Descargar

La virtud y felicidad, según Aristoteles (página 2)


Partes: 1, 2

[1] El placer y la felicidad. Fue una cuestión muy debatida en los círculos platónicos y de la cual Aristóteles se hace eco. Aristóteles establece que el placer no es el sumo bien como opinaban los cirenaicos (Eudoxo de Círicos) ni tampoco lo considera un mal como sostenían los cínicos (Espeusipo).Lo definió como "un acto de una cualidad conforme a la naturaleza",un resultado que acompaña a toda actividad natural del hombre."Cada placer es propio del acto que completa. Hay un placer propio de cada uno de nuestros actos en particular"(EN X,5,1175b19).Asi hay placeres más o menos elevados, entre los cuales hay que dar preferencia a los del alma frente a los del cuerpo. En los placeres de la actividad espiritual o intelectual no cabe exceso. Pero si en los corporales, y por eso deben ser regulados por la virtud de la templanza. Asi pues, lo que da al placer su verdadero valor no es el placer mismo, sino la acción a que corresponde y de la cual resulta."Los verdaderos placeres del hombre son las acciones conforme a la virtud"(EN I,8,1099a). Para Epicuro y también para Aristóteles el placer acompaña a la felicidad. Con palabras del Estatagira "La vida feliz es placentera".No hay felicidad sin placer. Ahora bien, una cosa es que el placer acompañe a la felicidad y otra es que la felicidad consista en placer; y esta es la diferencia y lo peculiar de los sistemas hedonistas: que para ellos la felicidad consiste en placer, hasta el punto de que el bien es bien porque es causa de placer. El eudemonismo aristotélico aunque incluyan el placer como un elemento de la felicidad, hacen consistir a esta, en algo formalmente distinto al mero placer.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente