La formación cultural en el contexto médico. Principales concepciones teóricas.
Enviado por Maria Antonieta
Resumen
Los centros de educación superior tienen el encargo social de preservar, desarrollar y promover la cultura en función de elevar el nivel de desarrollo cultural de la población y no pueden desconocer estas realidades. Los efectos esperados de la labor educativa, sólo pueden lograrse con la participación activa y consciente de los profesores, estudiantes y sus organizaciones, así como con la integración docente-asistencial, para que en todas las etapas las influencias orientadoras contribuyan a la formación de un profesional de la salud que sean contentivos según Fernández, B. et al. (2004:8), "… de un nuevo paradigma más expansivo, que comprenda el ser humano en lo social, lo psicológico, lo antropolítico, lo filosófico, lo ético, lo humano, lo biológico, lo político, lo cultural, que tenga la fuerza para comprender al hombre en su integralidad, abarcar más lo colectivo de lo individual, más la salud que la enfermedad, más prevenir, promover y rehabilitar que curar, y más transformar la salud que explicarla…".
De manera que el proceso formativo que se quiere lograr en las universidades médicas, asume el reto de preparar al estudiante en un sentido amplio que incluye también, entre otros, el universo de saberes culturales que potencian la ampliación de sus valores cognoscitivos, axiológicos y estéticos y contribuyen a su crecimiento personal mediante el logro de cualidades más sensibles y humanas, proceso que todavía exige la búsqueda de elementos que susciten, de manera efectiva, su perfeccionamiento en ese sentido.
Desarrollo
"El médico que sólo sabe de medicina, ni medicina siquiera sabe".
Don José Letamandi (siglo XIX)
La educación médica a nivel mundial, traza estrategias para potenciar, como tarea impostergable, un enfoque humanista del proceso de formación en las universidades, aspecto contentivo de esa aspiración es, sin duda, la formación cultural de los estudiantes.
A diferencia de la ciencia que nace con Galileo y adquiere su máxima expresión con Newton, el problema y significado del humanismo en el quehacer médico aparece en la Grecia del siglo IV antes de nuestra era. Se atribuye a Hipócrates el primer tratado de ética médica en su ya multicitado corpus hipocrático. Sin hablar de humanismo como tal, ya que el término no había sido acuñado, la medicina hipocrática establece una serie de criterios y formas de proceder que la hacen eminentemente humanista. La importancia que le otorga a la responsabilidad ética del médico la ubica en este plano central de los intereses humanos: en efecto, el médico debe poner su arte al servicio del enfermo.
Dentro del amplio espectro de definiciones sobre humanismo, la autora parte de considerar el concepto que sobre humanismo ofrece la Dra. Vilda Rodríguez (2006), quien lo considera dialécticamente como "…sistema de ideas y valores, centrados en torno a la formación de un nuevo tipo de hombre, a partir de la consideración de la dignidad, la libertad, la educación, la razón, la realización plena y la capacidad transformadora de los seres humanos, propios de un período histórico dado, y en correspondencia con un determinado ideal de sociedad…". Este enfoque reviste gran importancia para su comprensión como un fenómeno global, y no limitado al estrecho marco de uno u otro momento de la historia.
El humanismo, en el contexto médico, ha sido abordado desde la más remota antigüedad bajo diferentes perspectivas, según la época y de acuerdo al estado prevalente del quehacer médico. El cambio que se suscitó, desde que la medicina era sólo el arte de curar, hasta cuando se convirtió en ciencia médica en el siglo XIX, con la formidable incorporación de los avances científicos tecnológicos, trajo consigo el replanteamiento de la antigua relación entre la práctica médica y su sentido humanista.
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