José Antonio Encinas visto desde el alma de una niña
Enviado por Danilo Sánchez Lihón
- La entrevista
- Siempre otorgaba el sitial de mayor superioridad al niño
- Eran pasajes redivivos propios de un cuento de hadas
- A cada uno dándole un atributo, un reconocimiento y un valor muy especial
- Era tierno, servicial y generoso
- Como si un Ministro se acercara a una soberana
- Obsesionados por esa historia prodigiosa y truculenta
- Sucesos portentosos, llenos de humor, de tragedia y de candor
- Hechos tragicómicos que nos hacían desternillarnos de risa
- Esa vez él quería adornar el hecho mecánico con una referencia simpática y hasta elogiosa
- ¡Deja todas aquellas propiedades que tienes! ¡Obséquialas a la pobre gente!
- ¡Despréndete de tus bienes! ¡Deja todas aquellas propiedades que tienes!
- ¡Cómo sufriría! ¡Y cómo lo verían los administradores de la escuela!
- No formalizó un matrimonio pero fue amado
- Llenándose los ojos de lágrimas porque amaba mucho a su pueblo
- Colofón
- Fuente
Introducción
José Antonio Encinas es el maestro más egregio del Perú de todos los tiempos. Fue postulado como Rector de la Universidad de San Marcos en la etapa de mayor efervescencia del movimiento estudiantil, 1931, y sin ser profesor de esa casa de estudios, en gracia a su trayectoria moral, coherencia política y la brillantez de sus ideas.
En tal ocasión fue su contendor en la justa electoral nada menos que Víctor Andrés Belaúnde, profesor notable y con una foja de servicios intachable en la universidad y quien después se desempeñaría como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en New York. En esa contienda el escrutinio arrojó 14 votos para Belaúnde y 98 para José Antonio Encinas recién regresado del destierro.
En el Perú sufrió cárcel y fue expatriado tres veces por oponerse a las dictaduras, sumando 25 años de alejamiento forzoso del país, obteniendo en aquel tiempo cinco doctorados todos ellos en educación, en las universidades de Padua, Bologña, Londres, París y La Sorbona.
Su pensamiento y práctica pedagógica la realizó en la Escuela 881, la más pobre de su región, en Puno, convirtiendo a los 83 egresados no solo en profesionales de éxito –de lo cual no se preciaba– sino de personalidades del mundo artístico, científico, político y empresarial que abrazaron la causa del indio en el Perú.
Fue un maestro visionario. Sus ideas pedagógicas tienen extraordinaria vigencia y otras solo a futuro serán reconocidas. Fundó la Universidad Nacional de Educación La Cantuta. Fue un hombre honesto, incorruptible y con un amor profundo al niño, al indio y a su tierra natal. Esos fueron sus tres grandes amores.
La entrevista
Los primeros días de enero de 1999 fui invitado por la señora Aurora Encinas Franco –hermana de José Antonio– a participar en el bautizo de una guagua de pan, en su casa de San Isidro, ceremonia de mucha tradición en Puno. Otro motivo era que conociera a su hija Gloria y a sus nietos, que habían llegado a visitarla desde México. Asistí, y en el transcurso de la conversación pregunté a Gloria acerca de los recuerdos que conservaba de su tío José Antonio Encinas.
Reproduzco toda la evocación que hizo Gloria Zegarra Encinas, que escribí pocos momentos después de haberla oído, y donde se develan acontecimientos que en todo momento contaban con el asentimiento de la señora Aurora, quien durante todo el relato corroboraba, y por momentos complementaba las remembranzas.
Página siguiente |