Pero esa magnífica definición queda trunca si la nave carece de brújula, porque ningún buen viento puede ayudar si el marinero ignora en qué dirección se encuentra su puerto de destino.
Citando al gran economista Adam Smith se puede concluir que, busco resaltar en su obra que las políticas de un país deben tratar de alcanzar tres objetivos para el desarrollo económico que son: una tasa de crecimiento del producto superior al crecimiento de la población; un adecuado índice de rentabilidad y estabilidad financiera, y un reparto eficiente y equitativo del ingreso entre los diversos sectores de la población.
Así, es en la obra de Smith donde se debería buscar aquel sendero que podría guiarnos hasta alcanzar el desarrollo de nuestro continente.
Libro: América Latina entre sombras y luces
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