La Iglesia y su relación los mercaderes: ¿Condena o justificación?
Enviado por Wilfer Duvan Montes Baldovino
La iglesia ha sido una de las instituciones que más se han investigado por su dominio e impacto en los diferentes campos sociales de la Edad Media, a partir de ella, se pueden vislumbrar y analizar diferentes fenómenos y conocer su relación con la sociedad de este tiempo, por lo que ella constituye un canon de gran importancia para conocer muchas particularidades de la sociedad medieval, en este caso su relación con el comercio y los mercaderes.
Por lo que en este escrito pretendemos analizar y comprender la relación de la Iglesia con los mercaderes, más exactamente por la labor que estos desempeñaban, el comercio. Conocer cuál era la posición de ésta frente a los comerciante y mercaderes, como era en la práctica dicha relación, cuáles eran los argumentos si los había a favor o en contra de su práctica y si en algún momento la iglesia acepto el papel que desempeñaban ellos dentro de la sociedad medieval.
La iglesia en gran parte le debe su esplendor y consolidación a la edad media, su apogeo se da en este periodo y, es aquí donde ha de ejercer todo su poderío, por lo que se va a llegar a convertir en una institución con gran extensión de poder y, este lo va a usar para influir en las decisiones, comportamientos, costumbres y políticas de este lapso.
A la iglesia no se le puede desconocer la gran influencia que poseía en la edad media, era una institución involucrada en lo político, económico, social y, por ende muchas decisiones que se tomaban en estos campos debían contar con su visto bueno o su aprobación inmediata, ella debía consentir y conocer estas decisiones, al igual que, mantenía constante comunicación con reyes, príncipes, burgueses, condes etc. Por lo que su influencia era de grandes proporciones y muchas veces llegaban a torpedear o impedir la puesta en marcha de una norma o el cumplimiento de una decisión, solo porque ella no le daba su aprobación. Como se ve la iglesia no solo influía sino que dominaba muchos campos medievales, por lo que estar en su contra era un obstáculo para cualquier proyecto, incluso viniendo de un mismo rey.
Pero, ¿Cuál era la posición de la iglesia frente a los mercaderes?, la doctrina de la iglesia de estos tiempos buscaba o establecía la humildad por encima de muchas cosas y se oponía al enriquecimiento de unos a costa de otros, por lo que se deduce que no aceptaban la actividad comercial con el ánimo de lucro, ya que como lo afirmará Le Goff, consideraban que "es difícil no pecar cuando se hace profesión de comprar y vender el comercio, considerado en sí mismo, tiene cierto carácter vergonzoso", como se puede ver para ella el comercio no era una actividad decorosa ni mucho menos respetable, más bien la consideraban vergonzosa y oprobiosa por lo que la condenaban y, hasta la ubicaban en las profesiones prohibidas como lo eran la prostitución, médicos, cirujanos, etc.
La iglesia no podía aceptar una práctica que iba contra las doctrinas que ella misma había establecido, pero ¿Cuál era la argumentación de esta para condenar el comercio y por ende a los mercaderes quienes la practicaban?, ella de acuerdo a lo establecido por Le Goff, se justificaba en que quienes practicaban esta actividad estaban dominados por el deseo de ganancias, la sed de dinero y el lucro y, como lo podemos observar todas ellas eran censuradas y condenadas por la iglesia, por lo que estas se convertían en un agravante más para no aceptar de ninguna forma la profesión del mercader, al igual que, establecían que esta actividad era "censurada en justa ley porque en sí mismo satisface la apetecía de lucro que, lejos de conocer limite, se extiende hasta el infinito", aquí podemos subrayar que a la iglesia le preocupaba que el mercader no conformándose con lo adquirido siempre fuera por más y más sin saciar sus deseos, volviéndose esclavo del dinero.
Para ella todo este amor al dinero no era más que avaricia, codicia y, esto era considerado por la iglesia un pecado capital, por lo que, los mercaderes eran pecadores que debían despojarse de su dinero para poder redimir sus pecados y encontrar la salvación.
Una de las actividades que desempeñaban mercaderes y banqueros era la de prestamistas y esta a su vez generaba unas ganancias, por medio de intereses.
Esta fue una de las causas por las que la iglesia condenaria aún más a estos, ya que para ella esto era usura y, esta institución condenaba dicha práctica justificandose en que "no exijas de tus hermanos interes alguno ni por dinero ni por viveres ni por nada de lo que con ususra suele prestarse. A demás decian que "si prestais a aquellos de quienes esperais recibir, ¿que gracia tendreis?
Tambien los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos igual favor prestad sin esperanza de retribución y será grande vuestra recompensa"[1], palabras que se encuentran en la Biblia. Para ella el prestamo se debia realizar sin pensar en recibir ganancias o generar unos intereses, por el contrario se podia asumir dicho prestamo como un favor, un regalo que tendria una recompensa o retribución divina, por parte de Dios, que seria más provechosa que obtener dinero a cambio de dinero.
Además de estas argumentaciones, según Le Goff, tambien decian que " el dinero debe servir para favorecer los intercambios, y que acumularlo y hacerlo fructificar es una operación contra natura. En lugar de transferir los bienes necesarios para la vida, se acumula con espiritu de avaro", sin duda la iglesia no aceptaba ni veia con buenos modo, el que el dinero se usara para obtener ganancias, lucro, sino que solo aceptarian estas practicas cuando el beneficio no solo fuera para quien ejercia la actividad sino tambien a quien iba dirigida, para ella era casi inconcebible que alguien viviera en función de obtener riqueza valiendose de las carencias o pocas posibilidades de los demás, sin embargo, no cuestionaban el que la misma iglesia poseyera grandes extensiones de tierra, privilegios sociales, prestigio, que lo habian obtenido por su influencia y relación con los hombres notables de la época.
Sin embargo, estas no eran las unicas razones o particularidades por las que la iglesia condenaba a los mercaderes, existian causas aún consideradas de mayor peso para que esta los reprobara. Una de esas circunstancias de peso que llevaron a la iglesia a condenarlos fue, la relación que los mercaderes sostenian con los infieles musulmanes, ya que estos se encontraban por sus faenas comerciales en constante contacto con ellos así, lo deja claro Le Goff al afirmar que "los mercaderes medievales se ganaron la reprobación de la iglesia tambien en la lucha contra los infieles.
Desde la alta edad media, los mercaderes de los primeros centros italianos Napoles, Amalfi, Venecia para quienes el trafico con los musulmanes epresentaba una importante parte de sus actividades, tomaron a veces en las luchas establecidas entre cristianos e infieles el partido de estos últimos, incurriendo en las iras del papado"[2].
Para la iglesia era inconcebible que estos en vez de prestarles asistencia a ella en la lucha contra los infieles se pusieran de su parte, por lo que esto seria uno más de los elementos de rechazo de los religiosos contra los mercaderes, sin embargo, esta posición d elos mercaderes se explica en que, primero por sus actividades comerciales siempre estaban en constante contacto con personas de diferentes lugares además, ellos debian hacer caravanas por los sitios que les eran de provecho y por lo que sabemos los musulmanes eran un mercado jugoso para los mercaderes occidentales, les reportaba ganancias importantes e interese multiples y, por lo tanto, no iban a tener muy presente las cuestiones religiosas por encima de su actividad comercial o profesional.
Es de subrayar tambien que los mercaderes no eran tocados ha mezclar sus pensamientos o perspectivas religiosas con su actividad comercial, por lo que para ellos a pesar de contar con la condena de la iglesia, seguian con sus labores.
Habiendo señalado un poco las razones y argumentos de la iglesia contra el oficio de los mercaderes, ¿se aplicaban estas razones en la práctica? ¿Cómo era en realidad la relación de la iglesia y los mercaderes?. Aunque aquí hemos detallado algunos razonamientos y comportamientos de la iglesia hacia los mercaderes, esto en la práctica a veces distaba mucho de la realidad y así lo deja ver Le Goff al afirmar que "en la práctica las relaciones entre la iglesia y los mercaderes distaban mucho", pero ¿Por qué distaban?. Le Goff argumenta que:
El Papa gregorio VII odeno a Felipe I, rey de Francia, restituira a los mercaderes Italianos que habian ido a su reino devolver las mercancias que le confiscara.
En 1263 el obispo de Dinant hace edificar un mercado para provecho y utilidad de todo el mundo y sobre todo de los mercaderes.
Los mercaderes estaban entre las personas dispensadas de ayuno o de orservancia del reposo dominical, porque sus negocios no pueden ser aplazados y, porque las fatigas de los viajes les hacen penosas privaciones.
La iglesia exigió proteccion para los mercaderes por lo peligroso de su actividad, ubicandolos al lado de los sacerdotes, monjes, pregrinos, clerigos, etc.
La iglesia desde muy temprano comenzó a considerar a los mercaderes como buenos cristianos y, lejos de ser apartados de la iglesia, son acogidos por ella y profundamente integrados al mundo cristiano[3]
Como se señala aquí son varias las razones que contradicen la posición de la iglesia frente a los mercaderes y lo que se observa más,es una protección que una condena en la práctica, por lo que se hace contradictoria la doctrina con la realidad.
La iglesia al parecer, al sentirse impotente frente al avance de los mercaderes y la importancia que iban cobrando dentro del contexto social medieval y su relevancia por sus actividades comerciales de gran utilidad en la proporción de alimentos, debio cambiar su posición e ir adecuandose a los cambios que experimentaba la sociedad.
Es aquí en este cambio de perspectiva donde comienza ella en vez de condenar a buscarle una justificación a la existencia de estos en la sociedad medieval y fue aceptando como lo resaltara Le Goff no solo la práctica de su oficio sino que "la iglesia hizo aceptar ideologicamente la posición conquistada por el mercader en la sociedad medieval en el plano económico y político", aceptando que eran útiles y necesarios ya que, eran ellos quienes se arriesgaban a buscar mercancias que no se veian en unas ciudades para traerlas a otras y satisfacer las necesidades que la sociedad tenía y, esto era buscando el bein común.
La iglesia tambien fue una de las gandes beneficiadas de la actividad de los mercaderes porque fueron muchas las donaciones que estos le hiceron a ella, haciendo construir edificaciones religiosas, escuelas y conventos, a demás, muchos ricos mercaderes al final de su vida donaban toda su riqueza que en gran parte iba a tener a la iglesia y se internaban en los monasterios a culminar sus dias, sumidos en la humildad.
A modo de conclusión podemos decir que aunque la iglesia instituyo alrededor suyo toda una doctrina condenatoria contra los mercaderes y sus prácticas, rechazando su actividad, tambien se puede destacar que, la iglesia terminó justificando la actividad de ellos dentro de la sociedad, ratificando su importancia, dandole una utilidad y hasta protegiendolos, se puede notar que ella tuvo que cambiar su posición, no solo por la relevancia que cobraron los mercaderes sino para adecuarse a los cambios sociales que se hacian evidente.
Bibliografía
LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros de la edad media. Buenos Aires, Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969, 82 Págs.
MITRE, Emilio. Iglesia y vida religiosa en la edad media. Madrid, España. Ediciones Istmo, S.A., 1991, 273 Págs.
Autor:
Wilfer Duvan Montes Baldovino
[1] LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros de la edad media. Buenos Aires, Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969, P?g. 90.
[2] LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros de la edad media. Buenos Aires, Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969, P?g. 92-93.
[3] LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros de la edad media. Buenos Aires, Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969, P?g. 94-95