Una aproximación a la postura educacionista del anarquismo y su relación con el pensamiento freireano
EL ORIGEN DE TODO
El hombre
Desde los orígenes más remotos del hombre, así sea desde la óptica cristiana (partiendo del "Génesis" como punto de referencia) o desde la postura darwiniana reflejada en su tesis "El origen de las especies", podemos observar que el hombre se hizo hombre no sólo desde que entró en el "pecado", o no sólo se hizo hombre, desde que aquella especie extraña o tal vez más "evolucionada" logró erguirse en sus extremidades posteriores y pudo llegar, a través de sus manos, a la creación y utilización de herramientas. E incluso, me atrevería a decir que el hombre no llegó a ser hombre ni siquiera cuando esa misma especie fue capaz de transmitir el conocimiento adquirido (el uso de herramientas) porque quizá los semejantes que se encontraban a su alrededor lo "aprendieron" probablemente por repetición, asociación o reproducción de lo observado; en fin, lo que quiero demostrar es que pareciera que se ha dejado atrás e inclusive a un segundo plano un valor, o mejor dicho, un antivalor que ha perseguido al ser humano desde que el mismo adquirió la capacidad de racionalista del pensar (quizá racional mas no razonable).
Desde que el hombre fue capaz de observar y poder darle significado racional, cognitivo y simbólico a las cosas que lo rodea, el mismo, trató de darle forma a lo observado y consecuentemente formar su propia realidad. Con dicha potencialidad racional, el hombre tomaría conciencia de lo existente en su exterior y tendría la capacidad de proyectarse a un futuro. En ese mismo proceso de toma de falsa conciencia, el hombre buscaría el distinguirse de sus semejantes y nacería a lo que a mi parecer sería lo que definiría al hombre (a la concepción actual de hombre que conocemos y tenemos).
El hombre tomó una falsa conciencia de la realidad, quiso diferenciarse (o sobreponerse) de sus semejantes y adquirió una conciencia de lo que era el poder (falsa, pero conciencia al fin). El hombre observó a los animales, diferentes e inferiores a él y quiso dominarlos; observó a la naturaleza, dadora de vida y sobrevivencia, la vio diferente e inferior a él y quiso dominarla; observó a la mujer, un ser humano análogo a él; la observó, la miró semejante pero igualmente diferente e inferior a él y quiso dominarla… y la dominó. (Al igual que a todo lo mencionado anteriormente.)
Y así fue como nació el hombre, así fue como nació la concepción de hombre que nos ha perseguido generaciones tras generaciones (de formas distintas, pero iguales en esencia) y así fue como nació la primera forma de desigualdad, de autoridad, de jerarquía, de dominación, de explotación y de opresión: la de el hombre sobre la mujer. La primera forma de represión y madre del sistema patriarcal, creadora y potencializadora de las formas más abominables y aberrantes de opresión conocidas en la humanidad, como lo son el Estado, la iglesia y el sistema capitalista.
LA OPRESIÓN COMO INSTITUCIÓN
La iglesia
Nace la religión representada institucionalmente por la iglesia, ensalzada de valores netamente masculinos (la primera forma de dominación), se presenta a un Dios como factor determinante en la creación de la realidad material que experimentamos, un Dios Padre y Señor absoluto que rompe con el equilibrio de géneros e igualmente ecológico, debido a que es la tierra un regalo para el hombre y por tanto él debe "dominarla y someterla" (véase como en la actualidad el capitalismo y el Estado la han sometido y dominado). Bajo esta concepción, nace una institución (creada, controlada y ejecutada por los hombres) que sería la voz del Dios en la tierra. Dicha institución, bajos los intereses de una minoría, seria quien condicionaría la realidad y acciones humanas. Una descarada institución, que más allá de mediadora de paz y concilio entre los seres humanos, se ha encargado de ostentar al poder y reprimir al hombre bajo el falso y equívoco argumento humano sustentado por "la voluntad de Dios".
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