El presente estudio es de carácter descriptivo-retrospectivo, cuya finalidad es describir los factores de riesgo asociados al maltrato de niños y adolescentes hombres, que se encuentran en una Institución de Protección de Bogotá. La caracterización de la población compuesta de 130 niños y adolescentes se realizó por grupos de edades proporcionales, con los rangos: (7 a 10) y de (11 a 17), se realizó el muestreo de manera intencional. Se aplicó una entrevista semiestructurada a un total de 24 niños y adolescentes con historia de maltrato físico y/o emocional; para obtener los factores de riesgo, y se realizó el análisis desde la perspectiva ecológica. El estudio concluye que 11 niños provienen del departamento de Cundinamarca, 15 niños tienen historia laboral, 21 niños presentan ruptura y desarmonía familiar, 22 niños experimentaron violencia en su ambiente familiar, 17 niños no poseen redes de apoyo social, 16 tienen como característica esencial la pasividad frente a la situación de maltrato.
El hablar de maltrato implica preguntarse cuáles son sus orígenes y porqué a pesar de que la humanidad y sus diversas civilizaciones han evolucionado, este es un fenómeno que sigue vigente. Esta evolución ha mostrado diferentes formas mediante las cuales se ha causado maltrato al niño, algunas veces por medio del abandono, otras por medio del infanticidio (agresión directa contra el infante) y a veces, a través del filicidio (agresión directa contra el hijo).
Guerra, I; Remolina, C. (1998) refieren que al lado de estas formas de maltrato se han erigido diversos motivos justificantes, para cometer dicho atropello, algunos de tipo religioso, como se manifiesta a lo largo de la historia entre los Morovitas, Amonitas y Fenicios, quienes para congraciarse con el dios Moloch daban muerte a cierta cantidad de infantes. (p.10 ).
Guerra y Remolina (1998) revisaron la definición de maltrato dada por Save the Children que considera como maltrato todas aquellas faltas de cuidado, atención y amor que afectan la salud física o mental, el maltrato físico, el abuso y la explotación sexual y las injusticias de todo orden que ejercen sobre las niñas y niños (menores de dieciocho años) las personas responsables de su cuidado, padres, cuidadores, familiares, vecinos, maestros, empleadores y la comunidad en general. (p.10).
Cohen, T. (1999) afirma que el maltrato del niño puede considerarse en el continuo de pautas de crianza que están culturalmente definidas. De igual forma, Vargas y Ramírez (1999) conciben que se da un continuo en la definición del maltrato desde el trato inadecuado al adecuado, en donde las acciones contra los niños atentan contra su desarrollo y no permiten su protección. El trato inadecuado está en contra de los derechos del niño y de la niña y por lo tanto tiene un alto impacto en su bienestar. (p.15-17).
El impacto puede redundar sobre el desarrollo del niño; tal como lo describe Cohen (1999), éste es el resultado de un proceso complejo de interacciones y cambios en el comportamiento físico, emocional, sexual, social y cognoscitivo. Además, el maltrato es visto como un fenómeno multifacético que no puede explicarse por uno o dos factores.
Desde la perspectiva legal el niño se considera maltratado cuando "Ha sufrido violencia síquica o física, o cuando se le obligue a cumplir actividades que impliquen riesgo para su salud física o para su condición moral o impidan su concurrencia a los establecimientos educativos". (Código del Menor).
La Declaración de los malos tratos a infantes en México (1991) considera que:
El maltrato infantil es como una enfermedad social, presente en todos los sectores y clases sociales, producida por factores multicausales, interactuantes y de diversas intensidades y tiempos. Esta situación afecta el desarrollo armónico, íntegro y adecuado de un menor, comprometiendo su educación, su desempeño escolar, su socialización, y su conformación personal y profesional.
Dicha declaración divide el fenómeno en las siguientes categorías: maltrato físico y emocional, maltrato emocional, abuso sexual, prostitución infantil, niños de la calle, niños institucionalizados, explotación laboral y niños víctimas de guerras.
El código penal (Ley 559) considera que todo menor de 18 años, es maltratado o abusado cuando su salud física o mental o su seguridad están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas a cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de su cuidado; produciéndose entonces el maltrato por acción, omisión o negligencia.
El maltrato se ha expresado como "Toda acción u omisión que vulnere un derecho de un menor". (Procuraduría General de la República).
Más específicamente con el propósito de incluirlo en el Sistema Nacional de Salud y en el caso de Bogotá; la Secretaría de Salud define como Síndrome de Maltrato Infantil toda acción que perturbe el desarrollo físico, psicológico, afectivo y moral del niño y que en general es infringida por adultos. Comprende la violencia física o psicológica en las distintas manifestaciones o sus riesgos diagnosticados por una institución de salud pública, privada o profesional independiente a la salud. (Secretaría Distrital de Salud).
Al conceptualizar maltrato infantil la UNICEF (1997), lo define como:
Toda forma de perjuicio o abuso físico o psicológico, descuido omisión o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el acoso y abuso sexual, las torturas, los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes de los que ha sido objeto el niño-a u adolescente por parte de sus padres, representantes legales o de cualquier otra persona que tenga o no relación con el menor de edad.
En Chile, la ley de Violencia Intrafamiliar define por acto de violencia intrafamiliar a todo maltrato que afecte la salud física o psíquica de algún miembro del grupo familiar (República de Chile, 1995). Por su parte, el Ministerio de Salud define como maltrato infantil a "la agresión física, emocional o sexual contra un niño (menor de 18 años) o la falta en proporcionar los cuidados necesarios para la expresión de su potencial de crecimiento y desarrollo, contando con los elementos mínimos para ello que exceden los límites culturalmente aceptables para esa comunidad o que transgreda el respeto por los derechos del niño" (Larraín, 1994, p.14).
Destaca en ambas definiciones que el concepto de maltrato en la ley de violencia intrafamiliar y el concepto de agresión en el caso de la definición del Ministerio de Salud no se encuentran operacionalizadas. Lo anterior conlleva serias dificultades a nivel de la medición del fenómeno del maltrato infantil.
En esta misma línea, con objeto de entender qué criterios utiliza la gente de la comunidad para definir lo que se entiende por maltrato infantil se han desarrollado algunas investigaciones de carácter cualitativo en Chile. Una investigación realizada en la ciudad de Temuco descrita por Aracena , M & Cols (1999), con una muestra de 70 profesionales, líderes y padres de las comunidades entrega resultados concordantes con lo reportado en la literatura internacional. En este estudio, los participantes perciben que la conducta de amenaza o castigo sin lesión evidente son medios educativos; mientras que los profesionales consideran que estos comportamientos si son maltrato infantil. Es decir, que el maltrato es inherente a la disciplina y la forma de control del niño.(p.4).
Habiendo hecho mención de diversas definiciones sobre el maltrato se concluye que: El maltrato Infantil debe ser visto desde una perspectiva global incluyendo todos los factores que puedan estar asociados; por esto, la presente investigación toma como base el modelo ecológico para la descripción de la problemática..
Francia, M. (2003) sintetiza estudios realizados en varios países los cuales señalan que el maltrato infantil es un problema multicausal, en el que intervienen las características del agresor, el agredido, el medio ambiente que les rodea y un estímulo disparador de la agresión (Ramírez Amador V. La poca fuerza familiar como factores de riesgo para el maltrato infantil. Tesis de Terminación de la Maestría en Psiquiatría Social. 1999.)
La magnitud del maltrato es amplia, en el año 2000 se registraron 68.585 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 10.900 fueron por maltrato infantil, 43.210 por maltrato conyugal y los restantes involucraron a ambos. De otra parte, 2 millones de niños y niñas son maltratados al año en sus hogares, 850 mil de ellos, en forma severa. Así mismo, 361 niños y niñas de cada 1.000 sufren de algún tipo de maltrato. En promedio, mueren 7 niños y niñas por homicidio diariamente , y por lo menos el 42% de los vinculados a las fuerzas al margen de la Ley son menores de 18 años. (UNICEF, 2004).
Reportes expuestos por la defensoría del pueblo (1998), muestran que en marzo de 1998 el ICBF tenía bajo su cargo a 92 niños desvinculados de los grupos armados, en su mayoría provenientes del departamento de Antioquia. Las entrevistas con estos niños mostraron que dentro de sus historias de vida habían sido víctimas de maltrato físico, abandono o abuso sexual, no contaban con el núcleo familiar y algunos de sus padres fueron asesinados en la confrontación armada.
Ramírez, (2003) encontró en una muestra de 137 jóvenes en edades entre 13 y 18 años la historia de maltrato físico altamente predictora de la co-ocurrencia de comportamientos violentos y adictivos. La historia de maltrato físico se definió como la presencia de experiencias tempranas en la infancia de trato físico inadecuado en términos de golpes con cualquier utensilio o instrumento y en términos de insultos, burlas y amenazas. (Vargas, Ramírez, 1999).
Francia, M. (2003) muestra que los estudios realizados en E.U. por Kempe y Kempe en 1985 indicaron que en 6 de cada 1 000 nacimientos se pueden presentar malos tratos, lo que daría un número total de 30 mil a 50 mil niños maltratados por año en aquel país. Más recientemente aún se sabe que los casos de maltrato infantil han alcanzado la cifra de 24 millones al año. En América Latina y el Caribe hay 185 millones de personas menores de 18 años, de ellos el 50 % son niños y adolescentes. Cerca de 6 millones de niños y niñas adolescentes sufren agresiones físicas severas, y 80 000 mueren cada año.
Lo más grave de la situación, es que ante el maltrato existe la complicidad al callar este flagelo, La carencia de denuncias favorece cierta aceptación de formas de maltrato que, como el castigo físico, se practican como métodos para obtener mayor disciplina de los hijos. De hecho, no hay maltrato que resulte positivo para este fin y lo que se constata es que muchos padres recurren a formas de maltrato por no haber tenido oportunidades de conocer otras formas más efectivas para formar niños y niñas capaces de actuar con disciplina y respetuosos de los derechos de los demás. (UNICEF, 2004).
En un estudio hecho por Forero y Castro (1998) se encontró que los distintos tipos de maltrato se producen por factores socioculturales de una familia unida a situaciones sociales estresantes y con un detonador o gatillo (discordia familiar, violencia doméstica, divorcio, alcoholismo).
Para el análisis del problema se estableció un estudio con base en los casos de maltrato presentados entre el 1 de Mayo de 1997 y el 31 de Diciembre de 1997 en el Hospital Simón Bolívar de Bogotá. Se utilizó el formulario único de notificación obligatoria y el formulario de valoración interdisciplinaria.
La población analizada fue de 32 pacientes (lactantes: 18.75%; infantes menores: 21.87%; preescolares: 9.3%; escolares: 21.87%; adolescentes: 28.12%).
Aunque la muestra no es representativa, se encontró maltrato emocional en el 25% de los casos, el 40.6% por negligencia y descuido, el 31.3% por maltrato físico, el 18.8% por maltrato social y el 21.5% por abuso sexual.
En el año 2000 el Maltrato infantil en el caso de maltrato a niñas y niños menores de 18 años el 55% eran mujeres, y el 45% restante eran hombres. El maltrato, en el 41% de los casos había sido inflingido por el padre, en el 26% de los casos por la madre y por el padrastro o madrastra en el 13% de los casos, 20% por la persona que lo cuida Refiere Morales, A; (2002).
Aunque el tema del maltrato es extenso y ha sido investigado desde diferentes disciplinas, es difícil dar una definición clara, para abordar y evaluar este problema. Es por eso que en este punto se hace pertinente hablar de violencia y agresividad; ya que el maltrato infantil es una forma de violencia, donde las consecuencias son las mismas; imposición de fuerza, daño, y destrucción del otro. La agresividad según Valtelli, representa la capacidad de respuesta del organismo para defenderse de los peligros potenciales, la violencia tiene un carácter destructivo sobre las personas y los objetos y supone una profunda disfunción social. (Monográfico: Violencia y malos tratos. Itziar del Olmo Garro y Sara Redondo Miguélez, UNICEF, 2004).
Herrenkohl, C;Herrenkohl, R, & Egolf, B.(2003) Consideran que el maltrato en la niñez propone un riesgo para la desviación más tarde en la adolescencia, el riesgo puede ser aún mayor para aquellos que han experimentado más transiciones mientras crecen.
Maughan, U; Cicchetti, D. (2002) realizaron una investigación para examinar los efectos del maltrato, la violencia y la interacción adulto-niño; donde el niño desarrolla estrategias para la regulación de la emoción y ajustes socioemocionales así como el papel mediacional de disregulación de la emoción entre ambientes patogénicos en niños y correlación entre las experiencias y los resultados conductuales. Los resultados del estudio presentan una correlación alta entre los ambientes patogénicos y proporciona déficit en la regulación de la emoción impidiendo el desarrollo del bienestar psicológico en niños maltratados con historia de violencia en la interacción con el adulto.
Por otro lado, Scheid, J. (2003) sostiene que los niños maltratados presentan una variedad de problemas emocionales y conductuales.
Lo anterior indica que el maltrato guarda huellas imborrables en la vida de un niño y que como English, D. (2004) lo expresa, los niños que son maltratados frecuentemente, interrumpen su crecimiento y desarrollo. Los efectos nocivos se han identificado en el desarrollo físico, cognoscitivo, emocional, y social, y estos efectos nocivos se acumulan durante un período de tiempo. Aunque hay las indicaciones que los efectos negativos sobre el nivel del desarrollo se inviertan a menudo (pero no siempre), esta revocación requiere la identificación oportuna del maltrato y de la intervención apropiada.
Otro estudio presentado por McGuigan, W;, Pratt, C. (2001) de tipo exploratorio, donde se investigó la co-currencia de la violencia doméstica y tres tipos de maltrato infantil: maltrato físico, maltrato psicológico y negligencia infantil. Arrojó resultados que indican que la violencia doméstica durante los primeros 6 meses de la crianza infantil está significativamente relacionada con los tres tipos de maltrato infantil hasta los 5 años del niño/a.
Estas definiciones muestran como el maltrato ya es un acto violento; no basta señalar que este es el resultado de una multiplicidad de factores interactuantes; "La violencia es una especie de agresividad distinguida por su malignidad, su falta de justificación, su ilegalidad y/o su ilegitimidad." (Fernández citado por Jiménez ,1997, p. 102).
Rosemberg y Fenley ( 1991). Afirman que:
La violencia es la amenaza o uso intencional de la fuerza, la coerción o el poder, bien sea físico, psicológico o sexual, contra otra persona, grupo o comunidad, o contra si mismo, y produce, o tiene alta probabilidad de producir, daño en la integridad física, psíquica, sexual, en la personalidad y aun en la libertad de movimientos de la víctima. (p. 30)
Gallo (1999) define violencia diciendo que:
Esta existe, esto es una verdad innegable, el ser humano tiene dentro de sí el impulso que lo lleva a desear el poder y el control de su medio ambiente social y natural. Cuando ambas tendencias se conjugan el hombre y la mujer actúan imponiendo la ley del más fuerte. Esto nos ha llevado al exterminio de animales, plantas, medio ambientes y civilizaciones humanas completas.(p.168)
La violencia como acto contra las personas depende de varios factores o determinantes, y está concebida en un continuo entre lo aceptable y lo no-aceptable. La violencia depende del contexto o la situación en que se da, del momento cronológico de su ocurrencia y del juicio externo del observador. El comportamiento violento está en función de distintas variables que confluyen en un momento dado como son las condiciones de la víctima, las circunstancias, la naturaleza del comportamiento violento y las condiciones del perpetrador en su rol y nivel social, su intencionalidad y su capacidad de ajuste. (Ramírez, 2002)
La violencia se ha dividido en violencia externa psicosocial y violencia intrafamiliar y es en esta última donde el maltrato contra los niños tiene su lugar. (Duque, Klewens y Ramírez 1997, 2002) Ramírez 2002.
Es difícil comprender como el ser humano puede ser destructivo con los de su misma especie, se considera que estas acciones se deben a la búsqueda de satisfacción que se encuentra en el poder y el placer que busca la persona violenta.
Al parecer, uno de los componentes fuertes de la violencia es la ira que experimenta el ser humano frente a una situación que debe contener una culpa en otro ser ó en sí mismo; Alice Citada por Arango (1996), sostiene que la ira reprimida se convierte en rabia, no se desvanece sino que con el tiempo se va transformando en un odio más o menos conciente contra el mismo o contra otros, de ahí que los niños maltratados terminan convirtiéndose en padres y madres que a la vez, maltratan y entre cuyas filas pueden reclutarse verdugos, guardianes de campos de concentración, suboficiales, carceleros, y torturadores fiables. Es gente que golpea, maltrata y tortura por la compulsión interna a repetir su propia historia. Y lo hacen sin sentir la menor compasión por su victima, ya que su identificación con la parte agresora es total. (p. 164)
Al hablar de maltrato se identifican algunos de los factores de riesgo que pueden estar asociados al maltrato. De Paul (1997) citado por Ramírez (1998) define como factores de riesgo, a aquellos factores que inciden y que combinados entre sí de forma diferencial ocasionan el maltrato. (p.164)
También en instituciones públicas y privadas de educación se presenta maltrato, Arbeláez, T., Calvo, M., Sarmiento, M., (1998) presentan una investigación de estudio de caso, sobre el castigo al niño preescolar y afirman que la mayoría de maestros asume conductas autocráticas en el ejercicio de su autoridad, las cuales tienden a generar sentimientos y remordimientos en el niño, al establecer comparaciones con los otros niños de comportamiento ejemplar. Sancionar al niño privándolo de los descansos, expulsándolo del aula de clase.
Sebre, S; y Cols, (2004) diseñaron un estudio para evaluar la incidencia del abuso emocional y físico, factores de riesgo asociados y factores psicosociales en una comparación transcultural entre los países del bloque post-comunista. Se encontró una asociación similar entre el abuso físico-emocional y los factores psicosociales.
Es preocupante saber que el maltrato no se queda solo en el momento en que se presenta la situación, sino que al contrario, a futuro tiene una cadena de repercusiones.
Correa, R. (1999), comenta que:
Los niños criados en hogares donde se les maltrata suelen mostrar desórdenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su dolor psicológico con la posibilidad de convertirse en una adicción al llegar la adultez. (p.121)
Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan al pasar la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades para establecer una sana interrelación al llegar a la adultez.
El niño crece en la familia y es con ésta con quien va a desarrollar sus primeras relaciones. Gracia, E (1994) menciona que a este proceso se le denomina sociabilización e incluye también la transmisión de determinados valores y conductas que al poco tiempo aparecerán como naturales. (p. 32)
El trabajo realizado por Francia (2003) que tuvo como objetivo determinar cómo se comporta el maltrato infantil, y específicamente identificar aquellos niños que pueden ser objeto de maltrato; determinó el nivel socioeconómico y el sociocultural de las familias, así como la identificación de los miembros de la familia que fueron objeto de maltrato en su niñez.. Encontró que el nivel sociocultural y el socioeconómico no determinan que se produzca el maltrato infantil, sino el aprendizaje que tuvieron los padres en su niñez, y estos a su vez, no tienen conciencia de que están maltratando a sus hijos.
Para muchos niños que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lástima es parte de la vida cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna "aceptable" y el ciclo de maltrato continúa cuando ellos se transforman en padres que maltratan de sus hijos y estos de los suyos, continúando así el ciclo vicioso por generaciones.
Ramírez (1998): en su trabajo sobre el ciclo intergeneracional, concluyó que "los padres que han sido maltratados en un futuro muestran una fuerte tendencia a establecer relaciones defectuosas por debilidad de la vinculación. A manejar estilos de crianza autoritarios, distantes y poco afectuosos. Presentan creencias marcadas sobre el uso del castigo, preferiblemente físico, para imponer disciplina y por lo tanto educar. Y es evidente la legitimización de la cultura del maltrato físico".
Este análisis fue ampliado por Ramírez (2002) al contrastar los hallazgos de cuatro estudios con distintas perspectivas metodológicas. Duque, Klevens, Ramírez (1997), Ramírez, Cifuentes y Navarrete (2000) Ramírez (2002). En este análisis se encuentra que los patrones de violencia y maltrato se transmiten de una generación a otra y que esto se debe desde la perspectiva social cognitiva a tres factores: a) a la intensidad del evento vivido, b) creencias asociadas al evento y c) la percepción de la figura de impacto.
En un estudio hecho por Domínguez y Muñoz (2000) donde el fin era establecer la transgeneracionalidad del maltrato infantil entre dos grupos, padres maltratantes, padres no maltratantes, a la luz de las variables relación de pareja y crianza, donde se escogieron 30 padres maltratantes y 30 padres no maltratantes; que pertenecían a la Localidad de la Candelaria. Los padres maltratantes fueron seleccionados a través de la Comisaría de la Candelaria teniendo en cuenta aquellos niños que habían sido remitidos a Medicina Legal por haber sido agredidos físicamente por sus padres. Los padres no maltratantes fueron seleccionados con base en la aplicación de una encuesta de detección de maltrato a niños llevada a cabo en la Escuela Distrital La Concordia y dos jardines del ICBF.
A los padres de ambos grupos se les aplicó el instrumento con el cual se evaluaba la representación que tenían respecto a la relación de pareja actual y pasada en cuanto a las escalas de comunicación, afecto y solución de conflictos y respecto a la crianza actual y pasada en cuanto a apoyo, castigo y afecto.
Se realizó un análisis descriptivo y se utilizaron dos pruebas estadísticas (correlaciones y la prueba de diferencia de medias) para el análisis de los resultados.
Se encontraron diferencias significativas entre padres maltratantes y padres no maltratantes en cuanto a la variable crianza pasada y crianza actual en lo referente a la escala de castigo, siendo evidente la transmisión de dicho aspecto de la crianza de una generación a otra en padres maltratantes. Además, se concluye que no existen diferencias significativas entre los dos grupos en lo referente a la representación de la relación de pareja pasada, es decir, la que tenían los padres de los maltratantes y la relación de los últimos (la actual), por lo cual descartaron la posibilidad de que dicha variable influya en la trasgeneracionalidad del maltrato físico.
Después de una breve introducción a la temática de violencia, y conociendo algunos de los factores que pueden predisponer una conducta violenta, es pertinente abordar el tema específico de maltrato infantil.
Uno de los primeros autores en aproximarse a una definición fue Kempe (1979) quien aseguró que el maltrato infantil suponía la existencia de un niño golpeado y aunque no existiera la relación entre causa efecto, era posible estudiar el maltrato infantil a partir de las acciones de los adultos que estuvieran a cargo.
Existen actualmente en el mundo numerosas definiciones que intentan dar cuenta del maltrato infantil, dentro de las terminologías utilizadas por distintas organizaciones relacionadas con el tema, a continuación se exponen las pertinentes:
Eisenberg (1981) citado por Aracena, M y cols (1999) ha enfatizado que las definiciones son distintas porque las culturas difieren marcadamente unas de otras en las pautas de crianza, el grado en que se reconoce a la infancia como una etapa del desarrollo que merece una atención especial, las condiciones que se consideran necesarias para un desarrollo saludable, y los derechos establecidos hacia los niños. (p. 3)
Por otra parte, Aracena, M y cols (1999) citaron a Starr, Dubowitz & Bush, 1990; Gelles, 1982; Valentine, Steward, Freeman & Andreas, 1984; Biller & Solomón, 1986, quienes plantean que el grado en que un país reconoce el maltrato infantil depende de las definiciones locales, tradiciones y prioridades. En términos generales, diferentes autores han planteado que las definiciones pueden variar de acuerdo a los profesionales, investigadores, estados, organizaciones, y también de acuerdo a los distintos niveles socioeconómicos. (p.3).
Se han realizado distintas taxonomías de maltrato infantil, desde las que lo analizan en un continuo que va desde la negligencia hasta llegar al abuso sexual (Larraín, 1994; Haz & Ramírez, 1998); hasta los que lo clasifican en función de la visibilidad del daño y el nivel de actividad, e intencionalidad del perpetrador (ver tabla 1).
Tabla 1.
Tipología de Maltrato Infantil
Activo Pasivo
Físico Abuso físico Abandono Físico
Abuso Sexual
Emocional Maltrato Emocional Abandono Emocional
(Fuente: Arruabarrena & De Paúl, 1994).
Arruabarrena y De Paúl (1994) describen tres criterios para definir el maltrato infantil:
1) La perspectiva evolutiva: La concepción de una acción o una omisión como maltratante o negligente y su nivel de gravedad se debe establecer en función de la edad del niño y su nivel de desarrollo esperado.
2) Presencia de factores de vulnerabilidad en el niño: Algunas acciones u omisiones pueden ser dañinas con niños que presentan deterioro físico o neuropsicológico.
3) Existencia de daño real o de daño potencial. El daño potencial implica establecer una predicción de que en el futuro los comportamientos parentales serán dañinos en un determinado nivel de severidad. (resilencia al maltrato físico) (p.3).
En la actualidad existen diversas clasificaciones en torno a lo que podrían considerarse formas de maltrato. Una de estas es la clasificación dada por Vila (1998), que incluye las manifestaciones de cada una de sus formas, incluyendo el maltrato social.
- Maltrato o abuso físico: incluye maltrato físico, maltrato del niño en gestación, síndrome de Munchausen.
- Abuso sexual: incluye abuso (incesto), violación, prostitución infantil. En esta revisión no se profundizó en este tipo de maltrato debido a que no era relevante para la investigación.
- Negligencia: esta categoría puede subdividirse en: (a) negligencia física (descuido y abandono), (b) educacional, no brindar el derecho del menor a la educación tanto en el colegio, como en el hogar.
- Maltrato emocional: involucra falta de afecto, desprotección psicológica o maltrato verbal.
- Maltrato social: comprende a los menores involucrados en la guerra, desplazados, secuestrados, niños de la calle, menor trabajador y menor infractor.
A continuación se hará un abordaje más profundo de cada uno de los componentes de esta clasificación, a excepción del abuso sexual.
El maltrato o abuso físico es una acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlo como consecuencia de alguna negligencia intencionada.
Se define como maltrato físico cualquier lesión física infringida al niño (hematomas, quemaduras, fracturas, u otras lesiones) mediante pinchazos, mordeduras, golpes, tirones de pelo, torceduras, quemaduras, puntapiés u otros utensilios con que se pueda lastimar al niño.
Gracia (1994). Afirma que:
El maltrato físico es toda forma de agresión infligida al menor por sus padres, responsables o adultos, producida por el uso de la fuerza física no accidental. Sus consecuencias pueden ser transitorias o permanentes, incluyendo la muerte. Su gravedad y época de ocurrencia se gradúa de acuerdo con lo establecido por medicina legal: leve, moderado o grave y antigua, reciente o recurrente. La golpiza que muchas veces lleva a las lesiones personales y algunas de ellas hasta la misma muerte. Este tipo de maltrato es una forma que va desde lo benigno a lo extremadamente severo.(p. 32)
Milner lo define como "la generación, desarrollo y/o promoción activa de conductas, sucesos y/o situaciones bajo el control de los padres que se traducen en lesiones físicas intencionales causadas a un menor de 18 años" (Milner,1999, p.42)
A diferencia del maltrato físico, el castigo físico, Kempe (1979) lo define como "el empleo de la fuerza física con intención de causar dolor, sin lesionar, con el propósito de corregir o controlar una conducta". No siempre es sencillo saber cuando termina el "disciplinamiento" y comienza el abuso.
En contraposición con el maltrato físico, el castigo corporal es una práctica muy difundida y socialmente aceptada. A pesar de ello, constituye una violación de los derechos fundamentales como personas, es un atentado contra su dignidad y autoestima, es una práctica peligrosa porque puede causar daños graves a los niños y constituye siempre una forma de abuso psicológico que puede generar estrés y depresiones. Los niños que sufren este tipo de castigo tienden a reproducir comportamientos antisociales y a convertirse en adultos violentos. (Loeber y Hay 1997) Ramírez, (2002) Huizinga y Thornberry (1993).
Otra forma de maltrato es el emocional, es una de las formas más sutiles pero también más extendidas de maltrato infantil. Son niños habitualmente ridiculizados, insultados, regañados o menospreciados. Se los somete en forma permanente a presenciar actos de violencia física o verbal hacia otros miembros de la familia. Se les permite o tolera el uso de drogas o el abuso de alcohol. Para el psicoanálisis, este tipo de maltrato se conforma con un placer que no toca abiertamente el cuerpo del otro, pero golpea su imagen mediante una crítica agresiva que puede llegar a suplantar, por ejemplo, la atracción erótica y en general la comunicación posible.
Si bien, la ley no define el maltrato psíquico éste se entiende como toda aquella acción que produce un daño mental o emocional en el niño, causándole perturbaciones de magnitud suficiente para afectar la dignidad, alterar su bienestar o incluso perjudicar su salud. Actos de privación de la libertad como encerrar a un hijo o atarlo a una cama, o sumergirlo en una alberca; no solo pueden generar daño físico, sino seguramente afecciones psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se amenaza o intímida permanentemente al niño, alterando su salud psíquica. Estos dos últimos ejemplos están contemplados como violación al código penal.
El psicoanálisis demuestra que una palabra puede llegar a castigar, humillar, o provocar actos de agresión; un gesto de rechazo sistemático o de intolerancia degrada y daña la percepción de sí mismo; pero demostrar que esto es tan eficaz como un golpe con odio o una violación, exige una demostración clínica rigurosa, en lugar de una apasionada reivindicación de los derechos.
Para Gallo (1999) "El maltrato psicológico se funda en una mortificación del ser y no en un daño del cuerpo como el maltrato físico. Se produce cuando un sujeto tiene el sentimiento de ser sistemáticamente desalojado de un lugar simbólico, que él supone le corresponde ocupar por derecho" (p. 224)
Esta circunstancia subjetiva hace que sea muy difícil juzgarlo como delito, pues existen los medios para realizar un peritaje que de cuenta de la magnitud de un daño físico, pero no para dar cuenta de una mortificación del ser, que es lo sucedido en el maltrato psicológico.
Se considera como signo de maltrato emocional cuando el niño muestra comportamientos extremos, algunas veces una conducta que requiere llamados de atención y otras pasividad extrema. Asume tanto roles o actitudes de "adulto", como por ejemplo cuidar de otros niños, como otras demasiado infantiles para su edad. Muestra un desarrollo físico o emocional que no está de acuerdo a su edad, y en algunos casos ha tenido intentos de suicidio.
Otras formas de maltrato emocional se presentan cuando sus padres o tutores constantemente menosprecian o culpan al niño; ignoran lo que pasa o les dicen los maestros acerca del niño; se niegan a considerar la ayuda que les ofrecen para superar los problemas del niño en el colegio, de manera abierta rechazan al niño.
El maltrato social se entiende por malos tratos institucionales cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia, como situaciones de desplazamiento por la violencia, secuestros, niños de la calle, trabajadores e infractores.
Una vez analizadas las clases de maltrato, es pertinente determinar algunas posturas sobre factores de riesgo.
Las teorías ecológicas postulan que factores como las definiciones legales relacionadas al maltrato del niño, y la aceptación social de violencia, pueden asociarse a los diferentes puntos de vista políticos o religiosos que valoran hasta que punto interfiere la violencia en las familias de niños maltratados (Tzeng, Jackson, & Karlson, 1991), citados por Ramírez (1999).
En el problema del maltrato infantil se observa una repetición de generación en generación del maltrato como estrategia de disciplina o forma de relación entre padres e hijos. El menor que ha sido maltratado repite con sus propios hijos lo que vivió en su infancia. (Fontana 1973 y Belsky 1993) citados por Ramírez (1998, p. 166). Ramírez (2002)
Belsky, J; & Cols. (2003) encontraron en un estudio que las relaciones intergeneracionales fueron positivas en adultos jóvenes sin hijos, estables laboralmente, casados; pero estos factores no actuaron recíprocamente con la historia pasada de la relación familiar, es decir, que los resultados de la relación actual no se asemeja a la relación de la familia de origen.
Belsky, J; & Cols. (2001) realizaron un estudio entre las relaciones intergeneracionales durante los periodos de crianza del niño; la mayor predicción la encontraron en la niñez-media y adolescencia temprana. Los resultados indicaron que los ambientes familiares más favorables durante los periodos de crianza del niño en la familia de origen produjeron mejores relaciones entre padre-hijo y se disminuyó el grado de problemas en lo que se refiere al contacto, encierro, conflicto y ayuda recíproca.
Otra investigación adelantada por Francia, M; (2003) al analizar qué padres fueron maltratados en su niñez encontró que en el grupo de estudio todos lo sufrieron, ya sea física, psicológica, o emocionalmente. En cambio, en el grupo control el maltrato infantil no estuvo presente en la niñez de ninguno.
Siguiendo con el ciclo intergeneracional, Newcomb, M: Locke T. (2001) sostiene que la transmisión intergeneracional de maltrato del niño es un asunto polémico. Mucha investigación existente se plaga con por lo menos tres debilidades fundamentales: (1) usando el estado del caso para definir los asuntos: (2) adoptando una perspectiva dicotómica que no considera la realidad de maltrato en varios continuos; y (3) usando definiciones operacionales que no diferencian entre los subtipos de maltrato.
Herrenkohl et al., (1983, en Knutson 1995), estima una prevalencia de historias de abuso entre padres abusivos de un 56% y entre un 38% de los no abusivos. Este investigador concluye que el riesgo parental de usar una disciplina severamente castigadora se incrementa cuando se tuvo padres abusivos. Sin embargo, existe un 53% de personas que siendo maltratadas cuando niños, no maltratan a sus hijos en la actualidad.
Existen otros modelos para explicar el maltrato infantil: (a) teoría del apego, (b) modelo psicológico-psiquiátrico, (c) modelo psicosocial, (d) modelo sociocultural, (e) modelo de la vulnerabilidad del niño, (f) modelo ecológico, y (g) modelo transaccional. Ninguno de estos modelos da una respuesta cabal a la comprensión del fenómeno del maltrato infantil, no obstante cada uno de ellos entrega elementos relevantes para su comprensión. Algunos de los modelos explicativos cuentan con una exhaustiva explicación teórica, otros en cambio disponen además de estudios empíricos que avalan sus teorías. En relación a estos últimos, muchos de los estudios reportados en la literatura no se describen los aspectos metodológicos de los diseños empleados como así mismo no describen la prevalencia del maltrato infantil que emplean para realizar estimaciones acerca de fenómenos asociados. Lo anterior exige que el lector revise los antecedentes con cautela y tal como lo señala De Paul, (1988) en Lararrín et al., (1997) dada la complejidad del fenómeno es necesario considerar que ninguno de los modelos por sí solo logra explicar el maltrato, ya que este es la expresión de una disfunción en el sistema padres-niños-ambiente y cultura.
Modelo del apego
La teoría del apego de Bowlby es un modelo que integra la etología, la teoría de las relaciones objetales, así como conceptos de la teoría de sistemas, la psicología cognitiva y el procesamiento de la información. De esta forma se plantea que en los humanos, cuando los padres están próximos, son sensibles y responsivos a las conductas de apego innatas de sus hijos, los modelos internos de trabajo (working models) pueden reflejar seguridad y confianza en los otros, así como en los sentimientos que se tienen hacia uno mismo. Con estos fundamentos de "base segura" el niño explora el entorno, las nuevas experiencias y relaciones. Esta interacción permite que la persona sea competente en la entrega de cuidado y apoyo (Bowlby, 1988 en Sable, 1997).
Varios autores mencionan como fenómeno explicativo de maltrato, las alteraciones en el proceso de apego, lo cual daría cuenta de las interacciones disfuncionales del individuo con los padres o cuidadores que lo vulneraron en su capacidad para interacturar con sus propios hijos. Lo anterior les imposibilitaría regular las oscilaciones extremas entre la cercanía y la evitación e integrar las emociones y cogniciones experimentadas (Bowlby, 1984 en Van Ijzendoorn & Zwart-Woudstra, 1995; Knutson, 1995).
Modelo psicológico-psiquiátrico
En este modelo se sostiene que la violencia y el maltrato surgen en términos de las características de personalidad del individuo, desde esta perspectiva se señalan factores como psicopatologías, anormalidades, aberraciones y adicciones como desinhibidores de las tendencias agresivas y violentas de los adultos que maltratan a los niños. Lo que sugiere que los padres o cuidadores maltratan a sus hijos porque padecen de alteraciones psiquiátricas, ya sea esquizofrenia o psicosis maníaco depresiva.
En las investigaciones realizadas se señala que entre un 10% y 15% de los casos de maltrato los padres tienen algún tipo de trastorno mental. En otros estudios se ha logrado establecer que los padres agresores de sus hijos tienen más síntomas depresivos y baja autoestima así como escasas estrategias de afrontamiento de problemas (Morales & Costa, 1997).
Modelo psicosocial
Este modelo incluye las teorías que se centran en las interacciones del individuo con la familia de origen y con su familia actual. Las teorías psicosociales; examinan las interacciones del individuo, su entorno social, con otros individuos, grupos y organizaciones, atribuyen el maltrato infantil a situaciones que se generan en procesos de aprendizaje y socialización, en el estrés estructural de comunidades donde se viven violencias sociales y políticas y en relaciones particularmente frustrantes.
En este modelo se plantea que hay suficiente apoyo empírico como para establecer una relación entre maltrato o falta de afecto en la niñez y el posterior maltrato de los propios hijos. Kempe, (1961 en Morales & Costa, 1997), establece que en este contexto se produce la repetición de una generación a otra de estos hechos violentos; los malos tratos suelen ocurrir en períodos de crisis y en general se trata de familias con escaso soporte social. De este modo la experiencia de haber sido maltratado físicamente cuando niño, se constituye en un factor predisponente para convertirse en adulto maltratador (Kaufman & Zigler 1987; Egeland et al., 1988). En el contexto de la transmisión intergeneracional del abuso se plantea que las personas maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo tipo de maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por Aracena, M (1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez (2003).
Una familia que construye vínculos violentos entre sus miembros no podrá transferir sino violencia hacia la generación futura y no podrá sino desbordar violencia hacia fuera de su familia. De un niño maltratado se espera un maltratante futuro, que devolverá la violencia absorbida. Está comprobado que los jóvenes que cometen actos de violencia ya han sido víctimas previamente.
Radhakrishna, U; & Cols. (2001) quisieron determinar si la presencia de un substituto del padre en la casa aumenta el riesgo de maltrato hacia el niño (hijastro). Niños que tenían un substituto del padre que vivía en casa tenían la doble probabilidad de informar ante las autoridades la presencia de maltrato después de su entrada en la casa: que aquellos que vivían con su padre biológico. Está también psicológicamente comprobado que el fruto de las consecuencias del maltrato infantil puede ser una manera de que el individuo maltratado exteriorice sus represiones vividas en la infancia debido al sufrimiento que tuvo que atravesar. Durante toda su niñez interioriza las agresiones, tanto físicas como afectivas, provocadas por el maltrato y que pueden terminar convirtiéndose en una situación traumática. Es entonces en su adultez que el individuo busca una manera de liberarse de éstas; es por esto que recurre a la drogadicción, al alcoholismo, o a alguna otra adicción. Puede ser también que se convierta en un agresor, o que se quede arraigado a esta situación de maltrato.
Paavilainen, E; Astedt-Kurki, P. (2003) quisieron desarrollar un modelo teórico preliminar en función de las familias de niños maltratados. El maltrato del niño estaba definido como abuso físico, psicológico, sexual o abandono, causados por los primeros cuidadores del niño. El objetivo era generar conocimiento en vías de la comprensión y la protección de estas familias.
Las categorías fueron factores estructurales incluidos en la familia, las relaciones entre los miembros familiares, las relaciones fuera de la familia, fuerzas familiares, factores de riesgo y manifestaciones de maltrato. Las relaciones que surgieron entre estas categorías incluyeron los conflictos, círculos negativos de vida familiar y los efectos de maltrato del niño en la familia. La falta de protección dentro de la familia es un factor que surgió como categoría central que describió el fenómeno del maltrato y se conectó a todas las otras categorías del funcionamiento de la familia.
La familia tiene un rol fundamental, como transmisora de valores y moldeadora de la conducta. A partir de ella el niño va adquiriendo cierto conocimiento para que a su debido tiempo pueda insertarse y vivir en sociedad. A medida que crecen, perciben las funciones que cumplen distintos miembros de la familia. De este modo, conocen las características generales de los roles de padre, madre e hijos. También aprenden las primeras normas: lo prohibido y lo permitido. La manera en que los padres realicen estas funciones determinará en gran parte las características psicológicas del niño.
Modelo sociocultural
Las teorías socioculturales enfocan su explicación desde niveles más amplios como las estructuras sociales, el modelo económico, las instituciones con sus normas y, en general las condiciones y valores de la cultura. El maltrato puede surgir entre otras razones como expresión de organizaciones familiares, escolares y comunitarias que se encuentran atascadas en estados crónicos.
Este modelo explica como las características socioculturales establecen las condiciones para que el maltrato se genere. En este sentido, el pertenecer a una clase social genera tipos de estrés, -económico por ejemplo- que conlleva a un alto riesgo de maltrato. Además la inestabilidad y la insatisfacción laboral que son causa de estrés, pueden desencadenar maltrato hacia los hijos. Los factores sociales más mencionados por la literatura y que aparecen asociados al maltrato infantil, lo constituyen el desempleo, la pobreza, los problemas de hacinamiento, el bajo nivel sociocultural, eventos vitales estresantes y escasas redes de apoyo (Banyard, 1999 citado en Castillo 1999).
El estrés se refiere a que el niño supone una demanda que el padre no es capaz de cumplir, porque no tiene claridad sobre las necesidades de su hijo, o porque no tiene los recursos psicológicos para afrontar esta situación. Frodi, Lamb y Wolfe, Wekerte han estudiado este asunto.
En términos culturales, existen aspectos arraigados en las creencias, avalado por los sistemas o modelos educativos e incluso en algunas teorías psicológicas en las cuales se plantea que el castigo se constituye en un medio de aprendizaje (Larraín et al., 1994).
El estudio hecho por Guerrero (1999) muestra que el nivel socioeconómico es un factor que puede influir en el maltrato. En su trabajo pretendió principalmente estudiar en profundidad las variables demográficas (estrato y región) como factores que influyen en el sistema de creencias de los padres en Colombia. Como procedimiento llevó a cabo una categorización de los ítems sobre creencias estudiadas por el Centro Nacional de Consultoría, según éstas atendieran a factores de seguridad económica, autoridad, formación, roles sexuales, y privacidad familiar. A los datos obtenidos se aplicaron pruebas estadísticas que permitieron analizar las diferencias existentes según el estrato socioeconómico y la región geográfica de los informantes.
En el trabajo se concluye que los sistemas de creencias de los padres colombianos constituyen un factor de riesgo de maltrato infantil, especialmente cuando ellos pertenecen a estratos socioeconómicos bajos. Estos padres mostraron estar más de acuerdo con las creencias que tienen que ver con aspectos relacionados con seguridad económica, autoridad, formación y roles sexuales, cuando esas creencias expresan una actitud positiva hacia el castigo físico.
La variable de región geográfica, contrario a la de estrato, no mostró estar asociada con el sistema de creencias, el lugar en dónde habitan no determina el sistema de creencias que tienen.
Simarra, J; De Paul J; San Juan C. (2002) estudiaron las representaciones sociales sobre el maltrato del niño (la severidad, etiología, y estrategias de la intervención) de la población general y los profesionales que trabajan con los niños en el área caribeña de Colombia. No se encontró diferencia entre los grupos en la severidad percibida de tipologías de maltrato del niño. Se encontraron diferencias en la representación social sobre la etiología de maltrato del niño. Profesionales que trabajan en el sistema de la protección del niño dan más valor a las características de padres y al ambiente socio-económico y familiar en la etiología de maltrato del niño que los participantes de la población general.
El estudio sugiere que las representaciones sociales sobre el maltrato del niño de población general y profesionales del área caribeña de Colombia sean similares que la representación social observó en otras regiones y países.
Modelo de la vulnerabilidad del niño
En este modelo se expone que ciertas características de los niños los hacen más vulnerable al castigo por parte de sus padres. "Algunos trabajos muestran que los factores biológicos que predisponen a un individuo (niño) a presentar conductas violentas están influenciados por el ambiente en que el individuo se desarrolla" (Cadoret, Yates, Troughton, Woodworth y Stuart, 1995, p.923-924)
En una revisión de la literatura sobre el maltrato infantil, se establece que posibles fuentes de maltrato lo constituyen las enfermedades y la predisposición al maltrato de los niños, los análisis sugieren que éstos juegan un rol importante en el 47% de los casos de maltrato. Consistente con esto, al mejorar los sistemas de registro de vulnerabilidad se encuentra que el 45% de las familias con problemas de maltrato tenían hijos con déficit de aprendizaje, déficit emocionales, retardo mental o handicaps físicos (Knutson, 1995 citado en Castillo, 1999).
Sidebotham, P; Garza, J; ALSPAC. (2003) quisieron determinar características de niños que pueden estar predispuestos al maltrato. Los autores concluyen que los factores del niño son significantes, son sólo una parte de circunstancias y condiciones que finalmente llevan a que sean abusados o descuidados. Las actitudes paternales hacia el niño pueden ser más significativas que las características reales del niño.
La vulnerabilidad o predisposición al maltrato en niños adoptados fue estudiada por Taussig, H. (2002). En un estudio longitudinal, se examinó la protección y los factores de vulnerabilidad de niños puestos al cuidado adoptivo. Los resultados sugieren que hay factores de vulnerabilidad presentes para el maltrato de estos niños y predice conductas de riesgo en la adolescencia.
Cuando se analiza al niño maltratado se observa en ellos mayores niveles de agresividad, tendencia al rechazo a los contactos afectivos y una mayor prevalencia de déficit atencional con hiperactividad, así como dificultades en la interacción. Herrenkohl et al., 1994), Kincud (1998). En los adolescentes maltratados es común encontrar distimias y desórdenes de personalidad limítrofe o escasas estrategias de afrontamiento (Bolger, et al., 1998). Sin embargo, es difícil diferenciar la característica como algo estable en el sujeto o como producto del maltrato (Cohen, et al., 1996).
Modelo ecológico
En este modelo el maltrato infantil es analizado en niveles que van desde lo individual, a lo sociocultural, pasando por la familia y las redes sociales cercanas. Sin dejar de lado las distintas interacciones que se producen entre éstos. Brofenbrenner (1979 citado en Morales & Costa, 1997) desarrolla este modelo que permite ordenar las distintas explicaciones en un sistema donde se integran los factores de los cuidadores, las características del niño, la interacción social y familiar y el medioambiente cultural (Larraín et al., 1994). Este modelo posteriormente desarrollado por Belsky (1980); (1993), establece que el primer nivel es el ontosistema; el cual agrupa los aspectos propios del individuo, tales como la personalidad, el estado de ánimo, el conocimiento con respecto a las características evolutivas del niño y sus necesidades; los cuales a su vez están siendo afectados por la historia de malos tratos; desatención severa; rechazo emocional a la que fue sometido durante su infancia y la historia de desarmonía o ruptura familiar. El segundo elemento lo constituye el microsistema, que es el contexto familiar inmediato en el cual se producen las interacciones madre-padre-hijo, es decir, practicas de crianza. En este sentido, ciertas prácticas como el autoritarismo o el ciclo ascendente de conflicto y agresión entre los integrantes, vienen a constituirse en los elementos de este sistema.
El exosistema lo viene a constituir la vecindad o el barrio en el cual está inserto el grupo familiar. En este nivel el desempleo, las malas condiciones del lugar y/o del trabajo, el aislamiento, la falta de redes social formales e informales y el acceso a salud y educación de calidad deficiente generan condiciones propicias para que el maltrato se perpetúe.
Finalmente está el macrosistema, en el cual se anidan los demás sistemas (Belsky, 1980 en Morales & Costa, 1997). Este incluye a la cultura, las actitudes y creencias en torno a la violencia, el castigo como modo de educación de los niños, la infancia, el papel de los padres y la familia (Belsky, 1980 citado en Morales & Costa, 1997).
Modelo Transaccional
El modelo transaccional que explica el maltrato, de Cicchetti y Rizley (2001), plantea la existencia de una dimensión temporal, donde existen factores permanentes y transitorios y una dimensión de riesgo, que explica los factores potenciadores y compensatorios. En este modelo, las variables que apuntan a la noción de vulnerabilidad, tales como las anomalías físicas y psíquicas, la historia de violencia, la psicopatología de padres e hijos, la carencia de apoyo social; entre otros, son considerados factores permanentes y potenciadores. La relación familiar armónica que se constituye en elemento protector, es un factor compensatorio permanente. Existirían de la misma forma, elementos provocadores, tales como la presencia de enfermedad, problemas familiares, conflictos de disciplina con los hijos; los cuales son considerados como factores potenciadores transitorios y finalmente habría un número de variables que actuarían como contenedores, tales como la condición financiera, la armonía marital y las redes de apoyo social, las cuales se constituyen en factores compensatorios transitorios Cicchetti & Rizley, (1981), citados por Cohen, T. (1999).
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Datos demográficos: Edad, escolaridad, nivel de desarrollo, procedencia, aspectos culturales y económicos, tiempo de institucionalización e historia académica de los padres.
El estudio de Benbenishty y cols, (2002) muestra la prevalencia del maltrato emocional sobre el físico, incluyendo los datos socioeconómicos de las familias de los estudiantes en cada escuela escogida para la investigación. Los estudiantes reportaron altos niveles de maltrato; casi un tercio reportó ser maltratado por algún miembro del personal de la escuela, y más de la quinta parte era víctima de maltrato físico. Concluyeron además que los grupos más vulnerables eran los varones. El estudio fue realizado con una muestra representativa de 5472 cursos, estudiantes de 4 a 6 años, en 71 escuelas de Israel.
English, (2004) habla de las características socioeconómicas de la familia, tiene en cuenta factores como el desempleo, la pobreza y el aislamiento social ligado con el maltrato. Aunque el abuso y la negligencia hacia el niño ocurren en las familias de todos los grupos de ingresos, los casos de maltrato hacia el niño se muestran desproporcionados en las familias de bajos recursos, y los efectos de la pobreza parecen obrar recíprocamente con otros factores de riesgo, para aumentar la probabilidad de abuso y negligencia hacia el niño.
Black y cols, (1999) analizaron mediante estudios las variables demográficas como factores de riesgo de la agresión proporcionada por el compañero afectivo; las variables analizadas eran edad, raza, y clase social. El factor de la edad fue medido en cuatro de los estudios revisados, y se encontró una correlación negativa con la agresión hacia el compañero afectivo. (Howell y Pugliesi, 1988; MacEwen y Barling, 1988; Cacerola, Neidig, y O’Leary, 1994; Kantor, Jasinski, y Aldarondo, 1994).
Para el estado socioeconómico incluyeron el nivel educativo, el desempleo, la ocupación, entre otros. El nivel educativo medido generalmente como los años de la educación, se observó que estaba asociado, sin embargo no era una constante. Estos autores referencian a Newlyweds, MacEwen y Barling (1988) quienes encontraron en una muestra de 275 participantes que el nivel de educación tuvo correlación con la agresión hacia el compañero afectivo. Es decir, hombres con bajo nivel educativo, poseen niveles más altos de agresión hacia el compañero afectivo. Igualmente, O´Leary y Curley (1986) encontraron que los hombres que abusaban físicamente de su compañera afectiva, tenían menos educación que los que asistían a terapia de pareja.
Por otro lado, Francia, M; (2003) realizó un trabajo descriptivo, retrospectivo y transversal de los alumnos caracterizados con factores de riesgo, así como de sus familiares durante el curso escolar 2000-2001; con el objeto de determinar como se da el maltrato infantil, y específicamente identificar aquellos niños que pueden ser objeto de maltrato. Se determinó, además, el nivel socioeconómico y el sociocultural de las familias así como la identificación de los miembros de la familia que fueron objeto de maltrato en su niñez. Los resultados observados mostraron que el nivel sociocultural y el socioeconómico no determinan que se produzca el maltrato infantil, sino el aprendizaje que tuvieron los padres en su niñez, y estos a su vez, no tienen conciencia de que están maltratando a sus hijos.
Keegan, M (2001) muestra un estudio donde el objetivo principal fue probar un modelo estructural de los antecedentes y consecuencias socioemocionales del uso del castigo físico en madres con familias biparentales. Los resultados arrojaron relación entre la pobreza, la edad de la madre al nacimiento del hijo, el nivel educativo de la madre, la depresión materna, y los conflictos maritales estaban directamente y/o indirectamente relacionados con el uso frecuente del castigo físico en la madre. El uso frecuente del castigo físico estaba directamente relacionado con los problemas socioemocionales de los niños, como son la depresión maternal, y los conflictos maritales. Los principales hallazgos indican que el efecto de la pobreza de la madre en el uso del castigo físico, es indirecto y está mediado por la depresión maternal y los conflictos maritales. Las madres deprimidas golpean a los hijos más frecuentemente y viven niveles de conflicto marital más altos, lo que a su vez, están directamente relacionados con el uso del castigo físico. Las madres más jóvenes y con un nivel más alto de educación, golpean a los hijos con menor frecuencia y los niños que son golpeados con más frecuencia, presentan más problemas socioemocionales.
Por otro lado, Banyard, (1999) realizó un estudio donde examinaban a madres de bajos recursos para determinar si la niñez con abuso físico y sexual explican la variación en la salud mental adulta después de ser abusados. El estudio encontró síntomas depresivos relacionados con el maltrato en la niñez.
Otra investigación realizada por Cicchetti D., y cols, (2001) examinó las dimensiones como el momento de desarrollo, subtipo, y severidad de maltrato y sus relaciones con la adaptación del niño. Analizaron la severidad dentro de cada subtipo de maltrato y el período de desarrollo en que ocurrió a través de los análisis de la regresión jerárquicos. En los resultados se observa la severidad del maltrato emocional en la infancia y el abuso físico durante el período pre-escolar prediciendo la conducta de externalización y agresión. La severidad de abandono físico, ocurrió, particularmente durante el período preescolar y era asociado con conductas internalizadoras como el aislamiento.
De Paul J, Arruabarrena, I; (2003) describen una evaluación de un programa del tratamiento comprensivo para familias abusadoras en España.
El análisis obtuvo las proporciones más bajas de éxito para las familias abusadoras. Durante el tratamiento las familias defirieron dos características paternales: los problemas del alcohol y experiencia en la niñez de ser cuidados fuera de casa. Mostraron cambios significativos durante el tratamiento.
Con respecto a la historia laboral, Hadi A. (2000) realizó una investigación para determinar el abuso en los niños de Bangladesh. Los resultados revelaron que 21% de los niños estaban laborando aunque las leyes lo prohíben. El predominio de abuso del niño y explotación estaba extendido en los pueblos bangladeses. El 2.3% de todos los niños eran abusados físicamente, el 2% explotados financieramente, el 1.7% obligados a involucrarse en actividades inadecuadas para ellos, además el 3% era obligado a trabajar durante largas jornadas. El predominio de abuso físico era muy superior entre los niños más jóvenes aunque la probabilidad de otros tipos de abuso era superior entre los niños más grandes. Los muchachos eran más vulnerables que las muchachas. Además, se asoció significativamente la pobreza, el no estar en la escuela y el analfabetismo con el abuso del niño.
En Colombia trabajan más de 2.500.000 niños y niñas. De este total 1.700.000 son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños y niñas de entre 6 y 11 años. El 80% trabaja en el sector informal. 323.000 niños y niñas se encuentran trabajando en el servicio doméstico en hogares de terceros. En 1996 la Encuesta Nacional de Hogares y la Encuesta de Niñez y adolescencia establecieron que, de la población entre 7 y 11 años que trabaja en las 8 ciudades principales colombianas, el 49.3% de los niños y el 64.9% de las niñas lo hacía en el comercio y en las ventas. En la zona rural se encontró que el 87% de los niños y el 50% de las niñas de 10 a 11 años son trabajadores agropecuarios, que laboran diariamente entre 12 y 15 horas, en promedio. Entre el 20% y el 25% de los niños trabajadores desempeña ocupaciones de alto riesgo. Este porcentaje sube a 70% en el sector agropecuario. Aproximadamente el 50% de los niños y niñas trabajadores de entre 12 y 13 años no recibe ingresos directos, sino que tienen otro tipo de remuneración. Cuando reciben salario, los menores de 18 años reciben entre 25% y 80% del salario mínimo legal diario. Solamente el 23% de los niños y niñas trabajadores tiene seguridad social, un gran porcentaje de ellos como beneficiarios indirectos, a través de la afiliación de algún familiar. UNICEF, (2004).
Por otro lado, entrando en el marco legal colombiano, Guerra, I; Remolina, C; (1998), afirman que el estatuto laboral contiene pocos preceptos relacionados con los menores trabajadores, en ellos da las pautas generales para proteger al trabajador, dichas pautas son desarrolladas íntegra y detalladamente por el código del menor. (p. 89)
Estos autores, no establecen el porcentaje de trabajadores infantiles en la ciudad, el estatuto laboral en cuanto al proceso de registro, solo ha sido posible con menores de edad entre los 15 y 17 años, teniendo en cuenta los datos de los menores de edad que solicitaron permisos para trabajar conforme al Código Sustantivo del Trabajo.
A nivel de todo el país, de acuerdo a las memorias del V congreso Nacional de Prevención y Atención al Maltrato Infantil realizado en Santafé de Bogotá D.C. en el año de 1996, se encontró que en Colombia hay aproximadamente 2.447.900 niños trabajadores entre los 9 y los 17 años. Sin embargo, en Bogotá para el año de 1997 el 4.1% de la población menor de edad entre 15 y 17 años, estaba conformada por personas que buscaban trabajo con o sin experiencia laboral; así, se observó que 5.881 menores entre dichas edades buscaron trabajo por primera vez; para el mismo año se registraron en ese rango de edad 8.029 menores que buscaron trabajo y ya tenían experiencia laboral. (Guerra, I; Remolina, C;. 1998, p. 117 )
Estructura familiar: Funcionamiento de la familia y de cada uno de sus miembros, así como la composición de la misma.
Por otro lado, Reay, A; Browne, K. (2001) realizaron un estudio sobre el predominio de características de factores de riesgo en dos poblaciones de cuidadores, en donde un grupo abusó físicamente y el otro los descuidó. Se analizaron factores de riesgo como la dependencia al alcohol, tipo e historia de salud mental, e historia de maltrato a temprana edad, además cuánto tiempo ellos habían sido cuidados y si se sentían aislados como cuidadores.
Se encontró, una significativa correlación entre el conflicto superior y la depresión que también estaban presentes en el grupo de abuso físico, mientras el grupo de abandono tenía los niveles de ansiedad significativamente superiores. Concluyen que estos factores deben considerarse como un factor de riesgo en el futuro.
Dinámica familiar: Vínculos o relaciones entre los miembros, establecimiento de normas, utilización del castigo, expresiones de afecto, etc.
Wolfe, D; y Cols (1998) realizaron una investigación con dos grupos buscando diferencias entre niños maltratados y no maltratados antes de los 12 años de edad, y encontraron diferencias significativamente relevantes, ya que los muchachos maltratados presentaron problemas de adaptación, con los compañeros y pares. En los muchachos maltratados se encontró que el maltrato era verbal y físico hacia sus compañeros y maestros, además de comprometer actos de agresión hacia otros. Los resultados mostraron que en los niños maltratados existió una trayectoria de problemas en el establecimiento de relaciones interpersonales, así como el uso de la violencia hacia los demás.
Fernando, (1997) presenta detalles seleccionados de la historia de un paciente adulto en análisis que tenía muchas de las características que Freud, en su ensayo sobre las "excepciones" usa como punto de partida para el análisis de tal trayectoria; se afirma que la actitud de rebelión en niños que han recibido maltrato desde edad temprana, desarrolla en ellos un conflicto entre la interacción ego-superego que interfiere con el proceso normal del superego. La externalización normal del superego en el período de latencia, produce muchos de los rasgos característicos de las "excepciones".
En un estudio realizado por Paavilainen y cols, (2001), los autores pretendían determinar la tendencia en la dinámica familiar de niños que son maltratados. Los resultados mostraron que la tendencia de la dinámica familiar en las familias de estos niños, contenía bajos niveles en dimensiones como la individualidad, mutualidad, flexibilidad, estabilidad, comunicación y la ocupación de roles, que en la dinámica de familias de niños no maltratados. Además se encontró que variables como el nivel educativo bajo del padre, familias numerosas, padres desempleados y la poca relación con los demás miembros familiares, son factores que aumentan el riesgo del maltrato. Sin embargo aclaran que en este estudio no se puede generalizar, ya que la muestra representativa es muy pequeña y la complejidad del fenómeno es muy amplia.
La Liga de Bienestar del Niño de América (2001) recientemente encontró que el abuso de sustancias está presente en un 40 a 80 por ciento de familias en que los niños son las víctimas de abuso. Los recientes estudios también han establecido un eslabón entre tener una historia de abuso de niñez y volverse una víctima en el futuro. En Emerging Practices in the Prevention of Child Abuse and Neglect, (2003) se encontró que las en familias donde hay presencia de abuso de sustancias psicoactivas, utilizan el maltrato o están en un riesgo superior de maltratar.
Red de apoyo: relaciones sociales, interacciones y vínculos.
Crouch, J; Milner, J; Thomsen, C: (2001) Realizaron un estudio donde observaron la percepción de apoyo social que tienen los adultos de las experiencias de la niñez (es decir, el recibir abuso físico y nivel de apoyo social temprano) y riesgo para el niño por el abuso físico. Los resultados arrojaron datos significativos que permitieron asociar las variables. Mostraron que, los bajos niveles de apoyo social temprano, pueden impactar en el riesgo para ser abusado físicamente y afectar las percepciones en la edad adulta. Por otro lado, El recibir abuso físico en la niñez no parece impactar en la percepción de apoyo social en la madurez. Sin embargo, la investigación necesita identificar factores adicionales que puedan explicar la asociación entre el recibir abuso físico en la niñez y pueden aumentar riesgo de otros niños en la edad adulta.
Un estudio longitudinal realizado por Saluja G, Kotch J, Lee LC. (2003) para explorar si el capital social y el apoyo social moderan la relación entre el maltrato del niño y los resultados emocionales y conductuales como depresión-ansiedad y agresión en los niños de seis años. Los datos se recogieron a través de entrevistas y encuestas. Los resultados encontrados mostraron relación entre el maltrato del niño y la agresión o depresión-ansiedad. Sin embargo, los resultados de este estudio también podrían indicar que en estudios anteriores sobre el capital social podría ser un empoderamiento para el apoyo social.
Características propias: Características de la personalidad del niño que lo hacen vulnerable al maltrato; el temperamento y la manera de interrelacionarse.
Desde una perspectiva ecológica Cohen, T. (1999) señala cuatro dimensiones de factores de riesgo que constituyen la precondición de interacción para el maltrato del niño. Es la interacción, la dinámica entre ellos lo que determinará si el maltrato del niño llega a ocurrir. 1. la predisposición paternal, 2. Las fuentes de tensión, 3. Las características del niño y 4. El medio ambiente social y cultural.
Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro dimensiones de factores de riesgo que constituyen los pre-condición de interacción para el maltrato del niño.
Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos ambientes al que el niño se encuentra expuesto.
La investigación de Cohen, sugiere que existen factores como el nivel de educación bajo del padre, particularmente la falta de conocimiento general con respecto al desarrollo del niño, poca comprensión de la realidad que conlleva a la falta de comprensión de las expectativas del niños y de sus cambios de conducta. Esto constituye un riesgo potencial para el niño maltratado. La relación entre los padres y su estado civil, es una indicación fuerte de la calidad de relación. En los resultados se encontró que los conflictos y tensiones entre ellos, se correlacionan negativamente con la calidad de relación entre padres e hijos.
El estudio menciona además, la falta de apoyo emocional de la red social; como amigos, vecinos y parientes, la cual se considera como un fuerte factor de riesgo, sobre todo cuando la relación entre los padres es difícil, violenta o inexistente, cuando existen crisis en la vida familiar, como los cambios súbitos que exigen una re-organización de la familia, ejemplo la muerte de un miembro de la familia. Por último, el temperamento del niño es una característica que le da un potencial al niño para ser maltratado y mucho más cuando el temperamento del niño es opuesto al del padre.
La diversidad de factores, y las diferentes postura, y las categorías planteadas, hizo surgir la necesidad de plantear el siguiente interrogante.
¿CUALES SON LOS FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS AL MALTRATO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE SE ENCUENTRAN EN UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN BOGOTÁ?
- Describir los factores de riesgo asociados al maltrato en una muestra de niños y adolescentes, que se encuentran en una institución de protección en Bogotá.
Objetivos Específicos
- Caracterizar la muestra de niños y adolescentes de acuerdo con los factores de riesgo asociados al maltrato.
- Describir y analizar las características de la estructura familiar de niños y adolescentes que se encuentran en una institución de protección en Bogotá.
- Describir y analizar las características de la dinámica familiar de niños y adolescentes que se encuentran en una institución de protección en Bogotá.
- Describir y analizar las características de las redes de apoyo en niños y adolescentes que se encuentran en una institución de protección en Bogotá.
- Describir y analizar las características propias de niños y adolescentes que se encuentran en una institución de protección en Bogotá.
a. Estructura familiar
b. Dinámica familiar
c. Características propias
d. Red de apoyo
Tipo de investigación
El presente estudio es de carácter descriptivo-retrospectivo y pretende describir los factores de riesgo asociados al maltrato físico y psicológico, así como la caracterización de la población de niños y adolescentes que se encuentran bajo protección en una institución de Bogotá.
El trabajo presenta un tipo de investigación multimetódico, esto según la estrategia de la combinación trata de integrar subsidiariamente un método, sea cualitativo o cuantitativo, en el otro método, con el objeto de fortalecer la validez de este último compensando sus propias debilidades mediante la incorporación de informaciones que producen de la aplicación del otro método, atenuando sus fortalezas metodológicas. (Bericat, 1998)
Participantes
La población total fue de ciento treinta niños y adolescentes, hombres entre los siete y diecisiete años de edad, pertenecientes a la institución de protección.
La población total fue dividida por rangos de edades: (7 a 10) y (11 a 17) años, se sacó la proporción en grupos de edades y el muestreo se hizo intencionalmente, de la siguiente manera:
Tabla 2.
Selección de la Muestra
RANGO | POBLACIÓN | MUESTRA |
(7 a 10) años | 16 | 8 |
(11 a 17) años | 114 | 16 |
La muestra seleccionada intencionalmente, fue de veinticuatro niños y adolescentes, con historia de maltrato físico y/o emocional, como característica esencial y se les aplicó la entrevista semiestructurada.
Instrumentos
Para la recolección de datos se utilizaron los siguientes instrumentos:
1. Base de datos de la institución: La institución cuenta con una base de datos que reúne información socio-demográfica e historia familiar de cada uno de los niños y adolescentes.
2. Entrevista semiestructurada construida por Ramírez, (2000) y publicada en la Revista Acta de Psicología No. 4, adaptada con sesenta y dos ítems para esta investigación: evalúa cinco categorías: (a) Datos demográficos: Escolaridad, nivel de desarrollo, aspectos culturales y económicos, tiempo de institucionalización, historia laboral del niño e historia académica de los padres, (b) Estructura familiar: Composición, funcionamiento, (c) Dinámica familiar: Vínculos, establecimiento de normas, utilización del castigo, expresiones de afecto, (d) Red de apoyo: relaciones sociales, interacciones y vínculos, (e) Características propias: Sentimientos, pensamientos, actos, temperamento. (Ver anexo A)
Procedimiento
Fase 1: La revisión de los datos suministrados por las historias institucionales, con el fin de establecer los grupos para el estudio, los datos analizados fueron: factores de riesgo, estructura familiar, dinámica familiar, redes de apoyo y las características psicológicas del niño que lo hacen vulnerable.
Fase 2: Después de realizado el tamizaje, se realizó un muestreo de manera intencional, para la posterior aplicación de la entrevista semiestructurada a cada uno de los participantes con una duración aproximada de cuarenta y cinco minutos por sujeto.
Fase 3: En esta fase se analizaron los datos suministrados por cada sujeto entrevistado, mediante análisis del contenido, estableciendo así los factores de riesgo asociados al maltrato.
Consideraciones Éticas
Para la presente investigación se tomaron en cuenta las normas éticas de la APA con respecto a la confidencialidad y reserva de la identidad de los participantes, de la misma manera se contó con la autorización de la Institución de Protección y el acceso a la información de la base de datos se realizó bajo supervisión de uno de los funcionarios, manejando un alto grado de confidencialidad. Por otra parte, se realizó un consentimiento informado en donde el defensor y persona autorizada para aceptar la participación de los niños en la aplicación de las entrevistas, firma y permite la grabación en audio de las respuestas de la entrevista. El compromiso adquirido con la Institución es el de entregar una copia de este trabajo para la documentación de la Institución.
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Los resultados cuantitativos se analizaron a través del muestreo intencional, junto con los datos de: Edad, procedencia, nivel de desarrollo, de escolaridad, historia laboral e historia académica de los padres. Los datos arrojaron los siguientes resultados:
Figura 1. Distribución de la muestra por edades.
Las edades específicas se distribuyeron así:
Figura2. Distribución de la muestra por edades
Los menores de 16 años se excluyeron de la muestra, porque no existe en ellos historia de maltrato físico y/o emocional; característica esencial de la muestra. La procedencia, es otro factor analizado para establecer la zona geográfica con mayor presencia de maltrato dentro de la muestra analizada.
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Figura 3. Distribución de la muestra por lugar de procedencia
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La procedencia según los rangos de edad, se divide de la siguiente manera:
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Figura 4. Procedencia de niños de 7 a 10 años de edad
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Figura 5. Procedencia de niños de 11 a 17 años de edad.
En cuanto a la historia laboral, se tuvo en cuenta el porcentaje total de la muestra y ésta a su vez dividida en los rangos de edades 7 a 10 y 11 a 17.
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Figura 6. Historia laboral de la muestra.
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Figura 7. Historia Laboral de niños de 11 a 17 años de edad.
12 niños entre 11 y 17 años han trabajado; esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños no han trabajado es decir, el 25% de la muestra.
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Figura 8. Historia laboral de niños de 7 a 10 años de edad.
3 niños entre 7 y 10 años han trabajado; esto corresponde al 38% de la muestra. 5 niños no han trabajado es decir, el 62% de la muestra.
El nivel educativo se tuvo en cuenta para conocer en qué grado de escolaridad se encuentra el menor.
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Figura 9. Nivel académico de niños entre 7 y 10 años de edad
Todos los niños entre 7 y 10 años se encuentran en algún grado de primaria.
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Figura 10. Nivel Académico de niños entre los 11 y 17 años de edad.
11 niños entre 11 y 17 años de edad cursan algún grado de primaria, mientras que 5 niños se encuentran en cursos de bachillerato.
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Figura 11. Nivel de escolaridad de los padres.
De la muestra seleccionada, 12 padres (papá y mamá) poseen un nivel educativo hasta primaria; 5 poseen un nivel hasta el bachillerato y 7 no especifican.
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La escolaridad por los rangos de edad se muestra de la siguiente manera:
Figura 12. Escolaridad de los padres de los niños de 7 a 10 años de edad
5 padres de niños entre 7 y 10 años, poseen un nivel educativo en algún grado de primaria y 3 poseen algún grado del bachillerato.
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Figura 13. Escolaridad de los padres de niños de 11 a 17 años de edad.
7 padres de niños entre 11 y 17 años de edad, poseen un nivel educativo en algún grado de la primaria; 7 niños no especifican el nivel de escolaridad de sus padres y 2 padres poseen un nivel educativo en algún grado del bachillerato.
Los datos encontrados en la muestra total con referencia a la dinámica familiar son 22 niños refieren un ambiente familiar violento, 10 niños poseen figura de padrastro/madrastra, 5 niños han cambiado de residencia junto con sus familias y 7 niños han sufrido las consecuencias de la adicción de alguno de sus familiares.
Según los rangos de edad se encontró de acuerdo con la categoría dinámica familiar (Microsistema) los siguientes datos:
Tabla 3.
Categoría: Dinámica Familiar; Especificada en rangos de edad y subcategorías.
Dinámica familiar (Microsistema) | Rango (7 – 10) | Rango (11 – 17) |
Ambiente familiar Violento | 7 niños | 15 niños |
Presencia de padrastro/madrastra | 3 niños | 7 niños |
Cambio de residencia | 2 niños | 3 niños |
Adicciones | 2 niños | 5 niños |
Las subcategorías que más se repiten dentro de la muestra son; Ambiente familiar violento, Presencia de padrastro/madrastra, Cambio de residencia y adicciones. En la tabla se puede ver como estas subcategorias están presentes en cada rango de edad.
Tabla 4.
Categoría: Estructura Familiar haciendo especificidad en la presencia y no presencia de ésta.
Estructura familiar (ontosistema) | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Presencia de estructura familiar | 2 | 1 |
No presencia de estructura familiar | 6 | 15 |
Este categoría se dividió en dos subcategorias; teniendo en cuenta a la vez los rangos de edad. Encontrando así que de 7 a 10 años seis de los niños no cuentan con presencia de estructura familiar y los niños de 11 a 17 años 15 de ellos no cuentan con una estructura familiar.
Tabla 5.
Categoría: Red de Apoyo
Red de Apoyo (exosistema) | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Presencia | 2 | 1 |
No presencia | 6 | 15 |
Según los datos encontrados en el análisis de resultados, se pudo observar que los niños entre 7 y 10 años seis niños no contaban con presencia en su red de apoyo, mientras que dos niños si la poseían; en los niños de 11 a 17 años de edad se encontró que 15 niños no contaban con red de apoyo.
Tabla 6.
Categoría: Características propias del niño
Características propias (ontosistema) | Rango (7 a 10) | Rango (11 a 17) |
Pasivo | 3 | 3 |
Agresivo | 5 | 13 |
Sobre las características propias del niño, se encontró como consecuencia del maltrato proporcionado por sus cuidadores que 7 a 10 años de edad, cinco de éstos tenían características agresivas, mientras que tres de los niños poseían una actitud más pasiva frente al maltrato. Los niños de 11 a 17 años, trece de los niños manifestaban características agresivas ante el maltrato de sus cuidadores, mientras que tres no lo hacían.
Los resultados cualitativos de la entrevista semiestructurada se analizaron a partir de una descripción de acuerdo con las categorías, para contrastarlos posteriormente con la teoría ecológica adoptada en la investigación.
PARTICIPANTE 1 Rango (7-10 años)
CATEGORÍA | NARRACIÓN | DESCRIPCIÓN DE FACTORES | INTERPRETACIÓN |
A | "Vivía con mi tío Gonzalo" "mi papá no lo conozco". "Viví con mi abuelo, mi mamá y mi otro papá". | El niño ha estado en varios hogares de su familia, en el que más se ha sentido a gusto ha sido con sus tíos pues refiere que lo tratan bien. La madre nunca se ha preocupado por su desarrollo físico y psicológico, | No se identifica en el niño una familia nuclear, posee una historia de nomadismo. |
B | "Yo vivía con mi tío, los fines de semana mi mamá iba y me sacaba". "Nunca he vivido con mi mamá" "Me acuerdo que mi tío fue el único bueno conmigo". "Mi abuelo me hizo mucho daño, me hacia muchas cosas". "Mi mamá me odiaba". "Él me pegaba con chancleta, manguera, palo, con el muro de la alberca, me restregó el plato en la cara, y se partió y me corté". "Una vez mi abuelito sacó a patadas de la casa a mi abuelita". | El abuelo, es muy agresivo con el niño. El abuelo poseía poca tolerancia con el niño lo que lo llevaba al castigo físico y cruel por parte de él con el niño. | El niño ha sido abandonado por la madre, esto ha llevado a que con el tiempo el niño la haya llegado a odiar. La dinámica familiar se percibe como conflictiva y disfuncional, lo que permite la vulnerabilidad al maltrato. |
C | "Me portaba regular, algunas veces era juicioso, otras era desobediente". "A mi abuelito no me daba la gana para hacerle caso, él no era el perfecto para hacerle caso". "Yo me quedaba callado porque no sé peliar". "Tengo la sensación de que no me quieren cuando me pegan". "Mi abuelo no me quería". | Al no sentir el apoyo de la madre, el niño tiene convicción de que no lo quieren. El sentimiento del niño es de abandono por parte de la madre, y de sometimiento e impotencia frente al abuelo. | La pasividad del niño lo hace vulnerable al maltrato físico y psicológico por parte del abuelo. Sin embargo, muestra características rebeldes que se pudieron haber generado como consecuencia del maltrato del cual era víctima. |
D | "No tengo muchos amigos, solo tengo a mi hermano, que me dijeron aquí cual era". "Siempre estaba con mi tía o mi abuelita". "Cuando salía, salía acompañado" | Muestra pocas redes de apoyo, que hubieran permitido estos castigos físicos por parte del abuelo. El contexto familiar se muestra muy disfuncional. Se observa apoyo y protección por parte de sus tíos quienes lo han cuidado. | La red de apoyo del niño es insuficiente, lo que mantiene el maltrato por parte del abuelo. |
PARTICIPANTE 2 Rango (7-10 años)
CATEGORÍA | NARRACIÓN | DESCRIPCIÓN DE FACTORES | INTERPRETACIÓN |
A | "Vivía con mi papá, con Guillermo, conmigo, con mi mamá, mi prima, mi madrastra". "Mi papá me dijo en una institución que mi mamá nos había abandonado a los 3 años a mí". | Se puede ver como el niño pone de manifiesto la desarmonía que tuvo en su infancia, al tener una madre que lo abandonó, y como su padre reemplaza a su madre, situación que en el niño causa confusión, pues cuando habla de la madrastra se refiere a ella en términos de "mamá". | El abandono de la madre a los tres años de edad y el reemplazo de ésta por otra, se muestra como un factor de riesgo. |
B | "Cuando me daba el apoyo, cuando me brindaba solidaridad, cuando me compraba ropa, hartas cosas". "Que era buena gente, que nos gasta algo, nos compra ropa, y a veces nos compra maletas". "a veces cuando no tenía plata le pedíamos prestado a una vecina y nos daba plata". "Mi madrastra nos regaña, nos grita nos pega" "no ella no era cariñosa conmigo". "Con la chancleta, me pegaba con la correa y nada mas". " Con una extensión y con un cable". "A Guillermo a veces le pegaban por llegar tarde, por no llevar el block de dibujo técnico, pues mi papá no más porque era responsable de sus hijos" | Las pautas de crianza en este niño fueron confusas, su papá y madrastra al parecer no tenían una pauta definida. Esto produce confusión en el niño, frente a la percepción que tiene de su madrastra en una primera parte la describe como protectora, pero luego, la imagen se distorsiona y pasa a ser la madrastra maltratante. El padre en un primer lugar es descrito como el permisivo y que su forma de querer tiene significación en pesos, pero luego pasa a ser el padre autoritario, que maltrata a sus hijos porque es responsable. | La madrastra que asume el poder a través del maltrato. La legitimación que el niño hace del castigo recibido por el padre. |
C | "Yo era todo agresivo, todo inquieto, pero ya, ya no soy el mismo que antes". "Sentía como miedo pero no tanto". "Me sentía como solo como si nadie me brindara apoyo"." Si me dejo una cicatriz con una extensión". | La falta de atención, el rechazo que él sentía, y las marcas que le dejaban cuando lo golpeaban, provocaba una desarmonía en el menor, teniendo comportamientos agresivos, y manifestando sentimientos de soledad y miedo. | La agresividad y la percepción de ningún apoyo social. |
D | "Era una vecina, como si fuera mi familia", "por mi cuidado". | El niño contaba con una red de apoyo fuerte, donde podía refugiarse, a tal punto que esta red es vista como la familia. | No cuenta con una red de apoyo social, aunque esporádicamente lo ha asistido alguna persona. |
PARTICIPANTE 3 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 4 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 5 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 6 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 7 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 8 Rango (7-10 años)
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PARTICIPANTE 9 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 10 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 11 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 12 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 13 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 14 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 15 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 16 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 17 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 18 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 19 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 20 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 21 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 22 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 23 Rango (11-17 años)
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PARTICIPANTE 24 Rango (11-17 años)
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A partir del análisis de datos, se pretende dar a conocer los factores de riesgo del maltrato infantil de la muestra, teniendo en cuenta la categorización que se hizo de la entrevista donde se obtuvo las respuestas de cada uno de los participantes.
La descripción de los factores de riesgo a partir de la categorización en cuanto a los datos cuantitativos se concluye teniendo en cuenta los rangos de edad, que los niños y adolescentes entre 11 y 17 años representan un 67% de la muestra analizada, los niños de 7 a 10 años representan un porcentaje del 33%, distribuidos de la siguiente manera; los niños de 7 años representan el 4% de la muestra, los de 12 años se distribuyen de la misma manera, los niños de 8, 9 y 13 años representan un porcentaje del 8%, para cada edad; los niños de 10 y 11 años ocupan un porcentaje de 13% para cada edad y el porcentaje más representativo se da en los niños de 14 y 17 años de edad con un promedio del 17% para cada edad.
En cuanto al lugar de procedencia, se encontró que el 46% de la muestra es procedente del departamento de Cundinamarca; según los porcentajes, el departamento del Tolima representa un 17%, Boyacá un 13%. El Valle del Cauca muestra un porcentaje del 8% y los departamentos del Meta, Huila, Antioquia y Guajira tienen un porcentaje del 4% cada uno. Esto se debe a que el centro de protección se encuentra en Bogotá, siendo este su principal punto de atención, y prestando el servicio a poblaciones aledañas a la ciudad. A la vez se debe tener en cuenta la región, debido a que según datos del I.CB.F, la región donde más se maltrata en Colombia es en el altiplano cundiboyacense.
Al revisar la historia laboral en el total de la muestra, se encontró que el 62% trabajó alguna vez, y el 38% manifestó no haber trabajado. En el rango de 11 a 17 años se encontró que 12 niños han trabajado; esto corresponde al 75% de la muestra. 4 niños no han trabajado es decir, el 25% de la muestra. En el rango de 7 a 10 años, 3 niños han trabajado; esto corresponde al 38% de la muestra. 5 niños no han trabajado es decir, el 62% de la muestra.
Se puede concluir entonces, que la mayor cantidad de niños y adolescentes que han laborado se encuentra entre los 11 y 17 años de edad. Según cifras en Colombia trabajan mas de 2.500.000 niños. De este total 1.700.000 son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños entre 6 y 7 años. UNICEF (2004).
Respecto al grado de escolaridad de estos menores se detectó que en el rango de 7 a 10 años, todos, es decir los 8 niños seleccionados se encuentran en algún grado de la primaria; en el rango de 11 a 17 años, 10 de ellos se encuentran en algún grado de la primaria y 5 en algún grado de bachillerato. Esto denota negligencia educacional, ya que sus padres no les brindaban el derecho a la educación. Esto a la vez se pudo ver determinado por la misma experiencia que tuvieron los padres; según la apreciación dada por los participantes, el grado de escolaridad de los padres refleja la poca o nula educación de los mismos así; el 54% cursaron algún grado del nivel básico primario y un 17% algún grado del bachillerato; sin embargo, el 29% de los niños no posee esta información.
Del total de la muestra se puede concluir que doce padres (papá y mamá) cursaron algún grado del básico primario, cinco padres cursaron algún grado del bachillerato y siete niños desconocen esa información acerca de los padres. En el rango de 7 a 10 años, cinco padres de estos niños, cursaron algún grado del básico primario, y tres padres de estos niños cursaron algún grado del bachillerato. En el rango de 11 a 17 años, siete padres de estos niños y adolescentes, cursaron algún grado del básico primario, dos padres de estos niños, cursaron algún grado del bachillerato y siete niños desconocen esa información acerca de sus padres.
Lo anterior se puede soportar desde el contexto de la transmisión intergeneracional, esta plantea que las personas maltratadas en la infancia tienden a generar el mismo tipo de maltrato con sus hijos, Crittenden, (1992), citado por Aracena, M (1999). Ainsworth (1992), citado por Ramírez (2003). Esto puede hacer pensar que muchos de los padres de estos niños y adolescentes, tuvieron padres negligentes, y ahora sus hijos, es decir los padres de los niños de la muestra generan el mismo tipo de maltrato.
Cohen, T; (1999) presenta un análisis del modelo ecológico dando cuenta de la existencia de cuatro dimensiones de factores de riesgo que constituyen los pre-condición de interacción para el maltrato del niño.
Estas pre-condiciones, mencionadas anteriormente, son subsecuentes de la historia de maltrato y enmarca los distintos ambientes al que el niño se encuentra expuesto.
La investigación de Cohen, sugiere que existen factores como la falta de educación. El nivel de educación bajo paternal y particularmente falta de conocimiento general con respecto a la cuenta de desarrollo de niño para las expectativas poco realistas, y constituye un riesgo potencial para el niño maltratado. La relación entre los padres, de ser casados o de no serlos, es una indicación fuerte en la calidad de relación. Encontrando conflictos y tensiones entre ellos.
Los resultados cualitativos encontrados de acuerdo con los factores de riesgo descritos, la categorización de los mismos y con base en el modelo ecológico, se concluye que el factor de riesgo que se repite en la historia de veintiún niños es la ruptura y desarmonía familiar que puede terminar siendo una causa que produce un cambio en los aspectos propios del niño, tales como la personalidad, el estado de ánimo; incluido en la teoría desde el nivel individual, denominado Ontosistema. Siguiendo el número de repetición continúa el nivel del Microsistema; en este nivel, veintidós niños refieren ambientes familiares violentos, diez niños han vivido con figuras (materna/paterna) sustituidas, pero no funcionarias, Radhakrishna, U; & cols. (2001) encontraron que los niños que tenían un substituto del padre en casa, tenían la doble probabilidad de denunciar maltrato después de su entrada a casa; que aquellos que vivían con su padre biológico. El sustituir las figuras paternas, y que estas no sean funcionarias, se puede deber al tipo de vinculo que se establece, pues muchas veces estas figuras son introducidas a la fuerza en la vida del niño, situación que causa malestar tanto para el niño, como para el sustituto, este malestar busca liberarse y el modo en el que se libera es maltratando al niño, y este niño termina arraigándose a la situación de maltrato, o mostrando comportamientos hostiles.
Otra situación que se presenta es el constante comportamiento nómada de algunas familias. Se encontró que cinco niños han sufrido cambio de residencia junto con sus familias.
Los datos obtenidos también revelaron que siete niños han sufrido las consecuencias de la adicción en sus familias; el consumo de psicoactivos funciona como desinhibidores de las tendencias agresivas y violentas de los adultos que maltratan a los niños.
Se puede decir entonces que en cuanto a la dinámica establecida entre los miembros de las familias; la entrada y salida de miembros de la familia, la falta del establecimiento de normas y de pautas de crianza, la utilización del maltrato como forma de educación, los cambios constantes de residencia, el consumo de alcohol y drogas, la ausencia de uno de los padres y el abandono psicológico al que están expuestos los niños constituyen factores de riesgo del maltrato que son reales y actuales.
Lira, P (2003) considera a la familia como un ecosistema, un sistema en interacción dinámica con su entorno. Es decir, la familia se conceptualiza en ese contexto como un conjunto de individuos en interacción, involucrados en un proceso continuo de autodefinición e interpretación de la realidad que les rodea, creando así pautas de interacción únicas en la unidad familiar.
Bajo condiciones normales el ecosistema se mantendrá en un estado de equilibrio dinámico en el que existe un balance adecuado entre los recursos del sistema y los niveles de estrés. No obstante, cuando se producen cambios en el exterior de la familia, combinados con cambios en el seno de ésta, puede producirse un estado de inestabilidad ecológica, en el que los niveles de estrés exceden la disponibilidad de recursos personales y familiares, donde el conflicto y la violencia son más probables. (Lira, P; 2003).
En las narraciones se puede ver como algunos de los niños de la tuvieron que vivir estos cambios, uno de estos cambios es la muerte de alguno de los miembros de la familia, que producen cambios en el seno de esta, siendo las figuras reemplazadas, o los roles cumplidos por otro miembro de la familia; provocando así situaciones de estrés que daban como resultado escenas de maltrato.
El aislamiento social en el nivel del exosistema se encuentra como el tercer factor de riesgo repetitivo e inmerso dentro del nivel de microsistema; diecisiete niños de los veinticuatro muestran poca o nula redes sociales. La falta de apoyo emocional, así como los amigos, vecinos y los parientes tienen un peso fuerte como un factor de riesgo, sobre todo cuando la relación entre los padres es difícil, violenta o inexistente.
Así mismo, se evidencia que las redes sociales que protegen y orientan al niño, no son funcionales, pues estas existen en un grado muy bajo a tal punto de no poseer redes sociales
En cuanto al nivel del ontosistema agrupando los aspectos propios del niño, tales como la personalidad, el estado de ánimo, la característica observada en dieciséis de los veinticuatro niños fue la pasividad frente a la situación de maltrato y la agresividad en los ocho restantes; tales características, desde la perspectiva ecológica están siendo afectadas por la historia de maltrato, la desatención severa, el rechazo emocional y la historia de desarmonía o ruptura familiar. Esto último se evidencia fuertemente siendo el primer factor de riesgo asociado al maltrato en la mayoría de los participantes.
Para finalizar esta investigación es una experiencia, que enriqueció el conocimiento, frente a una problemática de grandes magnitudes como es el maltrato, un tema que posee grandes teorías, y explicaciones que facilitaron el manejo del problema, entendiendo y analizando los factores de riesgo del maltrato, desde la comprensión teórica, contrastada con la información obtenida de la muestra.
Como limitante se pudo observar que muchos de los niños de la muestra en la entrevista, entraban en crisis, haciéndose necesario la interrupción de la entrevista, y permitir al niño que pudiera liberar toda la tensión que le generaba el hablar de la temática. Esto se denomina limitante ya que en algunas ocasiones se sintió que el niño necesitaba una intervención, pero que por razones de tiempo y características de la investigación no se podía intervenir.
Es por eso que para futuros estudios se sugiere desarrollar una investigación del tema, pero más desde un abordaje clínico, donde se pueda evaluar la intervención psicológica.
Otro estudio que se puede llevar a cabo es el de cómo un niño que viene siendo víctima del maltrato, tiene que nuevamente vivir la situación cuando llega a un medio que también es violento. Este estudio seria más de contrastar el funcionamiento de la familia con el funcionamiento institucional (estado).
A la vez indagar más a fondo, como la situación de maltrato, se manifiesta en el niño, en sus conductas, y en sí mismo, es decir como interioriza, y vivencia la situación en el presente y en un futuro. Este se podría desarrollar a partir de las características de un estudio longitudinal donde se haga seguimiento del niño desde que ingresa a la institución, hasta que cumple su mayoría de edad.
El estudio brinda un aporte importante a diferentes disciplinas como la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Psicopedagogía, entre otras, para el planteamiento de intervenciones que permitan la disminución de tales factores de riesgo asociados al maltrato físico y emocional.
Aracena, M; Castillo, R; Haz, A; Cumsille, F; Muñoz, S; Bustos, L; Román, F. (1999) Resilience to Childhood Physical Abuse p. 2-8.
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www.UNICEF.ogr.co/08-malt.html-COLOMBIA
ANEXO A
ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA
- DATOS DEMOGRÁFICOS
- ¿Cuántos años tiene?
- ¿Cuánto hace que vive aquí? Y en otras instituciones?
- ¿De dónde viene?
- ¿Cómo y quién daba el apoyo económico?
- ¿En qué grado escolar se encuentra?
- ¿Ha trabajado? (cuánto tiempo, qué tipo)
- ¿Cuánto mide y cuánto pesa?
- ¿Sus padres tuvieron estudio? (en caso de ser afirmativo, continúe con la siguiente pregunta)
- ¿Hasta qué nivel educativo llegaron?
- ESTRUCTURA FAMILIAR
- ¿Con quién vivía antes de llegar al Centro de Emergencia?
- ¿Conoció a sus dos padres?
- ¿Sus padres vivieron juntos? (si la respuesta es afirmativa, continúe con la siguiente pregunta)
- ¿Cuánto tiempo vivieron juntos?
- ¿Con quién mas vivía? (hermanos, parientes, padrastro / madrastra etc)
- DINÁMICA FAMILIAR
- ¿Qué recuerda de su mamá?
- ¿Qué recuerda de su papá?
- ¿Qué recuerda de su familia?
- ¿Su familia acostumbraba a cambiar con frecuencia de residencia? (en caso de ser afirmativo, continué con la siguiente pregunta)
- ¿Qué tantas veces?
- ¿Cuáles fueron las razones para estos cambios?
- ¿Con qué frecuencia se habla con alguno de sus parientes? (En caso de ser afirmativo, conteste la siguiente pregunta).
- ¿Con quién?
- En su casa: ¿Los problemas se solucionaban con gritos y golpes?
- ¿Cuál es el pariente más querido por usted y por qué?
- ¿Cuál es el pariente menos querido por usted y por qué?
- ¿Su madre era cariñosa con usted? (en caso de ser afirmativo, conteste la siguiente pregunta).
- ¿De qué manera le expresaba ese cariño?
- ¿Se preocupaba por usted?
- ¿Le daba lo que necesitaba?
- ¿Le daba amor?
- ¿Hablaba con usted las cosas de ella?
- ¿Lo obligaba a llegar a casa a una hora fija?
- Cuando cometía alguna falta: ¿Le pegaba? (si es afirmativo)
- ¿Con qué le pegaba?: Juete, Cinturón, Chancleta, Cable. Bofetada, otros.
- ¿Lo amenazaba con pegarle si no le obedecía?
- ¿Lo gritaba y lo insultaba?
- ¿Le pegaba con la mano?
- ¿Vio que sus padres se golpearan?
Por favor, repita las mismas preguntas en relación con el padre. En caso de que el entrevistado no haya tenido padres, se le debe interrogar sobre el tutor o la persona más cercana en su edad temprana.
- ¿Vio que alguno de sus padres golpeara a sus hermanos?
- ¿Su padre, madre, tíos o parientes tuvieron problemas con la justicia?
- ¿Su padre, madre, tíos o parientes tuvieron problemas con las drogas?
- ¿Su padre, madre, tíos o parientes tuvieron problemas con el alcohol?
- En su casa: ¿Tuvieron problemas de plata?
- ¿Cuánto tiempo permanecía solo en su casa?
- ¿Recuerda algún evento familiar con tristeza?
IV. CARACTERISTICAS PROPIAS
- ¿Recuerda algún evento familiar con alegría?
- ¿Cómo era usted? (Temperamento: inquieto, activo, destructor, malgeniado, irritable, hacia pataletas, agresivo, impulsivo, brusco, desorganizado, miedoso, desobediente, grosero, mentiroso, impaciente, intimidaba y desafiaba a otros, tolerante, sumiso, cariñoso, retraído y atento).
- ¿Cómo reaccionaba frente a las injusticias?
- ¿Cómo reaccionaba cuando lo castigaban?
- ¿Cuándo lo castigaban, cuáles eran los motivos?
- ¿Alguna vez le pegaron y le dejaron una marca?
V. RED DE APOYO
- ¿Qué aspiras en la vida?
- ¿Tenía facilidad para hacer amigos?
- ¿Sus Padres sabían a dónde iba cuando salía y con quién lo hacía?
- ¿Sus padres tenían parientes cercanos o familiares que los ayudaban en caso de tener algún problema?
- ¿Alguna vez lo cuidó una persona ajena a su familia? (si es afirmativo, continúe)
- ¿Cómo se sentía bajo el cuidado de él / ella?
- ¿Era una persona amable?
- ¿Era una persona exigente?
- ¿Era una persona más preocupada por los oficios que por su cuidado?
- ¿Qué cosas recuerda que le haya enseñado?
- Cuando tenía problemas, ¿A quién acudía?
Andrea Catalina Camacho Sánchez
Gloria Ayarith Camargo Rincón
Shirley Magaly Chaparro Ardila
Proyecto de grado para optar el título de Psicóloga
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
FACTORES ASOCIADOS AL MALTRATO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES DE UNA INSTITUCIÓN DE PROTECCIÓN EN BOGOTÁ
Bogotá, D.C Mayo de 2004