Descargar

La doctrina de La Trinidad (página 2)

Enviado por nrdryrqm


Partes: 1, 2

La teología de Tertuliano

Tertuliano (c. 160 a 230 E.C.) fue el primero que usó la palabra latina trinitas. Como hace notar Henry Chadwick, Tertuliano propuso que Dios es ‘una sustancia que consiste en tres personas’25. Con todo, eso no significa que pensaba en tres personas coiguales y coeternas. No obstante, sus ideas constituyeron la base sobre la cual escritores posteriores fueron formando la doctrina de la Trinidad.

El concepto que Tertuliano tenía del Padre, el Hijo y el espíritu santo era muy diferente de la Trinidad de la cristiandad, pues él era subordinacionista. Consideraba que el Hijo estaba subordinado al Padre. En Against Hermogenes (Contra Hermógenes) escribió:

"No debemos suponer que haya algún otro ser aparte de Dios que no sea engendrado ni creado. […] ¿Cómo puede ser que algo, excepto el Padre, sea más viejo, y a causa de esto más noble, que el Hijo de Dios, la Palabra unigénita y primogénita? […] Ese [Dios] que no requirió un Hacedor para darle existencia, estará mucho más elevado en categoría que ese [el Hijo] que tuvo un autor que lo trajo a la existencia"26.

También, en Against Praxeas (Contra Práxeas) muestra que el Hijo es diferente del Dios Todopoderoso y está subordinado a él cuando dice:

"El Padre es la sustancia completa, pero el Hijo es una derivación y porción del entero, como Él Mismo reconoce: ‘Mi Padre es mayor que yo’. […] Así que el Padre es distinto del Hijo, por ser mayor que el Hijo, en la medida en que Aquel que engendra es uno, y Aquel a quien se engendra es otro; también, Aquel que envía es uno, y Aquel a quien se envía es otro; y de nuevo, Aquel que hace es uno, y Aquel mediante el cual se hace la cosa es otro"27.

Tertuliano, en Against Hermogenes, declara además que hubo un tiempo en que el Hijo no existía como persona, lo cual muestra que no consideraba que el Hijo fuera un ser eterno en el mismo sentido que lo era Dios28. El cardenal Newman dijo: "A Tertuliano se le debe considerar heterodoxo [que creía en doctrinas no ortodoxas] en la doctrina de la generación eterna de nuestro Señor"29. Respecto a Tertuliano, el señor Lamson declara:

"Esta razón, o Logos, como lo llamaban los griegos, se transformó después, como creía Tertuliano, en la Palabra, o el Hijo, es decir, un ser real, que había existido desde la eternidad solo como un atributo del Padre. Sin embargo, Tertuliano le atribuyó una categoría subordinada respecto al Padre […]

"Juzgado según cualquier explicación aceptada de la Trinidad en este tiempo, el intento de salvar a Tertuliano de condenación [como hereje] sería inútil. Él no podría aguantar la prueba ni un momento"30.

Ninguna Trinidad

Si usted fuera a leer todas las palabras de los apologistas, hallaría que, aunque en algunos aspectos ellos se desviaron de las enseñanzas de la Biblia, ninguno enseñó que el Padre, el Hijo y el espíritu santo fueran coiguales en eternidad, poder, posición y sabiduría.

Esto también es así en el caso de otros escritores de los siglos segundo y tercero, como Ireneo, Hipólito, Orígenes, Cipriano y Novaciano. Aunque algunos llegaron a equiparar al Padre con el Hijo en ciertos detalles, en otros aspectos consideraron que el Hijo estaba subordinado al Dios Padre. Y ninguno de ellos siquiera especuló que el espíritu santo fuera igual al Padre y al Hijo. Por ejemplo, Orígenes (c. 185 a 254 E.C.) declara que el Hijo de Dios es "primogénito […] de toda la creación" y que las Escrituras "saben de El que es más viejo que todas las criaturas"31.

Una lectura objetiva de esas autoridades eclesiásticas primitivas muestra que la doctrina de la Trinidad que la cristiandad enseña no existía en el tiempo de ellas. Como dice The Church of the First Three Centuries:

"La doctrina popular moderna de la Trinidad […] no deriva apoyo alguno del lenguaje de Justino: y esta observación puede extenderse a todos los Padres Antenicenos; es decir, a todos los escritores cristianos por tres siglos después del nacimiento de Cristo. Es verdad que ellos hablan acerca del Padre, el Hijo y el Espíritu santo o profético, pero no como si fueran coiguales, ni como si fueran una sola esencia numérica, ni como Tres en Uno, en cualquiera de los sentidos admitidos ahora por los trinitarios. Precisamente lo contrario es la realidad. La doctrina de la Trinidad, como la explicaron esos Padres, era esencialmente diferente de la doctrina moderna. Afirmamos esto como un hecho tan demostrable como cualquier hecho en la historia de las opiniones humanas"32.

En realidad, antes del tiempo de Tertuliano ni siquiera se mencionó la Trinidad. Y la Trinidad ‘heterodoxa’ de Tertuliano fue muy diferente de la creencia actual. Entonces, ¿cómo se desarrolló la doctrina de la Trinidad según se entiende en la actualidad? ¿Fue en el Concilio de Nicea en 325 E.C.? Examinaremos estas cuestiones en la Parte 4 de esta serie, en un número futuro de La Atalaya.

Referencias

Para ver el texto seleccione la opción "Descargar" del menú superior

La Iglesia y la Trinidad

‘Si la Trinidad no es enseñanza bíblica, ¿cómo llegó a ser doctrina de la cristiandad?’. Muchos creen que fue formulada en el Concilio de Nicea en 325 E.C.

Pero eso no es totalmente correcto. El Concilio de Nicea sí aseguró que Cristo era de la misma sustancia que Dios, lo que colocó la base para la teología trinitaria posterior. Pero no estableció la Trinidad, pues en aquel concilio no se dijo que el espíritu santo fuera la tercera persona de una Deidad trina y una.

El papel de Constantino en Nicea

POR muchos años había habido mucha oposición, sobre base bíblica, al desarrollo de la idea de que Jesús fuera Dios. En un esfuerzo por resolver la disputa, el emperador romano, Constantino, convocó a todos los obispos a Nicea. En realidad asistieron alrededor de 300, una fracción del total.

Constantino no era cristiano. Supuestamente se convirtió más tarde en la vida, pero no se bautizó sino hasta que se hallaba en su lecho de muerte. Henry Chadwick dice sobre él en The Early Church (La iglesia primitiva): "Constantino, como su padre, adoraba al Sol Invicto; […] su conversión no debería interpretarse como una experiencia interna de la gracia […] Fue asunto militar. Él nunca comprendió muy claramente la doctrina cristiana, pero estaba seguro de que la victoria en el combate venía como dádiva del Dios de los cristianos".

¿Qué papel desempeñó en el Concilio de Nicea aquel emperador no bautizado? La Encyclopædia Britannica relata: "Constantino mismo presidió y dirigió activamente las discusiones y personalmente propuso […] la fórmula decisiva que expresaba la relación de Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es ‘consustancial con el Padre’ […] Impresionados por el emperador, los obispos —con solo dos excepciones— firmaron el credo, aunque muchos de ellos no estaban muy inclinados a hacerlo".

Por lo tanto, el papel de Constantino fue crítico. Después de dos meses de enconado debate religioso, aquel político pagano intervino y decidió a favor de los que decían que Jesús era Dios. Pero ¿por qué? Ciertamente no fue por convicción bíblica. "Básicamente, Constantino no entendía nada de las preguntas que se hacían en teología griega", dice A Short History of Christian Doctrine. Lo que sí entendía era que aquella división religiosa era una amenaza para su imperio, y él quería fortalecer su dominio.

Sin embargo, ninguno de los obispos reunidos en Nicea promovió una Trinidad. Decidieron solamente sobre la naturaleza de Jesús, pero no el papel del espíritu santo. Si la Trinidad hubiera sido claramente una verdad bíblica, ¿no deberían haberla propuesto entonces?

Sigue el desarrollo

DESPUÉS de Nicea los debates sobre este asunto siguieron por décadas. Por un tiempo hasta se volvió a favorecer a los que creían que Jesús no era igual a Dios. Pero después el emperador Teodosio decidió contra ellos. Estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 E.C. para aclarar la fórmula.

Aquel concilio concordó en colocar al espíritu santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo. Por primera vez empezó a perfilarse la enseñanza trinitaria de la cristiandad.

Sin embargo, ni siquiera después del Concilio de Constantinopla llegó la Trinidad a ser un credo extensamente aceptado. Muchos se oponían a él, y se atraían por ello violenta persecución. Solo en siglos posteriores fue formulada la Trinidad en credos fijos. The Encyclopedia Americana dice: "El desarrollo pleno del trinitarismo tuvo lugar en Occidente, en el escolasticismo de la Edad Media, cuando se quiso dar una explicación en términos filosóficos y sicológicos".

El Credo de Atanasio

LA TRINIDAD fue definida en términos más completos en el Credo de Atanasio. Atanasio era un clérigo que había apoyado a Constantino en Nicea. El credo que lleva su nombre declara: "Adoramos a un solo Dios en Trinidad […] El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios; y sin embargo no hay tres dioses, sino un solo Dios".

No obstante, ciertos eruditos bien informados concuerdan en que Atanasio no compuso ese credo. The New Encyclopædia Britannica comenta: "La Iglesia Oriental no conoció el credo sino hasta el siglo XII. Desde el siglo XVII los eruditos en general han concordado en que el Credo de Atanasio no fue escrito por Atanasio (quien murió en 373), sino que probablemente fue compuesto en el sur de Francia durante el siglo V. […] La influencia de ese credo parece haberse visto principalmente en el sur de Francia y en España en los siglos VI y VII. Se usó en la liturgia de la iglesia en Alemania en el siglo IX y algún tiempo después en Roma".

Por eso, pasaron siglos desde el tiempo de Cristo antes de que la Trinidad fuera aceptada extensamente en la cristiandad. Y en todo esto, ¿qué guió las decisiones? ¿Fue la Palabra de Dios, o razones clericales y políticas? En su libro Origin and Evolution of Religion, E. W. Hopkins contesta: "La definición ortodoxa final de la Trinidad fue principalmente un asunto de política eclesiástica".

Se predijo la apostasía

ESTA lamentable historia de la Trinidad corresponde con lo que Jesús y sus apóstoles predijeron que sucedería después del tiempo de ellos. Dijeron que habría una apostasía, una desviación, un apartarse de la adoración verdadera hasta el regreso de Cristo, cuando se restauraría la adoración verdadera antes del día de destrucción que Dios ha fijado para este sistema de cosas.

Respecto a ese "día", el apóstol Pablo dijo: "No vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado". (2 Tesalonicenses 2:3, 7.) Más tarde, predijo: "Después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también […] de entre vosotros mismos se levantarán hombres y hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí". (Hechos 20:29, 30, BJ.) Otros discípulos de Jesús también escribieron acerca de esta apostasía con su clase clerical ‘desaforada’. (Por ejemplo, véanse 2 Pedro 2:1; 1 Juan 4:1-3; Judas 3, 4.)

Pablo también escribió: "Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas". (2 Timoteo 4:3, 4, BJ.)

Jesús mismo explicó lo que había detrás de aquel desviarse en apostasía de la adoración verdadera. Dijo que él había sembrado buenas semillas, pero que el enemigo, Satanás, sobresembraría mala hierba en el campo. Así, junto con los primeros brotes del trigo apareció también la mala hierba. Sí, habría de esperarse una desviación del cristianismo puro hasta la siega, cuando Cristo rectificaría la situación. (Mateo 13:24-43.) The Encyclopedia Americana da este comentario: "El trinitarismo del siglo IV no reflejó con exactitud la enseñanza del cristianismo primitivo respecto a la naturaleza de Dios; al contrario, fue un desviarse de aquella enseñanza". Entonces, ¿qué origen tuvo esta desviación? (1 Timoteo 1:6.)

Lo que influyó

POR todo el mundo de la antigüedad, hasta allá en los tiempos remotos de Babilonia, era común la adoración de dioses paganos agrupados en tres, o tríadas. Aquella influencia también dominó en Egipto, Grecia y Roma en los siglos antes, durante y después de Cristo. Y tras la muerte de los apóstoles aquellas creencias paganas empezaron a invadir el cristianismo.

El historiador Will Durant dijo: "El cristianismo no destruyó el paganismo; lo adoptó. […] De Egipto vinieron las ideas de una trinidad divina". Y en el libro Egyptian Religion, Siegfried Morenz señala: "Los teólogos egipcios estaban muy interesados en la trinidad […] Se combina y trata a tres dioses como si fueran un solo ser, a quien se habla en singular. De ese modo la fuerza espiritual de la religión egipcia muestra un enlace directo con la teología cristiana".

Así, en Alejandría, Egipto, clérigos de fines del siglo III y de principios del IV, como Atanasio, reflejaron aquella influencia cuando formularon ideas que prepararon el camino para la Trinidad. Su propia influencia se esparció, y por eso Morenz ve "la teología alejandrina como intermediaria entre el legado religioso egipcio y el cristianismo".

En el prólogo de la obra de Edward Gibbon History of Christianity leemos: "Si el cristianismo conquistó el paganismo, también es cierto que el paganismo corrompió el cristianismo. La Iglesia de Roma cambió el deísmo puro de los primeros cristianos […] en el dogma incomprensible de la trinidad. Conservó como dignos de creerse muchos de los dogmas paganos, inventados por los egipcios e idealizados por Platón".

A Dictionary of Religious Knowledge señala que muchos dicen que la Trinidad "es una corrupción tomada de las religiones paganas e injertada en la fe cristiana". Y The Paganism in Our Christianity declara: "El origen de la [Trinidad] es enteramente pagano".

Así, en la Encyclopædia of Religion and Ethics James Hastings escribió: "En la religión de la India, por ejemplo, nos encontramos con el grupo trinitario de Brahma, Siva y Visnú; y en la religión egipcia con el grupo trinitario de Osiris, Isis y Horus […] Tampoco es únicamente en las religiones históricas donde se considera a Dios una Trinidad. Uno recuerda en particular el punto de vista neoplatónico de la Realidad Suprema o Final", que "se representa como una tríada". ¿Qué tiene que ver el filósofo griego Platón con la Trinidad?

El platonismo y la Trinidad

SE CREE que Platón vivió desde 428 hasta 347 antes de Cristo. Aunque no enseñó la Trinidad en su forma actual, sus filosofías prepararon el camino para tal enseñanza. Después surgieron movimientos filosóficos que incluyeron creencias en tríadas, sobre las cuales ejercieron influencia las ideas de Platón acerca de Dios y la naturaleza.

El diccionario francés Nouveau Dictionnaire Universel dice de la influencia de Platón: "La trinidad de Platón, en sí meramente un rearreglo de trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, parece ser la trinidad racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas respecto a las cuales enseñan las iglesias cristianas. […] El concepto de la divina trinidad que tuvo este filósofo griego […] puede encontrarse en toda religión antigua [del paganismo]".

The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge (Nueva enciclopedia de conocimiento religioso Schaff-Herzog) muestra la influencia de aquella filosofía griega: "Las doctrinas del Logos y de la Trinidad recibieron su forma de Padres griegos, quienes […] estuvieron bajo intensa influencia —fuera directa o indirectamente— de la filosofía platónica […] No se puede negar que de esta fuente entraron errores y corrupciones en la Iglesia".

The Church of the First Three Centuries dice: "La doctrina de la Trinidad fue formándose gradualmente en tiempos comparativamente tardíos; […] se originó de una fuente enteramente diferente de las Escrituras judías y cristianas: […] las manos de los Padres que impusieron la influencia de Platón la desarrollaron y la injertaron en el cristianismo".

Para fines del siglo III el "cristianismo" y las nuevas filosofías platónicas se unieron de manera inseparable. Como declara Adolf Harnack en Outlines of the History of Dogma (Esquemas de la historia de los dogmas), la doctrina eclesiástica llegó a estar "firmemente arraigada en el terreno del helenismo [el pensamiento griego pagano]. Por consiguiente, llegó a ser un misterio para la gran mayoría de los cristianos".

La iglesia alegó que sus nuevas doctrinas estaban basadas en la Biblia. Pero Harnack dice: "En realidad legitimó dentro de sí la especulación helénica, los puntos de vista supersticiosos y las costumbres de la adoración misteriosa pagana".

En el libro A Statement of Reasons (Declaración de razones), Andrews Norton dice de la Trinidad: "No podemos hallar la historia de esta doctrina ni descubrir su fuente en la revelación cristiana, sino en la filosofía platónica […] La Trinidad no es doctrina de Cristo ni de sus Apóstoles, sino una ficción de la escuela de los platónicos posteriores".

Así, en el siglo IV E.C. la apostasía que predijeron Jesús y los apóstoles floreció plenamente. El desarrollo de la Trinidad fue solo una manifestación de esto. Las iglesias apóstatas también empezaron a abrazar otras ideas paganas, como las de un infierno de fuego, la inmortalidad del alma y la idolatría. En sentido espiritual, la cristiandad había entrado en sus predichos tiempos de oscuridad, dominada por una creciente clase clerical.

EN EL año 325 E.C., el emperador romano Constantino convocó un concilio de obispos en la ciudad de Nicea, Asia Menor. Su objetivo era zanjar las continuas disputas religiosas sobre la relación del Hijo de Dios con el Dios Todopoderoso. Respecto a los resultados de ese concilio, la Encyclopædia Britannica dice:

"Constantino mismo presidió y dirigió activamente las discusiones y personalmente propuso […] la fórmula decisiva que expresaba la relación de Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es ‘consustancial [ho·mo·óu·si·os] al Padre’. […] Impresionados por el emperador, los obispos —con solo dos excepciones— firmaron el credo, aunque muchos de ellos no estaban muy inclinados a hacerlo"1.

¿Se debió la intervención de ese gobernante pagano a sus convicciones bíblicas? No. El libro A Short History of Christian Doctrine (Breve historia de la doctrina cristiana) declara: "Básicamente, Constantino no entendía nada de las preguntas que se hacían en teología griega"2. Lo que sí entendía era que las disputas religiosas amenazaban la unidad de su imperio, y quería zanjarlas.

¿Estableció la doctrina de la Trinidad?

¿Estableció o confirmó la Trinidad como una doctrina de la cristiandad el Concilio de Nicea? Muchas personas suponen que así fue. Pero los hechos muestran lo contrario.

El credo que ese concilio promulgó ciertamente sostuvo varias ideas acerca del Hijo de Dios que permitirían a diversos clérigos considerarlo en cierto modo igual al Dios Padre. Sin embargo, es instructivo ver lo que no dijo el Credo de Nicea. Según se publicó originalmente, el credo entero decía:

"Creemos en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles; y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió y se encarnó, se hizo hombre, padeció, y resucitó al tercer día, subió a los cielos, y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Y en el Espíritu Santo"3.

¿Dice este credo que Padre, Hijo y espíritu santo son tres personas en un solo Dios? ¿Dice que los tres son iguales en eternidad, poder, posición y sabiduría? No, no lo dice. No contiene ninguna fórmula de tres en uno. El Credo de Nicea original no estableció ni confirmó la Trinidad.

Como mucho, ese credo iguala al Hijo con el Padre cuando dice que el Hijo es "consustancial" a él. Pero no afirma nada parecido acerca del espíritu santo. Lo único que dice es que "creemos […] en el Espíritu Santo". Esa no es la doctrina de la Trinidad que enseña la cristiandad.

Ni siquiera la expresión clave "consustancial" (ho·mo·óu·si·os) quiso decir necesariamente que el concilio creía en una igualdad numérica de Padre e Hijo. La New Catholic Encyclopedia informa:

"Es dudoso que el Concilio tuviera la intención de confirmar la identidad numérica de la sustancia de Padre e Hijo"4.

Aunque el concilio hubiera querido decir que el Hijo y el Padre eran uno numéricamente, todavía no habría una Trinidad. Solo habría un Dios de dos en uno, no de tres en uno como lo precisa la doctrina de la Trinidad.

"El punto de vista de una minoría"

En Nicea, ¿creían los obispos en general que el Hijo era igual a Dios? No, había puntos de vista en conflicto. Por ejemplo, uno de ellos lo representaba Arrio, quien enseñaba que el Hijo había tenido un comienzo finito en el tiempo y por lo tanto no era igual a Dios, sino que estaba subordinado en todo sentido. Por otro lado, Atanasio creía que el Hijo era igual a Dios en cierto modo. Y había otros puntos de vista.

Martin Marty declara en cuanto a la decisión que el concilio tomó respecto a considerar que el Hijo era de la misma sustancia (consustancial) que Dios: "Nicea en realidad representó el punto de vista de una minoría; el acuerdo fue molesto e inaceptable para muchos que no compartían el parecer"5. De igual manera, el libro A Select Library of Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church (Biblioteca escogida de padres nicenos y posnicenos de la iglesia cristiana) menciona que "solo una minoría adoptó la posición doctrinal formulada con claridad que contrastaba con el arrianismo, aunque tal minoría triunfó"6. Y A Short History of Christian Doctrine indica:

"Lo que a muchos obispos y teólogos del Oriente les pareció especialmente censurable fue el concepto que Constantino mismo introdujo en el credo, el homoousios ["consustancial"], que en la contienda posterior entre la ortodoxia y la herejía llegó a ser objeto de disensión"7.

Las controversias perduraron después del concilio por décadas. Los que favorecían la idea de igualar al Hijo con el Dios Todopoderoso hasta cayeron en desgracia por un tiempo. Por ejemplo, Martin Marty dice de Atanasio: "Su popularidad ascendió y descendió, y se le desterró tantas veces [durante los años posteriores al concilio] que se convirtió prácticamente en un viajero que iba y venía"8. Atanasio pasó años en el destierro porque hubo funcionarios políticos y eclesiásticos que se opusieron a sus puntos de vista de que el Hijo y Dios eran iguales.

De modo que es inexacto afirmar que el Concilio de Nicea de 325 E.C. estableció o confirmó la doctrina de la Trinidad. Lo que luego llegó a ser la enseñanza de la Trinidad no existía en aquel tiempo. La idea de que el Padre, el Hijo y (¿) el espíritu santo (?) eran cada uno el Dios verdadero y eran iguales en eternidad, poder, posición y sabiduría aunque un solo Dios —un Dios de tres en uno— no se produjo en ese concilio ni fue formulada por los primitivos Padres de la Iglesia. Como declara The Church of the First Three Centuries:

"La doctrina popular moderna de la Trinidad […] no deriva apoyo alguno del lenguaje de Justino [Mártir]: y esta observación puede extenderse a todos los Padres Antenicenos; es decir, a todos los escritores cristianos por tres siglos después del nacimiento de Cristo. Es verdad que ellos hablan acerca del Padre, el Hijo y el Espíritu santo o profético, pero no como si fueran coiguales, ni como si fueran una sola esencia numérica, ni como Tres en Uno, en cualquiera de los sentidos admitidos ahora por los trinitarios. Precisamente lo contrario es la realidad. La doctrina de la Trinidad, como la explicaron esos Padres, era esencialmente diferente de la doctrina moderna. Afirmamos esto como un hecho tan demostrable como cualquier hecho en la historia de las opiniones humanas".

"Desafiamos a cualquiera para que presente a un solo escritor de renombre que, durante los primeros tres siglos, creyera en esta doctrina [la Trinidad] en el sentido moderno"9.

Con todo, Nicea preparó el camino para el concepto posterior de la Trinidad. El libro Second Century Orthodoxy (Ortodoxia del siglo segundo), escrito por J. A. Buckley, menciona:

"Al menos hasta fines del siglo segundo, la Iglesia universal permaneció unida en un sentido básico; todos aceptaban la supremacía del Padre. Todos consideraban al Dios Padre Todopoderoso como el único supremo, inmutable, inefable y sin principio. […]

"Con la desaparición de esos escritores y líderes del siglo segundo, la Iglesia se vio […] deslizándose lenta pero inexorablemente hacia ese punto […] en que en el Concilio de Nicea se alcanzó la culminación de toda esa socavación gradual de la fe original. Una pequeña minoría volátil impuso allí su herejía a una mayoría condescendiente y, con el apoyo de las autoridades políticas, coaccionó, engatusó e intimidó a los que procuraban mantener sin mancha la primitiva pureza de su fe"10.

Hasta aquí se había insinuado –pero no del todo aceptado- que el Padre y el Hijo eran uno solo: coiguales, coeternos y consubstanciales.

El Concilio de Constantinopla

En 381 E.C., el Concilio de Constantinopla confirmó el Credo de Nicea. Y le añadió algo. Llamó al espíritu santo "Señor y dador de vida". El credo ampliado de 381 E.C. (que es sustancialmente el que se usa hoy en las iglesias y al que se llama "el credo niceno") muestra que la cristiandad estaba a punto de formular un dogma trinitario desarrollado. No obstante, ni siquiera este concilio completó esa doctrina. La New Catholic Encyclopedia reconoce:

"Es interesante que, 60 años después de Nicea I, el Concilio de Constantinopla I [de 381 E.C.] evitó homoousios en su definición de la divinidad del Espíritu Santo"11.

"Hay eruditos a quienes ha desconcertado la evidente blandura de expresión de este credo; por ejemplo, la ausencia de la palabra homoousios para decir que el Espíritu Santo es consustancial al Padre y al Hijo"12.

La misma enciclopedia admite: "Homoousios no aparece en la Escritura"13. No, en la Biblia no se usa esa palabra ni para decir que el espíritu santo es consustancial a Dios ni para decir lo mismo del Hijo. Esa fue una expresión no bíblica que ayudó a conducir a la doctrina no bíblica —en realidad, antibíblica— de la Trinidad.

Aun después de lo acordado en Constantinopla, pasaron siglos antes de que la enseñanza de la Trinidad se aceptara a través de toda la cristiandad. La New Catholic Encyclopedia dice: "En el Occidente […] parece haber predominado un silencio general con respecto a Constantinopla I y su credo"14. Esta fuente muestra que el credo de ese concilio no se reconoció en todas partes del Occidente sino hasta el siglo VII o el VIII.

En círculos eruditos también se reconoce que el Credo de Atanasio, que con frecuencia se cita como definición y apoyo normales de la Trinidad, no fue escrito por Atanasio, sino por un autor desconocido mucho tiempo después. The New Encyclopædia Britannica comenta:

"La Iglesia Oriental no conoció el credo sino hasta el siglo XII. Desde el siglo XVII los eruditos en general han concordado en que el Credo de Atanasio no fue escrito por Atanasio (quien murió en 373), sino que probablemente fue compuesto en el sur de Francia durante el siglo V. […] La influencia de ese credo parece haberse visto principalmente en el sur de Francia y en España en los siglos VI y VII. Se usó en la liturgia de la iglesia en Alemania en el siglo IX y algún tiempo después en Roma"15.

Cómo se produjo

La doctrina de la Trinidad tuvo una lenta evolución durante un período de siglos. Las ideas trinitarias de filósofos griegos como Platón, que vivieron varios siglos antes de Cristo, se introdujeron furtiva y gradualmente en las enseñanzas eclesiásticas. Como dice The Church of the First Three Centuries:

"Sostenemos que la doctrina de la Trinidad fue formándose gradualmente en tiempos comparativamente tardíos; que se originó de una fuente enteramente diferente de las Escrituras judías y cristianas; que las manos de los Padres que impusieron la influencia de Platón la desarrollaron y la injertaron en el cristianismo; que en el tiempo de Justino, y mucho después, se enseñaron de manera universal la naturaleza distinta y la inferioridad del Hijo; y que entonces se había puesto de manifiesto solo la silueta vaga elemental de la Trinidad"16.

Las tríadas o trinidades eran comunes en Babilonia y Egipto antes de Platón. Y los esfuerzos de los eclesiásticos por atraer a los incrédulos del mundo romano llevaron a la incorporación gradual de algunas de esas ideas al cristianismo. Esto condujo con el tiempo a que se aceptara la creencia de que el Hijo y el espíritu santo eran iguales al Padre.

La misma palabra "Trinidad" solo se aceptó paulatinamente. En la segunda mitad del siglo segundo, Teófilo, obispo de Antioquía de Siria, escribió en griego e introdujo la palabra tri·ás, que significa "tríada" o "trinidad". Luego el escritor latino Tertuliano, de Cartago, en el África septentrional, introdujo en sus escritos la palabra trinitas, que significa "trinidad". Pero la palabra tri·ás no se encuentra en las Escrituras Griegas Cristianas inspiradas, y la palabra trinitas no se halla en la traducción latina de la Biblia conocida como la Vulgata. Ninguna de esas expresiones era bíblica. Pero la palabra "Trinidad", basada en conceptos paganos, se introdujo furtivamente en la literatura de las iglesias, y después del siglo IV llegó a ser parte de su dogma.

Por eso, no se trata de que los eruditos hubieran examinado la Biblia cabalmente para ver si en ella se enseñaba esa doctrina. Más bien, la política seglar y la eclesiástica determinaron en gran parte la doctrina. En el libro The Christian Tradition (La tradición cristiana), el autor, Jaroslav Pelikan, llama la atención sobre "los factores no teológicos de la controversia, muchos de los cuales parecían estar listos vez tras vez para determinar su resultado, solo para que los contrapesaran otras fuerzas de igual importancia. A menudo la doctrina pareció ser la víctima —o el producto— de la política eclesiástica y de conflictos de personalidad"17. El señor E. Washburn Hopkins, profesor de Yale, lo expresó así: "La definición ortodoxa final de la trinidad fue en gran parte un asunto de política eclesiástica"18.

¡Qué irrazonable es la doctrina de la Trinidad en comparación con la enseñanza bíblica sencilla de que Dios es supremo y no tiene igual! Como dice Dios: "¿A quién me asemejarán ustedes o me harán igual o me compararán, para que nos parezcamos uno al otro?". (Isaías 46:5.)

Qué representó

¿Qué representó la evolución gradual del concepto de la Trinidad? Fue parte de la apostasía del cristianismo verdadero que predijo Jesús. (Mateo 13:24-43.) El apóstol Pablo también había predicho la apostasía venidera:

"Vendrá tiempo en que no soportarán la enseñanza sana, sino que, llevados del propio capricho, se rodearán de maestros para que les halaguen el oído, y dejarán de escuchar la verdad, volviéndose de nuevo a los mitos". (2 Timoteo 4:3, 4, La Biblia, versión católica de Serafín de Ausejo.)

Uno de esos mitos fue la enseñanza de la Trinidad. Algunos otros mitos ajenos al cristianismo que también se produjeron gradualmente fueron: la inmortalidad inherente del alma humana, el purgatorio, el limbo y el tormento eterno en un infierno de fuego.

Entonces, ¿qué es la doctrina de la Trinidad? En realidad es una doctrina pagana que se hace pasar por cristiana. Esto lleva a que las personas también estén dispuestas a aceptar otras ideas religiosas falsas.

Referencias:

Para ver el texto seleccione la opción "Descargar" del menú superior

ISAAC NEWTON Y LA TRINIDAD

LA TRADICIÓN popular dice que la caída de una manzana puso a sir Isaac Newton en camino al descubrimiento de la ley universal de la gravitación. Sea que haya algún grado de verdad en esta tradición o no, es indudable que Newton era un notable pensador. Tocante a su famosa obra científica llamada Principia, se nos dice: "Todo el desenvolvimiento de la ciencia moderna empieza con este gran libro. Estuvo en boga por más de 200 años."1

Famosos como fueron los descubrimientos científicos de Newton, él mismo reconocía humildemente sus limitaciones humanas. Era modesto. Poco antes de su muerte en 1727 dijo de sí mismo: "No sé qué le pareceré al mundo, pero a mi juicio no he sido más que un niño que hubiera estado jugando en la playa y entreteniéndose con hallar de vez en cuando un guijarro más pulido o una concha marina más bonita que los corrientes, mientras el océano de la verdad se extendía en toda su amplitud ante mí sin que yo hubiera descubierto su presencia."2

Newton comprendía que Dios es la Fuente de toda la verdad, y en armonía con la profunda reverencia que sentía por su Creador, parece que empleó aún más tiempo buscando al Dios verdadero que buscando verdades científicas. Un análisis de todo lo que escribió Newton revela que de unas 3.600.000 palabras solo 1.000.000 se dedicaron a las ciencias, mientras que unas 1.400.000 tuvieron que ver con temas religiosos.3

NEWTON LUCHA CON LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD

En sus escritos, Newton dio mucha atención a la doctrina de la Trinidad. Una de sus más sobresalientes contribuciones a la erudición bíblica de aquel tiempo fue su obra An Historical Account of Two Notable Corruptions of Scripture [Un relato histórico de dos notables corrupciones de la Escritura], que se publicó por primera vez en 1754, veintisiete años después de su muerte. En ésta repasó toda la evidencia textual disponible de fuentes antiguas sobre dos pasajes bíblicos, en Primera de Juan 5:7 y Primera a Timoteo 3:16.

En la Biblia en inglés conocida como la Versión del Rey Jaime, Primera de Juan 5:7 dice, al verter el texto a español:

"Pues hay tres que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno."

Utilizando los escritos de escritores primitivos de la Iglesia, los manuscritos en griego y latín y el testimonio de las primeras versiones de la Biblia, Newton demostró que las palabras "en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno," en apoyo de la doctrina de la Trinidad, no aparecían originalmente en las Escrituras Griegas inspiradas. Entonces demostró la manera en que la lectura espuria se deslizó furtivamente en las versiones latinas, primero como nota marginal, y luego en el texto mismo. Mostró que fue introducida por primera vez en un texto griego en 1515 por el cardenal Ximénez, quien se fundó para ello en un manuscrito griego tardío corregido del latín. Finalmente, Newton consideró el sentido y el contexto del versículo, y llegó a esta conclusión: "Así el sentido es sencillo y natural, y el argumento pleno y fuerte; pero si uno inserta el testimonio de ‘los Tres en el Cielo’ lo interrumpe y lo estropea."4

La porción más breve de esta disertación tenía que ver con 1 Timoteo 3:16, que dice (Versión del Rey Jaime):

"Y sin controversia es grande el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto de ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria."

Newton mostró cómo, mediante una pequeña alteración en el texto griego, se insertó la palabra "Dios" para hacer que la lectura de la frase fuera: "Dios fue manifestado en la carne."

Resumiendo ambos pasajes, Newton dijo: "Si las iglesias antiguas, al debatir y decidir los más grandes misterios de la religión, no sabían nada de estos dos textos, no entiendo por qué nosotros deberíamos estar especialmente encariñados con ellos ahora que los debates han terminado."5 En los doscientos años y más desde que Isaac Newton compiló ese tratado, solo se han necesitado unas correcciones de importancia menor a la evidencia que él adujo. Sin embargo, solo fue en el siglo diecinueve cuando aparecieron traducciones bíblicas en las cuales se corrigieron estos pasajes. Por cortesía de la Biblioteca Bodleian, de Oxford, Inglaterra, en la página siguiente se ilustra parte del manuscrito original de Newton de su puño y letra.

¿Por qué no publicó Newton estos hallazgos durante su vida? Un vistazo a las circunstancias de aquellos tiempos quizás explique esto. Los que escribían contra la doctrina de la Trinidad todavía podían ser perseguidos en Inglaterra. En fecha tan posterior como la de 1698 el Acta para la Supresión de la Blasfemia y la Profanidad establecía que el negar que una de las personas de la Trinidad fuera Dios era delito, punible con la pérdida de cargo, empleo y utilidad en la primera ocasión, y encarcelación por una repetición. William Whiston, un amigo de Newton (y traductor de las obras de Josefo), perdió su cátedra en Cambridge por esta razón en 1711. En 1693 un folleto en el cual se atacaba la Trinidad fue quemado por orden de la Cámara de los Lores, y al año siguiente su impresor y autor fue procesado. En 1697 Thomas Aikenhead, un estudiante de dieciocho años acusado de negar la Trinidad, fue ahorcado en Edimburgo, Escocia.6, 7, 8

POR QUÉ NEWTON RECHAZÓ LA TRINIDAD

Por sus estudios científicos Newton llegó a tener en alta estima el ‘Libro de la Naturaleza’ y vio en él la evidencia de diseño procedente de Dios, el gran Autor. También creía que la Biblia era la revelación de Dios y que siempre estaba en armonía con el testimonio de la creación."9

La Biblia era la piedra de toque de Newton para probar las enseñanzas y la doctrina. Al considerar los credos de la Iglesia, Newton hizo muy clara esta posición. Sobre la base del octavo de los treinta y nueve artículos que trataban del Credo Niceno, el Credo Atanasiano y el Credo de los Apóstoles, dijo acerca de la Iglesia de Inglaterra:

"Ella no requiere que los recibamos por la autoridad de Concilios Generales, y mucho menos por la autoridad de Convocaciones, sino solo porque se sacan de las Escrituras. Y por eso, ¿estamos autorizados por la Iglesia para compararlos con las Escrituras, y ver cómo y en qué sentido se pueden deducir de allí? Y cuando no podamos ver la Deducción no debemos confiar en la autoridad de los Concilios y Sínodos."

Su conclusión fue aún más enfática:

"Aun los Concilios Generales han errado y pueden errar en asuntos de fe, y lo que decretan como necesario para la salvación no tiene ninguna fuerza ni autoridad a menos que se pueda mostrar que se toma de la santa Escritura."10

La razón principal que tuvo Newton para rechazar la Trinidad fue que cuando trató de verificar las declaraciones de los credos y los concilios no encontró en la Escritura ningún apoyo para esa doctrina.

Al pesar esta evidencia, Newton sostuvo con firmeza que debería usarse razonamiento. Afirmaba que nada creado por Dios estaba sin propósito y razón, y las enseñanzas de la Biblia serían sustentadas por aplicación similar de la lógica y la razón. Hablando de los escritos del apóstol Juan, dijo Newton: "Lo tengo en la honra de creer que escribió con sensatez; y por lo tanto considero que su sentido es el mejor."11 Por eso, como segunda razón para rechazar la enseñanza de la Trinidad, Newton declaró: "La homoousion [la doctrina de que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre] es ininteligible. No se entendió en el Concilio de Nicea, ni desde entonces. Lo que no se puede entender no es objeto de creencia."12

Trata este mismo aspecto de la Trinidad el manuscrito de Newton intitulado "Preguntas respecto a la palabra Homoousios." Este revela una tercera razón por la cual él negaba la Trinidad. Esta enseñanza no forma parte del cristianismo primitivo. El conjunto de las preguntas doce a catorce pone de relieve la falta de lo que caracterice a esa doctrina como original del primer siglo:

"Pregunta 12. ¿No fueron Atanasio, Hilario, etc., quienes originalmente plantearon la opinión de que las tres substancias eran iguales, en el reinado de Juliano el Apóstata [361-363 E.C.]?

Pregunta 13. ¿No se planteó originalmente la adoración del Espíritu Santo poco después del Concilio de Sárdica? [343 E.C.]

Pregunta 14. ¿No fue el Concilio de Sárdica el primer Concilio que se declaró en pro de la doctrina de la Trinidad Consubstancial?"13

En otro manuscrito, que ahora se conserva en Jerusalén, Newton resumió la única respuesta a preguntas como ésas. "El apóstol nos manda (2 Timoteo 1:13) retener el modelo de palabras sanas. El sostener un lenguaje que no fue transmitido ni por los profetas ni por los apóstoles es una violación del mandato y los que lo rompen también son culpables de las perturbaciones y los cismas que se ocasionan con eso. No basta con decir que un artículo de fe se puede deducir de la escritura. Tiene que expresarse en el mismo modelo de palabras sanas en que los apóstoles lo entregaron."14

De modo que, sobre el fundamento de las Escrituras, la razón y la enseñanza auténtica del cristianismo primitivo, Newton averiguó que no podía aceptar la doctrina de la Trinidad. Creía firmemente en la soberanía suprema de Jehová Dios, y en la posición apropiada de Jesucristo, de modo que ni detraía de él como el Hijo de Dios ni lo elevaba a la posición que su Padre ocupa.15 Al considerar con John Locke el pasaje de Daniel 7:9, escribió: "¿De qué fuente te viene la seguridad de que el Anciano de Días sea Cristo? ¿Se ve en alguna parte a Cristo sentado en el Trono?"16 Es obvia aquí su propia conclusión, y la claridad de su pensamiento tocante a la relación del Padre con el Hijo siempre queda patente en los escritos de Newton. Por eso en otras partes recalca el punto de que la oración se puede hacer a "Dios en el nombre del Cordero, pero no al Cordero en el nombre de Dios."17

Quizás el mejor resumen de los argumentos bíblicos que tenía Isaac Newton para repudiar la Trinidad se encuentra en catorce ‘Argumentos,’ escritos en latín, para muchos de los cuales suministra citas bíblicas. Los números cuatro a siete son particularmente interesantes:

"4. Porque Dios engendró al Hijo en algún tiempo, éste no tuvo existencia desde la eternidad. Proverbios 8:23, 25.

5. Porque el Padre es mayor que el Hijo. Juan 14:28.

6. Porque el Hijo no sabía su última hora. Mar. 13:32, Mat. 24:36, Rev. 1:1, 5:3.

7. Porque el Hijo recibió todas las cosas del Padre."18

Una lectura cuidadosa de los escritos religiosos de Newton no deja de impresionar al lector con la minuciosidad que hay en ellos, y con una comprensión de lo mucho y profundo de la meditación de Newton, además de su aptitud de erudito y su comprensión de los idiomas originales de la Biblia. Sus conclusiones respecto de la Trinidad merecen por lo tanto nuestro respeto y consideración, aunque él no se sintiera obligado a hacerlas públicas durante su vida.

Hoy, cuando hay mucha más evidencia disponible que aquella a la cual tuvo acceso Newton, nosotros también deberíamos investigar nuestras creencias como él lo hizo.

Referencias

Para ver el texto seleccione la opción "Descargar" del menú superior

[Nota]

Hasta los últimos años este texto, también, se citaba mucho en apoyo de la enseñanza de la Trinidad, pero la mayoría de las versiones modernas han puesto en el texto "él," en lugar de "Dios"; la Biblia de Jerusalén, católica, hasta añade una nota al pie de la página en la cual señala que la referencia es a Cristo.

¿Qué hay de los textos que se usan en prueba de la Trinidad?

Cualquier remisión a la Biblia como prueba tiene que entenderse teniendo como contexto lo que toda la Biblia enseña consecuentemente. Con mucha frecuencia los versículos circundantes, que dan el contexto, aclaran el verdadero significado del texto bíblico en cuestión.

Tres en uno

EN LA New Catholic Encyclopedia se presentan tres de esos textos bíblicos, "textos de prueba", para apoyar la Trinidad, pero también se admite lo siguiente: "La doctrina de la Santísima Trinidad no se enseña en el A[ntiguo] T[estamento]. En el N[uevo] T[estamento] la prueba más antigua está en las epístolas paulinas, especialmente en 2 Cor 13:13 [versículo 14 en algunas Biblias] y en 1 Cor 12:4-6. En los Evangelios, la prueba de la Trinidad se encuentra explícitamente solo en la fórmula bautismal de Mat 28:19".

En esos versículos las tres "personas" se enumeran como sigue en la Biblia de Jerusalén. Segunda a los Corintios 13:13 (14) reúne a las tres de este modo: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros". Primera a los Corintios 12:4-6 dice: "Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo el Dios que obra todo en todos". Y Mateo 28:19 dice: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

¿Dicen esos versículos que Dios, Cristo y el espíritu santo constituyan una Deidad trinitaria, que los tres sean iguales en sustancia, poder y eternidad? No; no dicen eso, tal como el enumerar a tres personas, como Pepe, Pancho y Antonio, no significa que sean tres en uno.

La Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de McClintock y Strong, admite que esa clase de referencia "solo prueba que se menciona a tres entidades, […] pero no prueba, por sí misma, que las tres pertenezcan necesariamente a la naturaleza divina ni que posean igual honra divina".

Aunque esa fuente es trinitaria, dice de 2 Corintios 13:13 (14): "No podríamos deducir con razón que tuvieran igual autoridad ni la misma naturaleza". Y de Mateo 28:18-20 dice: "Sin embargo, este texto, tomado por sí mismo, no probaría decisivamente ni la personalidad de las tres entidades mencionadas ni su igualdad ni divinidad".

También se mencionó a Dios, Jesús y el espíritu santo en el mismo contexto en la ocasión del bautismo de Jesús. Este "vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él". (Mateo 3:16.) Con todo, ahí no dice que los tres sean uno. Muchas veces se menciona juntos a Abrahán, Isaac y Jacob, pero eso no los hace uno. Aparecen juntos los nombres de Pedro, Santiago y Juan, pero eso no los hace uno tampoco. Además, puesto que el espíritu de Dios descendió sobre Jesús en su bautismo, eso muestra que Jesús no tuvo el espíritu sino hasta ese momento. Puesto que así fue, ¿cómo pudiera haber sido Jesús parte de una Trinidad en la cual él siempre hubiera sido uno con el espíritu santo?

Otra referencia que menciona a los tres juntos está en algunas traducciones antiguas de la Biblia en 1 Juan 5:7. No obstante, los eruditos reconocen que esas palabras no estaban originalmente en la Biblia, sino que fueron añadidas mucho tiempo después. Correctamente, la mayoría de las traducciones modernas omiten ese versículo espurio.

Otros textos bíblicos que se dan como prueba tratan solo de la relación entre dos: el Padre y Jesús. Consideremos algunos de estos.

"Yo y el Padre somos uno"

ESE texto, en Juan 10:30, suele citarse como apoyo para la Trinidad, aunque en él no se menciona a una tercera persona. Pero Jesús mismo mostró lo que quería decir con que él y el Padre fueran "uno". Según Juan 17:21, 22, oró a Dios para que sus discípulos "todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, […] que ellos sean uno así como nosotros somos uno". ¿Estaba Jesús orando para que todos sus discípulos llegaran a ser una sola entidad? No; obviamente Jesús oraba para que estuvieran unidos en pensamiento y propósito, como lo estaban él y Dios. (Véase también 1 Corintios 1:10.)

En 1 Corintios 3:6, 8 Pablo dice: "Yo planté, Apolos regó […] El que planta y el que riega uno son". Pablo no quiso decir que él y Apolos fueran dos personas en un solo ser; quiso decir que estaban unidos en propósito. La palabra griega que Pablo usó ahí para "uno" (hen) es neutra, y literalmente se puede traducir "una (cosa)", lo que indica unidad en cooperación. Es la misma palabra que usó Jesús en Juan 10:30 para describir su relación con el Padre. También es la misma palabra que Jesús empleó en Juan 17:21, 22. Por eso, cuando usó la palabra "uno" (hen) en estos casos, hablaba sobre unidad de pensamiento y propósito.

Respecto a Juan 10:30, Juan Calvino (quien era trinitario) dijo en su Comentario sobre el Evangelio según Juan: "Los antiguos dieron mal uso a este pasaje cuando quisieron probar con él que Cristo es […] de la misma esencia que el Padre. Pues Cristo no arguye sobre la unidad de la sustancia, sino sobre la conformidad de él con el Padre".

En el mismo contexto de los versículos que siguen a Juan 10:30 Jesús afirmó vigorosamente que con sus palabras no alegaba ser Dios. Preguntó lo siguiente a los judíos que equivocadamente habían llegado a aquella conclusión y querían apedrearlo: "¿Por qué me acusan de blasfemia a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, si digo que soy Hijo de Dios?". (Juan 10:31-36, NBE.) No; Jesús no afirmó que fuera Dios Hijo, sino el Hijo de Dios.

"Haciéndose igual a Dios"

OTRO texto bíblico que se da como apoyo para la Trinidad es Juan 5:18. Este dice que los judíos (como en Juan 10:31-36) querían matar a Jesús porque "también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios".

Pero ¿quién dijo que Jesús estaba haciéndose igual a Dios? No fue Jesús. Él se defendió de aquella acusación falsa en el mismísimo versículo siguiente (19): "Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: ‘[…] el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre’" (BJ).

Al decir eso, Jesús mostró a los judíos que no era igual a Dios y, por lo tanto, no podía obrar por su propia iniciativa. ¿Podemos imaginarnos que alguien que fuera igual al Dios Todopoderoso dijera que ‘no podía hacer nada por su cuenta’? (Compárese con Daniel 4:34, 35.) Es interesante que el contexto de Juan 5:18 y 10:30 muestra que Jesús se defendió de acusaciones falsas de judíos que, como los trinitarios, ¡habían llegado a conclusiones equivocadas!

¿"Igual a Dios"?

EN FILIPENSES 2:6 la versión católica Scío de San Miguel [Scío] dice de Jesús: "Que siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación el ser él igual a Dios". La Versión Reina-Valera de 1904 dice: "El cual siendo en forma de Dios, no tuvo por rapiña ser igual a Dios". Algunos todavía usan versiones que presentan lecturas semejantes para apoyar la idea de que Jesús era igual a Dios. Pero note cómo vierten otras traducciones ese versículo:

1869: "quien, estando en la forma de Dios, no consideró como para procurarse ávidamente el estar en igualdad con Dios" (The New Testament, por G. R. Noyes).

1965: "Él —¡en verdad de naturaleza divina!— nunca desplegó confianza en sí mismo haciéndose igual a Dios" (Das Neue Testament, edición revisada, por Friedrich Pfäfflin).

1968: "quien, aunque estaba en la forma de Dios, no consideró que debería hacer suyo ávidamente el ser igual a Dios" (La Bibbia Concordata).

1972: "quien, a pesar de tener la forma de Dios, no reputó como botín (codiciable) ser igual a Dios" (Versión Nácar-Colunga).

1976: "Él siempre tuvo la naturaleza de Dios, pero no pensó que por fuerza debería tratar de llegar a ser igual a Dios" (Today’s English Version).

1985: "Quien, estando en la forma de Dios, no consideró la igualdad con Dios algo que debería asir ávidamente" (The New Jerusalem Bible).

1987: "quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios" (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras).

Sin embargo, algunos alegan que aun estas versiones más exactas dan a entender que 1) Jesús ya tenía igualdad, pero no quería retenerla, o que 2) no tenía que asirse ávidamente de la igualdad porque ya la tenía.

A este respecto, Ralph Martin, en The Epistle of Paul to the Philippians (La epístola de Pablo a los Filipenses), dice sobre el griego original: "Sin embargo, es cuestionable el que el sentido del verbo pueda deslizarse de su verdadero significado de ‘apoderarse de’, ‘arrebatar violentamente’ al de ‘tener firmemente asido’". The Expositor’s Greek Testament (El Testamento Griego del expositor) dice también: "No podemos hallar ningún pasaje en que αρπάζω [har·pá·zo] o alguna derivación suya tenga el sentido de ‘tener en posesión’ o ‘retener’. Parece que significa invariablemente ‘apoderarse de’, ‘arrebatar violentamente’. Por eso, no es permisible deslizarse del verdadero sentido de ‘asir ávidamente’ a uno que es totalmente diferente: ‘tener firmemente asido’".

Por lo anterior es patente que los traductores de versiones como la Scío y la Valera doblan las reglas para apoyar fines trinitarios. Lejos de decir que Jesús pensó que era apropiado ser igual a Dios, lo que dice en griego en Filipenses 2:6, cuando se lee objetivamente, muestra precisamente lo contrario, que Jesús no pensó que fuera apropiado.

El contexto de los versículos circundantes (3-5, 7, 8, Scío) aclara cómo debe entenderse el versículo 6. A los Filipenses se les aconsejó: "Humildad, teniendo cada uno por superiores á los otros". Entonces Pablo emplea a Cristo como el ejemplo sobresaliente de esta actitud: "Y el mismo sentimiento haya en vosotros, que hubo también en Jesucristo". ¿Qué "sentimiento"? ¿El de ‘no tener por usurpación ser igual a Dios’? No, ¡eso sería precisamente lo contrario del punto que se comunica! Más bien, Jesús, quien ‘tuvo a Dios como su superior’, nunca ‘asiría ávidamente la igualdad con Dios’; en vez de eso, "se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte".

Sin duda, eso no puede estar refiriéndose a ninguna parte del Dios Todopoderoso. Se refería a Jesucristo, quien sirvió perfectamente para ilustrar el punto de Pablo aquí, a saber, la importancia de la humildad y de desplegar obediencia al Superior y Creador de uno, Jehová Dios.

"Yo soy"

EN JUAN 8:58 algunas traducciones (por ejemplo, la Biblia de Jerusalén) presentan a Jesús diciendo: "Antes que naciese Abraham, Yo Soy". En aquella ocasión, ¿estaba Jesús enseñando, como sostienen los trinitarios, que a él se le conocía por el título "Yo Soy"? Y, según alegan ellos, ¿significa eso que él era el Jehová de las Escrituras Hebreas, puesto que en Éxodo 3:14 la Biblia de Jerusalén dice: "Dijo Dios a Moisés: ‘Yo soy el que soy’"?

En Éxodo 3:14 (BJ) la frase "Yo soy" se da como título a Dios para indicar que él en realidad existía y haría lo que prometía. The Pentateuch and Haftorahs, publicado por el doctor J. H. Hertz, dice acerca de esa frase: "Para los israelitas en cautiverio, el significado sería: ‘Aunque Él no ha desplegado todavía Su poder para con ustedes, lo hará; Él es eterno y ciertamente los redimirá’. La mayoría de los modernos siguen a Rashi [comentarista francés de la Biblia y el Talmud] al verter [Éxodo 3:14] ‘Seré lo que seré’".

La expresión de Juan 8:58 es muy diferente de la que se usa en Éxodo 3:14. Jesús no la usó como nombre ni título, sino como medio de explicar la existencia que tuvo antes de ser humano. Por consiguiente, note cómo vierten Juan 8:58 otras versiones de la Biblia:

1925: "antes que Abraham fuera criado, yo existo" (Sagrada Biblia, Félix Torres Amat).

1972: "Antes de que Abraham naciese, era yo" (Sagrada Biblia, E. Nácar Fuster y A. Colunga).

1978: "antes que Abraham naciese, ya existía yo" (Nuevo Testamento, Felipe de Fuenterrabía).

1979: "yo existo desde antes que existiera Abraham" (Dios habla hoy, Versión Popular).

1980: "Antes que Abraham existiera, yo existo" (Sagrada Biblia, Pedro Franquesa y José M. Solé).

1987: "Antes que Abrahán llegara a existir, yo he sido" (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras).

Así pues, la verdadera idea de la expresión griega usada en este pasaje es que el "primogénito" (Jesús) creado por Dios había existido mucho antes de que naciera Abrahán. (Colosenses 1:15; Proverbios 8:22, 23, 30; Revelación 3:14.)

De nuevo, el contexto muestra que este es el modo correcto de entender lo que se dijo. Esta vez los judíos quisieron apedrear a Jesús por afirmar que ‘había visto a Abrahán’ aunque, como dijeron, él todavía no tenía 50 años de edad. (Versículo 57.) La respuesta natural de Jesús fue decir la verdad sobre su edad. Así que naturalmente les dijo que ‘existía desde antes que existiera Abraham’ (Versión Popular).

"El Verbo era Dios"

EN JUAN 1:1 la Biblia de Jerusalén dice: "En el principio la Palabra existía y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios". Los trinitarios alegan que eso significa que "la Palabra" (griego: ho ló·gos), quien vino a la Tierra como Jesucristo, era el Dios Todopoderoso mismo.

Sin embargo, note que una vez más el contexto nos da la base para entender con exactitud el pensamiento. Observe que se dice: "La Palabra estaba con Dios" (cursiva nuestra). El que está "con" otro no puede ser ese otro. En conformidad con eso, Journal of Biblical Literature (Revista de literatura bíblica), una publicación del jesuita Joseph A. Fitzmyer, señala que si se interpretara la parte posterior de Juan 1:1 como "el" Dios, esto "entonces contradiría la cláusula precedente", la cual dice que la Palabra estaba con Dios.

Note, también, cómo vierten otras traducciones, en varios idiomas, esta parte del versículo:

1808: "y la palabra era un dios" (The New Testament in an Improved Version, Upon the Basis of Archbishop Newcome’s New Translation: With a Corrected Text).

1864: "y un dios era la Palabra" (The Emphatic Diaglott, lectura interlineal, por Benjamin Wilson).

1928: "y la Palabra era un ser divino" (La Bible du Centenaire, L’Evangile selon Jean, por Maurice Goguel).

1935: "y la Palabra era divino" (The Bible—An American Translation, por J. M. P. Smith y E. J. Goodspeed).

1946: "y de género divino era la Palabra" (Das Neue Testament, por Ludwig Thimme).

1958: "y la Palabra era un Dios" (The New Testament, por James L. Tomanek).

1963: "y la Palabra era un dios" (Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas).

1975: "y un dios (o: de género divino) era la Palabra" (Das Evangelium nach Johannes, por Siegfried Schulz).

1978: "y de género parecido a Dios era el Logos" (Das Evangelium nach Johannes, por Johannes Schneider).

En Juan 1:1 aparece dos veces el sustantivo griego the·ós (dios). La primera vez que aparece se refiere al Dios Todopoderoso, con quien estaba la Palabra ("y la Palabra [ló·gos] estaba con Dios [una forma de the·ós]"). Este primer the·ós está precedido por la palabra ton (el), una forma del artículo definido griego que señala a alguien claramente identificado, en este caso el Dios Todopoderoso ("y la Palabra estaba con [el] Dios").

Por otra parte, no hay artículo delante del segundo the·ós en Juan 1:1. Eso haría que una traducción literal dijera: "y dios era la Palabra". Sin embargo, hemos visto que varias traducciones vierten "divino", "parecido a Dios" o "un dios" este segundo the·ós (un complemento predicativo). ¿Qué autoridad tienen para eso?

El lenguaje griego koiné tenía artículo definido (como en español tenemos "el", "la", y sus plurales), pero no tenía artículo indefinido (como "un", "una" y sus plurales). Por eso, cuando un complemento predicativo no está precedido por el artículo definido, puede ser indefinido, dependiendo del contexto.

Journal of Biblical Literature dice que las expresiones "en las cuales un predicado sin artículo precede al verbo son principalmente de significado cualitativo". Como señala esa publicación, esto indica que el ló·gos puede ser asemejado a un dios. También dice de Juan 1:1: "La fuerza cualitativa del predicado es tan prominente que no puede considerarse definido el sustantivo [the·ós]".

Esto quiere decir que Juan 1:1 destaca la cualidad de la Palabra, que era "divino", "parecido a Dios", "un dios", pero no el Dios Todopoderoso. Esto está en armonía con el resto de la Biblia, que muestra que Jesús, llamado en este pasaje "la Palabra" por su papel de Vocero de Dios, era un subordinado obediente que fue enviado a la Tierra por su Superior, el Dios Todopoderoso.

Hay muchos otros versículos bíblicos donde traductores al español insertan el artículo indefinido "un" cuando traducen oraciones griegas con esa misma estructura, aunque en español no siempre es necesario, pues en muchos casos se transmite el mismo sentido con simplemente omitir el artículo definido. Por ejemplo, en Marcos 6:49, cuando los discípulos vieron que Jesús andaba sobre el agua, la Biblia de Jerusalén dice: "Creyeron que era un fantasma". En el griego koiné no hay ningún "un" delante de "fantasma". Pero casi todas las traducciones añaden el artículo indefinido "un". De la misma manera, Juan 1:1 muestra que la Palabra no era "Dios", sino "un dios" o "divino".

Joseph Henry Thayer, teólogo y erudito que trabajó en la producción de la versión en inglés American Standard Version, declaró sencillamente: "El Logos era divino, no el Ser divino mismo". Y el jesuita John L. McKenzie escribió en su Dictionary of the Bible: "Rigurosamente, Jn 1:1 debe traducirse […] ‘la palabra era un ser divino’".

¿Se viola una regla?

NO OBSTANTE, algunos afirman que esas traducciones violan una regla gramatical del griego koiné publicada por el helenista E. C. Colwell allá en 1933. Él sostuvo que en griego un complemento predicativo "tiene el artículo [definido] cuando sigue al verbo; no tiene el artículo [definido] cuando precede al verbo". Con eso quería decir que un complemento predicativo que precede al verbo debe entenderse como si en verdad tuviera delante el artículo definido ("el" o "la" y sus plurales). En Juan 1:1, el segundo sustantivo (the·ós), el complemento predicativo, precede al verbo: "y [the·ós] era la Palabra". Por eso, alegó Colwell, Juan 1:1 debe significar "y [el] Dios era la Palabra".

Pero considere solo dos ejemplos que se hallan en Juan 8:44. En ese pasaje leemos en algunas versiones en español que Jesús dijo que el Diablo era "un homicida" y "un mentiroso". Tal como en Juan 1:1, aquí en el texto griego los complementos predicativos ("homicida" y "mentiroso") preceden a los verbos. No hay ningún artículo indefinido precediendo a ninguno de estos complementos predicativos porque en el griego koiné no hay artículo indefinido. Pero algunas traducciones al español insertan la palabra "un" por lo que ven que piden la gramática griega y el contexto. (Véanse también Marcos 11:32; Juan 4:19; 6:70; 9:17; 10:1; 12:6 en diversas versiones.)

Colwell tuvo que reconocer esto con relación al complemento predicativo, pues dijo: "Es indefinido [pudiera ser acompañado por "un" o "una" y sus plurales] en esta posición solo cuando el contexto lo exige". Así que hasta él admite que cuando el contexto lo exige los traductores pueden insertar un artículo indefinido delante del complemento predicativo en este tipo de estructura oracional.

¿Exige el contexto un artículo indefinido en Juan 1:1? Sí, porque lo que toda la Biblia atestigua es que Jesús no es el Dios Todopoderoso. Por lo tanto, lo que debe guiar al traductor en casos de esta índole no es la controvertible regla de gramática de Colwell, sino el contexto. Y es patente, por las muchas traducciones en diversos idiomas que insertan el artículo indefinido "un" en Juan 1:1 y en otros lugares, que muchos eruditos no concuerdan con una regla tan artificial; y tampoco lo hace la Palabra de Dios.

El contexto indica en Juan 1:18 que "A Dios ningún hombre lo ha visto jamás". Así que no es necesario ir tan lejos para ver que la Biblia en este pasaje no está enseñando la igualdad de Jesús con Dios.

No hay ningún conflicto

¿ESTÁ en conflicto con la enseñanza bíblica de que hay un solo Dios el decir que Jesucristo es "un dios"? No, porque a veces la Biblia emplea el término "dios" para referirse a criaturas poderosas. Salmo 8:5 dice: "También procediste a hacerlo [al hombre] un poco menor que los que tienen parecido a Dios [hebreo: ´elo·hím]", es decir, los ángeles. En la defensa de Jesús contra la acusación de los judíos de que él afirmaba ser Dios, él señaló que "[la Ley] llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios", es decir, a jueces humanos. (Juan 10:34, 35, BJ; Salmo 82:1-6.) Hasta a Satanás se le llama "el dios de este sistema de cosas" en 2 Corintios 4:4.

Jesús ocupa una posición mucho más elevada que la de los ángeles, los hombres imperfectos o Satanás. Puesto que se alude a estos como "dioses", poderosos, de seguro Jesús puede ser y era "un dios". Por su posición singular con relación a Jehová, Jesús es un "Dios Poderoso". (Juan 1:1; Isaías 9:6.)

Pero ¿no indica la expresión "Dios Poderoso", con letras mayúsculas, que Jesús de alguna manera es igual a Jehová Dios? De ningún modo. Isaías simplemente profetizó que ese sería uno de cuatro nombres que se darían a Jesús, y en español estos nombres suelen escribirse con mayúscula. Con todo, aunque a Jesús se le llamó "Poderoso", solo puede haber uno que sea "Todopoderoso". Carecería de importancia llamar "Todopoderoso" a Jehová Dios si no existieran otros a quienes también se llamara dioses, pero que ocuparan una posición subalterna o inferior.

El Bulletin of the John Rylands Library, de Inglaterra, indica que, según el teólogo católico Karl Rahner, aunque the·ós se usa en textos bíblicos como Juan 1:1 con referencia a Cristo, "en ninguno de esos casos se usa ‘theos’ de tal manera que identifique a Jesús con aquel que en otros lugares del Nuevo Testamento aparece como ‘ho Theos’, es decir, el Dios Supremo". Y el Bulletin añade: "Si los escritores del Nuevo Testamento creían vital que los fieles confesaran a Jesús como ‘Dios’, ¿se puede explicar el que en el Nuevo Testamento haya una ausencia casi completa de precisamente esa forma de confesión?".

Pero ¿qué se puede decir de que el apóstol Tomás dijera a Jesús: "¡Mi Señor y mi Dios!", en Juan 20:28? Para Tomás, Jesús era como "un dios", especialmente en las circunstancias milagrosas que impulsaron a Tomás a expresarse como lo hizo. Algunos eruditos sugieren que es posible que Tomás sencillamente saliera con una exclamación emocional de asombro, hablada a Jesús, pero dirigida a Dios. Fuera una cosa o la otra, Tomás no pensaba que Jesús fuera el Dios Todopoderoso, porque él y los demás apóstoles sabían que Jesús nunca había afirmado ser Dios, sino que enseñó que solo Jehová es "el único Dios verdadero". (Juan 17:3.)

De nuevo, el contexto nos ayuda a entender esto. Pocos días antes, Jesús ya resucitado había dicho a María Magdalena que dijera a los discípulos: "Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes". (Juan 20:17.) Aunque Jesús ya había sido resucitado en la condición de espíritu poderoso, Jehová todavía era su Dios. Y Jesús siguió refiriéndose a Él como tal hasta en el último libro de la Biblia, después de su glorificación. (Revelación 1:5, 6; 3:2, 12.)

Solo tres versículos después de la exclamación de Tomás, en Juan 20:31, la Biblia aclara más este asunto al declarar: "Estas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios", no que fuera el Dios Todopoderoso. Y en este texto se quiso decir "Hijo" en sentido literal, como cuando se habla de un padre natural y su hijo, no como si Jesús fuera alguna parte misteriosa de una Deidad trinitaria.

Tienen que concordar con la Biblia

SE ALEGA que varios otros textos bíblicos apoyan la Trinidad. Pero estos son similares a los que ya hemos considerado, porque, cuando se examinan cuidadosamente, no ofrecen verdadero apoyo a tal enseñanza. Esos textos solo ilustran que cuando uno considera algún supuesto apoyo para la Trinidad tiene que preguntarse: ¿Armoniza la interpretación que se presenta con lo que toda la Biblia enseña consecuentemente: que solo Jehová Dios es Supremo? Si no es así, entonces esa interpretación tiene que ser errónea.

También tenemos que tener presente que no hay siquiera un "texto de prueba" que diga que Dios, Jesús y el espíritu santo son uno en alguna misteriosa Deidad. Ningún texto bíblico de ninguna parte de la Biblia dice que los tres sean lo mismo en sustancia, poder y eternidad. La Biblia revela consecuentemente al Dios Todopoderoso, Jehová, como el único que es Supremo, a Jesús como su Hijo creado, y al espíritu santo como la energía de Dios.

LA TRINIDAD Y LA FILOSOFÍA GRIEGA

La Encyclopædia Britannica (edición de 1976) declara: "Desde mediados del siglo II [es decir, el siglo que empezó en el año 100] A.C., los cristianos que tenían algún entrenamiento en la filosofía griega empezaron a sentir la necesidad de expresar su fe en los términos de ésta, tanto para su propia satisfacción intelectual como para convertir a paganos cultos. La filosofía que mejor les convenía era el platonismo."

"Platonismo" se refiere a las enseñanzas del filósofo griego Platón que nació alrededor de 428 a. de la E.C. The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge indica una relación directa entre la doctrina de la Trinidad y la filosofía de Platón al decir:

"Muchos de los cristianos primitivos hallaron, a su vez, atracciones peculiares en las doctrinas de Platón, y las emplearon como armas para defender y esparcir el cristianismo, o fundieron las verdades del cristianismo en un molde platónico. Las doctrinas del Logos [griego para "la Palabra"] y de la Trinidad recibieron su forma de Padres griegos, quienes, de no estar entrenados en las escuelas, fueron muy influenciados, directa o indirectamente, por la filosofía platónica, particularmente en su forma judeoalejandrina."

¿De qué modo emplearon esos "cristianos primitivos" la filosofía de Platón al moldear la doctrina de la Trinidad? Consideremos brevemente lo que enseñó este filósofo griego.

De "Demiurgo" a "Logos" pagano

Según Platón, todas las cosas que se pueden ver y sentir son el resultado de "ideas" o "formas" eternas impresas sobre la materia. Como una hermosa escultura representa la idea del escultor impresa en la piedra, así Platón creía que todo el universo físico debe su existencia a la influencia de un "mundo de ideas" sobre la materia. Se decía que la "idea" suprema era "lo Bueno," que Platón a veces identificaba con Dios.

De interés especial es la creencia de Platón acerca de la creación del mundo. S. E. Frost, h., doctor en filosofía, dice en The Basic Teachings of the Great Philosophers:

"En uno de los famosos Diálogos de Platón, el Timaeus, él nos dice cómo fue creado el mundo de nuestros sentidos. Hubo un ‘arquitecto,’ el ‘Demiurgo,’ que unió el mundo ideal y la materia tal como un escultor podría unir su idea y el mármol para producir una estatua. Este ‘Demiurgo’ tenía ideas perfectas de todo, y poseía una gran masa de materia. Platón nunca nos dice de dónde vinieron originalmente el ‘Demiurgo,’ ni las ideas, ni la materia. Sencillamente estaban allí cuando comenzaron las cosas. A medida que el ‘Demiurgo’ ponía una idea en contacto con la materia, se creaba una cosa."

El que puso esta teoría en contacto con la Biblia fue un filósofo judío conocido como Filón que nació entre 15 y 10 a. de la E.C. Pero a lo que Platón llamaba el "Demiurgo" Filón llamaba "el Logos." El Dr. Frost explica:

"Filón enseñaba que había muchos poderes, o espíritus, que irradiaban de Dios como la luz podría irradiar de una lámpara. Uno de estos poderes, al cual llamó ‘Logos,’ era el creador del mundo. Este Logos, según enseñaba él, trabajó con materia, y de ella creó todo lo que hay en el universo. De este modo, Dios, por medio del Logos, creó el universo. Además, todo en el universo es una copia de una idea en la mente de Dios. Esto nos recuerda la creencia de Platón de que el mundo que experimentamos por medio de nuestros sentidos es una copia de ideas que hay en el mundo ideal. Y, en verdad, Filón estaba tratando aquí de reconciliar la filosofía de Platón con la religión judía."

Sin embargo, "la Palabra," o Logos, según Juan, es diferente de la de Filón. Juan describe "la Palabra" como una persona que "se hizo carne." (Juan 1:14) Esto no es cierto del "Demiurgo" de Platón ni del "Logos" de Filón.

Sin embargo, a principios de la era común ciertos individuos transfirieron a "la Palabra" del Evangelio de Juan características del "Demiurgo" y del "Logos" mencionados en los escritos no bíblicos de Platón y Filón. Puesto que ese pagano "Demiurgo" o "Logos" evidentemente había existido siempre junto con el Dios supremo, llegó a ser "ortodoxo" enseñar que Jesús era coeterno con Dios. ¿Apoya la Biblia esa conclusión?

Jesús y Dios… ¿"coeternos"?

Los clérigos de la cristiandad frecuentemente citan textos bíblicos para probar que Jesús no tuvo principio. Un ejemplo de esto es su manera de tratar Juan 8:57, 58, donde leemos: "Entonces los judíos le dijeron [a Jesús]: ‘¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?’ Jesús les respondió: ‘En verdad, en verdad os digo: antes que naciese Abraham, Yo Soy.’"

Ese texto en sí no dice nada acerca de cuánto tiempo existió Jesús antes de Abrahán. Pero los trinitarios razonan que quiere decir que Jesús ha existido eternamente. Típico de esto es lo que dice un comentarista: "Es importante observar la distinción entre los dos verbos. La vida de Abrahán estaba bajo las condiciones de tiempo, y por lo tanto tuvo un comienzo temporal. Por ende, Abrahán llegó a existir, o nació [genésthai, griego]. La vida de Jesús era desde y hasta la eternidad. En consecuencia la fórmula para la existencia absoluta, sin tiempo, yo soy [egò eimí, griego]."

¿Cuál es la verdadera fuente de ese razonamiento? La Encyclopædia of Religion and Ethics de Hastings explica: "El cristianismo adoptó de la filosofía griega, y hasta cierto punto desarrolló en forma independiente, la idea profunda y fructífera de la distinción entre el tiempo y la eternidad, y entre llegar a ser y ser. Enunciada claramente por primera vez por Parménides, c. 500 a.C. . . . , fue desarrollada por Platón, c. 390 a.C., con considerables detalles, especialmente en sus Phædrus y Symposium."

Sin embargo, la Biblia no declara ni una sola vez que Jesús es coeterno con Dios. Aunque Jesús gozó de una existencia prehumana de duración no especificada en el cielo, la Biblia muestra que su existencia tuvo principio. Se le llama "Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación" y "el Principio [griego, arké] de las criaturas de Dios."—Col. 1:15; Apo. 3:14.

El capítulo ocho de Proverbios emplea lenguaje similar concerniente a la "sabiduría" personificada. Allí, según la Versión de los Setenta griega, la sabiduría habla de sí misma como "el principio [arké] de sus caminos [de Dios] para sus obras" y afirma haber existido "antes que hubiese tiempo en el principio, antes que él hiciera la tierra." (Pro. 8:22, 23, Bagster) ¿Sugiere esto que la sabiduría personificada tuvo preexistencia eterna? No, porque al principio del versículo veintidós la sabiduría dice: "El Señor me hizo ["creó," éktise, griego]."

"Coigual"… también copiado de Platón

¿Qué se puede decir acerca de la enseñanza de que Jesús es coigual con Dios? Si uno lee las Escrituras de por sí, nunca obtendrá esa noción. Aunque la Biblia a veces aplica el término "dios" a Jesús en su existencia prehumana y después de su resurrección, emplea la misma terminología con respecto a los ángeles creados. Por ejemplo, el salmista declaró que Dios hizo a la humanidad "un poco menor que los que tienen parecido a Dios." (Hebreo, elohím, "dioses"; de los Setenta, "ángeles.")—Sal. 8:5, NM.

Sin embargo, muchos clérigos tratan de explicar textos bíblicos que aplican el término "dios" a Jesús como si dijeran que Jesús es completamente igual a Dios. Esto se hace patente en muchos comentarios sobre la declaración de Jesús: "Yo y el padre somos uno." (Juan 10:30, Herder) Por ejemplo, el docto bíblico C. J. Ellicott afirma: "Estas palabras aseveran la unidad en poder y naturaleza del Padre y el Hijo. . . . ‘El Hijo es de una misma sustancia con el Padre.’"

Se explica de modo similar la declaración del apóstol Pablo de que "reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente" en Jesucristo. (Col. 2:9) El eminente comentarista bíblico J. A. Bengel da un ejemplo de razonamiento trinitario sobre este versículo: "La Divinidad más completa mora en Cristo: no meramente los atributos divinos, sino la naturaleza divina misma; . . . por decirlo así, la entera esencia de la Divinidad mora en Cristo muy directa y realmente."

Esto recuerda a uno la fraseología del "Credo de Nicea" (325 E.C.) que declara que Jesús es "Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consubstancial al Padre." Según la New Catholic Encyclopedia (1967), por la expresión "consubstancial [griego, homoousios] al Padre" el Concilio quiso "aseverar Su completa igualdad al Padre."

Sin embargo, para llegar a esa doctrina, la cristiandad copió de nuevo a Platón, esta vez a una forma de filosofía conocida como "neoplatonismo." La "teología cristiana," hace notar la Encyclopædia Britannica, "tomó la metafísica neoplatónica de la sustancia así como su doctrina de [esencias, o naturalezas] como punto de partida para interpretar la relación entre el ‘Padre’ y el ‘Hijo.’"

Pero, ¿qué quiso decir Jesús cuando dijo: "Yo y el Padre somos uno"? J. H. Bernard, doctor en divinidad, declara en A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to St. John:

"Una unidad de coparticipación, de voluntad, y de propósito entre el Padre y el Hijo es un tema frecuente en el Cuarto Evangelio . . . , y aquí se expresa concisa y poderosamente; pero el forzar las palabras para hacer que indiquen identidad de ousia [griego, "sustancia," "esencia"], es introducir pensamientos que no estaban presentes para los teólogos del primer siglo."—Compare con Juan 5:18, 19; 14:9, 23; 17:11, 22.

La enseñanza de que Jesús es coigual y coeterno con Dios no tiene fundamento en las Escrituras inspiradas. Desde el comienzo hasta el fin resalta el hecho de que la cristiandad ha copiado ideas del filósofo griego Platón.

[Nota]

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas en este artículo se han tomado de la versión católica Biblia de Jerusalén. En todo caso los textos pueden compararse con la Versión Valera Revisada que cuenta con aprobación protestante.

¿Pudo tener Jesús fe en Dios?

"¿CÓMO pudo tener fe Jesús? Él es Dios. Ahora bien, la fe consiste precisamente en depender de otro, está excluida la posibilidad de que Jesús-Dios tuviera fe."

Según el teólogo francés Jacques Guillet, esta es la opinión general del catolicismo. ¿Le sorprende esta explicación? Es posible que piense que como Jesús es un ejemplo para los cristianos en todo, también debe ser un modelo de fe. En tal caso, no ha tomado en cuenta el dogma de la Trinidad que enseña la cristiandad.

La cuestión de la fe de Jesús es en realidad un enigma para los teólogos católicos, protestantes y ortodoxos que creen en la Trinidad como "el misterio central de la fe y de la vida cristiana". Ahora bien, no todos niegan que Jesús tuviera fe. Jacques Guillet afirma que "es imposible no reconocer que Jesús tuvo fe", aun cuando admite que es una "paradoja" a la luz de la doctrina de la Trinidad.

El jesuita francés Jean Galot, y como él la mayoría de los teólogos, dice explícitamente que siendo "verdadero Dios y verdadero hombre, […] Cristo no puede creer en sí mismo". "La fe consiste en creer en otro ser, no creer en uno mismo", observa el periódico La Civiltà Cattolica. El obstáculo para reconocer la fe de Jesús es, pues, el dogma de la Trinidad, ya que los dos conceptos son claramente contradictorios.

"Los evangelios nunca hablan de la fe de Jesús", dicen los teólogos. En efecto, los términos que se utilizan en las Escrituras Griegas Cristianas, pi·stéu·o (creer, tener fe) y pí·stis (fe), se refieren, por lo general, a la fe de los discípulos en Dios o en Cristo, y no a la fe de Cristo en su Padre celestial. ¿Debemos concluir, entonces, que el Hijo de Dios no tenía fe? ¿Qué podemos entender de lo que hizo y dijo? ¿Qué enseñan las Escrituras?

¿Oraciones sin fe?

Jesús era un hombre de oración. Oró en todo momento: cuando fue bautizado (Lucas 3:21), toda la noche antes de escoger a sus doce apóstoles (Lucas 6:12, 13) y antes de su transfiguración milagrosa en la montaña, con los apóstoles Pedro, Juan y Santiago. (Lucas 9:28, 29.) Estaba orando cuando uno de los discípulos le pidió: "Enséñanos a orar", y entonces les enseñó la oración del padrenuestro. (Lucas 11:1-4; Mateo 6:9-13.) Oraba solo y durante largo rato temprano por la mañana (Marcos 1:35-39); al atardecer, en una montaña, después de despedir a sus discípulos (Marcos 6:45, 46); con sus discípulos y por sus discípulos. (Lucas 22:32; Juan 17:1-26.) Sí, la oración fue una parte importante de la vida de Jesús.

Oró antes de ejecutar milagros; por ejemplo, antes de resucitar a su amigo Lázaro: "Padre, te doy gracias porque me has oído. Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor hablé, a fin de que crean que tú me has enviado". (Juan 11:41, 42.) La certeza de que su Padre contestaría aquella oración indica la fuerza de su fe. Esta relación entre la oración a Dios y su fe en él se evidencia en lo que dijo a sus discípulos: "Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas". (Marcos 11:24.)

Si Jesús no tenía fe, ¿por qué oró a Dios? La doctrina no bíblica de la Trinidad —Jesús era hombre y Dios al mismo tiempo—, que enseña la cristiandad, oscurece el mensaje de la Biblia. Impide que la gente entienda la sencillez y la fuerza de esta. ¿A quién invocó el hombre Jesús? ¿A sí mismo? ¿No sabía que era Dios? Y si era Dios y lo sabía, ¿por qué oró?

Las oraciones que Jesús pronunció el último día de su vida terrestre nos permiten entender con más profundidad la fe firme que tenía en su Padre celestial. Pidió con esperanza y seguridad: "Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera". (Juan 17:5.)

La noche que estuvo en el jardín de Getsemaní, en el monte de los Olivos, sabía que sus pruebas más difíciles y su muerte eran inminentes, por lo que "comenzó a contristarse y a perturbarse en gran manera", y dijo: "Mi alma está hondamente contristada, hasta la muerte". (Mateo 26:36-38.) Luego se arrodilló y oró: "Padre, si deseas, remueve de mí esta copa. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya". Entonces "se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció". Dios escuchó su oración. Debido a la intensidad de sus emociones y la severidad de la prueba, "su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo". (Lucas 22:42-44.)

¿Qué indican los sufrimientos de Jesús, la necesidad de ser fortalecido y sus súplicas? "Una cosa es cierta —escribe Jacques Guillet—: Jesús oró, y la oración fue una parte esencial de su vida y actuación. Oró como oran los hombres, y oró en favor de los hombres. Ahora bien, las oraciones de los hombres son inconcebibles sin fe. ¿Serían concebibles las oraciones de Jesús sin fe?"

Cuando estaba colgado en el madero de tormento, Jesús clamó con voz fuerte poco antes de morir, y citó un salmo de David. Luego, con fe y voz fuerte clamó una última súplica: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". (Lucas 23:46; Mateo 27:46.) Una traducción italiana interconfesional, Parola del Signore, dice que Jesús ‘encomendó su vida’ al Padre.

Jacques Guillet comenta: "Al mostrarnos al Cristo crucificado clamando al Padre mediante los salmos de Israel, los escritores del Evangelio nos convencen de que aquel clamor, el clamor del Hijo unigénito, un clamor de angustia total, un clamor de confianza plena, es un clamor de fe, un clamor de una muerte con fe".

Ante esta clara e impresionante demostración de fe, algunos teólogos intentan hacer una distinción entre fe y "confianza". Sin embargo, esta distinción no está fundamentada en las Escrituras.

Pues bien, ¿qué revelaron exactamente en cuanto a su fe las pruebas severas que Jesús aguantó?

¿No creía él en la Palabra de Dios?

La doctrina de la Trinidad condiciona de tal modo el pensar de los teólogos que llegan al extremo de afirmar que Jesús "no puede creer en la Palabra de Dios y su mensaje" porque, "como es la misma Palabra de Dios, solo puede proclamar esa palabra". (Angelo Amato, Gesù il Signore, con el imprimátur eclesiástico.)

No obstante, ¿qué muestran realmente las continuas referencias de Jesús a las Escrituras? Cuando fue tentado, citó de las Escrituras tres veces. Con su tercera respuesta mostró a Satanás que adoraba únicamente a Dios. (Mateo 4:4, 7, 10.) En varias ocasiones Jesús mencionó profecías que tenían que ver con él mismo y mostró fe en su cumplimiento. (Marcos 14:21, 27; Lucas 18:31-33; 22:37; compárese con Lucas 9:22; 24:44-46.) Este examen nos lleva a la conclusión de que Jesús conocía las Escrituras inspiradas por su Padre, las observó con fe y tuvo confianza plena en el cumplimiento de las profecías que predecían sus pruebas, sufrimiento, muerte y resurrección.

Jesús, el Modelo de fe que debe imitarse

Jesús tuvo que pelear la pelea de la fe hasta el fin para ser leal a su Padre y ‘vencer al mundo’. (Juan 16:33.) Sin fe es imposible conseguir tal victoria. (Hebreos 11:6; 1 Juan 5:4.) Jesús fue un ejemplo para sus fieles seguidores en virtud de su fe victoriosa. Ciertamente tuvo fe en el Dios verdadero.

Hebreos 2:10: "Le fue propio a aquel por cuya causa todas las cosas son y mediante el cual todas las cosas son, al llevar a la gloria a muchos hijos, perfeccionar mediante sufrimientos al Agente Principal de su salvación."

Hebreos 2:17, 18: "Le era preciso llegar a ser semejante a sus ‘hermanos’ en todo respecto, para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en cosas que tienen que ver con Dios, a fin de ofrecer sacrificio propiciatorio por los pecados de la gente. Pues por cuanto él mismo ha sufrido al ser puesto a prueba, puede ir en socorro de los que están siendo puestos a prueba."

Hebreos 3:2: "Él fue fiel a Aquel que lo hizo tal, así como Moisés también lo fue en toda la casa de Aquel."

Hebreos 4:15: "No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado."

Hebreos 5:7-9: "En los días de su carne Cristo ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso. Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por las cosas que sufrió; y después de haber sido perfeccionado vino a ser responsable de la salvación eterna."

CONCLUSIONES

Lo que he dicho en esta investigación no es todo lo que pueda decirse de la doctrina de la Trinidad. Yo no soy erudito, ni soy un iniciado o iluminado…. Nada.

Pero creo que todo aquél que diga ser cristiano debe estar convencido de lo que cree. Ser cristiano es motivo de convicción, es moverse por convicción NO por tradición.

Espero que en su criterio usted se cuestione si está siguiendo enseñanzas bíblicas o anticristianas.

Cuestiónese usted. Busque a Dios y busque agradarle a Él. Tal vez si usted está adscrito a alguna religión no les parecerá si deja de ir con ellos. Pero es que… cómo se lo digo:

¿A quién va usted siguiendo: a Dios o a su religión o a sus hermanos?

Sí importa que religión está siguiendo porque puede usted estar limpio o totalmente embarrado de mentiras.

Sí importa porque la Biblia habla de un reajuste de cuentas con la humanidad, usted estará de pie ante su tribunal y dará cuentas de lo que cree o de lo que prefirió creer con tal de que todo fuese más suave.

Pregúntese ¿Habrá alguna religión que enseñe que hay un solo Dios verdadero? ¿Habrá una religión que no crea en la Trinidad?

"Conozcan que te es propio el nombre de Jehová […] tú eres el único altísimo sobre toda la tierra"

Salmo 83:18, versión Torres-Amat, católica.

Si SOLO JEHOVÁ ES EL ALTÍSIMO, ¿por qué le damos tantas vueltas? ¿Por qué preferimos creer en lo que simplemente nos han enseñado sin cuestionarlo?

  • ¿Qué religión enseña que JEHOVÁ –y solo JEHOVÁ- es Dios?
  • ¿Qué religión lo sabe y lo enseña al salir a predicar por las calles y por las casas como lo hizo Jesús mismo y todos sus apóstoles?

Mateo 24:14; Marcos 13:10; Lucas 8:1,2; Lucas 10:1; Hechos 5:42

Usted tiene la respuesta. Usted tiene la decisión final. Usted es responsable ante Dios de sus actos

Roberto Quero Martínez

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente