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Revolución de Mayo de 1810 (página 2)

Enviado por Jorge Acuña


Partes: 1, 2

Durante su reinado se le conoció con el apodo de Pepe Botella, en referencia a un supuesto alcoholismo, que parece seguro que no era cierto. El pueblo de Madrid también le apodó El rey plazuelas, puesto que abrió muchas plazas en la capital, principalmente derribando iglesias y conventos. La más importante fue la plaza de Oriente, delante del Palacio Real.

La Junta de Sevilla

La Junta Suprema Central, también llamada la Junta Suprema o Junta Central Suprema y, oficialmente, Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino fue el órgano que acumuló los poderes ejecutivo y legislativo españoles durante la ocupación napoleónica de España. Se constituyó el 25 de septiembre de 1808 tras la victoria en la batalla de Bailén y después de que el Consejo de Castilla declarase nulas las abdicaciones de Bayona. Estuvo vigente hasta el 30 de enero de 1810.

Fue formada inicialmente por los representantes de las Juntas Provinciales, tuvo su sede en Aranjuez y estuvo presidida por el Conde de Floridablanca, con 35 miembros en total. En pocas palabras, la misión de la Junta fue la de asumir el poder del Estado durante la ausencia del rey, Fernando VII.

Luego de la caída de Madrid recuperada por Napoleón, la Junta central se trasladó a Sevilla y de allí a la isla de León[5]

Al disolverse la Junta, fue creado el Consejo de Regencia de España e Indias, a partir del cual, tras la recuperación casi completa del territorio peninsular durante la Guerra de Independencia española, se forman las Cortes de Cádiz, que acabaron redactando la Constitución española de 1812, inspirada en la Constitución francesa de 1791. Se estableció en ella la división de poderes, el ejecutivo: el Rey; el legislativo: las Cortes y el judicial, además se estableció el régimen monárquico hereditario, con atribuciones limitadas, se proclamó que la soberanía de la nación residía en el pueblo y no en la persona del Rey. Es decir aquí se notó la influencia del pensamiento filosófico de Jacques Rousseau, con su obra "El Contrato Social" y a Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu con su obra "El Espíritu de las Leyes".

Esta Constitución dividió a los españoles en dos grandes grupos, los absolutistas y los liberales.

La lucha de España contra Napoleón

Las Cortes y los funcionarios acataron obediencia a José I, pero el pueblo español se levantó en armas, en Madrid el 2 de Mayo de 1808, el pueblo invadió el palacio real bajo el grito de ¡Traición! ¡Mueran los franceses!, el Mariscal Murat ordenó a sus soldados reprimir a balazos a la multitud, la lucha duró hasta el anochecer, y murieron muchos civiles.

Esto avivó más el odio español hacia los franceses. Las ciudades de Oviedo y Gijón iniciaron la rebelión, que se extendió a todo el reino. El territorio se transformó en un campo de guerrillas, el General Pedro Dupont que tenía la misión de ocupar la región central de España, se vio acorralado por el español Javier Castellanos y obligado a capitular en el desfiladero de Bailén[6]al pié de la Sierra Morena el 19 de julio de 1808, José I y sus tropas abandonaron Madrid.

Los franceses sitiaron dos veces la ciudad de Zaragoza, defendida heroicamente por José de Palafox.

Mientras tanto los ejércitos imperiales que ocupaban Portugal fueron derrotados en Cintra el 30 de agosto de 1808 por el inglés Arturo Wellesley[7]al mando de las tropas anglo – portuguesas.

Estos acontecimientos hicieron que Napoleón se traslade a España, y al frente de un poderoso ejército reconquistó Madrid reponiendo a su hermano José de vuelta en el trono.

Pero debió abandonar pronto España en enero de 1809, ya que en París su ministro de Estado, Talleyrand y el jefe de policía Fouché estaban conspirando en su contra para tomar el poder. Además los austríacos avanzaban sobre Francia, pues habían formado la Quinta Coalición.

Repercusión de la política europea en América

La Revolución de mayo de 1810 es la resultante de una serie hechos sucedidos en el viejo mundo, y en América, que luego va a producir su efecto rebelde en toda América hispana, y en estos dominios de España.

Podemos mencionar entre estos:

  • a) La independencia de los Estado Unidos en América del Norte. el 4 de julio de 1776 las colonias inglesas rompen la dependencia de Inglaterra, creándose Los Estados Unidos de Norteamérica, que va a ser reconocida por la corona española. Esto más tarde va a ser imitado por los otros hermanos americanos.

  • b) La Revolución francesa y las nuevas ideas proclamadas por los revolucionarios franceses en su " Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano", que prendió en la juventud ilustrada del virreinato del Río de la Plata la llama en la búsqueda de la independencia de España.

  • c) Las ideas liberales hispano – indianas de los españoles que se anticiparon a los escritores franceses en las doctrinas de soberanía popular y los principios fundamentales de la ciencia política y social. A principios del siglo XVI, algunos teólogos defendieron la igualdad de los americanos y reclamaron la aplicación de principios más liberales. Entre estos religiosos podemos citar a Fray Bartolomé de las Casas[8]Francisco de Vitoria[9]Francisco Suárez[10]Juan Solórzano Pereira[11]

  • d) La acción de los precursores

De los movimientos armados contra las autoridades españolas, llamados precursores de la emancipación americana, se destacaron Francisco de Miranda[12]y Antonio Nariño[13]

Causa Externa

  • a) La invasión napoleónica a España tema al que ya nos referimos.

Causas locales:

  • a) Económicas:

Debido a la imprevisión política de España que dejaron abandonado a su propia suerte, sus dominios en América. Su política de comercio monopolista. Que produjo en los hombres progresistas americanos la reacción revolucionaria para defender el libre comercio.

  • b) Políticas:

Los cargos políticos eran ocupados en casi su totalidad por españoles, que en muchos casos eran incapaces, pero la ventaja o privilegio era el de haber nacido en España.

Para España los territorios se consideraban propiedad personal del rey y no de la Nación.

Cuando se produjo la prisión del monarca, el gobierno recayó en la Junta Central, por lo que se interpretó que al tener dueño estas tierras, quedaban libres de ataduras con la metrópolis.

La Sociedad de los Siete

Fue un grupo revolucionario que actuó en Buenos Aires en el año 1810 y que organizó la remoción del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros en la Revolución de Mayo.

En la sociedad del Virreinato del Río de la Plata era habitual que los criollos, los nacidos en el continente americano, se vieran relegados a un segundo plano respecto de los españoles provenientes de Europa en la toma de decisiones o las disputas de poder. Esto cambió tras las Invasiones Inglesas, durante las cuales se formaron milicias criollas que defendieron exitosamente la ciudad de dos ataques de Gran Bretaña, sin contar con ningún auxilio de su metrópoli española. En consecuencia, surgían entre los criollos nuevos intereses de involucrarse en el gobierno y quebrar la autoridad absoluta de España.

Aun así, manifestar abiertamente tales posturas durante el virreinato exponía a ser condenado como traidor a la corona. En consecuencia, la sociedad de los siete se reunía en secreto en la jabonería de Hipólito Vieytes y en la casa de Nicolás Rodríguez Peña. Aunque en sus reuniones coordinaban sus reacciones ante los acontecimientos en la forma más conveniente para alcanzar el fin de quebrar la hegemonía española, públicamente no se revelaban como un grupo cohesionado.

Las estrategias de la Sociedad de los Siete condujeron a la Revolución de Mayo, en la cual tuvieron éxito y lograron expulsar al virrey Cisneros de su cargo, reemplazándolo con una Junta de Gobierno de extracción criolla. Con sus objetivos cumplidos, la Sociedad de los Siete dejó de existir como tal, cuando varios de sus miembros más prominentes ocuparon cargos de gobierno en la nueva Junta.

Los integrantes de este grupo fueron:

  • Cornelio Saavedra
  • Manuel Belgrano
  • Juan José Castelli
  • Juan Martín de Pueyrredón
  • Mariano Moreno
  • Hipólito Vieytes
  • Nicolás Rodríguez Peña

Invasiones inglesas al Río de la Plata

Primera invasión

El 14 de abril de 1806 partió desde la ciudad del Cabo una fuerza comandada por Beresford. Hizo escala en Santa Elena donde se reforzó. La fuerza que llego al Río de la Plata consistía de 1600 hombres en 10 barcos de guerra. El 25 de junio de 1806 los ingleses desembarcaron en Quilmes, y llegaron a tomar el fuerte de Buenos Aires el día 28 de junio. El virrey Sobremonte huyo con el tesoro de la ciudad hacia Córdoba, para organizar allí la resistencia, pero el tesoro fue interceptado por los ingleses gracias a la información que proveyeron comerciantes temerosos de que los ingleses al no tener el tesoro robaran sus propiedades. Para ganarse el favor de la gente de Buenos Aires una de las primeras medidas de los invasores fue decretar el libre comercio. Esto provocó que muchos comerciantes que se beneficiaban con el monopolio español financiaran la resistencia a los ingleses, que comenzó a organizarse en forma secreta con el fin de retomar la ciudad. A su vez en Montevideo Liniers organizo una fuerza con el objetivo de marchar sobre Buenos Aires y liberarla. También Pueyrredón con la ayuda de Alzaga, organizo una milicia en los alrededores de la ciudad con vistas a la liberación de la misma la cual fue derrotada por los ingleses el 1 de agosto. El 4 de agosto Liniers desembarco al norte de la ciudad en Las Conchas con su fuerza. A medida que avanzaba se fueron uniendo más hombres a su fuerza. Finalmente llego a Buenos Aires donde convergieron en el ataque a los ingleses todas las fuerzas de la resistencia. Luego de 2 días de lucha los ingleses fueron expulsados el 12 de agosto. El 14 de agosto el Cabildo le confirió a Liniers el mando militar. Estos acontecimientos junto con la reconquista constituyeron dos importantes antecedentes de autodeterminación que influirían luego en la Revolución de mayo.

Periodo intermedio

Luego de la invasión se hizo evidente que era necesario contar con mayores fuerzas militares en el Virreinato del Río de la Plata. España en ese momento se hallaba en estado de virtual aislamiento con respecto a sus colonias, ya que su flota había sido derrotada en Trafalgar y los ingleses habían ganado el control del mar, por lo tanto recibir refuerzos de la metrópoli era bastante improbable. Se organizaron entonces fuerzas militares en el virreinato mismo, la mayor parte de ellas integradas por criollos. Se formaron entre otras fuerzas los patricios, Arribeños, Húsares, Pardos y Morenos y más. Esto sentó las bases para el futuro ejército argentino que combatió en las guerras por la independencia y le resto poder a la elite española.

Segunda invasión

El 22 de septiembre de 1806 el gobierno inglés decide invadir Buenos Aires y Montevideo. Los ingleses volvieron a la carga con una fuerza mucho mayor a la que habían enviado con anterioridad. Como base de acción tomaron la población de Maldonado el 29 de octubre de 1806 comenzaron las acciones que culminaron 3 días después con la derrota española. El 3 de febrero de 1807 tomaron la ciudad de Montevideo en una operación naval y terrestre con 8000 soldados, bajo el general Auchmuty y el almirante Stirling. Sobremonte había acudido con refuerzos desde Córdoba, pero fue repudiado por el Cabildo, que puso a Ruiz Huidobro al mando de la fallida defensa de la ciudad. Mientras tanto Liniers que había acudido con 3000 hombres en ayuda de Montevideo debió retornar a Buenos Aires al enterarse de la caída de la ciudad. El 5 de febrero llego la noticia a Buenos Aires de la caída de Montevideo, reuniéndose el Cabildo el día 10 para analizar la situación, llegándose a la decisión de destituir a Sobremonte, arrestarlo y nombrar como virrey a Liniers, hecho que sentó un fuertísimo precedente de autodeterminación con vistas a la Revolución de Mayo de 1810. Para impedir que el pueblo de Colonia del Sacramento fuera utilizado como punto de desembarque de un ejército español, los ingleses también tomaron esa población que cayó fácilmente en marzo. Liniers envió al recién llegado de España, Elio al frente de una fuerza para recuperar Colonia. El 22 de abril este realizo un ataque sorpresivo para los británicos, pero sin lograr el triunfo, y debió retirarse. Pack, el comandante ingles a cargo de Colonia pido refuerzos a Montevideo y ataco el campamento de Elio, derrotándolo y dispersando su fuerza el 7 de junio de 1807. Los ingleses comenzaron a usar a Montevideo como base para el contrabando, logrando que sus mercaderías penetraran en las colonias españolas. Además emprendieron una guerra propagandística mediante la distribución de un periódico pro británico. El 10 de mayo de 1807 llego a Montevideo Whitelocke que asumió el mando de todas las fuerzas inglesas. El 28 de junio desembarcaron los ingleses en Ensenada, enfrentando las resistencias de una fuerza local que fue prontamente desbaratada, iniciando la marcha sobre Buenos Aires. Entre tanto llego de España una resolución que declaraba a Ruiz Huidobro como virrey, pero al hallarse este prisionero de los ingleses, la Audiencia resolvió la continuidad de Liniers en el cargo. El 4 de julio el ejercito ingles se aproximo a la ciudad de Buenos Aires. Liniers salio a enfrentarlos en Plaza Miserere siendo derrotado. Ante la ominosa situación el alcalde de Buenos Aires, Alzaga ordeno fortificar la ciudad, se cavaron trincheras y se hicieron barricadas, a la vez que la población se levanto en armas para enfrentar a los ingleses. El 5 de julio los ingleses partiendo de Miserere se dividieron en 12 columnas para penetrar en la ciudad confiados de la victoria. Los sorprendió una encarnizada resistencia y una lucha cuerpo a cuerpo. La población utilizo casi cualquier medio para combatir a los ingleses, el más famoso fue el de arrojar aceite hirviendo desde las terrazas de las casas a las columnas británicas (aunque algunos historiadores afirman que era agua hirviendo ya que el aceite en esa época era un articulo muy caro). Los ingleses no pudieron tomar la ciudad y sufrieron una gran cantidad de bajas. Liniers le ofreció a Whitelocke la rendición la cual el comandante británico acepto. Las tropas británicas debieron retirarse del Río de la Plata y devolver al Virreinato del Río de la Plata las ciudades tomadas.

Consecuencias de las invasiones

Las invasiones inglesas sentaron un precedente para la Revolución de Mayo de 1810, ya que demostraron que las colonias podían defenderse por su cuenta sin ayuda de la metrópoli, a la vez que el nombramiento de Liniers y una serie de decisiones que se tomaron de manera local, sirvieron como precedente de la autodeterminación que podía ser ejercida.

Virreinato de Liniers

En mayo de 1808 llegó una real cédula de Carlos IV en la que se conformaba Liniers como virrey interino del Río de la Plata, Liniers[14]

Durante su gobierno se produjeron los siguientes sucesos de importancia:

Ante la invasión de España, y la puesta en prisión del rey y la renuncia de los Borbones al trono a favor de José Napoleón, habiéndose enterados en Río de Janeiro, la princesa Carlota Joaquina reclamó sus aspiraciones al trono de España, sosteniendo sus derechos a gobernar toda la América hispana como regente, y defenderla de la probable invasión francesa. Pero todas las tratativas de coronarla reina fracasaron, el regente de Portugal, su esposo Juan VI, va a oponerse a la idea que era apoyada por Lord Strangford, embajador de Inglaterra en Río de Janeiro, y no permite a Carlota Joaquina a su viaje al Río de la Plata.

En el virreinato del Río de la Plata, las autoridades porteñas y Liniers rechazaban de plano las pretensiones portuguesas.

El Marqués de Sassenay:

Sassenay era amigo personal de Liniers, emigrado de la revolución francesa como tantos otros nobles primero hacia los Estados Unidos y llegado a Buenos Aires en 1800 cuándo se permitió el comercio con neutrales, así conoció al entonces capitán de la flotilla fluvial, Santiago de Liniers.

Volvió a vivir Sassenay en Francia en 1803, allí fue convocado por Napoleón desde Bayona, con la finalidad de realizar una misión inmediata al Río de la Plata para convencer al virrey Liniers para que en su condición de francés apoye a la Francia de Napoleón.

El emperador le ordenó que haga su testamento y que se embarque de inmediato para América. Traía dos cartas, una del mariscal Murat y otra del ministro Champagny, las dos tenían el objeto de convencer a Liniers en poner estas tierras bajo el dominio de Francia. Sassenay venía acompañado de Louis Liniers, hijo del virrey.

Liniers recibió al enviado de Napoleón en compañía del cabildo y la audiencia, le hizo dejar los papeles que se leyeron en su ausencia y se debatió la propuesta, y fue rechazada, por lo que se le sugirió a Sassenay a embarcarse en un navío rumbo a Francia, el mal tiempo le jugó una mala pasada y tuvo que recalar en Montevideo en dónde el Gobernador Elío, pensando que este llevaba a Napoleón informaciones secretas, lo dejó en prisión casi diez meses, luego fue liberado en un cambio de prisioneros, para llegar a Francia con su misión fracasada, lo que hizo que no fuera atendido por Napoleón, quién no aceptaba los fracasos por "mala estrella", terminando a su vida mediocre de noble provinciano.

Rivalidad del Cabildo y el Virrey y la Asonada de 1809

Después de las invasiones inglesas, el cabildo adquirió un gran prestigio, esto motivó a que actuaran sobre la figura de virrey, de quien dudaban de su fidelidad hacia España por su condición de ciudadano francés.

Se organizó un movimiento en su contra, los integrantes del grupo bajo la dirección del rico comerciante español Martín de Álzaga.

El Cabildo de Buenos Aires guiado por Álzaga envió un memorial a España solicitando el reemplazo de Liniers, y prepararon un movimiento para deponerlo, fijaron la fecha para el día 1º de enero de 1809, fecha en que el Cabildo elegía anualmente a sus miembros integrantes. Y según rumores existente, Liniers iba a nombrar a candidatos que favorecieran a su persona. Por lo que era necesario impedir esta maniobra.

El 1º de enero en horas de la mañana los conjurados irrumpieron en la Plaza Mayor a los gritos de "¡Junta como en España!" "¡Abajo el francés Liniers!". De inmediato se convocó a una Cabildo abierto en dónde se nombró una Junta Suprema compuesta exclusivamente por españoles, aunque sus secretarios eran dos criollos, Mariano Moreno y Julián de Leiva.

Los miembros de la Junta se trasladaron al Fuerte para comunicar al virrey su destitución, pero cuando éste se disponía a acatarla, los jefes militares a las órdenes de Cornelio Saavedra lograron desbaratar la conspiración.

Liniers destruyó el acta de su renuncia y Álzaga y cuatro de los principales cabecillas miembros del cabildo fueron condenados al destierro y embarcados a Carmen de Patagones, pero Elío envió una nave que los rescató y los llevó a Montevideo.

El Virrey Cisneros

Álzaga y sus amigos desde Montevideo enviar cartas a la Junta central de Sevilla con graves acusaciones a Liniers, en especial pesaba su nacionalidad francesa, y la Junta decidió destituirlo y colocar en su reemplazo a don Baltasar Hidalgo de Cisneros[15]

Cisneros se embarcó en Cádiz rumbo a Montevideo, lo acompañaba Vicente Nieto quien reemplazaría al gobernador Elío, y Elío recibió en Montevideo el apoyo total de los jefes criollos, lo que hizo que Cisneros dejara a Elío en su cargo y disponiendo que nieto se dirigiera a Buenos Aires en el cargo de inspector general de armas.

Cisneros depuso a la Junta de Buenos Aires. Liniers viajó a la Colonia y volvió a Buenos Aires en compañía del nuevo virrey, sin que se produzcan ningún acto de hostilidad. Cisneros en Buenos Aires adoptó una actitud conciliadora.

Movimientos Revolucionarios en el Alto Perú:

Sublevación de Tupac Amaru

El régimen empleado por los corregidores para tratar a los indios originó diversas rebeliones.

En el sur del Perú la zona más afectada por los abusos eran los distritos de Tinta y Cayanta.

Tupac Amaru: José Gabriel Codorcanqui, descendiente del cacique Tupac Amaru y llamado con el mismo nombre, educado por los jesuitas en el Cuzco, culto e inteligente reconocido como cacique de Tungasuca (Tinta). Trató de mejorar la condición de sus hermanos, pero no fue escuchado en sus reclamos por las autoridades españolas.

En noviembre de 1780, apresó al corregidor de Tinta, don Antonio Arriaga y lo hizo ejecutar en la Plaza del Pueblo de Tungasuca, a partir de ese momento comenzó la sublevación general de los indígenas, que obtuvieron unos éxitos parciales, pero no pudieron ocupar el Cuzco. Estos levantamientos alarmaron a los españoles, y los virreyes del Perú y del Río de la Plata enviaron a los generales del Valle y Flores, respectivamente. Del Valle derrotó a los insurrectos en la batalla de Combapata, en marzo de 1781 y Tupac Amaru traicionado por una parte de sus hombres fue entregado a los españoles con toda su familia y parientes.

Fueron condenados a los más crueles suplicios. A Tupac Amaru le cortaron la lengua y sus extremidades fueron atadas a cuatro caballos que tiraron en distintas direcciones para destrozarlo, pero como no lo consiguieron, lo decapitaron y despedazaron, y su cuerpo en pedazos fue expuesto al público en muchas poblaciones.

En Chuquisaca:

Se va producir como consecuencia de la reclamación al trono de la princesa Carlota Joaquina, se llamaría el silogismo de Chuquisaca:

Premisa mayor: "Las Indias son un dominio personal del rey y no de España".

Premisa menor: "El rey está impedido de reinar".

Conclusión: "Luego la Indias deben gobernarse así mismas desentendiéndose de España".

Se va a producir un gran debate entre los carlotistas y los españoles y como consecuencia de esto se produjo un levantamiento en toda la ciudad, en contra del Brigadier General de Sevilla y delegado de la Junta, Juan Manuel de Goyeneche, quien deberá huir de la ciudad.

En la Paz:

Desde Buenos Aires llegan las noticias de lo sucedido en Bayona lo que produjo en la ciudad, acusaciones en contra de Tomás Rodríguez de Palma y de Pedro Murillo, de tramar una revolución al intendente Burgunyo, los dos querían establecer "una confederación de república municipales independientes". Palma fue desterrado y Murillo absuelto por negar estar en el movimiento revolucionario.

Los dos revolucionarios eran jefes mestizos por lo que pretendían, según testigos la "rehabilitación de la raza".

Otro movimiento se produjo un jueves santo 30 de marzo de 1809, encabezado por Juan Pedro de Indaburu y Manuel Vicente García Lanza, este movimiento fue sofocado.

Los Comuneros del Paraguay y los comuneros de Corrientes

Paraguay parte del Virreinato no quedó exceptuada de las penurias feroces de la conquista, se organizó lentamente, es una de las más antiguas fundaciones, por eso se la llama "madre de ciudades". Su lento progreso fue consecuencia de los malos gobiernos que tuvo.

Todos estos trastornos que ocurrieron en Paraguay, tendrían repercusión en Corrientes, por el constante contacto que tenían ambas regiones, y Corrientes era receptora de las consecuencias de malestares políticos.

En Paraguay gobernaba Diego de Reyes Antequera, ambicioso gobernador que residía en la ciudad de Asunción, opositor al cabildo, y apoyado por los religiosos de la Orden de San Ignacio de Loyola (jesuitas) que apuntalaron su mala gestión de gobierno, esto produjo un conflicto de poderes, los vecinos cansados de los desmanes, se quejaron al Audiencia de Charcas, que nombró juez al doctor José de Antequera, hombre inteligente y de carácter.

Antequera instruyó proceso a Reyes Balmaceda obligándole a huir haciendo abandono del gobierno, Antequera asumió el cargo de gobernador con la aprobación de los paraguayos.

Pero los jesuitas movieron sus influencias consiguiendo reponer a Reyes Balmaceda en el poder de gobernador.

El gobernador del Río de la Plata Bruno Mauricio de Zabala, quedó encargado de cumplir con la orden emanada de Lima, Perú, y por intermedio del general Baltasar García Ros al mando de un ejército de 150 hombres y 2.000 catecúmenos, en la batalla de Tebicuarí, fueron derrotados por las fuerzas paraguayas de Antequera.

En represalia Zabala atacó a los paraguayos con fuerzas de Buenos Aires, Santa Fe, de Corrientes, y catecúmenos. Ante esto Antequera huyó sin oponer resistencia, las cosas volvieron a su antigua situación, pero el gobierno de Paraguay quedó en manos de Martín de Barúa.

Esto produce en los influyentes religiosos jesuitas mayor soberbia y venganza. A Antequera lo encarcelaron y luego de un juicio que duró cinco años lo mandaron al patíbulo.

Pero el pueblo paraguayo comenzó a secretamente organizarse en contra, y más tarde ya en forma manifiesta, se organizaron como una especie de logia secreta como los comuneros españoles, que nació del seno de la masonería.

Corrientes simpatizó con el movimiento paraguayo, se sentían identificados los vecinos de Corrientes, porque sufrían el mismo dilema, había odio contra los excesos que cometían las autoridades que tenían el apoyo de los jesuitas, que tenían un afán desmedido de poder y de riquezas, que atentaban en contra de los intereses de los vecinos de Corrientes.

La idea comunera se hizo fuerte en los criollos cuando el gobernador Zabala quiso impedir el avance de los paraguayos sobre el Tebicuarí, pasando por Itatí al Paraguay, los correntinos se sublevaron manifestando que no pelearían contra sus hermanos paraguayos, gritando: ¡Viva el Común!, tomando prisionero al lugarteniente de Zabala y es enviado al Paraguay.

En el año 1730 llegó al Paraguay evadido de la cárcel de Lima, Fernando de Monpó y Zayas, quien estando en prisión trabó amistad con Antequera, comulgando con las ideas liberales. Y en Asunción va a ser recibido con alegría por los paraguayos, manteniendo allí reuniones secretas, instruyéndose en la Doctrina del Común. Estas ideas van captando adeptos y propagándose los principios revolucionarios que culminan en Corrientes en 1732 y luego en 1764.

Corrientes y el primer movimiento comunero en 1732:

En 1732 el gobernador del Río de la Plata Zabala ordenó al gobernador de Corrientes don Gerónimo Fernández detener el avance de los comuneros del Paraguay y auxiliara a los jesuitas que se coloque al frente de las milicias guaraníes que se encontraban cerca del río Tebicuarí. Que con 200 hombres de refuerzos de Itatí se sumen al ejército de guaraníes, se designó al Mayor Juan Antonio de Arriola al frente de estos hombres, este desobedeció las órdenes y regresó a Itatí, El teniente gobernador ordenó encarcelar a Arriola y a sus capitanes, y lo reemplazó por el Mayor Tomás Galarza.

Estas medidas caldeó más los ánimos y el 8 de mayo las fuerzas correntinas se sublevaron al grito de: ¡Viva el Común!, sometiendo a la guarnición del cuartel y apresando al gobernador Fernández, lo engrillaron y lo enviaron a Asunción del Paraguay para que lo juzguen los comuneros paraguayos.

El movimiento triunfó en Corrientes y se propagó por el interior.

Con el fin de apaciguar los ánimos Zabala designó como intermediarios a dos vecinos caracterizados, el alguacil Mayor don Adriano de Cabrera y Cañete y don Domingo Lezcano, para dialogar con las autoridades comuneras, en forma simultánea con la salida de estos vecinos con la misión encomendada, Corrientes envió al Regidor don Ignacio Soto don Miguel Esquivel para entrevistarse con Zabala. Éste no recibió a los correntinos y a su vez los revolucionarios hicieron lo mismo con los enviados de Zabala.

Zabala insistió en conciliar y para ello designó al Obispo Fray Juan de Arregui ofreciendo el olvido de lo pasado para pacificar la situación, el religioso consiguió convencer a los correntinos, y se nombró Teniente Gobernador a don Antonio Sánchez Moreno.

Nuevo levantamiento de los comuneros en Corrientes en 1764:

A Zabala lo sucede como gobernador de Buenos Aires el General Pedro Ceballos, que se definió inmediatamente a favor del partido de los jesuitas, favoreciendo más a la Orden de Loyola, designó para gobernar a Corrientes a Bernardo López Luján.

Este nuevo gobernante era un hombre inescrupuloso y arbitrario, cuando Ceballos recibió la orden de tomar la ciudad de Colonia en la Banda Oriental, en momentos de la guerra de España con Portugal, López Luján envió una guarnición de 200 hombres que debían unirse con los indios de los misioneros, y estos se negaron a combatir con los catecúmenos, desertando todos, Ceballos insistió reclutando otros 200 hombres colocando bajo el mando de José de Barrenechea, volvieron a sublevarse apresando a Barrenechea y lo envían a colonia par que sea juzgado por las autoridades de Colonia.

Ceballos decidió cambiar de Teniente Gobernador y suplantó López Luján por Manuel de Ribera y Miranda, dándole amplias facultades.

Este en Corrientes ampliamente favoreció a los jesuitas y mandó fortificar su casa con guardias y centinelas, colocó cepos, y una horca para ajusticiar a los comuneros rebeldes, y mandó apresar Diego Fernández, Pedro Casajús, Sebastián de Casajús, al cura de Saladas José de Casajús y a otros ciudadanos notables que no cometieron delito alguno, sólo que coincidían con las ideas del Común.

Estos excesos provocaron la revuelta de las milicias correntinas que tomaron preso a Ribera y Miranda, y colocaron en el gobierno a Pedro de Nolasco Pabón como Teniente Gobernador.

En 1776 Ceballos envió al irlandés al servicio de España, el Teniente Coronel Carlos Morphy, con un ejército para establecer orden en Corrientes, lo tenía que acompañar el auditor de guerra Juan Manuel de Labardén, que debería informar detalladamente los acontecimientos y de las personas que participaron en las revueltas.

Morphy cometió excesos confiscando bienes y torturando a los ciudadanos con falsos testimonios, en especial a los de condición humilde.

Ceballos va a ser reemplazado como Gobernador de Buenos Aires, por Francisco de Paula Buccarelli y Ursúa, quien va a hacer justicia en Corrientes, libertando a los vecinos apresados y restituir los bienes confiscados, actos de justicia en los que tomó parte Labardén a favor de la causa de los comuneros.

Estos acontecimientos calan hondo en los criollos, gemina el poderío de los jesuitas en América, y nacía el patriciado en el campo político con las siguientes denominaciones, "mancebos de la tierra", "comuneros", y "partido criollo", quienes luego van a ser protagonistas en la Revolución de Mayo y en la Libertad de América.

La Representación de los Hacendados

Tal vez el texto central que permita comprender en términos socioeconómicos el proceso revolucionario de Mayo de 1810, sea "La Representación de los Hacendados". Lo escribió Mariano Moreno, con lucidez vanguardista. Supo ver la potencia de una clase emergente entonces, la de los agricultores y labradores de la provincia de Buenos Aires.Moreno fue el abogado y el apoderado de los hombres de campo, y el hacedor intelectual de una nueva alianza entre el poder político y el sistema productivo ruralista.Se trataba de abrir las exportaciones del sector agrario. Los hacendados emergían, producían y pagaban impuestos a la nueva Junta de Gobierno. Habían estado oprimidos bajo el dominio español, asociado económicamente a la extracción metalífera del Alto Perú. Pero aquel ciclo económico terminó cuando empezó el siglo XIX. Los metales preciosos de las minas habían sido extraídos en su totalidad, y la mano de obra de aquellas minas como se sabe prácticamente exterminada bajo generaciones de trabajo infrahumano. Mariano Moreno quiso convencer al Virrey Cisneros, el último Virrey, de la necesidad de modificar el esquema económico, y del necesario acercamiento a las necesidades de los ruralistas. No funcionó con Cisneros, pero funcionó después. El proyecto de Mayo, de la mano de Mariano Moreno y de su Representación de los Hacendados, diseña el modelo agro exportador.El campo, con su dinamismo, su movilidad y su eficiencia constituyó la maquinaria estructural generadora de riquezas, bien o mal distribuidas luego.

Ese es el origen material del 25 de Mayo.

La Revolución de Mayo modificó substancialmente el sistema recaudador del Río de la Plata, antes dependiente del Alto Perú y tras la Revolución beneficiario de las regalías que provenían de la producción rural. Semana de Mayo

La Semana de Mayo es la semana que transcurre entre el 18 y el 25 de mayo de 1810, que se inició con la confirmación de la caída de la Junta de Sevilla y desembocó en la destitución de Cisneros y la asunción de la Primera Junta.

El 14 de mayo arribó al puerto de Buenos Aires la goleta de guerra británica HMS Mistletoe procedente de Gibraltar con periódicos del mes de enero que anunciaban la disolución de la Junta de Sevilla al ser tomada esa ciudad por los franceses, que ya dominaban casi toda la Península, señalando que algunos diputados se habían refugiado en la isla de León en Cádiz. La Junta era uno de los últimos bastiones del poder de la corona española, y había caído ante el imperio napoleónico, que ya había alejado con anterioridad al rey Fernando VII mediante las Abdicaciones de Bayona. El día 17 se conocieron en Buenos Aires las noticias coincidentes llegadas a Montevideo el día 13 en la fragata británica HMS John Paris, agregándose que los diputados de la Junta de Sevilla habían sido rechazados estableciéndose una Junta en Cádiz. Se había constituido un Consejo de Regencia de España e Indias, pero ninguno de los dos barcos transmitió esa noticia. Cisneros intentó ocultar las noticias estableciendo una rigurosa vigilancia en torno a las naves de guerra británicas e incautando todos los periódicos que desembarcaron de los barcos, pero uno de ellos llegó a manos de Manuel Belgrano y de Juan José Castelli. Éstos se encargaron de difundir la noticia, que ponía en entredicho la legitimidad del virrey, nombrado por la Junta caída.

También se puso al tanto de las noticias a Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, que en ocasiones anteriores había desaconsejado tomar medidas contra el virrey. Saavedra consideraba que, desde un punto de vista estratégico, el momento ideal para proceder con los planes revolucionarios sería el momento en el cual las fuerzas napoleónicas lograran una ventaja decisiva en su guerra contra España. Al conocer las noticias de la caída de la Junta de Sevilla, Saavedra consideró que el momento idóneo para llevar a cabo acciones contra Cisneros había llegado. El grupo encabezado por Castelli se inclinaba por la realización de un cabildo abierto, mientras los militares criollos proponían deponer al virrey por la fuerza.

Viernes 18 de mayo

Ante el nivel de conocimiento público alcanzado por la noticia de la caída de la Junta de Sevilla, Cisneros realizó una proclama en donde reafirmaba gobernar en nombre del rey Fernando VII, para intentar calmar los ánimos. Cisneros habló de la delicada situación en la Península, pero no confirmó en forma explícita que la Junta había caído, si bien era consciente de ello. Parte de la proclama decía lo siguiente:

En América española subsistirá el trono de los Reyes Católicos, en el caso de que sucumbiera en la península. No tomará la superioridad determinación alguna que no sea previamente acordada en unión de todas las representaciones de la capital, a que posteriormente se reúnan las de sus provincias dependientes, entretanto que de acuerdo con los demás virreinatos se establece una representación de la soberanía del señor Fernando VII.

El grupo revolucionario principal se reunía indistintamente en la casa de Nicolás Rodríguez Peña o en la jabonería de Hipólito Vieytes. Concurrían a esas reuniones, entre otros, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Antonio Luis Beruti, Chiclana, Darragueira, Thompson, Juan José Viamonte. Otro grupo se reunía en la quinta de Orma, encabezado por fray Ignacio Grela y entre los que destacaba Domingo French.

Algunos criollos se reunieron esa noche en la casa Rodríguez Peña. Cornelio Saavedra, quien se hallaba en San Isidro, fue llamado de urgencia y concurrió a la reunión en la que se decidió solicitar al virrey la realización de un cabildo abierto para determinar los pasos a seguir por el virreinato. Para esa comisión, fueron designados Castelli y Martín Rodríguez.

Sábado 19 de mayo

Tras pasar la noche tratando el tema, durante la mañana (sin dormir) Saavedra y Belgrano se reunieron con el alcalde de primer voto Juan José de Lezica y Castelli con el síndico procurador, Julián de Leiva, pidiendo el apoyo del Cabildo para gestionar ante el virrey un cabildo abierto, expresando que de no concederse, lo haría por sí solo el pueblo o moriría en el intento.

Domingo 20 de mayo

Lezica transmitió a Cisneros la petición que había recibido, y éste consultó a Leyva, quien se mostró favorable a la realización de un cabildo abierto. Antes de tomar una decisión el virrey citó a los jefes militares para que se presenten a las siete horas de la tarde en el fuerte. Según cuenta Cisneros en sus Memorias, les recordó: las reiteradas protestas y juramentos de fidelidad con que me habían ofrecido defender la autoridad y sostener el orden público y les exhorté a poner en ejercicio su fidelidad al servicio de S.M. y de la patria. Como Cisneros reclamó una respuesta a su petición de apoyo, el coronel criollo Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios e integrante de la Sociedad de los Siete, respondió a nombre de todos los criollos diciendo:

Señor, son muy diversas las épocas del 1º de enero de 1809 y la de mayo de 1810, en que nos hallamos. En aquella existía la España, aunque ya invadida por Napoleón; en ésta, toda ella, todas sus provincias y plazas están subyugadas por aquel conquistador, excepto solo Cádiz y la isla de León, como nos aseguran las gacetas que acaban de venir y V.E. en su proclama de ayer. ¿Y qué, señor? ¿Cádiz y la isla de León son España? ¿Los derechos de la Corona de Castilla a que se incorporaron las Américas, han recaído en Cádiz y la isla de León, que son una parte de las provincias de Andalucía? No señor, no queremos seguir la suerte de la España, ni ser dominados por los franceses, hemos resuelto reasumir nuestros derechos y conservarnos por nosotros mismos. El que a V.E. dio autoridad para mandarnos ya no existe; de consiguiente usted tampoco la tiene ya, así que no cuente con las fuerzas de mi mando para sostenerse en ella.

Al anochecer se produjo una nueva reunión en casa de Rodríguez Peña, en donde los jefes militares comunicaron lo ocurrido. Se decidió enviar inmediatamente a Castelli y a Martín Rodríguez a entrevistarse con Cisneros en el fuerte, facilitando su ingreso el comandante Terrada de los granaderos provinciales que se hallaban de guarnición ese día. El virrey se hallaba jugando a los naipes con el brigadier Quintana, el fiscal Caspe y el edecán Coicolea cuando los comisionados irrumpieron. Martín Rodríguez en sus Memorias relató cómo fue la entrevista, en donde Castelli se dirigió a Cisneros así:

Excelentísimo señor: tenemos el sentimiento de venir en comisión por el pueblo y el ejército, que están en armas, a intimar a V.E. la cesación en el mando del virreinato.

Cisneros respondió:

¿Qué atrevimiento es éste? ¿Cómo se atropella así a la persona del Rey en su representante?

Pero Rodríguez (según sus Memorias) lo detuvo advirtiéndole:

Señor: cinco minutos es el plazo que se nos ha dado para volver con la contestación, vea V.E. lo que hace.

Solamente defendió la posición de Cisneros el síndico procurador del Cabildo, Julián de Leyva. Ante la situación, Caspe llevó a Cisneros a su despacho para deliberar juntos unos momentos y luego regresaron. El virrey se resignó y permitió que se realizara el cabildo abierto. Según cuenta Martín Rodríguez en sus Memorias póstumas, escritas muchos años después, sus palabras fueron:

Señores, cuanto siento los males que van a venir sobre este pueblo de resultas de este paso; pero puesto que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran.

El cabildo abierto se celebraría el 22 de mayo siguiente.

Esa misma noche se celebró una obra de teatro cuyo tema era la tiranía, llamada "Roma Salvada", a la cual concurrieron buena parte de los revolucionarios. El jefe de la policía intentó convencer al actor de que no se presentara y que, con la excusa de que éste estuviera enfermo, la obra se reemplazara con "Misantropía y arrepentimiento", del poeta alemán Kotzebue. Los rumores de censura policial se extendieron con rapidez, por lo que Morante salió e interpretó la obra prevista, en la cual interpretaba a Cicerón. En el cuarto acto, Morante exclamaba lo siguiente:

Entre regir al mundo o ser esclavos ¡Elegid, vencedores de la tierra! ¡Glorias de Roma, majestad herida! ¡De tu sepulcro al pie, patria, despierta! César, Murena, Lúculo, escuchadme: ¡Roma exige un caudillo en sus querellas! Guardemos la igualdad para otros tiempos: ¡El Galo ya está en Roma! ¡Vuestra empresa del gran Camilo necesita el hierro! ¡Un dictador, un vengador, un brazo! ¡Designad al más digno y yo lo sigo!

Dicha escena encendió los ánimos revolucionarios, que desembocaron en un aplauso frenético a la obra. El propio Juan José Paso se levantó y gritó "¡Viva Buenos Aires libre!".

Lunes 21 de mayo

Invitación al Cabildo abierto del 22 de mayo.

A las 3, el Cabildo inició sus trabajos de rutina, pero se vieron interrumpidos por 600 hombres armados, agrupados bajo el nombre de "Legión Infernal", que ocuparon la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, y exigieron a gritos que se convocase a un Cabildo Abierto y se destituyese al virrey Cisneros. Llevaban un retrato de Fernando VII y en el ojal de sus chaquetas una cinta blanca que simbolizaba la unidad criollo-española. Entre los agitadores se destacaron Domingo French y Antonio Beruti. Estos desconfiaban de Cisneros y no creían que fuera a cumplir su palabra de permitir la celebración del cabildo abierto del día siguiente. El síndico Leiva no tuvo éxito en calmar a la multitud al asegurar que el mismo se celebraría como estaba previsto. La gente se tranquilizó y dispersó gracias a la intervención de Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, que aseguró que los reclamos de la Legión Infernal contaban con su apoyo militar.

El 21 de mayo se repartieron 450 invitaciones entre los principales vecinos y autoridades de la capital. La lista de invitados fue elaborada por el Cabildo teniendo en cuenta a los vecinos más prominentes de la ciudad; pero el encargado de su impresión Agustín Donado (compañero de French y Beruti) imprimió muchas más de las necesarias y las repartió entre los criollos.

El Excmo. Cabildo convoca á Vd. para que se sirva asistir, precisamente mañana 22 del corriente, á las nueve, sin etiqueta alguna, y en clase de vecino, al cabildo abierto que con avenencia del Excmo. Sr. Virrey ha acordado celebrar; debiendo manifestar esta esquela á las tropas que guarnecerán las avenidas de esta plaza, para que se le permita pasar libremente.

Martes 22 de mayo

De los 450 invitados al cabildo abierto solamente participaron unos 251. French y Beruti, al mando de 600 hombres armados con cuchillos, trabucos y fusiles, controlaron el acceso a la plaza, con la finalidad de asegurar que el cabildo abierto fuera copado por criollos.

El cabildo abierto se prolongó desde la mañana hasta la medianoche, contando con diversos momentos, entre ellos la lectura de la proclama del Cabildo, el debate, "que hacía de suma duración el acto", como se escribió en el documento o acta, y la votación, individual y pública, escrita por cada asistente y pasada al acta de la sesión.

El debate en el cabildo tuvo como tema principal la legitimidad o no del gobierno y de la autoridad del virrey. El principio de la retroversión de la soberanía planteaba que, desaparecido el monarca legítimo, el poder volvía al pueblo; y que éste tenía derecho a formar un nuevo gobierno.

Hubo dos posiciones principales enfrentadas: los que sostenían que la situación debía mantenerse sin cambios, respaldando a Cisneros en su cargo de virrey, y los que sostenían que debía formarse una junta de gobierno en su reemplazo, al igual que en España. No reconocían la autoridad del Consejo de Regencia argumentando que las colonias en América no habían sido consultadas para su formación. El debate abarcó también, de manera tangencial, la rivalidad entre criollos y españoles peninsulares, ya que quienes proponían mantener al virrey consideraban que la voluntad de los españoles debía primar por sobre la de los criollos.

Uno de los oradores de la primera postura fue el obispo de Buenos Aires, Benito Lué y Riega, líder de la iglesia local. Lué y Riega sostenía lo siguiente:

No solamente no hay por qué hacer novedad con el virrey, sino que aún cuando no quedase parte alguna de la España que no estuviese sojuzgada, los españoles que se encontrasen en la América deben tomar y reasumir el mando de ellas y que éste sólo podría venir a manos de los hijos del país cuando ya no hubiese un español en él. Aunque hubiese quedado un solo vocal de la Junta Central de Sevilla y arribase a nuestras playas, lo deberíamos recibir como al Soberano.

Juan José Castelli habló a continuación, sostenía que los pueblos americanos debían asumir la dirección de sus destinos hasta que cesara el impedimento de Fernando VII de regresar al trono.

Desde la salida del Infante don Antonio, de Madrid, había caducado el Gobierno Soberano de España, que ahora con mayor razón debía considerarse haber expirado con la disolución de la Junta Central, porque, además de haber sido acusada de infidencia por el pueblo de Sevilla, no tenía facultades para el establecimiento del Supremo Gobierno de Regencia; ya porque los poderes de sus vocales eran personalísimos para el gobierno, y no podrían delegarse, ya por la falta de concurrencia de los Diputados de América en la elección y establecimiento de aquel gobierno, deduciendo de aquí su ilegitimidad, la reversión de los derechos de la Soberanía al pueblo de Buenos Aires y su libre ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno, principalmente no existiendo ya, como se suponía no existir, la España en la dominación del señor don Fernando Séptimo.

Pascual Ruiz Huidobro expuso que, dado que la autoridad que había designado a Cisneros había caducado, éste debía considerarse separado de toda función de gobierno, y que en su función de representante del pueblo el Cabildo debía asumir y ejercer la autoridad.

El fiscal Manuel Genaro Villota, representante de los españoles más conservadores, señaló que la ciudad de Buenos Aires no tenía derecho a tomar decisiones unilaterales sobre la legitimidad del virrey o el Consejo de Regencia sin hacer partícipes del debate a las demás ciudades del Virreinato. Argumentaba que ello rompería la unidad del país y establecería tantas soberanías como pueblos. Juan José Paso le dio la razón en el primer punto, pero adujo que la situación del conflicto en Europa y la posibilidad de que las fuerzas napoleónicas prosiguieran conquistando las colonias americanas demandaban una solución urgente. Adujo entonces el argumento de la hermana mayor, por la cual Buenos Aires tomaba la iniciativa de realizar los cambios que juzgaba necesarios y convenientes, bajo la expresa condición de que las demás ciudades serían invitadas a pronunciarse a la mayor brevedad posible. La figura retórica de la "Hermana mayor", comparable a la gestión de negocios, es un nombre que hace una analogía entre la relación de Buenos Aires y las otras ciudades del Virreinato con una relación filial.

La postura de Cornelio Saavedra fue la que acabó imponiéndose.

El cura Juan Nepomuceno Solá opinaba que el mando debía entregarse al Cabildo, pero sólo en forma provisional, hasta la realización de una junta gubernativa con llamamiento a representantes de todas las poblaciones del virreinato.

Cornelio Saavedra propuso que el mando se delegase en el Cabildo hasta la formación de una junta de gobierno, en el modo y forma que el cabildo estimara conveniente. Hizo resaltar la frase de que "(…) y no queda duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando". A la hora de la votación, la postura de Castelli se acopló a la de Saavedra.

Luego de los discursos, se procedió a votar por la continuidad del virrey, solo o asociado, o por su destitución. La votación duró hasta la medianoche, y se decidió por amplia mayoría destituir al virrey: 155 votos contra 69. Los votos contrarios a Cisneros se distribuyeron de la siguiente manera:

  • Fórmula según la cual la autoridad recae en el Cabildo: 4 votos

  • Fórmula de Juan Nepomuceno de Sola: 18 votos

  • Fórmula de Pedro Andrés García, Juan José Paso y Luis José Chorroarín: 20 votos.

  • Fórmula de Ruiz Huidobro: 25 votos

  • Fórmula de Saavedra y Castelli: 87 votos

A la madrugada del día 23 se emitió el siguiente documento:

Hecha la regulación con el más prolijo examen resulta de ella que el Excmo. Señor Virrey debe cesar en el mando y recae éste provisoriamente en el Excmo. Cabildo hasta la erección de una Junta que ha de formar el mismo Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente.

Miércoles 23 de mayo

Tras la finalización del Cabildo abierto se colocaron avisos en diversos puntos de la ciudad que informaban de la creación de la Junta y la convocatoria a diputados de las provincias, y llamaba a abstenerse de intentar acciones contrarias al orden público.

Jueves 24 de mayo

Domingo French, uno de los líderes de los movimientos revolucionarios populares.

El día 24 el Cabildo, a propuesta del síndico Leyva, conformó la nueva Junta, que debía mantenerse hasta la llegada de los diputados del resto del Virreinato. Estaba formada por:

  • Presidente y comandante de armas: Baltasar Hidalgo de Cisneros

  • Vocales: Cornelio Saavedra (criollo), Juan José Castelli (criollo), Juan Nepomuceno Solá (español) y José Santos Incháurregui (español).

Dicha fórmula respondía a la propuesta del obispo Lué y Riega de mantener al virrey en el poder con algunos asociados o adjuntos, a pesar de que en el Cabildo abierto la misma hubiera sido derrotada en las elecciones. Los cabildantes consideraban que de esta forma se contendrían las amenazas de revolución que tenían lugar en la sociedad.[28] Asimismo, se incluyó un reglamento constitucional de 13 artículos, redactado por Leyva, que regiría el accionar de la Junta. Entre los principios incluidos, se preveía que la Junta no ejercería el poder judicial, que sería ejercido por la Audiencia; que Cisneros no podría actuar sin el respaldo de los otros integrantes de la Junta; que el cabildo podría deponer a los miembros de la Junta que faltasen a sus deberes y debía aprobar las propuestas de nuevos impuestos; que se sancionaría una amnistía general respecto a las opiniones emitidas en el cabildo abierto del 22; y que se pediría a los cabildos del interior que enviaran diputados. Los comandantes de los cuerpos armados dieron su conformidad, incluyendo a Saavedra y Pedro Andrés García.

Cuando la noticia fue dada a conocer, tanto el pueblo como las milicias volvieron a agitarse, y la plaza fue invadida por una multitud comandada por French y Beruti. La permanencia de Cisneros en el poder, aunque fuera con un cargo diferente al de virrey, era vista como una burla a la voluntad del Cabildo Abierto. El coronel Martín Rodríguez lo explicaba así:

Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinación que mantiene en el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendríamos que abrir fuego contra nuestro pueblo, nuestros mismos soldados nos abandonarían; todos sin excepción reclaman la separación de Cisneros.

Hubo una discusión en la casa de Rodríguez Peña, en donde se llegó a dudar de la lealtad de Saavedra. Castelli se comprometió a intervenir para que el pueblo fuera consultado nuevamente, y entre Mariano Moreno, Matías Irigoyen y Feliciano Chiclana se calmó a los militares y a la juventud de la plaza.

Por la noche, una delegación encabezada por Castelli y Saavedra se presentó en la residencia de Cisneros informando el estado de agitación popular y sublevación de las tropas, y demandando su renuncia. Lograron conseguir en forma verbal su dimisión. Una delegación de los patriotas reclamó en la casa del síndico Leyva que se convocase nuevamente al pueblo, y pese a sus resistencias primeras, finalmente accedió a hacerlo.

Viernes 25 de mayo

Durante la mañana del 25 de mayo, una gran multitud comenzó a reunirse en la Plaza Mayor, actual Plaza de Mayo, liderados por los milicianos de Domingo French y Antonio Beruti. Se reclamaba la anulación de la resolución del día anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno. El historiador Bartolomé Mitre afirmó que French y Beruti repartían escarapelas celestes y blancas entre los concurrentes; historiadores posteriores ponen en duda dicha afirmación pero sí consideran factible que se repartieran distintivos entre los revolucionarios. Ante las demoras en emitirse una resolución, la gente comenzó a agitarse, reclamando:

"¡El pueblo quiere saber de qué se trata!"

La multitud invadió la sala capitular, reclamando la renuncia del virrey y la anulación de la resolución tomada el día anterior.

El Cabildo se reunió a las nueve de la mañana y reclamó que la agitación popular fuese reprimida por la fuerza. Para esto se convocó a los principales comandantes, pero éstos no obedecieron las órdenes impartidas. Varios, entre ellos Saavedra, no se presentaron; los que lo hicieron afirmaron que no sólo no podrían sostener al gobierno sino tampoco a sí mismos, y que en caso de intentar reprimir las manifestaciones serían desobedecidos.

Cisneros seguía resistiéndose a renunciar, y tras mucho esfuerzo los capitulares lograron que ratificase y formalizase los términos de su renuncia, abandonando pretensiones de mantenerse en el gobierno. Esto, sin embargo, resultó insuficiente, y representantes de la multitud reunida en la plaza reclamaron que el pueblo reasumiera la autoridad delegada en el Cabildo Abierto del día 22, exigiendo la formación de una Junta. Además, se disponía el envío de una expedición de 500 hombres para auxiliar a las provincias interiores.

Pronto llegó a la sala capitular la renuncia de Cisneros, "prestándose á ello con la mayor generosidad y franqueza, resignado á mostrar el punto á que llega su consideración por la tranquilidad pública y precaución de mayores desórdenes". La composición de la Primera Junta surge de un escrito presentado por French y Beruti y respaldado por un gran número de firmas. Sin embargo, no hay un criterio unánime entre los historiadores sobre la autoría de dicho escrito. Algunos como Vicente Fidel López sostienen que fue exclusivamente producto de la iniciativa popular. Para otros, como el historiador Miguel Ángel Scenna, lo más probable es que la lista haya sido el resultado de una negociación entre tres partidos, que habrían ubicado a tres candidatos cada uno: los carlotistas, los juntistas o alzaguistas, y el "partido miliciano". Belgrano, Castelli y Paso eran carlotistas. Los partidarios de Álzaga eran Moreno, Matheu y Larrea. No hay duda de que Saavedra y Azcuénaga representaban al poder de las milicias formadas durante las invasiones inglesas; en el caso de Alberti, esta pertenencia es más problemática.

Los capitulares salieron al balcón para presentar directamente a la ratificación del pueblo la petición formulada. Pero, dado lo avanzada de la hora y el estado del tiempo, la cantidad de gente en la plaza había disminuido, cosa que Leiva adujo para ridiculizar la pretensión de la diputación de hablar en nombre del pueblo. Esto colmó la paciencia de los pocos que se hallaban en la plaza bajo la llovizna. A partir de ese momento (dice el acta del Cabildo), se oyen entre aquellos las voces de que si hasta entonces se había procedido con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, sería ya preciso echar mano a los medios de violencia; que las gentes, por ser hora inoportuna, se habían retirado a sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el pueblo se congregase en aquel lugar para satisfacción del Ayuntamiento; y que si por falta del badajo no se hacía uso de la campana, mandarían ellos tocar generala, y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufriría la ciudad lo que hasta entonces se había procurado evitar.

Cabe señalar que el badajo de la campana del cabildo había sido mandado retirar por el virrey Santiago de Liniers tras la Asonada de Álzaga de 1809. Ante la perspectiva de violencias mayores, el petitorio fue leído en voz alta y ratificado por los asistentes. El reglamento que regiría a la Junta fue, a grandes rasgos, el mismo que se había propuesto para la Junta del 24, añadiendo que el Cabildo controlaría la actividad de los vocales y que la Junta nombraría reemplazantes en caso de producirse vacantes.

La Primera Junta

Estaba compuesta de la siguiente manera:

Presidente

  • Cornelio Saavedra

Vocales

  • Dr. Manuel Alberti

  • Cnel. Miguel de Azcuénaga

  • Dr. Manuel Belgrano

  • Dr. Juan José Castelli

  • Domingo Matheu

  • Juan Larrea

Secretarios

  • Dr. Juan José Paso

  • Dr. Mariano Moreno

La Junta estaba conformada por representantes de diversos sectores de la sociedad: Saavedra y Azcuénaga eran militares, Belgrano, Castelli, Moreno y Paso eran abogados, Larrea y Matheu eran comerciantes, y Alberti era sacerdote.

Acto seguido, Saavedra habló a la muchedumbre reunida bajo la lluvia, y luego se trasladó al Fuerte entre salvas de artillería y toques de campana.

El mismo 25, Cisneros despachó a José Melchor Lavín rumbo a Córdoba, para advertir a Santiago de Liniers lo sucedido y reclamarle acciones militares contra la Junta.

Circular a los cabildos de las provincias

En el acta del cabildo de Buenos Aires del 25 de mayo, se indicaba a la Junta que enviara una circular a los cabildos de las provincias para que envíen diputados a la capital:

Apartado X: que los referidos SS. Despachen sin pérdida de tiempo ordenes circulares a los Jefes de lo interior y demás a quienes corresponde, encargándoles muy estrechamente bajo de responsabilidad, hagan que los respectivos Cabildos de cada uno convoquen por medio de esquelas a la parte principal y más sana del vecindario, para que formando un congreso de solos los que en aquella forma hubiesen sido llamados elijan sus representantes y estos hayan de reunirse á la mayor brevedad en esta Capital.

La Junta envió una circular el 27 de mayo solicitando la elección de los diputados:

Asimismo importa que V. quede entendido que los diputados han de irse incorporando en esta junta, conforme y por el orden de su llegada á la capital, para que así se hagan de la parte de confianza pública que conviene al mejor servicio del rey y gobierno de los pueblos, imponiéndose con cuanta anticipación conviene á la formación de la general de los graves asuntos que tocan al gobierno. Por lo mismo, se habrá de acelerar el envío de diputados, entendiendo deber ser uno por cada ciudad ó villa de las provincias, considerando que la ambición de los extranjeros puede excitarse á aprovechar la dilación en la reunión para defraudar á Su Majestad los legítimos derechos que se trata de preservar.

Adhesión de Corrientes a la Revolución de Mayo

El día 16 de junio llegó la noticia corrientes de la Revolución de Mayo, en Corrientes gobernaba el Capitán Pedro Fondevila, español, antiguo oficial del Regimiento de "Burdeos", casi todos los cargos del cabildo estaban en manos de españoles. Al principio por la falta de noticias de las demás ciudades del virreinato se desconoció el reconocimiento a la Junta, pero luego viendo lo real del caso , en que la Junta invitaba a enviar un diputado elegido por los correntinos para incorporarse a la junta grande, decidieron reconocer por bando comunicando a los pueblos de campaña la novedad, y se procedió a reunir al cabildo el 18 de junio para formar la lista de los vecinos "de la parte principal y más sana" , y el día 22 de junio se instaló el cuerpo electoral, a los fines de que en asamblea se eligiera al representante de Corrientes.

Los candidatos elegidos fueron:

Dr. Juan Francisco de Castro y Careaga, Dr. José Simón García de Cossio, Isidoro Martínez y Sires, Dr. José Vicente Fernández Blanco, Dr. José Baltasar de Casajús, Dr. Juan Francisco Cabral, Dr. Francisco Benigno Martínez, Ángel Fernández Blanco, Sebastián de Almirón y Félix Llanos.

La votación final dio ganador al Dr. José Simón García de Cossio[16].

Se le entregó el diploma, y desde ese momento Corrientes intervendría en el gobierno patrio con un representante.

Corrientes fue el primer pueblo que eligió diputado, pero al comunica al comunicar a la Junta, no se remitió el testimonio del acta al Congreso, ni se mandó el diploma al Doctor Cossio, por carecer de recursos para sostener al representante, se ignoraba los medios a que echar a mano y también cuál sería su remuneración, luego una serie de consultas se decidió establecer una dieta de ocho pesos diarios para el diputado electo, desde la salida de su destino hasta su regreso. Resueltos estos inconvenientes se remitieron el diploma y el acta electoral.

El Reglamento del 25 de mayo

Con el fin de controlar al nuevo gobierno y de hacer triunfar la contrarrevolución española.

El cabildo impuso al Junta un Reglamento de once artículos, similar al redactado para la Junta presidida por Cisneros.

Dicho documento figura en el acta del día 25 y tiene la finalidad de otorgar al nuevo gobierno un carácter provisional y sometido al Cabildo, reafirmar la autoridad suprema del rey Fernando VII y consultar de inmediato a las intendencias o provincias para formar una junta general del virreinato.

Reconoce la facultad al Cabildo de destituir a los miembros de la junta en caso de que faltase a sus deberes.

Se reconoce a la junta el carácter de gobierno provisional, hasta que se convoquen a los representantes del interior para conformar en Buenos Aires una junta general. Según el reglamento los diputados del interior no debían incorporarse al junta, sino formar parte de de un organismo separado.

Circular del 27 de mayo:

Para preservar la tranquilidad y la unión en el virreinato, la junta envió una circular a las autoridades del interior, comunicándoles que se había hecho cargo del poder, y que debían elegir a sus representantes par que vayan incorporándose a la junta por orden de llegada.

El reglamento del 28 de mayo:

La Junta no aceptó el reglamento del día 25 de mayo, que la sometía a la disponibilidad del Cabildo, y ejerciendo sus legítimas atribuciones dictó el reglamento administrativo del 28 de de mayo.

Este reglamento establecía el horario de trabajo de la Junta, diariamente, por la mañana y por la tarde, organizaba la labor administrativa, los honores que correspondían a cada uno de sus integrantes y el ejercicio del Patronato.

En el artículo décimo y último, deja constancia que cualquier vecino podía dirigirse al gobierno nuevo, para comunicar toda cuanta novedad que crea conveniente para la seguridad pública y felicidad del Estado.

Las reacciones contra la Junta:

La Junta tuvo que soportar la oposición de la Audiencia, del Cabildo y del ex virrey, también del obispo Benito Lué (español), quien trató de todas formas trabar su acción de gobierno.

Toda esta oposición terminó con la expulsión de los oidores de la audiencia y del virrey, embarcados todos, con rumbo a las Islas Canarias. Y en reemplazo fueron nombrados

Nuevos oidores.

El Cabildo ante estas medidas tomadas por la Junta, los intima a que en el lapso de antes de seis meses no se reunían los representantes del interior, nombraría a una nueva Junta. Esa intromisión que no le correspondía fue rechazada por la Junta. Pero el Cabildo no cesó de oponerse a la Junta y motivó que ésta destituyera a los cabildantes a mediados de octubre, designando a nuevos cabildantes en remplazo de los destituidos.

Obra de la Primera Junta de Gobierno

La Junta desarrolló un plan de gobierno renovador, aplicando franquicias comerciales, fomentando la industria, reorganizando las fuerzas armadas, apoyando a la cultura, protegiendo a los indígenas, etcétera.

La mayoría de las iniciativas lo tuvo como mentor al secretario Mariano Moreno.

Política, social y administrativa:

Desde sus comienzos exigió el juramento de fidelidad, realizó proclamas, envió circulares e instrucciones a las autoridades del interior, reemplazó a los miembros de la Audiencia y del Cabildo, también a los alcaldes de barrio. Se ocupó del indígena mejorando su situación social, concediéndoles derechos políticos y los instó a aprender algún oficio.

Cultural:

Para comunicar al pueblo su obra e ideales fundó el periódico "Gazeta de Buenos Aires", ilustrando a la población de las ideas liberales. También dispuso la creación de una Biblioteca Pública.

No descuidó la enseñanza primaria y dictó disposiciones tendientes a reglamentar los exámenes e imprimir un texto único.

Económicas:

Tomó medidas para castigar al contrabando, se favoreció al comercio exterior mediante el libre comercio. Se redactó un nuevo reglamento e comercio, para facilitar la apertura de varios puertos, entre ellos Maldonado y la Ensenada.

Militar:

Se dispuso la reorganización del ejército. Demorada por la escasez de recursos y armas.

Los batallones de Infantería de milicia se transformaron en siete regimientos de veteranos, y el de Blandengues se pasó a denominar Regimiento de Caballería de la Patria.

Se creó la escuadrilla naval y a sugerencias de Manuel Belgrano se abrió la Escuela Militar de Matemáticas.

Diplomática:

Su labor en la tarea de la diplomacia fue para afianzar su obra y conservar la integridad del territorio, ante las posibles amenazas exteriores, en especial de los portugueses, que pretendían las tierras del Río de la Plata para la princesa Carlota Joaquina.

Mandó un representante a Inglaterra, al Capitán de Navíos Matías Irigoyen en forma secreta, para obtener apoyo de esa potencia, y para adquirir armamentos.

Envió otra misión a cargo de Mariano moreno con destino primero a Río de Janeiro y luego a Londres, misión que no se concretó por la muerte de Moreno en el viaje.

También se comisionó en otra misión diplomática a Antonio Álvarez Jonte con destino Chile y a Manuel de Sarratea, ante el gobierno del Brasil.

También en lo diplomático la Junta se preocupó por influenciar en las tierras del virreinato el espíritu de rebelión que imponían sus ideales de libertad e independencia.

Bibliografía

  • Rosas, José María, Historia Argentina, Tomo II, Editorial Oriente, edición 1981.

  • José Cosmelli Ibáñez, Historia 2 "Desde los tiempos modernos hasta el nacimiento de la Nación Argentina", Editorial Troquel, edición 1980.

  • Manuel Florencio Mantilla, Tomo IV, "Crónica histórica de la Provincia de Corrientes", Editorial Siglo XXI, Corrientes, edición octubre de 1987.

  • Edmundo Serpa, "HISTORIA DE LOS CUATROS SIGLOS DE CORRIENTES", Editorial Cícero Impresiones, edición 1989.

  • Invasiones Inglesas – Wikipedia, la enciclopedia libre, es.wikipedia.org/wiki/Invasiones_Inglesas

 

 

Autor:

Profesor Jorge Acuña

[1] Un huso es un objeto que sirve para hilar fibras textiles. En su forma más simple es un trozo de madera largo y redondeado, que se aguza en sus extremos y que en uno de ellos, normalmente el inferior, lleva una pieza redonda de contrapeso y tope, llamada malacate, nuez, tortera o volante. Para hilar con un huso se comienza por tomar un copo de alguna fibra textil como lana o algodón y se retuerce una porción entre los dedos hasta darle forma de hebra. Esta hebra inicial se amarra al huso y se sigue realizando el procedimiento de torsión. Mientras tanto, con la otra mano se hace girar el huso con un extremo afirmado en el suelo, de modo que la hebra vaya enrollándose a él, en esta operación la tortera ayuda a evitar que el huso se desestabilice y caiga. Una vez que el huso se ha llenado, la fibra hilada se desenrolla manualmente o con una devanadera, para guardarla como ovillo o como una madeja, en este último caso, también puede usarse un aspa. El huso, es sus diversas formas, es una herramienta que data del Neolítico y que se utiliza hasta la actualidad. Varían principalmente en sus dimensiones y materiales, pero también por el lugar en que se sitúa la nuez (arriba o abajo) y por la presencia o no de ganchos para sostener la hebra que se está hilando. Una forma más sofisticada de huso, aunque también muy antigua, es la rueca que incorpora una rueda, un pedal o manivela y una pequeña devanadera.

[2] James Watt fue un matemático e ingeniero escocés. Las mejoras que realizó en la Máquina de Newcomen dieron lugar a la conocida como Máquina de vapor, que resultaría fundamental en el desarrollo de la Revolución industrial, tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo. Watt inventó el movimiento paralelo para convertir el movimiento circular a un movimiento casi rectilíneo, del cual estaba muy orgulloso, y el medidor de presión para medir la presión del vapor en el cilindro a lo largo de todo el ciclo de trabajo de la máquina, mostrando así su eficiencia y ayudándolo a perfeccionarla. Watt ayudó de sobremanera al desarrollo de la máquina de vapor, convirtiéndola, de un proyecto tecnológico, a una forma viable y económica de producir energía. Watt descubrió que la máquina de Newcomen estaba gastando casi tres cuartos de la energía del vapor en calentar el pistón y el cilindro. Watt desarrolló una cámara de condensación separada que incrementó significativamente la eficiencia. Hasta el momento eso fue uno de los mejores desarrollos de la historia. Watt se opuso al uso de vapor a alta presión, y hay quien le acusa de haber ralentizado el desarrollo de la máquina de vapor por otros ingenieros, hasta que sus patentes expiraron en el año 1800. Junto a su socio Matthew Boulton luchó contra ingenieros rivales como Jonathan Hornblower quien intentó desarrollar máquinas que no cayeran dentro del ámbito, extremadamente generalistas, de las patentes de Watt. Él creó la unidad llamada caballo de potencia para comparar la salida de las diferentes máquinas de vapor. Todavía se utiliza, sobre todo en los vehículos.

[3] Richard Arkwright y Edmund Cartwright se les atribuye la invención de dos de los dispositivos más importantes de la Revolución Industrial – la máquina de hilar mecánica y el telar mecánico.. Junto con James Hargreaves, que se le atribuye la invención de la máquina de hilar (véase la página web de compañía), desarrollaron las ideas clave que hizo posible la mecanización de la fabricación de textiles, uno de los acontecimientos más importantes de la Revolución Industrial.

[4] Durante su reinado se le conoció con el apodo de Pepe Botella, en referencia a un supuesto alcoholismo, que parece seguro que no era cierto. El pueblo de Madrid también le apodó El rey plazuelas, puesto que abrió muchas plazas en la capital, principalmente derribando iglesias y conventos. La más importante fue la plaza de Oriente, delante del Palacio Real.

[5] La Isla de León se refiere a la porción de tierra situada entre Cádiz y la Península, en la que se asienta la localidad de San Fernando (Cádiz). La separación se produce por un brazo de mar (agua salada) llamado Caño de Sancti Petri. La comunicación entre la Isla y el continente se realizaba desde tiempos históricos por un puente construido en época romana, a cuyo amparo y afluencia se edificó un asentamiento urbano que daría lugar a la Villa de la Isla de León, actual San Fernando, que tuvo su auge durante el asedio del ejército francés en la Guerra de la Independencia, en que albergó a las Cortes Generales de España, entre 1810 y 1811. En esa época, la población obtuvo el nombre de Real Villa de la Isla de León.

[6] José de San Martín peleó en la batalla de Bailén y por su heroísmo fue ascendido el 111 de agosto de 1808 al grado de teniente coronel.

[7] Quién más tarde será nombrado duque de Wellington.

[8] Escribió Brevísima relación de la destrucción de las Indias, lo que le valió ser considerado uno de los fundadores del derecho internacional moderno, su obra constituye el primer informe moderno de derechos humanos. En él describe las atrocidades a las que fueron sometidos los indígenas de las Américas por los conquistadores españoles. Un párrafo puede dar una idea de los hechos que narra este libro: "Otra vez, este mesmo tirano fue a cierto pueblo que se llamaba Cota, y tomó muchos indios he hizo despedazar a los perros quince o veinte señores y principales, y cortó mucha cantidad de manos de mujeres y hombres, y las ató en unas cuerdas, y las puso colgadas de un palo a la luenga, porque viesen los otros indios lo que habían hecho a aquellos, en que habría setenta pares de manos; y cortó muchas narices a mujeres y a niños".

[9] Teólogo y jurista español. Religioso de la Orden de los Dominicos. Se preocupó por los derechos de los indios. Su obra De indis recoge las relecciones en las que expresa su postura ante el conocimiento de diversos excesos cometidos en las tierras conquistadas en América. En ella afirma que los indios no son seres inferiores, sino que poseen los mismos derechos que cualquier ser humano y son dueños de sus tierras y bienes. Este es el inicio del Derecho de Gentes.

[10] Teólogo y religioso de la Orden de la Compañía de Jesús (jesuita). En su gran obra jurídica Tractatus de legibus ac Deo legislatore, muy fecunda para la doctrina iusnaturalista y el derecho internacional, se encuentra ya la idea del pacto social, y realiza un análisis más avanzado que sus precursores del concepto de soberanía: el poder es dado por Dios a toda la comunidad política y no solamente a determinadas personas, con lo que esboza el principio de la democracia contra cesaristas, legistas, maquiavelistas y luteranistas. Distingue entre ley eterna, ley natural, derecho de gentes, ley positiva humana (derecho civil y derecho canónico) y ley positiva divina (la del Antiguo y Nuevo Testamento).

[11] Jurista español, el más destacado publicista del derecho indiano. Autor de la famosa “Política Indiana” en la que sostiene la igualdad entre criollos y peninsulares.

[12] Fue un general venezolano conocido como «El Primer Venezolano Universal», «El Americano más Universal» y con el nombre abreviado de Francisco de Miranda, fue el creador de la idea de Colombia como nación y fundador de la “Gran Reunión Americana”, conocida comúnmente como “La Logia Lautaro” combatiente destacado en tres continentes: África, Europa y América. Viajó durante gran parte de su vida participando en conflictos armados al servicio de diversos países, entre los que destacan tres guerras a favor de la democracia: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, acontecimiento del que fue protagonista destacado, por lo que le fue otorgado el título de Héroe de la Revolución, y las Guerras de Independencia Hispanoamericana. Aunque fracasó a la hora de poner en práctica sus proyectos, su ideal político perduró en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia y sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la Emancipación como Simón Bolívar y Bernardo O'Higgins . Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo en París. Su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles; su estatua se encuentra frente a la del General Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.

[13] Otro de los precursores de la emancipación americana del Imperio español, nacido en Bogotá fue uno de los líderes militares y políticos más comprometidos con la insurrección y la independencia en Colombia, entonces conocida como Virreinato de Nueva Granada. Su actividad a favor de la causa de la emancipación le ocasionó el destierro y la cárcel. Fue el primero en traducir al castellano, en la América Hispana, los Derechos del Hombre y del Ciudadano. También es conocido como 'El padre del periodismo político en Colombia. Tradujo el texto de la “Declaración de los Derechos del Hombre” de los revolucionarios franceses y los publicó en castellano con el título de “Decálogo de la sociedad regenerada”.

[14] Santiago de Liniers y Bremond, Caballero de la Orden de San Juan, caballero de la Orden de Montesa, capitán de navío de la Real Armada, Comandante General de Armas de Buenos Aires y virrey del Río de la Plata, era hijo de Jacques de Liniers, oficial de la marina francesa. Se vio beneficiado por el tercer Pacto de Familia (1761), que permitió a los franceses participar en las empresas militares españolas en igualdad de derechos y obligaciones que los españoles. Ingresó en la escuela militar de la Orden de Malta, donde después de tres años egresó, en 1768, con la cruz de Caballero. En Francia llegó a subteniente de caballería en el regimiento de Royal-Piémont. En 1774 solicitó la baja y se alistó como voluntario en una de las cruzadas contra los moros argelinos. Al concluirla, rindió examen de guardiamarina en Cádiz, para así prestar servicios como voluntario para la corona española. En 1775 recibió el grado de alférez de fragata.

[15] Baltasar Hidalgo de Cisneros, nació en la población española de Cartagena en 1755 y falleció en la misma ciudad en 1829. En la historia de la América Colonial es recordado por ser el último virrey del Virreinato del Río de la Plata. Fue un notable marino y militar que participó en episodios históricos decisivos tanto en la historia de España como en la de la incipiente nación Argentina. A los quince años inició la carrera naval y sirvió en diferentes naves en importantes misiones de rescate en Argel y Melilla. En 1790, un año después del estallido revolucionario en Francia tomó parte activa en la guerra contra el país galo hasta el año 1795. En el año 1805 fue un protagonista destacado en la Batalla de Trafalgar, en la que se enfrentaron el Reino de España aliado con el Imperio Francés frente al Reino Unido, y donde Cisneros fue hecho prisionero. Destacando en este episodio como general y jefe de escuadra estuvo a bordo del navío Santísima Trinidad donde fue partícipe del conflicto en primera línea de fuego. Se comenta que como consecuencia de esta batalla desarrollo un importante grado de sordera por haber estado muy cerca de un cañón al producirse el disparo.

[16] El Dr. Cossio obtuvo 23 votos, Martínez y Sires, 6, el Dr. Casajús, 2, el Dr. Castro y Careaga, 1 y el Dr. Cabral 1.

Partes: 1, 2
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