- Resumen
- La concientización
- El uso consciente de la fuerza de voluntad
- Epílogo
- Conclusión
- Bibliografía
RESUMEN:
Como todo divorcio o pérdida, antes ha habido ese proceso de separación, que pasa por una concientización, luego por una racionalización, hasta culminar en el eje central del método, que es la fuerza de voluntad: ejercer la fuerza de voluntad.
Con mi experiencia de divorcio del cigarrillo (fumador por más de 20 años) diseñé el método que expongo en este texto para los interesados.
LA CONCIENTIZACIÓN
Se debe llegar al punto de decir: "quiero dejar de fumar"; pero como pasa con el amor, dichas palabras iniciales son débiles y no tienen fuerza en la voluntad. Hoy en día se cree poco en la palabra, además las promesas han dejado de tener "sello de garantía", por eso, para el espíritu, las palabras deben acompañarse de los hechos.
Cuando se intenta dejar el cigarrillo, se siente la resistencia, o la tensión del esfuerzo. Percibir esa resistencia (latente en las ganas de fumar), es comenzar a tomar conciencia del elemental hecho de que somos fumadores (sabemos que somos fumadores, pero no lo reconocemos). Los que no quieren dejar de fumar, no necesitan reconocer nada. ¿Cúantas personas se conocen a sí mismas? Ese conocimiento puede ser difícil, requiere reflexión. Nos miramos al espejo y al momento ya no nos acordamos de nuestra imagen; por eso es que somos tan dados al hábito del espejo, y sobre todo por el tiempo: porque todos los días no somos los mismos. Por eso, nos es difícil dejar de fumar: por el tiempo, porque estamos metidos tanto en él que queremos todo ya: de inmediato.
Conocernos como fumadores, es también empezar a concientizarnos. Si no quieres dejar el hábito de fumar, no debes fumar frente al espejo.
Ejercicio I
Se comenzará llevando un diario de fumador, dónde se anotará todo lo referente al hábito; cuántos cigarrillos fumas al día; los incidentes en torno a fumar (reclamos, pases de pito, votarlo medio y humeando, etc.). Se consignará también qué tipo de amor se siente por el cigarrillo: nos calma la angustia, la ansiedad; para compañía con otras personas. Las veces que hemos renegado de él, etc. También podemos establecer que fumar es un problema y por ende debemos reflexionar en él: ¿por qué fumo? ¿qué siento al fumar? ¿cómo empecé a fumar ? ¿cuántos cigarrillos fumo al día, al mes , a la semana ? ¿qué pasará si no fumo? ¿cómo tomarán mis amigos la decisión? ¿dónde me gusta fumar?.
Detrás de toda conducta hay una intención: podría ser que fumar lo sustituya, otra intención más saludable. Se debería entonces, buscar otra alternativa.
En una palabra: en el diario consignaremos las contradicciones que tenemos con el hábito de fumar. Tendríamos que tener en cuenta las contradicciones del mundo moderno: nos habituamos a las cosas sin mucha cuestión; muchas veces las personas se vuelven un poco masoquistas y requieren su dosis diaria, que se las puede administrar el tendero o el taxista. Así, con el cigarrillo, podemos tener una relación masoquista; de hecho, sufrirás mientras vas dejando de fumar y tu flaco amante te saludará, desde el otro lado del tiempo, con una insistente cinta de humo.
Lo importante está, en que en este inicio que durará medianamente un mes, se logre reconocer que somos fumadores y que queremos dejar el cigarrillo; divorciarnos de él. Sin este reconocimiento, no se puede pasar a la siguiente fase. El objetivo del diario es concientizarnos y lograr decirnos: ¡Vamos a divorciarnos del flaco o de la flaca!: es decir, fumaremos frente al espejo.
Cuando ya inicies la lucha cuerpo a cuerpo por el divorcio, el cuerpo desnudo se insinuará y acaso no tendrás más remedio que acostarte con él: ¿flaqueaste? ¿pero quién no cae cuando aprende a caminar? Lo importante es que cuando vuelvas a decir: ¡Quiero dejar de fumar!, esas palabras ya tengan un peso en tu espíritu.
En este ejercicio ya llevas un mes y nuestro acreedor ya cree que ese ejercicio tiene validez.
CONCLUSIÓN DE LA CONCIENTIZACIÓN
1- Llevar un diario de fumador, con el objetivo principal de lograr un "reconocimiento" de nuestra condición de fumadores. Paso inicial en la concientización para el abandono del hábito, que como todo abandono, requiere una preparación para atravesar el duelo. En la segunda fase (segundo mes), la racionalización, ya se debe medir la intensidad de la resistencia, o el tiempo en que se hace más insoportable la abstinencia.
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