Patrimonio en Cuba: el caso de La Habana vieja como sitio arqueológico
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Resúmen
De una larga historia es la ciudad de La Habana, cuanto se ha dicho y cuanto se ha escrito de ella, se ha estudiado su arquitectura única y viva, de sus habitantes, de su puerto carenero que jugó un papel tan importante desde el inicio de su existencia, de todo lo que se comerció, pero en verdad se ha hecho referencia muy pocas veces a su arqueología. La información que su suelo antropogénico nos pudiera decir, son pocos los que lo han escrito.
La potencialidad arqueológica que se presenta en la Habana Vieja es incalculable, a tal punto que pensamos que serán varias generaciones las que dispongan de su conocimiento ya que el grado de autenticidad de sus edificios y de los espacios urbanos concebidos en diferentes épocas, así como la inalterabilidad de su subsuelo hacen de esta ciudad el sueño de los arqueólogos históricos (Domínguez 1990).
Desde los años 1960 , es común el debate entre los arqueólogos especialistas acerca de la autonomía de la Arqueología Histórica como disciplina científica. Algunos piensan que es una herramienta de la Historia propiamente dicha, otros que es una técnica y otros que solamente es un subcampo de la propia Arqueología. Nosotros la consideramos una ciencia y sobre todo una Ciencia Social independiente en tanto posee su propio cuerpo conceptual y su objeto de estudio muy bien definido y que no es otra cosa que el estudio de las huellas dejadas por el hombre en el curso de su existencia y que deviene en la cultura material de los pueblos.
También desde los años 1960 el debate giró en torno al propio nombre de esta ciencia: unos la llamaban Arqueología Colonial (de hecho, se llamó así por mucho tiempo), otros Arqueología de niveles coloniales, Arqueología de la etapa colonial o hecha sobre sitios históricos, todavía hoy esta discusión no define concretamente esta ciencia (Domínguez 1984; 1996).
Sin esperar una definición consensuada, en la Habana Vieja se practicaban excavaciones en sus inmuebles más antiguos para recuperar información de todo tipo, sobre todo materiales, delimitar espacios, que estaban ocupados con anterioridad y cambios estructurales que originalmente estaban en los inmuebles.
No fue hasta 1968 que las labores arqueológicas en este contexto habanero se realizan junto al proceso de restauración y sobre todo a partir de una ejecutoria oficial. Es en este año que se comienzan a efectuar excavaciones arqueológicas en los predios del actual Museo de la Ciudad, otrora Alcaldía de la Ciudad de La Habana y que había sido el Palacio de los Capitanes Generales durante el Gobierno Español (Domínguez 1983b).
Enviado por Lourdes S. Domínguez
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