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Análisis Narrativo – Libro de Tobías

Enviado por Trabajos _


    1. Tipo de relato
    2. Funciones del lenguaje en el relato
    3. Resumen de la trama
    4. Delimitación de las unidades narrativas
    5. Resonancias
    6. Punto de vista
    7. El tiempo en el relato
    8. Ambiente
    9. Sentido y Tema
    10. Conclusión
    11. Bibliografía

    Tipo de relato:

    Los capítulos elegidos del libro de Tobías, tienen una finalidad estrictamente religiosa. En efecto, el autor de Tobías expone un estilo narrativo en la interpretación que él hace de la vida desde el punto de vista del israelita creyente: Dios, bueno y justo, prueba a los que le temen, los justos. Su providencia amorosa, los acompaña en la tribulación, los sostiene y los libera de ella, devolviéndoles la felicidad, expresada por una vida larga y segura en la abundancia.

    Es un relato didáctico, que contiene consejos morales, plegarias breves, esperanzas históricas, motivaciones religiosas. La preocupación por enseñar, por edificar, afecta el relato. Hay muchas páginas del Testamento Anterior que enseñan contando con discreción.

    Funciones del lenguaje en el relato:

    El lenguaje excepcionalmente tiene una única función. Es más acertado afirmar el predominio de una función sobre las demás. Reducir un texto literario a una sola función es una simplificación peligrosa.

    Aquí encontramos múltiples funciones que se hallan entremezcladas. Los géneros literarios dan predominio a una sobre las demás.

    El relato de los capítulos escogidos en el libro de Tobías, centran la mirada en Tobías y su acompañante Rafael en su viaje de Nínive a Ecbátana, y en todo lo que acontece en su entorno más inmediato. Al compenetrarnos en el texto podemos descubrir que predominan tres funciones: la de entretenimiento, la histórica y la teológica.

    • Función de entretenimiento: agradar y entretener van unidos al objetivo estético. Sabe que comunica más y mejor cuando el receptor lee con agrado. Todo esto está alimentado por mecanismos que mantienen la atención del lector y le hace centrarse en el texto.
    • Función histórica: Es similar a lo que se conoce como función referencial del lenguaje. El elemento comunicativo que se destaca es el mensaje y suele tener carácter informativo.
    • Función teológica: Hay que destacar que guarda íntima relación con la función histórica. Vemos en ella la manera con la cual el narrador bíblico atribuye a Dios los grandes hechos ocurridos en cada circunstancia. Se pretende interpretar esa historia o acontecimiento a la luz de Dios y de su interacción con el hombre y el mundo.

    Resumen de la trama

    Tobit ha hecho saber a su hijo Tobías que tiene depositada una gran cantidad de dinero en casa de Gabael en Ragués de Media; ahora le manifiesta su deseo de que vaya a buscar esa fortuna. Para este largo y arriesgado viaje se necesita un buen guía que conozca el camino, que sea capaz de proteger al joven Tobías y devolverlo sano y salvo a sus padres. La excusa es magnífica para introducir al ángel del Señor, representante visible de la providencia invisible de Dios sobre los hombres, especialmente sobre los justos en los momentos más decisivos de sus vidas. Todo lo que es el capítulo cinco del libro de Tobías es una obra maestra del arte del diálogo. El trabajo del relator es mínimo: introduce a los personajes y deja que hablen por si solos.

    Esta es sólo el resumen general de la trama, pero me detendré en relatar el compendio de los capítulos que van desde el cinco hasta el once.

    El capítulo seis se centra en el viaje de a Ecbátana. La narración se asemeja a un cuaderno de viaje, en que se anotan los episodios más relevantes. El episodio del pez, es el primero de ellos. Su importancia radica en que todo él está orientado a la misión del ángel Rafael: la curación de Sara y Tobit . A medida que nos acercamos a Ecbátana aparece en el horizonte la figura de Sara, la elegida por el Señor desde siempre para ser esposa de Tobías: paradigma del cumplimiento de los designios de Dios, a pesar de los planes de los hombres y de las adversidades superiores a la voluntad humana.

    Ecbátana, la gran ciudad de Media, será escenario de acontecimientos muy importantes en la vida de Tobías, donde el espacio será dentro del capítulo siete. El autor conduce magníficamente la acción de la obra hasta este punto capital, donde se encuentra uno de los personajes principales, Sara, beneficiaria de la misión curativa del ángel Rafael.

    El capítulo ocho se centra en la victoria de Rafael sobre Asmodeo donde se cumple una parte principal del plan de Dios sobre Sara: su curación.

    El capítulo nueve es el último de los episodios del libro centrados en Ecbátana, la ciudad de Raguel y de Sara. Es importante decir esta afirmación porque allí se celebra el banquete de bodas, allí se queda Tobías, de allí parte Azarías con la comitiva para recoger la plata depositada en casa de Gabael en Ragués, y de Ragués vuelven todos otra vez a Ecbátana, donde todavía pueden acompañar a los novios en la fiesta de bodas.

    Es un magnífico interludio el que presenta el capítulo diez en el que se manifiestan como son Tobit y Ana: caracteres muy diferentes no solo como hombre y mujer, sino personalmente como padre y como madre. Es normal que Raguel y Edna quieran retrasar lo más posible la despedida, porque saben que será muy difícil volver a verlos; pero no lo es menos que Tobías intente partir cuanto antes, pues sabe que sus padres cuentan los días y las horas que faltan para abrazarlo. Al final Raguel y Edna entran en razón y los dejan marchar con su bendición y la mitad de sus bienes.

    El reencuentro con los padres de Tobías y la curación de Tobit se concentran en el capítulo once. Esta reunión de los padres con el hijo está organizado por el compañero de viaje de Tobías, por Azarías, es decir, por Rafael, el mensajero del Señor. Desde que recuperó el dinero de la casa de Gabael, Rafael ha pasado a un segundo plano. En este capítulo toma un protagonismo grandísimo, precisamente para cumplir la misión que aún no había realizado en forma total, a saber, la curación de Tobit.

    Delimitación de las unidades narrativas

    En el trabajo expuesto sobre los capítulos que van del cinco al once del libro de Tobías. Señalo diez unidades o instancias narrativas. Ateniéndome a ciertos criterios de tipo dramático (cambio de ambiente físico, de tiempo, lugar, entrada de nuevos personajes, etc.) y literario (giros de frases, conclusiones, etc.). Estas son las siguientes:

    1. Tb. 4, 20 – 5, 9

    20 También quiero decirte que dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media, diez talentos de plata.

    21 No debes preocuparte, hijo, porque seamos pobres. Muchos bienes posees si temes a Dios, huye de todo pecado y haces lo que es bueno ante el Señor tu Dios.

    1 Entonces Tobías respondió a su padre Tobit: «Haré cuanto me has mandado, padre.

    2 Pero ¿cómo podré recuperar el depósito? Ni él me conoce a mí ni yo a él. ¿Qué señal debo darle para que me reconozca, me crea y me devuelva el dinero? Por otra parte, desconozco la ruta que conduce a Media».

    3 Tobit, entonces, respondió a su hijo Tobías: «Él me dio un recibo y yo a él otro; lo partí en dos, tomé una parte y dejé la otra con el dinero. ¡Ya va para veinte años que deposité esta suma! Ahora, hijo, busca un hombre de confianza que vaya contigo, y le tomaremos a sueldo hasta tu vuelta, y vete a recuperar esta plata».

    4 Salió Tobías a buscar un hombre que conociera la ruta y fuera con él a Media. En saliendo, encontró a Rafael, el ángel, parado ante él; pero no sabía que era un ángel de Dios.

    5 Díjole, pues: « ¿De dónde eres, joven?» Le respondió: «De los israelitas, tus hermanos y ando en busca de trabajo». Díjole Tobías: « ¿Conoces la ruta de Media?»

    6 Respondió: «Sí; he estado allá muchas veces y conozco al detalle todos los caminos. He ido a Media con frecuencia y he sido huésped de Gabael, nuestro hermano, el que vive en Ragués de Media. Hay dos jornadas de camino entre Ecbátana y Ragués, pues Ragués está en la montaña y Ecbátana en el llano».

    7 Tobías le dijo: «Espérame, joven, que voy a decírselo a mi padre, porque necesito que vengas conmigo; y yo te pagaré tu sueldo».

    8 Él le dijo: «Te espero, pero no tardes».

    9 Fuese Tobías a informar a su padre y le dijo: «Ya he encontrado un hombre, que es israelita, hermano nuestro».

    Contestóle Tobit: «Llámale, para que yo sepa a qué familia y tribu pertenece, y si es digno de confianza para que te acompañe, hijo». Salió Tobías, le llamó y le dijo: «Joven, mi padre te llama».

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    Situación inicial v. 20 – 3

    En la situación inicial de esta primera unidad narrativa ( 4,20-5,3) se plantean unos datos que nos dan un primer panorama de la situación: el porqué del viaje a Media. Naturalmente Tobit da esta inesperada noticia para que Tobías vaya a recoger los diez talentos de plata a Ragués de Media. Así justifica el autor el nuevo rumbo de la narración. La búsqueda del acompañante a ese viaje engloba de una forma más general esta situación. Tobías aparece como un joven inexperto en los asuntos importante de la vida. El no hace nada por pura iniciativa suya: en casa está bajo la autoridad del padre. El aumento de interés de genera en los versículos 4 y 5 porque Tobías se encuentra con Rafael ni bien saliendo de la casa. No será difícil encontrar un buen conocedor del camino en una ciudad tan importante como Nínive, metrópoli del imperio asirio. Algo especial debió de ver Tobías en el joven hombre que tenía delante, por ejemplo, su atuendo, que le movió a preguntarle: ¿de dónde eres muchacho?. ¿Pregunta Tobías por su lugar de origen o por su familia?. El joven muchacho responde por su origen familiar: De los israelitas, tus hermanos. ¿Cómo sabe él que Tobías es "hijo de Israel". Da la impresión que el autor abrevia en los diálogos, y no quiere aburrir al lector ya que conoce estos detalles. El punto álgido se encuentra en v. 6 porque Rafael describe de una manera amplia su conocimiento hacia Media. Para Tobías es guía experto que busca trabajo, precisamente lo que él necesita. Pero lo más sorprendente del caso es que hasta conoce el lugar y la persona depositaria del dinero que tiene que recoger:"…he sido huésped de Gabael, nuestro hermano, el que vive en Ragués de Media". ¿Ha hablado ya Tobías al desconocido del viaje que está preparando y del destino final?. El autor ha creado los personajes de la obra, según las necesidades de la trama. Entre los versículos 7 y 8 va decreciendo la acción porque ya conseguido al guía seguro, lo asegura con su padre Tobit. Acá Tobías cree haber encontrado al guía seguro, pero debe esperar a su padre para que confirme su certeza.

    1. 10 Entró el ángel y Tobit se adelantó a saludarle; el ángel contestó: «Que disfrutes de mucha alegría». Replicó Tobit: « ¿Qué alegría puedo disfrutar ya? Estoy ciego y no puedo ver la luz del cielo; yazgo en tinieblas como los muertos, que no contemplan la luz; vivo como un muerto; oigo la voz de los hombres, pero no los veo». Le dijo el ángel: «Ten confianza, que Dios te curará dentro de poco. Ten confianza». Tobit le dijo: «Mi hijo Tobías quiere ir a Media. ¿Puedes ir con él y servirle de guía? Yo te daría tu salario, hermano». Él respondió: «Puedo ir con él, pues conozco al detalle todos los caminos y he viajado a Media con frecuencia; he recorrido todos sus llanos y sus montes y tengo conocimiento de todas sus rutas».

      11 Tobit le dijo: «¿Querrías decirme, hermano, a qué familia y tribu perteneces?

      12 Le respondió el ángel: «¿Qué puede importar mi tribu?» Tobit insistió: «Me gustaría, hermano, saber con seguridad tu tribu y nombre».

      13 Respondió el ángel: «Yo soy Azarías, hijo del gran Ananías, uno de tus hermanos».

      14 Le dijo Tobit: «Seas venido sano y salvo, hermano; y no lleves a mal, hermano, mi deseo de conocer con certeza tu nombre y familia. Resulta ahora que eres de mi parentela y que perteneces a un linaje bueno y honrado. He conocido a Ananías y a Natán, los dos hijos del gran Semeías; ellos iban conmigo a Jerusalén y conmigo adoraban allí, sin desviarse del buen camino. Tus hermanos son hombres de bien; de buen linaje procedes. ¡El gozo sea contigo!»

      15 Y añadió: «Te daré como sueldo una dracma por día, y en lo demás tendrás el mismo trato que mi hijo.

      16 Vete con mi hijo y después te añadiré un sobresueldo».

      17 Le dijo el ángel: «Partiré con él y no abrigues temor; sanos partimos y sanos regresaremos a ti, porque la ruta es segura». Le respondió Tobit: «Bendito seas, hermano». Y llamando a su hijo le anunció: «Hijo, prepara las cosas para el camino y emprende la marcha con tu hermano; que el Dios que está en los cielos os proteja allí y os devuelva a mí sanos; y su ángel os acompañe con su protección, hijo». Tobías se dispuso a emprender la marcha y besó a su padre y a su madre. Tobit le dijo: « ¡Que tengáis buen viaje!»

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      En el versículo 10 encontramos la situación inicial donde Tobías va a preguntara su padre: Tobit averiguando si el ángel es persona de confianza con un tono de ironía dramática.

      Las preguntas sobre el origen de Rafael hacen crecer el interés en v. 11 – 12. El saber sobre el origen de Rafael, sabiendo que es de su propia "parentela". El punto álgido de esta unidad narrativa se encuentra en v. 13 donde Azarías, es decir, el ángel Rafael se manifiesta como uno de la parentela de Tobit. Desde el v 14 hasta el 17, hay un decrecimiento de tensión, donde le confía a su hijo para ir a Media mediante una añadidura de sobresueldo. La seguridad que transmite Rafael hace certeza de un retorno seguro, es lo que hace que Tobit haga preparar las provisiones para el viaje. Las palabras sanos y salvos juegan de nuevo con la etimología de Rafael.

    2. Tb. 5, 10 – 17

      18 Pero su madre lloraba y dijo a Tobit: « ¿Por qué has hecho que se vaya mi hijo? ¿No era él el bastón de nuestra mano, que siempre va y viene con nosotros?

      19 ¡Que no sea el dinero lo primero de todo! Que no se convierta en el precio de nuestro hijo!

      20 ¡Con lo que el Señor nos daba para vivir teníamos bastante!»

      21 Él le dijo: «No pienses tal cosa; sano ha partido nuestro hijo y sano volverá a nosotros; con tus propios ojos lo verás el día que regrese sano junto a ti.

      22 No pienses tal cosa ni te atormentes por ellos, hermana; porque un ángel bueno le acompañará, le dará un viaje fácil y le devolverá sano».

      1 Y ella dejó de llorar.

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      El ingreso al relato de la madre de Tobías hace comenzar una unidad narrativa nueva en v. 18. La madre añade un poco de dramatismo a un desarrollo demasiado fácil y feliz. En v. 19 aparece una complicación donde existe una réplica por parte de Ana a Tobit, diciéndole que lo material es lo más importante que la vida del hijo. La confianza de Ana en el Señor hace el punto álgido en el v.20. Vemos una confianza plena en la providencia de Dios sobre su familia. Lo negativo que apareció en el v.19 hace que aparezca una reversión en el v. 21, donde Tobit pone su total confianza en Dios más allá de lo material. Tobit ha ganado confianza con la intervención del ángel. Su ceguera suena en sordina cuando dice a la mujer "tus ojos lo verán".

      En el v. 22 la disponibilidad de Tobit hacia Dios, manifestando la presencia de un ángel que acompaña a su hijo, hace decrecer la tensión , donde en el versículo primero del capítulo seis, se revierte la situación mediante una resolución: el dejar de llorar de Ana.

    3. Tb. 5,18 – 6,1
    4. Tb. 6, 2 – 10

    2 Partió el muchacho en compañía del ángel, y el perro les seguía. Yendo de camino, aconteció que una noche acamparon junto al río Tigris.

    3 Bajó el muchacho al río a lavarse los pies, cuando saltó del agua un gran pez que quería devorar el pie del muchacho. Este gritó

    4 pero el ángel le dijo: « ¡Agarra el pez y tenlo bien sujeto!» El muchacho se apoderó del pez y lo arrastró a tierra.

    5 El ángel añadió: «Abre el pez, sácale la hiel, el corazón y el hígado y guárdatelo, y tira los intestinos; porque su hiel, su corazón y su hígado son remedios útiles».

    6 El joven abrió el pez y tomó la hiel, el corazón y el hígado. Asó parte del pez y lo comió, salando el resto. Luego continuaron su camino, los dos juntos, hasta cerca de Media.

    7 Preguntó entonces el muchacho al ángel: «Hermano Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez?»

    8 Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre.

    9 Cuanto a la hiel, untando con ella los ojos de un hombre atacado por manchas blancas, y soplando sobre las manchas, queda curado».

    10 Cuando entraron en Media, y estando ya cerca de Ecbátana,

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    Los dos caminantes emprenden el viaje a la localidad de Media. Durante el primer día no se separarán de la rivera del río Tigris, donde al anochecer tiene lugar la captura del gran pez, que tanta importancia va a tener en el resto del relato. Comienza el relato en el v. 2 donde la pareja de caminantes salen de la casa de Tobit en Nínive con la compañía de un perro que es nombrado en solo dos versículos en todo el libro de Tobías. El aumento de interés comienza a partir del versículo 3, donde dice que un gran pez quería devorarle el pié de Tobías, hasta el versículo 7. Al grito de auxilio responde Azarías en su ayuda. Azarías se comporta como un hermano mayor para Tobías ya que asume con total responsabilidad el cuidado de Tobías. El pez, entretanto, no debería haber sido de gran tamaño, cuando el muchacho se apoderó de él y lo sacó a tierra, sin ayuda material de Azarías. El autor se sirve de las opiniones populares de su tiempo sobre la virtud curativa de la hiel, del corazón y del hígado, y las incorpora en el relato. Sin duda el autor está pensando en el curso de su historia; por eso el ángel ordena a Tobías que los guarde consigo. La parte restante la guardó Tobías después de haberla salado, es decir, la guardó en sal, para que no se corrompiera y pudiera servir de alimento en los días sucesivos, mientras durara el viaje. El punto álgido lo encontramos en los versículos ocho y nueve donde el autor manifiesta en este pasaje lo que decía la medicina popular de aquel tiempo a propósito de estos tres elementos del pez. Para dar más fuerza a esas creencias, el autor lo pone en boca del ángel lo que corría entre la gente vulgar y la más culta acerca del poder curativo del corazón, el hígado y la hiel de ciertos peces. En su respuesta el ángel distingue entre los efectos que produce el humo, procedente del corazón y del hígado quemados, sobre los enfermos que se creen dominados por espíritus impuros y malos, y los que produce la aplicación de la hiel en los ojos enfermos, como si fuera un colirio. Tanto la fumigación surtirá sus efectos en caso de Sara (6,17-18; 8,2-3), como la hiel en el de Tobit (11,7-8.11-13). El relato del autor se acomoda en todo a la forma de pensar de los hombres de su tiempo. Ya en el versículo 10 decrece la tensión a causa de encontrarse cerca de Ecbátana donde comienza la unidad narrativa siguiente.

    5) Tb. 6, 11 – 19

    11 dijo Rafael al joven: «Hermano Tobías». Le respondió: « ¿Qué deseas?» Contestó él: «Pararemos esta noche en casa de Ragüel; es pariente tuyo y tiene una hija que se llama Sara;

    12 fuera de ella no tiene más hijos ni hijas; tú eres el más cercano, tienes más derechos sobre ella que todos los demás y es justo que heredes la hacienda de su padre; la muchacha es prudente, valerosa y muy bella y su padre la ama».

    13 Y añadió: «Es justo que la tomes para ti. Escúchame, hermano. Yo hablaré esta noche al padre acerca de la muchacha para que te la conceda como prometida, y a nuestro regreso de Ragués celebraremos la boda. Estoy seguro de que Ragüel no puede negártela, ni dársela a otro, pues se haría reo de muerte, según la sentencia del libro de Moisés, pues él sabe que te asiste el derecho a tomar a su hija por mujer. Así pues, óyeme bien, hermano; hablaremos esta noche sobre la muchacha y que la den como prometida; y cuando volvamos de Ragués, la tomaremos y la llevaremos con nosotros a tu casa».

    14 Tobías respondió a Rafael: «Hermano Azarías, he oído decir que ya ha sido dada a siete maridos y que todos han muerto la noche de bodas; que cuando entraban donde ella, morían; también he oído decir que un demonio los mataba;

    15 así que tengo miedo, pues a ella no le hace ningún daño, porque la ama; pero al que intenta acercarse a ella, le mata; yo soy hijo único, y si muero, haré bajar en tristeza al sepulcro, por mi causa, la vida de mi padre y de mi madre. Ellos no tienen otro hijo que les dé sepultura».

    16 Respondió el ángel: « ¿Has olvidado las recomendaciones de tu padre, que te mandó tomar mujer de la casa de tu padre? Escúchame bien, hermano: no tengas miedo a ese demonio y tómala; sé bien que esta noche te la darán por mujer.

    17 Cuando entres en la cámara nupcial, tomas el corazón del pez y parte del hígado y lo pones sobre las brasas de los perfumes. Se difundirá el aroma y cuando el demonio lo huela, huirá y nunca aparecerá ya a su lado.

    18 y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración y suplicad al Señor del cielo que se apiade de vosotros y os salve. Y no tengas miedo, porque para ti esta destinada desde el principio; tu la salvarás; ella se vendrá contigo y te aseguro que te dará hijos que serán para ti como hermanos. No te preocupes.

    19 Cuando Tobías oyó las razones de Rafael y que era hermana suya, del linaje de la casa de su padre, se enamoró de tal modo que se le apegó el corazón a ella.

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    Casi al final de la segunda jornada, bien entrados ya en Media, y a las puertas de la ciudad de Ecbátana, tiene lugar el diálogo entre Rafael y Tobías. En él Rafael tiene la iniciativa y se muestra bien informado de todo lo referente a la familia de Ragûel, donde pasarán la próxima noche. En el plan del autor, el viaje a Media tiene varios fines, que se van descubriendo poco a poco. Con esta información se da comienzo a la nueva instancia narrativa en los v. 11 y 12. Desde el versículo 13 hasta el 17 se da paso al aumento de interés. El v. 13 repite en gran parte lo que ya sabe Tobías y nosotros también: el derecho que tiene Tobías de casarse con Sara; pero el autor ha querido añadirlo a lo anterior, porque desea llamar la atención sobre la importancia del asunto. Su intención la consigue el autor de manera excelente con la estructura quiástica que ha creado y que tiene la siguiente forma: a b c D a´ b´ c´. Como se verá, las repeticiones de los temas son esenciales para que la estructura sea perfecta. El centro de esta estructura literaria: D, lo ocupa lo más importante del verso, la apelación a la sentencia del libro de Moisés sobre el casamiento de las hijas únicas y herederas, es decir, sobre la obligación que tiene Ragûel de desposar a su hija Sara con Tobías bajo pena de muerte. La cláusula a: Es justo que la tomes para ti, tiene una réplica en con alguna matización y aclaración: pues él sabe que te asiste el derecho a tomar a su hija por mujer. La siguiente pareja b y repite literalmente algunos vocablos y el sentido del resto. b: Escúchame, hermano. Yo hablaré esta noche al padre acerca de la muchacha para que te la conceda como prometida, b´: óyeme bien, hermano; hablaremos esta noche sobre la muchacha y que la den como prometida. Es digno de notarse que en b habla en ángel Rafael en primera persona: hablaré, y en se dice en plural hablaremos. Las otras variantes se explican fácilmente por razón de estilo. En cuanto a la última bina c y coinciden plenamente en la primera parte: a nuestro regreso de Ragués; discrepan en la segunda al hablarse de la boda en c: celebraremos la boda, y de la vuelta ya casados a casa en c´: la tomaremos y la llevaremos con nosotros a tu casa. El programa de actos que propone Rafael y Tobías, es completo, razonable y factible. El ángel Rafael da por hecho en el v. 13 que Tobías se casará con Sara: ha pensado ya en la boda y en la vuelta a casa con ella como mujer de Tobías. Pero Tobías no está seguro de eso, pues han llegado rumores a sus oídos sobre muertes en el lecho nupcial, cosa que el ángel Rafael no comenta. Tobías tiene miedo de morir si se casa con Sara, y se lo manifiesta al hermano Azarías. Según su opinión, el demonio mata por celos, porque la ama: a ella no le hace ningún daño, porque la ama. Pero la gran preocupación de Tobías no es el de morir como la repercusión que su muerte puede tener en sus padres. La causa de cualquier hijo es un gran dolor para los padres, pero si se trata de un hijo único como lo es el caso de Tobías, el dolor no tendría medida. El lector sabe más que Tobías, sabe que es el enviado de Dios, el amigo fiel, que sus palabras descubren los planes secretos del Señor. Rafael se apresura en serenar el ánimo de Tobías y lo consigue; habla con verdadera autoridad y sin titubeos, recordando la recomendaciones que le dio Tobit a su hijo sobre la esposa que tenía que tomar (cfr. Tb. 4,12). El punto álgido se encuentra en el v. 18b donde se revela la voluntad de Dios. Tobías salva a Sara, porque con la unión de ambos se cumple el plan divino sobre ella. Horizonte de esperanzas y de vida familiar entrañable, en que padres e hijos se tratarán y se querrán como hermanos. Con la confianza que manifiesta Tobías hace que le v. 19 halla un decrecimiento de la tensión.

    1. 1 Cuando entraron en Ecbátana dijo Tobías: «Hermano Azarías, guíame en derechura a casa de Ragüel, nuestro hermano». Le condujo, pues a casa de Ragüel y le encontraron sentado a la puerta del patio. Le saludaron ellos primero y él les contestó: «Mucha dicha os deseo, hermanos, y en buena salud vengáis». Los llevó a su casa

      2 y dijo a su mujer Edna: « ¡Cómo se parece este muchacho a mi hermano Tobit!»

      3 Edna les preguntó: « ¿De dónde sois, hermanos?» Respondieron: «Somos de los hijos de Neftalí, de los deportados de Nínive».

      4 Les dijo: « ¿Conocéis a Tobit, nuestro hermano?» Ellos contestaron: «Sí, le conocemos». – «¿Está bien?» –

      5 «Vive y está bien». Y Tobías añadió: «Es mi padre».

      6 Ragüel se puso en pie de un salto, le besó, lloró y le dijo: «¡Bendito seas, hijo! Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué gran desgracia, haberse quedado ciego un hombre tan justo y tan limosnero!» Y echándose al cuello de su hermano Tobías, rompió a llorar.

      7 También lloró su mujer Edna y su hija Sarra.

      8 Mató luego un carnero del rebaño y los acogió con toda cordialidad.

      9 Después de lavarse y bañarse, se pusieron a comer. Tobías dijo entonces a Rafael: «Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé por mujer a mi hermana Sarra».

      10 Al oír Ragüel estas palabras dijo al joven: «Come, bebe y disfruta esta noche, porque ningún hombre hay, fuera de ti, que tenga derecho a tomar a mi hija Sarra, de modo que ni yo mismo estoy facultado para darla a otro, si no es a ti, que eres mi pariente más próximo. Pero voy a hablarte con franqueza, muchacho.

      11 Ya la he dado a siete maridos, de nuestros hermanos, y todos murieron la misma noche que entraron donde ella. Así que, muchacho, ahora come y bebe y el Señor os dará su gracia y su paz». Pero Tobías replicó: «No comeré ni beberé hasta que no hayas tomado una decisión acerca de lo que te he pedido». Ragüel le dijo: « ¡Está bien! A ti se te debe dar, según la sentencia del libro de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. A partir de ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. Tuya es desde hoy por siempre. Que el Señor del Cielo os guíe a buen fin esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz».

      12 Llamó Ragüel a su hija Sarra, y cuando ella se presentó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: «Recíbela, pues se te da por mujer, según la ley y la sentencia escrita en el libro de Moisés. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Y que el Dios del Cielo os guíe en paz por el buen camino».

      13 Llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papiro y escribió el contrato matrimonial, con lo cual se la entregó por mujer, conforme a la sentencia de la ley de Moisés.

      14 Y acabado esto, empezaron a comer y beber.

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      Decrece la tensión v 14

      Desde el enamoramiento hasta la consumación del matrimonio no pasarán ni veinticuatro horas. Esta es la primera vez que el joven Tobías da órdenes a su amigo y guía Azarías; como acuciando por el amor repentino que siente. La entrada en escena de Raguel y Edna en los versículos uno y dos, hace cambiar de unidad narrativa y con éstos la situación inicial da comienzo. Como vimos en capítulos anteriores Azarías conoce a Raguel, lo reconoció en seguida; se lo indicaría a Tobías y así lo saludaron ellos primero. La cortesía pedía que fuera el anfitrión el que saludara primero a los huéspedes o extranjeros. La respuesta de Raguel no se hizo esperar. Por el modo de saludar los viajeros, por la manera de hablar, o por el porte o las vestimentas reconoció Raguel en ellos a unos connacionales; por esto les responde con el característico saludo de bienvenida: Os saludo, hermanos. Seáis bienvenidos sanos y salvos. Y ejerciendo la hospitalidad, les abrió la puerta de su casa y les hizo pasar al interior de ella. Cabe destacar que en la persona de Raguel encontramos a un hombre muy observador y fisonomista. Desde que los dos jóvenes se presentaron ante él y lo saludaron, una imagen familiar ronda en su memoria. Ya nosotros tenemos datos sobre el parentesco, ya que Azarías informó a Tobías sobre su parentesco. Desde los versículos tres a diez hay un aumento de interés por las preguntas que hace Raguel y Edna al joven Tobías refiriéndose a su familia. Es una caso parecido al interrogatorio que tuvo Azarías cuando Tobit le pregunta sobre su tribu antes de contratarlo como guía de su hijo Tobías. Aquí es muy importante el protagonismo de Edna, ya que es ella y no Raguel la que lleva adelante el interrogatorio. Los judíos deportados a países extranjeros formaban comunidades nacionales en los lugares donde se reunía un número considerable de ellos. Esto sucedía especialmente en las grandes ciudades como en el caso de Nínive. En estas comunidades se conocían entre todos entre sí. Considerando lo expuesto antes, tiene sentido la segunda pregunta de Edna: "¿Conocéis a Tobit, nuestro hermano?". Raguel había seguido muy atentamente el diálogo entre su mujer Edna y los dos muchachos.

      La lamentación de Raguel: "¡Qué gran desgracia, haberse quedado ciego un hombre tan justo y tan limosnero!", supone que él está informado de la desgracia de Tobit, aunque en el relato nada se diga de esto. La celebración de las nupcias entre Tobías y Sara tiene lugar durante la comida que ofrece el anfitrión Raguel a los huéspedes Tobías y Azarías. La escena es de mucha importancia en el libro y para los historiadores ya que es el mejor testimonio bíblico de cómo se celebraba en la antigüedad el matrimonio entre los judíos de la diáspora; literalmente el autor construye una escena ejemplar que mantiene el interés por varios versículos: hasta el 10.

      La complicación que vemos en el versículo once en sus tres cuartas partes se debe a que Tobías no accede a comer hasta que Raguel no apruebe a entregar a su hija Sara como su esposa. Al acceder Raguel en la ultima parte del versículo (11d). Raguel expresa la fórmula del casamiento, sin que la novia esté presente, para explicar el profundo sentido religioso y humano del matrimonio: "Recibe a tu hermana. A partir de ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana".Es cierto que en el pasaje varias veces se repite la primacía del varón sobre la mujer: ella es entregada a él y no él a ella. Esta es una concepción milenaria. Pero, en este mundo de desigualdades, es sorprendente el pensamiento igualitario del auto, para el cual marido y mujer no son dueño y esclava, superior e inferior, sino dos personas iguales en la dignidad como son un hermano y una hermana. El matrimonio además, es una unión y entrega sin límites en el tiempo: "A partir de ahora, a partir del momento de la celebración, tú eres su hermano y ella es tu hermana. Tuya es desde hoy por siempre".Pero el corazón de Raguel le dice que esta noche va a ser distinta a las demás, porque el Señor se va a compadecer de ellos y les va a conceder misericordia y paz.

      En el versículo 12 se realiza una reversión de la situación ya que Raguel presenta a su hija como esposa de Tobías. Con el gesto de tomarla de la mano y de entregarla se está significando el cambio de la situación legal de Sara y Tobías. El rito oral termina con la oración de Raguel por los nuevos esposos: "Y que el Dios del Cielo os guíe en paz por el buen camino". Edna, la madre de Sara, ha estado ausente en esta primera parte de la ceremonia, pero no en la segunda en que firma el contrato matrimonial. Raguel llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papiro. En él escribió el contrato matrimonial. Los contratos matrimoniales existen prácticamente en todos los pueblos antiguos que conocen la escritura. Es célebre el decreto 128 del código de Hammurabi.

      La tensión decrece cuando, en el versículo 14, vemos que la comida comienza cuando se ha realizado todos los requisitos legales. El banquete nupcial tendrá lugar el día siguiente.

    2. Tb. 7, 1 – 14
    3. Tb. 7, 15 – 8, 9a

    15 Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo: «Hermana, prepara la otra habitación y lleva allí a Sara».

    16 Ella fue y preparó un lecho en la habitación, tal como se lo había ordenado, y llevó allí a Sara. Lloró ella y luego, secándose las lágrimas, le dijo: «Ten confianza, hija: que el Señor del Cielo te dé alegría en vez de esta tristeza. Ten confianza, hija». Y salió.

    1 Cuando acabaron de comer y beber, decidieron acostarse, y tomando al joven le llevaron al aposento.

    2 Recordó Tobías las palabras de Rafael y, tomando el hígado y el corazón del pez de la bolsa donde los tenía, los puso sobre las brasas de los perfumes.

    3 El olor del pez expulsó al demonio que escapó por los aires hacia la región de Egipto. Fuese Rafael a su alcance, le ató de pies y manos y en un instante le encadenó.

    4 Los padres salieron y cerraron la puerta de la habitación. Entonces Tobías se levantó del lecho y le dijo: «Levántate, hermana, y oremos y pidamos a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos salve».

    5 Ella se levantó y empezaron a suplicar y a pedir el poder quedar a salvo. Comenzó él diciendo: ¡Bendito seas tú, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Bendígante los cielos, y tu creación entera, por los siglos todos.

    6 Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer, para sostén y ayuda, y para que de ambos proviniera la raza de los hombres. Tú mismo dijiste: No es bueno que el hombre se halle solo; hagámosle una ayuda semejante a él.

    7 Yo no tomo a esta mi hermana con deseo impuro, mas con recta intención. Ten piedad de mí y de ella y podamos llegar juntos a nuestra ancianidad.

    8 Y dijeron a coro: «Amén, amén».

    9a Y se acostaron para pasar la noche.

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    Rafael trae como misiones principales curar a Tobit de su ceguera y librar a Sara del influjo maligno de Asmodeo. Para conseguir lo segundo será necesario que se cumpla el plan de Dios sobre Tobías y Sara: su casamiento. Tobías y Sara ya son marido y mujer. En la próxima sucesión de escenas de la presente unidad narrativa vamos a ser testigos de la curación de Sara y de la felicidad de una familia como consecuencia de ello. La situación inicial se da con la entrada de Sara, junto con su madre, a la habitación matrimonial. Toda noche de bodas es especial, pero esta es especialísima. El recuerdo de Sara de sus noches matrimoniales anteriores, hace aumentar el interés entre los versículos 16b y 2 de la narración. En su corazón espera que esta noche no sea como las demás, pues Tobías, su esposo, no se parece nada a los anteriores maridos. Se mezclan lágrimas tristes y lágrimas de alegría. El hombro de la madre es el mejor lugar para derramar sus lágrimas y recuperar la serenidad y la paz. La madre corresponde cariñosamente a la confianza de la hija. Le enjuga las lágrimas con mimo y cuidado infinitos, y la anima con toda su alma y con una oración, salida del corazón: «Ten confianza, hija: que el Señor del Cielo te dé alegría en vez de esta tristeza. Ten confianza, hija».Le dará un abrazo y un beso. Y salió de la habitación, dejándola sola con sus pensamientos. La primera cosa que hizo Tobías al entrar en la pieza matrimonial fue poner en práctica lo que le aconsejó Azarías cuando venían de viaje (6, 17-18 a). El punto álgido lo encontramos en el versículo tres donde la victoria de Rafael sobre Asmodeo es total. El olor del pez alejó al demonio no puede ser interpretado en su sentido literal, como si el demonio huyera del mal olor, como hacen los insectos al oler un insecticida, sino en sentido simbólico y espiritual: el bien vence al mal. Con esta victoria de Rafael sobre Asmodeo se cumple una parte principal del plan de Dios sobre Sara: su curación, encomendada por Dios al ángel Rafael.

    Hasta ahora Tobías ha seguido al pié de la letra todo lo encomendado por Rafael. Desde el versículo cuatro hasta la primera parte del versículo 9 (v. 9 a) va a aparecer un decrecimiento de la acción dentro de la unidad narrativa. Ya ha quemado parte del hígado del pez y el corazón, el rito del sahumerio; ahora le toca realizar lo siguiente: "y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración y suplicad al Señor del cielo que se apiade de vosotros y os salve", aludiendo, naturalmente, a la unión matrimonial ó consumación del matrimonio. El autor quiere proponer al joven Tobías como modelo de oración de israelita, que debe acudir al Señor en los momentos clave de su vida. El matrimonio es uno de ellos, y la primera noche de casados, uno de los hitos más importantes de la vida de una pareja en común. Por esto la oración a Dios, nuestro Señor, debe ser pan cotidiano que alimente la unión y el amor en los esposos. Sara se levantó y comenzaron a pedir y suplicar se les concediera la salvación. La escena es conmovedora e impresionante: los dos estaban de pié, probablemente con los brazos extendidos, con un mismo deseo, en actitud orante. El final de la oración que realizan juntamente Sara y Tobías es solemnísimo: Amén, amén. Ellos habían hecho lo que estaba en sus manos para que todo saliera bien y no se repitiera la tragedia de noches dignas de olvido. Porque los dos estaban pensando en lo mismo, como Raguel y todos los de la casa. Con la conciencia muy tranquila y la confianza puesta en Dios, no tardaron mucho en dormirse aquella noche trascendental para ellos, especialmente para Sara.

    8) Tb. 8, 9b – 21

    9b Se levantó Ragüel y, llamando a los criados que tenía en casa, fueron a cavar una tumba,

    10 porque se decía: «No sea que haya muerto y nos sirva de mofa y escarnio».

    11 Cuando tuvieron cavada la tumba, volvió Ragüel a casa, llamó a su mujer

    12 y le dijo: «Manda a una criada que entre a ver si vive; y si ha muerto, le enterraremos sin que nadie se entere».

    13 Mandaron a la criada, encendieron la lámpara y abrieron la puerta; y entrando ella vio que estaban acostados juntos y dormidos.

    14 Salió la criada y les anunció: «Vive, nada malo ha ocurrido».

    15 Ragüel bendijo al Dios del Cielo, diciendo: ¡Bendito seas, oh Dios, con toda pura bendición y seas bendecido por los siglos todos!

    16 Seas bendecido por haberme alegrado y no haber ocurrido el mal que temía, sino que has hecho con nosotros según tu gran piedad.

    17 Seas bendecido por tener compasión de dos hijos únicos. Ten, Señor, piedad de ellos y dales tu salvación, y haz que su vida transcurra en alegría y piedad.

    18 Después ordenó a sus criados que rellenasen la fosa antes que amaneciera.

    19 Mandó a su mujer cocer una gran hornada; y él fue al establo, tomó dos bueyes y cuatro carneros y ordenó que los aderezaran. Y comenzaron los preparativos.

    20 Hizo llamar a Tobías y le dijo: «Durante catorce días no te moverás de aquí; te quedarás conmigo comiendo y bebiendo y llenarás de gozo el corazón de mi hija por sus tristezas pasadas.

    21 Luego, tomarás la mitad de todo cuanto aquí poseo y te volverás con felicidad a casa de tu padre. Cuando mi mujer y yo hayamos muerto, también será para vosotros la otra mitad. Ten confianza, hijo; yo soy tu padre y Edna tu madre; junto a ti estaremos y junto a tu hermana desde ahora en adelante. Ten confianza, hijo».

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    Raguel, padre de Sara, no tenía el temple de Tobías. Probablemente aquella noche no pudo dormir ni un solo momento. Se levantó y llamó a los criados y se fueron a cavar una tumba. Con estas escenas damos comienzo de una nueva unidad narrativa. La operación de cavar una tumba se suele hacer después de que ha muerto el que va a ser enterrado. Algunos familiares y amigos van al lugar del enterramiento y cavan la fosa a la medida del difunto. Pero en este caso Raguel se adelanta a los acontecimientos, porque temía que a Tobías le hubiera sucedido lo mismo que a los otros siete maridos que se habían acercado a Sara. Esto lo pensaba Raguel y los demás muy probablemente. Es cruel pensar que una desgracia tan grande, como la muerte repentina de tantas personas, sea motivo de burlas. Vemos que entre los versículos once y trece comienza un aumento de interés, por el hecho de mandar a una criada para ver si el esposo de Sara está muerto. Ragüel da por supuesto que a su hija Sara, no le ha pasado nada como en los casos anteriores. En el temido caso de que Tobías sea la octava víctima, lo enterrarán a escondidas y casi nadie se enterará. Edna, que estaba tan interesada o más que su marido en conocer lo que había pasado aquella noche en la alcoba de su hija. Como aún no había amanecido, encendió la lámpara, abrió la puerta de la alcoba que anteriormente habían cerrado, después de salir todos de ella, y se encontró con la más feliz de las escenas que se podía soñar en aquellas circunstancias: "estaban acostados juntos y dormidos". El punto álgido lo encontramos en el versículo catorce donde la criada sale de la alcoba matrimonial y anuncia que nada malo había pasado.

    Luego desde los versículos quince a diecinueve hay un decrecer de la tensión al saber que no había pasado nada malo con Tobías, y la reacción de Ragüel es bendecir a Dios. El autor pone en boca de Ragüel las palabras que expresan la alegría inenarrable de los allí presentes. Estas palabras adquieren la estructura de una aclamación a Dios en forma de bendiciones, como requiere el momento psicológico de Ragüel, que, rebosante de felicidad, habla directamente con Dios. La ocasión de todas las acciones de gracias a Dios, y de todas sus bendiciones, es que Tobías vive y Sara ha sido curada. Los dos hijos únicos, han sido objeto de la piedad del Señor, origen de la vida, de la salud y de la felicidad. Ragüel termina su oración con la petición que todo buen padre hace al Señor en el momento de casar a su hijo o a su hija: "Ten, Señor, piedad de ellos y dales tu salvación, y haz que su vida transcurra en alegría y piedad". Terminada la oración, Ragüel, ordena inmediatamente a los mismos criados, que habían ayudado a abrir la fosa durante la noche, que la rellenen de nuevo, antes de que rompiese el alba, para que no quede muestra alguna de sus dudas y temores, y no fuera objeto de burlas y de escarnio por parte de los vecinos al enterarse de su gran fiasco. La tierra que rellena la fosa hace desaparecer un pasado terrible y espantoso, que hay que olvidar rápidamente. La fiesta que se prepara servirá para ello.

    La reversión se la situación angustiante anterior, se da en los versículos veinte y veintiuno, donde la celebración, como acontecimiento importante, hace revertir las situaciones de dolor vividas.

    9) Tb. 9, 1- 6

    1 Entonces Tobías llamó a Rafael y le dijo:

    2 «Hermano Azarías, toma contigo cuatro criados y dos camellos y vete a Ragués.

    3 Dirígete a Gabael, dale el recibo y hazte cargo del dinero; invítale también a que se venga contigo a la boda.

    4 Tú sabes que mi padre lleva cuenta de los días, y uno solo que demore, le doy un gran disgusto;

    5 ya ves que Ragüel me ha conjurado, y que no puedo desatender su deseo». Rafael se puso en camino para Ragués de Media con los cuatro criados y los dos camellos y fueron a pernoctar en casa de Gabael. Le presentó el recibo y le dio la noticia de que Tobías, hijo de Tobit, se había casado y le invitaba a la boda. Gabael se levantó, le entregó todos los sacos de dinero, con los sellos intactos, y los cargaron sobre los camellos.

    6 Levantándose de madrugada, partieron juntos para la boda y llegados a casa de Ragüel encontraron a Tobías puesto a la mesa. Y como se levantara a toda prisa para saludarle, Gabael rompió a llorar y le bendijo diciendo: «¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado y bueno, justo y limosnero!. Que el Señor te conceda las bendiciones del cielo a ti, a tu mujer, al padre y a la madre de tu mujer. ¡Bendito sea Dios, que me ha permitido ver un vivo retrato de mi primo Tobit!»

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    Este es el último de los episodios del libro centrados en Ecbátana, la ciudad de Ragüel y de Sara. Decimos que el episodio está centrado en Ecbátana porque allí se celebra el banquete de bodas, allí se queda Tobías, de allí parte Azarías con la comitiva para recoger la plata depositada en casa de Gabael en Ragués, y de Ragués vuelven todos otra vez a Ecbátana, donde todavía pueden acompañar a los novios en la fiesta de bodas.

    El ingreso a la nueva escena, hace comenzar una nueva unidad narrativa en el versículo uno, que sigue hasta el tres. Esta es la primera vez que Tobías se manifiesta como una persona adulta, responsable, con relación a Azarías. Durante todo el viaje y en casa de Ragüel las relaciones de Tobías con Azarías han sido las de una persona menor con su tutor, la de un discípulo con su maestro. En este momento Tobías parece seguro de sí mismo: da órdenes a Azarías sin titubear, aunque respetuosamente. Con toda esta escena da comienzo a un aumento de interés que parte desde el versículo cuatro hasta el versículo cinco c. El haber adquirido de repente gran responsabilidad, como la de tener que respetar la palabra o un juramento, ha hecho que Tobías madure psicológicamente como persona, y se comporte como tal en todo este episodio. Por eso llama a Rafael y le transmite el encargo que su padre le había dado a él; tanta es la confianza que se ha ganado Azarías, que Tobías no duda en poner en sus manos el recibo de la deuda y, con ello, la posibilidad de cobrar la inmensa cantidad de dinero (diez talentos de plata), y de quedarse con ella. Tobías da las órdenes pertinentes para que Azarías forme una pequeña caravana de dos camellos y cuatro criados, parta de inmediato rumbo a Ragués y se llegue a casa de Gabael, que él conoce perfectamente. Una vez allí, le entregará el recibo que justifica el depósito que Tobit le había entregado, y así recuperará el dinero. A parte Tobías le encarga a Azarías que comunique a Gabael que se ha casado y que lo invita a participar de las fiestas de su boda. El punto álgido de esta unidad narrativa la encontramos en el versículo cinco d, donde se hace efectiva la entrega del dinero a Azarías.

    Decrece la acción en el versículo seis a y b, donde Gabael acepta con gusto la invitación a la boda de Tobías, que Rafael le había comunicado. Sin tiempo que perder, "levantándose de madrugada, partieron juntos para la boda". De Ragués partiría la caravana de los camellos y criados por parte de Rafael, más otros tantos camellos y criados por parte de Gabael. La distancia real entre Ragués y Ecbátana era de unos 340 Km.. Pero para el autor eso no crea problema alguno. El autor cuanta con una libertad soberana para confeccionar su relato y el ritmo que a él le parezca más conveniente.

    La reversión la encontramos en el versículo seis c y d, donde Tobías de un salto saluda a Gabael que no se conocían mutuamente, sin embargo, el autor no cree necesario consignar las presentaciones. El abrazo y los besos pertenecían al rito de los saludos entre parientes; así mismo manifestar ruidosamente la alegría con lágrimas y llantos.

    1. 1 Tobit, mientras tanto, llevaba cuenta, uno por uno, de los días de ida y vuelta. Cuando se cumplió el plazo sin que el hijo hubiera regresado,

      2 pensó: «¿Habrá algo que le retenga allí? ¡Acaso haya muerto Gabael y no haya nadie que le entregue el dinero!»

      3 Y empezó a ponerse triste.

      4 Ana, su mujer, decía: «Mi hijo ha muerto y ya no se cuenta entre los vivos». Y rompió a llorar y a lamentarse por su hijo, diciendo:

      5 «¡Ay de mí, hijo mío! ¡Que te dejé marchar a ti, luz de mis ojos!»

      6 Tobit le dijo: «Calla, hermana, no pienses eso. El está bien. Habrán tenido algún contratiempo allí, pero su compañero es hombre de fiar y uno de los nuestros; no te inquietes por él, que debe estar cerca».

      7 Ella le replicó: «Déjame, no intentes engañarme. Mi hijo ha muerto». Y todos los días se iba a mirar el camino por donde su hijo había marchado. No creía a nadie. Y cuando se ponía el sol, entraba en casa y pasaba las noches gimiendo y llorando, sin poder dormir.

      8 Cuando se pasaron los catorce días con que Ragüel había determinado celebrar la boda de su hija, se dirigió a él Tobías y le dijo: «Déjame regresar, porque estoy seguro que mi padre y mi madre están pensando que ya no van a volver a verme. Así que te ruego, padre, que me permitas regresar al lado de mi padre. Ya te dije en qué situación le he dejado».

      9 Ragüel respondió a Tobías: «Quédate, hijo; quédate conmigo y yo enviaré mensajeros a tu padre Tobit para que le den noticias tuyas». Pero Tobías replicó: «No. Te ruego que me permitas volver al lado de mi padre».

      10 Entonces Ragüel se levantó y entregó a Tobías su mujer Sara y la mitad de todos sus bienes, criados, criadas, bueyes y carneros, asnos y camellos, vestidos, plata y utensilios,

      11 y les dejó partir gozosos. Al despedirse de Tobías le dijo: «¡Salud, hijo, y buen viaje! El Señor del Cielo os guíe a vosotros y a tu mujer Sara por buen camino y que pueda yo ver vuestros hijos antes de morir».

      12 A su hija Sara le dijo: «Vas al lado de tu suegro, pues desde ahora ellos son padres tuyos igual que los que te han engendrado. Vete en paz, hija. Que tenga buenas noticias de ti, mientras yo viva». Y saludándoles, se despidió de ellos.

      13 Edna dijo a Tobías: «Hijo y hermano queridísimo: Que el Señor te devuelva y que yo viva hasta ver tus hijos y de mi hija Sara antes de morir. En presencia del Señor te entrego a mi hija en custodia; no le causes tristeza en todos los días de tu vida. Vete en paz, hijo. A partir de ahora, yo soy tu madre y Sara es tu hermana. ¡Ojalá pudiéramos vivir juntos todos los días de nuestra vida!» Y besando a los dos, los dejó partir llenos de gozo.

      14 Tobías salió de casa de Ragüel contento y gozoso, y bendiciendo al Señor del Cielo y de la tierra, rey de todas las cosas, porque había llevado a buen término su viaje. Bendijo a Ragüel y a su mujer Edna y les dijo: «Que pueda yo honraros todos los días de mi vida».

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      El cambio de escenario da comienzo a la nueva unidad narrativa, donde a partir del versículo uno del capítulo nos pone en una nueva situación inicial. El autor se traslada a Nínive, a la casa de Tobit. A medida que pasa el tiempo, crece la ansiedad y el nerviosismo de los padres que sólo viven para el hijo, su único consuelo y esperanza en la vida. Tobit sabe bien el tiempo que se tarda para ir y volver desde la casa de Gabael. Por eso él "llevaba cuenta, uno por uno, de los días de ida y vuelta". Pasaban y pasaban los días, demasiado de prisa al principio, más lentos después, y Tobit seguía haciendo cuentas. El aumento de interés se da entre los versículos dos y tres, cuando Tobit comienza a hacerse preguntas sobre el paradero de su hijo que tanto tardaba del viaje. Esas preguntas podrían multiplicarse sin nunca acabar y sin obtener respuestas. Ya han pasado veinte años desde que dejó el dinero a Gabaely, por tanto, es muy probable que haya muerto. En esta hipótesis, ¿quién le va a dar el dinero?, ¿no habrá sido todo en vano? Es curioso que Tobit no se preocupe por la posible muerte de su hijo. ¿Lo piensa y no lo quiere formular?. El autor distingue claramente la psicología del padre de la de la madre. La muerte del hijo es el centro de las lamentaciones de la madre. Como Tobit no encuentra respuesta a sus preguntas explícitas e implícitas, "empezó a ponerse triste". Su temperamento, sin embargo es fuerte, y ahora más que nunca no puede venirse abajo, porque lo necesita su mujer. La complicación comienza desde el versículo cuatro hasta el nueve, donde Ana llora sin consuelo por la pérdida de su hijo y Tobit que trata de reanimarla. Ana es consecuente consigo misma. No estaba de acuerdo con que el hijo emprendiera el largo viaje a lo desconocido, y así se lo reprocha a Tobit en sus lamentaciones. Ahora su llanto se convierte en lamentación por el hijo que considera perdido: "Mi hijo ha muerto". La posibilidad remota para ella es una realidad presente; si no es así ¿por qué se retrasa?. Tobit, a pesar de su profunda tristeza, se mantiene íntegro. Su función ahora es la de levantar el ánimo de su mujer. Por eso no quiere oírla decir que su hijo haya muerto: «Calla, hermana, no pienses eso. El está bien.». Es su mujer y la llama hermana, como otras veces; pero esta vez el apelativo "hermana" los iguala en el dolor. La segunda razón que aduce Tobit, para consolar a su mujer, es de más peso y, en realidad, la única en que él confía: "su compañero es hombre de fiar y uno de los nuestros". Por esto confía Tobit plenamente en Azarías, y porque tiene experiencia en largos viajes y conoce todos los caminos. Tobit cree que estas razones, que en otro tiempo hicieron que Ana consintiera en dejar marchar a su hijo, la convencerán ahora para dejar de preocuparse tanto por la vida de su hijo.

    2. Tb. 10, 1 – 14
    3. Tb. 11, 1 – 15

    1 Cuando llegaron cerca de Kaserín, que está frente a Nínive,

    2 dijo Rafael: «Tú sabes bien en qué situación dejamos a tu padre;

    3 vamos a adelantarnos nosotros a tu mujer para preparar la casa, mientras llegan los demás».

    4 Prosiguieron, pues, los dos juntos; el ángel le dijo: «Toma contigo la hiel». El perro seguía detrás de ellos.

    5 Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo.

    6 Tuvo la corazonada de que él venía y dijo al padre: «Mira, ya viene tu hijo y el hombre que le acompañaba».

    7 Rafael iba diciendo a Tobías, mientras se acercaban al padre: «Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre.

    8 Úntale los ojos con la hiel del pez, y el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamas de los ojos. Y así tu padre podrá mirar y ver la luz».

    9 Corrió Ana y se echó al cuello de su hijo, diciendo: «¡Ya te he visto, hijo! ¡Ya puedo morir!» Y rompió a llorar.

    10 Tobit se levantó y trompicando salió a la puerta del patio.

    11 Corrió hacia él Tobías, llevando en la mano la hiel del pez; le sopló en los ojos y abrazándole estrechamente le dijo: «¡Ten confianza, padre!» Y le aplicó el remedio y esperó;

    12 y luego, con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de los ojos.

    13 Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos!»

    14 Y añadió: "Bendito sea Dios, Bendito su gran Nombre, Bendito sus santos ángeles, Bendito su gran Nombre por todos los siglos.

    15 a Porque me había azotado, pero me tiene piedad y ahora veo a mi hijo Tobías".

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    El círculo de la acción narrativa se va cerrando a medida que le viaje se acerca a su fin; pero el interés literario no decrece a causa del reencuentro. Este reencuentro de los padres con el hijo está organizado por el compañero de viaje de Tobías, por Azarías, es decir, por Rafael, el mensajero del Señor. Desde que recuperó el dinero de casa de Gabael, Rafael ha pasado a un puesto muy secundario. Sólo se ha hablado de él una vez en 10,6 y ha sido incluido con todos los demás en los saludos de despedida. En esta unidad narrativa recupera protagonismoprecisamente para cumplir la misión que aún no había realizado, a saber la curación de Tobit.

    Los lugares y los desplazamientos de esta unidad narrativa son muy importantes: en las afuera de Nínive, en el camino intermedio, el lugar donde se colocaba Ana oteando el camino, la casa de Tobit, la puerta de su patio. También alcanzan un nivel alto las palabras que se pronuncian: las del ángel Rafael a Tobías, las de Ana a Tobit y las que dirige a su hijo. La acción es rápida y viva, tanto que las escenas se solapan.

    La situación inicial de esta unidad narrativa la encontramos en los primeros cuatro versículos del capítulo once. La caravana que ha salido de Ecbátana, en las que van Tobías, Sara y Azarías y una servidumbre numerosa al cuidado de los animales y de gran impedimenta, ha llegado a Caserín, frente a Nínive no lejos de la gran ciudad. En este momento entra en acción Rafael, que piensa ya en cómo deben desarrollarse los acontecimientos que van a seguir en cadena. La razón fundamental que propone Rafael a Tobías es el estado de ceguera de su padre, bien sea que afirme o que pregunte. Lo que Rafael pretende es hacer hincapié en que el estado en que se encuentra Tobit no es el mejor para recibir a Sara, su nuera, con la mayor alegría y el más grande gozo que se merece. Las palabras de Rafael "adelantarnos nosotros a tu mujer para preparar la casa", no es sólo en sentido material de limpieza, orden, etc., sino, sobre todo, la casa en sentido espiritual. El encuentro de Tobit con Sara, su nueva hija por se la esposa de su hijo, tiene que ser el comienzo de una nueva vida, llena de esperanza, como en realidad es la descendencia biológica: la prolongación en el tiempo de sí mismos y de sus ilusiones. El pasaje "mientras llegan los demás", se supone que la distancia es aún considerable, como para poder contar con el tiempo necesario para realizarlo todo despacio. Tobías avisará convenientemente a Sara de lo que iba a hacer, y se adelantaron al gran grupo sólo ellos dos: Rafael y Tobías. Como Rafael lo tenía todo previsto, le recordó lo de la hiel del pez: "Toma contigo la hiel". Tobías sabía ya por qué se lo decía, pues en el camino de ida Azarías le había informado para qué servía la hiel del pez. "El perro seguía detrás de ellos", desde que salieron de viaje desde Nínive no se ha nombrado en ningún momento el perro que los acompañaba. Al echar a andar Tobías, su amo, delante de la comitiva, el perro fiel compañero, lo ha seguido de inmediato. El aumento de interés lo encontramos a partir del versículo cinco, donde aparece en escena nuevamente Ana, y se desarrolla hasta el final del versículo doce, donde Tobías que ya ha aplicado la hiel del pez en los ojos de su padre, le saca las escamas de los extremos de los ojos. En los versículos cinco y seis, Ana la madre de Tobías, como todos los días, salía de casa y observaba atentamente el camino por el que se había ido su hijo. En un momento dado el corazón le dio un vuelco: un bulto lejano, a medida que se acercaba, se le hacía cada vez más familiar, hasta que advirtió que él venía. Era el momento más esperado por ella. Tal vez haya que pensar que, al ser tan grande la alegría, quisiera hacer partícipe de ella lo antes posible a su marido, que también ha sufrido como ella en la ausencia de su hijo y la tardanza en volver, pero en silencio. El relato vuelve a los caminantes en los versículos siete y ocho. Rafael deseoso de que todo salga bien, recuerda a Tobías el modo de usar el medicamento para curar los ojos de su padre, Tobit. Con una gran seguridad, que desea transmitir a Tobías, afirma sin titubear: "Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre". El autor se adelanta a la acción real, porque él si sabe que los acontecimientos están en manos del Señor, y que Rafael es sólo un instrumento, del que él mismo se vale para plasmar esa fe inquebrantable en Dios, que es el que cura de verdad. El efecto de esta unción se hará sentir en los ojos dañados: las manchas blancas se contraerán y fácilmente podrán ser extraídas. En los versículos once y doce, encontramos uno de los momentos culpen en lo que se refiere al aumento de interés dentro de las unidades narrativas. Tobías le aplica la hiel del pez en los ojos de su padre. Es interesante subrayar el gesto del hijo que agarra a su padre para darle ánimos: "¡Ten confianza, qarsei padre!". ¿En quién o en qué tiene que tener confianza Tobit?, ¿en la medicina que le va a aplicar Tobías?, ¿en sí mismo, animándose y deseando con firmeza la curación?. La experiencia enseña que le enfermo que no quiere curarse, difícilmente se cura; pero si el enfermo desea y quiere ser curado, y colabora con el buen ánimo que aumenta su esperanza, es casi seguro que hasta las medicinas multiplican sus efectos saludables. Creo que no podemos ni debemos excluir ninguno de los motivos que Tobit tiene para confiar en que va a ser curado; todos sumados hacen que la aplicación de la hiel del pez sobre los ojos apagados de Tobit no sea un rito mágico, que realiza Tobías, sino la aplicación de un remedio saludable, generalmente aceptado en aquel tiempo por los médicos y los profanos de la medicina. En cuanto al proceso de curación, nuestro texto es bastante parco, solamente habla de las escamas que Tobías quita con su sumo cuidado de los lagrimales con las dos manos. El punto álgido lo encontramos en el versículo trece donde, ya Tobit curado de su ceguera, ve a su hijo Tobías. Tobit recupera su vista y eso es para él como volver a vivir, como volver de la muerte a la vida. Qué mayor alegría para un ciego que poder ver. Tobit ve de golpe y perfectamente. La primera imagen que ven sus ojos es la esbelta figura de su hijo, que, en poco tiempo, se ha convertido en un hombre. En la alabanza de Tobit a Dios, que observamos en el versículo catorce y quince a, podemos distinguirla por dos motivos: porque se ha compadecido de él devolviéndole la vista, y porque le ha concedido lo que para él no tiene precio, ver a su hijo Tobías.

    Caracterización:

    De acuerdo al estudio de los personajes en el relato de Tb. 4,20 – 11,15 no encontramos con:

    Tobías: Es el personaje "protagonista" ya que se desarrolla con el progreso de la narrativa. Parece colocado para ejecutar órdenes paternas (5,1.9.17c) ó instrucciones del compañero del viaje (6,10.11b.16-19. 7,1.9). Otras veces su función es hacer preguntas de escolar para que su compañero pueda administrar sus enseñanzas (6,7). Todo se lo dan hecho, no tiene obstáculos que superar. Su enamoramiento de oídas no convence (6,19). Y casi me irrita que, sin haber luchado, llegue al colmo de la dicha heredando a suegros y a padres.

    Tobit: Es un protagonista "secundario" del relato, ya que aparece en la trama sin llegar a ser el punto focal de la atención. Es el ideal del padre de toda familia israelita en la diáspora o en el destierro. Fiel en tener presente al Señor, aunque falten templo y culto, solidario de sus compatriotas, especialmente en la limosna. Es una pieza que enlaza el pasado en la patria, el presente, en el destierro, el futuro próximo de la descendencia, el futuro remoto entrevisto. Es el hombre honrado y probado: en los bienes materiales, que son confiscados, en la vida familiar, por la actitud de la esposa, en la integridad física de la ceguera. Tiene que transmitir la herencia material: dinero y no tierras, porque no las poseen los desterrados (4,20). Más aún, una herencia espiritual de religiosidad y observancia de la ley.

    Rafael: Acapara el relato para dirigir la acción y para dar explicaciones al lector. Es presentado como un personaje "dinámico" en un primer momento (5,4b – 8,3b), y como un personaje "secundario" en una segunda parte de la narrativa (8,4 – 11,13). El nombre Rafael significa "Dios cura". El narrador traslada al ángel poderes divinos. Su función en el relato es avasalladora. Siendo tan experto, todo lo explica por adelantado (6,13.16c-18); menos su verdadera personalidad. Es guía de viaje (5,6), casamentero (6,16c) y médico (6,8-9).

    Ana: Aparece en el relato con un papel "inmóvil". Disputando con el marido por el viaje que emprendió Tobías (5,18-20), lamentándose porque su hijo no llega de Ecbátana y piensa que ya había muerto (10,4-5. 7) y con las características de una madre feliz de ver nuevamente a su hijo después de un tiempo sin saber nada de él (11,6b.9)

    Sara: Es un personaje "secundario" dentro de la trama, porque domina ciertos modos y momentos diversos. Es una de los dos destinatarios de la causa que ha sido enviado el ángel Rafael: para ella: que se case con Tobías (7,12).

    Edna: Tiene un papel "inmóvil" porque no se desarrolla dentro de la narración y siempre reacciona de la misma forma: obedeciendo (7,13.15) y como una madre que consuela y alienta a la confianza (7,16b)

    Asmodeo: Es presentado en el relato como el "antagonista". En el Testamento Anterior encontramos los shedim de origen babilónico, los sae´irim ó sátiros, y animales demoníacos ó demonizados, como siyyim, ´iyyim y el femenino lilit. Otros son enfermedades o epidemias concebidas como seres malignos: qeteb, reshep, deber. El Testamento Anterior tiende a limitar y aún minimizar esos poderes. Por tanto, cuando el autor de este libro concede a Asmodeo un papel tan importante, está cediendo a nuevos gustos literarios o quiere aleccionar a sus lectores.

    Hay que pensar en otros influjos. El nombre Asmodeo es candidato a dos explicaciones. Una semítica: formación artificial de la raíz shmd = destruir, aniquilar. Tendría parentesco con el "aniquilador", con funciones más modestas. También podemos remitirnos a una explicación persa: Asmodeo es una adaptación de Aeshma Deva, uno de los siete espíritus malignos. Es posible y aún probable que el autor haya jugado con la resonancia: la forma tiene resonancias hebreas y persas.

    El texto no dice que si el demonio está enamorado de Sara y que mata por celos; sí dice que está frustrando su vida familiar y su anhelada maternidad.

    Raguel: Es un personaje "opaco", ya que da a conocer la superficie de su personalidad. Es padre de Sara a quien la da en matrimonio a Tobías (7,12b – c) y es quien da órdenes en la casa (8,9b.12).

    Los criados: Aparecen sólo en muy pocas escenas (8,9b.12-14.18.9,2.5b.10,10). Por este motivo, lo ubicaría tan sólo como personajes "extras" ya que no le aportan nada al corazón de la narrativa con su intervención.

    Gabael: Es un personaje más bien "inmóvil" porque no se desarrolla dentro de la narración. Su intervención es muy pobre: cuando entrega el dinero a Azarías (9,9d), y cuando encuentra a Tobías en el día de la boda (9,6b-d).

    Resonancias

    A continuación presentaré las primeras afirmaciones que surgen del análisis del relato de los capítulos que van desde el cinco hasta el once del libro de Tobías:

    • ¿Cuál es el mensaje central?

    El mensaje del relato se centra en la actuación y en la manifestación de Dios que se observa en los más débiles y pequeños, en los últimos, en los excluidos socialmente. La superioridad de Yahvé sobre cualquier dificultad humana se percibe en estos acontecimientos. La providencia de Dios a favor de sus fieles se manifiesta en acción a pesar de las apariencias contradictorias, a pesar de las desgracias. El autor desarrolla la trama de su historia de forma ingenua, pero no exenta de hondura humana y hasta de lirismo.

    La confianza puesta en Dios, a pesar de las adversidades de la vida, es un rasgo fundamental que no pasa de largo en el libro de Tobías. Dios camina a nuestro lado, es él que nos acompaña en el camino de la vida, nos sostiene y nos escucha en todos los momentos, especialmente cuando las adversidades de la vida se hacen sentir más. A veces esto no es tan fácil como se describe, pero la seguridad en Dios hace revertir cualquier corazón.

    • ¿Qué quiere demostrar?

    Considero que el relato quiere demostrar el amor y la preferencia de Dios por los débiles, por los que la sociedad tiene por nada, por aquellos que muchas veces son mirados con desprecio, cómo Dios actúa providencialmente, su mirada privilegiada hacia las personas marginadas, frágiles, indefensas y con necesidades insatisfechas. La clave radica en la confianza puesta en El y como sostiene y acompaña en todas las circunstancias de la vida, aún en los acontecimientos que nos dejan anonadados, sin palabra alguna, sin saber que rumbo tomar.

    • ¿Cuál es el protagonista?

    El protagonista principal es Tobías. Este personaje, que en un primer momento es una persona sin personalidad, donde espera y decide a través de los más cercanos, y por un segundo momento es una persona decidida que imparte órdenes y proyectos, nos introduce en una clara experiencia de fe y confianza en Dios. Sabe que su compañero de viaje a Ecbátana es una persona de confianza porque su padre lo ha evaluado como un hombre de buena estirpe. Con el protagonista podemos ser cada uno de nosotros desde la condición que nos toca vivir. Es reconocerse como seres limitados y necesitados permanentemente del actuar de Dios en nuestras vidas. Muchas veces solemos tener necesidad de Dios cuando las cosas no salen como nosotros queremos, pero cuando las cosas andan bien, ni nos acordamos de Dios: ¿por qué esa actitud?. Si tenemos tanto valor en pedirle a Dios lo que necesitamos, y a veces ni nosotros sabemos que le pedimos, ¿por qué no agradecer también por los acontecimientos maravillosos de la vida?, ¿por qué no tener un proceder como el de Tobit, el padre de Tobías, que aún en la desgracia siguió siendo fiel a Dios?.

    Punto de vista:

    Encuadrándonos en narración de los capítulos que van desde el cinco hasta el once del libro de Tobías encontramos:

    • En la primera escena (Tb. 4,20 – 5,9):

    Toda esta primera escena la focalización es externa. El narrador se pone desde afuera del texto y nos cuenta lo que observa: el diálogo entre Tobit y su hijo Tobías. Tobit le revela que hay un dinero guardado en Ragués de Media, en la casa de Gabael. Tobías le expone a su padre su incapacidad de hacer ese pedido porque no conoce a Gabael ni tampoco el camino que lleva a Ragués de Media. A esa exposición de parte de Tobías, Tobit le aclara más todavía sobre la manera en que se dividió el comprobante de ese dinero, y ahora le pide que vaya a buscar a un hombre fiel que lo acompañe. En el encuentro de Tobías con el ángel Rafael la focalización se desvía hacia el diálogo entre ellos, donde Rafael relata su experiencia de viajes hacia ese lugar. Nuevamente en el v.9 el foco se centra entre Tobit y Tobías, donde este último le dice a su padre que ha encontrado un buen guía que es un israelita, uno de sus hermanos.

    • En la segunda escena (Tb. 5,10 – 17):

    Ahora el narrador nos centra en el diálogo que mantiene Rafael con Tobit. La focalización es externa v. 12 – 13, porque de cierta manera Rafael responde a Tobit quien es él. A partir del v. 15 hasta el v. 17, el narrador va tomando distancia de la conversación al saber del viaje inminente que realizarán Azarías y Tobías a Ragués de Media.

    • En la tercera escena (Tb. 5,18 – 6,1):

    Toda esta escena, el narrador nos centra en el diálogo que mantienen Tobit y su esposa Ana. Los v. 18 – 20, la focalización es interna, porque describe los sentimientos de Ana sobre su hijo Tobías. A partir del v. 21 hasta el v. 1, la focalización es externa porque aquí el narrador pone en labios de Tobit palabras de serenidad que se dirigen a Ana y la hace consolar.

    • En la cuarta escena (Tb. 6,2 – 10):

    El narrador va relatando la salida de Rafael y Tobías de Nínive a Ecbátana. Uno de los hechos más importantes que se relata es el episodio del pez. Su importancia radica en que todo él, está orientado a la misión fundamental de Rafael que es la curación de Sara y Tobit. La focalización es externa porque el narrador relata, estando él mismo como observador, el poder curativo de algunas partes del pez que lo pone en boca de Rafael.

    • En la quinta escena (Tb. 6,11 – 19)

    Poco antes de entrar a la ciudad de Ecbátana, el ángel Rafael da un informe detalladísimo a Tobías sobre la joven Sara. El narrador tiene un punto de vista interno, ya que pone en boca del ángel Rafael todo sobre la vida de Sara. Esto se puede ver en los v. 11-13. Los v. 14-15 relatan el temor de Tobías sobre lo que él había escuchado decir sobre la muerte de esposos anteriores de Sara. Con el v. 18 f, el narrador tiene una actitud de omnisciente ya que es capaz de describir que hizo y que sintió Tobías con todo el interludio realizado por el ángel Rafael.

    • En la sexta escena (Tb. 7, 1 -14)

    Los v. 1-6 se centran en el diálogo que tiene Raguel y Edna con Tobías. Los v 7-9 el narrador toma un poco de distancia de la escena y se centra en Raguel en el v. 10 – 11b donde éste le comenta a Tobías la verdad de lo que ha acontecido con los otros esposos de Sara en la noche de bodas. Al ver Ragüel la negativa de Tobías v.11 c, en seguir con la cena, Ragüel accede en entregar a su hija Sara en matrimonio. Hasta el v. 14 la focalización es externa porque el narrador nos va describiendo todo el desarrollo del enlace matrimonial entre Tobías y Sara.

    • En la séptima escena (Tb. 7,15 – 8,9 a)

    En los v. 15 – 17, el narrador desde afuera nos informa del diálogo que mantuvo Edna con su hija Sara en la habitación matrimonial. Los v. 1-3 a, el narrador sostiene su punto de vista externo, contándonos como pone en práctica Tobías lo aconsejado por Azarías sobre el hígado y el corazón del pez. En el v 3 b, el narrador focaliza su atención en la persecución de Asmodeo por parte de Azarías. En los v. 4-9 a, el narrador nos focaliza en la oración que realizan Sara y Tobías antes de ir a dormir.

    • En la octava escena (Tb. 8, 9b – 21)

    El narrador toma una focalización externa en toda esta escena. En los v. 9b-12, nos relata las actividades nocturnas que realizan los criados al cavar una fosa, por orden de Ragüel. A partir del v. 13-14 el foco de atención se centra en la noticia de la criada al ver que Tobías y Sara están vivos. En los v. 15-17 el narrador nos cuenta las alabanzas de Ragüel que escucha. Luego en el v. 18, imprevistamente el foco de atención se centra en los criados, realizando la orden que le Ragüel en rellenar la fosa.

    • En la novena escena (Tb. 9, 1 – 6)

    En los v. 1-4 el narrador toma focalización externa, ya que relata la conversación mantenida entre Tobías y Azarías, donde el primero le da la orden para que el segundo vaya a recoger el dinero a la casa de Gabael.

    En el v. 5, el narrador relata el viaje que realiza Rafael hacia Ragués de Media en busca del dinero e invita a Gabael al casamiento de Tobías. En el v. 6, el narrador desde afuera nos relata el encuentro entre Gabael y Tobías en Ecbátana.

    • En la décima escena (Tb. 10, 1-14)

    En los vv. 1-3, la actitud del narrador es más bien omnisciente ya que es capaz de describir lo que hizo y lo que sintió Tobit pensando en su hijo Tobías. Entre los vv. 4-6, el narrador pone su foco de atención en el diálogo entre Ana y Tobit. En el v. 7 a, el narrador toma una postura nuevamente omnisciente porque describe los sentimientos y las actitudes que tiene Ana en su angustiosa espera de su hijo Tobías.

    Imprevistamente en el v. 7b, el foco de atención se desvía hacia la casa de Ragüel, donde en el vv. 8-9, el narrador nos comenta el diálogo mantenido entre Ragüel y Tobías. En los vv. 10-14, el narrador focaliza la atención en el diálogo que mantienen los padres de Sara con Tobías y su esposa.

    • En la undécima escena (Tb. 11,1-15 a)

    El narrador va tomando distancia de la escena anterior para centrarse en el viaje de vuelta hacia la casa de los padres de Tobías. En los vv. 1-4, el narrador tiene un punto de vista interno ya que nos narra el diálogo que mantiene Rafael y Tobías. Imprevistamente en los vv. 5-6, el narrador focaliza su atención en la casa de Tobías, donde su madre lo está esperando ansiosamente. En los vv. 7-8 El narrador vuelve su mirada hacia el diálogo entre Rafael y Tobías antes de que Tobías se encuentre con su padre Tobit. En los vv. 9-15 a, el narrador nos centra en el encuentro de Tobías con sus padres y en la curación de la ceguera de Tobit.

    El tiempo en el relato:

    La historia narrada entre los capítulos cinco al once, está escrita en tiempo pasado (tiempo narrante)

    En la primera unidad narrativa ubicada en Tb. 4,20 – 5, 9, el narrador sigue el normal desarrollo de los acontecimientos . El tiempo del relato transparenta el diálogo entre Tobit y Tobías donde se da a saber el motivo del viaje a Media. En el v. 3, la sucesión de palabras en boca de Tobit, nos muestra a un narrador que busca manejar el tiempo de lectura porque se dan una sucesión rápida de formas verbales. Estas formas verbales apuran la presentación de la problemática al resaltar la forma en que fue guardado el dinero en Ragués y provoca una rápida lectura por parte del lector. Entre los vv. 4-9b, el encuentro de Rafael con Tobías sigue un desarrollo rápido de los acontecimientos porque el suspenso de la narrativa es mayor y por lo tanto la lectura es más rápida.

    En la segunda unidad narrativa ubicada en Tb. 5, 10 – 17, el narrador nos muestra el diálogo que tiene Tobit con Rafael. Sigue un ritmo lento del desarrollo de los acontecimientos en los vv. 10-14c, porque el narrador cuenta al detalle el contenido de esa conversación. En el v. 14 d –f, hay una analepsis, donde Tobit señala los tiempos pasados. En los vv. 15-17 el narrador busca manejar el tiempo de lectura porque la conversación es rápida.

    En la tercera unidad narrativa ubicada en Tb. 5,18- 6,1, el narrador al detallar el contenido de la conversación mantenida entre Tobit y Ana, provoca el retraso en la lectura del relato.

    En la cuarta unidad narrativa ubicada en Tb. 6,2-10, el narrador en los vv. 2-3 sigue el normal desarrollo de los acontecimientos. En los vv. 4-7 el narrador retrasa el ritmo de lectura al relatar al detalle la conversación mantenida entre Tobías y Rafael. En los vv. 8-10 hay una prolepsis donde el narrador pone en boca del ángel las futuras curaciones que se producirán con el uso de algunas partes del pez.

    En la quinta unidad narrativa ubicada en Tb. 6, 11-19, el narrador maneja el tiempo de lectura ya que lo va retrasando con la conversación que mantienen Rafael y Tobías. En el v. 13 hay una prolepsis donde Rafael adelanta acontecimientos futuros. En los vv. 14-15 hay una analepsis donde el narrador pone en boca de Tobías los acontecimientos oídos por Tobías sobre las muertes repentinas de los esposos de Sara. En los vv. 16-18 hay una prolepsis donde el narrador pone en boca de Rafael los acontecimientos que sucederán próximamente. En el v. 19 el narrador retoma el ritmo normal de la conversación.

    En la sexta unidad narrativa ubicada en Tb. 7, 1-14, el narrador retrasa el ritmo de lectura en los la totalidad de los versículos de esta unidad narrativa, al describir con grandes detalles la conversación entre Tobías y Rafael con Ana y Ragüel.

    En la séptima unidad narrativa ubicada en Tb. 7,15-8,9 a, observamos como la intención del narrador busca poder seguir el normal desarrollo de los acontecimientos.

    En la octava unidad narrativa ubicada en Tb. 8,9b-21, el narrador en pocos segundos nos describe en los vv. 9b-14 una noche en el lecho nupcial. En los vv. 15-17 busca manejar el ritmo de lectura donde es lento por incluir dentro del relato una oración de acción de gracias puesta en boca de Ragüel. En los vv. 18-21 el narrador se da una sucesión rápida de los hechos que hace una lectura rápida.

    En la novena unidad narrativa ubicaba en Tb. 9,1-6, el narrador nos describe en pocos segundos el viaje de ida y vuelta desde Ecbátana hacia Ragués que realiza Rafael por orden de Tobías y el encuentro de Gabael con Tobías.

    En la décima unidad narrativa ubicada en Tb. 10,1-14, el narrador en los vv. 1-6 describe una conversación entre Ana y Tobit donde retrasa el ritmo de lectura por el largo diálogo mantenido entre ellos. En los vv. 7-14 vemos la intención del narrador en buscar un ritmo normal de lectura.

    En la undécima unidad narrativa ubicada en Tb. 11,1-15 a, el narrador continúa con un ritmo normal de desarrollo en los acontecimientos al describirnos el diálogo entre Tobías y Rafael en los vv. 1-6. En los vv. 7-8 hay una prolepsis donde el narrador pone en boca de Rafael los próximos acontecimientos que sucederán: la curación de Tobit. En los vv. 9-15 a, el narrador busca un desarrollo de acontecimientos normales en el proceso de curación de Tobit.

    Ambiente:

    Según el desarrollo llevado a cabo por el narrador en el relato de los capítulo 5 al 11 del libro de Tobías podemos afirmar que hay descripciones de los lugares físicos. Estos lugares físicos son indicadores de los intereses perseguidos por el autor, demostrándolo como enraizado en una realidad concreta e histórica. Este enraizamiento lo constatamos a partir de los acontecimientos de diálogo, donde algunos personajes relatan el territorio donde acontecen los eventos.

    Los lugares mencionados son:

    • Nínive, donde viven Ana, Tobit y Tobías.
    • Ecbátana, donde viven Ragüel, Sara y Edna.
    • Ragués, donde vive Gabael. En este lugar está el dinero guardado.
    • Río Tigris: donde acampan una noche Tobías y Rafael. Allí se da el hecho del pez.

    En el desarrollo de la trama, en cada uno de sus aspectos tenemos como escenario un espacio totalmente natural enclavado en zonas de montañas, valles, ríos y llanuras.

    Entre los elementos u objetos descriptos, utilizados por los personajes centrales, que llegan a tener valor simbólico dentro del relato se destacan: el corazón, el hígado y la hiel del pez con los cuales curarán la ceguera de Tobit y la desaparición del demonio que atormenta a Sara en las noches de boda.

    Sentido y Tema:

    No caben dudas de que el autor del libro de Tobías era un judío, con una formación humana y cultural exquisita. El ha debido de vivir en el seno de una familia, probablemente de la diáspora oriental. Como un árbol se alimenta de la tierra de sus raíces profundas y del medio ambiente por sus ramas verdes y frondosas, así el autor del libro de Tobías de su comunidad y de su ambiente que en él se respira; él está arraigado en una comunidad de personas, que cuida de sus miembros: las familias y sus hijos, conservando en ellos las tradiciones de su pueblo, la lengua, la cultura, la fe y las costumbres de sus mayores.

    La providencia de Dios a favor de sus fieles se manifiesta en acción a pesar de las apariencias contradictorias, a pesar de las desgracias. El autor desarrolla la trama de su historia de forma ingenua, pero no exenta de hondura humana y hasta de lirismo. El autor construye un relato fantástico con personajes de la tierra y del cielo; el ángel Rafael solo lo reconocen él y los lectores. El sentido del relato es estrictamente religioso. El hombre propone y Dios dispone suave y eficazmente de los hilos de la historia que los hombres tejen y destejen, unas libremente y otra por necesidad.

    En todo momento la actitud de Tobit deja entrever su plena confianza en Dios, quien siempre ha estado a su lado en distintas circunstancias. Esta confianza se la transmite a su hijo Tobías y a su esposa Ana.

    En Tobías hemos de descubrir que su éxito manifiesta que Dios estaba con él. En él podemos vislumbrar una nueva realización de la alianza que toma la forma de un reino de Dios en la tierra. Recibe de esta manera la historia de Tobías un valor inminente profético para su pueblo. Su recuerdo nos sirve para expresar una fe y una expectativa orientadas hacia la realización futura de ciertos valores.

    Conclusión:

    Considero que este punto es tan dificultoso como el resto del trabajo. Aquí debo plasmar sintéticamente lo que experimenté y vivencié a lo largo de la elaboración del análisis literario del relato de los capítulos 5-11 del libro de Tobías.

    El trabajo por momentos me deparó etapas de dificultad que me obligaron a remitirme una y otra vez a la lectura comprensiva del relato en forma minuciosa. Entre los puntos más complejos que he encontrado está el análisis de cada una de las unidades narrativas, el punto de vista y el tiempo del relato. Este tipo de trabajo práctico, aporta una gran riqueza a nuestra persona como creyentes, ya sea en lo intelectual como en lo espiritual que por cierto en tantas oportunidades se disocian.

    Retomaré algunas afirmaciones hechas al principio del trabajo. Son las que han calado hondo o estuvieron de fondo en mí en todo momento:

    • Dios actúa y se manifiesta en los más débiles. La narración del libro de Tobías compuesta con intención teológica, subraya la maravillosa actuación de Dios en las vidas de Tobit y Sara.
    • En el manifestar de Yahvé, por medio de Rafael, nos pone en sintonía con el mensaje profético de Jesús en que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
    • La actitud de Dios para con Tobit, sirve de modelo ejemplar de su actuación presente. Muestra como Tobit es capaz de tener una actitud optimista, de elevar su mirada más allá de su persona y centrarla en el Señor quien cuida y protege en todo acontecer de la vida.

    Por último, me pregunto: ¿hasta qué punto soy capaz de descubrir la actuación y la manifestación de Dios en mi vida y en la vida de los demás?, ¿ó me dejo socavar interiormente por el pesimismo actual que nos envuelve como sociedad?, ¿en qué circunstancias deposito mi confianza en el Señor y soy capaz de reconocer su obrar en mi favor?, ¿soy conciente del beneficio recibido en el bautismo, del llamado que se me ha hecho?, ¿mi actuar plasma la actitud de creyente?.

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    • G. W. E. Nickelsburg, Jewish literature between the Bible and the Mishnah: A historical and Literary Introduction, Londres 1981.

     

     

    Autor:

    Fernando G. Contarino