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Relevancia dentro del contexto económico nacional e internacional de la TIC (página )

Enviado por Yibetza Romero


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De esta suerte se puede llegar a la afirmación de que habrá un desarrollo desigual en la sociedad global de la información entre las diferentes naciones, ya que el acceso al nuevo conocimiento y a las nuevas tecnologías (conocimiento aplicado con valor económico) seguirá siendo privatizado y su circulación restringida. 

El régimen de propiedad intelectual y el sistema de patentes adquieren de nuevo una importancia estratégica, tan o más alta que en la época del modo de desarrollo industrial. La corriente  de pensamiento tradicional sobre el derecho a la propiedad considera que la protección que otorga la patente y el derecho a la comercialización de la tecnología son incentivos que promueven la investigación y el descubrimiento. Sin embargo, desde la perspectiva de la sociedad del conocimiento, todo factor que disminuya las posibilidades de la libre circulación de ideas, de la información y del conocimiento básico o aplicado, inhibe y retrasa los procesos de invención e innovación.

Se prevé entonces que las presiones tradicionales de acceso a la información tenderán a extenderse hacia demandas por el libre acceso al conocimiento y a las tecnologías reservadas o privatizadas.

Esta tendencia iría  en contra del reconocimiento del valor económico de la información. En estas circunstancias, el interés público empuja por su lado hacia la libre circulación de información e ideas, en tanto que el interés privado busca generar incentivos económicos y protección legal a la invención.  Un asunto relevante en esta materia es el relativo al software (elemento fundamental en la informática); de manera paralela al desarrollo de software con propósitos mercantiles o de comercio se está desarrollando un software de acceso libre.

El software comercial se protege con patentes y su uso se autoriza mediante el otorgamiento de licencias, en tanto que el software libre puede ser de acceso gratuito y está abierto a las mejoras que puedan desarrollar los propios usuarios. Hasta la fecha no se ha inhibido el desarrollo de ninguno de los dos tipos de software. 

Frente a las previsiones de una sociedad del conocimiento como una sociedad con libre circulación de información e ideas, hay también percepciones sobre una evolución en sentido contrario. Juan Carlos Tedesco, por ejemplo, considera que la información y el conocimiento no sólo son factores que impulsan el desarrollo, sino que se están convirtiendo cada vez más en las variables claves de la distribución del poder. Tedesco considera que el control de la producción de la información y del  conocimiento estaría prevaleciendo en contra de la democratización del acceso y de la mayor fluidez en la circulación de la información:

La evolución social reciente ha permitido apreciar que, en contra de los pronósticos de las hipótesis optimistas sobre las potencialidades democráticas de una economía y de una sociedad basada en la producción de conocimientos, las economías productoras de ideas parecen ser más inequitativas que las que fabrican objetos.

Tal como lo expresa Cohen, la propensión a excluir a los que no tienen ideas es más fuerte que la propensión a excluir a los que no tienen riquezas (Tedesco, 2004).

El nuevo modo de producción se caracterizaría entonces por crear más igualdad y más desigualdad, al mismo tiempo. Entre quienes se incorporan al proceso productivo tecnológicamente más avanzado, existe mucha más homogeneidad que en el pasado, pero entre ellos y el resto de los que se desempeñan en unidades productivas atrasadas o que son excluidos del proceso productivo, se establecen grandes distancias.

Podría decirse que América Latina, en general y México, en lo específico, llegan tarde otra vez o se han quedado rezagados en la formación de la capacidad social para manejar las TIC y en la construcción de las supercarreteras de la información, factores centrales del crecimiento económico ligado a la sociedad de la información y del conocimiento. Sin embargo, hay formas y posibilidades para que estos países puedan ser parte y beneficiarse, como lo han hecho algunos de los países asiáticos, del avance de las TIC y el modo de desarrollo informacional.

Al comentar las conclusiones de un reporte del Banco Mundial de 1993 sobre el "Milagro del Este Asiático", Robert Mansell y Uta When señalan que el Banco atribuye el acelerado crecimiento de los países asiáticos a los siguientes factores: la liberalización comercial, su orientación exportadora, los elevados niveles de inversión y  las reformas en la educación. Sin embargo, puntualizan los autores, el Banco no menciona que en esos años más de un 25 por ciento de las exportaciones de la República de Corea, Taiwán y Singapur, se clasificaban como "equipo TIC", esto es: equipo de telecomunicaciones, computadoras, maquinaria de oficina, componentes y bienes electrónicos.

Puesto que el comercio de este tipo de equipo ha crecido a más del doble que el comercio en general, es evidente que los países mencionados han tenido grandes oportunidades en el comercio mundial. Así, las oportunidades de crecimiento económico se asociaron a la estrategia de industrialización basada en la producción de equipos TIC  (Mansell and When, 1998).

Mansell y When reconocen que el Banco Mundial tiene razón al destacar el factor educación, como un elemento clave en el caso de los países asiáticos. No obstante consideran que el Banco no menciona otras formas de "inversión intangible" como son la investigación y el desarrollo científico y tecnológico y servicios técnicos y científicos relacionados.

Es en estas áreas en donde los logros de los "tigres" asiáticos fueron impresionantes, con una amplísima ventaja sobre cualquier avance logrado por América Latina o África en esos campos. La explicación para este suceso no se encuentra en una singular sabiduría o capacidad prospectiva de tales países, sino en una combinación de buena fortuna y buen juicio así como la proximidad con Japón. Los "tigres" asiáticos lograron construir mejor que los demás países una "capacidad social" para dominar las tecnologías de la información.

Siguiendo el argumento de Mansell y When, el desarrollo de aplicaciones y la utilización de las TIC son factores más importantes que la producción misma de supercomputadoras, circuitos integrados y demás equipo de comunicaciones. Haciendo un parangón con la revolución técnica que en el siglo XIX significó la energía eléctrica, en la que sólo unos pocos países tenían la capacidad para producir generadores, transformadores y equipo eléctrico en general, se argumenta que fueron muchos más los países que aprendieron a usar la energía eléctrica en otras industrias y servicios en los que tenían algunas ventajas.

Esa situación se  estaría presentando de nuevo hoy en día en relación con las TIC; el área de oportunidad no se restringe a la producción de los equipos o hardware, lo que sí se reconoce como indispensable es el desarrollo de esa capacidad social para generar y promover inversión intangible en la escala necesaria, complementada con la inversión tangible en infraestructura. El desarrollo de la infraestructura en telecomunicaciones, como sucedió en el pasado con la de la energía eléctrica, es esencial para participar de manera efectiva en la economía mundial y sobre todo para lograr crecimiento económico.

Claro que también se requieren esfuerzos significativos, articulados y coherentes, en educación, investigación y desarrollo y servicios técnicos y científicos. La nueva economía requiere el continuo desarrollo y dominio de nuevos saberes y competencias.

Así como la globalización de los procesos económicos se percibe como un proceso en marcha, si no es que inexorable, se puede afirmar que todos los países caminan rumbo a la sociedad de la información: compete a cada uno definir sus prioridades y trazar su ruta.

Venezuela ha capitalizado importantes logros en el área de las TIC. Por ejemplo, el sector de las telecomunicaciones sólo representaba el 1,64% del PIB no petrolero en 1993. Una década después, este sector constituye el 4,91% del PIB no petrolero. De hecho, el sector de las telecomunicaciones ha tenido una asombrosa tasa de crecimiento durante los últimos diez años: 12,18% interanual. Incluso, fue uno de los pocos sectores económicos con crecimiento positivo durante el traumático año 2002.

Sin embargo, todavía resta mucho camino por recorrer, tal como se desprende del Reporte de Competitividad Global 2002 elaborado por el Foro Económico Mundial con sede en Davos. De acuerdo a este estudio, Venezuela ocupa el lugar 53 entre 80 países en el índice de tecnología.

Una posición nada halagadora pero esperanzadora si se compara con otros indicadores como el de instituciones públicas (puesto 73) o ambiente macroeconómico (puesto 72).

En términos del indicador de tecnología y dentro del contexto latinoamericano, superamos a todos los países de la Comunidad Andina, pero nos encontramos detrás de Chile, Argentina, Brasil, México, Costa Rica y Panamá.

Tenemos que superar la brecha tecnológica en relación con nuestros pares latinoamericanos, invirtiendo en investigación y desarrollo, profundizando la apertura del sector telecomunicaciones y acercando las TIC a los más pobres. Sólo así podremos crecer a tasas anuales del 5 y 6%, necesarias para superar el atraso y reducir la pobreza. Cada vez los recursos naturales tendrán una menor importancia dentro del mundo globalizado y serán reemplazados por el conocimiento como generador de riqueza.

Entender este cambio de paradigma e incorporar masivamente a las TIC dentro de la mayoría de los procesos productivos y educativos es vital para convertir a nuestro país en un actor clave dentro de la escena internacional, en la cual el petróleo cada vez juega un papel menos importante como elemento de desarrollo y dinamismo económico.

 

Yibetza Romero

yibetza[arroba]hotmail.com

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