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LA ETICA


    1. Carácter histórico de la moral.
    2. Origen de la moral
    3. Desarrollo histórico de la moral.
    4. El progreso moral
    5. Los problemas prácticos morales
    6. Los problemas éticos
    7. La ética y su relación con otros campos del conocimiento
    8. Lectura para reflexionar
    9. Moral y educación.
    10. La urgencia de mi situación concreta
    11. El porvenir de la ética
    12. Reafirmando los contenidos
    13. La moral
    14. Subjetivismo y objetivismo axiológicos
    15. Los valores morales
    16. El juicio moral
    17. Conciencia moral
    18. Las concepciones de la libertad y sus vínculos con la moral
    19. El deber moral
    20. La moralización del individuo

    Iniciemos nuestro estudio de la ética utilizando el ejercicio de la reflexión sobre el siguiente hecho: Héctor López, es un experto montañista, va caminando sin prisa por un sendero acompañado por sus hijos, de pronto advierte que a pocos pasos hay muchas personas y al mismo tiempo escucha una voz angustiante de una persona que pide auxilio.

    Al acercarse a las personas, le señalan a un excursionista que esta en peligro. De inmediato, da instrucciones e inicia el descenso para ir en pos de auxiliarlo, al ir a poca distancia descendiendo, oye que la persona en peligro es un asesino y violador de menores; esto lo hace desistir y prefiere regresar y continuar caminando con sus hijos. El excursionista cae al precipicio y muere.

    ¿Cuál es tu opinión a cerca del comportamiento de Héctor? ¿Apruebas o repruebas su conducta?.

    Lo que acabas de leer es un hecho moral porque la conducta de Héctor fue consciente y libre. La mayor parte de los actos realizados por los humanos son morales. Y al conjunto de los actos morales y de las normas que se relacionan con ellos se les llama moral. La moral es el campo de estudio y el hecho de la ética, porque sobre ella reflexiona ésta.

    Consideramos conveniente, antes de todo iniciar con el problema del hecho moral precisando algunos conceptos así:

    Hecho es todo lo que acontece, ejemplos: la erupción de un volcán, el juego de fut- bol, las sangrientas, batallas del medio oriente, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, pueden considerarse hechos, ya se ha mencionado que un hecho es todo lo que acontece. Puede ocurrir que pensemos que el asesinato de no debió realizarse, que no es justo que en el medio oriente no se encuentre la paz y se estén muriendo constantemente personas que son inocentes, como el atentado terrorista a las torres gemelas del centro mundial de comercio en Nueva York, y a las instalaciones del Pentágono al ser bombardeadas y destruidas utilizando aviones comerciales piloteados por gente suicida, muriendo en el acto cientos de personas. Es cierto que ante unos hechos, nos indignamos, nos enojamos, y deseamos que no hubieran ocurrido, o los consideramos inapropiados o injustos. Ahora podemos establecer otra definición:

    Cuando nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de un acontecimiento. De un acto, de un comportamiento, esto que ocurre es un hecho moral.

    El objeto de la ética, el campo de estudio de la ética es el de la moral, entendido como el conjunto de las normas y de los actos de conducta libres y conscientes. La ética al investigar este campo, se propone estudiar sus problemas fundamentales. Éstos se llaman problemas éticos y son el objeto formal de la ética.

     CARÁCTER HISTORICO DE LA MORAL.

    Adolfo Sánchez Vázquez señala: si "por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones de los individuos en una comunidad social dada, el significado, función y validez de ellas no pueden dejar de variar históricamente en las diferentes sociedades[2]"

    Así como unas sociedades suceden a otras, así también las morales concretas, se suceden y desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la moral de la Antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de la moral burguesa, etc. La moral es un hecho histórico, y, por tanto, la ética la considera como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo. "La moral es histórica porque es el modo de comportarse un ser, el hombre, que es por naturaleza histórico, es decir, un ser que se caracteriza por estar haciéndose, o auto- produciéndose constantemente en el plano material, práctico, su vida espiritual". Algunas doctrinas éticas ignoran el carácter histórico de la moral y se cae en concepciones ahistóricas. De este modo, el origen de la moral se sitúa fuera de la historia, fuera del hombre real. Ante esto en el campo de la reflexión ética, sigue tres direcciones:

    1.      Dios como origen o fuente de la moral. Las normas morales surgen de una potencia supra- humana, por lo tanto las raíces de la moral están, fuera del hombre mismo.

    2.      La naturaleza como origen o fuente de la moral. La conducta humana moral, sería un aspecto de la conducta natural, biológica. Darwin llega a afirmar que los animales conocen casi todos los sentimientos morales de los hombres: amor, odio, felicidad.

    3.      El hombre como origen y fuente de la moral. Un hombre dotado de una esencia eterna e inmutable.

    ORIGEN DE LA MORAL

    La moral surge cuando el hombre deja su naturaleza puramente natural, y adquiere una de carácter social, cuando forma parte de una colectividad, esta relación es inseparable de otra

    Vinculación la que los hombres para subsistir y protegerse mantienen con la naturaleza que les rodea, y a la cual tratan de someter, ésta se expresa, ante todo, en el uso y fabricación de instrumentos, en el trabajo humano.

    Con el trabajo, los hombres primitivos tratan de poner la naturaleza a su servicio, su trabajo cobra necesariamente un carácter colectivo, y el fortalecimiento de la colectividad se convierte en una necesidad vital. Surgen así una serie de normas, no escritas, de aquellos actos de los miembros de la colectividad que benefician a la comunidad. Lo bueno y lo malo viene a ser parte esencial de la colectividad, se establece una línea divisoria, deberes y obligaciones, trabajar, luchar contra el enemigo, por lo que las

    Cualidades morales como la solidaridad, ayuda mutua, amor a los hijos, etc., responden a los intereses de la colectividad, pero además existen aquellos que no responden a la colectividad los vicios como: la cobardía, ocio, egoísmo. Sánchez Vázquez en su obra a cerca de la ética, enfatiza que: la justicia responde a los intereses, así que existe la justicia distributiva, la igualdad, la reparación del daño a la colectividad, ojo por ojo, este tipo de justicia fortalece la unión de los miembros de la colectividad.

    Aquí no se conoce la propiedad privada, la división de clases, por lo que la moral es única y válida para todos los miembros de la colectividad, las demás colectividades son consideradas extrañas, sus enemigos.

    Todo miembro de la tribu, actúa de acuerdo a los intereses y creencias de la mismo, no hay lugar para el interés personal, el grupo nulifica al individuo, circunscrito a la costumbre, mito, religión, este tipo de moral es poco desarrollada, ya que sus normas y principios se 1aceptan, sobre todo, por la fuerza de la costumbre y la tradición[3].

     

    DESARROLLO HISTÓRICO DE LA MORAL.

    Sánchez Vázquez, comenta dentro de las características de la moral y de los cambios histórico- sociales que; "el aumento general de la productividad del trabajo (como consecuencia del desarrollo de la ganadería, la agricultura y los oficios naturales), así como la aparición de nuevas fuerzas de trabajo (al ser transformados los prisioneros de guerra en esclavos), elevó la producción material, hasta el punto de disponer de productos que podían guardarse porque ya no se requerían para satisfacer las necesidades inmediatas. Con ello se crearon las condiciones para que surgiera la desigualdad de bienes entre los jefes de familia que cultivaban las tierras comunales y cuyos frutos se repartían hasta entonces por igual de acuerdo con las necesidades de cada familia".

    Con la apropiación de los bienes de producción por parte de unos cuantos o la existencia del reparto en pocas manos, se inicia una desigualdad, y un enfrentamiento, ya que se inicia la apropiación de los bienes y productos y dándose la división entre aquellos que tienen todo y de aquellos que no tienen nada. Sánchez V.; señala que desde el punto de vista económico, se convirtió en una necesidad social el respeto a la vida de los prisioneros de guerra, los cuales se convirtieron en esclavos. La división entre esclavos y hombres libre se fue marcando al paso del tiempo. La propiedad, sólo fue la de los hombres libres, lo que permitió que quedaran al margen del trabajo que requería un esfuerzo físico. El trabajo físico terminó por convertirse en una ocupación indigna de los hombres libres, y ésta era sólo para los esclavos, los cuales vivían en condiciones espantosas. Su esfuerzo físico fue en Roma la base de la gran producción, la construcción de grandes obras y el desarrollo de la minería fue posible gracias al trabajo forzado de los esclavos. No eran considerados personas, sino objetos, y como tales sus dueños podían comprarlos, venderlos, jugárselos e incluso matarlos.

    La división de la sociedad antigua en dos clases antagónicas se tradujo, en una división de la moral. Con la separación del régimen de la comunidad primitiva, desapareció la unidad de la moral. Ésta dejó de ser un conjunto de normas aceptadas conscientemente por toda la sociedad. De hecho, existían dos morales: una dominante, la de los hombres libres, la única que se tenía por verdadera, y la de los esclavos que internamente rechazaban los principios y normas vigentes. La moral de los hombres libres era una moral efectiva, además tenía su fundamento y justificación teórica en las doctrinas éticas de los filósofos de la antigüedad, en especial Sócrates, Platón y Aristóteles, la moral de los esclavos nunca alcanzó un nivel teórico. Aristóteles consideraba que unos hombres eran libres y otros esclavos por naturaleza, y que esta distinción era justa y útil.

    En algunos estados esclavistas, como el de Atenas, la moral se halla vinculada estrechamente con la política como intento de dirigir y organizar las relaciones entre los miembros de la comunidad sobre bases racionales. De ahí la exaltación de las virtudes morales cívicas ( fidelidad y amor a la patria, valor en la guerra, dedicación en los asuntos públicos sobre los asuntos particulares, etc.

    Con el hundimiento del mundo antiguo, cuya base la esclavitud, surge una nueva sociedad, cuyos rasgos se perfilan en los siglos V- VI de nuestra era, y se prolongaría aproximadamente durante diez siglos. Es la sociedad Feudal, cura característica es la división de dos clases sociales fundamentales: la de los señores feudales, y la de los campesinos siervos, los primeros eran los poseedores absolutos de la tierra y tenían una propiedad relativa sobre los siervos de por vida. Éstos eran vendidos y comprados con las tierras a las que pertenecían, y no podían abandonarlas, a cambio de su trabajo podían disponer de una parte de los frutos de su trabajo, aunque tenían una situación difícil, en comparación con los esclavos, los siervos tenían formalmente el reconocimiento que no eran cosas, eran seres humanos.

    El hombre de las villas ( artesanos, pequeños comerciantes, etc.) estaba sujeto también a la autoridad del señor feudal, y estaban obligados a ofrecerle servicios a cambio de su protección. Cada señor feudal se hallaba en una relación de vasallaje voluntario, respecto a otro señor feudal más poderoso al que debía ser leal a cambio de su protección militar, y así en forma de pirámide hasta llegar al más poderoso: el rey o emperador o el Papa. La iglesia estaba en ese sistema, ya que también tenía sus feudos. La iglesia era el instrumento del señor supremo o Dios, al que todos los señores feudales de la tierra debían vasallaje, por lo que ejercía un poder espiritual indiscutible en toda la vida de la época feudal.

    La moral feudal estaba impregnada de un contenido religioso, dicho contenido aseguraba cierta unidad moral de la sociedad. Además se daba una pluralidad de códigos morales. Así, había un código de los nobles, caballeros, códigos religiosos, de gremios, de universitarios, etc.

    Los siervos no tenían códigos, la clase social dominante: el de la aristocracia feudal caballeresca se distinguía, como la de los hombres libres de la antigüedad; por su desprecio al trabajo físico, y su preferencia a la guerra y al ocio.

    Un verdadero noble debía ejercitarse en las virtudes caballerescas: montar a caballo, cazar, manejar la espada, componer versos a la bella dama, jugar ajedrez, etc. El culto al honor tenía como las más despreciables prácticas: que consistía en el valor en la guerra que era acompañada de crueles hazañas, la lealtad al señor con frecuencia era acompañada por la hipocresía, la traición, el derecho de pernada, o el derecho a impedir la boda de una sirva. La moral caballeresca partía de que el noble, por el hecho de serlo, por su sangre, tenía ya una serie de cualidades morales que lo distinguían de los siervos. La nobleza de la sangre, tenía ya de por sí una dimensión moral, en tanto que los siervos, por su origen, no podían llevar una vida verdaderamente moral[4].

    Al interior de la sociedad feudal fueron originándose nuevas relaciones sociales a las que habría de corresponder una moral; es decir un nuevo modo de regular las relaciones entre los individuos, entre ellos y la comunidad. Surgió una nueva clase social: la burguesía, poseedora de nuevos medios de producción ( manufacturas y fábricas), que iban desplazando a los talleres artesanales, y a su vez, fue surgiendo una nueva clase de trabajadores libres, que se vendían o alquilaban durante una jornada de trabajo, estos eran los asalariados o proletarios, que vendían una mercancía, su capacidad o fuerza de trabajo, que tiene la propiedad de producir un valor superior al que se paga por usarla (plusvalor, o valor no remunerado.

    Los intereses de la nueva clase dominante, exigía mano de obra libre, así como la liberación de trabas feudales para crear un mercado único nacional y un Estado centralizado, que terminara con la fragmentación económica y política. Es este nuevo sistema económico social, que alcanza su expresión a mediados del siglo XIX, en Inglaterra, rige como ley fundamental la ley de la producción del plusvalor, este sistema sólo funciona si asegura beneficios, lo que exige que a su vez, que el obrero sea considerado un hombre económico, es decir, como medio o instrumento de producción.

    La economía se rige, ante todo, por la ley del máximo beneficio, y esta ley genera una moral propia. El culto al dinero y la acumulación de mayores beneficios constituye para que surjan en las relaciones entre los individuos: el espíritu de posesión, egoísmo, hipocresía, cinismo, explotación, y el exagerado individualismo, cada cual confía en sí mismo, busca su propio bienestar. Formándose en la sociedad un campo de batalla, en la que se da una guerra de todos contra todos.

    Es así como la moral individualista y egoísta responde a las relaciones de la nueva clase social. De los métodos de explotación del capitalismo clásico que eran brutales, en nuestro tiempo, se pasó a los métodos científicos y racionalizados, como el trabajo en serie, la operación laboral se divide y se convierte en monótono, mecánico, impersonal y agobiante. Al existir una elevación en las condiciones materiales de vida últimamente se ha basado en una pretendida humanización o moralización del trabajo. Ahora se inculca la idea de que, como ser humano, es parte de la empresa, y ha de integrarse a ella.

    Una nueva moral, verdaderamente humana, implicará un cambio de actitud hacia el trabajo, un desarrollo del espíritu colectivista, la anulación del espíritu del tener, del individualismo, del racismo, comprenderá, asimismo, un cambio radical en una nueva actitud hacia la mujer y la estabilización de las relaciones familiares. En suma, significará la realización efectiva del principio kantiano que exhorta a considerar siempre al hombre como un fin y no como un medio. Una moral así sólo puede darse en una sociedad en la que, debe superarse la explotación del hombre, que la relación de los hombres con sus productos y los individuos entre sí, pierdan el carácter enajenante. Estas condiciones necesarias son las que se dan un una sociedad socialista. La nueva moral no puede surgir sino se dan una serie de condiciones necesarias; económicas, sociales y políticas[5].

    EL PROGRESO MORAL

    Se plantean las cuestiones: ¿ Existe el progreso moral?; en tal caso, ¿que se entiende por progreso moral?. La moral dominante de la sociedad capitalista, no presenta formas estacionarias y definitivas. El mismo sistema de contradicciones de la sociedad capitalista, dará lugar, al interior del sistema, a reivindicaciones de tipo histórico y social por parte de las clases trabajadoras. En este sentido sí es correcto hablar de progreso moral. No será lo mismo una explotación burguesa salvaje, que una explotación burguesa racional. De igual manera, ciertas, sociedades esclavistas de la antigüedad, son superiores a la moral de las sociedades primitivas, ya que al suprimir el canibalismo, respetar la vida de los ancianos, de los prisioneros, no cabe duda que históricamente han venido a significar un progreso moral.

    El desarrollo histórico del hombre en su vida social y en sus hábitos de vida y formación de las distintas sociedades anteriores, vemos que han existido de manera sucesiva tipo de morales que, pertenecen a un distinto tipo de sociedades que se formaron, que han ido evolucionando en sus principios y sus normas, desde la, concepción de lo bueno y lo malo, lo obligatorio y lo no obligatorio, lo justo lo injusto, lo perfecto y lo imperfecto.

    Un progreso moral no se da, al margen de los cambios radicales de carácter social, significa que el progreso moral no puede separarse del paso de una sociedad a otra, así por ejemplo, el paso de la sociedad primitiva a la sociedad esclavista hace posible, a su vez, el acceso a una moral superior, no debemos ver de modo simplista en todo progreso- histórico- social un progreso moral, es necesario caracterizar lo que se entiende por progreso histórico- social: hablar de progreso con relación al cambio y sucesión de formaciones económica- sociales, es decir, sociedades consideradas como un todo en lo que se articula unitariamente estructuras diversas: de tipo económico, social y espiritual, se habla de su progreso considerando la historia de la humanidad en su conjunto.

    El hombre es, ante todo, un ser práctico, productor, transformador de la naturaleza, conoce y conquista su propia naturaleza, la mantiene y enriquece, transformándola con su trabajo, el hombre produce socialmente, contrayendo determinadas relaciones sociales. Así, el tipo de organización social y el grado de participación de los hombres en su praxis- social pueden considerarse como índice o criterios del progreso humano.

    El hombre produce espiritualmente: ciencia, derecho, educación, arte, cultura, etc., siempre con el sello peculiar de un enriquecimiento o paso de un nivel a otro en la actividad espiritual correspondiente.

    Se puede hablar de progreso histórico en: la producción material, la organización social y de la cultura. El progreso histórico es producto de la actividad productiva, social y espiritual de los hombres, dentro de esa actividad el individuo participa como ser consciente, sin embargo el progreso no ha sido hasta ahora el producto de una actividad concertada, consciente.

    El progreso histórico a escala universal, no es igual para todos los pueblos y todos los hombres, debido a múltiples factores, como la situación geográfica, situación cultural, educativa, religiosa, social, etc.

    El progreso histórico- social puede tener consecuencias positivas o negativas desde el punto de vista moral, sólo los individuos o grupos sociales que realizan determinados actos de un modo consciente y libre, pueden ser juzgados moralmente[6].

    Es muy certera la afirmación de Sánchez Vázquez cuando afirma que el progreso moral se mide, por la ampliación de la esfera moral, esto es que la moral regula las relaciones que antes eran regidas por normas externas, (el derecho, la costumbre), ejemplo: el matrimonio forzoso.

    Por el mayor grado del carácter consciente y libre de la conducta de los individuos, de los grupos y por su mayor responsabilidad de ambos en su comportamiento moral, cuando los intereses personales y colectivos tienen una adecuada articulación y afinidad, es decir cuando existe una conjugación de los intereses de cada uno con los de la comunidad, y que se logre el libre desenvolvimiento de cada individuo y el libre desenvolvimiento de la comunidad.

    El progreso moral consiste pues, en la negación radical de viejos valores, en la conservación dialéctica de algunos de ellos o en la incorporación de nuevos valores y virtudes morales, sólo se da sobre la base de un progreso histórico- social que condiciona dicha negación, superación o incorporación.

     LOS PROBLEMAS PRÁCTICOS MORALES

    Se manifiestan como lo señala Adolfo Sánchez Vázquez: En la vida cotidiana se dan las relaciones de unos individuos con otros y surgen problemas cómo: ¿debo cumplir la promesa X que hice ayer a mi amigo Y, a pesar que hoy me doy cuenta que su cumplimiento me producirá ciertos perjuicios? ¿Debo decir la verdad siempre, o hay ocasiones en que debo mentir?, ¿debe el especialista X, decirle a su paciente Y, que tiene una enfermedad incurable avanzada y que su existencia es sólo de unos cuantos días?, el alumno que hizo trampa en el examen final, ¿debe de ocultar su falta o de decir la verdad?, ¿debo de denunciar a mi mejor amigo, ya que fue el autor intelectual de un secuestro?

    Todos los casos anteriores que aparecen como interrogantes, surgen como un parte- aguas, donde la conducta de las personas sufre una serie de cambios sea positiva o negativamente, es decir que son problemas que pertenecen a la moral práctica , es decir, problemas que surgen en las relaciones afectivas, de manera cotidiana, y que sus consecuencias afectan de manera directa, primero a la persona que los experimenta y se irradian hacia los demás.

    En la problemática que se plantea en la vida diaria, los individuos se enfrentan a la necesidad de ajustar su conducta a normas que se tienen por más adecuadas o dignas de ser cumplidas. Estas normas son aceptadas íntimamente y reconocidas como obligatorias; de acuerdo con ellas, los individuos comprenden que tienen el deber de actuar en una u otra dirección. En esos casos se dice que el hombre se comporta moralmente, y en ese comportamiento suyo se pone de manifiesto una serie de rasgos característicos que lo distinguen de otras formas de conducta humana. Acerca de este comportamiento, que es el fruto de una decisión reflexiva y, por tanto, no puramente espontáneo o natural, situemos a un individuo en un caso especial por ejemplo:

      Paseando por una de las playas de la isla en la que una inoportuna tormenta con su correspondiente naufragio le a mantenido solo por más de 20 años. Lleva su loro al hombro y se protege del sol gracias a la sombrilla fabricada con hojas de palmera que le tiene justificadamente orgulloso de su habilidad. Piensa que, dadas las circunstancias, no puede decirse que se las halla arreglado del todo mal.

    Ahora tiene un refugio en el que se protege de las inclemencias del tiempo y del asalto de las fieras, sabe dónde conseguir alimento y bebida, tiene ropa que le abriguen y que él mismo se ha hecho con elementos naturales de la isla, los dóciles servicios de un rebañito de cabras, aves, etc. En fin, que sabe cómo arreglárselas para llevar más o menos su buena vida de náufrago solitario. Sigue paseando Robinsón y está tan contento de sí mismo que por un momento le parece que no echa nada de menos. De pronto, se detiene con sobresalto. Allí, en la arena blanca, se dibuja una marca que va a revolucionar toda su pacífica existencia: la huella de un pie humano.

    ¿De quién será? ¿Amigo o enemigo? ¿Quizá un enemigo al que pueda convertir en amigo? ¿Hombre o mujer?¿Cómo se comunicará con el o ella?¿Hablará el mismo idioma?¿Qué trato le dará? Robinsón está ya acostumbrado a hacerse preguntas desde que llegó a la isla y a resolver los problemas del modo más ingenioso posible: ¿qué comeré?¿Dónde me refugiaré?¿Cómo haré fuego?¿Cómo me protegeré del sol?¿Cuánto tiempo estaré?¿Me rescatarán?¿Alguien más vivirá en la isla?¿Qué tipo de fieras habrá?. Pero ahora la situación no es igual porque ya no tiene que vérselas con acontecimientos naturales, como el hambre o la lluvia, ni con las fieras salvajes, sino con otro ser humano: es decir, con otro Robinsón o u otros o Robinsonas. Ante los elementos o las bestias. Él ha podido comportarse sin atender a nada más que a su necesidad de supervivencia.

    Se trataba de ver si podía con ellos o ellos podían con él, sin otras complicaciones. Pero ante seres humanos la cosa es distinta, ya no es tan simple. Debe sobrevivir, desde luego, pero ya no de cualquier modo. Si Robinsón se ha convertido en una fiera como las demás que rondan por la selva, a causa de su soledad y su desventura, no se preocupará más que de sí el desconocido causante de la huella es un enemigo a eliminar o una presa a devorar. Pero si aún quiere seguir siendo un hombre. Entonces se las va a ver no ya con una presa o un simple enemigo, sino con un rival o un posible compañero, en cualquier caso, con un semejante.

    Mientras está solo, Robinsón se enfrenta a cuestiones técnicas, mecánicas, higiénicas o incluso científicas. De lo que se trata es de salvar la vida en un medio hostil y desconocido. Pero cuando se encuentra con la huella humana en la arena de la playa empiezan sus problemas éticos, ya no se trata solamente de sobrevivir, como una fiera, ahora tiene que empezar a vivir humanamente, es decir, con otros o contra otros hombres, pero entre hombres. Lo que hace humana a la vida es el transcurrir en compañía de humanos, hablando con ellos, pactando y mintiendo, siendo respetado o traicionado, amando, haciendo proyectos y recordando el pasado, desafiándose, organizando juntos las cosas comunes. La huella que encuentra en la arena pertenece a un miembro de la tribu de caníbales que pretenden comérselo.

    Así, pues, tenemos por un lado actos o modos de comportarse de los hombres ante ciertos problemas que llamamos morales, y, por el otro, juicios con los que dichos actos son aprobados o desaprobados moralmente. Pero a su vez tanto los actos como los juicios morales presuponen ciertas normas que señalan lo que se debe hacer.

    Se puede señalar que los juicios morales son aquellos en los que nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de actos pasados, presentes, como es malo mentir en cualquier momento Héctor no debió haber mentido a sus padres.

     LOS PROBLEMAS ÉTICOS

     Se caracterizan por su generalidad. Si al individuo concreto se le plantea en la vida real una situación dada, el problema de cómo actúa de manera que su acción pueda ser buena, o sea, valiosa moralmente, tendrá que resolverlo por sí mismo con la ayuda de una norma que él conoce y acepta íntimamente. Es inútil que recurra a la ética con la esperanza de encontrar en ella, "el quehacer en cada situación concreta[7]". La ética podrá decirle, en general, lo que es una conducta sujeta a normas, o en que consiste aquello que es lo bueno, que persigue la conducta moral, dentro de la cual entra la de un individuo, la de todos.

    Definir qué es lo bueno no es un problema moral que corresponda resolver a un individuo con respecto a cada caso particular, sino que es un problema general de carácter teórico- ético que toca resolver al investigador de la moral, es decir, al ético. Así, Aristóteles se plantea, en la Antigüedad Griega, el problema teórico de definir lo bueno.

    EL MÉTODO DE LA ÉTICA

    Uno de los métodos utilizados en su estudio son: la Inducción, consiste en partir de lo particular hacia lo general; sus partes son: la observación, la comparación y la experimentación, de los distintos hechos concretos de la vida humana para formular normas morales de validez universal.

    La deducción es el otro de los métodos, consiste en que de una ley ya establecida se deducen normas de conducta particular.

     EL CAMPO DE LA ÉTICA

    Los problemas éticos se caracterizan por su generalidad, y esto los distingue de los problemas morales de la vida cotidiana que son los que nos plantean las situaciones concretas.

    La ética es teoría, investigación o explicación de un tipo de experiencia humana, o forma de comportamiento de los hombres el de la moral, pero considerando en su totalidad, diversidad y variedad. Lo que en ella se diga acerca de la naturaleza o fundamento de las normas morales ha de ser válido para la moral de la sociedad griega, o para la moral que se da efectivamente en una comunidad humana concreta. Esto asegura su carácter teórico, y evita que se le reduzca a una disciplina normativa.

    El comportamiento moral se presenta como una forma de conducta humana, como un hecho, y a la ética le corresponde dar razón de él, tomando como objeto de su reflexión la práctica diaria de la moral de la humanidad en su conjunto. En este sentido, como toda teoría, la ética es explicación de lo que ha sido o es, y no simple descripción.

    La ética parte del hecho de la existencia de la historia de la moral: es decir, arranca de la diversidad de morales en el tiempo, con sus correspondientes valores, normas y principios. Como teoría, no se identifica con principios y normas de ninguna moral particular, ni tampoco puede situarse en una actitud indiferente ante ellas.

    Al igual que otras ciencias, la ética se enfrenta a hechos. El que éstos sean humano implica, a su vez que se trata de hechos valiosos. Pero ello no compromete en absoluto las exigencias de un estudio objetivo y racional. La ética estudia una forma de conducta humana que los hombres consideran valiosa, y, además, obligatoria.

    La ética al tratar de definir lo bueno rechaza su reducción a lo que satisface mi interés personal, propio, es evidente que influirá en la práctica moral al rechazar una conducta egoísta como moralmente valiosa. Por su carácter práctico, en cuanto disciplina teórica, se ha tratado de ver en la ética una disciplina normativa, cuya tarea fundamental sería señalar la conducta mejor en sentido moral. Esta caracterización ha conducido en él pasado a olvidar su carácter teórico. Muchas éticas tradicionales parten de la idea de que la misión del teórico es, en este campo, decir a los hombres lo que deben hacer, dictándoles las normas o principios a que ha de ajustarse su conducta, convirtiéndose así en una espacie de legislador del comportamiento moral de los individuos.

    La tarea fundamental de la ética es la de toda teoría: o sea, explicar, esclarecer o investigar una realidad dada produciendo los conceptos correspondientes.

    La ética es teoría, investigación o explicación de un tipo de experiencia humana, o forma de comportamiento de los hombres: el de la moral, pero considerado en su totalidad, diversidad y variedad.

    El valor de la ética como teoría está en lo que explica, y no en prescribir o recomendar con vistas a la acción en situaciones concretas.

    Como toda teoría es explicación de lo que ha sido o es, la conducta del hombre. No le corresponde dar juicios de valor acerca de la práctica moral de otras sociedades, o de otras épocas, pero si tiene que explicar la razón de ser de esa diversidad y de los cambios de la moral; es decir, ha de poner en claro el hecho de que los hombres hayan recurrido a prácticas morales diferentes e incluso opuestas.

    Al igual que otras ciencias, la ética se enfrenta a hechos. El que sea de origen humano, implica que se traten de hechos valiosos. La ética estudia una forma de conducta humana que los hombres consideran valiosa y, además, obligatoria y debida[8].

    DEFINICIÓN DE LA ÉTICA

    Los problemas teóricos no se identifican con los problemas prácticos, tampoco puede confundirse la ética y la moral.

    La ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. Es ciencia de una forma específica de conducta humana.

    La definición subraya, el carácter científico de la disciplina, o sea, se responde a la necesidad de un tratamiento científico de los problemas morales, la ética se ocupa de un objeto propio, constituido por un tipo peculiar de hechos humanos.

    Como ciencia, parte de cierto tipo de hechos tratando de descubrir sus principios generales. Aunque parte de datos empíricos, no puede mantenerse al nivel de una simple descripción de ellos, sino que los trasciende con sus conceptos, hipótesis y teoría.

    En cuanto conocimiento científico, la ética ha de aspirar a la racionalidad y objetividad plena, y a la vez ha de proporcionar conocimientos sistemáticos, metódicos y, hasta donde sea posible, verificables..

    Las proposiciones de la ética deben tener el mismo rigor, coherencia y fundamentación que las proposiciones científicas.

    Los principios, normas o juicios de una moral determinada no tienen ese carácter. No hay una moral científica, pero si hay o puede haber un conocimiento de la moral que pueda ser científico. La ética no es la moral, y por ello no puede reducirse a un conjunto de normas y prescripciones; su misión es explicar la moral efectiva, y, en este sentido, puede influir en la moral misma.

    Su objeto de estudio lo constituye un tipo de actos humanos: los actos conscientes y voluntarios de los individuos que afectan a sí mismo y a los demás, a grupos o a la sociedad en general.

    La ética y la moral se relacionan, veamos desde sus orígenes etimológicos: moral procede del latín mos o mores "costumbre", en el sentido de conjunto de normas adquiridas por hábito. Tiene que ver con el comportamiento adquirido, o modo de ser conquistado por el hombre. Ética proviene del griego ethos, que significa "modo de ser" o "carácter", "costumbre", el modo de conducta no responde a una disposición natural, sino que es adquirido o conquistado por hábito.

    LA ÉTICA Y SU RELACIÓN CON OTROS CAMPOS DEL CONOCIMIENTO

    La ética trata de dar explicación en forma objetiva a la conducta moral, se ve en la necesidad de recurrir a otros campos del saber, es decir la moral no se explica por sí misma: requiere del auxilio de otras disciplinas del conocimiento a fin de que sus explicaciones tengan cierta importancia, como productos de investigaciones y reflexiones interdisciplinarias. Todo tipo de conocimiento científico- social que aspire a tal, deberá tener una metodología de investigación, abierta al conjunto multidisciplinario, dialógico, inclusive, polémico que requiere la ética.

     LA ÉTICA Y SOCIEDAD

    Si afirmamos que la conciencia y la moral fáctica, no han surgido de la nada, sino que se nutren siempre de un entorno social e histórico, habrá que indagar sobre la naturaleza lógica de equis determinaciones para aceptarlas, criticarlas o rechazarlas. ¿Por qué la moral que se dice o proclama como buena en cierta estimativa de la sociedad, no es la misma moral que se practica?¿Dónde están las fallas de este tipo de contradicciones?’Por qué, siendo nuestra sociedad, en general, tan católica, en un gran sector de la población, actos tan reprobados en la conciencia moral cristiana, como el aborto y la corrupción practicados en amplios sectores de la población, hoy por hoy, florecen y se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe acaso a que la moral cristiana se asume de palabra y no de hecho?¿Por qué tal moral, en muchos casos resulta estéril, al no resolver tan inmorales comportamientos de acuerdo con el sentir general?¿No será, más bien que se tendría que afirmar, que la relación moral- sociedad, es súper compleja y difícil y en consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.

    La conducta moral, siempre es un hecho de la vida social: familiar, cultural, política, etc. Así, se puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios, amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes prácticas sociales. Un individuo fuera de la sociedad y de la historia, no se podría decir que actúa moral o inmoralmente. La moral y sus prácticas es un acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se podría decir que actúa bien o mal, ya que no habría quien lo dijera.

    La realidad es que no sería posible vivir en una sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.

    ÉTICA Y FILOSOFÍA

    La filosofía es una ciencia. Independientemente que los científicos pretenden restringir el área sólo al de las ciencias experimentales como (la Física, la Química, etc.), la filosofía, por su parte, es también una ciencia, de acuerdo al concepto de Aristóteles, "Ciencia es un conocimiento cierto de las cosas por sus causas". En consecuencia, un conjunto de conocimientos está en el nivel científico cuando apunta a las causas de lo que se estudia, sea el fenómeno físico, sea el origen del universo. La filosofía no tiene otra pretensión, sino la de investigar el fondo mismo del universo, las condiciones que hacen posible su existencia, las causa que de hecho han originado las cosos de este mundo. El instrumento de la filosofía es la razón. Sólo con la razón se pueden descubrir las causas de las cosas, la filosofía es la más universal de todas las ciencias. Trata absolutamente de todos las cosas, no hay un solo ser que se escape al horizonte propio de las investigaciones filosóficas, tanto los seres materiales, como los espirituales, los números, los hombres, las máquinas; todo es tema propio de la filosofía. Precisando que solamente estudia las causas supremas de todas las cosas, se puede decir que la Filosofía es el conocimiento científico de las esencias y de los primeros principios de todo ser, o sea, de las causas supremas de todos las cosas. Es en esa profundización hasta la esencia de las cosas, en donde reside principalmente el carácter filosófico de la Ética. Que estudia los actos humanos en cuanto a su bondad o maldad, es decir, profundiza en la esencia, por lo que al ser la ética una rama de la filosofía como tal participa de las características de la filosofía, las dos están en el plano científico y las dos son racionales.

    La ética como tarea científica de explicación, no se puede considerar tan solo como un capítulo de la filosofía especulativa, tradicional y metafísica. En este terreno, la ética, en su afán científico de explicación considera la naturaleza, condiciones y fundamentos de la moral, como fenómeno que ocurre en la vida afectiva, real. La ética responde hoy a una total racionalidad empírica. No se justifica ya, una ética casuística, ni especulativa. Si la moral es inseparable de la actividad práctica del hombre, material y espiritual, la ética no puede dejar de tener nunca como fondo la concepción filosófica del hombre que nos da una visión total de éste como ser social, histórico y creador. Toda una serie de conceptos que la ética maneja de un modo específico como los de necesidad, libertad, responsabilidad, conciencia, valor, presuponen una reflexión y esclarecimiento filosófico.

    ÉTICA Y PSICOLOGÍA

    Actualmente se entiende por psicología al estudio científico de los fenómenos mentales y de la conducta del individuo, ¿de qué manera pueden relacionarse con la ética los fenómenos psíquicos que afectan al individuo concreto y que son estudiados por la psicología?, Como ciencia de lo psíquico, la psicología ayuda a la ética al establecer la importancia de las leyes que rigen la motivación interna de la conducta del individuo, así como al mostrar la estructura del carácter y de la personalidad. Además de examinar los actos voluntarios, la formación de hábitos, el origen de la conciencia moral y el de los juicios morales. La explicación desde el punto de vista de la psicología de la conducta humana permite comprender las condiciones subjetivas de los actos de los individuos.

    La psicología como ciencia que atiende a los problemas subjetivos internos de la conducta, resulta de sobremanera necesaria para la ética, para determinar en cada caso los correspondientes grados en que se manifiesta la responsabilidad moral y la libertad de las personas. ¿De qué manera puede a su vez la ética hacer contribuciones a la psicología? A través de la educación, de la formación humanística que encierran sus reflexiones, necesarias en los terapeutas para que éstos puedan ofrecer a sus pacientes, que carecen de dicha formación, una mejor interpretación del sentido de su vida.

    La teoría de Sigmund Freud (1856-19399), su gran descubrimiento es el inconsciente, que consiste en un conjunto de representaciones y energías que por algún motivo, han sido reprimidas a una zona de la personalidad donde permanecen desconocidas para el propio agente moral, pero, sin embargo, continúan influyendo en la vida consciente, antes de Freud no se hablaba del inconsciente sino de una manera oscura, y nunca se desarrolló, la clasificación, la etiología respecto a este. Además propuso un método, por el cual se puede rastrear y descubrir el inconsciente de una persona. Este es el psicoanálisis que, en síntesis, consiste en asociaciones libres, de imágenes, palabras y recuerdos. El psicoanálisis es el hilo conductor que poco a poco va sacando a la luz aquello que molesta y que se encuentra en la zona inconsciente.

    El psicoanálisis, ha tenido importancia en la ética porque sus concepciones de la vida mental, al ampliar el campo de la conciencia del sujeto, propiciaron que los valores morales provenientes de la tradición judeo- cristiana, fueran clarificados en cuanto a la significación que tienen como influencia para la adquisición de patologías.

    ÉTICA Y ECONOMÍA

    La economía como ciencia cuyo objeto de estudio son las leyes generales de la producción, circulación, distribución y consumo de los bienes, es una ciencia estrechamente ligada con la ética, pues la organización que se adopte, la organización política y social que se constituya para organizar todos los factores que intervienen en la producción, habrá de repercutir en la formación moral de los individuos. De los aspectos abordados por la economía está el ejemplo: el carácter de la propiedad, sus funciones y limitaciones, naturaleza y clases, etc. La tecnología con las que se transforman los recursos naturales para satisfacer necesidades; la división del trabajo como consecuencia de la industrialización, etc. Repercuten profundamente en la vida moral de la sociedad. La vida familiar ha sufrido grandes cambios en la medida en que se ha visto afectada por los medios masivos de comunicación, la publicidad ha estereotipado muchas formas de vida. El egoísmo individualista que engendra la competencia en el mercado en la industria, la racionalidad económica y la impersonalidad de la sociedad moderna amenazan muy seriamente su unidad y coherencia[9].

    Max Weber (1864-1920) estudió las relaciones de la ética protestante y el espíritu del capitalismo, mostró que los factores económicos son fundamentales en las formaciones sociales, pero no determinantes; en este caso, una estructura económica discurre por el cauce de ciertas creencias religiosas y el espíritu que las anima[10].

    La clase capitalista de la actualidad tienen el lema " el negocio es el negocio", todo lo miden por este rasero, tanto en el amor, como en la guerra o la empresa comercial e industrial[11]

    ÉTICA Y SOCIOLOGÍA

    La sociología como ciencia de los hechos sociales de la convivencia humana, de las relaciones específicas que mantienen los hombres entre sí, desde el punto de vista de su realidad objetiva, la sociología es una ciencia que ayuda de manera importante a la ética. La vida del ser humano es multifacética; religiosa, moral, política, artística, psíquica, etc., pero toda la vida humana es ante todo social. De ahí la importancia de conocer, lo más objetivamente posible, las características que adoptan las diferentes instituciones sociales como la familia, la escuela, el estado, los centros de trabajo, la iglesia, dentro de los cuales el individuo se desenvuelve y fuera de las cuales su vida como ser humano sería imposible.

    La influencia del medio familiar, por ejemplo, especialmente en nuestra infancia, es extraordinariamente importante para la integración de los valores morales y el desarrollo de la conciencia. La realidad social está formada por todos y cada uno de los individuos que la integran.

    Somos individuos, y como tales, estamos obligados a responder de nuestros actos hasta el límite en que nuestra conciencia es capaz de intervenir en ellos.

    LA MORAL Y SU RELACIÓN CON:

    EL DERECHO

    En las posibilidades de las relaciones existentes en la vida real, encontramos que, el hombre tiene una gran diversidad de formas de conocer su realidad y su entorno social, ya que de manera cotidiana está manipulando, sea a la manera de redescubrirlo, manipularlo, reconstruyéndolo, contemplándolo, etc., esto responde a una gran variedad específica de sus necesidades humanas reales. El hombre va enriqueciendo su conducta con diferentes modos de comportamiento que, con el tiempo, adquieren rasgos propios y específicos.

    Existe la creencia de que la ética y el derecho son comunes como parte de la conducta social del hombre, ya que estos comportamientos se encuentran sujetos a normas que regulan las relaciones entre los individuos. Se llega a afirmar que la moralidad deviene o se transforma en derecho, es decir, las prácticas morales de importancia y trascendencia social, llegan a convertirse en derecho, en normatividad de conductas de observancia obligatorias. En un plano más académico y analítico, también se afirma que el derecho, la normatividad jurídica, no solamente no tiene que ver con la moral práctica, sino que inclusive se opone a ella. Así, se asegura que una cosa es la conducta moral, y otra la conducta jurídica; en tanto que el derecho, opera al margen y, a veces, en contra de la moral practicada.

    En la aplicación de las normas del derecho encontramos que no exigen un convencimiento interno por parte del individuo, el sujeto debe cumplir la norma jurídica, aun sin estar convencido de que es justa, la aplicación de ésta, es externa, ya que dispone de un mecanismo o aparato estatal, capaz de imponer la observación de la norma o de obligar al sujeto a comportarse en cierta forma.

    Las normas jurídicas están codificadas formal y de manera oficial, mediante: códigos, constituciones, reglamentos, leyes etc., la esfera del derecho la encontramos en la regulación de las relaciones, entre los hombres dentro del Estado. El derecho, esta relacionado, a un aparato coercitivo, ligado necesariamente a la aparición del Estado. Y sólo existe un derecho o sistema jurídico único para toda la sociedad, aunque dicho sistema no tenga el respaldo moral de todos sus miembros, así pues, en la sociedad dividida en clases antagónicas sólo existe un derecho, ya que sólo existe un Estado.

    La aplicación de las normas morales es diferente ya que se cumplen a través del convencimiento interno de los sujetos, y por tanto exigen una adhesión muy personal a estas normas, nadie ni nadie puede obligarnos a cumplir la norma moral, lo que quiere decir que no existe ningún mecanismo coercitivo externo, que pueda pasar por encima de la voluntad personal, auque la sanción de la opinión pública, con su aprobación o desaprobación, nos mueve a actuar en cierto sentido. Las normas morales no se encuentran formalmente codificadas, ya que estas pasan de generación en generación, con sus respectivas modificaciones e innovaciones, se considera que la esfera de la moral es la más amplia de todos los diversos comportamientos, ya que si se quebrantan las diversas normas de otros tipos de comportamiento, también son quebrantadas las normas morales.

    Se puede anexar que el derecho y la moral regulan las relaciones que surgen entre los sujetos, mediante sus respectivas normas: postulando una conducta obligatoria o debida, las normas de ambas tienen el carácter de imperativos, exigen que se cumplan, que lo individuos se comporten en cierta forma, ya que responden a una misma necesidad social, regular las relaciones de los hombres con el fin de asegurar la unidad y el orden social, la moral y el derecho tienen cambios, al cambiar históricamente el contenido de su función social, así como varía la moral de una época a otra, o de una sociedad a otra, así también sucede con el derecho.

    LA RELIGIÓN

    La moral y la religión tienen una relación en la medida que pueden coincidir, las religiones se preocupan por moralizar al hombre. Se puede decir que todos las religiones contienen, implícita o explícitamente un código moral. "Los Diez Mandamientos", son la expresión clásica de esta relación entre moral y religión.

    En la religión, la norma moral tiene un origen religioso, sobrenatural; es ahistórico, (fuera de la historia) quiere decir: que no depende de los sucesivos cambios que se producen en la vida real.

    Él filosofo Risiere Frondizi, señala que, la moral de origen divino, es una moral negativa, ya que ocho de los diez mandamientos señalan prohibiciones, las normas no deben tener sólo señalamientos negativos, sino también un sentido positivo.

    La relación que hay entre moral y religión, no significa que la moral misma se dé necesariamente dentro de una actitud religiosa, los ortodoxos son solidarios con la frase del escritor Dostoyevsky "Si Dios no existiera, todo estaría permitido".

    Como demuestra la historia de la humanidad, la moral no sólo no tiene su origen en la religión, sino que es anterior a ésta. Durante miles y miles de años, el hombre primitivo vivió sin religión, pero no sin ciertas normas que regulaban las relaciones entre los individuos y la comunidad, y aunque de manera primitiva, tenían ya un carácter moral.

    Una de las tendencias del hombre contemporáneo consiste en separar la moral de la religión. La moral, se piensa, debe ser autónoma. El hombre no necesita justificarse ante Dios, sino ante sí mismo.

    "La religión, formando una conciencia del mundo, puede muy bien servir de base a un sentido más estrecho de nuestra mutua pertenencia a la comunidad y, de este modo, coincidir con un código moral puro. Pero lo que no podrá continuar haciendo es dictar una moralidad autoritaria puesto que, así sublimada, no será ya capaz de seguir definiendo preceptos morales para las ocasiones concretas de la vida[12]"

    LA POLÍTICA

    Aristóteles, en su obra Política, Libro I, Capítulo I, señala " es evidente la razón por la cual el hombre es un animal político, aún en mayor grado que las abejas y cuantos animales viven en asociación. La naturaleza, como decimos, no hace nada en balde. Sólo el hombre, entre todos los animales, posee el uso de la palabra; la voz ( no la palabra) se les ha concedido también a los animales, porque es el signo del dolor y del placer. Todos los animales están organizados para experimentar sentimientos de dolor y de placer y dárselo a entender a unos y otros; pero la palabra tiene por objeto hacer comprender lo que es útil o perjudicial y, por consiguiente, justo e injusto. Lo que distingue singularmente al hombre es su conocimiento del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, como todos los sentimientos cuya comunicación constituye precisamente la familia del Estado". En el orden natural el Estado, está por encima de la familia y por encima de cada individuo, porque al no poder bastarse a sí mismo cada individuo aislado, la naturaleza inclina a todos los hombres a tal asociación, hablar del hombre político, es decir que tiende a vivir en sociedad, en el Estado, el hombre tiende a vivir en, por y para la sociedad; en, por y para el Estado.

    La moral regula las relaciones entre los individuos y la comunidad, la política comprende las relaciones entre grupos humanos, la actividad de las clases o grupos a través de organizaciones ( partidos políticos), expresando abiertamente la actitud de conquistar el poder estatal, o el mantenimiento y ejercicio del mismo.

    Los sujetos participantes en la política son individuos reales, participan como miembros de un grupo social determinado, al actual defienden los intereses comunes del grupo social correspondiente en sus relaciones con el Estado, con otras clases sociales, con otros pueblos, con otras naciones.

    La política y la moral son formas de comportamiento que no pueden identificarse. Ni la política puede absorber a la moral, ni esta puede ser reducida a la política, existen dos posiciones extremas acerca de las relaciones entre estos comportamientos:

    1.      Moralista abstracto: esta clase de individuo juzga los actos políticos sólo con criterio moralizante. Aprueba, sólo los actos que pueden ser alcanzados por medios puros, que no intranquilizan la conciencia moral, esta posición conduce a una reducción de la política a la moral.

    2.      Realismo político: es hacer de la política una esfera autónoma, y no limitarla a los buenos deseos, aquí es la búsqueda de ciertos efectos a cualquier precio, cualesquiera que sean los medios a que haya que recurrir, esta postura en el terreno de la política internacional, origina el egoísmo nacional, sobre cualquier otro objetivo, y a la justificación de cualquier medio para satisfacerlo; la agresión, la presión, la violencia, la violación de todos los derechos, etc.

    El hombre es un ser social, forzado a desenvolverse siempre individual y socialmente, con su interés tanto personal como colectivo, no puede dejar de actuar, a la vez moral y políticamente. La moral y la política se hallan en una relación mutua, pero la forma concreta que adopte esa relación, dependerá del modo como en la sociedad, se den las relaciones entre lo individual y lo colectivo, o entre la vida pública y la privada.

    El hombre actual no puede renunciar a la moral, ya que ésta siempre responde a una necesidad social; que es lograr la cohesión entre los sujeto socialmente, y tampoco por lo menos en un futuro previsible a la política, ya que ésta también responde a una necesidad social. Pero, en una sociedad superior, sus relaciones han de caracterizarse por ser concordantes sin la pérdida de su ámbito propio y muy particular. Por tanto, ni renuncia a la política a favor de la moral, ni excluye a la moral a favor de la política.

    La política, intenta regular las relaciones no ya del individuo y las demás personas, sino las interdependencias entre grupos humanos.

    Platón imagina tales relaciones en su obra la República, obra concebida como proyecto de un estado perfecto. En ese estado existen tres estamentos: filósofos-reyes (de ambos sexos), los guardianes, los campesinos y artesanos. Cada estrato de la sociedad tiene una función y una virtud propias. De tal suerte, los filósofos-reyes deben dedicarse a gobernar; se distinguen por su sabiduría y conocimiento. Los guardianes, un ejército profesional, se dedican a llevar a cabo las órdenes de los gobernantes y a defender la patria en el caso de una guerra; su virtud específica es la valentía. Los campesinos y artesanos se encargan de sostener económicamente a todo el estado, ya que los otros dos estamentos no reciben ninguna recompensa económica por su trabajo; deben cultivar la moderación. Al cumplir cada estamento con su propia tarea sin entrometerse en las de los otros estamentos, se da la justicia que es, según Platón, la virtud política por excelencia

     LA CIENCIA

    El problema de las relaciones entre ciencia y moral puede plantearse en dos planos: 1. – con respecto a la naturaleza de la moral. En este plano se trata de determinar si cabe hablar del carácter científico de la moral: 2. – con respecto al uso de la ciencia. En este plano, cabe hablar del papel moral del hombre de ciencia o de la actividad del científico.

    La primera cuestión ya se ha visto al definir a la ética como ciencia de la moral. Se agrega un aspecto más señalando que las ciencias son un conjunto de proposiciones o juicios acerca de lo que las cosas son; enuncian o indican lo que algo es. Sus enunciados no tienen un carácter normativo, es decir, no señalan lo que algo debe ser. En cuanto ciencia, la ética también es un conjunto de enunciados acerca de un objeto propio, de un sector de la realidad humana que se denomina moral. De este objeto de la ética forman parte, las normas y los actos morales que se ajuntan a ellas. La ética nos dice qué es la norma moral, pero no postula o establece normas específicas, estudia un tipo de conducta la del hombre real, el que establece determinadas normas de conducta. La moral responde a la necesidad social de regular en cierta forma las acciones de los individuos en una comunidad dada; no es, por tanto, la necesidad de aprender lo que algo es, es decir, de conocerlo, lo que determina la existencia de la moral. La moral es ideología, o sea, un conjunto de ideas, normas y juicios de valor, junto con los actos humanos correspondientes, que responden a los intereses de un grupo social. Una moral basada en un tratamiento científico de los hechos morales, y que, por tanto, tenga en cuenta las posibilidades objetivas y subjetivas de realización que el conocimiento ético le puede mostrar, no será ciertamente científica por su estructura, ya que ésta será siempre normativa, pero sí podrá basarse en el conocimiento científico que le brindan la ética, y junto con ella la economía, la historia, la psicología, la antropología, etc., es decir las ciencias que estudian la realidad humana.

    La segunda cuestión se refiere al contenido moral de la actividad del científico; o sea, a la responsabilidad moral que asume: 1. – en el ejercicio de su actividad, 2. – por las consecuencias sociales de ella. En el primer caso el científico ha de poner de manifiesto una serie de cualidades morales cuya posesión asegura una mejor realización del objetivo fundamental que preside su actividad que es: la búsqueda de la verdad. Entre esas cualidades morales, propias de todo verdadero hombre de ciencia, figuran de manera principal la honestidad intelectual, el desinterés personal, la decisión en la defensa de la verdad y en la crítica de la falsedad, etc., pero, en nuestra época, que se caracteriza por la enorme elevación del papel de la ciencia en el progreso tecnológico, el contenido moral de la actividad científica se precisa y enriquece aún más. El uso de la ciencia puede acarrear grandes bienes o terribles males a la humanidad. Si se aplica con fines bélicos, puede convertirse en una gran fuerza de destrucción y de exterminio del mismo ser humano. En cuanto que la ciencia no siendo ideológica por su estructura puede estar al servicio de los fines más nobles, o de los más perniciosos para el género humano, el científico no puede permanecer indiferente ante las consecuencias sociales de su labor, es decir al uso que se haga de sus investigaciones y descubrimientos. La ciencia por su uso y por las consecuencias de su aplicación no puede ser separada de la moral, pero la calificación moral no puede recaer sobre el contenido propio e interno de ella, ya que la investigación científica en cuanto tal es neutra moralmente.

    LECTURA PARA REFLEXIONAR:

    ¿QUÉ NOS OFRECE LA SOCIEDAD ACTUAL?.

    El progreso económico, científico, técnico y político- social en nuestros días ha propiciado el surgimiento de la sociedad del bienestar, del consumo, de la abundancia. Nuestra sociedad nos presenta un amplio abanico de perspectivas y ofrece un amplia gama de posibilidades:

    1.      Posibilidades de riquezas. La publicidad y los medios de comunicación, diariamente nos presentan una enorme variedad de bienes y riquezas: los lujos de la elite, las grandes mansiones, los lujos automóviles; de los artistas, de los millonarios, el reconocimiento y fortuna de abogados, empresarios, deportistas, políticos, etc.

    2.      Posibilidades de oficios y profesiones. Nos ofrecen toda una serie, prácticamente indefinida, de carreras y empleos: ingenieros, técnicos, psicólogos, médicos, pintores, deportistas, economistas, artesanos, etc.

    3.      Posibilidad de comprar: en el mercado en general nos presenta infinidad de objetos de uso y compra: perfumes, ropa, alhajas, electrodomésticos, automóviles, etc.

    4.      Posibilidades lúdicas. La publicidad nos informa de los más extraordinarios y seductores espectáculos y actividades, de manera constante nos ofrecen viajes, excursiones, deportes, películas, etc.

    Aquí es donde se presenta los problemas prácticos – morales, ya que la sociedad al presentarnos tantas posibilidades, exige, también, enormes sacrificios, muchas personas encuentran bienestar y satisfacciones; más aún para otras, nuestra sociedad se convierte en un doloroso sufrimiento.

    Resultado que cuanto mayores sean nuestras aspiraciones, mayores pueden ser nuestras frustraciones, así ¿cómo acertar en nuestra elección?¿Cómo no perderse entre la variedad de alternativas?, Un joven sabe que debe estudiar; pero, ¿debe renunciar al deporte, al cine a ganar algún dinero?, No se puede hacer todo, pero, ¿cómo elegir entre ser ingeniero, deportista, o artista?¿Y si elijo ser deportista y fracaso?, Estas frustraciones recaen en las posibilidades de elección por lo que afectan a la persona en primer lugar y a los demás con los que convive.

    MORAL Y EDUCACIÓN.

    El mundo está cambiando a un ritmo potencial. Si queremos enfrentar exitosamente el desafío que constituyen los inquietantes cambios en ciencia, tecnología, comunicaciones y relaciones sociales, no podemos quedarnos con las "respuestas" del pasado; debemos confiar en los "procesos" que generan los nuevos problemas. El cambio se sucede tan rápidamente que las respuestas, conocimiento, métodos y habilidades se vuelven obsoletos casi en el momento en que los dominamos.

    Esta situación no sólo implica elaborar nuevas técnicas educacionales, sino establecer una nueva meta. En el mundo que cotidianamente nos enfrentamos, el objetivo de la educación debe desarrollar individuos abiertos al cambio y con una verdadera capacidad de resolver la constante problemática que se presenta. Sólo dichas personas pueden enfrentar de manera constructiva las diferentes situaciones, donde los problemas prácticos – morales surgen con mucha mayor rapidez que las soluciones o respuestas. Es imposible concebir una moral sin pensar en la educación; ya que el ser humano no nace con determinada moral, sino que dentro de su proceso de desarrollo en la sociedad, se construye como agente moral, y la calidad de su construcción moral depende en gran medida de la calidad de educación que ha recibido.

     LA URGENCIA DE MI SITUACIÓN CONCRETA

    O MI COMPROMISO ÉTICO

    "La gente siempre está culpando a las circunstancias. En este mundo triunfan aquellos que se levantan y buscan las circunstancias que sean y, si no las encuentran, las fabrican"(Bernard Shaw).

    Es muy fácil decir que las cosas están como están por culpa de los gobernantes o de la crisis, o de la sociedad, o del sistema. Constantemente estamos justificándonos para evadirnos de nuestras obligaciones morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades abstractas u organismos que nada soluciona.

    Se ha visto, sin embargo, que el hombre es un ser incierto, tiene varias posibilidades de acción moral, y es esta condición la que precisamente le provoca el conflicto: ¿Qué hacer? ¿Cómo responder?.

    El hombre que se contenta siempre con lo que hay, no está haciendo valer su condición de persona, es decir, de sujeto autónomo en desarrollo de sus potencialidades.

    Sabemos que el hombre no "tiene" la libertad; estamos condicionados por todos los frentes: política, cultural, socialmente; hasta nos "ordenan" lo que tenemos que pensar y que desear, como se constata, por desgracia, en los medios de comunicación.

    Sin embargo, el hombre si sabe lo que es la libertad y siente en sí mismo la aspiración hacia ella.

    Esta aspiración es la que le impulsa a la acción; por ejemplo, la búsqueda de justicia, para que todos alcancen la misma posibilidad de ser libres.

    No basta, por otro lado, con ponernos una etiqueta y conformarnos: "Es más fácil ser "humanitarios" que dar a nuestro País lo que le corresponde. Es más sencillo ser "Patriotas" que hacer de nuestra propia comunidad un sitio más agradable para vivir. Cuesta menos ser "líderes sociales" que tratar a nuestras propias familias con amor y comprensión. Cuanto menor es el foco de atención, más ardua es la tarea" (Sydney J. Harris).

    EL PORVENIR DE LA ÉTICA

    "Don Quijote discurría con la voluntad, y al decir "¡yo sé quién soy!", no dijo sino "¡yo sé quién quiero ser!". Y es el quicio de la vida humana toda: saber el hombre lo que quiere ser. Te debe importar poco lo que eres, lo cardinal para ti es lo que quieras ser.

    (M. de Unamuno, Vida de don Quijote y Sancho).

     Hablar de un "porvenir" en relación con la ética encierra varias dificultades. En primer lugar, por la condición misma de la ética, que nada tiene que ver con las maravillas o desgracias que nos esperan en el futuro sino con lo más prioritariamente inaplazable: el uso actual de la libertad. La moral, como la vida a la que sirve y a la que da sentido, nunca puede ser dejada para más tarde. La política, por ejemplo, es una inversión a más o menos largo plazo, que supedita la actividad presente a determinados beneficios futuros: la legitimación de los sacrificios hoy necesarios o de la utilización actual de la violencia proviene del mañana que, como resultado de todo ello, vamos conquistando. Pero la ética trata de la intervención oportuna en el momento crítico, de la elección que calibra y decide entre las propuestas del presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al hoy: lo que cuenta no es lo que más tarde se tendrá sino lo que ahora se quiere. El sujeto libre no busca el ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo. Sino seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se profesa. Ninguna institución futura le dispensará de continuar experimentando la urgencia sin excusas de la opción presente.

    Referirse al porvenir de la ética parece dar por supuesto que se avecinan nuevos valores fundamentales y que cabe esperar (sea con temor o con esperanza) un nuevo tipo de moralidad. Los hábitos eróticos, las ideologías políticas, las relaciones familiares, las posibilidades creadoras o destructoras de la ciencia aplicada, todo ello en vías de acelerada modificación, darán lugar a códigos de conducta distintos a los usados por nuestros padres y no digamos por nuestros abuelos. Lo que ayer producía escándalo, hoy es moda disfrutada sin escrúpulo; comportamientos que ayer eran tenidos por normales y hasta edificantes, hoy parecen impropios o brutales. En este sentido un estudio sobre el porvenir de la ética podría ser algo así como una escala futurológica que intentase prefigurar los usos cuya valoración va a experimentar un alza y aquellos que decaerán paulatinamente en el aprecio público.

     REAFIRMANDO LOS CONTENIDOS:

     1.      ¿ Qué se entiende por Ética?

    2.      ¿ Cuál es el campo de la Ética?

    3.      ¿ En que consiste un problema Moral?

    4.      Escriba dos ejemplos de problemas prácticos- morales

     5.      Señale la diferencia entre un problema Ético de un problema Práctico- Moral

     

    6.      Indique cuales ciencias se relacionan con la Ética

     7.      ¿ Cómo surge la Moral?

     8.      ¿ Cómo se mide el progreso Moral?

     9.      ¿ Cómo se relaciona la Moral y el Derecho?

     10. ¿ Cómo se relaciona la Moral y la Ciencia?

     11. Escribe tu propia reflexión/ comentario acerca de cada una de las Lecturas de Reflexión

     Realice un cuadro comparativo de las características de la Moral; primitiva, esclavista, feudal, capitalista y socialista

     Cuadro comparativo de características de la Moral

    Primitiva

    Esclavista

    Feudal

    Capitalista

    Socialista

      LA MORAL

     LOS VALORES

    La ética estudia los valores, es decir, todo aquello que las personas desean, consideran importante de hacer o conformar su manera de ser ( su personalidad. Los seres humanos, por ser libres, vamos formando nuestro carácter, es decir, la manera habitual de ser y hacer, mediante nuestros actos, la formación del carácter presenta una doble dimensión: en primer lugar, con cada acto elegimos una entre varias posibilidades, como ejemplo; en este momento puedo poner atención a las clases o utilizar mi tiempo para escribir algo que me interesa, o no poner atención, ni respetar el tiempo de otros, o fastidiar al maestro o a mis compañeros, etc., en segundo lugar con cada acto configuramos la conducta habitual: quien roba se hace ladrón, quien miente se convierte en mentiroso, quien estudia se convierte en estudiante. Haciendo el mal, adquirimos hábitos negativos (vicios) y nos hacemos personas negativas o viciosas; haciendo el bien adquirimos hábitos positivos (virtudes) y nos hacemos personas buenas, correctas o virtuosas.

    En el proceso de elección y el hacer se nos presenta siempre la posibilidad de elegir entre varios actos posibles. Esta elección ha de basarse, a su vez, en una preferencia.

    Al hablar del término valor cuyo uso se extiende hoy a todos los campos de la actividad humana, incluyendo la moral. Corresponde a Carlos Marx el mérito de haber analizado el valor económico ofreciéndonos con ello los rasgos esenciales del valor en general. Veamos el problema del valor con respecto a un objeto económico como: la mercancía, es en primer lugar un objeto útil, satisface determinada necesidad humana. Tiene una utilidad para nosotros y, en ese sentido, posee un valor de uso. La mercancía vale en cuanto podemos usarla y el objeto útil no podría ser usado, y, por tanto, no tendría un valor de uso, si no poseyera ciertas propiedades sensibles o materiales.

    Para que un objeto tenga un valor de uso se requiere simplemente que satisfaga una necesidad humana, sea natural o producto humano. Cuando estos productos se destinan no sólo a ser usados, sino ante todo a ser cambiados se convierten en mercancías, y, entonces, adquieren un doble valor: de uso y de cambio. El valor de cambio de la mercancía es indiferente a su valor de uso; o sea, es independiente de su capacidad para satisfacer una necesidad humana determinada, sólo un objeto útil puede tener un valor de cambio.

    El valor de cambio, como el de uso sólo lo posee el objeto en su relación con el hombre, como una propiedad humana o social suya, aunque esta propiedad valiosa no se presente en el objeto(en la mercancía) con la claridad y transparencia con que se da en ella el valor de uso.

    El valor de cambio como el de uso, no existe, por tanto, en sí, sino en relación con las propiedades naturales, físicas, del objeto que lo soporta, y en relación también con un sujeto, el hombre social, sin el cual tal objeto no existiría, potencial ni efectivamente, como objeto valioso.

    La teoría que fundamenta los valores se le llama axiología. El hombre siempre a estudiado los valores, aunque no con el nombre y sistematicidad con que en la actualidad se realizan. Ya los grandes filósofos como Platón y Aristóteles, estudiaron con amplitud entidades como la justicia, el bien, la responsabilidad, la moderación, la libertad, etc., a las cuales las designaremos como valores morales.

    La historia de la filosofía reconoce como iniciadores formales de la axiología a los filósofos del siglo XIX, Hermann Lotze y Friedrich Nietzsche, difundieron como señala Francisco Larroyo, las frases que se emplean en nuestro tiempo por ejemplo: validez del valor, tabla de valores, trasmutación de valores, y otros.

    Max Scheler estableció una escala jerárquica de valores:

    1.      valores sensibles, como lo agradable y lo desagradable

    2.      valores vitales, como la salud, enfermedad, vejez, muerte

    3.      Valores espirituales, que comprenden los valores estéticos ( lo bello y lo feo), valores jurídicos ( lo justo y lo injusto), valores ligados al ejercicio de nuestro conocimiento.

    4.      El grado más alto coloca Scheler los valores religiosos, como lo sagrado y lo profano.

    5.      La acción ética para Scheler, consistirá pues, en la realización de los valores según esta misma jerarquía, los valores inferiores son sacrificados, cuando sea necesario, por los de rango superior. El sentido de la vida humana consiste para él, en la realización de los mismos. Ello es posible mediante la facultad estimativa. Max Scheler subraya el carácter absoluto y trascendente de los valores. Según él, los valores son siempre los mismos, lo que cambia es el hombre histórico, que altera su orden respectivo. Pero los valores están ahí, y se descubren al igual que la verdad. Cuanto más valiosa es la persona, más abierta se encuentra a los valores.

    La mayoría de las personas no sabe qué son los valores: pero reconoce lo valioso de los objetos, pues los valora y se decide, al elegir o tener preferencia más por unos que por otros.

    Los valores no existen por sí mismos, al menos en este mundo: necesitan de un depositario en qué descansar. Se nos presentan por tanto, sólo como cualidades de esos depositarios: la belleza de un trofeo, la hermosura de la rosa, la utilidad de una herramienta, la armonía de una escultura, en lo anterior existe cualidades para la existencia misma del los objetos, el volumen, el peso, la exactitud, la extensión, como ejemplo. Ninguno de estos objetos podría existir a la falta de esas cualidades. Son cualidades que los objetos comparten con los demás objetos y que ellos mismos poseían antes de que se les incorporara un valor.

    SUBJETIVISMO Y OBJETIVISMO AXIOLÓGICOS

    A finales del siglo XIX el tema acerca de valores cobró suma importancia, debido sobre todo a la obra de Friedrich Nietzsche, tiempo después, surgieron dos clases de opiniones contrapuestas respecto a la realidad del valor[13]:

    LOS SUBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS

     Defienden que no existen cosas valiosos por sí mismas, ni tampoco valores, sino que todos los valores son creados o inventados por las personas, es decir, valioso es lo que los seres humanos consideran como tal, por tanto el subjetivismo, traslada el valor del objeto al sujeto, y lo hace depender del modo como soy afectado por la presencia del objeto. Como representantes de esta corriente sitúan a los siguientes filósofos:

    1.      Nietzsche., Reaccionó contra las ideas platónicas y contra la moral cristiana, defendió que los valores morales son valoraciones subjetivas, es decir, que los valores dependen de las preferencias individuales y colectivas y se encuentran sometidos a las modas y los caprichos humanos.

    2.      Meinong., Afirma que una cosa tiene valor cuando nos agrada y en la medida en que nos agrada.

    3.      Ehrenfels., En cambio, rechaza el sentimiento de agrado como fundamento del valor. Según el mismo, si el fundamento del valor fuera el agrado, sólo podrían ser valiosas las cosas existentes, sin embargo, consideramos también como valiosas las cosas que no existen; como la justicia perfecta, la felicidad total, la democracia plena. Para este filósofo el fundamento del valor reside en nuestro deseo o apetito, valiosas son las cosas que deseamos o apetecemos y porque las deseamos y las apetecemos[14].

     Los subjetivistas tienen razón al sostener que no hay objetos valiosos de por sí, al margen de toda relación con el sujeto, y más propiamente, con un sujeto que valora.

    Los subjetivistas no tienen razón al descartar por completo las propiedades del objeto, sean naturales o las creadas por el hombre, que pueden provocar la actitud valorativa del sujeto. ¿Cómo podría explicarse que distintos objetos susciten diversas actitudes valorativas en un mismo sujeto, aunque ello no quiera decir que la relación sujeto- objeto tenga un carácter estrictamente individual? Es evidente que la existencia de propiedades objetivas distintas contribuyen a despertar reacciones diversas en el mismo sujeto, el modo de ser afectado el sujeto no puede ser reducido a una reacción puramente individual sean modas, caprichos, agrado personal o desagrado, nuestro apetito, gusto o estado psíquico.

    LOS OBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS

     Sus antecedentes históricos son lejanos ya que los encontramos en Platón en su doctrina metafísica de las ideas. Lo bueno y lo bello existen idealmente, como entidades inmutables, intemporales y absolutas que existen en sí y para sí, independientemente de cómo se plasmen en las cosas empíricas, temporales, mudadizas y relativas, e independientemente también de la relación que el hombre pueda mantener con ellas conociéndolas o intuyéndolas. Para los defensores de esta corriente valorar consiste en descubrir valores.

    En esta corriente encontramos dos concepciones distintas.

    1.      Para Max Scheler y Nikolai Hartmann., Los valores son independientes, tanto de los sujetos que valoran como de las cosas y los bienes en que se encuentran. Los valores son entes ideales, objetivos y absolutos, existentes en sí y por sí, que poseen una esencia propia y una existencia ideal.

    2.      Otros filósofos pertenecientes a muy diversas corrientes filosóficas, como Maritain, Ortega y Gasset y casi todos los neoescolásticos, sostienen que no existen valores independientes en sí, sino objetos reales e ideales ( bienes), que por ser bienes poseen valor y se presentan a las personas invitándoles a su realización, o sea los valores son los propios seres reales e ideales en tanto en cuanto se presentan como bienes a las personas.

     Las tesis fundamentales del objetivismo, pueden sintetizarse de la siguiente manera: separación radical entre valor y bien, y entre valor y existencia humana.

     LOS VALORES MORALES

    Los valores morales únicamente se dan en actos o productos humanos. Sólo lo que tiene una significación humana puede ser valorado moralmente, pero, a su vez, sólo los actos o productos que los hombres pueden reconocer como suyos, es decir, los realizados consciente y libremente, y con respecto a los cuales se les puede atribuir una responsabilidad moral. En este sentido, se puede calificar moralmente la conducta de los individuos o de grupos sociales, las intenciones de sus actos, y sus resultados y consecuencias, las actividades de las instituciones sociales, etc.

    Un producto humano puede soportar varios valores, aunque uno de ellos sea el determinante. Así, por ejemplo un poema puede tener no sólo un valor literario, histórico, sino también político, o moral. Es legítimo abstraer un valor de esa gran formación de valores, pero a condición de no reducir un valor a otro.

    Puedo juzgar un poema por su valor literario o político, pero siempre que no se pretenda deducir de esos valores su valor propiamente histórico. Quien condena un poema desde el punto de vista moral, no dice nada que afecta a su valor histórico, simplemente está afirmando que en dicha obra no se realiza el valor moral que él considera que debiera realizarse en ella.

    Un mismo acto o producto humano puede ser valorado, por tanto, desde diversos ángulos en cuanto que en él se encarnan o realizan distintos valores. Pero, aunque los valores se conjuguen en un mismo objeto, no deben ser confundidos. Esto se aplica de un modo especial a los valores morales y no morales. Hay que tener presente que los valores morales sólo se encarnan en actos o productos humanos, y, dentro de éstos, en aquellos que se realizan libremente, es decir, consciente y voluntariamente.

     LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO

    Si por moral se entiende como: un conjunto de normas, aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres.

    En la definición encontramos: normas y conducta.

    1.      Lo referente a normas ( normativo), está constituido por las normas o reglas de acción, e imperativos que enuncian algo que debe ser.

    2.      Conductas (fáctico), o plano de los hechos morales, constituido por ciertos actos humanos que se dan efectivamente, es decir, que son, independientemente de cómo creamos que debieron ser.

     En el terreno normativo se encuentran las reglas que postulan determinado tipo de comportamiento: "respeta la propiedad ajena", "no adquieras cosas robadas", "obedece a tus padres", "sé solidario con tus amigos" etc.

    En el terreno de lo fáctico; están todas las acciones concretas, el acto X de Juan que obedece a sus padres, el acto por el cual María muestra su solidaridad con su amiga Rocío, el acto de Pedro no aceptar comprar objetos robados etc.

    Estos actos se ajustan a determinadas normas morales y justamente porque pueden ser puestos en una relación positiva con una norma, en cuanto se ajustan a ella o la ponen en práctica, cobran un significado moral, son actos morales positivos o moralmente valiosos. Se puede considerar otro tipo de actos: el incumplimiento de una promesa dada, la falta de respeto entre los compañeros del grupo, los actos irrespetuosos hacia las autoridades, etc., éstos no se consideran actos morales positivos en cuanto están quebrantando las normas morales, pero no por ello dejan de ser de la esfera moral. Lo normativo se encuentra, a su vez, en relación con lo fáctico, ya que toda norma, establece algo que debe ser, un tipo de comportamiento que se considera el adecuado, apunta a los hechos, ya que implica una exigencia de hacerlo. Lo normativo existe para ser realizado, lo cual no quiere decir que se realice necesariamente, establece una conducta que se considera adecuada, es decir, que debe de hacerse, aunque en la realidad no se cumpla la norma, pero, el que no se cumpla la norma no invalida su exigencia de realizarla, las normas se dan y valen independientemente del grado en que se cumplan o no. Las normas deben de cumplirse, y los hechos se relacionan con las normas a realizarse.

     ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

    ¿Qué es un acto moral?, ¿Cuáles son las condiciones o requisitos que reclama un acto moral?, ¿Cuáles son los elementos esenciales que conforman al acto moral?.

    El acto moral implica todo un proceso en que sé interrelacionan una serie de elementos o pasos, se puede definir como: " es el proceso mediante el cual un sujeto moral realiza un comportamiento susceptible de ser valorado bajo un sentido moral ( bueno o malo)".

    Los requisitos para efectuar un acto moral son: la libertad y conciencia del sujeto. Un acto adquiere su calificativo moral cuando se realiza en una forma libre y consciente. La libertad es una condición fundamental y necesaria en el acto moral. Según John Dewey, en su obra Teoría de la moral, los requisitos que debe poseer una sujeto para realizar un acto moral son:

    1.      debe saber lo que está haciendo

    2.      debe escoger ese acto por él mismo (libertad)

    3.      debe ser el acto moral la expresión de un carácter formado y estable

    4.      El acto debe ser voluntario, manifestar una elección como expresión de la tendencia y disposición general de la personalidad.

    Los actos que realizamos en la vida diaria, son insignificantes en forma aislada, pero son importantes en su conjunto, como señala Dewey: "si un hombre que tuviera que acudir a una cita importante por la mañana, sé rehusa a levantarse de la cama por pura pereza, la calidad moral indirecta de ese acto, en apariencia automático, sería evidente. Se realiza un gran número de actos que parecen triviales en sí, pero que en realidad son apoyos y puntales de otros actos, en los que están presentes consideraciones morales definidas. La persona que pasara por alto completamente la conexión de la gran cantidad de actos más o menos rutinarios con el pequeño número de aquellos que tienen una clara consecuencia moral sería una persona totalmente irresponsable e indigna de confianza".

    Siguiendo la estructura que presenta Adolfo Sánchez Vázquez, se pueden distinguir los siguientes elementos que integran el acto moral.

    1.      Primer elemento del acto moral es el sujeto moral. Es el individuo dotado de conciencia moral, es un ser concreto, ubicado en una determinada circunstancia histórica y social, por ello también se le llama sujeto real.

    2.      Motivos o intenciones. Cuando nos preguntamos qué es lo que nos lleva a actuar o perseguir un determinado fin. Se puede decir que un mismo acto puede realizarse por diferentes motivos: buenos o malos, conscientes o inconscientes. Pero, en todo caso, los motivos inconscientes están fuera del mundo moral, por lo que, el acto moral, se centra solamente en los motivos conscientes del sujeto. Las teorías motivistas o de las intenciones consideran que lo bueno de una acción descansa en los motivos de un sujeto. Como representante está Kant. Según la teoría motivista, se puede hablar de los actos que son realizados con buenas intenciones, pero cuyos resultados no son por diversas circunstancias, buenos o positivos.

    3.      Conciencia del fin que se persigue. Es aquello que se entiende como la anticipación ideal del resultado que se pretende alcanzar. Este momento del acto moral es vital para cualquier sujeto, puesto que todavía no se ha realizado efectivamente, pudiendo, así, orientarlo hacia un sentido u otro. Así por ejemplo: dos alumnos visitan a un compañero de clase que está enfermo:

    • El primero espera que su visita reconforte y apoye moralmente a su compañero.
    • El segundo, espera que mediante su visita, su compañero (enfermo), que es el líder de los estudiantes, lo tome en cuenta para poder ocupar una cartera política en el estudiantado.

     4.      Decisión. La decisión le otorga al acto moral su carácter autónomo y voluntario, ya que la decisión debe ser la expresión de la propia voluntad y responsabilidad del sujeto, y no de la voluntad ajena ( heteronomía. Definiendo la decisión como la capacidad que tiene el sujeto para actuar por sí mismo, en concordancia con lo que cree que es la mejor elección o alternativa

     5.      Elección. Implica una elección entre varios fines posibles. En un acto moral uno siempre se pregunta ¿cuáles son los fines preferibles para llevar a cabo el acto moral?, Dewey señala un ejemplo de elección "Una persona va abrir una ventana porque siente necesidad de aire fresco; ningún acto podría ser más "natural", más moralmente indiferente en apariencia. Pero recuerda que su acompañante es un minusválido muy sensible a las corrientes de aire. Ve ahora su acto bajo dos aspectos diferentes, dotado de dos valores distintos y tiene que hacer una elección. Cuál es el fin adecuado: la satisfacción de un placer personal o la satisfacción de las necesidades de otro?"

    6.      Medios. El empleo de los medios adecuados no puede entenderse cuando se trata de un acto moral, en el sentido que todos los medios sean buenos para alcanzar un fin o que el fin justifique los medios. Un fin elevado no justifica el uso de medios más bajos, como aquellos que contienen el tratar a los hombres como cosas o meros instrumentos.

    7.      El resultado. El empleo de los medios permite alcanzar, el fin, el resultado deseado. El acto moral se consuma en el resultado, o sea, en la realización del fin perseguido[15].

    8.      Las circunstancias. Es otro ingrediente del acto moral, entendiendo a éstas como las diversas situaciones que rodean al acto moral, una forma de enumerar las circunstancias de acuerdo a Austín Fagothey son a través de preguntas: ¿quién?¿Cuándo?¿Cómo?¿A quién?¿Con qué medios?¿Por qué?¿Conque frecuencia?¿Dónde?

    CIRCUNSTANCIAS

    MEDIOS

     DECISIÓN ELECCIÓN

    MOTIVOS

    CONCIENCIA DEL FIN QUE SE PERSIGUE

    SUJETOS MORALES

    En el acto moral concurren una serie de elementos o momentos; Todos ellos deben ser cumplidos de manera positiva para que nuestro comportamiento sea moralmente bueno en una forma plena.

    LAS NORMAS MORALES.

     Cuando analizamos la historia vemos que el ser humano, en todas las épocas y en todas las sociedades, ha desarrollado principios morales, de acuerdo con los cuales ha intentado regular las conductas personales y sociales. Estos principios morales han ido variando con el transcurso del tiempo: los deberes y los derechos aceptados por unos pueblos eran rechazados por otros. Con frecuencia, en una misma sociedad encontramos aciertos morales y errores aberrantes.

    Como ejemplo, en la Grecia de Pericles, al mismo tiempo se intentaba desarrollar un sistema político democrático, y se aceptaba la existencia institucional de la esclavitud, en la actualidad se habla de globalización comercial, política, cultura, libertad, mientras tiene lugar las guerras intestinas, la muerte sé seres humanos por falta de alimentos, pobreza extrema, etc.

    Los seres humanos han sido capaces de imaginar y dar vigencia social a las más variadas formas morales. ; parece evidente que, basándose en unos u otros principios o en unas u otras costumbres, todas las sociedades se han visto obligadas a regirse por determinadas normas de moral, en lo que respecta a todos los actos humanos de determinada sociedad.

    Los éticos han advertido que se comprenda bien qué es una norma si se compara con el concepto de ley natural, en el lenguaje cotidiano, se utiliza, el concepto de ley al referirse a la norma moral. ¿En qué se diferencian las leyes naturales de las normas o leyes morales?.

    Sobre la ley natural se han expresado muchas definiciones, todas ellas tienen en común lo siguiente: la ley es una relación constante entre los hechos. La ciencia se ocupa de las relaciones constantes e invariables entre los hechos, y a este tipo de relaciones se les llama leyes. La palabra ley (en griego nomos) significa mandato, imperativo. Se llama así la relación permanente entre los fenómenos, debido a que es forzosa. Una característica esencial de la ley es que se trata de un juicio que señala relaciones constantes entre los fenómenos. Y esto se basa en el principio de causalidad que sostiene que a determinadas condiciones corresponden necesariamente determinadas consecuencias. Por ejemplo, si arrojo una moneda al aire, sé de antemano que ésta tenderá a caer y no a quedar suspendida en el espacio, en virtud de la ley de la gravitación. La ley no admite excepciones, no dice que unos cuerpos caen y que otros no caen; su carácter de ley radica en que señala una necesidad.

    Podemos preguntarnos ¿Acaso la norma moral es semejante a la ley natural?, ¿La norma moral también expresa una necesidad causal?. Se observa que la norma moral se dirige a seres capaces de cumplirla o no cumplirla. Si no se piensa en un margen de libertad, entonces la norma moral es imposible, ¿Qué caso tendría prescribir la norma "los hombres deben ser veraces", si éstos fueran necesariamente veraces?. La norma moral se distingue de la ley natural en que no expresa una relación constante o necesaria, sino que descansa en el supuesto de la libertad. Por su finalidad las leyes naturales y las normas morales se diferencian porque las leyes son explicativas. El científico no hace juicio de valor, sólo se pregunta a qué leyes obedecen ciertos fenómenos. La función de la ley consiste en explicar un hecho con base en la relación que éste guarda con otro. En cambio, las normas morales son prácticas, no tratan de explicar sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se considera adecuado o valioso. Las leyes naturales necesitan ser comprobadas por los hechos, deben ser verificadas en la experiencia(carácter a posteriori de las leyes. En cambio, la comprobación empírica no existe en el orden normativo(carácter a priori de las normas morales, la validez de la norma moral es a priori.

    Las normas morales son interiores. Para satisfacer estas normas, es indispensable que el obligado esté consciente de que debe acatarlas: en caso contrario, sólo habrá cumplimiento legal, pero no moral. Si una persona aplica la norma "respeta a los ancianos a su conducta externa, entonces sólo estará cumpliendo con una norma de trato social.

    Las normas morales son unilaterales: porque únicamente obligan, pero nadie tiene derecho a exigir su cumplimiento. Si fueran bilaterales, se convertían en normas jurídicas.

    Las normas morales no son coercibles. No se pueden cumplir mediante la fuerza. El obligado debe acatar la norma de manera individual, natural y espontáneamente.

    Las normas morales son autónomas. El sujeto moral es su propio autor, porque surgen de su propia naturaleza.

    EL JUICIO MORAL

    Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en jueces de los demás, y nos pronunciamos sobre la honestidad o la deshonestidad del comportamiento ajeno.

    En otras ocasiones intentamos dar razones que convenzan a las personas que nos rodean de que nuestros actos han tenido que realizarse así y no de otra manera.

     EJERCICIO A MANERA DE INTRODUCCIÓN:

     a)     Lorena le mintió a sus Papás

    b)     Está en lo correcto

    c)      No está bien mentirle a los papás

    d)     Cada cual hace lo que puede

      ———–

    a)     El atentado terrorista a las torres gemelas de Nueva York mató a miles de personas

    b)     Fue una acción correcta

    c)      Es el acto terrorista más negativo y repulsivo

    d)     Las venganzas a través del terrorismo son venganzas políticas

     En cada uno de los bloques anteriores consta de cuatro juicios. Las expresiones precedidas por la letra a de estos ejercicios no son juicios morales. Las expresiones precedidas por las letras b, c, y d, sí son juicios morales

    Decir Lorena mintió a sus Papás no es más que expresar un hecho acontecido, del que podemos tener cierta constancia. Es, por tanto, un juicio de experiencia (empírico), si lo hemos comprobado. Puede incluso, ser falso, por razón de que Lorena no haya mentido, pero, en cualquier caso, es un juicio que se refiere exclusivamente a un hecho que ha podido ocurrir o no. Decir el atentado terrorista a las torres gemelas de Nueva York, mató a miles de personas, es un hecho comprobado, nos lo han transmitido los testigos y sobrevivientes del suceso, lo han documentado los medios masivos de comunicación, lo ha verificado el gobierno, etc., este juicio se refiere a un hecho ocurrido.

    Los juicios b, c y d no se refieren a juicios ocurridos, sino a la consideración que para nosotros tienen tales hechos.

    ¿Cómo son posibles los juicios morales?, ¿Qué es lo que hace que en un momento determinado podamos pronunciarnos sobre la bondad o maldad de un acto?, Se puede afirmar que los juicios morales son posibles por el Sentido Moral. Es el conjunto de esquemas, normas y reglas que hemos adquirido a través de nuestra educación, familia y medio ambiente, y que mantenemos en el momento de emitir un juicio moral, si revisamos nuestra propia historia individual, podremos recordar, con facilidad, lo que a lo largo de ella se nos ha trasmitido, un conjunto de reglas o normas morales, pautas de conducta. ¿Pero quién nos las ha trasmitido?. En primer lugar, nuestra familia, luego, las instituciones educativas en las que hemos estado, también la propia sociedad en la que vivimos y de la que dependemos.

    Se nos ha dicho continuamente lo que es bueno y lo que es malo, o, lo que, nuestros educadores consideraban bueno o malo, ante este aprendizaje y, ante esas normas de conducta hemos podido tener tres actitudes:

    Rechazo, Indiferencia, Aceptación.

    Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han trasmitido no nos han convencido y, tras un razonamiento y una crítica, hemos decidido olvidarlas, rechazo también, cuando por cansancio o saturación hemos, sin más, prescindido de ellas. Rechazo, también, cuando las hemos sustituido por otras.

    Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada, y volvemos la espalda a su contenido. No es un rechazo efectivo, pero tampoco una aceptación consciente.

    Aceptación, cuando esa norma o normas, constituyen lo que podríamos llamar nuestro equipaje moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado, con las que crecemos, caminamos por la vida y que constituyen lo que en un principio hemos llamado sentido moral[16].

    CONCIENCIA MORAL

    El término conciencia puede utilizarse en dos sentidos: uno general, el de la conciencia propiamente dicha, y, otro específico, el de la conciencia moral. El primero es el que encontramos al expresarnos como: "Lorena a perdido la conciencia", "Oscar no tenía conciencia de la gravedad de sus hechos", con estas expresiones concuerda la de "tomar conciencia de nuestros actos", que equivale a tomar conciencia de nuestros actos o de lo que estamos haciendo. En todos los casos, el conocimiento o reconocimiento de algo, y el tener conciencia o ser consciente es comprender algo que está sucediendo o también registrar su existencia y ponerse a cierta distancia de lo real, además la conciencia anticipa idealmente en forma de proyectos, planes o fines, lo que va a suceder. Y, en este sentido, se dice que "Oscar no tenía conciencia de la gravedad de sus hechos; es decir, no anticipaba idealmente lo que podía sucederle.

    En el segundo sentido del término conciencia es el específico de conciencia moral, que nos expresamos de la manera siguiente: "mi conciencia me dice", "la voz de mi conciencia", etc.

    La conciencia moral sólo puede existir sobre la base de la conciencia en el primer sentido, y como una forma específica de ella.

    La conciencia moral no la posee el individuo desde su nacimiento ni se da tampoco en el hombre al margen de su desarrollo histórico, y de su actividad práctica social. La conciencia moral es, por tanto, en la forma en que la conocemos ya en tiempos históricos; es decir, convertida en una voz interior o juez interno de nuestros actos.

    LAS CONCEPCIONES DE LA LIBERTAD Y SUS VÍNCULOS CON LA MORAL

    Aristóteles (siglo IV a. C.) pensaba ya que para que haya una acción moral es preciso que junto a la acción voluntaria ( libertad de la voluntad), haya una libertad de elección, ambas estrechamente vinculadas.

    Los actos propiamente morales sólo son aquellos en los que podemos atribuir al individuo una responsabilidad no sólo por lo que se propuso realizar, sino también por los resultados o consecuencias de su acción. El problema de la responsabilidad moral se halla estrechamente ligado, a su vez, al de la necesidad y libertad humana, pues sólo si se admite que el agente tiene cierta libertad de opción y decisión cabe hacerle responsable de sus actos. No basta, por ello, juzgar determinado acto conforme a una norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las condiciones concretas en que aquél se produce a fin de determinar si se da el margen de libertad de opción y decisión necesario para imputarle una responsabilidad moral.

    ¿Cuándo puede afirmarse que un individuo es responsable de sus actos o se le puede eximir total o parcialmente de su responsabilidad?. Aristóteles señalaba ya dos condiciones fundamentales:

    1.      Que el sujeto no ignore las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o sea, que su conducta tenga un carácter consciente.

    2.      Que la causa de sus actos esté en él mismo, y no en otro agente, que le obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su voluntad; o sea, que su conducta sea libre[17].

    Existen condiciones que eximen al sujeto de la responsabilidad moral:

    1.  LA IGNORANCIA.

    Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al sujeto que elige, decide y actúa conscientemente, es evidente que debemos eximir de responsabilidad moral al que no tiene conciencia de lo que hace, es decir ignora las circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción. No basta decir que se ignora las circunstancias para eximir de una responsabilidad[18]. Es necesario agregar que no sólo no las conocía, sino que no podía ni estaba obligado a conocerlas. Sólo así su ignorancia le excusa de la responsabilidad correspondiente. Sin embargo, debe preguntarse: ¿la ignorancia es siempre una condición suficiente para eximir de la responsabilidad moral?, Veamos el siguiente ejemplo: un conductor que va manejando en una carretera tras largas horas al volante choca con otro vehículo descompuesto en una curva, provocando graves daños personales y materiales, puede decir en su defensa que no vio el vehículo ( es decir ignoraba su presencia), a causa de la luz de los faros de su auto que era débil. Esta excusa no es moralmente aceptable, ya que pudo y debió ver al coche averiado si hubiera revisado las luces de su auto, antes de iniciar el largo recorrido, aquí el conductor ignoraba, pero pudo y debió no ignorar. La tesis de que la ignorancia exime de responsabilidad moral tiene que ser precisada, pues hay circunstancias en que el sujeto ignora lo que pudo haber conocido, o lo que estaba obligado a conocer[19]

    1.  COACCIÓN EXTERNA

    La segunda condición fundamental para que pueda hacerse responsable a una persona de un acto suyo es que la causa de éste se halle en él mismo, y no provenga del exterior, es decir, de algo o alguien que le obligue contra su voluntad a realizar dicho acto[20]. En cuanto que la causa del acto está fuera del sujeto, escapa a su poder y control, y se le cierra la posibilidad de decidir y actuar de otra manera, no se le puede hacer responsable de la forma que ha actuado veamos el siguiente ejemplo: en su centro de trabajo un empleado lleva con extremo cuidado un frasco de vidrio conteniendo una fórmula química peligrosa, y en ese momento inicia un movimiento de tierra de gran intensidad, y él cae al suelo y se rompe el frasco cuando otros compañeros pasan corriendo, provocando que varios de ellos sean alcanzados por el líquido contenido en el frasco, provocándoles serias lesiones, ¿El empleado es responsable moralmente del hecho?. Es obvio que las causas externas influyeron en él. La causa de su acto estaba fuera de él, por lo que no se considera responsable. La coacción externa exime aquí de la responsabilidad moral. Ya señalaba Aristóteles, la coacción exterior puede provenir no sólo de algo, circunstancias extrañas, que obliga a actuar en cierta forma contra la voluntad del sujeto, sino de alguien que consciente y voluntariamente le obliga a realizar un acto que no quiere realizar, es decir, que el agente no ha escogido ni decidido. Ejemplo, si alguien secuestra a Pedro y obligan a su Padre a robar para pagar el rescate. Aquí la coacción externa es tan intensa que no queda margen o si queda, es demasiado escaso, para decidir y actuar conforme a la voluntad propia.

    2.  COACCIÓN INTERNA.

    Si el individuo no es responsable de los actos que tienen su causa fuera de él, ¿lo será, en cambio, de todos aquellos que tienen su causa o fundamento en él mismo?. ¿No pueden darse actos cuya causa esté en el interior del sujeto, y de los cuales no sea responsable moralmente[21]?

    Un individuo normal es responsable moralmente de un acto realizado cómo ejemplo: un robo, pero no lo es por el contrario, un cleptómano que roba por un impulso irresistible. En este último caso, el sujeto no es conciente, al menos en el momento en que realiza dicho acto. Tal vez posteriormente, cuando lo ocurrido ya sea irremediable, el sujeto adquiera conciencia de todo ello, pero incluso así no podrá garantizar no volver a hacer lo mismo bajo un impulso irresistible o una motivación inconsciente. Los psiquiatras y psicoanalistas conocen muchos casos de este género, es decir casos de individuos que realizan actos que tienen su causa en ellos mismos, y que, sin embargo, no se les puede considerar responsables moralmente.

    LIBERTAD

    Sánchez Vázquez, señala tres posiciones fundamentales a propósito de la libertad:

    1. "Si la conducta del hombre se halla determinada, no cabe hablar de libertad y, por tanto, de responsabilidad moral.

    2.Si la conducta del hombre se halla determinada, se trata sólo de una autodeterminación del Yo, y en esto consiste su libertad. La libertad es incompatible con toda determinación exterior al sujeto ( de la naturaleza o la sociedad)

    3. Si la conducta del hombre se halla determinada, esta determinación, lejos de impedir la libertad, es la condición necesaria de ella. Libertad y Necesidad se concilian"[22].

    Lo que señala la primera posición, el determinismo absoluto rechaza la existencia de la libertad. En esta forma extrema, hay quien afirma: " todos estamos programados, incluso, los programados, para no estar programados". Lo sepamos o no: todo comportamiento es causal. Si lo que yo decida o determine tiene una causa: realmente, no hay libertad, Laplace afirmaba: "todo está causado: la absoluta necesidad y la absoluta libertad". Sin embargo, nosotros sabemos, que el hombre, no es un mero juguete de las causas; el hombre también puede ser causa, con su conciencia y su práctica, puede transformar o modificar el mundo. Sabemos que el hombre es un producto histórico y social, pero también tenemos experiencia de que el hombre, también, hace la historia; hasta podría revolucionar la historia. En el terreno de la práctica política, socialmente, no cabe el determinismo absoluto. Si realmente, todo estuviera causado no tendría caso pensar en la libertad, y mucho menos, en la responsabilidad y obligatoriedad moral.

    La segunda posición, el libertarismo. Se afirma en esta posición, ser libre significa decidir y obrar como se quiere[23]; o sea, poder actuar de modo distinto de cómo lo hemos hecho si así lo hubiéramos querido y decidido. Contradice la idea de que todo esta determinado causalmente. Así en el terreno de la moral, se es absolutamente libre respecto de las causas.

    La dialéctica de la libertad y de la necesidad, constituye una auténtica superación a los planteamientos anteriores. Kant se refiere a la existencia de dos mundos distintos: a) por una parte el mundo natural, empírico, el mundo de las necesidades; y por otra parte, b) el mundo de los "nóumenos", mundo de la libertad, reino ideal, inteligible, donde no rigen las relaciones causales de las que forma parte el hombre como ser moral. Así, Kant, entiende la libertad como autodeterminación del yo, o "causalidad por la libertad" que concilia con la causalidad propiamente dicha, experimentada por decirlo así. La ética kantiana, es una ética formal, ideal que se puede cifrar en el imperativo categórico: " obra de tal manera que tu actuación, pueda convertirse en una norma válida universalmente". Al separar Kant la realidad, en dos mundos, el de los nóumenos y el de los fenómenos, no es posible que con tal formalismo se pueda dar una auténtica conciliación entre el mundo empírico y el mundo moral.

    En la historia de la filosofía, se reconocen tres intentos importantes para superar el problema de la libertad y la necesidad:

    a)     El filósofo holandés, Baruch Spinoza, llegó a considerar que el hombre, como parte de la naturaleza, está sujeto a leyes de necesidad universal, a las que no puede escapar. La acción del mundo exterior, produce en el hombre un estado psíquico de "pasión o afecto". Si el hombre no puede dejar de estar sometido a este tipo de determinaciones universales, ¿cómo puede el hombre ser libre? La libertad, no se puede pensar, sin tomar en cuenta la necesidad. Entonces, ser libre es tener conciencia de la necesidad y someterse conscientemente a la necesidad. La libertad humana, consiste en: "el conocimiento, en tener conciencia de la necesidad objetiva". Por esto, los esclavos, ciegos ante el sometimiento a la naturaleza, no son libres. Esto significa que Spinoza, plantea el problema de la conciliación en cuestión, como un problema teórico, como un problema de conciencia, de saber; que dista mucho de pensarse en términos de la relación efectiva, real, social, que tiente el hombre frente a él. Tal solución teórica, no resuelve el problema. Spinoza se queda a la mitad del camino e la solución al problema de la libertad[24].

    b)     Hegel, pensará que "la libertad es la necesidad comprendida", pero considera que la libertad, está en relación con la historia, donde la libertad depende del nivel del desarrollo del espíritu en la historia de la humanidad, donde el espíritu se expresa o se realiza. La voluntad, para Hegel, es más libre mientras más conoce y, por tanto, cuando su decisión se basa en un mayor conocimiento de causa[25].

    c)      Para Carlos Marx y Federico Engels, el problema de la libertad es una cuestión no sólo asunto teórico, el desarrollo de la libertad se halla, ligado al desarrollo del hombre como ser práctico, transformador o creador, es decir, se halla vinculado al proceso de producción de un mundo humano.

    La libertad es conciencia de necesidad e historicidad; la libertad es dominio del hombre sobre la naturaleza y sobre su propia naturaleza; no puede hablarse de la libertad, al margen de la historia y de la sociedad; es la acción del hombre sobre la naturaleza y de la historia, el criterio acertado para hablar objetivamente de libertad[26].

    EL DEBER MORAL

    Deber y obligación se relacionan tan estrechamente que no es posible concebir el uno sin la otra y viceversa. Si hay deber, habrá obligación: si hay obligación, habrá deber. Esto no quiere decir que ambos vocablos sean sinónimos o por lo menos análogos(semejanza. El deber no es una relación de exigencia como la obligación, consiste en la acción u omisión que se presenta como exigida por la obligación.

    En otras palabras, el deber es el contenido de la obligación, es decir, aquello que obliga la norma. Por ejemplo, si Pedro prestó a Oscar diez mil pesos por un año, entonces para Oscar hay una obligación y un deber, derivados de ese hecho y de la norma moral que dice: "Debes devolver lo prestado".

    La conducta moral es una conducta obligatoria, o conducta debida, que sobre la base de ciertos códigos sociales, ha de asumir el individuo. La voluntad del individuo es libre, su acción u omisión es producto de su decisión interior, como respuesta al código de conducta moral establecido. El deber es lo exigido por la norma.

    LA OBLIGACIÓN MORAL

    La obligación moral, supone la libre elección, sobre la base de una obligatoriedad, una necesidad o causalidad, que no suprima la libertad de acción moral[27].

    Por ejemplo alguien tiene a un familiar en el hospital en estado grave, ese alguien, tiene la opción de visitarlo o de irse de vacaciones fuera de la ciudad. Moralmente estaría obligado a visitar a su familiar; tendría él deber de visitar a su familiar y no salir a vacaciones. Aquí se da el hecho de la obligación moral, en tanto que, se puede elegir libremente por realizar una cosa o la otra. Lo que me determina a actuar libremente, es mi propia conciencia. La determinación del acto moral, es de tipo interno, personal, libre en los precisos contextos de responsabilidad y conducta debida. El factor personal está a la base de todo acto moral; a diferencia del derecho, donde la exterioridad, de la ley, norma la conducta del sujeto.

    Lo que moralmente es obligatorio, lo establece la sociedad, mediante códigos generalmente implícitos, pero manifiestos de la conducta moral que tenemos obligación de asumir y cumplir; la obligatoriedad, está dada socialmente y su cumplimiento o transgresión no anulan la conducta debida o el deber moral.

     AUTONOMÍA MORAL

    Autonomía viene del griego (autos: sí mismo; nomos: ley) significa la actitud de la persona que se da leyes a sí misma

    Los seres humanos son siempre responsables de su vida moral y no pueden nunca renunciar a esta responsabilidad. Por tanto, con mayor o menor iniciativa, con mayor o menor sentido crítico y con mayor o menor originalidad, siempre es la persona singular y concreta quien se ve obligada a decidir, es decir, a elegir entre una u otras normas, entre unos u otros actos, entre esta o aquella manera de ser y, en el fondo de su conciencia, siempre se le revela al ser humano su responsabilidad moral.

    ¿Qué se entiende por autonomía moral?. "El principio de la autonomía, dice Kant, es no elegir de otro modo sino de éste: qué las máximas de la elección, en el querer mismo, sean al mismo tiempo incluidas como ley universal", para este filósofo, la autonomía de la voluntad es el principio supremo de la moral.

    El comportamiento autónomo es aquel que se rige por sí mismo con arreglo a una ley universal o imperativo categórico. La autonomía no implica solamente obrar en concordancia con la buena voluntad requiere, de un trasfondo de libertad que le permita al hombre elegir tanto un buen comportamiento como uno malo.

    Al hablar de libertad y de autonomía, las modernas investigaciones antropológicas van poniendo de relieve la existencia de condicionamientos y de limitaciones más o menos ocultos e inconscientes como los siguientes:

    Marx hizo hincapié en que las situaciones económicas y materiales condicionaban fuertemente nuestra autonomía moral. Por ejemplo, ni se piensa lo mismo ni se lleva idéntica conducta residiendo en una mansión que residiendo en una casa de interés social; pero quienes viven en una residencia, como quienes viven en una casa de interés social, lo hacen por cuestiones económicas, en consecuencia, las concepciones morales de los que poseen riqueza tienden a ser distintas a las de los que no poseen riqueza (casas de interés social)

    Ratzel puso de relieve la influencia del medio geográfico ( el clima, la naturaleza del suelo, el régimen de lluvias, la comunicación, etc) en las instituciones, en la cultura y en la conducta de las personas, donde las ideas, la conducta y la forma de vida de los habitantes son completamente distintas de un lugar respecto al otro.

    Freud descubrió que las fuerzas instintivas, y las frustraciones y conflictos, inconscientemente, poseían una influencia en nuestra conciencia psicológica y en nuestra conducta moral.

    Las personas siempre se encuentran condicionadas y limitadas por innumerables elementos físicos, biológicos, psicológicos, sociales, económicos, etc., y, en consecuencia, nunca podrán poseer una plena y absoluta autonomía, ni una plena y absoluta libertad.

    HETERONOMÍA MORAL

    Heteronomía viene del griego (héteros: otro; nomos: ley) significa la actitud de la persona que recibe leyes por parte de otros. La heteronomía se establece, como dice Kant, cuando la voluntad es forzada conforme a la ley, por alguna otra cosa a obrar de cierto modo; en la heteronomía la ley no surge como expresión de la propia voluntad.

    En una moral de carácter heterónomo la obligación moral es impuesta desde afuera, ya sea por otros individuos o por tradiciones, costumbres y leyes ajenas o extrañas al individuo mismo.

    ALGUNAS FORMAS DE HETERONOMÍA MORAL: LA IGLESIA, EL ESTADO Y LAS TRADICIONES

    Cuando la obligación proviene de la Iglesia, según la ética religiosa la autoridad, la obligación, proviene de Dios, garante y juez supremo de todo orden moral. Sólo en Dios se encuentra el principio de la obligación moral. Cuando a Abraham se le aparece un ángel y le ordena sacrificar a su primogénito, éste tiene que obedecer sin poner en tela de juicio el mandato divino.

    Cuando la obligatoriedad emana de la fuerza del Estado. Los filósofos que defienden la supremacía y glorificación del Estado por encima de los individuos, serían los que apoyarían este tipo de heteronomía. Por ejemplo, Maquiavelo , cuya doctrina estuvo encaminada hacia el fortalecimiento del Estado. Su libro El Príncipe, es en general un tratado con el fin de proveer al gobernante de un arte que le permita establecer y mantener el poder, para evitar discordias intestinas, para prever y prevenir conspiraciones.

    Thomas Hobbes piensa que el hombre es malo por naturaleza, (" el hombre es un lobo para el hombre"), para frenar la innata tendencia hacia el poder, propia del hombre, es necesario crear un Estado fuerte y despótico que mantenga a raya a los individuos y que impida, a toda costa, una guerra de todos contra todos.

    Cuando la obligatoriedad proviene de la tradición y la sociedad. Aquí el individuo adopta un comportamiento irreflexivo, aceptando sin discusión los dictados de la sociedad, la costumbre o la moda, aunque éstos sean absurdos.

     LA REALIZACIÓN DE LA MORAL

    No basta aprender o conocer los valores morales, es necesario realizarlos, asimilarlos para ponerlos en práctica. Al hablar de realización es la encarnación o plasmación de los principios, valores o normas en una sociedad dada no solo como actividad individual, sino colectiva, es decir, no sólo como moralización individual, sino también como un proceso social en que las diferentes relaciones, organizaciones e instituciones sociales desempeñan un papel decisivo

     LOS PRINCIPIOS MORALES

    La realización de la moral, en cada época, es inseparable de los principios fundamentales, o reglas básicas de conducta que rigen en una sociedad determinada en su conjunto, representan a la comunidad social. No se trata de principios morales hechos de manera teórica, aunque pueden apoyarse de las teorías éticas, se trata de principios que van tomando forma en la misma actividad práctica social y rigen efectivamente el comportamiento de los miembros de la sociedad, así como en la actualidad el principio del individualismo, es fundamental en nuestra moral. Es así porque el que rija un principio básico como éste, y no-uno distinto, como el colectivismo, no responde por tanto a razones puramente teóricas, como prácticas, sociales, ya que la moral responde a la necesidad social de regular las relaciones entre los hombres en una comunidad determinada, y esta regulación se hace de acuerdo con los intereses concretos de un sector social, o de una sociedad entera. Estos principios tienen, pues, un doble carácter; primero responden a una determinada necesidad social, y segundo, por ser fundamentales, sirven de base a las normas que regulan el comportamiento, en una sociedad dada, en cierta dirección.

    Los principios morales básicos surgen en relación con determinadas necesidades sociales, también pueden ser objeto de una elaboración teórica con el propósito de justificar su necesidad, o a justificar su validez. Así la labor de los ideólogos que presentan al individualismo egoísta como un principio moral acorde a la naturaleza del hombre. El principio moral básico queda desligado así de las necesidades sociales que lo inspiran y de las condiciones sociales concretas a que responde, a la vez que se oculta su carácter histórico y transitorio.

    En épocas de crisis social como la nuestra, entran también en crisis ciertos principios morales que eran básicos hasta entonces. La crisis de unos principios determinados se resuelve al sustituirlos por otros que respondan a las nuevas exigencias sociales. Sin embargo, mientras no se crean las condiciones sociales necesarias para la realización de los principios que han de sustituir a los anteriores, puede surgir una situación de confusión o incertidumbre por algún tiempo.

    En la actualidad los asuntos que interesan a los jóvenes (educación sexual, relaciones afectivas entre padres e hijos, noviazgo, etc.), no pueden abordarse, en el terreno moral, bajo los principios que han regido en una moral feudal, o hace doscientos años.

    Estos principios no pueden servir hoy en día para abordar los asuntos mencionados, ni los problemas morales de la explotación del hombre por el hombre, racismo, violencia, etc. Amplios sectores de la población no aceptan ya los viejos principios morales que sirven para cubrir con una capa moral la miseria, la opresión, la discriminación, etc.

    La realización de la moral como plasmación de los principios morales, plantea, la necesidad de ponerlos en relación con las condiciones sociales a que responde, con los intereses que los inspiran, y con el tipo concreto de las relaciones humanas que pretenden regular.

     LA MORALIZACIÓN DEL INDIVIDUO

    El acto moral comprende, que exista conciencia y libertad en la actividad de los sujetos. Por ello, en sentido propio, sólo tienen un carácter moral los actos de los individuos, y actos colectivos como seres conscientes libres y responsables, ya que se trata de actos planeados conjuntamente y realizados conscientemente en común por diferentes individuos. El verdadero agente moral es el individuo, pero el individuo como ser social, por ello la realización de la moral es una actividad individual, pero a su vez dada la naturaleza social del individuo, no se trata de un quehacer meramente individual. No lo es tampoco porque los principios, junto con las normas que determinan su comportamiento moral responden a necesidades e intereses sociales.

    El modo de actuar moralmente el individuo, o su comportamiento moral en una situación dada, no es algo totalmente espontáneo o imprevisto, sino que se halla inserto como una posibilidad en su carácter. Es decir, su modo de decidir y actuar no es casual, sino que responde a una manera suya de reaccionar hasta cierto punto constante y estable ante las cosas y los demás sujetos. Esto significa que no podemos separar la conducta del individuo de su condición de miembro de la sociedad ni tampoco de ciertas formas genéricas o sociales del comportamiento individual, debemos ver en él formas propias, originales y, a la vez relativamente estables de comportarse a las que responde su conducta moral. Estas formas propias, mutuamente ligadas entren sí, que forman una totalidad inseparable, constituyen el carácter de una persona.

    En carácter se forma, bajo la influencia del medio social, "sí es formado sobre un modelo autoritario tiene como punto de partida no el amor paterno, sino la familia autoritaria.

     

     

    josé guadalupe de la fuente aguilar