- Época Antigua (1526 – 1894)
- Etapa de Replanteamientos. Los dominicos a la defensa de la ortodoxia (1550 – 1595)
- Etapa de Consolidación de la Provincia de Santiago (1595 – 1623)
- Etapa de Tensión de la Provincia de Santiago ( 1624 – 1656)
- Etapa Dorada de la Provincia de Santiago ( 1657 – 1699)
- Etapa de las Grandes Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700 – 1777 )
- Período de Transición de la Colonia al México Independiente ( 1794 – 1894)
- Desaparición de la Provincia de Santiago (1859 – 1894)
- Época Moderna ( 1895 – 2004)
- Período de Refundación ( 1961- 2004)
- Conclusión
- Bibliografía
La geografía histórica y los estudios regionales tienen una veta importante de información para realizar investigaciones sobre la ubicación de las iglesias y conventos de las órdenes religiosas, gracias a la crónicas provinciales, que han sido poco exploradas y que aportan además valiosos datos como las biografías de los religiosos; la arquitectura, el arte, la distribución de sus templos, etc.
Las órdenes religiosas se establecieron en diferentes regiones por ejemplo: los agustinos erigieron varios conventos en los actuales estados de Hidalgo, Morelos y que se conectaban con los de la ciudad de México. Algo similar sucedió con los frailes dominicos quienes llegaron a México en el año de 1526 y desde entonces establecieron conventos, vicarías e iglesias siguiendo diferentes rutas en lo que hoy son los estados de México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, entre otros.
La Provincia de Santiago de México fue fundada en el año de 1535, gracias a la gestión de fray Domingo de Betanzos. La provincia estaba constituido por conventos, casas, también llamadas vicarías y misiones. Los conventos se ubicaban de preferencia en ciudades o villas y tenían que tener por los menos doces religiosos. Mientras que las casas se localizaban en pueblos indígenas y el número de frailes era menor de doce. Las misiones se ubicaron en lugares de difícil acceso, en las que se combinó la estrategia religiosa con la militar.
La Provincia de Santiago de México ha comprendido los lugares atendidos por los frailes dominicos, su configuración ha cambiado con el paso del tiempo según ciertos aspectos religiosos relacionados con la evangelización y la catequesis. También observamos que durante la Colonia, se dio una subdivisión étnica que tomaba en cuenta a los grupos: zapoteco, mixteco y mexicano.
De la Provincia de Santiago han surgido otras como la de San Vicente de Chiapa en 1551, la de San Hipólito de Oaxaca en 1596, la de los Santos Ángeles de Puebla en 1656. La configuración original de la Provincia de Santiago varió de centro-sur a centro-norte, al dirigirse los predicadores en los siglos XVII y XVIII a Guadalajara, Zacatecas, La Sierra Gorda y Baja California. Este avance también se debió a la apertura del norte a la evangelización al ser conquistados varios grupos chichimecas y al auge minero.
A lo largo de la historia de la Provincia de Santiago de México se han dado varios procesos de reforma de costumbres, de moderación y relajación. En esta investigación damos una cronología de la Provincia de Santiago, basada en las fuentes documentales consultadas y las propuestas de Francisco Miranda, Robert Ricard y Wigberto Jiménez Moreno.
La Provincia de Santiago ha pasado por dos épocas: Antigua (1526 – 1894 ) y Moderna (1895 – 2004 ). La primera a su vez se ha subdividido, así en el siglo XVI se dio el período Misional, conformado por las etapas de Roturación del Paganismo (1526-1555) y de Replanteamiento de Estrategias (1555-1595). Este siglo se caracterizó porque la Iglesia estaba en vías de organización, las influencia de iniciativas personales de los misioneros eran claves en la conquista espiritual, aunado con un retorno al carisma de las órdenes religiosas; a la vez se presentó un choque cultural, que provocó que las técnicas de penetración estuvieran en constante revisión y se gestó una lucha generacional entre los indígenas ancianos que seguían con sus creencias religiosas y los jóvenes que habían aceptado al cristianismo.
Después se presentó el período Pastoral o Colonial, constituido por las siguientes etapas: de Consolidación de la Provincia ( 1596-1623), Tensión por el Centralismo en torno al Convento de México (1624-1656), de Esplendor (1657-1699) y las Grandes Transformaciones a raíz del ascenso de los Borbones al poder ( 1700-1793). En este período se estabilizó la organización eclesiástica, los obispos apoyaron al clero secular y la parroquia se convirtió en el centro de difusión del catecismo.
Periodo de Transición de la Colonia al México independiente ( 1794 – 1894 ), se da como fecha de inicio, el sermón de fray Servando Teresa de Mier, hasta el año en que llegó a España la carta de fray Nicolás Arias en que mencionaba que quedan solo cuatro predicadores en México. Durante este periodo se llevó a cabo la independencia de México, se expulsaron a los españoles y triunfó el proyecto liberal-masón que trajo como consecuencia la extinción de las provincias religiosas, la exclaustración y la confiscación de los bienes eclesiásticos. Este periodo lo podemos subdividir en las etapas de Declive (1794- 1858) y Desaparición de la Provincia de Santiago ( 1859 – 1894).
La historia dominica en su Época Moderna presenta dos periodos: el de Reconstrucción (1895 – 1960) y el de Refundación (1961 – 2004). En donde se pasó de la Congregación Mexicana a la Misión Dependiente de la Provincia de España. En 1961 se refundó la Provincia de Santiago de México comprendiendo el territorio nacional.
Etapa de roturación del paganismo (1526 – 1555)
En febrero de 1526, salió de San Lucar de Barrameda la primera misión de dominicos rumbo a la Nueva España. Iban encabezados por fray Tomás Ortiz, en el mismo barco iba el juez de residencia Luis Ponce de León. Los predicadores se detuvieron en la Española, donde se les unió fray Domingo de Betanzos. Llegaron a Veracruz el 19 de junio del mismo año. Siguieron su camino a pie hasta la ciudad de México a la cual entraron en vísperas de las fiestas del apóstol Santiago: que por esta razón fue electo patrón de la futura provincia. Debemos recordar que uno de los símbolos característicos de la época de reconquista española fue Santiago Apóstol, y que en la Nueva España se reflejaba ahora como un poderoso intercesor para lograr tanto la conquista militar como la espiritual de los grupos indígenas.
Los dominicos que provenían de la Provincia de Castilla eran todos hijos del convento de San Esteban Salamanca. Sus nombres fueron: fray Vicente de Santa Ana, fray Diego de Soto Mayor, fray Pedro de Santa María y fray Justo de Santo Domingo.
De la Provincia de Bética venían: fray Pedro Zambrano, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y fray Bartolomé de Calzadillas (lego). Mientras que de la Española
se habían unido a la misión: fray Diego Ramírez, fray Alonso de las Vírgenes, fray Vicente de la Casas (novicio) y fray Bartolomé de Santo Domingo. Así junto con fray Tomás Ortiz y fray Domingo de Betanzos sumaban 13 religiosos, algunos de ellos con experiencia previa en la evangelización y otros en etapa formativa.
En un principio los dominicos fueron recibidos por los franciscanos, quienes les dieron hospedaje. Hasta octubre los predicadores se trasladaron a su primer convento. Éste fue muy sencillo y se localizaba donde después se ubicaría la Inquisición.
Cuando llegaron los dominicos a la Nueva España ya se había alcanzado la bula Exponi nobis (1522) también conocida como Omnimoda, por la cual los misioneros tenían amplias facultades y autoridad apostólica para predicar y administrar sacramentos. También se habían celebrado las juntas eclesiásticas de 1524, que realizaron los franciscanos, donde se habían determinado ciertos principios para llevar a cabo la catequesis, por ejemplo que los neófitos ya catequizados, recibieran el bautismo los domingos por la mañana y los martes por la tarde.
Sobre el sacramento de la penitencia, se acordó que los enfermos pudieran confesarse dos veces al año, mientras que los sanos empezaran el cumplimiento del precepto anual desde el domingo de septuagésima. Además se ordenó que nadie contrajera matrimonio sin ser antes examinado en el conocimiento de la doctrina y confesado.
Sobre la comunión, parece que al principio se negó a los neófitos y luego se dejó al criterio del sacerdote. La extremaunción no se administraba a los indígenas. La junta quiso organizar de una manera sistemática los métodos para impartir la doctrina cristiana, lo cual se reforzó en las siguientes reuniones eclesiásticas, en las que ya participaron los dominicos. En la junta de 1532, se plantearon las dificultades para conocer el número de poblaciones y habitantes de la Nueva España y el modo de sucesión de los caciques indígenas; mientras que la reunión de 1539 tuvo por tema central la administración de los sacramentos y en la junta de 1544 se trataron problemas sobre la encomienda y las Leyes Nuevas, como veremos más adelante .
Los frailes de santo Domingo y de san Francisco se unieron para defender a los indígenas y mandaron una carta al emperador, con las siguientes peticiones: que se distribuyera la tierra y los repartimientos fueran perpetuos, que los vasallos no estuvieran obligados a llevar el tributo hasta donde residía el encomedero, que se nombraran tres o cuatro visitadores para el buen tratamiento de los naturales, que en todos los pueblos se construyera una iglesia y que toda la provincia ayudara, que los nobles indígenas fueran a aprender la doctrina, a leer y escribir; que los señores destruyeran los templos paganos, que ninguno vendiera raíces de pulque so pena de muerte, que todos anduvieran vestidos, que se respetara mucho a los niños, que ninguno que estuviera casado se quedara sin repartimiento, que no se abusara del juego, que se diera licencia a los portugueses para ayudar a poblar la región. El texto está firmado por fray Martín de Valencia, fray Domingo de Betanzos, fray Pedro Zambrano, fray Gonzalo Lucero, entre otros.
En 1527, fray Tomás Ortiz al ver que sus frailes se iban muriendo debido a varias situaciones a las que no estaban acostumbrados, como el fatigoso viaje por mar y los caminos abruptos, optó por volver a la península Ibérica para reclutar más misioneros. Fray Pedro Zambrano, fray Diego Ramírez y fray Alonso de las Vírgenes se regresaron con su vicario, por estar muy graves, pero en el transcurso del viaje murieron.
Aquí, en la Nueva España, quedaron sólo fray Domingo de Betanzos, que era el único sacerdote, fray Gonzalo de Lucero (diácono) y tres novicios: fray Vicente de las Casas, fray Bartolomé de Santo Domingo y fray Juan López de Castellanos. Éste fue el primero en recibir el hábito en la Nueva España.
Betanzos tuvo que trabajar de manera muy intensa para poner los cimientos de la Orden de Predicadores en estas tierras. Empezó por inculcarles a sus frailes los conocimientos sobre la ascética y la mística, para lograr la observancia y realización de los lineamientos originales de la orden.
Vamos a analizar la vida y proyecto evangelizador de Betanzos junto con su actividad en Tepetlaoztoc, ya que forman una unidad no podemos comprender uno sin lo otro. En los estudios históricos modernos han surgido versiones que señalan que fray Domingo no se interesó por los indígenas. Otros han creído ver una fuerte tensión interna, en la Provincia de Santiago en el siglo XVI, relacionada con dos tendencias existentes: una "monacal" y otra "secular". En la primera colocan al proyecto evangelizador de Betanzos. Estas afirmaciones se deben a que sus autores han ignorado o tocado de manera muy superficial la relación de fray Domingo con los habitantes de Tepetlaoztoc. A partir de este vínculo trataré de demostrar que el fundador de la Provincia de Santiago no desatendió la actividad evangelizadora, y que siempre siguió el carisma dominico. Estamos de acuerdo con los frailes predicadores, Miguel Ángel Medina y Pedro Fernández Rodríguez, profundos conocedores de la historia de su orden, quienes señalaron que no es totalmente válido el planteamiento de la división entre los dominicos en la Nueva España, como presume Daniel Ulloa .
Como veíamos en un principio, el panorama para la actividad de los predicadores en la Nueva España fue muy limitado, por el poco personal con que contaban, tuvieron que comenzar desde cero, ya que sus frailes estaban en plena etapa formativa. Además fray Domingo tuvo que atender muchas obligaciones, entre ellas ser inquisidor. En los primeros años de la Colonia como no había tribunales, entonces, el cardenal Adriano de Utrech, inquisidor general de España, delegó su autoridad en don Alonso Manso obispo de Puerto Rico y en fray Pedro de Córdoba, vicario de los dominicos en la Española. Córdoba nombró comisario de la Nueva España a fray Martín de Valencia, cargo que ocupó hasta la llegada de los dominicos, entonces esta responsabilidad pasó a fray Tomás de Ortiz y luego a fray Domingo de Betanzos, quien la desempeñó de mayo 1527 a septiembre de1528.
Fray Domingo reconoció que los indígenas era neófitos y por eso no los juzgó. El papel de Betanzos como inquisidor lo debemos encuadrar dentro del proyecto de la Corona, que por un lado buscaba limitar el poder de Cortés y de sus seguidores y por el otro el tratar de evitar la entrada de cristianos nuevos a la Nueva España. El dominico procesó a españoles blasfemos, varios de ellos, conquistadores partidarios de Cortés, así revisó el caso de Juan Bello, quien había pasado a la Nueva España en compañía de Juan de Grijalva y después retornó con Pánfilo de Nárvaez. Participó en la conquista de Tenochtitlan y en la expedición a las Hibueras, se le había otorgado la encomienda de Izmiquilpan . Fray Tomás Ortíz sospechaba además que Bello había sido el encargado de envenenar al juez de residencia Luis Ponce de León, además se sospechaba de que era cristiano nuevo; fue acusado de herejía, y se le puso como pena pagar doce pesos de oro e ir de pie al santuario de Nuestra Señora de la Victoria .
Betanzos procesó también por blasfemias al compañero de Cortés, Gil González de Venabides, quien tuvo dos opciones para cumplir la sentencia: estar 15 días preso o ir dos veces a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria. A Juan Martín Berenjel, se le ordenó ir al templo de la Virgen del Rayo. A Cristóbal Díaz, se le pidió cuatro pesos de oro y un cuartillo de aceite para alumbrar el Santísimo Alonso Espinoza debió purgar 30 días en la carcel, entregar seis pesos de oro y visitar el santuario de Nuestra Señora de los Remedios.
El caso más sonado fue el de Rodrigo Rengel, hombre leal a Cortés, quien había servido de alcalde en Veracruz y Pánuco. Además en esos momentos era lugarteniente de la ciudad de México. Se le acusó de herejías y blasfemias, que decía cuando se le presentaban los dolores a causa de la sífilis. El caso se complicó de tal manera que fray Domingo tuvo que dejar su puesto y continuó el caso el franciscano, fray Toribio de Benavente Motolinia, quien le impuso a Rangel una fuerte pena económica y estuvo cinco meses encarcelado en un convento.
El celo apostólico de Betanzos fue plasmado en las crónicas provinciales. En ellas se cuenta, que un día Cortés con un grupo de amigos se reunieron a jugar naipes y empezaron a decir blasfemias, entonces se soltó una tormenta que asustó a todos los habitantes de la ciudad de México. Al ver que arreciaba la lluvia, tanto fray Domingo de Betanzos como fray Martín de Valencia, al considerar que era una señal del cielo, pedían a Dios que no destruyera la capital novohispana y que mejor convirtiera a los blasfemos. Al poco rato, cayó un rayo sobre los jugadores, pero no les pasó nada, por lo que concluyeron que se habían salvado gracias a la intercesión de los directores espirituales de las misiones franciscana y dominica.
Es importante destacar cómo los predicadores tuvieron que dirigir varios procesos a la vez: el de endoculturación entre sus paisanos, para que no fueran sólo cristianos de nombre, sino que cumplieran los preceptos de la ley de Dios y, por otra parte, tuvieron que esforzarse por llevar a cabo el proceso de aculturación, al dar a conocer los elementos básicos del Evangelio a los indígenas. Una de las etapas del segundo proceso consiste en que los miembros de la cultura dominante trata de liberarse de ciertos elementos negativos, por eso es que desde muy temprano vemos a los religiosos luchar contra las blasfemias y herejías, para evitar que los indígenas se contagiaran de los vicios de los cristianos viejos.
Además debemos tener presente que los dominicos son los guardianes de la ortodoxia, muestra de ello, es que una de las cofradías más importantes de la orden es la del Santo Nombre de Jesús, la cual combatía contra las malas costumbres de proferir falsos juramentos y de las formas irreverentes de referirse a Dios. Así que Betanzos actuó conforme al carisma de su comunidad, al tratar de mantener la pureza de las creencias.
La inquisición dominicana fue la primera institución en tratar de limitar el poder económico y político de Cortés en la Nueva España, adelantándose así a la labor que emprenderían la primera y segunda Audiencia. La Inquisición dominica intentaba traer al redil a los conquistadores, ya que sus malos ejemplos, hacían más difícil el proceso de conversión de los naturales. Además debemos tener en mente, que en el marco de la filosofía tomista, que era la que seguía los predicadores, se propone una sociedad jerarquizada en la cual los gobernantes debían velar por la paz y la justicia elementos necesarios para llevar a cabo la evangelización. Así Betanzos y Santa María procesaron a los conquistadores para equilibrar poderes y conservar el orden jerárquico, el cual estaba en riesgo con las pretensiones señoriales de Cortés.
Por otra parte Betanzos llegó a entablar amistad con ciertos conquistadores y algunos de ellos entraría a la Orden de Predicadores, muestra de lo anterior, tomó el hábito dominico en 1528 Francisco de Aguilar, antiguo conquistador del bando de Cortés, que había participado en la toma de Tenochtitlan y después fue encomendero. Fray Domingo lo convenció para que se convirtiera en religioso, por lo que Aguilar decidió entrar a la comunidad a los cuarenta años de edad, desempeñó el sacerdocio igual número de años. En 1560 por órdenes de sus superiores fray Francisco dictó la Breve relación de la conquista de la Nueva España, obra clave para la historiografía de la conquista y que fue consultada por fray Diego Durán. También se alistaron en la orden, a instancias de la persuación de Betanzos: Pedro de Ángulo, que llegó a ser el primer obispo de Verapaz en Guatemala y Matias de Paz, fundador de la Provincia de San Vicente Chiapa.
En diciembre de 1528 llegaron los miembros de la Primera Audiencia, encabezados por Nuño de Guzmán, enemigo de Cortés. Fue una etapa difícil para la Nueva España, el grupo en el poder se apropió de buena parte de los bienes del conquistador de Tenochtitlan y Nuño de Guzmán persiguió y amenazó al primer obispo de México: fray Juan de Zumarraga, el cual tenía además el título de protector de los indios.
En ese mismo año llegó otra misión de dominicos a la colonia, venía encabezada por fray Vicente de Santa María, esto le dio impulso a la orden para fundar conventos en Coatepec, Chimalhuacan – Chalco, Coyoacan, etc. La Orden de Predicadores delineó un proyecto de expansión misional enfocado hacia el sur de la Nueva España que se caracterizaba por tener regiones muy complejas en orografía y diversidad cultural, por lo que sus habitantes no se habían evangelizado de manera sistemática.
En la alianza entre la Corona y los dominicos, se integró un personaje que tal vez no sería el ideal, pero que debido a su habilidad para conciliar intereses a favor de la orden y del rey pudo ser nombrado gobernador de Guatemala: Pedro de Alvarado, quien se comprometió a apoyar el proyecto de expansión misional de la comunidad dominica, por lo cual ganó el apoyo de Tomás Ortiz y de fray García Loaysa, maestro general de la orden y presidente del Consejo de Indias. Además Carlos I pasaba por un momento crítico ante el avance de los protestantes y las múltiples deudas que tenía, de ahí que quiso tener un mayor control sobre sus posesiones americanas, las cuales podían constituirse como un puente para llegar a dominar la ruta de las especierías. El emperador optó por seguir aquella máxima de divide y vencerás, por lo que trató que la Nueva España ya no se expandiera, entonces, erigió la capitanía de Guatemala y después la de Honduras, con lo cual se limitaba el poder de Cortés. Pedro de Alvarado aceptó apoyar estos proyectos y fue nombrado gobernador de Guatemala. A su regreso pasó por México y les explicó a los dominicos los resultados obtenidos, entonces fray Domingo de Betanzos pidió permiso a su vicario para que lo dejara ir a fundar un convento a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Llegó a Guatemala en mayo de 1529, con lo cual se iniciaba la labor misional dominica en estas tierras, que después sería reforzada por religiosos tan destacados como fray Domingo de Ara, fray Tomás de la Torre, fray Bartolomé de las Casas, por citar sólo a los más conocidos.
Betanzos antes de partir le había aconsejado a fray Vicente de Santa María que enviara religiosos a la ciudad de Antequera, por lo que mandó a fray Gonzalo Lucero y a fray Bernardino de Tapia quienes llegaron en julio de 1529 a poner la semilla de lo que sería el territorio dominicano al sur de la Nueva España. Mientras tanto en Europa, en 1530, se celebraba el Capítulo General en Minerva Roma, donde fue elegido como maestro de la orden fray Pablo Butigela. Además se confirmó la erección de la Provincia de la Santa Cruz, a la que se integraron las jurisdicciones novohispanas. Fray Vicente de Santa María, al enterarse de esto, le pidió a fray Domingo de Betanzos que regresara a México y de aquí lo destinó a Europa, para negociar la erección de una nueva provincia .
Fray Domingo se embarcó a fines de julio de 1531, acompañado del hermano lego Diego Marín. Llegaron a la península Ibérica y luego pasaron a Marsella, a visitar la cueva en la que, según la tradición, vivió sus últimos años santa María Magdalena. Después fray Domingo partió rumbo a Nápoles a entrevistarse con el maestro de la orden. Como éste se encontraba muy enfermo y murió el nueve de Octubre de 1531, Betanzos tuvo que esperarse hasta el año siguiente, cuando se efectuó el Capítulo General de 1532.
Mientras tanto la Corona se fijó en fray Domingo de Betanzos para que fuera obispo de Guatemala, por lo que expidieron la siguiente real cédula a fin de que su santidad ratificara la elección:
…e por que como quiera que ha algunos días que habemos mandado poblar de cristianos la provincia de Guatemala hasta agora no se ha proveído perlado en ella y por la buena relación y confianza que el Emperador y Rey mi señor ha tenido de fray Domingo de Betanzos de la orden de santo Domingo y de su vida y mérito que hará mucho fruto en la conversión de los indios naturales de aquella tierra y de su instrucción así por su buena doctrina como por la experiencia que tiene de las cualidades e condición de los indios; y para que esto tenga más austeridad y aparejo he acordado de le nombrar y presentar a su Santidad para obispo en aquella tierra en los límites que por nos al presente o por el tiempo le serán señalados.
Se le solicitó al papa Clemente VII, que nombrara a fray Domingo de Betanzos
obispo de Guatemala:
Muy Santo Padre: vuestra muy humilde y devota hija la Emperatriz y Reina de las Españas, de las dos Sicilias, de Jerusalem, beso vuestros santos pies y manos y me encomiendo en Vuestra Santidad a la cual plega saber que el Emperador y Rey mi señor por la buena información que tiene de la persona méritos de fray Domingo de Betanzos de la Orden de Santo Domingo le ha nombrado para el obispado que se ha de eregir en la provincia de Guatimala y yo escribo a micer Embajador en esta corte que de parte de su Majestad le presente a Vuestra Santidad por ser persona docta y benemérita y cual conviene para la salvación de las ánimas de los indios naturales de aquella provincia según sus méritos, vida e doctrina. Muy humildemente suplico a Vuestra Santidad, que dándole entera fe y ciencia, aquella mande así a despachar haciendo gracia y merced al dicho fray Domingo de Betanzos de la dicha Iglesia y obispado de la manera que el dicho Embajador lo suplicare a Vuestra Santidad.
Por los documentos anteriores, podemos conjeturar el buen concepto que la Corona tenía de fray Domingo, pero él se consideraba indigno de tan alto cargo y suplicó que se fijaran en otra persona más apropiada.
Betanzos pudo iniciar los trámites para fundar la provincia novohispana cuando fue electo como maestro general fray Juan Fenario, a quien le mostró sus cartas de presentación y le señaló los inconvenientes de que la Provincia de Santa Cruz se hiciera cargo de la evangelización de la Nueva España. El Capítulo aceptó que se creara la Provincia de Santiago.
El Papa confirmó lo propuesto por el Capítulo y esto lo dio a conocer en la bula Pastoralis oficci del 11 de julio de 1532:
Para que pueda haber mayor cuidado y para que los súbditos puedan vivir más seguramente bajo diversos pastores, hemos aceptado la súplica de dividir en dos provincias la de la Santa Cruz, y la otra, en la Nueva España, llevará el nombre de Santiago; siendo su límite de división y de separación el mar .
Fray Diego Marín, acompañante de Betanzos, también había aprovechado el
momento y logró tanto del maestro general como del papa que se mudara el hábito de los legos, que era buriel oscuro, por el de los colores blanco y negro. Desde entonces y gracias a Diego Marín, los hermanos legos llevaron este hábito hasta 1967.
Betanzos logró otros éxitos, como que el cargo de provincial durara sólo tres años y que la fiesta de santa María Magdalena se celebrara con gran solemnidad al igual que la de santo Domingo de Guzmán. Luego mandó los documentos en los que se señalaba la erección de la Provincia de Santiago. Estos llegaron a la Nueva España por julio y la comunidad procedió a elegir provincial. El nombramiento recayó en fray Francisco de San Miguel.
Fray Domingo reclutó misioneros, entre ellos los dominicos de Ocaña que estaban bajo la dirección del célebre fray Juan Hurtado, los principales eran: fray Pedro Delgado, fray Tomás del Rosario. Después de muchos trabajos padecidos en el viaje por mar y de haberse librado de morir, cuentan las crónicas dominicas, que por la intercesión de santa María Magdalena, se rompió un arrecife para dar paso al navío, y gracias a eso llegaron sanos y salvos a Veracruz a finales de enero de 1535.
La elección del provincial y demás cargos se había realizado sin tener en cuenta el procedimiento propio de las constituciones de la orden al ser un capítulo acéfalo, ya que no se nombraron definidores, los cuales eran los encargados de confirmar la elección. Betanzos como vicario general optó por realizar el capítulo correctamente y pidió la renuncia de fray Francisco de San Miguel. No por pugnas, ni porque le pareciera mal el enfoque de los que gobernaban, sino para volver a la legalidad y a la obediencia de las constituciones no debemos olvidar que este era un momento de reforma de costumbres.
Primero se eligió como prior del convento de Santo Domingo de México a fray
Pedro Delgado y luego se convocó a capítulo, para el 24 de agosto de 1535. Los definidores fueron fray Pedro Delgado, fray Tomás de San Juan, fray Francisco de San Miguel y fray Bernardino Minaya, los primeros dos habían venido con Betanzos y los otros procedían de la Provincia de la Santa Cruz, es decir, había equilibrio entre los dos bandos, lo que nos muestra el deseo de unidad más que de división. Resultó electo como provincial fray Domingo de Betanzos.
Los definidores no aceptaron la renuncia y Betanzos, por obediencia, tuvo que dirigir otra vez a los dominicos de la Nueva España. En su capítulo se aceptaron legalmente la vicarías de Oaxaca y Guatemala.
La evangelización de la Nueva España se desarrolló en dos sentidos: difundir la buena nueva, para lo cual los religiosos echaron mano de varios métodos catequísticos y luchar para erradicar los cultos autóctonos. Todo esto lo sustentaban en el carácter salvífico de la religión cristiana y en su concepto providencial de la historia, según la cual la segunda venida de Cristo no sería posible, hasta que todos los pueblos hubieran tenido la oportunidad de conocerlo .
Bajo las anteriores directrices caracterizaremos el proyecto evangelizador de fray Domingo de Betanzos, programa que aplicó personalmente en Tepetlaoztoc. Trataremos de mostrar que la explicación planteada por Daniel Ulloa, quien señaló, que Betanzos deseaba hacer una provincia "monacal" en territorios de misión, no es válida .
Etapa de Replanteamientos. Los dominicos a la defensa de la ortodoxia
En Europa Martín Lutero se separaba de la Iglesia y con él una considerable cantidad de seguidores, en especial del norte del continente. Lutero rechazaba las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de los Doctores medievales, el celibato de los sacerdotes, las peregrinaciones, la doctrina sobre las indulgencias, etc; buscaba construir un mundo sólo con la Biblia y la libre interpretación. Por otro lado, Erasmo de Rotterdam quería volver a las fuentes antiguas, pero barría con la escolástica. La Iglesia contestó a estos ataques y así nació el movimiento conocido como de contrarreforma, los predicadores al ser los guardianes de la fe, desempeñaron un papel muy importante, tanto en la teología como al ocupar varios cargos dentro de la jerarquía eclesiástica. En el primer campo destacó fray Francisco de Vitoria y en el segundo el arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar y el papa Pío V. A su vez la Corona española estructuró todo un proyecto para convertirse en adalid de la ortodoxia, por lo que se empeñó en desterrar de su territorio las ideas protestantes y erasmistas.
En este contexto destacó la figura del dominico Francisco de Vitoria (1483-1546), ilustre profesor del estudio del convento de Santiago de París y de la Sorbona. Publicó en 1512 la Secunda secundae de santo Tomás y la Summa Aurea de san Antonino de Florencia. En 1522 obtuvo el doctorado en Teología por la Universidad de París.
Francisco regresó a la península Ibérica en 1523 fue docente en el convento de Valladolid. Después llegó en 1526 a Salamanca donde tuvo discípulos muy aventajados como Melchor Cano y Domingo Soto.
Francisco de Vitoria trató de buscar soluciones a dos problemáticas: el avance del protestantismo y la explotación de los indígenas americanos. Sobre el primer punto propuso una visión más amplia que Lutero y Erasmo; así Vitoria recomendaba tomar en cuenta la Biblia, pero glosada por los Padres de la Iglesia y los planteamientos de santo Tomás de Aquino.
En lo que respecta al segundo punto, a Vitoria se le ha considerado como el fundador del derecho internacional y como uno de los primeros defensores de los derechos humanos. Esto último tiene su fundamento, en sus Reelecciones, en las cuales defendió a los indígenas:
El superdominio de un gobierno extranjero sobre un país subdesarollado debe mirar principalmente la utilidad de éste, protegiéndolo y promocionándolo en todas las manifestaciones del espíritu y en su progreso material.
Toda colonización o protectorado es por naturaleza temporal, y debe preparase lo más pronto posible a la emancipación del país colonizado mediante un gobierno propio en conformidad con la voluntad del pueblo.
Hay muchos paralelismos entre santo Tomás y Francisco de Vitoria. Ambos le dieron nuevo vigor a la teología, ambos crearon escuelas y la doctrina del primero se consolidó en buena medida por los esfuerzos del segundo. Vitoria fue invitado al concilio de Trento, pero ya no pudo asistir, pues estaba debilitado en su lecho, murió el 12 de agosto de 1546.
El papa Pablo III convocó al concilio de Trento, en 1545. Lo continuaron los siguientes pontífices: Julio III, Marcelo II, Paulo IV y lo concluyó Pío IV en 1565. El objetivo del concilio era renovar el espíritu evangélico entre los católicos.
Se lograron varias determinaciones entre las más importantes figuran el establecimiento de los libros de la Biblia reconocidos por la Iglesia, se confirmó que la tradición viva y auténtica es también un criterio de fe, se definió la doctrina sobre los sacramentos, el pecado original, el purgatorio, el dogma de la transustanciación, es decir que al consagrarse el pan y el vino se transforma en cuerpo y sangre de Cristo
A fray Miguel de Alejandría, quien fue elevado al pontificado y tomó el nombre de Pío V, le tocó aplicar las determinaciones emanadas del concilio. Fray Miguel Ghisleri o de Alejandría, fue de extracción humilde. Tuvo oportunidad de entrar a la Orden de Predicadores, en la cual figuró por su sabiduría y pronto empezó a ocupar una amplia variedad de cargos: fue profesor, prior, provincial, inquisidor en Como, Bérgamo y luego de toda la cristiandad, obispo de Sutri, Nepi y Mondovi, cardenal y papa.
A la muerte de su predecesor Pío IV, se reunieron los cardenales y decidieron elegir un pontífice que fuera más célebre por su ciencia que por sus títulos nobiliarios. Carlos Borromeo puso sus ojos en fray Miguel, por su rectitud de conciencia, por ser maestro en señalar los errores de las ideas protestantes y deseoso de reformar la Iglesia.
El siete de enero de 1568 fue electo por unanimidad. Muchos temían por su vida austera, la cual quería extender. Así les dijo a sus fieles que llorarían más su muerte que su llegada al pontificado. Siempre siguió el carisma dominico de extender el Evangelio y luchar por la ortodoxia. Así fue condescendiente con los humildes, paterno con la gente sencilla, pero severo con los que ponían en riesgo la unidad de la Iglesia, no dudó en excomulgar a Isabel I de Inglaterra.
La actividad del papa fue fundamental en su empeño por restaurar las auténticas virtudes católicas bajo el seguimiento de los decretos del concilio de Trento, por eso exigió a los obispos que vivieran en sus diócesis, renovó los estudios eclesiásticos, al promover la doctrina de santo Tomás de Aquino, a quien declaró doctor de la Iglesia y formó varios seminarios.
Pío V mandó publicar un nuevo Misal, la Liturgia de la horas y un Catecismo universal. Defendió la idea de que los sacerdotes se deben mantener célibes para poder dedicarse libremente a sus tareas y le dio mucha importancia a la Congregación del Índice para verificar la ortodoxia y la moralidad de las publicaciones.
Durante su pontificado uno de los acontecimientos más trascendentes fue la batalla de Lepanto, el siete de octubre de 1571, en la cual se enfrentaron turcos contra cristianos. Los primeros tenían la intención de invadir Europa, por lo que Pío V convocó a los reyes a formar un frente común, olvidando por un momento las rencillas internas, ya que estaba en juego su libertad y sus creencias.
El Papa junto con una multitud rezaba el Rosario mientras se efectuaba la batalla. Como triunfaron los cristianos, Pío V en agradecimiento, fijó la fiesta de la Virgen del Rosario el siete de octubre y unificó su rezo. El Pontífice murió el primero de mayo de 1572.
En la Nueva España le tocó aplicar las determinaciones contrarreformadas al segundo arzobispo de México, el dominico fray Alonso de Montúfar ( 1489-1572), quien había sido prior del convento de Santa Cruz Granada, definidor en el capítulo de Lyon y calificador del Santo Oficio. Montúfar era confesor del marqués de Mondejar; por cuya recomendación fue presentado al emperador para la mitra de México. En 1552 el papa Julio II confirmó la designación. El dominico desembarcó en la Nueva España en 1554 y en junio del mismo año tomó posesión, traía instrucciones de la Corona española para impedir que penetraran ideas contrarias al dogma católico. Entre sus principales contribuciones destacan la celebración de dos concilios provinciales y la difusión del culto a la Virgen de Guadalupe.
Los franciscanos, al ser los primeros en llegar a la Nueva España, se habían apoderado de muchos sitios y no permitían que otras órdenes religiosas cooperaran en la evangelización, por eso Montúfar trató de distribuirlas de manera más equitativa. Por otro lado se inció el proceso de secularización, hay que recordar, que los obispos no tienen injerencia directa sobre los frailes, ya que éstos dependen de sus provinciales. Por eso si sólo había miembros de las órdenes religiosas en los pueblos, los pastores no podrían realizar sus labores, así en esta época se trató de aumentar el número de sacerdotes seculares.
Para emprender todas estas acciones, el arzobispo celebró el primer concilio Mexicano en 1555. Los dominicos que asistieron fueron el provincial, Bernardo de Alburquerque; el prior de Santo Domingo de México, Diego Osorio y como consejeros fray Francisco Espinosa y fray Bartolomé de Ledesma. Se emitieron 93 ordenaciones, en las cuales se puede observar el sello tomista de promover primero el conocimiento de los elementos básicos de la religión para después impartir los sacramentos. Se normó, que los neófitos deberían aprender a santigüarse, los mandamientos, sacramentos, las obras de misericordia, virtudes teologales y cardinales, dones del Espíritu Santo y las oraciones padrenuestro, avemaría, el credo y la salve Regina. Esto debía ser enseñado a los españoles en latín o castellano y a los indígenas en su lengua. El saber esto era requisito para poder recibir el bautismo los adultos o para poder casarse.
Se exigió que los confesores fueran examinados para obtener su licencia y que los sacerdotes llevaran una vida virtuosa. Además se les prohibió: cantaran y danzaran música de seglares, hicieran contratos sobre cosas espirituales, dijeran misa fuera de las iglesias, jugaran a los naipes, vivieran con alguna mujer , etc… Sobre el arte indígena usado en el culto cristiano, se ordenó, que los pintores de tema sacros debían tener licencia, se sustituyeron varios instrumentos musicales precortesianos, se limitó el número de cantores y se prohibió que en las danzas se emplearan objetos que recordaran su antigua religión. Otras determinaciones fueron que los indígenas y negros podían recibir la comunión y la extremaunción. Por otro parte, se les prohibió la celebración de tianguiz los domingos y se estableció que para imprimir o vender libros se necesitaba licencia .
Las órdenes religiosas apelaron aquellas resoluciones, que les quitaban facilidad para misionar y elevaron su queja al Consejo Real de Indias, éste los amparó con las determinaciones del año de 1558.
El 1o de marzo de 1565, Montúfar escribió una carta al rey, donde le notificó haber recibido los acuerdos del concilio de Trento y al recordarle la falta de sacerdotes en estas tierras, le pidió que enviara más.
Ante este panorama convocó en el mismo año, al segundo concilio Mexicano, en él participaron los siguientes predicadores: el provincial, fray Pedro de Feria; el prior del convento de Santo Domingo de México, Pedro de Pravia; los consejeros fray Bartolomé de Ledesma y fray Francisco de Espinosa. Es digno de tomar en cuenta que asistieron tres obispos dominicos: el de México, Montúfar; el de Chiapa, Tomás Casillas y el de Oaxaca, Bernardo de Alburquerque. En este concilio se mandó seguir lo ordenado en Trento. También se pidió que no se efectuaran procesiones sin estar sacerdote presente, que los curas aprendieran las lenguas indígenas y otras cosas para fortalecer, lo que se había propuesto en el primer concilio.
En el año de 1585 se convocó al tercer concilio mexicano, en él participaron cuatro obispos dominicos: el de Oaxaca, Bartolomé de Ledesma; el de Chiapa, fray Pedro de Feria; el de Yucatán, Gregorio de Montalvo y el de Manila, Domingo de Salazar, quien fue representado por el canónigo Diego Caballero. También asistió el provincial fray Domingo de Aguiñaga. En esta reunión se consolidó la organización de la Iglesia en la Nueva España y la administración de los sacramentos.
Como se puede observar todas esa medidas tendían a promover la ortodoxia católica, realizar el proceso de secularización y tener un mayor control sobre la población autóctona. Así las transformaciones de la segunda mitad del siglo XVI resultan clave para comprender una serie de contiendas entre la reforma y la contrarreforma, el clero secular y el regular, la mitra y los religiosos, se presentan polémicas sobre la efectividad de los métodos de evangelización, etc. En síntesis es una etapa de replanteamientos y reflexión, sobre el accionar de la Iglesia.
Durante esta etapa no podemos olvidar la participación que jugó la Provincia de Santiago de México en la erección de la Provincia del Santo Rosario de Filipinas. El explorador del Pacífico de Ruy López de Villalobos desembarcó en Mindanao y Leyfe en 1543 y le dio al archipiélago el nombre de Filipinas en honor de Felipe II. Fray Domingo de Betanzos, al enterarse de que se necesitaban misioneros para ir al Oriente, sintió un gran deseo de llevar el mensaje evangélico hasta esas lejanas tierras. Le comentó sus planes a fray Juan de Zumarraga, quien vio con buenos ojos esta decisión y también se emocionó y quiso acompañar al dominico, pero no logró el permiso del papa. Mientras tanto el virrey don Antonio de Mendoza apoyó económicamente la empresa y junto con el obispo de México, aprovechaban el tiempo para platicar con fray Domingo:
Con el temor haber de perder presto tal regalo, se daban prisa para gozarle el virrey y el obispo, yéndose muchas veces a su casa de Tepetlaoxtoc, donde las pláticas eran de Dios y de lo que para mejor servirle importaba más en esta vida. Encerrábanse los tres en el oratorio de la huerta, sin permitir el V. padre que otra persona llegase a él, y allí conferían unas veces lo que el Ilmo. obispo proponía, otras lo que el excelentísimo virrey dificultaba y muchas, lo que el bendito padre pensaba hacer en el discurso de su viaje a la China .
Para que Betanzos pudiera ir al Extremo Oriente hacía falta el permiso de sus superiores. Por ese tiempo se celebró el Capítulo Provincial y los definidores acordaron que se necesitaba más a fray Domingo aquí, por lo que no le permitieron marcharse.
Envió el Capítulo dos frailes a Tepetlaoztoc, que trajesen a México todo lo que se había juntado para el viaje. Fray Juan Bautista Méndez localizó una real cédula, en la que se ordenó que por haber cesado el viaje de Zumarraga y de Betanzos, los ornamentos y todo lo referente al culto se le entregara al virrey.
Si bien fray Domingo no pudo extender su proyecto evangelizador, personalmente, mostraremos cómo contribuyó con su labor y él fue un modelo para los dominicos que fueron a Filipinas.
Fray Juan José de la Cruz y Moya encontró en el convento de Santo Domingo de México la bula de Paulo III, Ex debito pastoralis offici nobis meritis, del año 1545, en la que hace sus delegados a los frailes predicadores y demás religiosos mendicantes, que fueran a predicar a tierras de infieles. En ella se les otorgaba plenaria facultad para ejercer libremente el ministerio apostólico con total independencia del ordinario, por lo que podían administrar todos los sacramentos y dispensas. La alcanzaron de la benignidad apostólica fray Domingo de Betanzos y fray Juan de Zumarraga.
Tiempo después, la famosa expedición de Miguel López de Legazpi a las Filipinas, realizada de 1564 a 1565, se hizo con naves construidas en su totalidad en las costas de la Nueva España. Con este viaje se inició la conquista y colonización de aquellas islas. En 1571 Legazpi fundó la ciudad de Manila, en un puerto donde los comerciantes chinos tenían un importante mercado. En ese mismo año se implantó en México el Tribunal del Santo Oficio; al año siguiente llegaron los jesuitas y se nombró como arzobispo de México a Pedro Moya de Contreras, quien era el primer miembro del clero secular que alcanzaba tal dignidad. Estos acontecimientos coincidieron con el cierre de la etapa dorada de la órdenes mendicantes en la Nueva España. Las cuales a pesar de los vastos espacios por colonizar tenían ahora como campo de misión el Oriente. Filipinas se convirtió en el principal centro de atención de los religiosos, ya que era un puente para poder llegar a Japón y China.
Las Filipinas pasaron a depender en lo administrativo de la Nueva España. Por el puerto de Acapulco se realizaba el comercio con el Oriente. Aquí llegaba la mal llamada nao de China, pues en realidad provenía de Filipinas, que traía sedas, telas de algodón, lozas, especias, etc. De regreso la nao se llevaba plata, cochinilla, cacao y era muy común que en ella se embarcaran religiosos.
En 1579 fue nombrado primer obispo de Manila el dominico fray Domingo de Salazar, quien había tenido una importante participación en la Provincia de Santiago de México. Hagamos una semblanza de tan interesante personaje:
Domingo nació en 1513 en la villa de La Bastida en Castilla la Vieja. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Francisco de Vitoria. El pensamiento de este teólogo influyó durante toda su vida a Salazar, primero lo motivó con su ejemplo a entrar a la Orden de Santo Domingo en 1545, en el convento de Salamanca, profesó al año siguiente y partió a la Nueva España, aquí siguió las ideas de su profesor a favor de los indígenas.
Domingo de Salazar fue profesor del Estudio de Santo Domingo de México. Aprendió algunas de las lenguas autóctonas y en 1558 fue enviado como misionero a Filipinas. Regresó en 1561 y poco después obtuvo el grado de Maestro en Sagrada Teología y fue nombrado prior del convento de Santo Domingo de la capital de la Nueva España. El dominico había partido a la península Ibérica, para tratar asuntos importantes sobre los indígenas, cuando fue nombrado obispo de Manila en 1579. Fray Domingo reclutó frailes predicadores, para que lo acompañaran en la tarea evangelizadora. Emprendió el viaje con ellos, en 1581, pero de los 20 que venían murieron 18. Por este motivo Salazar encargó a la Provincia de Santiago que hiciera las gestiones necesarias para fundar la provincia dominica de Filipinas, tal como lo había soñado el padre fray Domingo de Betanzos.
Tratose aquesto con mucho acuerdo entre los Padres graves y santos, de que estaba muy rica la religiosísima Provincia que esta Orden tiene en Méjico y parecioles indecente a nuestra profesión, no hallarse religiosos nuestros en esta conversión nueva, de quien loan cosas tan grandes, y necesidad tan extrema .
Aquí se muestra una vez más la vocación misionera de los dominicos novohispanos. En 1581 los superiores de la provincia mexicana mandaron a fray Juan Crisóstomo para que se entrevistara con el papa y lograra la fundación de la provincia de Filipinas. Primero se entrevistó con el maestro de la orden, Pablo Constabile de Ferrara, quien en una carta fechada el 14 de julio de 1582 en Bolonia, ordenó lo siguiente:
Dándoos la autoridad, así en lo espiritual como en la temporal, con lugar y "fidelium" que por nuestras Constituciones y aprobada costumbre suelen tener los Priores Provinciales en nuestra orden sobre todos y cada uno de los frailes, que en vuestra compañía lleváredes a las dichas islas y reino de China.
Más cuando hayáis llegado aquellas partes, os concedemos que podáis erigir conventos e iglesias, y fundar la Orden, ordenando vuestro modo de vivir, según la forma en que los santos Padres fundadores de la Provincia de Santiago de Méjico le instituyeron, conformándoos cuanto os fuera posible con sus abstinencias y observancias…, debajo de precepto formal, y so pena de excomunión mayor a los que hicieren algo contrario .
Si bien fray Domingo de Betanzos, no pudo ir a Filipinas, como era su sueño, su proyecto evangelizador, que en buena medida había puesto en práctica en Tepetlaoztoc,
se extendió hasta el Oriente. Esto reafirma todavía más nuestra idea de que fray Domingo de Betanzos ha sido uno de los grandes maestros de la predicación.
El 15 de septiembre de 1582, Gregorio XIII confirmó la erección de la Provincia del Santo Rosario. Fray Juan Crisóstomo fue nombrado vicario general y se encargó de reclutar frailes; la mayoría provenía del convento de San Pablo de Valladolid, donde murió Betanzos y de los reformados de Santo Tomás de Ávila y Sevilla.
Por real cédula, del 20 de septiembre de 1585, se aprobó y dotó el embarque de 24 religiosos con destino a Manila. Por humildad Juan Crisóstomo renunció a su cargo y se nombró como vicario general al padre Juan de Castro.
Los dominicos llegaron a la Nueva España en 1586 y el 17 de diciembre se redactaron las Ordenaciones Primordiales por las que habrían de regirse los destinos de la provincia. Estas se inspiraron en el proyecto evangelizador de fray Domingo de Betanzos, tal como lo había ordenado el maestro general.
En abril de 1587 partieron de Acapulco 18 religiosos; fray Juan Crisóstomo no pudo ir por enfermedad. 15 frailes se dirigieron rumbo a Manila y los otros tres a Macao. Los primeros llegaron en julio, mientras los otros naufragaron, fueron rescatados y luego remitidos a España. Así se iniciaba la historia de los dominicos en Filipinas.
Mientras tanto un problema grave al que se enfrentaban los dominicos novohispanos eral el centralismo, ya que los cargos eran ocupados por frailes del convento de Santo Domingo de México, lo que ocasionaba el disgusto de los religiosos oaxaqueños. La diócesis de Oaxaca fue erigida por Paulo III en 1535 y su primer obispo fue Juan López de Zarate. Esto le vino dar más importancia a la región, en el campo de lo religioso.
La Provincia de Santiago de México a finales del siglo XVI era muy amplia y aunque se había determinado que en cada nación se nombrara a un vicario provincial, los de la zona oaxaqueña, se sentían alejados y desplazados. Es decir, el problema de fondo era el centralismo en torno al convento de México.
Ante este panorama fray Jordán de Santa María, junto con otros religiosos, celebraron de manera secreta una asamblea para lograr la erección de una nueva provincia. El encargado de realizar los trámites fue fray Antonio de la Serna, quien partió a Europa con cartas de fray Pedro de Feria y de fray Bartolomé de Ledesma.
En el Capítulo General celebrado en Venecia en el año de 1592, se determinó erigir la Provincia de San Hipólito Mártir de Oaxaca. Se nombró como provincial a fray Francisco Ximénez, pero como éste murió poco después, se le confirió el cargo a fray Alonso Vayllo.
En 1595 se leyeron en público los documentos pontificios y generalicios, con lo cual quedó la provincia canónicamente instituida. Se formaba de cinco conventos: Santo Domingo Oaxaca, Santiago Cuilapan, San Pedro Tehuantepec, Yanhuitlan y Tlaxiaco.
La Provincia de Santiago apeló esta resolución, pero el Capítulo General de 1596, efectuado en Valencia, confirmó lo decidido en la anterior junta. Quedaba un problema muy delicado: la delimitación de las regiones comprendidas en cada provincia, la manzana de la discordia eran las casas del área mixteca. Fray Lucas de Gallegos fue el artífice de la definitiva división, que fue confirmada el 23 de septiembre de 1599.
Lista de conventos y casa del año de 1593 y 1608
Para darnos una idea de cómo se dividió la Provincia de Santiago al formarse la de San Hipólito mostramos dos listas de conventos y casas, la primera es antes de la delimitación definitiva que corresponde al año de 1593 y la segunda cuando ya se había confirmado la erección de la Provincia de San Hipólito en 1608.
Año de 1593 Nación Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Santo Domingo Puebla.
Colegio de San Luis Puebla.
Vicaría de San Juan Bautista Coyoacán.
Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.
Vicaría de Santa María Magdalena Tepetlaoztoc.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora, Tepoztlán.
Vicaría de La Asunción Yautepec.
Vicaría de La Asunción Ameca Ameca
Vicaría de San Felipe y Santiago Azcapotzalco
Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya (Tacubaya).
Vicaría de San Pedro y San Pablo Cuitlahuac.
Vicaría de Santo Domingo Tepexic.
Vicaría de San Vicente Chimalhuacán, Chalco
Vicaría de La Purificación Tepepayaca.
Vicaría de Santo Domingo de Izúcar.
Vicaría de San Juan Bautista de Tetela.
Vicaría de San Agustín, Palpa.
Vicaría de San Andrés Chimalhuacan, Atenco.
Vicaría de San Juan Bautista Iztapaluca.
Vicaría de Santo Domingo de Huehuetlán.
Vicaría de San Juan Bautista de Tenango.
Vicaría de Santo Domingo Tlaquiltenango.
Vicaría de San Miguel Tlatizapán.
Vicaría de Santiago de las Amilpas.
Vicaría de Santo Domingo Hueyapan
Vicaría de San Pablo y San Pedro Ecatzingo.
Vicaría de la Virgen del Rosario de la Nueva Veracruz.
Vicaría de Nuestra Señora de la Guía de San Juan Ulúa.
Nación Mixteca
Vicaría de Santo Domingo Yanhuitlan.
Vicaría de Las Almoloyas.
Vicaría de San Pedro y San Pablo Tepozcolula
Vicaría de San Juan Bautista Cuixtlahuac.
Vicaría de La Asunción de Tlaxiaco.
Vicaría de La Natividad de María, Tamazulapa.
Vicaría de Santiago Texupan.
Vicaría de La Virgen de La Asunción de Tonalá
Vicaría de San Miguiel Achiutla.
Vicaría de La Asunción de Chila.
Vicaría de La Virgen María Nochixtlan.
Vicaría de Santiago Tilantongo.
Vicaría de Santa María Magdalena, Jaltepec.
Vicaría de Santiago de Justlahuac.
Vicaría de San Pedro y San Pablo Tequiztepec.
Vicaría de San Juan Bautista de Huajuapan.
Nación Zapoteca
Vicaría de La Conversión de San Pablo, Guaxolotitlan.
Vicaría de San Pedro Etla.
Vicaría de Santiago de Cuilapan.
Vicaría La Natividad Zaachila.
Vicaría de La Natividad de Teopozotlán.
Vicaría de San Pedro Tehuantepec.
Vicaría de Santa Cruz Ixtepec.
Vicaría de Santo Domingo Ocotlán.
Vicaría de San Juan Titiguapac.
Vicaría de San Ildefonso de Villa Alta.
Vicaría de Santo Domingo Nejapa.
Vicaría de Asunción de Jalapa.
Vicaría de San Lorenzo de Zimatlán.
Vicaría de La Asunción de Totontepec.
Vicaría de San Miguel Tlalistac.
Vicaría de San Lorenzo o San Jerónimo de Tlacochahuaya.
Vicaría de Tanetze.
Vicaría de Tecastlam.
Vicaría de Santa María Magdalena Tequisistlan.
Vicaría de San Pedro Mártir de Huechapa.
Vicaría de La Asunción de Juquila.
Vicaría de San Lorezno de Zuani.
Vicaría de Santos Reyes Chichicapa.
Vicaría de Santa María de la Guía.
Vicaría de La Virgen María de Zabe.
Hernando Ojea nos dejó la lista de conventos y casas de la Provincia de Santiago, en el año de 1608: En la región mexicana, Santo Domingo de México, de Puebla, Nra. Señora de la Piedad, San Juan Bautista Coyoacan, Oaxtepec, Itzucam, Santa María Magdalena Tepetlaoztoc, Tepuztlan, Yautepec, Amecameca, Azcapotzalco, Tacubaya, Tlahuac, Tepexic, Chimalhuacan-Chalco y Atenco, Tepapayecan, Tetela, Palpam, Coatepec, Iztapaluca, Tenango, Tlaltizapan, Las Amilpas, Hueyapan, y Tlaquiltenango, Zuchitepec, Huhuetlan, Tlilapan, Ecatzingo, Aguatulco, San Jacinto Coyoacán, Santo Domingo Mixcoac y Nuestra Señora Guía de la Veracruz. Además de los colegios de Portacoeli y San Luis, Puebla. En la región Mixteca: Tepozcolula, Cuextlahuac, Tamazulapa, Texupa, Tonala, Chila, Tequiztepec, Huajuapan y Jaltepec .
En resumen, durante la etapa de replanteamientos se dieron los resultados de las investigaciones de los frailes en obras magnas sobre la lengua y cultura náhuatl, destinadas a erradicar el paganismo, desde la raíz. Por su parte en Tepetlaoztoc coexistían estructuras, político-económico tanto indígenas como peninsulares, aunque se daban cierto conflictos entre ambas formas de organización. Los dominicos que fueron a Tepetlaoztoc, se caracterizaron por ser intelectuales o antiguos provinciales, lo que contribuyó a que se siguiera practicando una predicación de calidad en la comarca, con lo cual se aceleró el proceso de conversión al cristianismo, así Tepetlaoztoc, estaba cada vez más cerca de entrar al proceso de endoculturación.
Etapa de Consolidación de la Provincia de Santiago (1595 – 1623)
La Orden de Predicadores logró su consolidación en la Nueva España durante los años de 1595 a 1624. Poco a poco se pasó de la época misional a la pastoral, es decir, la religión católica iba ganando terreno, ahora la tarea fundamental consistía en mantener a los feligreses firmes en la fe cristiana. Muchas comunidades se volvieron socialmente más complejas en su población, al surgir una gran cantidad de castas, que requerían también de instrucción religiosa. Además los religiosos se enfrentaron a nuevos problemas tanto al exterior como al interior de sus comunidades .
Durante buena parte del siglo XVI, los religiosos de la Provincia de Santiago siguieron el ejemplo de Cristo quien había sido virgen, pobre y predicador. Con el paso del tiempo aumentó el número de frailes, por lo que fue cada vez más difícil llevar el tipo de vida mendicante. Entonces se aprovecharon las disposiciones de muchos papas y del concilio Tridentino, por las cuales, la orden podía recibir y poseer bienes permanentes, como heredades, rentas y otras posesiones. Todo esto entró en vigor durante el gobierno del virrey don Martín Enríquez.
Se dio así un dilema entre quienes deseaban seguir el proyecto evangelizador multiforme de fray Domingo de Betanzos, caracterizado por seguir la pobreza y la humildad, confiando en la providencia. Mientras por el otro lado, figuraban los que deseban llevar una vida menos áspera en la penitencia y poseer bienes materiales para asegurar su manutención.
Ante el avance del proceso de moderación, la Orden de Predicadores tomó posesión de la vicaría de la Piedad, en 1595. Entre los primeros religiosos que moraron en esta casa de observancia destacaron: fray Cristóbal Ortega, fray Juan de la Cruz, fray Bartolomé de Nieva, quienes siguieron viviendo como en los primeros años de la provincia.
Fray Cristóbal Ortega resulta un personaje fundamental para que los proyectos de fray Domingo de Betanzos y san Álvaro de Córdoba siguieran vigentes en la provincia novohispana. Ortega fue el primer prelado de la casa de recolección de la Piedad, que junto con la vicaría de Tepetlaoztoc, se convirtieron en los bastiones dominicos de la vida observante durante la Colonia.
El Colegio de Portacoeli nos recuerda al convento extramuros, bajo el mismo nombre, fundado en Sevilla por san Álvaro de Córdoba. Lo que nos muestra el deseo de continuidad del proyecto reformador a pesar del avance de los religiosos que deseaban llevar una vida más cómoda. El objetivo de los observantes era seguir a santo Domingo de Guzmán, a quien visualizaban como la puerta del cielo.
En el siglo XVII, la ciudad de México se engalanó con las festividades que realizó el convento de Santo Domingo por haberse logrado la beatificación de Inés de Montepoliciano y la canonización de san Raimundo de Peñafort y san Jacinto de Cracovia.
La figura de san Jacinto tomó gran vigor en la Nueva España, pronto lo eligieron patrón de Iztapaluca y de Tenanitla. En este último sitio, se fundó en 1602 un hospicio que servía para alojar a los misioneros que iban a Filipinas, con lo cual no daban molestias a los dominicos de la Provincia de Santiago.
Para realizar las fiestas se mandaron religiosos a pedir limosnas, por la Nueva España. A fray Diego de Vargas y fray Juan de Nieva les tocó ir al obispado de Jalisco que presidía don Alonso de la Mota y Escobar, quien deseaba un convento dominico en su diócesis. Los frailes le comunicaron esto a su provincial y para noviembre de 1603 se fundó la casa de Nuestra Señora del Rosario de Guadalajara. Esta fundación abrió el camino de la Orden de Predicadores hacia el septentrión de la Colonia. Durante el siglo XVII, debido al auge minero, se fijó la atención económica en el centro y norte de la Nueva España. Así Zacatecas se convirtió en la segunda ciudad en importancia y los dominicos fundaron allí la casa de Santa Cruz y tomaron posesión de ella el tres de octubre de 1604.
En los años de 1607-1608 se elevaron al rango de convento: la Piedad Atlexuca, Nuestra Señora del Rosario Guadalajara, Santa Cruz Zacatecas y Nuestra Señora Guía del Puerto de Veracruz. Este último estaba relacionado con las casas de Tepetlaoztoc, Chicoloapan, Chimalhuacan y el convento de México, ya que era una de las rutas seguidas por los dominicos que venían de la península Ibérica con rumbo a la capital Novohispana y viceversa.
La separación de la Provincia de San Hipólito Oaxaca motivó a la de Santiago a tener presencia en la principales ciudades de la Colonia y se dio una nueva configuración en la ocupación del territorio, ahora de centro-norte, siguiendo la Ruta de la Plata.
Lista de conventos y casa del año de 1608
Nación Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Nuestra Señora de La Piedad.
Colegio de Santo Domingo Portacoeli.
Convento de Santo Domingo Puebla.
Convento de San Pablo Puebla.
Colegio de San Luis Puebla.
Vicaría de San Juan Bautista Coyoacán.
Vicaría de Santo Domingo Oaxtepec.
Vicaría de Santo Domingo de Itzucam.
Vicaría de Santa María Magdalena Tepetlaoztoc.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora, Tepoztlán.
Vicaría de La Asunción Yautepec.
Vicaría de La Asunción Ameca Ameca
Vicaría de San Felipe y Santiago Azcapotzalco
Vicaría de La Purificación Atlacuahuaya (Tacubaya).
Vicaría de San Pedro y San Pablo Cuitlahuac.
Vicaría de Santo Domingo Tepexic.
Vicaría de San Vicente Chimalhuacán, Chalco
Vicaría de La Purificación Tepapayecan.
Vicaría de San Juan Bautista de Tetela.
Vicaría de San Agustín Palpam.
Vicaría de Santo Domingo Chimalhuacan, Atenco.
Vicaría de La Natividad de Nuestra Señora de Coatepec.
Vicaría de San Jacinto Iztapaluca.
Vicaría de Santo Domingo de Huehuetlán.
Vicaría de San Juan Bautista de Tenango.
Vicaría de Santo Domingo Tlaquiltenango.
Vicaría de San Miguel Tlatizapán.
Vicaría de Santiago de las Amilpas.
Vicaría de Santo Domingo Hueyapan
Vicaría de Santo Domingo Xochitepec.
Vicaría de Santo Domingo Huehuetlan.
Vicaría de Santo Domingo Tlilapan.
Vicaría de San Pablo y San Pedro Ecatzingo.
Vicaría de San Andrés Aguatulco.
Vicaría de San Jacinto Coyoacán. San Ángel.
Vicaría de Santo Domingo Coyoacán, Mixcoac.
Nuestra Señora Guía de la Nueva Veracruz.
Nación Mixteca
Vicaría de San Pedro y San Pablo Tepozcolula
Vicaría de San Juan Bautista Cuixtlahuac.
Vicaría de La Natividad de María, Tamazulapa.
Vicaría de Santiago Texupan.
Vicaría de Santo Domingo de Tonalá
Vicaría de La Asunción de Chila.
Vicaría de San Pedro y San Pablo Tequiztepec.
Vicaría de San Juan Bautista de Huajuapan.
Vicaría de San Juan Bautista Igualtepec.
Total 52.
Esta etapa se cierra con el martirio de uno de los hijos de la Provincia de Santiago de México: el beato Luis Flores, quien muriera 19 de agosto de 1622 en Japón. Fray Luis era de nacionalidad flamenca. En su juventud vino a la Nueva España y pidió entrar a la Orden de Predicadores en el convento de Santo Domingo de México en 1591.
Posteriormente se ordenó de sacerdote y lo nombraron pedagogo hasta que en 1598 movido por el celo misional encaminó sus pasos a Filipinas predicando en la Nueva Segovia y en Manila, llegando a ser definidor y vicario provincial de la Provincia del Santo Rosario. En 1620 junto con el agustino fray Pedro de Zúñiga iniciaron un viaje misional a Japón, del cual ya no regresarían jamás. Murieron quemados en Nagasaki, por ser sacerdotes católicos. El papa Pío IX los beatificó el 7 de julio de 1867.
Etapa de Tensión de la Provincia de Santiago ( 1624 – 1656)
En la Provincia de Santiago se empezó a manifestar una decadencia, varios factores influyeron para que se presentara esta situación: el hecho de que las tierras colonizadas ya no fueran de misión, provocó que los dominicos que venían de España y algunos que ingresaban a la orden aquí, ya no tuvieran aquel celo tan característico de los primeros misioneros, ni tampoco aquel deseo de reforma de costumbres fuera tan urgente, se puede observar un cierto conformismo en los nuevos religiosos. También muchos de los frailes de esta generación habían tomado el hábito con el interés de figurar en el campo académico; así la meta de muchos de los predicadores será impartir clases, ya sea en los estudios de la orden o en la Universidad, por lo que se centro de acción será la ciudad. Mientras que los pueblos de indígenas, que en el siglo XVI habían sido el eje de atención de la comunidad y a estos lugares acudieron religiosos de un primerísimo nivel, ya para el siglo XVII, los frailes famosos son contados, en zonas indígenas.
Además estos años fueron de conflicto, por las pugnas de poder al interior de la orden. Durante este tiempo se trató de aplicar la ley de alternativas. En este sentido Alonso Franco comentaba:
Por una ordinacion antigua que decia fuese una vez vicario general el prior de Mexico y otra el prior de la Puebla. Esto nunca se ha puesto en execussion, y nuestra constitucion tiene mas fuerza y vigor que una ordinacion simple de un capitulo provincial, y mas habiendo patente el reverendísimo Padre Maestro General que ordene y mande lo mesmo que nuestra constitucion, y asi, no se hiço seguir esta opinion.
Pero en 1642, el Capítulo General estableció que se debía hacer efectiva la ley de alternativas. Esta permitía que dos veces la dirección de la provincia quedara en manos de los frailes del convento de México y una entre los de Puebla.
La ley de alternativas se presentó en otras órdenes en épocas más tempranas, como en la de san Agustín, pero la diferencia es que en ésta, la pugna era entre criollos y peninsulares, mientras que en la dominica se debía más bien al centralismo.
En 1646 los religiosos le pidieron al maestro general revocara la ley de alternativas, se presentaron varias quejas, porque entre todos estos enredos la observancia de los religiosos había disminuido considerablemente.
En 1649, fray Luis de Cifuentes mandó una carta al padre general, en donde señalaba que la provincia estaba controlada por el inquisidor Francisco Estrada, el exprovincial fray Juan de Córdoba y el provincial Lázaro de Prado, quienes no permitieron se efectuara la ley de alternativas al elegir como provincial a fray Juan Paredes, que pertenecía al convento de México, cuando le tocaba a un religioso de Puebla. En estos problemas están los antecedentes de la separación de la Provincia Angelopolitana, la cual se erigió gracias a los tramites de fray Juan Silva. El papa Alejandro VII expidió la bula, el 22 de octubre de 1656, por la que se instauraba la Provincia de los Santos Ángeles de Puebla.
Aunque se apeló, la decisión de que se separara Puebla, el rey apoyó al papa y en 1661 se dio a conocer la real cédula por la cual se autorizaba a fray Juan Silva para llevar las bulas a la Nueva España.
En cuanto a la provincia novohispana debemos señalar los conflictos en torno al centralismo, esto provocó que se implantara la ley de alternativas y se erigiera la Provincia de Puebla. Todo lo anterior ocasionó cierta relajación en las costumbres de los religiosos, por lo que se tuvo que gestar un proceso de reforma .
Lista de conventos y casas del año de 1645
Nación Mexicana
Convento de Santo Domingo de México
Convento de Nuestra Señora de la Piedad
Colegio de Santo Domingo Portacoeli
Convento Santo Domingo Puebla.
Casa de San Pablo extramuros de la ciudad de Puebla.
Colegio de San Luis, Puebla.
Convento de Santa Cruz Zacatecas.
Convento de Nuestra Señora Guía del puerto de Veracruz
Convento de Nuestra Señora del Rosario de Guadalajara
Convento de San Juan Bautista Coyoacán.
Casa de Santo Domingo Oaxtepec.
Casa de Santo Domingo Izucam
Casa de Santa María Magdalena Tepetlaoztoc.
Casa de La Natividad de Nuestra Señora, Tepoztlán.
Casa de La Asunción Yautepec.
Casa de La Asunción Ameca Ameca
Casa de San Felipe y Santiago Azcapotzalco
Casa de La Purificación Atlacuahuaya.
Casa de San Pedro y San Pablo Cuitlahuac.
Casa de Santo Domingo Tepxic.
Casa de San Vicente Chimalhuacán, Chalco
Casa de La Purificación Tepapayecan.
San Juan Bautista de Tetela.
Casa de San Agustín, Palpam.
Casa de Santo Domingo de Chimalhuacan, Atenco.
Casa de La Natividad de Nuestra Señora de Coatepec.
Casa de San Jacinto Iztapaluca.
Casa de San Juan Bautista de Tenango.
Casa de Santo Domingo Tlaquiltenango.
Casa de San Miguel Tlatizapán.
Casa de Santiago de las Amilpas.
Casa de Santo Domingo Hueyapan
Casa de Santo Domingo Xuchitepec.
Casa de Santo Domingo Huehuetlan
Casa de San Miguel Tlilapan
Casa de San Pablo y San Pedro Ecatzingo.
Casa de San Andrés Aguatulco.
Casa de San Jacinto de Coyoacán, San Ángel.
Casa de Santo Domingo, Coyoacán (Mixcoacc).
Nación Mixteca
Casa de San Pedro y San Pablo Tepozcolula.
Casa de Santo Domingo Tepexico.
Casa de San Juan Bautista Cuextlahuac.
Casa de La Natividad Tamazulapa.
Casa de Santiago Texupa.
Casa de Santo Domingo Tonalá
Casa de La Asunción de Chila.
Casa de San Pedro y San Pablo Tequiztepec.
Casa de San Juan Bautista Huahuapam.
Casa de de San Juan Bautista Ihualtepec.
Total 47.
7 conventos o prioratos.
2 colegios
38 casas o vicarías.
Etapa Dorada de la Provincia de Santiago ( 1657 – 1699)
El cinco de mayo de 1657, fue electo provincial de la Provincia de Santiago fray Luis de Cifuentes y Sotomayor, quien logró restablecer la antigua observancia de la orden. Con su gobierno se inició una etapa dorada para los dominicos novohispanos. Así las ordenaciones capitulares del mismo año son muy estrictas. Las condiciones para ingresar a la orden, a los estudios y a grados son de un rigor extremo.
La Orden de Predicadores en la Nueva España pasaba por uno de los momentos más brillantes de su historia. Los dominicos destacaban en la Universidad de México, donde impartían la cátedra de santo Tomás. Figuraron: fray Luis de Cifuentes (1656-1659), fray Juan Silva (1661-1664), fray Nicolás de Medina (1674-1686), fray José de Herrera (1686-1689), fray Juan Bautista Méndez ( 1689-1700), por citar sólo algunos.
El dominico novohispano más distinguido de esta época fue sin lugar a dudas, fray Antonio de Monroy e Yjar, quien llegó a ser maestro general de la Orden de Predicadores, esto es, el representante de santo Domingo en la tierra. Además de ser el primer americano que logró tan alta distinción.
En este contexto histórico escribió su crónica el padre fray Juan Bautista Méndez, con un enfoque optimista, que busca mantener y elevar esa "beata tempora", como la llamaran fray Mauricio Beuchot y fray Ángel Melcón.
Las Misiones dominicas de la Sierra Gorda
En 1686, los predicadores ampliaron su campo de evangelización, al hacerse cargo de los chichimecas jonaces, al desistir los franciscanos de esta empresa en 1684. Los predicadores iniciaron sus actividades bajo la dirección de fray Felipe Galindo. Establecieron casas en:
San Juan del Río
San Miguel de las Palmas
Nuestra Señora de Guadalupe Ahuacatlan
Santa Rosa de Lima Xichu.
Para fortalecer a las misiones, se aprobó en el año de 1693 la erección de los conventos de los Apóstoles Pedro y Pablo de Querétaro y el de Nuestro Señor Jesucristo de San Juan del Río.
Desafortunadamente en 1696 el virrey conde de Moctezuma de Sarmiento y Valladares mandó soldados a atacar a los chichimecas, éstos huyeron a la sierra y le declararon la guerra en 1703, por lo que el avance de los dominicos se vio interrumpido.
Etapa de las Grandes Transformaciones, Declive de la Provincia de Santiago ( 1700 – 1777 )
El siglo XVIII, conocido también como el de las luces, se caracterizó por darse una lucha entre las ideas tradicionales y las modernas. En esta etapa surgieron figuras fundamentales para la historia eclesiástica: san Luis María Grignion de Montfort ( 1673-1716) y san Alfonso María de Ligorio (1696-1787).
Además en el siglo XVIII empezaron a despuntar una serie de sistemas filosóficos y teorías políticas, que deseaban disminuir a toda costa el poder de la Iglesia: la Ilustración y el absolutismo. El segundo buscaba que el poder civil centralizara la autoridad y no tuviera competencias con otras instituciones. Estas ideas se introdujeron en España y en sus colonias, principalmente cuando los Borbones llegaron al gobierno
Los Borbones llegaron al poder por conducto de Felipe V quien estableció un nuevo aparato administrativo que facilitó el centralismo y el autoritarismo monárquico. Esto trajo cambios profundos en el desarrollo de las colonias americanas y en especial de la Nueva España. Se debilitaron los grupos más poderosos comerciantes, clero, virreyes, alcaldes mayores, etc. Por otro lado se apoyó la minería, para poder aprovechar al máximo las riquezas de la Colonia.
Por lo que respecta a la Provincia de Santiago el acta capitular de 1705 señala que contaba con 27 casas y conventos, 5 misiones en la Sierra Gorda, había 202 sacerdotes, 24 hermanos legos y 37 estudiantes. Sin embargo, se acercaban tiempos de colapso y agonía para la Orden de Predicadores en la Nueva España.
En la segunda mitad del siglo XVIII se inició un declive de la Provincia de Santiago, una de las causas fue la lucha entre criollos y peninsulares, lo que trajo como consecuencia la aplicación de la ley de alternativas, promulgada el 12 de octubre de 1758, por el maestro general Tomás Boxaders. Ésta tenía como objetivo evitar desigualdades y preferencias. Así cada cuatro años se renovaban los cuadros de mando, en una ocasión le tocaba a peninsulares y en la otra a criollos.
La devoción Guadalupana se reforzó como el símbolo que retomaron de una manera muy especial los criollos. De esta época es la crónica de fray Juan José de la Cruz y Moya, quien a pesar de ser peninsular tuvo una gran simpatía por los indígenas y por los criollos. Dedicó varios capítulos a narrar las apariciones de la Virgen del Tepeyac .
Otra de las causas del declive de la Provincia de Santiago fue la aplicación de manera más drástica las reformas Borbónicas, en especial las del rey Fernando VI (1746-(1759) y las de Carlos III ( 1759-88), este último asesorado por Melchor Gaspar de Jovellanos. Se fortaleció entonces lo que se conoce como regalismo, es decir, la intromisión y control del poder civil en asuntos de la Iglesia y la emancipación respecto a la Santa Sede llevada a cabo por los Estados Católicos, en el siglo XVIII. El regalismo estuvo en estrecha relación con el absolutismo, la ilustración y la masonería. Son producto de esta política: la regalía de amortización (1737), el patronato regio (1753), las restricciones al Tribunal de la Inquisición; además en 1754, se promulgó una ley que mandaba a las órdenes religiosas no recibieran novicios en un término de diez años. El 23 de noviembre de 1757 el rey Fernando VI confirmó lo dispuesto por el papa de que no se diera el hábito a un número mayor de los que las casas necesitaban.
Por todo lo anterior durante esta época la Corona buscó acelerar el proceso de secularización, que tenía por objetivo debilitar a las órdenes religiosas, para quitarles el poder que tenía sobre la población novohispana. Así las siguientes casas dominicas pasaron a mano del clero secular: Xochitepec y Ecatzingo en 1751; Coatepec en 1752; Cuitlahuac, San Agustín de las Cuevas (Tlalpan) y Mixcoac en 1754; San Jacinto Tenanitla en 1756; Iztapaluca en 1761, Tacubaya en 1765, Tenango en 1772 y Ameca Ameca en 1774.
Los arzobispos de México: Francisco Antonio Lorenzana ( 1766- 1771) y Alonso Nuñez de Haro ( 1771-1800), fueron figuras de transición, ambos manifestaron influencia del regalismo, al ver con beneplácito la expulsión de los jesuitas y continuar con el proceso de secularización. Lorenzana buscó reducir el número de hablantes de lenguas indígenas y acelerar el proceso de castellanización. Desde entonces cambió la política sobre la catequesis, ya que los frailes no aprendían las lenguas indígenas, pero se hicieron cargo en muchos casos de enseñarles a los naturales el castellano.
Lista de conventos y casas del año de 1733
Para el nueve de mayo de 1733 nombraron provincial a fray Antonio Pinto, calificador del Santo Oficio. En ese año la provincia estaba conformaba por los siguientes
conventos:
México
La Piedad
Zacatecas.
Querétaro
Ameca
Guadalajara
San Juan del Río
Sombrerete
Coyoacan
Azcapotzalco
Cuautla.
4 misiones
19 vicarías entre ellas la de Tepetlaoztoc.
Misiones dominicas en Baja California, 1767
Al ser expulsados los jesuitas de la Nueva España, se les encomendó a los dominicos continuar la labor evangelizadora en la península de Baja California. Las misiones dominicas situadas al norte del meridiano 30. Desafortunadamente de la mayoría sólo quedan restos y recuerdos. Al ser hechas con adobe el tiempo, el clima y el saqueo las han destruidos. Las misiones construidas por los dominicos fueron las siguientes:
– Santo Tomás de Aquino
– San Vicente Ferrer
– Santo Domingo
– San Pedro Mártir
– Nuestra Señora del Rosario.
Período de Transición de la Colonia al México Independiente ( 1794 – 1894)
Se ha escogido para iniciar este período y etapa el año de 1794, cuando fray Servando Teresa de Mier pronunció su famoso sermón el 12 de diciembre del mismo año. Fraile dominico, destacado intelectual y criollo fue uno de los principales ideólogos no sólo de la independencia de México sino de los países Latinoamericanos. Defensor de la causa criolla quiso demostrar que si España se gloriaba de que Santiago Apóstol había predicado en su territorio, algo similar había sucedido en México, a cargo del apóstol santo Tomás, quien habría enseñado la doctrina cristiana, antes de la llegada de los hispanos a estas tierras. Además afirmaba que la tilma donde se había plasmado la imagen de la Virgen de Guadalupe no era la de Juan Diego, sino que era de la época de santo Tomás. Con estos planteamientos fray Servando Teresa de Mier no negaba la Aparición de la Virgen de Guadalupe, ni atacaba su culto, como hicieron creer los españoles de su época o como han proclamado algunos historiadores poco documentados. Lo que en realidad buscaba fray Servando era lo contrario documentar y fortalecer la imagen de la Guadalupana en quien se basaba la unidad de la Nueva España. Su deseo era también mostrar que ésta y sus habitantes no era menos que la metrópoli, al ser también evangelizada por un apóstol.
Fray Servando fue exiliado a España, se fugó del convento donde estaba recluido y desde Inglaterra apoyó la lucha insurgente a partir de la publicación de artículos en donde denunciaba la actitud de los españoles peninsulares quienes se habían apoderado de las instituciones y no permitían su acceso a los criollos.
En ese contexto pronto se iniciaría el siglo XIX que para la Provincia de Santiago fue muy complicado al estar vigente la ley de alternativas, que buscaba dar un equilibrio entre criollos y peninsulares, pero frecuentemente provocaba resultados contraproducentes. Otro problema era la escasez de vocaciones, que aunado con el fallecimiento de algunos religiosos y el regreso a España de otros produjo una reducción paulatina del número de frailes, de manera que no podían atender satisfactoriamente sus casas y conventos.
Si a esto sumamos la lucha de Independencia que se llevó de 1810 a 1821 y los problemas que se dieron al inicio de la vida independiente, comprenderemos la grave crisis, que experimentó toda la población incluyendo a los religiosos.
En el año de 1800 la provincia estaba constituida por nueve conventos, un colegio, 17 misiones en Baja California y una en Querétaro con un total de 170 religiosos.
Conventos del año de 1800
Convento de Santo Domingo de México
Colegio Pontificio de Portacoeli.
Convento de Nuestra Señora de La Piedad.
Convento, parroquia de Santiago Cuautla.
Convento y parroquia de San Felipe y Santiago Azcapotzalco
Convento de La Purísima Concepción de Zacatecas.
Convento de Nuestra Señora del Rosario Guadalajara.
Convento de Santa Rosa de Lima, Sombrerete, Zacatecas..
Convento de la Preciosísima Sangre de San Juan del Río Querétaro.
Convento de San Pedro y San Pablo de Querétaro.
Misión de San Miguel de Las Palmas, Querétaro.
Misión Lauretana en Baja California.
Misión de San Francisco Xavier.
Misión de Todos los Santos.
Misión de San José del Cabo.
Misión de San José Comondú.
Misión de Santa Rosalía Mulege.
Misión de San Ignacio de Loyola.
Misión de Santa Gertrudis.
Misión de San Francisco de Borja.
Misión de San Fernando.
Misión de Santo Domingo.
Misión de San Vicente Ferrer.
Misión de Santo Tomás de Aquino..
Misión de San Miguel Arcángel.
Las misiones en Baja California le fueron quitadas a la Provincia de Santiago en 1834 y en la actualidad están casi derruidas. La misión de San Miguel de la Palmas de Querétaro se perdió en la segunda mitad del siglo XIX.
Desaparición de la Provincia de Santiago (1859 – 1894)
Esta etapa trajo consigo el declive, el colapso y la agonía de la Provincia de Santiago, ya que al gobernar el país autoridades influenciadas por el Liberalismo promulgaron las siguientes leyes: en 1855 la Ley Juárez suprimió el fuero eclesiástico; en 1856 la Ley Lerdo o de Desamortización de Fincas Rurales y Urbanas, que afectó profundamente el patrimonio de la Iglesia. Posteriormente la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma de 1859 que fueron aplicada dos años después promovieron la supresión de las órdenes religiosas, la separación de la Iglesia y el Estado, se creé el matrimonio civil, se secularizaron los cementerios y la libertad de cultos. Con fundamento en todo esto se procedió a la exclaustración de los religiosos dominicos el 12 de enero de 1861, desde entonces los frailes vivieron en casas de particulares en un marco de clandestinidad.
El patrimonio histórico cultural fue destruido vorazmente para dar un ejemplo recordemos que se tiraron las capillas del Rosario, del Tercer Orden y el Noviciado de Santo Domingo de México para abrir la inútil e insegura calle de Leandro Valle. Pero a pesar de todo la Orden de Predicadores pudo subsistir en México. El último provincial de Santiago de México, fue fray Mariano Ruiz Tejada quien murió en 1864. Le sucedió como vicario provincial fray Nicolás Arias el cual había sido prior de Santo Domingo de México.
En 1894 llegó a Roma una carta, con carácter de urgente, dirigida al maestro general de la Orden de Predicadores, fray Andrés Frühwirth, en la que se mencionaba que la comunidad dominica de México estaba a punto de extinguirse, quedaban sólo cuatro frailes: Nicolás Arias, José Escobar, Manuel Carrillo y Raymundo Guerrero. Estos predicadores fueron el puente entre los religiosos de la historia antigua y contemporánea de la orden en México.
Período de Reconstrucción ( 1895 – 1960)
Santo Domingo de Guzmán fundó la Orden de Predicadores en el año de 1215, posteriormente fray Domingo de Betanzos en 1526 plantó el carisma dominico en México y otro Domingo sería el encargado de iniciar la restauración y reconstrucción de la Provincia de Santiago: fray José Domingo Martínez.
Al recibir la carta que mencionamos anteriormente el maestro general preocupado por tan grave situación acordó enviar como visitador y vicario para toda América a fray José Domingo Martínez, quien con un grupo de religiosos llegó a México el 26 de marzo de 1895. Reavivó la cofradía de la Virgen del Rosario y dejó algunos frailes que había venido con él. Posteriormente fray José Domingo se dirigió a Sudamérica, en un barco contrajo la fiebre amarilla, muriendo frente de la ciudad de Lima Perú..
Para restaurar las provincias dominicas de México se formó en 1897 la Congregación México, que quedó agregada a la Provincia de Bética.
Conventos de la Congregación Mexicana, 1904
Para el año de 1904 la congregación estaba formada por:
- Convento de Santo Domingo de México.
- Convento y parroquia de Azcapotzalco.
- Convento de Santo Domingo de Puebla.
- Convento de Santo Domingo de Querétaro.
- Convento de San Juan Bautista Coixtlahuaca.
- Convento de la Concepción Buenavista.
El gran problema de esa etapa es que estaba prohibido abrir noviciados, por lo que se pidió a las provincias de la península que recibieran a los nuevos religiosos. En 1904 el maestro general fray Jacinto María Cormier decretó que la restauración de las provincias de Oaxaca y México estarían a cargo de la Provincia de España; mientras que la restauración de la Provincia de Puebla quedaba bajo la responsabilidad de la Provincia de Bética.
La Revolución Mexicana iniciada en 1910 volvió a retrasar la restauración de la Provincia de Santiago, incluso, en 1919, el maestro general de la orden, fray Luis Theissling ordenó que desapareciera la Congregación Mexicana y que las casas fueran consideradas de misión dependientes de la provincia de España.
Algunas de las Fundaciones dominicas en el siglo XX
1902. Llegada de los dominicos a San Luis Potosí.
1903. Los predicadores recuperan la iglesia y convento de Querétaro.
1906 – 1912. En Aguascalientes se le dio a la Orden de Santo Domingo el convento de La Merced.
1907- 1914. San Luis Potosí, se instalaron los dominicos en la antigua iglesia de San Juan de Dios.
1910 – 1912. Se construyó la Iglesia del Espíritu Santo, Tacubaya.
1913. Permuta, los dominicos cedieron Azcapotzalco para obtener La Candelaria Tacubaya.
1913 – 1932. Construcción de Nuestra Señora del Rosario, colonia Roma, DF.
1914 – 1916. Salieron los dominicos por la Revolución.
1917. A los predicadores les dieron la iglesia de San Francisco en Chihuahua.
1922 – 1938. Construcción de la iglesia de San Vicente Ferrer en San Pedro de los Pinos, DF.
1923. Los dominicos llegan a Tampico.
1925 – 32. Fundaciones en Cuero Texas, San Antonio y San Diego.
1933 – 1947. Construcción de la iglesia de Santa Rosa de Lima, colonia Hipódromo Condesa, DF.
1938. Permuta, los dominicos cedieron la iglesia y convento de Querétaro a cambio de la iglesia y convento de Santo Domingo de Oaxaca.
Período de Refundación ( 1961- 2004)
A pesar de la problemática que pasó la Orden de Predicadores en México durante buena parte del siglo XX se abrieron nuevas iglesias, se recuperaron otras como la de Oaxaca y poco a poco se revitalizó la presencia de la orden en México.
Sería hasta 1961, cien años después de la aplicación de las Leyes de Reforma cuando volvería a alcanzar el rango de Provincia de Santiago, abarcando todo México. La ceremonia se llevo a cabo en el convento de Santo Domingo de México, donde el maestro general fray Miguel Browne delcaró formalmente restaurada la Provincia de Santiago de México.
Casas y conventos de la Provincia de Santiago de México a principios del siglo XXI
En la actualidad los dominicos tienen los siguientes conventos que forman la Provincia de Santiago de México:
Convento de Santo Domingo de México
Casa de Nuestra Señora del Rosario de Aguascalientes.
Convento de San Luis Beltrán. Agua Viva en Amecameca.
Casa de Santo Domingo Tultenango, El Oro, Estado de México.
Casa de San Jacinto de Polonia en Ocosingo Chiapas.
Casa de Santo Domingo en San Cristóbal.
Templo de San Francisco de Asís en Chihuahua.
Casa de La Santísima Trinidad en Ciudad Juárez.
Casa de Santa Rosa de Lima, colonia Condesa en el DF.
Convento de Santo Tomás de Aquino, Coapa, DF.
Convento de San Alberto Magno, Copilco, DF.
Casa del Divino Redentor, Aguascalientes 16, colonia Roma Sur, DF.
Convento de la Purificación Tacubaya.
Casa de Nuestro Padre Domingo de Guadalajara.
Convento de Nuestra Señora de Fátima de León, Guanajuato e. Casa de Estudios y Postulantado.
Convento de Santo Domingo de Oaxaca.
Convento de Santo Domingo de Puebla.
Casa de San Pablo de los Frailes, Puebla.
Casa de Santo Domingo de Querétaro.
Hemos visto cómo la Provincia de Santiago a lo largo de la historia ha pasado por fenómenos parecidos a los que habían enfrentado los dominicos europeos del siglo XIII al XV. Es decir, se dieron etapas de reforma, moderación y relajación de costumbres, las cuales se gestaron debido a situaciones externas e internas a la comunidad dominica. La Orden de Predicadores han pasado por momentos difíciles, pero ha aprovechado estas pruebas para salir renovada y reforzada.
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