de ser confirmado a partir del análisis sobre los textos: que existe la posibilidad de seleccionar, para el editorial, una temática alternativa a la agenda que se impone – lo confirma el número de editoriales dedicados al terrorismo en los artículos seleccionados para el presente trabajo – a escala internacional. Una agenda que, consideramos, es creada a partir de intereses políticos e ideológicos de países dominantes en las relaciones internacionales.
La decisión del diario de seleccionar como tópico para su artículo editorial el tema de la pobreza, en este caso o el del terrorismo, en los otros, es una decisión que pone en juego intereses económicos, sociales, culturales, políticos e ideológicos.
En Listín Diario, de la República Dominicana, se lee "Trampas que acechan nuestra economía". El tema es la crisis económica en ese país, con un deterioro de la balanza de pagos, con la posibilidad de caída de la tasa de cambio del dólar norteamericano y problemas de liquidez.
Es otro caso de excepción a la regla de "la agenda del día" que siguen los otros veintiún diarios latinoamericanos seleccionados. Pero ¿por qué si para periódicos de países vecinos a la República Dominicana "el terrorismo" es un tema de interés nacional e internacional para Listín Diario no debiera serlo?. Porque la construcción de la agenda temática responde, entre otros, a factores ideológicos y políticos que un diario puede estar dispuesto a reproducir o no.
El diario La Nación, de Paraguay constituye otra excepción a la agenda al darle lugar en el editorial a un tema de interés nacional. Titula "Desprecio a la opinión pública".
En el artículo se cuestiona la ley de "transición económica" (a la que califica de impuestazo), dictada por el gobierno en detrimento de los ciudadanos. También se hace una crítica de la democracia paraguaya por la falta de representación y participación ciudadana.
Es un buen disparador para el análisis del problema de la representación en las democracias actuales, pero el tema no es válido a los términos de esta investigación más que para verificar la existencia de problemáticas vigentes con alcance internacional que, al menos en esta oportunidad, han sido dejadas de lado por los diarios latinoamericanos en función de su alineación con temas e intereses dominantes.
El editorial de La Prensa Gráfica, de El Salvador, encuentra su tópico en un tema de alcance internacional que tiene a su país como partícipe principal. Se titula "Un recurso previsible". El tema es el pedido de revisión, por parte del gobierno salvadoreño, de un fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya del 11 de septiembre de 1992. Dicha sentencia es sobre un litigio territorial entre El Salvador y Honduras donde, a juicio del diario, se perjudicó a los salvadoreños.
El problema de la delimitación territorial de Honduras con El Salvador, Guatemala y Nicaragua tiene un largo historial que surge del periodo de la declaración de independencia de estos países centroamericanos. Pero mientras que las relaciones hondureñas con los otros dos países colindantes se han estabilizado, las diferencias con El Salvador no se han superado y todavía tienen repercusiones en el ámbito nacional y regional.
En cuanto a nuestro trabajo, el tópico de este editorial no contribuye al objetivo de analizar la representación que se hace de la cultura islámica en periódicos de países de América Latina. Sin embargo, véase como los diarios hondureño y nicaragüense La Prensa y el guatemalteco Prensa Libre ignoran un tema que para su par salvadoreño resulta importante. Mientras que los otros tres medios centroamericanos dan prioridad como tema al problema mundial del terrorismo, el diario de El Salvador pone el foco sobre un problema más local, cuestión esta que desnuda una diferencia de intereses tanto empresariales como nacionales y de la opinión pública de la que es referente este medio.
De esta diferencia en cuanto a la selección de los temas de debate relevantes, puede surgir un elemento útil para pensar sobre el nivel de integración regional política y cultural frente a la agenda política y el discurso cultural de Occidente, en el contexto de la "guerra contra el terrorismo".
Si, como quedó claro en el tratamiento del género, el editorial tiene implicancias persuasivas, sumamos ahora a esto que cuando argumentan sobre un tópico social – el problema del terrorismo, es el caso que nos interesa – estos discursos tienen consecuencias ideológicas. Hacia dónde nos quiere dirigir la persuasión quedará claro al descubrir desde qué lugar habla el medio, cuáles son sus intereses.
La búsqueda analítica de una posible asociación ideológica entre los medios latinoamericanos seleccionados para el estudio y las políticas de los países occidentales en el contexto de "guerra contra el terrorismo" se hará con mayor profundidad en las etapas de análisis siguientes.
Superestructura
Van Dijk propone el análisis de la superestructura partiendo de la estructura del relato definida por William Labov.
Labov divide los relatos como tipos de texto de formato simple o elaborado, los primeros con una estructura de unidad mínima y los segundos con estructura compleja.
Los relatos simples contienen cláusulas narrativas ordenadas de acuerdo a una secuencia temporal, a diferencia de los relatos desarrollados, que en un esquema ideal (completo) constan de las siguientes cinco partes: resumen, orientación, complicación, evaluación, coda.
Van Dijk divide al relato, para su análisis, en: resumen, descripción general u orientación, complicación y resolución.
Qué aparece en un titular, qué se enfatiza en una conclusión, qué descripciones de acontecimientos se presentan como Complicación o Resolución de una historia, depende de los modos en que se interpretan los acontecimientos y en consecuencia, de posiciones ideológicamente variables (Van Dijk 1994 b).
El resumen contiene el propósito del relato, respondiendo a la pregunta ¿qué se trata?.
La orientación responde a las preguntas ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?. Indica así el tiempo, lugar, personas y situación.
La complicación es la acción que desencadena la historia, el argumento.
La resolución indica la razón de ser del relato y el propósito que persigue el enunciador.
Intentaremos describir según este modelo la superestructura de los editoriales estudiados. Empezaremos el análisis por los títulos de los editoriales. Estos no varían demasiado el uno del otro. En su mayoría hacen referencia al tiempo transcurrido, invocando el aniversario de los ataques del 11-S. Entre algunos de estos podemos mencionar a: "Un año después" (La República); "A un año del 11 de septiembre" (La Segunda); "Aquel 11 de septiembre" (La Hora); "El mundo y el país a un año de los atentados" (Clarín); "Análisis a un año de distancia" (Prensa Libre).
Pero hay otros siete titulares que ofrecen elementos más importantes para el análisis, nos detendremos brevemente en ellos.
"Civilización y Barbarie", el título del editorial de La Nación de Argentina, es una oposición entre nosotros / civilizados y los otros / bárbaros que se mantiene en todo el artículo. Incluso si se busca la intertextualidad de la antinomia (tarea que se realizará en este trabajo) se pueden encontrar huellas de una ideología racista y etnocéntrica tendiente a reproducir la dominación de los europeos sobre los árabes.
En "Y el terror sigue vivo", titulo del editorial en El Colombiano, está la marca del estilo del discurso. Anticipa la combinación de elementos de narración literaria y la prensa amarilla (a través de la espectacularización) e introduce al lector en la idea de la vigencia de la problemática del terrorismo. Ubica al problema en un "aquí y ahora", al introducir la variable tiempo (presente) y obviar la variable espacio (lo que aquí universaliza el problema).
"Aniversario del terror", título que se lee en La Prensa, de Nicaragua, guarda una analogía con el anterior. Se recurre a la dramatización y se asevera la vigencia de un terrorismo y sin fronteras.
El título del diario La Nación, de Costa Rica, "Un año después. Compromiso universal y leal contra el terrorismo", enuncia un deber ser, además de expresar una subjetividad al usar el adjetivo "leal". Invoca la lealtad de "nosotros" frente al problema del terrorismo. A partir de la lectura, con el correr de las líneas del artículo, se percibe que tal proposición es una manifestación de deseo que el editorialista intentará reafirmar como un deber ser al final de su discurso.
"Todos somos neoyorquinos", de El Sur, indica el lugar donde se ubica el editorialista. Es inclusivo del receptor y es un deber ser que no admite conjeturas. "Nosotros" somos neoyorquinos, occidentales. A partir del titulo se define desde qué perspectiva se analizará el tema del editorial, desde la occidental.
Los Tiempos, titula "El resentimiento hacia EE.UU.". El resentimiento implica un estado emocional de "unos" frente a "otros", a partir de un comportamiento o una actitud de los "otros" que los primeros no consideran de su agrado. En el titular se puede determinar claramente quién es el objeto de resentimiento, pero no está definido quién o quienes son los portadores del resentimiento. En cambio, está claro cuál es el estado emocional que los caracteriza, e invita al lector a encontrar las causas a partir del artículo. Por otra parte y en el mismo sentido que la idea de "universalidad del terror" que se percibía en los otros titulares, la falta de definición del sujeto del resentimiento indica una falta de especificidad constitutiva, una generalidad.
"El dolor y los cambios históricos", título del editorial de El Comercio, es una conjunción del editorialista para hacer referencia a la relación histórica (a su juicio) entre la aparición de un "actor de desequilibrio" y la ruptura de un estado de paz en el mundo. El dolor es la consecuencia del desequilibrio que sufre un cuerpo por la acción de un agente que irrumpe negativamente. Los cambios históricos, independientemente de que sean negativos o positivos para una comunidad, son el resultado de una ruptura del equilibrio de una sociedad a partir de un hecho transformador.
El diario Clarín, en el resumen, asevera que hace un año se vivió una de las mayores conmociones históricas y el curso de la política internacional sufrió un hito sangriento.
El número total de muertos según este diario se contabiliza con precisión en 3053. Este tipo de datos le dan al discurso un sentido de objetividad, propio de un estilo periodístico.
En la orientación se desarrollan en tercera persona las consecuencias del 11-S para las relaciones internacionales; y en la complicación se afirma que "la comunidad internacional enfrenta un serio riesgo de inestabilidad, mayores turbulencia y que la paz y la seguridad se encuentran comprometidas por la acción de organizaciones y grupos terroristas con gran capacidad de daño así como por la proliferación de armas de destrucción masiva fuera del control de los estados mayores".
Estos males son consecuencia de la acción del "megaterrorismo" y frente a esta amenaza, dice, "nuestro país" ha de saber acompañar los esfuerzos por fortalecer "las herramientas con las que cuentan los estados democráticos y las sociedades libres, los compromisos internacionales y el consenso entre las naciones para que ningún pueblo quede a merced del terror mesiánico". La forma de resaltar los valores que comparte el diario es oponerlos al problema con el que se encabeza el párrafo.
En el editorial del diario La Nación de Argentina se repite la estructura del artículo de Clarín. En el resumen se condena el "criminal ataque terrorista" y se convoca a las personas civilizadas a repudiar la vía de la violencia o el asesinato para dirimir los conflictos. La justificación para la condena es descrita en la orientación, donde se exponen características negativas y malas acciones del "terrorismo internacional".
La complicación del problema surge al plantear la reacción de la nación que soportó el ataque del 11-S. De esta – se lee – "correspondía – y corresponde – reclamar señales que hagan honor a su arraigada tradición de libertad", planteando así una duda implícita sobre la política adoptada por Estados Unidos después de los ataques. La resolución apela a través de un deber ser a transitar el camino de la "reafirmación de los procedimientos establecidos por la gran tradición jurídica para la prevención y represión del crimen, proyectados al campo internacional y aplicados, en lo posible, con la colaboración de aquellas naciones del mundo árabe y de la tradición islámica que se identifican con la causa de la libertad y el Estado de Derecho". En esta parte de la estructura se reivindica la civilización como solución de conflictos frente a la barbarie de "los otros", que tienen como método la violencia.
En el resumen del artículo del diario La Razón, de Bolivia, se opone a los "letales atentados" con la "necesaria tarea de construir un mundo de paz, igualdad y concordia". En la orientación se describen las consecuencias negativas de los atentados para un mundo que "ha cambiado… y no para bien".
A la complicación se llega a partir de la suma de las consecuencias negativas hasta allí descriptas. "Sin una visión universal de las relaciones, imbuidos de un fanatismo religioso suicida, han logrado un alineamiento defensivo que, a su vez, no quiere establecer ni respetar diferencias". A partir de esto se plantea preservar "el bien mayor" frente "al mal mayor".
El mal mayor, el terrorismo, es comparado al régimen nacional socialista alemán y las consecuencias del primero a los males que significó para Europa el nazismo. En la resolución se llama a la reconstrucción del mundo de paz, destruido por los atentados. Pero esto sólo es posible con la derrota de los "imbuidos de un fanatismo religioso suicida".
El análisis de las estructuras en el editorial del diario Los Tiempos, de Bolivia, nos permite entender mejor el sentido del título (El resentimiento hacia EE.UU.).
"Superar las causas del resentimiento y antipatía contra EE.UU. no será tarea fácil, pero es imprescindible que se la encare pues de otro modo nuestra civilización tendrá grandes dificultades para enfrentar a quienes sólo desean destruirla". Esta oración es parte del resumen y la resolución del artículo. Ubica al editorialista dentro de la civilización, que comparte con Estados Unidos y que se ve amenazada.
En la orientación se hace alusión a la decisión del Departamento de Estado estadounidense de convocar a una conferencia para analizar el problema que ha llevado a los norteamericanos a preguntarse "¿porqué nos odian tanto?". Un análisis de la política exterior de ese país.
En la complicación se describen las causas del resentimiento hacia Estados Unidos, asegurando que obedecen a factores económicos, culturales, políticos, religiosos e históricos. En esta estructura toma cuerpo el "sujeto de resentimiento", que hasta aquí permanecía indefinido, más que por su caracterización emocional. El resentimiento tiene lugar en cualquier lugar del planeta donde haya causas objetivas surgidas por consecuencia de la aplicación de la política exterior de Estados Unidos. Es decir, el que se propone destruir "nuestra civilización" puede estar incluso entre nosotros y haber sido generado por nosotros.
Hay una propuesta: es necesario un auto saneamiento para tener posibilidades de éxito frente a los retos que se presentan.
El Diario Popular de Brasil inicia su discurso señalando en el resumen el carácter histórico del 11 de septiembre. En la orientación se describe el impacto producido por los atentados en territorio norteamericano. En la complicación se refuerza la valoración negativa del problema del terrorismo, a partir de un enfoque en los efectos perniciosos para países desarrollados y emergentes. Esta secuencia contribuye a crear una idea de complejidad y largo alcance – espacial y temporal – del problema que representa el terrorismo para la comunidad internacional.
"Muitas incertezas levam a conclusao de que é imprevisivel o dia em que alguém poderá anunciar uma victória completa, definitiva". Si bien en esta oración se lee la conclusión del editorialista y se percibe el problema del terrorismo como irresoluto, en las palabras siguientes él se anima a caracterizar este "novo mundo" por la disposición norteamericana a combatir el terrorismo en cualquier país. Esta caracterización y otras que se leen entre líneas en el resto del discurso, ayudan a basar sobre ciertas certidumbres a este "novo mundo" y desencadenan una resolución: "cruciais questoes mundiais devem ser resolvidas pela Organizacao das Nacoes Unidas (ONU)".
En este artículo se puede observar, a través del análisis de discurso, cómo el editorialista puede estructurar estratégicamente su discurso para que en la resolución se apele a los lectores con el aparente propósito de bogar por el respeto y fortalecimiento de las instituciones internacionales y los valores jurídicos, mientras que en el resto del discurso se construye una idea pesimista de las alternativas para reconstruir un equilibrio y orden en el curso de la historia de las relaciones internacionales.
El editorial del diario chileno El Mercurio dedica el resumen a la descripción del problema que representa el mundo musulmán para los objetivos políticos del gobierno norteamericano. Luego se hace una descripción general de las vicisitudes por las que han atravesado las relaciones entre Irak, ONU y Estados Unidos. La complicación aparece con la posibilidad de que Washington remueva a Saddam Hussein a través de "una potente y sorpresiva acción militar".
"La prudencia exige a Bush no precipitarse", expresa el editorialista y recuerda que el presidente de Estados Unidos ha dicho que "hoy 11 de septiembre, entregará categóricos antecedentes sobre el riesgo que el actual régimen iraquí plantea al mundo". La idea de la "amenaza iraquí" se refuerza un párrafo más adelante. El editorialista da cuenta de la alineación del Primer Ministro británico Tony Blair con la Casa Blanca, "apoyándose en antecedentes del riesgo nuclear que representa Hussein para la paz mundial, los cuales ya se han hecho públicos".
Pero hay un riesgo: para forzar el cambio de régimen en Bagdad se requiere del apoyo del pueblo iraquí. De lo contrario "los EE.UU. arriesgarían no sólo perder la conducción de Occidente, sino arrastrar al mundo a un conflicto religioso de muy difícil solución". Por eso el editorial resuelve que "la Asamblea de la ONU podría urgir a Irak el retorno de los inspectores de la Agencia de Energía Nuclear Internacional, como lo sugiere la Liga Árabe, lo que contribuiría a desactivar la situación".
Queda en claro, en cada nivel de la estructura del discurso, que el problema es el régimen iraquí y no los objetivos políticos de los Estados Unidos, como también se instala la idea (que aparece en otros discursos analizados) de un desenlace no entre naciones sino entre culturas.
En la resolución, como en otros discursos, se interpela a la Organización de Naciones Unidas como instancia jurídica de la comunidad internacional para salvaguardar "la paz mundial".
En el resumen del editorial de La Nación, de Costa Rica, primero se describen los efectos del 11 de septiembre, para presentar luego "tres conclusiones".
En la primera conclusión se describe el curso de las relaciones internacionales (a modo de orientación), de la Guerra Fría al afloramiento de "fanatismos religiosos y étnicos", del "fantasma del comunismo" a la "revuelta ideológica y religiosa de los fanatismos".
En la segunda conclusión aparece la complicación, se advierte que "aparte del oprobio y de la enérgica condena y de la persecución de la que el terrorismo internacional debe de ser objeto (empezando por Al Qaeda y su red), en el fondo existe, además, un problema antropológico y cultural que no debería ser obviado". Este es un desafío ya que "esa reflexión no la ha hecho Occidente con fineza y detalle". Se trata de resolver problemas globales. "De esa manera, el mundo islámico, el complejo mundo árabe con todas sus facetas y otras formas culturales podrían convertirse en aliados de Occidente".
La tercera conclusión del editorialista tiene que ver con la resolución del discurso y su propuesta para la superación del problema del "terrorismo internacional". "En tercer lugar, a corto plazo, se impone una lucha coordinada y sistemática contra los centros de poder y las redes del terrorismo, dentro del marco de la ONU y de los derechos humanos".
A lo largo del discurso el editorialista impone un orden para interpretación del problema y finalmente resuelve su discurso apelando a la misma estrategia del se debe hacer. Es otro discurso donde se puede ver que el emisor destaca en la resolución los valores que defiende.
El discurso del diario ecuatoriano La Hora se estructura de manera tal que en el resumen se recuerda y condenan los hechos del 11-S. Acto seguido, en la orientación, se describe los hechos posteriores haciendo referencia a la respuesta del gobierno norteamericano, la solidaridad y respaldo de países del mundo con Estados Unidos y la trascendencia de lo sucedido el 11-S para la historia de la humanidad. Se llega a la complicación cuando el editorialista dice que "sería un gesto noble del gobierno de los Estados Unidos, reflexionar serenamente en torno a su decisión de atacar Irak – según se ha dado a entender – aún sin la autorización de la Organización de Naciones Unidas".
Finalmente, en la resolución, el editorialista considera que la actitud belicista de Estados Unidos es una "amenaza absurda, inoportuna e impolítica" y considera que hay que sobreponer "la construcción de la paz con el ejemplo y la razón". A partir de esto propone que "hay que condenar implacablemente al terrorista exactamente hasta el límite donde no se convierta en uno de ellos".
En el editorial del diario guatemalteco Prensa Libre aparecen varios adjetivos calificativos, sin embargo la lectura completa del artículo deja la idea de un tratamiento objetivo del problema.
En el resumen se condena el acto terrorista del 11-S y se invita al análisis para comprender por qué y a partir de ello, tomar decisiones adecuadas.
En la orientación se describe el efecto simbólico de los ataques al tener como objetivo estandartes del "estilo de vida judío – cristiano occidental y de la ideología capitalista".
En la complicación encontramos un planteo que se relaciona con la temática del diario paraguayo La Nación: el desprecio por la opinión pública en todo el mundo por parte de las autoridades, aún en las "democracias reales".
En Prensa Libre se lee: "todo se está llenando de dudas y conforme pasa el tiempo se solidifican valores importantes de las democracias occidentales". Esto hace referencia a lo que el editorialista plantea como la necesidad de "analizar la reacción del mundo occidental, sobre todo de los Estados Unidos" después de los ataques. Asegurar que "se solidifican valores" es, desde el punto de vista analítico, una estrategia de persuasión que queda al descubierto cuando el editorialista necesita imponer su opinión en la resolución: "esto es una obligación ética como producto de un pensamiento compartido por los creyentes de todas las religiones y los integrantes de todas las culturas".
El diario hondureño La Prensa plantea en el resumen la existencia de un "megaterrorismo" que siembra incertidumbre en la "comunidad internacional". En la orientación se desarrollan las características de este "megaterrorismo" y de la "lucha contra el terror en un escenario total". Se instala la complicación al referirse a la política unilateral de Washington en esta lucha. "La seguridad y la defensa se han convertido en el centro de toda acción política y militar".
Advirtiendo complicaciones el editorialista resuelve que la "guerra contra el terrorismo" debe exceder lo militar, "pues el hambre, las enfermedades, la discriminación, la injusticia y la explotación crean a quienes están dispuestos a morir matando".
En este discurso, como en otros analizados, se observa la coexistencia del desarrollo de dos ideas que parecieran políticamente antagónicas y que le dan al discurso un cierto carácter de objetividad:
- la adhesión a la "guerra contra el terrorismo" (cuya definición, parámetros y principios fueron establecidos por el gobierno de Estados Unidos inmediatamente después de los ataques del 11 de Septiembre de 2001),
b- la reivindicación de las instituciones internacionales representativas (como la ONU) y las normativas jurídicas (el derecho internacional).
La imparcialidad del medio de prensa estaría dada por el tratamiento de los dos temas: el problema del terrorismo – a través de su condena – y el problema de la acción unilateral de Estados Unidos – reclamando un papel activo para la ONU -.
En este sentido, el hecho de que la denominada "guerra contra el terrorismo" y la defensa de la ONU, como institución representativa de la comunidad internacional, aparezca como ideas contrarias, es consecuencia de las estrategias políticas de países con capacidad hegemónica para legitimar y deslegitimar instituciones.
El diario La Prensa, de Nicaragua, presenta un discurso con un estilo a través del cual en algunos pasajes se dramatizan los hechos. En este sentido vale la pena que hagamos referencia a un dato.
En algunos editoriales se precisa el número de víctimas en el resumen o la descripción general, Clarín da cuenta de un total de 3053. La República dice que se ocasionó la muerte de 2800 personas. La Prensa, por su parte, dice "cerca de 3000 personas, de unas 80 diferentes nacionalidades de origen, que en la mañana del 11 de septiembre de 2001 estaban pacíficamente dedicadas a su trabajo en las ciudades de Nueva York y Washington, perdieron sus vidas a manos de siniestros individuos repletos de odio y de rencor contra esa gran nación". Obsérvese aquí cómo agregar un dato – el número de nacionalidades involucradas – puede influir subjetivamente en el discurso.
La estructura del discurso guarda una coherencia. Esa coherencia esta dada por un tejido de proposiciones – relaciones causales – donde se hacen apreciaciones con valoración negativa del terrorismo y en defensa de la libertad como valor supremo de Estados Unidos. En la resolución misma se propone "luchar hasta las últimas consecuencias por preservar esa tradición que es la esencia misma de su país".
ABC Color, de Paraguay describe en el resumen el alcance de los ataques. En la orientación se describe la aparición de un nuevo tipo de terrorismo y se recurre a otros discursos para trabajar la idea de "agresión superlativa". La agresión a Estados Unidos significó realmente "una declaración de hostilidades de una cultura contra las demás culturas, en especial la occidental cristiana".
Como en el nicaragüense La Prensa, entre otros, en ABC Color el discurso tiene una coherencia semántica compuesta por proposiciones ideológicamente entrelazadas de forma tal que dan una idea global negativa del terrorismo.
En la complicación, una vez definido el alcance de los ataques del 11-S y caracterizado el nuevo tipo de terrorismo, se describe la incapacidad del terrorismo como herramienta para la humanidad civilizada. El "gran déficit" del terrorismo, dice el diario, es "su incapacidad para diferenciar sus objetos de odio y su absoluta insensibilidad". Además de ser "completamente estéril al momento de concertar, conciliar y construir algo".
El discurso se resuelve con la declaración de solidaridad con Estados Unidos y con todo el mundo civilizado que no acepta la reivindicación de ningún derecho humano a través del terrorismo.
En un análisis sobre muestras de relatos de personas, sobre hechos acontecidos con respecto a minorías, Teun Van Dijk observó que faltaban algunas de las categorías que componen la superestructura de los relatos. Más de la mitad de las historias no podían ser definidas como tales porque no tenían la resolución. Al preguntarse por qué, llegó a la conclusión que "la gente no quiere hablar de una resolución porque para ella no la hay; para señalar que hay una complicación social fundamental la gente estándar termina su relato de los hechos en la complicación; en sus modelos mentales, tampoco hay solución, es un problema que no está resuelto" (1994 b).
Surge de este análisis que este fenómeno también involucra al editorialista y al discurso de los medios a través del editorial.
El diario peruano La República dramatiza sobre los hechos del 11-S en el resumen. En la orientación se realiza una descripción de lo que define como "un choque tectónico que motivó un reacomodo mundial".
Llama la atención en este discurso la cantidad de datos que se incluyen para dar forma a su discurso. Datos éstos que refuerzan el dramatismo. El surgir de "lo que se conoce como la doctrina Bush, contraria a la de la Guerra Fría", el "nuevo concepto de autodefensa preventiva unilateralmente determinada", la decisión de la administración Bush que "ha presupuestado US$ 366,000 millones en gastos castrenses", el fin de las dudas sobre el "proyecto contra misiles balísticos (NMD), conocido popularmente como 'guerra de las galaxias'", la definición del "eje del mal".
En la complicación aparece, como en otros editoriales, la posibilidad de que Estados Unidos invada en forma unilateral a Irak. Pero a diferencia de los casos anteriores, ahora no aparece la reivindicación de la ONU, ni una convocatoria a rever la política exterior de Estados Unidos, sino que se toma la situación internacional como una realidad ya establecida y sin posibilidad de transformación.
El editorial se cierra con una conclusión pesimista, "un año después, qué duda cabe, la respuesta al terrorismo ha sido una militarización no solo externa sino interna: los comandos de elite pesan más que los DDHH, el Protocolo de Kyoto o la CPI. Por primera vez desde la guerra civil, las FFAA opinan en asuntos de seguridad interna y los avances del Derecho Internacional son estorbos (la CPI, los presos Talibanes)".
En el caso del diario chileno El Sur, todo el discurso es una condena al terrorismo. En la resolución se retrocede al lector a la orientación del argumento y se lo instala en un presente problemático por la amenaza de terrorismo.
En el título se empieza el discurso en primera persona plural y en la orientación se pasa a la tercera persona. Hacia el final de la complicación se vuelve a la primera persona plural y se incluye al lector. Involucra al receptor con el pensamiento del diario: "todos somos neoyorquinos". Es una aseveración y un deber ser a la vez, una obligación moral para el editorialista que se compromete – e intenta comprometer al lector – con "una civilización más pacífica", frente al dramatismo de "la emergencia de una era de turbulencias".
Otro diario transandino, La Segunda, involucra desde el resumen a sus paisanos con los hechos del 11-S, que considera "un hito histórico de alcance universal". En la orientación el editorialista da cuenta de que "el presidente Bush sostiene hoy que el terrible alumbramiento de estos acontecimientos trajo una nueva claridad sobre el papel de los Estados Unidos en el mundo". Esto ha constituido la complicación para otros editorialistas, que vieron la salida al unilateralismo y el oportunismo político en el fortalecimiento y el respeto a la ONU.
Pero este no es el caso en La Segunda: "sin embargo, los posibles errores de la gran potencia no deben ocultar la amenaza real de un terrorismo a escala mundial". La ONU no es presentada como alternativa.
En cambio, se recurre (en la resolución) a una cita del Papa Juan Pablo II para alertar sobre las "escandalosas injusticias y desequilibrios" que podrían ser la causa del 11-S. Una proposición similar se leyó en "El resentimiento hacia EE.UU." del diario Los Tiempos de Bolivia.
El Comercio, diario ecuatoriano, asevera en el resumen de su editorial que "la humanidad fue sacudida por el terror". En la orientación se recurre a otros hechos históricos para establecer un paralelismo con el "ejercicio del mal" en la historia, pero resulta que este nuevo terrorismo carece de explicación racional.
Esta es la complicación, que este terrorismo "es la manifestación de un poder que se justifica por el fanatismo, cuenta con recursos ilimitados y dispone libremente de los medios de la tecnología contemporánea". No hay resolución, a un año del 11-S "se comprueba que la ruta transitada en estos doce meses no ha favorecido a la humanidad. Una nueva guerra en Medio Oriente; Africa se hunde, existe amenaza nuclear en el subcontinente indio y la desesperación se enseñorea en América Latina". La alusión a estos hechos indica que el problema lo constituye la periferia, lo que algunos han dado en llamar el Tercer Mundo. Nada se dice sobre quiénes están invadiendo Medio Oriente, sobre qué países europeos son responsables del hundimiento de África y sobre cuáles y de qué origen son los organismos de crédito que permitieron el endeudamiento externo que causa desesperación en América Latina.
El diario mexicano La Jornada describe en el resumen los aspectos que desarrollará en la orientación. Los "ataques terroristas" son en este caso apenas un disparador.
Titula: "Un año de guerra". Esa guerra ubica al miércoles 11 de septiembre de 2002 – día de publicación del editorial – en "el contexto de una regresión atroz de la libertad, la seguridad, la paz y la tolerancia".
En la orientación se profundiza en lo cruenta y confusa de la guerra iniciada el 11-S. Cruenta porque "se mataron – deliberadamente o por error – a miles de afganos que no tenían nada que ver con el 11 de septiembre". Confusa porque "siguen vigentes las dudas sobre el alcance de la conspiración, sobre sus autores intelectuales y sobre sus motivos reales"; porque el "terrorismo internacional" dio a Washington una "coartada inapreciable para recortar severamente las libertades civiles y los derechos humanos en Estados Unidos, para dar impulso a la industria militar, para chantajear a sus aliados"; porque "el enemigo difuso y fantasmagórico" sirvió de "extraordinaria utilidad propagandística e ideológica" al gobierno de George W. Bush.
La complicación esta relacionada con que "los halcones estadounidenses voltearon la vista hacia Irak". Para la Casa Blanca "el derrocamiento de Hussein ofrece la posibilidad de seguir echando combustible al impulso bélico, permite avizorar un control de los recursos petroleros de la región". Pero Washington ha quedado aislado por falta de consenso en la ONU para apoyar una acción en Irak.
En este editorial se ha dado menos importancia al problema del terrorismo que al de la política exterior que lleva adelante el gobierno estadounidense. Las descripciones que se hacen en cada uno de los niveles de la estructura sobre el contexto histórico político en que se desarrolla esta "guerra contra el terrorismo" no se encuentran en otros editoriales. La coherencia semántica está dada por proposiciones estratégicamente entrelazadas para expresar y persuadir sobre el carácter negativo de una política belicista que tiene como máximo exponente a Estados Unidos.
En la resolución, a través de la ironía como estrategia, el editorialista – sin plantear una posibilidad de superación del problema de la política exterior de E.U.A. – considera que "ello fortalece la impresión de que la presidencia del país vecino está, efectivamente, en guerra, pero no contra unos criminales demasiado escurridizos para ser reales, sino contra la libertad y la tranquilidad de sus propios ciudadanos y contra las soberanías nacionales y contra la paz entre los pueblos".
Esta guerra que comanda la administración de George Bush está en curso y a la vista del editorialista no parece haber solución al problema.
El diario venezolano El Nacional, por otra parte, asevera en el resumen de su editorial, sobre el 11-S, que se trató de "terroristas islámicos".
Con una visión profundamente pesimista del presente y dramática sobre la dimensión del problema del terrorismo, el editorialista cierra cada uno de los párrafos de la orientación y la complicación, con una proposición que refuerza su perspectiva.
En este sentido, en la orientación se describen los efectos traumáticos de esta "doble agresión: la material y física" que tuvieron como consecuencia última el que se reconociera la vulnerabilidad frente a "las diabólicas tácticas del terrorismo". En la complicación se proclama la "incertidumbre" y la "amenaza".
Se invirtió en la persecución de los terroristas "sin embargo, no puede hablarse de que el peligro haya desaparecido", dice el editorialista. Se perpetúa la amenaza, "la guerra, un año después, está ahí, paralela a otras guerras". El problema no está resuelto. El mundo se solidarizó con la "gran potencia", pero esta "optó, no obstante, por la visión unilateral".
Un dato que surge del análisis de la superestructura es que ninguno de los veintiún editoriales que tienen como tema el terrorismo presentan el problema como resuelto, por el contrario, aparece como un problema social vigente.
Frente a ese problema hay quienes presentan posibles soluciones según distintas perspectivas. Hay casos donde se lee una intención de buscar una respuesta de superación del problema, aún cuando la "intención real" sea fundar la solución sobre la dominación, la manipulación o el exterminio de "los otros". Pero hay otros discursos donde directamente no se presentan posibilidades ni estrategias para la solución del problema.
La resolución es particularmente importante en este análisis porque es en este nivel de la estructura donde en los editoriales se puede encontrar una opinión explícita o implícita sobre el tema propuesto, allende del sentido global que se le va dando al discurso en cada una de las otras partes de la estructura global. En la resolución podemos encontrar, en parte o en su totalidad, el propósito del discurso.
El propósito – u objetivo – es entendido como el modelo mental del editorialista de la consecuencia de su acto discursivo.
Como ya mencionamos, los discursos analizados tienen consecuencias ideológicas y llegamos a la conclusión, a través del análisis de la superestructura, que cada nivel contribuye a la formación de esa ideología. Es más puntual el caso de los editoriales sin resolución porque estancan el problema social y contribuyen a crear "barreras sociales y culturales". Pero se puede ver que en editoriales completos al nivel de superestructura también hay una coherencia semántica con una función persuasiva que tiende a la construcción de estas mismas barreras.
En ese sentido, podemos agregar, a lo expuesto por Van Dijk, que hay relatos desarrollados con una estructura completa en el nivel sintáctico pero sin resolución en lo semántico. Esto quiere decir que el editorialista puede redactar su artículo de manera tal que en el nivel de la estructura sintáctica aparezcan los cuatro niveles (resumen, orientación, complicación y resolución), pero en el plano semántico el discurso queda "estancado" en la complicación.
Esto tiene que ver con que si la resolución es el nivel de la estructura sintáctica donde queda planteada la razón de ser y el propósito del editorialista y este tiene la intención de presentar el problema del terrorismo como no resuelto, entonces es lógico que la resolución sea funcional a la coherencia semántica del artículo en su totalidad.
Construcción de los sujetos del discurso – Observaciones – La controversia es un requisito para que pueda haber aislamiento. – Elementos del discurso que construyen el sentido – Léxico y expresiones axiológicas – Modalizaciones – Estrategias discursivas, interdiscursividad – Citas directas – Citas indirectas (1)
Capítulo III
El discurso de Occidente sobre Oriente – El discurso de la prensa de América Latina sobre Oriente – Documentos (1)
Agradecimientos (1)
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Orlando Gabriel Morales
La Plata, Bs. As., Argentina.
Tesis de Grado de Licenciatura en Comunicación Social (aprobada y calificada con 10 (diez) puntos por el Jurado elegido por el Honorable Consejo Académico de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social del la Universidad Nacional de La Plata).
Dirección de Tesis: Adriana Archenti – Co Dirección de Tesis: Gladys Lopreto
Aprobada el 4 de Diciembre de 2004. Derechos de autor reservados. Prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la cita expresa del autor.
Datos de Autor
Morales Orlando Gabriel, Lic. En Comunicación Social (Fac. de Period. y Comunic. Social de la Universidad Nacional de La Plata), Maestrando en Ciencias Sociales (Fac. de Humanidades y Cs. de la Educación de la UNLP), Redactor de la Agencia Periodística del MERCOSUR (F.P. y C.S., UNLP), Director de Redacción de La Base (revista informativa de la Secretaría de Juventud de la Unión de Personal Civil de La Nación Secc. Bs. As.).
Quedan reservados los derechos de autor. Es posible la reproducción total o parcial del trabajo sólo bajo condición de la cita expresa del autor del mismo.
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