La escuela de padres: exigencias más importantes para su aplicación práctica
Enviado por Joaquín Márquez Pérez
RESUMEN.
La presente es una reflexión que sintetiza las investigaciones y experiencia del autor en el manejo de la dimensión "padres – familia" en el tratamiento de los desórdenes del comportamiento observables en la etapa infanto –juvenil.
Parte de la tesis que hipotetiza que en esta, radica una muy importante fuente etiológica de dichos trastornos. Primero se sistematizan las situaciones que más comúnmente tributan a las dificultades que se diagnostican. En un segundo momento se describe una estrategia de modificación que descansa en el empleo de reforzadores y castigos. Se pormenorizan las reglas de aplicación de estos.
INTRODUCCIÓN.
En un momento de abertura inusitado, cuando por tercera vez en una suerte de ciclo fecundo y recurrente el Sistema Educacional cubano se extiende y revoluciona, la realidad de afrontar la educación del hombre del mañana en un mundo diverso, globalizado, ciberconectado y desproporcional, exige cada vez más de maestros sensibles, instruidos técnicamente, pero también capaces de percibir el palpitar irredento de lo potencial bajo los rostros disímiles de sus educandos: entender a Vigotsky (1924) aún bajo los designios de la urgencia de la red de redes es una garantía de la Escuela pedagógica cubana.
La labor del maestro, del aula universitaria que hoy llega a todo el país en la más noble y valiente cruzada de nuestra gesta pedagógica insular necesita también alcanzar al barrio, al grupo de vecinos, a la familia: allí se gestan los pilares de esa obra prístina que es un hombre culto, conocedor por instrucción y vocación, sabio por auténtico.
Si aceptamos que la autenticidad del desenvolvimiento personal depende de manera decisiva de la proyección, del funcionamiento de la familia (Rogers,1959), hasta allí ha de llegar la mano culta y virtuosa, dedicada e insomne del educador.
Con orígenes difíciles de precisar pero historia fecunda en casi cualquier latitud ilustrada del planeta, la "escuela de padres", "entrenamiento de padres" (Caballo, 1995) o como se le quiera denominar es un proceder técnico, recurso pedagógico o espacio social- depende de la perspectiva con que se observe a este eficaz y sólido sistema de influencias- de insoslayable valor para que la labor de la institución, de las ciencias psicológicas, pedagógicas o sociológicas, alcance al hombre donde se forman y crean las bases de su desarrollo personal: la familia (Arés P, 2002).
Probablemente cada una de esas perspectivas profesionales necesite de una organización particular, con variantes en los objetivos específicos que persigue en su accionar directo sobre la eficacia del funcionamiento familiar y su efecto moldeador- en un genuino acto de influencia pedagógica- del ambiente que estimula y pauta el desarrollo. Integrarlos podría ser difícil, seguramente agotador, pero no necesariamente imposible y muchísimo menos carente de sentido o estéril.
Lograr hacerlo desde una metateoría que abarque todas esas ramas del saber puede ser por ahora muy difícil, pero a la luz del enfoque sistémico y con la experiencia de la Terapia Familiar de esta orientación, parece mucho más prudente la noción interdisciplinar que, por demás, tiene ya una importante y exitosa historia.
Psicólogos y pedagogos tiene sobradas razones e intereses comunes para no escatimar esfuerzos en desarrollar estrategias de acción sobre el medio familiar como sistema social blanco de sus objetivos, es una verdad de perogrullo.
Aún cuando el Círculo infantil o las Vías no Formales son formas de institucionalización muy precoces, el peso decisivo de la familia, sus estilos de comunicación, sus estrategias educativas, sus valores particulares y su dinámica de funcionamiento parece que aún gravitarán como variables de alto peso específico en la creación de los constructos intrapsíquicos más importantes que definen a la personalidad (Arés P, 2002).
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