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El destiempo (página 2)


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Berkeley, dice: que el tiempo es la sucesión de ideas que fluye uniformemente y de la que todos los seres participan; para Hume, el tiempo es una sucesión de momentos indivisibles. (…) Hume ha negado la existencia de un espacio absoluto, en el que tiene lugar cada cosa; yo la de un solo tiempo, en el que se eslabonan todos los hechos. (…) cada instante es autónomo. (…) el tiempo, si podemos intuir esa identidad, es la delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un momento de su aparente ayer y otro de su aparente hoy, basta para desintegrarlo. (…) El tiempo, fácilmente refutable en lo sensitivo, no lo es también en lo intelectual, de cuya esencia parece inseparable el concepto de sucesión.

Seria ideal vivir sin tiempo, es un sueño vivir en el campo y guiarse por el sol, la luna y las estrellas, no limitar la mente a los avances tecnológicos que nos convierten en maquinas y más bien adentrase como si fuera un yo interior, en nuestro tiempo personal que a de ser más sensitivo, y menos mecánico, más propio que de los demás.

Pero Borges dice que al negar el tiempo, existen dos negaciones: negar la sucesión de los términos de una serie, negar el sincronismo de los términos de dos series. De esta manera para no caer en una contradicción, no es necesario negar el tiempo, más bien vivimos el nuestro o el que la cultura de producción y consumo nos impone.

 

 

Autor:

Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.

El río me arrebata y yo soy ese río.

De una materia deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.

Acaso el manantial está en mí.

Acaso de mi sombra

surgen, fatales e ilusorios, los días.

Borges juega con el tiempo, nos saca de esa tensión de vivirlo tan traumático; es una manera de jugar con el, así como con los sueños, pensar que las cosas son lo que no son y hacerlas una realidad propia. El tiempo tiene sus ires y venires, es ausencia y presencia; el tiempo, circunda y gira, "El tiempo es como un círculo que girara infinitamente: el arco que desciende en el pasado, el que asciende es el porvenir; arriba hay un punto indivisible que toca la tangente y es el ahora."

Quizás el tiempo para todos no es el mismo, tal vez vivamos todos juntos pero cada uno en una dimensión, pero lo real es que sea lo que sea el tiempo siempre está y estará ahí.

Conversaciones de Jorge L. Borges con Osvaldo Ferrari: El orden y el tiempo.

(…) Es una ambición del hombre, yo creo: la idea de vivir fuera del tiempo. Pero no sé si es posible, aunque dos veces en mi vida yo me he sentido fuera del tiempo. Pero puede haber sido una ilusión mía: dos veces en mi larga vida me he sentido fuera del tiempo, es decir, eterno. Claro que no sé cuánto tiempo duró esa experiencia porque estaba fuera del tiempo. No puedo comunicarla tampoco, fue algo muy hermoso.

(..) Bueno, en cuanto a lo infinito, digamos, lo que señaló Kant: no podemos imaginarnos que el tiempo sea infinito, pero menos podemos imaginarnos que el tiempo empezó en un momento, ya que si imaginamos un segundo en el que el tiempo empieza, bueno, ese segundo presupone un segundo anterior, y así infinitamente Ahora, en el caso del budismo, se supone que cada vida está determinada por el karma tejido por el alma en su vida anterior. Pero, con eso nos vemos obligados a creer en un tiempo infinito: ya que si cada vida presupone una vida anterior, esa vida anterior presupone otra vida anterior, y así infinitamente. Es decir, no habría una primera vida, ni tampoco habría un primer instante del tiempo.

 (…) Ahora, lo que advierto es que esta familiaridad, por momentos angustiosa, con el tiempo, o con la preocupación por el tiempo que usted tiene, bueno, me ha hecho sentir que en esos momentos en que usted habla del tiempo, el tiempo parece corporizarse, parece tomar forma corpórea, parece percibírselo como un ente corporal.

(…) Y, en todo caso, el tiempo es más real que nosotros. Ahora, también podría decirse y eso lo he dicho muchas veces que nuestra sustancia es el tiempo, que estamos hechos de tiempo. Porque, podríamos no estar hechos de carne y hueso: por ejemplo, cuando soñamos, nuestro cuerpo físico no importa, lo que importa es nuestra memoria y las imaginaciones que urdimos con esa memoria. Y eso es evidentemente temporal y no espacial.

(…) Murena sostenía que la servidumbre al tiempo por parte de los hombres, nunca ha sido peor que en este momento de la historia, que en esta época.

 

ANA MILENA CANO GIRALDO

Facultad de Comunicación Social

U.P.B

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