En las organizaciones de hoy se hace imperativo un nuevo sistema de aprendizaje para dirigir y potenciar el desarrollo de competencias de las personas, de modo tal que, la inteligencia corporativa dependa en gran medida de las políticas de gestión humana que se ejerzan en cada organización.
Sin embargo, los nuevos aprendizajes requieren, para el desarrollo de organizaciones más eficientes, de la construcción de nuevas visiones, en las que se impone la dinámica del cambio, hacia dimensiones más participativas, conscientes y potenciadoras, implicando un proceso de mejoramiento constante y el afianzamiento de una orientación ética que permita ser proactivo y no reactivo, ante las distintas situaciones, de manera consecuente con los valores y principios de respeto por la convivencia y los derechos propios y de los demás.
Es por ello que, la gerencia estratégica, pretende integrar a las personas en el sistema organizacional para vincularse directamente a la estrategia empresarial, con visión, misión y valores, donde el objetivo primordial sea movilizar creativamente, las capacidades y talento de los individuos y equipos, hacia el desarrollo corporativo y social.
Al hablar de la MISION en una organización, no es más que sintetizar los principales propósitos estratégicos de la misma, así como los valores esenciales que deberían ser conocidos, comprendidos y compartidos por todos los individuos que la conforman; llegando a optimizar su capacidad de respuesta ante las oportunidades del entorno, considerando estrategias, propósitos, valores, políticas y normas.
El proceso de formulación de una estrategia dentro de una organización implica, por una parte la exploración ambiental, en la que se debe ir identificando las situaciones y tendencias complejas a afrontar, y por la otra la exploración de las oportunidades, con la finalidad de ubicar el éxito dentro de un contexto específico. De acuerdo a estas premisas, la construcción de las estrategias, pasan a ser la base para el desarrollo de la organización.
Los propósitos y los valores de la organización tendrían como finalidad generar un compromiso compartido dentro de la organización, las políticas y normas sirven para definir los conceptos de productividad, eficiencia, calidad y rentabilidad, entre otros, los cuales configuran, conjuntamente con el liderazgo y el posicionamiento, los factores clave del éxito que determinan el cumplimiento de la imagen que se ha planteado seguir.
Dentro de esta perspectiva pueden observarse algunos elementos que componen la misión a nivel organizacional.
La Imagen Objetiva: Es la determinación de los estados positivos y deseados que la organización halla puesto en sus planes, aspirando alcanzar a partir de una situación negativa o problemática específica, un escenario lo más deseable, y congruente posible.
La comunicación: Se constituye así en el eje estratégico de las organizaciones, ya que no existe transacción sin comunicación. Toda organización debe llevar a cabo una política proactiva de comunicación, porque es a partir de eso que se construye el prestigio o reputación de una marca, empresa, producto, servicio, negocio o persona ; La buena o mala imagen que el público o cliente tenga de una organización depende en gran medida a la correcta difusión que se haga de ella a través de los medios de comunicación y de la imagen que sus clientes internos y externos transmitan. Un comentario positivo de un medio de comunicación, o de un cliente satisfecho, goza de más credibilidad que un aviso publicitario.
La imagen corporativa: Es la totalidad de ideas o situaciones sobre la reputación de una empresa. Constituye un fenómeno de opinión pública, producto de la apreciación que la gente tiene acerca de una organización y de la información que fue acumulando a través del tiempo. Es por tanto, el resultado de todas aquellas experiencias, impresiones, creencias y sentimientos que poseen las personas sobre una empresa u organización.
En un mercado tan competitivo y cambiante, la imagen corporativa es un elemento definitivo de diferenciación y posicionamiento. Así como las empresas deben adecuarse a los cambios con una velocidad y profundidad, jamás vista, de igual manera deberá adecuar su imagen, para transmitir dichos cambios.
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