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La socioinstitucionalidad tecnológica y el desarrollo sustentable

Enviado por azonaim


    Ensayo Crítico Conflictual

    1. Resumen
    2. Lo tecnológico
    3. Lo socio-institucional tecnológico
    4. Lo socio-institucional tecnológico en Venezuela
    5. Lo socio-institucional tecnológico y el desarrollo sustentable
    6. Comentario final
    7. Fuentes bibliográficas y documentales

    Un hombre sin técnica, es decir, sin reacción

    contra el medio, no es un hombre…

    JOSÉ ORTEGA Y GASSET

    (Meditación de la Técnica. Vicisitudes en las ciencias y otros ensayos.

    Madrid, Editorial Espasa-Calpe, Colección Austral, Nº 1360, 1965: 24)

    RESUMEN

    Uno de los tópicos en el debate actual sobre la ciencia y la tecnología consiste en determinar que tanto han servido para configurar a las sociedades modernas y trasformar a las tradicionales. Los progresos científicos como también tecnológicos han modificado radicalmente la relación del hombre con la naturaleza y la interacción entre los seres vivos. Hoy en día la ciencia y la tecnología calan los niveles más altos en la sociedad actual. La ciencia y la tecnología no se pueden estudiar fuera del contexto social en el que se manifiestan. Entre la ciencia y la tecnología existe un claro estado de simbiosis; en otras palabras, conviven en beneficio mutuo. Aunque el efecto de ambas actuando conjuntamente es infinitamente superior a la suma de los efectos de cada una actuando por separado. Se ha observado, en el caso Venezolano, que la actuación e interacción de los grupos protagonistas en el entorno de la ciencia y la tecnología, tienen una remarcada falta de criterios unificadores y motivaciones de tipo circunstancial, ideológicas y personales, que no hacen percibir a la política científica y tecnológica como agentes del crecimiento económico y/o de desarrollo social. La economía venezolana se desenvuelve dentro de un marco estructural que simultáneamente da un bajo estimulo a toda la actividad de investigación y propicia la utilización de opciones tecnológicas extranjeras, igualmente sucede con algunos países latinos; sin embargo existen instituciones de investigación científica más que tecnológica, que fijan como prioridad atender los requerimientos y fomentar el desarrollo de la comunidad científica.

    1.- LO TECNOLÓGICO

    Ilya Prigoguin, reconocido investigador belga que naciera en Moscú en 1917, expresa que no hay que creer que las teorías son las leyes ocultas del universo, y que son simplemente reveladas por los investigadores al azar de sus descubrimientos, puesto que la creatividad científica existe con el mismo rango que la creatividad artística. Citando a Lovelock, Prigoguin recalca que los sabios, los físicos, los químicos, son autores con el mismo derecho que los escritores. "Acá no hay distinción en la creación intelectual de los hombres, unos somos más osados que otros, pero todos somos creadores".

    Y esta posición de Prigoguin es pertinente en razón de que en los países desarrollados el contingente científico es asumido como el elemento de exclusividad para el sostenimiento de teorías o principios, mientras que el países latinoamericanos el contingente científico es reducido a grupos que aisladamente intentan dar respuesta acerca de temas y asuntos de los cuales ellos saben que no llegaran a ser una autoridad teórica, pero sí una referencia para otras investigaciones. En este umbral entre la soberbia y la humildad científica, se encuentra el componente tecnológico en el nuevo orden mundial. Por esta razón, antes de tocar el tema del avance de esa evolución tecnológica en la conformación de políticas de Estado en vías a responder a las necesidades de la sociedad, es necesario comenzar definiendo cómo llegamos a la era tecnológica y qué significado tiene ella para la consecución de la civilización y por ende del espíritu de conquista y descubrimiento que caracteriza al hombre moderno.

    En el Eclesiastés (antiguo testamento) se dice que hay un tiempo para todo, una para distanciarse, un tiempo para construir y otro para destruir. Y así somos y así vivimos, construyendo y destruyendo. Eso permite el progreso, como también la angustia y la necesidad de estar siempre más allá y más lejos en el futuro.

    Suzía, un antiguo filósofo, explica: "El tiempo no existe. El pasado es lo que ya no es. El presente es lo que está siendo a cada instante de ser para volverse pasado. Y el futuro es el ser que aún no es, la nada que tendría que llegar a ser no / nada." Todo es movimiento. La destrucción por tanto es el factor que prevalece.

    La innovación es dinámica, constantemente se tiene que cambiar y buscar el último avance tecnológico. Lo tecnológico no puede apreciarse fuera del contexto de la ciencia, puesto que ésta es el medio que le permite ir modelándose y dando respuestas a la sociedad en el marco de esas necesidades técnicas que tiene para la conquista de su medio natural.

    El término que se aplica al proceso a través del cual los seres humanos diseñan herramientas y máquinas para incrementar su control y comprensión del entorno material, es lo que se conoce como tecnología. Su significado proviene de las palabras griegas "tecné", que significa "arte" u "oficio", y "logos", "conocimiento" o "ciencia", "área de estudio", por lo tanto, la tecnología es el estudio o ciencia de los oficios.

    Algunos historiadores científicos argumentan que la tecnología no es sólo condición esencial para la civilización avanzada y muchas veces industrial, sino que también la velocidad de cambio tecnológico ha desarrollado su propio ímpetu en los últimos siglos. Las innovaciones parecen surgir a un ritmo que se incrementa en progresión geométrica, sin tener en cuenta los límites geográficos ni los sistemas políticos. Estas innovaciones tienden a transformar los sistemas de cultura tradicionales, produciéndose con frecuencia consecuencias sociales inesperadas. Por ello la tecnología debe concebirse como un proceso creativo y destructivo a la vez. Para el filósofo español José Ortega y Gasset el animal siente hambre, pero como tiene como vitalidad sus institintos, no piensa en cómo satisfacerla sino en como eliminarla; en cambio el hombre busca alternativas para satisfacerla no sólo en el momento, sino pensando en la necesidad que vendrá al paso del tiempo de la saciada. El animal no puede retirarse de su repertorio de actos naturales, no está en su condición de ser vivo trascender más allá de su naturaleza, pero el hombre, que ve su momento de vida como circunstancia y no como permanencia, busca salidas por encima de esos actos naturales y recrea su acción sobrenatural construyendo alternativas de otros actos: una casa, el cultivo de alimentos, la caza, armas, o el automóvil. Esos actos humanizados "…presuponen y llevan, en sí la invención de un procedimiento que nos permite, dentro de ciertos límites, obtener con seguridad, a nuestro antojo y conveniencia, lo que hay en la naturaleza, pero que necesitamos…

    "De donde resulta que estos actos modifican o reforman la circunstancia o naturaleza, logrando que en ella haya lo que no hay –sea que no lo hay aquí ahora cuando se necesita, sea que en absoluto no lo hay- . Pues bien: éstos son los actos técnicos, específicos del hombre. El conjunto de ellos es la técnica, que podemos, desde luego, definir como la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades…"

    Ortega define la técnica no como lo que el hombre hace para satisfacer sus necesidades, sino como la reforma de la naturaleza, de esa naturaleza que hace de los hombres necesitados y menesterosos, quedando las necesidades relegadas por el problema de su satisfacción. En el mismo sentido expresa Ortega: "La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto…"

    Ahora bien, el lector podría estar preguntándose: ¿se me está definiendo tecnología como técnica? ¿son acaso lo mismo? No me atrevería a decir que son lo mismo, puesto que el radio de acción de la tecnología es diferente al de la técnica y viceversa, pero en el plano epistemológico se hace referencia al instinto de innovación y cambio que el hombre imprime en su relación con la naturaleza y la sociedad. La tecnología es la creación y uso de utensilios para dominar la naturaleza, la técnica es el motivo que origina la creación y uso de esos utensilios. Es decir, están ligados en significado de uso y costumbre, aunque tengan en determinados momentos bifurcaciones diferentes. Aunque si vamos a jerarquías analíticas primero fue el germen de la técnica y luego, en ese proceso de masificación propio de las acciones humanas, surgió la tecnología como síntesis de toda la evolución de esa técnica que en un principio fue inspiración y razón humana de diferenciación.

    Para Werner Rammert, de la Universidad Técnica de Berlín, la tecnología se define usualmente como el conjunto de herramientas hechas por el hombre, como los medios eficientes para un fin, o como el conjunto de artefactos materiales. Pero la tecnología también contiene prácticas instrumentales, como la creación, fabricación y uso de los medios y las máquinas; incluye el conjunto material y no-material de hechos técnicos; está íntimamente conectada con las necesidades institucionalizadas y los fines previstos a los cuales las tecnologías sirven. Cuando los autores incluyen un amplio rango de aspectos en sus perspectivas sobre la tecnología, piensan a lo largo de líneas de una vieja y bien establecida tradición. Desde los tiempos de Aristóteles, la tecnología está constituida por cuatro elementos: materia, forma, fin y acción eficiente.

    La tecnología es una actividad socialmente organizada, planificada que persigue objetivos conscientemente elegidos y de características esencialmente prácticas. No sólo invade toda la actividad industrial, sino también participa profundamente en cualquier tipo de actividad humana, en todos los campos de actuación. El hombre, moderno utiliza en su comportamiento cotidiano y casi sin percibirlo una inmensa avalancha de contribuciones de la tecnología: el automóvil, el reloj, el teléfono, las comunicaciones, entre otros.

    La tecnología puede ser considerada desde dos ángulos diferentes: como una variable ambiental y externa y como una variable organizacional e interna: La Tecnología como Variable Ambiental es un componente del medio ambiente, en la medida en que las empresas adquieren, incorporan y absorben las tecnología creadas y desarrolladas por las otras empresas de su ambiente de tarea en sus sistemas; y La Tecnología como Variable Organizacional es un componente organizacional en la medida en que hace parte del sistema interno de la organización, ya incorporada a él, influenciándolo poderosamente, y con esto, influenciando también su ambiente de tarea.

    Hickson, Pugh y Pheysey (1969) subdividen el concepto de tecnología en tres componentes: "Tecnología de Operaciones", que no son más que las técnicas utilizadas en las actividades del flujo de trabajo y que van desde un equipo automatizado hasta bolígrafos y lápices, donde se incluye la idea del grado de automatización del equipo, la rigidez de la secuencia de las operaciones y la especificidad de la evaluación de las operaciones. El segundo componente es la "Tecnología de Materiales", la cual se refiere a los materiales procesados en el flujo de trabajo. Perrow nos habla sobre la importancia de la uniformidad y la estabilidad percibida en los materiales y Rushing (1968) muestra que la dureza de los materiales constituye una diferencia importante en la división del trabajo en las organizaciones. El tercer componente, es la "Tecnología de Conocimientos", la cual se refiere a las características del conocimiento empleado en el flujo de trabajo.

    Las organizaciones se interesan principalmente en el comportamiento de sus miembros en el medio de trabajo. Pero también controlarán otras áreas de la vida. Factores tales como la rotación del personal también están relacionados, a un nivel más colectivo, con la formalización. Price (1977) concluye que donde hay una alta rotación del personal las organizaciones tienden a buscar unos niveles de formación más altos.

    En otro aspecto de la tecnología, podemos encontrar la administración participativa, lo cual implica que a los subalternos se les consultan las decisiones que los afectan, la cual fue analizada por Taylor (1971) quien encontró que era mayor la posibilidad de que fuera exitosa en situaciones que involucraran una tecnología avanzada. Cuando nos referimos a tecnología avanzada, es aquella que está concentrada al nivel del flujo de trabajo; entonces, una administración participativa es mucho más efectiva en situaciones más automatizadas. La administración participativa pueden presentarse en situaciones que serían diferentes, altamente centralizadas y la autoridad final estaría en manos de un superior. La participación en la toma de decisiones, está relacionada con la ausencia de reglas, sugiriendo entonces, que la centralización por reglas y la centralización por toma de decisiones no participativas tienden a funcionar juntas.

    Friedrich Rapp, de la Universidad Técnica de Berlín Occidental, expresa que los actos humanos que han hecho posible el avance de la técnica, se debe al "acto del conocer". La invención conocida es una combinación de elementos materiales que persigue mostrar determinadas técnicas que coinciden con necesidades humanas. "El hombre, al traducir el ser potencial de formaciones técnicas ya dadas de antemano, actúa como una continuación de la Creación; en la creación técnica, Dios se sirve del hombre para continuar su Creación."

    Es irónico observar como cada descubrimiento que beneficia al hombre y hace que avance unos 100 años más en el conocimiento acerca de su mundo, dé como resultado la destrucción de miles de años de trabajo realizado por la naturaleza en tan solo unos años; nos referimos con ello a los grandes desastres que han atormentado la naturaleza. La contaminación con plaguicidas, los derrames de petróleo en el mar, los peligros de la radiación nuclear y los incendios forestales que amenazan a los ecosistemas de la Tierra. Es esencial para la defensa de la vida en el planeta que se difundan y analicen los errores que han llevado a situaciones de grave daño ecológico.

    Una de las mayores causas de la contaminación oceánica son los derrames de petróleo. El 46% del petróleo y sus derivados industriales que se vierten en el mar son residuos que vuelcan las ciudades costeras. El mar es empleado como un muy accesible y barato depósito de sustancias contaminantes, y la situación no cambiará mientras no existan controles estrictos, con severas sanciones para los infractores. El 13% de los derrames se debe a accidentes que sufren los grandes barcos contenedores de petróleo, que por negligencia de las autoridades y desinterés de las empresas petroleras transportan el combustible en condiciones inadecuadas. En los últimos años, algunos de los más espectaculares accidentes fueron el del buque-tanque Valdés de la Exxon, ocurrido frente a las costas de Alaska el 24 de marzo de 1989, y el del petrolero Mar Egeo, el 3 de diciembre de 1992, frente a la entrada del puerto de La Coruña, en España. Otro 32% de los derrames proviene del lavado de los tanques de los grandes buques que transportan este combustible. Tanto los derrames de petróleo como los incendios forestales afectan gravemente las cadenas tróficas de los ecosistemas.

    En los experimentos nucleares las sustancias propagan energía al desintegrarse sus átomos, y también el calor residual que generan. Ese fenómeno, conocido como radiactividad, es particularmente intenso en el caso del plutonio. En la actualidad, 424 centrales nucleares instaladas en 25 países producen el 16% de la electricidad mundial. Algunos países, como los Estados Unidos, presionados por el terrible accidente de Chernobyl, han anulado los proyectos de construcción de nuevas plantas nucleares. La explosión registrada en Chernobyl el 26 de abril de 1986 liberó gran cantidad de radiactividad. La nube que se formó se desplazó a otros países, por la acción de los vientos. La zona más contaminada comprendió unos 260.000 km2 de las ex repúblicas soviéticas de Ucrania, Rusia y Belarús, y afectó de manera directa a 2.600.000 habitantes. Las autoridades soviéticas sólo admitieron oficialmente 31 víctimas, pero se calcula que las emisiones radiactivas produjeron 32.000 muertos en los primeros diez años, y que 400.000 personas debieron ser desplazadas de sus lugares. La explosión del reactor nuclear provocó terribles efectos en la salud de la población: aumento de la mortalidad infantil, cáncer de tiroides, incremento de la cantidad de niños nacidos con leucemia, malformaciones, tumores y otras afecciones, que se transmitirán genéticamente. Además, el desastre causó la destrucción de cosechas enteras y la contaminación de alimentos.

    Las centrales nucleares tienen elevados costos de construcción y mantenimiento, y además han demostrado no ser lo suficientemente eficientes. De todas maneras, el desencadenante para el cese de la construcción de algunas plantas en el mundo ha sido el accidente de Chernobyl, Ucrania. Otro problema relacionado con los escapes nucleares, y no menos importante por sus consecuencias, es el destino de los residuos radiactivos. En un principio se había optado por verterlos en los fondos oceánicos. Pero pronto se demostró que el procedimiento era poco seguro.

    Anualmente el hombre desmantela cerca de 12.000.000 de hectáreas de bosque tropical. En los incendios forestales los árboles no son los únicos perjudicados: muchos animales quedan atrapados en el humo, mientras que otros migran. A esto se debe agregarse la explotación desmedida que padecen otros tipos de bosques y la pérdida que ocasionan los incendios. Más de 7.000.000 de hectáreas de selvas, bosques y matorrales se destruyen anualmente por esta causa. Entre los factores que favorecen este fenómeno se encuentran las altas temperaturas, las sequías y gran falta de humedad y los vientos fuertes y secos que contribuyen a la dispersión del fuego. Lo que empieza siendo una chispa, rápidamente se convierte en un foco de fuego que avanza y no se puede detener ni controlar.

    En el modo de avance de un incendio forestal se pueden distinguir tres sectores. El nivel más alto, el del fuego que ocurre en la copa de los árboles, es decir donde están las ramas y las hojas, es el de avance más rápido y el más difícil de controlar. A nivel medio, donde crecen los arbustos, el fuego avanza menos rápidamente pero afecta no sólo a éstos sino también al estrato herbáceo -malezas y matas-. En el nivel inferior, por debajo del suelo, el avance se da a un ritmo mucho más lento, pero el daño que ocasiona el fuego cuando llega a esta parte es mayor que en cualquier otro nivel, ya que quema las raíces y carboniza el humus causando pérdidas irreparables. En muchas ocasiones los incendios se originan de manera natural o a veces en forma controlada, pero, no en pocas oportunidades estas catástrofes ocurren por descuido, en especial en zonas turísticas naturales o en áreas protegidas donde el hombre vive en estrecho contacto con la naturaleza haciendo campamentos y vida al aire libre.

    Como se ha podido apreciar en la información anterior (toda publicitada por el CONICIT en sus Boletines oficiales), el hombre no tiene un control de medida acerca de lo que transforma y produce. Derek J. de Solla Price, de la Universidad de Yale, discute esta situación de descontrol en el proceso generador de tecnología, y argumenta criterios que van más a crear conciencia en los científicos que en la institucionalidad que respalda las investigaciones. Según Price: "los científicos apenas han comenzado a darse cuenta de que tienen en sus manos un gran poder que apenas han utilizado. La categoría de los científicos importantes y de los dirigentes científicos ha cambiado hasta tal punto, que creo que no tardarán algunos de ellos en verse obligados a entrar en política. Necesitamos esos hombres, tanto en la escena nacional como en la internacional. Los necesitamos para la reconstrucción interna de toda la estructura social de la ciencia y para solucionar el problema de poner la ciencia al servicio del hombre". Es decir, el científico solo con su talento no es suficiente para colmar una tecnología de éxito en la sociedad moderna.

    Esto nos lleva a considerar otro elemento fundamental en la evolución tecnológica, me refiero a la utilización de materiales de la naturaleza para la creación de nuevas formas y estructuras en beneficio del hombre.

    Las edades en las cuales el Hombre ha vivido se han denominado por los materiales que él preferentemente ha usado: piedra, bronce, hierro. Hoy no estamos en la era de un solo material, es la época de un inmenso rango de materiales. Nunca ha existido una época en la cual la evolución de los materiales fuese tan rápida y el rango de sus propiedades más variado. Una de las razones de la evolución técnica e industrial de los países desarrollados es que, cuando fue preciso, la industria encontró entre los materiales existentes, las propiedades necesarias para prestaciones extremas. Los factores que han influenciado sobre la industria desarrollada son: Necesidad de economizar energía; Urgencia de conservar el medio ambiente; Conveniencia de disminuir el consumo de materiales estratégicos; y Necesidad de aumentar su competitividad en los mercados.

    Se ha de consideran materiales estratégicos aquellos que reúnen las siguientes características: No se producen, o al menos, no se obtienen en cantidades suficientes; Son esenciales para la producción industrial; Tienen pocos o ningún otro sustituto, y su reciclaje es difícil; y La producción está concentrada en un número restringido de terceros países.

    El poder ir superando el subdesarrollo en el que lamentablemente se hallan inmersos un alto porcentaje de la humanidad, hace necesario que se impulse la investigación científica tanto básica como aplicada. Lamentablemente los recursos destinados con este fin son completamente exiguos, la información sobre los desarrollos tecnológicos y los avances científicos es dramáticamente escasa. La Humanidad ha superado la etapa en la cual teníamos que aceptar la disposición de la Naturaleza a nivel atómico y molecular, ahora esta puede ser modificada, reacomodada o "construida" a fin de obtener un material que se adecue a satisfacer las necesidades específicas que de él se requieran.

    Esto nos lleva a formularnos otra interrogante: ¿Estamos preparados para aceptar los cambios que el avance tecnológico conlleva en medio de un mundo que avanza a una velocidad increíble dando apenas tiempo a los miembros de la sociedad activa a adaptarse a estos nuevos cambios?. El uso y difusión de las tecnologías en los diferentes lugares se utiliza como una variable para medir el ritmo de desarrollo que alcanza una región, país o localidad determinada, ocasionando innumerables diferencias entre los países pobres y ricos y beneficios para unos y riesgos para otros en detrimento de la vida de los seres humanos, establecer ese lazo conductor entre tecnología y sociedad es el tema de la socio-institucionalidad, aspecto que ahondaremos en el próximo punto de este ensayo.

    2.- LO SOCIO-INSTITUCIONAL TECNOLÓGICO

    "La máquina (…) sería responsable de contribuir de manera determinante en la construcción e implantación de una matriz civilizatoria y de un modelo tecnológico que viabilizan la realización y la reproducción económica, social, cultural y tecnológica del capitalismo, en cualquier latitud y en cualquier sociedad, y además, le confiere e impone a los procesos de producción, una única forma de concebir las relaciones de trabajo". Y esas relaciones con el trabajo es lo que ha permitido delinear la incorporación de una nueva estructura en el ámbito del Estado que encare el progreso e innovación tecnológica como una política de acción conjunta desde donde coexistan sociedad, investigación y desarrollo, en miras a consolidar una orientación de beneficios en el uso de lo tecnológico más como innovador que como transformador de la naturaleza. El hombre no necesita erradicar la naturaleza, quiere aprovechar de ella sus bondades, por ello la concepción institucional de las políticas tecnológica gravita en razón de un desarrollo sostenible, o como expresa David Reed: "…el (que) tiene como punto central la gente, en el sentido de que su principal objetivo es el mejoramiento de la calidad de vida del hombre, y ésta fundamentada en la conservación en el sentido de estar condicionado por la necesidad de respetar la capacidad de la naturaleza para el suministro de recursos y servicios para el mantenimiento de la vida. Bajo este punto de vista, el desarrollo sostenible significa el mejoramiento de la calidad de vida del hombre mientras se mantenga dentro de la capacidad de apoyo de los ecosistemas de soporte…".

    David Reed nos habla de "calidad de vida", y esta es una noción que tiene características bien definidas en el contexto estratégico de la sociedad moderna. La noción de calidad de vida se asocia con lo que se valora socialmente como bueno o deseable, y también con lo que hace movilizar energías, recursos y esfuerzos para que sea efectivamente alcanzado en un punto del futuro. Es un concepto integrador de las necesidades humanas que rompe con las concepciones fragmentadas y parciales de la realidad social y desarrolla un enfoque continuo de la vida y de sus determinaciones sociales en todas sus etapas, procesos y contextos. Propone igualmente formas de construcción de respuestas colectivas que trascienden las políticas centradas en la prestación de servicios y articula las políticas económicas y sociales alrededor de objetivos y metas públicas dirigidas a impactar en la transformación de las condiciones de vida de la gente.

    Ello nos lleva a preguntar: ¿Son las transformaciones sociales una mera consecuencia de los desarrollos tecnológicos o, por el contrario, éstos no son más que respuestas a las necesidades sociales? Lo tecnológico ha consistido en plantear que la tecnología opera independientemente de restricciones políticas, sociales o morales y que llega, incluso, a la producción de sus propias normas de funcionamiento y desarrollo.

    La sociedad, por tanto, no puede sino ir a remolque de los cambios tecnológicos. El determinismo social, por el contrario, sostiene que lo que importa no es la tecnología misma, sino el sistema social o cultural en el que está incluido, desde el que es producido, mantenido y reforzado. Diversos intereses sociales, económicos, de clase, de género, políticos, etc. marcan y guían el despliegue y desarrollo de las innovaciones tecnológicas. El determinismo social no puede explicar las transformaciones sociales inesperadas e imprevisibles que producen algunas innovaciones tecnológicas, mientras que el determinismo tecnológico no esclarece el papel de los intereses sociales en la aparición y desarrollo de innovaciones tecnológicas. Con el tiempo, sin embargo, han ido ganando adeptos los planteamientos que eluden uno u otro determinismo y se puede afirmar que, actualmente, cada vez tiene más éxito un modelo explicativo directamente heredero de los estudios etnográficos en laboratorios y que se asienta en el denominado "postulado de heterogeneidad". Conviene decir, además, que dentro de esa perspectiva hay diferentes planteamientos con énfasis diversos. Estos se agrupan en dos grandes constelaciones: La primera recibe la denominación de perspectiva interactiva. En ella se asume que hay una división bastante estable y factual entre lo social y lo técnico, pero se admite que el primero da forma a lo segundo, a la vez que lo técnico también es capaz de dar forma a lo social. El determinismo se evita abogando por la interacción y el intercambio entre los dos polos. La segunda es caracterizada como la perspectiva del tejido sin costuras (seamless web). Su formulación cuestiona que la división entre lo social y lo tecnológico sea estable o factual.

    Ahora bien, por un lado los partidarios de la perspectiva del tejido sin costuras constatan que los innovadores, para que triunfen sus innovaciones, se ven obligados a construir redes heterogéneas compuestas de elementos técnicos, sociales y económicos. Es decir, aquellos que construyen artefactos sólo tienen éxito si además de atender a las cuestiones de índole estrictamente técnico, tienen en cuenta el contexto social, económico, político y científico en el que tales artefactos están enmarcados. Se trata de manipular simultáneamente y con habilidad factores sociales y elementos técnicos, de asociar entidades heterogéneas entre sí para producir totalidades con sentido. Por otro lado, se insiste también en que los artefactos están implicados en la totalidad práctica de las relaciones entre humanos. Y ello no está lejos de la verdad, pero resulta que esa participación tecnológica en el diario acontecer humano requiere de identidades plurales que estén unidas en un proyecto común, ya sea de vida o de innovación, en el cual se cuide el medio ambiente y a la vez se brinde más y mejor confort a las personas. Así surge en el seno del aparato Estado la socio-institucionalidad que no es otra cosa que relacionar lo técnico con el interés de una "calidad de vida" a corto plazo.

    La revolución tecnológica ha ido dando características a esa socio-institucionalización que formó parte de una transformación social profunda, que si bien tardó unos tres siglos en consolidarse desplazando al feudalismo, fomentando el racionalismo como doctrina filosófica, transformando al artesano en tecnólogo, urbanizando la población, y creando el proletariado Industrial moderno a costa de la población rural, no es menos cierto que abrió horizontes de prosperidad para todo este movimiento que se gestó en Europa, y Estados Unidos como su satélite, y que tuvo en éste y Japón, el preámbulo para una tercera revolución tecnológica, en la cual nos encontramos en la actualidad. Las dos tecnologías características de esta última revolución son: la informática, basada en el desarrollo de la electrónica, y la biotecnología. Con la primera, se hace posible tecnológicamente auxiliar y hasta reemplazar muchas de las tareas mentales de los humanos; con la segunda, manipular y modificar su esencia biológica, y, tal vez, hacer del hombre otra cosa. Esta tercera revolución está en pleno desarrollo y el despeje social ocasionada por ella todavía no ha alcanzado su mayor apogeo, pero ya comienza a verse algunas consecuencias poco agradables como el reemplazo de la mano de obra no calificada por la robotización de la industria. Lo que ya si es evidente como consecuencia de la informática aplicada a las comunicaciones es la globalización del mundo, uno de los cambios tecnológicos que encabeza esta revolución.

    La socio-institucionalización de lo tecnológico en el Estado moderno ha ocasionado: la globalización, que sirve de telón de fondo a todo lo que ocurre, y provoca impactos indeseables tales como: una creciente brecha entre pobres y ricos; La "exclusión" como palabra actualizada: antes fue "opresión"; Mundialización de la producción; Mundialización del mercado; Mundialización del capital financiero; Urbanización y violencia; la Amenaza ecológica; y un enorme aumento de la productividad del trabajo, por lo menos en aquellos sectores de la economía que hacen uso intensivo de las nuevas tecnologías.

    La desocupación es ya uno de los problemas sociales y económicos más graves en todo el mundo. El fenómeno tiene causas complejas que no son las mismas en diferentes regiones o países, pero una de ellas es ciertamente el aumento de la productividad del trabajo humano, que es reemplazado en grado creciente por equipos de producción automáticos. Los grandes cambios introducidos en muchas ramas de la tecnología han producido desplazamientos de poblaciones, cambios en los estilos de vida y también desocupación tecnológica. La mecanización agraria desplazó a las ciudades a miles de campesinos que allí formaron el proletariado urbano, con una grave pérdida en su calidad de vida. Otro ejemplo entre muchos de una innovación tecnológica con graves consecuencias sociales fue la desmotadora de algodón, cuyo primer modelo aumentó 24 veces la productividad de un operario esclavo que antes de su introducción hacía a mano esta embrutecedora tarea. Se abarataron los tejidos de algodón, lo que los puso al alcance de la población. Hay quienes dicen que el desarrollo de la tecnología no tiene un efecto determinante sobre la evolución social, expresando que "si la sociedad no hubiese estado preparada para esta liberación, el trabajo de las mujeres y el control de la procreación no hubiesen sido aceptado socialmente, como aún no son aceptados en muchas sociedades no occidentales". Aun cuando sea aceptada la introducción de ciertas tecnologías, su efecto social puede variar de una cultura a otra. Siempre se menciona con cierto asombro el hecho de que los chinos conocieron muchos de los grandes desarrollos tecnológicos del Renacimiento antes que Occidente, pero no tomaron la actitud de conquista y expansión que su dominio de la navegación y los explosivos les hubieran permitido, y que Occidente tomó poco después. Los cambios tecnológicos, desde la antigüedad, generalmente han tendido a facilitar el trabajo humano, a hacerlo menos penoso, a reemplazar sus formas más primitivas, basadas en la fuerza física, por formas más avanzadas, basadas en la capacidad mental y la inteligencia de los trabajadores. En la actualidad, el máximo desarrollo alcanzado por los productos informáticos tiende a reemplazar también la parte más rutinaria y mecánica de la actividad mental humana por el trabajo de las computadoras. Por lo tanto, desaparecen de la variedad de demanda laboral numerosos puestos de trabajo que sólo exigen fuerza muscular y niveles bajos de capacitación. En cambio aparecen nuevos tipos de tareas que antes no existían.

    Para Price (1973), a quien citamos anteriormente, el proceso evolución de lo tecnológico sigue avanzando hacia la inteligencia artificial y la robotización, y nadie sabe hasta dónde podrá llegarse en esta dirección. Es evidente que tales desarrollos plantean problemas graves a la humanidad. Es casi una paradoja trágica el que el enorme aumento de la productividad esté acompañado en todos los países occidentales de una creciente desocupación y malestar social, en lugar de opulencia y bienestar; la organización económica y social deberá cambiar totalmente para que este desarrollo conduzca a una mejor distribución de los bienes, a una justicia social y a una mejor "calidad de vida" de la humanidad.

    A partir de la última década del siglo XX y principios del siglo XXI, las sociedades más desarrolladas se enmarcan en lo que se conoce como sociedades post-industriales, estas sociedades básicamente se caracterizan por los siguientes factores económicos-sociales: en lo económico, han tenido un incremento en la productividad a partir de las transformaciones tecnológicas en una primera instancia, y en una segunda instancia, el impulso de grandes cantidades de capital orientado a la inversión en tecnología hace que el proceso productivo sea hoy en día más complejo y científicamente estructurado, donde la investigación y el desarrollo, sean la base para esta realidad. Dentro de esta misma noción, se evidencia el afianzamiento de la economía de servicios dejando atrás en importancia, los sectores primarios y secundarios, según el Banco Mundial, citado por estos autores, para el año de 1995, la mano de obra de los países considerados de renta alta, se ubica en el sector servicios con 60% mayor, en comparación con 20% en los países de renta baja donde predomina la mano de obra en el sector primario; en el aspecto social, las sociedades post-industriales han ido transformando al trabajo a tareas no manuales, sino comunicacionales y científicas, donde el trabajador es visto como relleno de la automatización tecnológica capaz de retroalimentar las informaciones y datos provenientes de ordenares modernos responsables de la producción industrial. Esta realidad económica social, hace que la información pase a constituir el recurso más valioso, su generación, control y transferencia, constituyen quizás la forma más clara del desarrollo de una sociedad industrial a una sociedad de conocimiento, donde la tecnología y los centros organizativos de innovación, constituyen la plataforma para un mundo más dinámico y desigual.

    Según la UNESCO (2003): " la sociedad de la información es un sistema económico y social donde el conocimiento y la información constituyen fuentes fundamentales de bienestar y progreso". Bajo esta noción, el carácter sustantivo del desarrollo científico-tecnológico para el avance social, orienta toda intención para la construcción de políticas científica-tecnológicas fomentadoras de la ciencia, de la investigación, de la innovación y la transferencia tecnológica.

    La ciencia y tecnología hoy por hoy constituyen el factor más importante para el desarrollo de la sociedad de conocimiento, para inicios del 2003 el Instituto de estadística de la UNESCO, realizó una encuesta a 79 países de América, Europa, África y Asia con el objeto de conocer el grado de importancia que le asignan ciertos países a la necesidad de establecer políticas de ciencia y tecnología. En base a éste estudio, el 76% de los países encuestados consideran de extrema importancia la investigación como catalizador del avance social y económico de las regiones, y que éste tiene un impacto en la sociedad extremamente importante por medio de la necesaria diseminación y transferencia del conocimiento y la tecnología en la sociedad.

    Países como Suecia, para datos de 1999, invierte casi el 4% de su PIB en investigación, seguido de Finlandia con un 3,2%. Japón invierte un 3,1%, y Estados Unidos hace lo propio con una inversión superior al 2,5%, entre otros países del mundo.

    La investigación como estrategia de desarrollo científico y tecnológico, indica que los países del mundo consideran de vital importancia la calidad y cantidad de los recursos humanos dentro de sus políticas de ciencia y tecnología. En torno a la distribución de los recursos para investigación, todo el mundo, excepto Europa (lo asume medianamente) coincide que es extremamente importante la inversión para investigación. Al igual que la educación y entrenamiento de personal en ciencia y tecnología (salvo Asia y Europa que lo consideran en medio y bajo grado respectivamente). Con respecto al acceso y equipos de ciencia y tecnología, regiones como África, Europa y América lo consideran de mucha importancia, mientras Asia lo vislumbra como una baja prioridad para su región.

    El principal objetivo socio-institucional del Estado en la promoción de investigación y desarrollo tecnológico, debe ser el de facilitar la plena utilización esas tecnologías a todos los niveles de la sociedad y permitir de ese modo, que todas las personas compartan los beneficios sociales y económicos gracias a un acceso ubicuo a las redes de información, preservando al mismo tiempo, su diversidad y su patrimonio cultural. Al construir una sociedad de avanzada tecnológica, o sociedad del conocimiento como algunos autores suelen referirse, se ha de tener en cuenta dos elementos: 1.- Que los Estados modernos confrontan relaciones de poder desiguales y otros aspectos sociales y culturales, que han contribuido a las disparidades de acceso, participación y situación entre hombres y mujeres. A este aspecto, es necesario identificar los esfuerzos por superar esas limitaciones y garantizar que todos puedan beneficiarse en un pie de igualdad de la creciente utilización del avance tecnológico, para poder capacitarse y participar plenamente en la configuración del desarrollo político, económico y social; y 2.- Que las circunstancias especiales de los Estados en desarrollo les hace ser vulnerables frente a los riesgos ambientales y caracterizados por unos mercados reducidos y homogéneos, elevados costos de acceso y de equipos, limitaciones de recursos humanos (problema que se ve exacerbado por la "fuga de cerebros"), acceso limitado a las redes y emplazamientos distantes, necesitan recibir una atención particular y soluciones adaptadas a sus necesidades.

    Considerando estas realidades, la visión socio-institucional del Estado hacia el avance tecnológico deberá estructurarse bajo los siguientes principios básicos: Contar con una infraestructura de la información y comunicación adecuada y que permita el acceso a todos; Garantizar el acceso a la información y el conocimiento a las organizaciones y a las personas; Los gobiernos, el sector empresarial y la sociedad civil, deberán promover las investigaciones en ciencia y tecnología para el desarrollo, así como participar en las decisiones de carácter local, regional e internacional que tengan que ver con la puesta en ejecución de estos avances; Las personas deberían poder adquirir las capacidades necesarias para participar activamente en la sociedad de la información, comprenderla y beneficiarse plenamente de las posibilidades que ofrece; Para aprovechar al máximo los beneficios de la tecnología, las redes y los sistemas de información, deberán tener la robustez necesaria para evitar, detectar y resolver convenientemente los problemas de seguridad; La existencia de un régimen jurídico que responda y sea predecibles, es un importante requisito para fomentar la confianza en la implementación de nuevas formas tecnológicas; Se deberá potenciar la cooperación y la colaboración, mediante el desarrollo de aplicaciones y contenidos adaptados a las necesidades locales; Fomentar la identidad cultural y la diversidad lingüística, el contenido local y los medios de comunicación; Desde le punto de vista ético, la socio-institucionalidad es eminentemente global, de tal modo, que amerita un diálogo de política basado en las tendencias mundiales de la información debe tener lugar en niveles globales, regionales y subregionales para facilitar la provisión de asistencia técnica, el intercambio de experiencias y conocimientos y el desarrollo de reglamentos compatibles que respeten las características y preocupaciones regionales; y Todo ciudadano debería gozar de libertad de expresión y de acceso protegido a la información tecnológica en el ámbito público mundial, como parte de su derecho inalienable.

    3.- LO SOCIO-INSTITUCIONAL TECNOLÓGICO EN VENEZUELA

    En este punto llegamos a dos premisas básicas: por un lado, la que define que lo tecnológico es producto del desarrollo humano de la sociedad bajo la guía de la ciencia que ha constituido un pilar fundamental en el avance científico desde su creación institucional a finales de siglo XVIII, hasta nuestros días; una ciencia apreciada como institución que debe su razón de ser a la revolución científica-técnica como consecuencia de una nueva forma de producir; y por otro lado, que las políticas públicas en el sector tecnológico son el producto de regulaciones y financiamientos bajo la orientación del interés científico internacional.

    Esta realidad da una lectura concreta del tema: las políticas públicas en el área de ciencia y tecnología, en los países menos desarrollados, están a la espera de las pautas que marcan los países desarrollados en lo que a innovación tecnológica se refiere, puesto que esa situación permite a los científicos de estos países sin claro interés y recursos para la investigación y desarrollo, que sean financiados por las potencias internacionales a efecto de poder hacer sus investigaciones, así sea en áreas que poco interés traiga a su localidad, pero que bajo el temperamento de la oportunidad, ellos pueden reconducir esos estudios hacia tópicos de mayor interés a su ámbito geográfico-local, sin aislarse de la idea básica de investigación para lo cual son subsidiados o apoyados.

    Hay preguntas que nos formulamos al inicio de este estudio y que tienen que ver con el ambiente académico, dado que no dejan de inquietar a quienes desde el ámbito investigativo quieren responder a la sociedad asediada por la contaminación y la destrucción de los espacios naturales. Una de estas interrogantes es: ¿Cómo nosotros integramos las nuevas tecnologías en las actividades rutinarias de nuestras vidas diarias? Algunos teóricos usan los modelos de difusión de tecnologías ampliamente adoptados para explicar esta integración. Otros se orientan a proceso de la integración basada en modelos de desarrollo económica evolutivos que miden la eficacia, flujo de información, barreras del mercado y masa crítica. Para estos teóricos, una tecnología exitosa hace a sus usuarios más competitivos y eficaces. Pero cuando nosotros miramos la historia de algunas tecnologías comunes, como el teléfono o la bombilla fluorescente, encontramos que los artefactos juegan varios papeles en las actividades sociales. Las personas pueden usar las nuevas tecnologías para aumentar su eficacia, o para una variedad de otras razones. Sus procesos complejos de interacción con inventores, los fabricantes y otros usuarios forman los artefactos de ellos. Los modelos simples no describen estos procesos complejos de desarrollo tecnológico.

    Wiebe E. Bijker es agudamente consciente de la insuficiencia de modelos simples, y durante la última década él ha congregado un juego de conceptos teóricos sobre desarrollo tecnológico basado en entender los procesos sociales complejos; definir estos procesos sociales complejos es la tarea a despejar, claro está sin descuidar el desarrollo sustentable como premisa básica para brindar mayores posibilidades de bienestar a la civilización en un largo y fructífero tiempo histórico universal.

    Pero lo que está perturbando la política tecnológica en el mundo no es la ausencia de recursos para la investigación y desarrollo, dinero y/o bienes habrá siempre, lo que perturba este sector es las posturas políticas y la marcada tendencia de algunas sociedades a sobre estimar lo cultural y religioso por lo innovador y moderno de lo tecnológico. Barry Commoner, quien para 1975 fuera director del Centro de Biología de la Universidad de Washington, expresó: "Detrás de cada innovación tecnológica, desde el éxito rotundo al fracaso espectacular, alienta la fuente del conocimiento que la tecnología aplica a la solución de un problema derminado: el escudriñamiento expeditivo en la naturaleza que denominamos ciencia básica."

    Y agrega Commoner ya al final del trabajo citado: "Como biólogo, he llegado a esta conclusión: hemos alcanzado un punto crítico en la ocupación humana de este planeta. El medio ambiente es un sistema complejo, delicadamente equilibrado, y este conjunto íntegro recibe el impacto de todas las agresiones infligidas separadamente por los agentes contaminadores. Jamás, en la historia de la Tierra, se ha sometido su tenue superficie sustentadora de vida a unos agentes tan activos, variados y asombrosos. Creo que los efectos acumulativos de esos contaminadores, sus acciones interdependientes y su amplificación, pueden ser fatales para la compleja trama de la biosfera. Y como el hombre es, en definitiva, una parte dependiente de ese sistema, pienso que la contaminación persistente del orbe -si no se impone una supervisión rigurosa- destruirá la adaptabilidad de este planeta para la vida humana".

    Volviendo a Werner Rammert, es importante destacar en este punto que la tecnología tiene condiciones especiales para surgir y desarrollarse. Sólo emerge si se cumplen tres condiciones: 1.- Tiene que encontrarse o crearse una relación de uso entre la experiencia corporal y un ambiente exterior que está mediada por algo; 2.- Tiene que establecerse una relación de inter-objetividad entre dos elementos que aseguren un output anticipado, fuertemente acoplado con un input; y 3.- Debe haber una memoria o un archivo que marca y fija las relaciones de evaluación de una manera que puedan ser frecuentemente repetidas y reproducidas en cualquier contexto.

    Los cuerpos humanos, la materia física, y los signos simbólicos son todos necesarios para constituir la tecnología. Una máquina, agrega Rammert, sin alguien que la controle, no es máquina, sino una exhibición en un museo o chatarra en un basurero. Una técnica para abrir nueces con una piedra o usar plantas para sanar heridas que no esta marcada y no deviene perdurable mediante un instrumento o una fórmula significante, se pierde y sigue siendo un incidente en una vida animal o primitiva.

    A todo esto se considera que la tecnología proporciona estimables beneficios a corto plazo, aunque a largo plazo han engendrado graves problemas sociales. Algunos autores consideran que los problemas que ha generado la tecnología son indirectamente provocados por la ciencia, ya que si no contáramos con los avanzados conocimientos científicos, no tendríamos una tecnología tan adelantada. Los beneficios que trae consigo la tecnología moderna son muy numerosos y ampliamente conocidos: una mayor productividad a la sociedad, unos excedentes que permiten disponer de más tiempo libre, dispensar la educación y, de hecho, proseguir la propia labor científica, entre otros. Todos nosotros necesitamos alimentos, vivienda, ropa, en fin, cosas materiales para complementarnos en nuestro mundo "sobre-natural", por ello cuando complacemos nuestras necesidades básicas, la tecnología empieza a proporcionar beneficios cada vez más triviales, es cuando surgen esencialmente los problemas.

    Los desechos ambientales que produce la tecnología han creado nuevas formas de enfermedades y fomentado otras. El propio trabajo es hoy más monótono y decepcionante. El ser humano necesita realizar algo que estimule su cerebro, su capacidad manual y también necesita variedad. La industria de base tecnológica ha dislocado la familia.

    Es indudable que la tecnología ha servido para que las guerras sean mucho más calamitosas todavía, ya que afectan a todo el mundo, y no solamente a los civiles sino también a los neutrales y a los pueblos primitivos. La violencia y la delincuencia también se deben simplemente a la tecnología; por lo que podríamos considerar la tecnología como uno de los problemas mas grandes de la sociedad actual, ya que la delincuencia es uno de los problemas mas abrumadores y que mas afecta a la sociedad actual.

    Johannes Von Neumann, se respondió en un artículo de la revista Fortune a la incógnita: ¿Podremos sobrevivir a la tecnología? A lo cual se contestó: "en los últimos veinte años, la mayor parte de los países latinoamericanos concentraron esfuerzos en el desarrollo de instituciones y creación de mecanismos financieros, principalmente subsidios, para estimular la actividad científica. Asimismo se hicieron esfuerzos para la formación de recursos humanos, menos énfasis fue puesto en el desarrollo de áreas como la consultoría y las ingenierías."

    En relación con la importación de tecnologías, las políticas actuales se han basado en la identificación de los efectos negativos asociados a la adquisición de tecnología extranjera. En consecuencia, ha prevalecido el control sobre la inversión, el registro de los contratos de tecnología y el régimen de patentes y marcas. Hoy en día, la tecnología es parte del sistema de vida de todas las sociedades, la ciencia y la tecnología se están sumando a la voluntad social y política de las sociedades de controlar sus propios destinos, sus medios y el poder de hacerlo.

    En el caso de Venezuela, uno de los problemas centrales en el debate tecnológico, es el obvio desideratum que se enfrenta por la concepción de un modelo "lineal" que postula que para lograr el desarrollo de capacidades tecnológicas es menester alcanzar primero un cierto grado de dominio sobre la ciencia. Una "masa crítica" de investigadores básicos sería el motor fundamental que nos llevaría a la generación de tecnologías propias que a su vez impulsarían un desarrollo económico autónomo y sostenido.

    Diversos estudios llevados a cabo en distintos países industrializados, entre los que destaca Ciencia y Tecnología en Venezuela, de la Comisión para la Reforma del Estado, COPRE ,1992, permiten concluir que la influencia causal de la acumulación de capital y del aumento de la fuerza de trabajo en el crecimiento económico de las naciones del primer mundo, no ha sido tan determinante como la influencia de las transformaciones experimentales a nivel de la productividad debido a la continua incorporación de innovaciones tecnológicas. La sociedad venezolana se desenvuelve ligada en determinado grado a la evolución de la ciencia y la tecnología, esto es, requiere de la incorporación de los resultados obtenidos por la investigación científico-tecnológica, a fin de poder marchar dentro del tipo de desarrollo que tiene trazado.

    El problema que confronta Venezuela es la ausencia de diagnósticos objetivos que permitan determinar cuál es el papel que juegan la ciencia y la tecnología nacionales en relación con otras actividades socio-económicas y a la sociedad global. Para llegar a ciertas conclusiones se parte de la idea de que la ciencia y la tecnología nacionales tienen una posición, una función y una significación, derivadas de la situación global del país. Se piensa que el tipo de relaciones que se establecen entre la actividad científica y otras actividades sociales impiden o limitan el desarrollo de la ciencia y su incorporación en la sociedad. Para poder conocer esta relación entre la actividad de investigación y otras actividades socio-económicas es necesario, para el caso venezolano, delinear una metodología de estudio que nos permita conocer, antes que nada, qué nos está pando en esta área y cuáles son nuestros puntos de interés para impulsarla y consolidarla en el marco institucional del Estado moderno. De este modo se plantea como propuesta: Describirla (fase descriptiva) a fin de mostrarla en términos de su constitución, de las funciones que cumple y de los recursos de que dispone y luego someter a prueba el conjunto de hipótesis sobre la posición, la función y la significación de la investigación científica y tecnológica en relación a la sociedad venezolana y con algunas de sus actividades y procesos, (la situación de la actividad de investigación en relación a la actividad socio-económica); y Estudiarla en función de los aspectos y procesos particulares que han intervenido en la confección de las líneas de investigación tanto de las Universidades como de las Instituciones públicas y privadas de investigación y desarrollo.

    Podemos definir la política de ciencia y tecnología del Estado venezolano, como el conjunto de reglas instrumentales que prescriben un rumbo racional de actuación para lograr una meta previamente determinada y que debe evaluarse en función de su utilidad y de su eficacia práctica. La tecnología en el país ha sido creada por los hombres de ciencia, con casi nula vocación política, con el fin de satisfacer las necesidades técnicas del Estado y la Industria, necesidades que son la causa de la evolución de la tecnología; pero la tecnología en el país se encuentra en una constante evolución y los objetos que no se adaptan simplemente desaparecen, es decir, a medida que las necesidades son mayores y complejas se hace necesario crear un objeto que pueda llenar el vació, el cual llega a reemplazar el anterior. Por ello si bien es cierto de que hay un criterio de inversión, persiste el absurdo de que es preferible invertir en cosas concretas, cloacas y construcción de vías, que en potenciales estudios a mediano o largo plazo que podrían responder a necesidades que quizás en la actualidad no existen. La tendencia en Venezuela es a preservar la tecnología pero a un bajo costo de inversión económica y sin apreciar el cuantioso daño que puede llegar a causar sus experimentos en una sociedad que aún no comprende para qué son los científicos.

    4.- LO SOCIO-INSTITUCIONAL TECNOLÓGICO Y EL DESARROLLO SUSTENTABLE

    La Senadora por Neuquén, del Movimiento Popular Neuquino de Argentina, Luz Sapag, el pasado 4 de septiembre del 2003 (en opiniones aparecidas en el diario Río Negro), preocupada por la situación ambiental de San Martín de los Andes, creo oportuno aportar otra visión y otro encuadre acerca del término "desarrollo sustentable".

    La Senadora Sapag ha emitido sus opiniones, como la mayoría de las personas que se alarman por el cuidado del ambiente, pero valiéndose de conceptos que han sido muy usados por los mismos causantes del deterioro ambiental planetario; reciclado de tal modo, que es imposible oponerse a los postulados que Luz Sapag esgrime referido a la situación ambiental de San Martín de los Andes cuando señala: "No en vano nació el concepto de desarrollo sustentable, superador de la antinomia desarrollo vs. preservación, y que nos propone un marco viable atendiendo al crecimiento económico, la equidad social y la conservación de los recursos naturales".

    En este punto está la contradicción del discurso, pues es incompatible la concepción de desarrollo con los modos de producción que hoy se manejan en el mundo. Ochocientos millones de hambrientos, 1.200 millones de personas en pobreza extrema, 854 millones de adultos analfabetos y 2.400 millones de personas sin saneamiento básico. Cuarenta millones de enfermos o contagiados por el virus del SIDA, dos millones de muertos por tuberculosis y un millón por malaria cada año. Once millones de niños menores de 5 años morirán este año por causas evitables; además del crimen, que deviene como consecuencia del "desarrollo". La idea se muestra desvirtuada toda vez que esta frase implicaba el abordaje de tres áreas fundamentales: el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el cuidado de los ecosistemas.

    ¿Quiénes crecieron en el caso expuesto por Sapag? Los grupos económicos concentrados que tienen en el Gobierno Provincial sus aliados y testaferros. Basta con analizar las palabras del Gobernador Jorge Sobisch (discípulo ideológico de Carlos Menem) cuando señaló que: "los créditos a la producción y las tierras para adjudicar, se darán a quienes puedan pagarlos y si son amigos mejor." Esta frase, expresada por Sobisch, puede hacer comprender mejor las contradicciones del discurso oficial que colisionan con el estado de pobreza, exclusión y nulo crecimiento para más del 60% de la población local de esa región, paradójicamente, una de las provincias más ricas del país.

    El caso San Martín de los Andes y la postura oficialista, nos muestran por qué no están dadas las condiciones para hablar de un desarrollo sustentable, sino que hay que empezar a definir estrategias y a propiciar mayores acercamientos internacionales para poder modelar una conciencia ambiental por la cual colar las políticas de Estado con valor en la sustentabilidad.

    Las políticas neoliberales en América Latina no han reducido la pobreza, al contrario, hay algunos indicadores que evidencian que el neoliberalismo no ha puesto en marcha el aparato productivo de los países en vías de desarrollo, sino por que por lo contrario ha sobredimensionado el tejido prebendario de los planes sociales: único marco de contención para intentar detener el estallido social.

    Los Gobiernos hablan de impulsar la productividad, se debate agónicamente obligando a los ciudadanos a cuidar el ambiente, aunque no hacen como institución ningún esfuerzo por controlar la industria y sus tóxicos, puesto que ello va en contra del desarrollo de los pueblos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuidar el ambiente? ¿Quiénes contaminan? ¿De donde provienen las mayores emisiones que lejos de disminuir, han aumentado un 9 por ciento, y en el país más contaminador un 18 por ciento?

    En un mundo, donde sólo el 3% del agua es dulce, donde la próxima guerra será por la tenencia del vital elemento, lo que hacen los Gobiernos no sólo es canallesco y constituye delito, sino que demuestra el desprecio por la vida humana de quienes tienen la obligación de cuidar y preservar los recursos.

    Los Gobiernos de América Latina han iniciado, aparentemente, el camino para revisar sus empresas. Se ha propiciado una conciencia en razón de una alianza estratégica que se dé con los grupos de poder y no con el pueblo, y eso hace inviable el desarrollo sustentable. Si planteamos una alternativa, desde el marco de la factibilidad, se tendría que asumir nuevas conductas acerca de lo que debería ser el desarrollo para los pueblos latinoamericanos. Es con el desarrollo del valor de cambio en detrimento del valor de uso, cuando un nuevo modo de producción y acumulación, que tratando a la naturaleza como renta y no como un bien, comienza a generar productos y residuos no degradables. Incluso, que aumente los niveles de productividad en un país, no determina la equitativa distribución de la riqueza. Si la naturaleza es un bien y lo que nos provee es la renta, entonces hay algo aquí que no funciona pues el modo actual de producción capitalista, sólo apunta a la obtención de la máxima ganancia, expoliando a la naturaleza y por ende condenado a miles de millones de habitantes a un genocidio paulatino.

    Hay que saber diferenciar entre desarrollo y calidad de vida. Los aspectos sociales, económicos, laborales, salud, educación, son las variables para determinar lo más aproximadamente posible, por donde pasa el verdadero progreso. El hambre, las enfermedades evitables, la riqueza acaparada en manos de unos pocos, la impunidad a que son sometidos millones de seres en todo el mundo por esta misma situación, las condiciones de trabajo alienado, vida aglomerada en las grandes ciudades, falta de espacios verdes, insuficiencia de tiempos para el ocio y la recreación, ausencia de posibilidades de estudio y logros intelectuales como creativos, son situaciones que colisionan con el discurso del desarrollo sustentable.

    Hablar de sustentabilidad en un tiempo histórico que mantiene las desigualdades y números citados en los párrafos anteriores, es hablar de una falacia. Es menospreciar la capacidad de los seres humanos a interiorizar su lugar en el escenario de la civilización contemporánea; es crear las condiciones para un mundo "insustentable" y por ende, más apocalíptico que provisorio.

    Aunque no faltan las pretensiones de los países Desarrollados en buscar marcar una pauta en razón de ofertar una imagen de epicentro social y político en resguardo del Medio Ambiente. La Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, en un documento conocido como el Informe Brudtland, el concepto de desarrollo sostenible implica poner limitaciones al uso del medio ambiente por el estado actual de la tecnología y de la organización social y por la capacidad de la biosfera para absorber los efectos de las actividades humanas.

    Si "la necesidad de satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas es el principal objetivo del desarrollo", el crecimiento económico es la forma de conseguir la materialización de esas aspiraciones y conseguir restaurar el daño medioambiental producido por la actividad humana. Sin embargo, siendo el crecimiento económico necesario, la forma en que lo ha estado consiguiendo está siendo cuestionada cada vez más ampliamente por su insostenibilidad. Al hablar de crecimiento en Economía, nos estamos refiriendo fundamentalmente al Producto Nacional Bruto (PNB), pero éste es en realidad una medida de la actividad económica, no una medida del bienestar de la población, aunque inevitablemente tengan relación.

    Todo lo que forma parte del bienestar tiene mercado y no todo lo que forma parte del mercado contribuye al bienestar. Por otra parte, el capital natural, indispensable si tenemos en cuenta un desarrollo sostenible, no forma parte de las Cuentas Nacionales. Es por esto, que las nuevas tendencias económicas han intentado elaborar sistemas distintos al PNB para medir el bienestar y al hacerlo, han descubierto una fuerte discrepancia a peor, entre la medida tradicional y la medida del bienestar propuesta (conocida como ISEW), especialmente en las últimas décadas del siglo.

    Esta percepción nos lleva a formular otra visión, ya desde el punto de vista socio-institucional, de cómo tratar el problema ambiental en los países en vías de desarrollo. Para la gestión de los problemas del medio ambiente y de los recursos naturales, podemos se han propuesto, desde el seno de la Comunidad Europea y con el apoyo de importantes personalidades del mundo científico, dos posibles vías de tratamiento: 1.- El mercado y sus mecanismos de precio, integrando el coste de las externalidades mediante la introducción de impuestos y tasas; y 2.- El no-mercado mediante la intervención directa del Estado o mediante actividades administrativas reguladoras.

    En el primer caso se trataría de conseguir una solución en la que los precios correspondan a los costes sociales marginales. En el segundo caso, se podría decir que la solución sería menos satisfactoria desde el punto de vista convencional. En ambos casos se requiere poder medir el coste de los efectos en unidades monetarias o en todo caso físicas. Para ello se han propuesto formulas que permitan corregir el PNB en lo que se refiere al consumo de recursos no renovables y a la contaminación del medio ambiente. Estas propuestas han permitido la modificación del Sistema de Cuentas Nacionales que facilita el cálculo de un PNB corregido de acuerdo con los principios de la economía sostenible, a través de un sistema de cuentas satélite para la contabilidad integrada entre la economía y el medio ambiente.

    El Tratado de Amsterdam de 1999, incluye ya "un alto nivel y mejora de la calidad del medio ambiente". Incorpora entre los "Principios" la obligación de integrar las exigencias de la protección del medio ambiente en la definición y en la realización de las políticas y acciones de la Comunidad.

    Los objetivos de la política comunitaria del medio ambiente según este Tratado son: La conservación, la protección y mejora del medio ambiente; La protección de la salud de las personas; La utilización prudente y racional de los recursos naturales; y El fomento de medidas a escala internacional destinadas a hacer frente a los problemas regionales o mundiales del medio ambiente.

    Los principios en los que se debe basar esta política son: Cautela y acción preventiva (siempre que sea posible, ha de actuarse antes de que se produzca el deterioro medioambiental); Corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente misma: Principio que quien contamina paga; y En cuanto al papel que los Estados juegan en la política medioambiental, el Tratado establece que la financiación y la ejecución correrán a cargo de los mismos salvo que los costes se consideren desproporcionados, en cuyo caso se podrán establecer excepciones temporales y apoyo financiero con cargo al Fondo de Cohesión.

    La propuesta base en el ámbito socio-institucional tecnológico es la creación de una política comunitaria ambiental. Y en este sentido no hay "que buscar a Dios por los rincones", como dice el dicho popular, sino que hay que actuar conforme a lo previsto en el Quinto Programa de Acción Ambiental, titulado "Hacia un Desarrollo Sostenible" y aprobado por el Consejo de 1 de Febrero de 1993, con un marco de referencia 1993-2000, en el informe elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente, en su reunión en Madrid en 1993, que nació para brindar a la Comunidad Europea y al mundo civilizado, "la información fiable y comparable para la elaboración de las políticas ambientales de apoyo técnico y científico a los diversos centros nacionales y temáticos".

    Entre los objetivos por los que es necesario trabajar para garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo incluye: 1.- Optimización de los recursos para prevenir su desaparición; 2.- Una aproximación mas racional a la producción y consumo de la energía; y 3.- Alteración de los patrones de comportamiento de la sociedad.

    El enfoque de este Quinto Programa de Acción Ambiental difiere de los anteriores en que: se enfoca a los agentes y actividades de cambio en lugar de a los síntomas; intenta cambiar las practicas y tendencias actuales de manera que el desarrollo sea sostenible en el futuro; pretende conseguir cambios en los patrones de comportamiento de la sociedad involucrando a todos los actores relevantes (administraciones, sector privado y público en general, en un principio de "responsabilidad compartida"); y amplia el rango de instrumentos aplicables para asuntos y problemas particulares.

    Los siete temas clave sobre los que la comunidad debe actuar para cumplir con sus compromisos internacionales (convenios firmados) y salvaguardar sus recursos naturales son: Cambio climático; Acidificación y contaminación del aire; Agotamiento de los recursos naturales y de la biodiversidad; Agotamiento y contaminación de los recursos híbridos; Deterioro del medio ambiente urbano; Deterioro de zonas costeras; y Residuos. Además de los temas ambientales, el quinto programa identifica cinco sectores claves que tiene impactos ambientales asociados a sus actividades y sobre los cuales hay que hacer un seguimiento. Estos Sectores son: la agricultura, la energía, la industria, el transporte y el turismo.

    Buscando cerrar el círculo de esta disertación con un concepto de desarrollo sustentable adaptado a la realidad latinoamericana, tomemos ideas del ensayo de Mario González Arencibia () : "La concientización de este fenómeno llevó a investigadores de ECODES, término con que se conoce la Estrategia de Conservación para el Desarrollo Sostenible de Costa Rica, a trabajar en lo que ellos denominaron definición integrada del desarrollo sostenible concibiendo esta como un proceso dinámico en el que el manejo de los recursos naturales, la potencialización del ser humano, los mecanismos de concientización y participación ciudadana, el enfoque del desarrollo científico y tecnológico, la formulación de nuevos esquemas legales y administrativos, la orientación de la economía y la opción de principios éticos de responsabilidad ambiental, fortalezcan las opciones para satisfacer las necesidades básicas actuales, sin destruir la base ecológica de la que dependen el desarrollo socio-económico y la calidad de vida futuras.

    Este concepto de desarrollo sostenible, se enfoca desde el lado de la oferta ambiental, bajo la óptica de obtener rendimientos firmes. Es decir, una productividad básica, de acuerdo a la capacidad que pueden suministrar los ecosistemas. Otra dimensión del concepto es que el contexto desde donde se enfoca el desarrollo tiende a ser diferente en los países latinoamericanos, parte de un ámbito nacional a uno global, que se asienta en interrelaciones globales y de naturaleza local. La evolución del pensamiento sobre el desarrollo, en términos históricos, se ha dado en el marco de luchas sociales, a través de la pugna entre el capitalismo y el socialismo, entre la clase obrera y el capital y el pensamiento humano y las fuerzas de la naturaleza. A lo largo de las últimas siete décadas del siglo XX, y parte de esta primera década del siglo XXI, el concepto de desarrollo se ha expandido y enriquecido, pero también se ha fragmentado, puesto que se va tomando de él aspectos de acuerdo a la gravedad que confronten los países en su diagnóstico ambiental, sin ser asumido como una orientación universal de cuidado del medio ambiente.

    COMENTARIO FINAL

    Daniel Bell, en una extensa entrevista que le hiciera Enrique Krauze para la Revista mexicana Letras Libres, en octubre del 2003, describió con magistral crudeza qué estamos viviendo y qué viviremos, en el contexto de esta nueva era tecnológica. Lejos de ser optimista, se muestra un tanto preocupado, puesto que aprecia que se le ha dado importancia a elementos que nada tienen que ver con el valor tecnológico para la humanidad. "Históricamente -expresa Bell- las sociedades se basaban en los recursos naturales y en el control de los recursos naturales. Inglaterra era una isla cimentada en el carbón de su región central. Y una vez que se logra cavar más hondo en el carbón y extraer agua, se puede usar el carbón como la base de una industria del acero. En consecuencia, la Gran Bretaña comenzó con la industria ferroviaria, la construcción naval, la industria automotriz, entre otras. Lo que ha ocurrido en los últimos veinticinco o treinta años es que los recursos naturales se han convertido en un factor cada vez menos importante en el desempeño de una sociedad. En la época de la Segunda Guerra Mundial, había un cartel del caucho, un cartel del estaño, un cartel del cobre… ¡Ahora ya no existen! El único cartel es el del petróleo, porque es muy barato. Y se podía controlar desde unos cuantos sitios. Una vez que se multipliquen esos sitios, perderá sus ventajas. ¿Por qué? Pongamos como ejemplo el cobre.¿Sabe dónde está la mayor acumulación de cobre en la actualidad? La mayor acumulación de cobre en el mundo está actualmente bajo la ciudad de Nueva York. Son los cables de cobre de las líneas telefónicas. Las líneas telefónicas han caído en desuso a causa de las fibras ópticas, diez veces más barata y con una capacidad cien veces mayor. De este modo, el cobre queda relegado. Hoy día, pagando cierto precio, podemos tomar y reproducir cualquier recurso natural, porque tenemos las estructuras moleculares. Con el único recurso que no podemos hacer esto es con el aluminio, dada la alta energía que se requiere. En suma, los recursos naturales son ya, y están destinados a ser, un factor de importancia decreciente en la riqueza de las naciones".

    Lo que hay que destacar es que sea cual sea el final del potencial tecnológico, tiene que prevalecer la inversión en preservación al ambiente. Y ello es una interrogante que se hace Alexis Mercado: ¿Es la inversión ambiental un elemento que disminuye la competitividad? "Uno de los principales argumentos de la posición conservadora a favor de la desregulación, expresa Mercado, es que desde que se comenzó a implantar la legislación a principios de los 70, las empresas en Estados Unidos han realizado considerables inversiones que en la actualidad llegan a constituir un 2,1 % del producto industrial bruto, estimándose que para finales de esta década, según las proyecciones, alcanzará la cifra de 190 mil millones de dólares anuales, es decir un 2,6 % del PIB… Este argumento gana una favorable matriz de opinión cuando se compara la competitividad de la industria americana frente a países en los cuales la inversión en protección al ambiente es pequeña e incluso, en algunos casos, nula… Pero tal justificación pierde fuerza cuando se comparan las inversiones en control y prevención ambiental de los Estados Unidos con las inversiones crecientes que vienen realizando algunos países europeos. Resulta notable el caso de Alemania, donde la inversión en esta área muestra una tendencia que está, inclusive, por encima de la observada en Los Estados Unidos…Esta forma de enfocar el problema puede ser una de las causas que han originado que las normativas voluntarias hayan ido adquiriendo cada vez más peso como mecanismos de regulación en el comercio internacional. No queremos decir con esto que las mismas no conlleven a una serie de beneficios importantes. Por el contrario, sostenemos, inclusive, que pueden ser medios muy eficaces para que empresas de países sin regulaciones claras en materia ambiental se preocupen por el problema. Pero, pensamos, que esto está distrayendo la atención, cuando no dejando fuera, a algunos actores claves en la definición y abordaje del problema, y obvian un aspecto muy importante que analizaremos con algún detalle más adelante: el del creciente papel que van adquiriendo las políticas públicas en este ámbito… Es posible aplicar los mismos principios básicos de los ampliamente distribuidos programas de calidad (uso más eficiente de los recursos, eliminación de etapas de riesgo, y eliminación de etapas innecesarias) para acometer la resolución de los problemas ambientales. Se observa, así, que son diversas las posibilidades de mejorar el desempeño económico de las firmas a partir del avocamiento a la resolución de problemas de carácter ambiental. Hay que destacar, no obstante, que esto está íntimamente ligado al desarrollo de una importante capacidad innovativa".

    Como es de apreciarse, Mercado justifica la necesidad de una inversión en el rubro ambiente, toda vez que esta se convierte en un valor agregado para los productos y por ende mejora las condiciones de competitividad.

    Para Patricia Madrigal, el desarrollo sustentable persigue dos objetivos: un objetivo actual, que comprende el mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes; y el objetivo futuro que consiste en no comprometer el futuro de las futuras generaciones. El desarrollo sustentable implica un desarrollo a corto y largo plazo al mismo tiempo. Sin embargo, existen otros autores que sostienen que el desarrollo sustentable no es más que un juego de palabras para justificar la existencia misma del desarrollo. Así por ejemplo: Joan Martínez sostiene que a partir de 1987 (informe Brundtland) "la idea que la pobreza degrada el ambiente se puso de moda". Además acota el autor que, "para muchos ecologistas eso no es más que un intento de echar la culpa a las victimas".

    FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES

    CAPRA, Fritjot (1999) El punto crucial. Ciencia, Sociedad y Cultura naciente, Buenos Aires, Editorial Estaciones, 527 págs.

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    Por:

    Ramón E. Azócar A.

    Politólogo, Msc. Administración; Candidato a Doctor en Estudios del Desarrollo por el CENDES-UCV; docente e investigador universitario.