Descargar

Leonarda Martínez, la Carambada (página 2)


Partes: 1, 2

En copia, acompaño a Ud. Los telegramas de Celaya a que me he referido; no haciéndolo con el indicado del C. gobernador de Guanajuato; porque según orden superior, quedó en poder del C. teniente coronel, jefe del cuerpo de rurales.

Posteriormente se ha dicho que Leonarda Martínez confesó en el hospital su participación con León Vázquez, José Morán y Víctor Medina, en el plagio del C. Cirilo Vásquez y sus hijos, reconociendo como jefe al amito, y como cómplices a otras personas; pero como estos datos no son oficiales, debo limitarme a lo que me consta como autoridad aunque haya llegado a mi noticia a última hora; debiendo refutarse una verdad, que la citada Leonarda Martínez y sus socios ponían en práctica el plagio de que se trata; y que lo comprueban documentos y testigos que presentaron los interesados; siendo indudable que los plagiarios obedecían las órdenes de Guillermo Rodríguez el amito; que trataban por ese medio infame de robar ocho o diez mil pesos, sirviendo de agente principal Leonarda Martínez; y que tal delito se frustró por la eficacia de la policía, y por circunstancias independientes de la voluntad de los malhechores.

Siendo esto, C. secretario, lo que tengo que informar a Ud. Sobre los sucesos ocurridos en el plagio a que me he referido en esta nota, suplicándole ponga todo lo expuesto en conocimiento del C. gobernador del estado para los fines consiguientes.

Libertad y Constitución. Querétaro. Mayo 6 de 1884.- Lic. Felipe Hernández.- C. secretario del gobierno.

CORRIDO DE LEONARDA MARTÍNEZ, LA CARAMBADA

El año de ochenta y seis

cierto día a la madrugada

fusilaron a Leonarda

la famosa Carambada.

Bailaba con una copa

de licor en la cabeza

no tiraba ni una gota

ni se mojaba la trenza.

Y también en los tobillitos

cuando el Jarabe bailaba

se amarraba dos cuchillos

pero nunca se cortaba.

Le pagaban los catrines

como a buena bailadora

doña Leonarda Martínez

también era jugadora.

Hacía bailes en su casa

que duraban todo el día

seguían hasta por la noche

con muchísima alegría.

A las ocho de la noche

sin cambiar sus intenciones

les decía a sus invitados:

hínquense a rezar ca… nijos.

Y la gente obedecía

la música no tocaba

y al decir Ave María

todito el mundo se hincaba.

Y después seguía la fiesta

la música y las canciones

los jarabes zapateados

de todos sus valedores.

Leonarda La Carambada

le daba a su gente vino

y a la mera madrugada

salía a robar al Camino.

En la mera Cuesta China

paraba la Diligencia

robaba todo el pasaje

con sus hombres de experiencia.

Sombrero y puro encendido

a los órganos ponía

imitando a su gavilla

pero ni un hombre traía.

Tenía mucha inteligencia

Leonarda La Carambada

paraba la Diligencia

salía de hombre disfrazada.

Sacudiéndose las tetas

decía luego que robaba:

miren con lo que perdieron

jijos de la re… tostada.

Una vez en San Juanico

se metió a pedir dinero

allí la cogieron presa

y ala Cárcel la trajeron.

Y después que la juzgaron

por andar de bandolera

la fueron a fusilar

a la misma Carretera.

La sacaron de mañana

con muchos soldados rasos

al Camino de Celaya

y allí le dieron balazos.

Cerca de los Cuatro Surcos

fusilaron a Leonarda

el año de ochenta y seis

en abrileña mañana.

Atravesada en un palo

Al Hospital la mandaron

y al ir subiendo las gradas

una nalga le pincharon.

Allí tuvo buena muerte

Leonarda La Carambada

pidió perdón a las gentes

y murió muy consolada.

Ya con esta me despido

con una flor de granada

aquí termina el Corrido

de la pobre Carambada.

 

Fuentes consultadas

La Sombra de Arteaga. Querétaro. Mayo 10 de 1884. AHQ

Muñoz-Ledo y Mena, Manuel. Folk-lore, Literatura y Música de Querétaro. Apuntes. Edición provisional. Querétaro, 1942. Biblioteca del H. Congreso del Estado de Querétaro Arteaga.

Septién y Septién, Manuel. Artículos históricos sobre Querétaro. Obras de Manuel Septién y Septién. Tomo IV. Gobierno del Estado de Querétaro. 1999.

Verdeja Soussa, Joel. La Carimbada. Realidad Mexicana. Ediciones Cimatario. Cuarta Edición. Querétaro, Qro. 1994.

 

José Martín Hurtado Galves

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente