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Pensamientos de médico


Partes: 1, 2

    Vagabundeo en estas horas por los tejados de una memoria que extraviara su tiempo.

    Palabras con mandamientos de silencios que se encontraron al lado de una noche que palpando luces de estrellas iluminaron lo que escribo.

    ¿Yo?, sentado,¿ el viento?: repartiendo espumas de fantasías en orillas atormentadas, si, el mismo viento que se enamoró atravesando una guarida de poemas enredados.

    Sigo vagabundeando… ahora en constelaciones que corto en sueños cansados de dar golpes a los colores del silencio, deseando escuchar aquellas espinas que clavaron auroras blancas en el capullo de mil espadas, deseando escuchar a ese río guardián con pasiones apretadas que se sumergieron en el suspiro de un bello salto que desmenuzó el alma de caminantes que conservaron las gotas de la ausencia.

    LABIOS.

    Labios…

    Aquellos labios

    Incestuosamente rojos

    De incestuosidad mutilada

    Que desearon esculpir flores

    En vuelos fatigados

    De paisajes frenéticos

    Se marcharon

    Persiguiendo el rastro

    De esos caminos olvidados.

    Labios…

    ¿cuándo regresaran?

    ¿cómo saberlo?

    ¡si los astros

    Apagaron sus oráculos!

    ¡si el sol

    Cincelo en el fuego

    La tristeza

    De sangres encadenadas!

    ¡si las aves

    Arrancaron la médula

    De mis versos

    La echaron … lanzándola

    Encima de cenizas desbocadas!

    Labios agonizantes

    No pueden volver

    El tiempo lapidó

    A los cupidos peregrinos

    Que lloraron sus destinos

    Por aquellas constelaciones errantes.

    Labios húmedos

    Quedará la memoria

    Como ondulantes

    Aguas mansas

    Agarrando sirenas

    Por la eternidad.

    Labios…

    Húmedos

    Rojos

    Mutilados

    Acuosamente mutilados.

    Recuerdos…

    Se envejecerán.

    LLUEVE.

    Llueve…

    Mientras va surgiendo

    La ciudad

    ¿la ven?

    Que somnolientamente bosteza

    ¿la escuchan?

    Las últimas fibras

    De poesías

    Que se van desmembrando

    Desmembrando…paulatinamente.

    Llueve…

    Mientras los tiempos ruborizados

    Pegajosamente se esconden

    Entre los archivos flotantes

    De unos garabatos necios.

    Llueve…

    Mientras las letras

    Metamorfoseando locuras

    En vacíos zurcidos

    Se encuentran.

    Llueve…

    Mientras el poeta

    En las calles oscurecidas

    De sombras inquietas

    Arrimadas a sus cuerpos

    Continua pintando

    Sus horizontes marrones.

    Llueve…

    Mientras las letras

    Se pierden tambaleantemente

    En tristezas agobiantes

    De pieles borrachas

    Tratando de dormirse

    Por las largas cabelleras

    De silencios versos.

    Llueve…

    Mientras el vino

    De la existencia

    Va escarbando

    Las hojas finales

    De recuerdos

    Ya transitados.

    Llueve…

    Y las horas

    En sus megalomanías

    Deciden perforar

    Las arrugas del cansancio.

    Llueve…

    Mientras los colores

    Del paisaje lividecen

    Quedando horizontes… desteñidos

    Que se pierden

    En los dolores

    De unas letras grises

    Que envejecen

    Cuando el poeta

    Muere un poco

    Cada día.

    Llueve…

    Mientras el poeta

    Que se flagelaba

    En su miseria

    Nadie le recuerda

    La tierra

    Lo arropo

    Con los gritos

    De sus entrañas

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