CRONOLOGIA
1) | 1492-1776 | Llegada de los europeos – Virreinato del Alto Perú. |
2) | 1776-1816 | Creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) – Período de formación. |
3) | 1716-1828 | Período de transición – Guerras civiles, de independencia y anarquía. |
4) | 1828-1853 | Dictadura inestable – Rosas – Sanción de la Constitución. |
5) | 1853-1863 | Período de formación. |
6) | 1863-1880 | Primeras presidencias: Mitre, Sarmiento, Avellaneda. |
7) | 1880-1916 | Primer proyecto de país – Generación del 80 – Democracia restringida. |
8) | 1916-1930 | Democracia ampliada – Radicalismo – Presidencias: Yrigoyen, Alvear, Yrigoyen. 6-9-30: Primer Golpe de Estado – Uriburu. |
9) | 1930-1943 | Década infame |
10) | 1943-1946 | Dictaduras militares: Ramírez, Farrell. |
11) | 1946-1958 | Segundo proyecto de país – Primera y segunda presidencia de Perón: 46-52 y 52-55 1955: Revolución Libertadora: Lonardi, Aramburu. |
12) | 1958-1966 | Tercer proyecto de país – Democracia restaurada – Movimiento de Integración y Desarrollo – Illía. |
13) | 1966-1972 | Revolución Argentina: Onganía, Levingston, Lanusse. |
14) | 1972-1976 | Restauración peronista: Cámpora, Lastiri, Perón, Perón. |
15) | 1976-1983 | Proceso de Reorganización Nacional – Junta: Videla, Massera, Agosti – Presidentes: Videla, Viola, Galtieri, Bignone. |
16) | 1983- | Transición democrática: Alfonsín, Menem, Menem. |
Formación de la Economía colonial americana
Colonia de Castilla, el reino más atraso de Europa, casi feudal, que traslada sus instituciones feudales a América.
En 1491 existe un enfrentamiento entre España y Portugal por la llegada a Asia (y sus especias). América se transforma en un primer momento en un obstáculo para llegar a Asia; esto se supera por el descubrimiento de metales preciosos. Así llegan Cortés, Pizarro y afluyen hidalgos cuarterones.
Los primeros en llegar al Río de la Plata son Solís y Pedro de Mendoza, éste último deja ganado y tropillas que se reproducen dando lugar al ganado cimarrón.
Un grupo sube a Asunción del Paraguay donde se encuentra con aborígenes que conocían la agricultura (maíz, porotos, zapallo) y la ganadería de llama (que brindaba lana, medio de transporte y carga, carne y leche). El mestizaje de los españoles y estos grupos indígenas permiten el surgimiento del criollo.
Luego los españoles bajan por el Paraná llevando ganado, semillas y herramientas. Garay funda por segunda vez Buenos Aires, en 1580. Muchos de estos españoles eran vascos, como Garay y Ortiz de Zárate, por lo que llaman a esta zona Nueva Vizcaya.
Se crean 2 virreinatos: el de Nueva España y el de Perú. Éste último abarca aproximadamente el Imperio Inca, desde Mendoza hasta Ecuador; su capital es Lima, que será el centro administrativo de la dominación española en América del Sur; su centro económico es Potosí.
A la búsqueda de un nuevo "Potosí" los españoles siguen bajando y se encuentran con los Quilmes, pucarás, diaguitas, siendo encomendados sobre todos estos últimos. Baja demográfica.
Así como España tenía el monopolio sobre América, Lima lo tenía sobre el virreinato, ejerciendo una hegemonía despótica.
Se desarrolla Cuyo y con la fundación de Córdoba surge un nuevo monopolio, de la mano de la creación de la Universidad y los jesuitas.
El primer gran problema económico en el Río de la Plata es la escasez de población y, por tanto, de mano de obra.
A llegar los europeos a América se encuentran con civilizaciones fácilmente sometibles y zonas despobladas pero con grandes riquezas naturales.
La piratería y el despojo fueron rasgos dominantes de las primeras etapas de la expansión de las ciudades mercantiles y de las potencias marítimas.
Bajo este tipo de relación económica, el capital comercial europeo no penetró en la organización de los pueblos con quienes mantenía relaciones económicas. Los despojaba por la fuerza de parte de su riqueza o, cuando esto no era posible, comerciaba. Pero como norma general, los comerciantes occidentales no organizaron en la "periferia", como se diría más tarde, empresas industriales o agrícolas, manejadas por ellos, en las que pudieran cumplir un auténtico papel de empresarios; esto es, combinar los factores productivos en una rama concreta de la producción.
La realidad encontrada en América rompió los moldes operativos tradicionales de la expansión comercial europea. las relaciones económicas entabladas fueron:
- el pillaje, de carácter transitorio y limitado, ya que incas y aztecas no producían excedentes.
- la organización directa de la producción, por parte de los conquistadores y colonizadores. Por primera vez, en la historia de la expansión comercial europea, se planteaba en gran escala la necesidad de organizar la producción directamente, esto es, conjugar factores productivos, capital y mano de obra, en el aprovechamiento de los recursos naturales. Así pues los españoles tuvieron que aportar capital, mano de obra, organizaciones político-institucionales, y tuvieron que ocupar el territorio.
Se vinculaban los siguientes aspectos:
- la mano de obra y la organización de la unidad productora;
- la ocupación territorial en gran escala;
- la organización política e institucional de los nuevos territorios; y
- la captación de riqueza para los gobiernos metropolitanos.
El imperio español era el que contaba con más abundancia de fuerza de trabajo indígena aprovechable y su movilización hacia la producción fue el principal objeto de la política colonia y de los colonizadores. Las tradicionales organizaciones de la mita y el yaconazgo (que encontraban su justificación en la Bula de 1555, emitida por Nicolás V que declaraba que todos los que no eran cristianos eran animales), entre otras, regulaban las relaciones de los trabajadores indígenas con la empresa productiva.
Prácticamente ninguna de las otras naciones coloniales contó con una oferta preexistente de mano de obra como en el caso de España. En todos los imperios coloniales, la movilización de la mano de obra y la organización de las empresas productoras y el fluir de capitales a las mismas, planteó problemas fundamentales de la ocupación económica de América.
Al tener que explotar económicamente los recursos naturales disponibles y/u organizar en gran escala el saqueo, fue necesario ocupar en profundidad los territorios conquistados. El envío de misiones avanzadas de conquista y colonización y la posterior población de los territorios ocupados constituyó también un aspecto fundamental de la política colonial.
La organización política e institucional de los nuevos territorios operó en dos planos distintos:
- la creación de las instituciones y organismos que fueron la manifestación de la soberanía de la potencia colonial en los territorios de su dependencia. En general, los países europeos tendieron a trasplantar a sus colonias americanas las instituciones vigentes en la madre patria.
- las medidas tendientes a establecer el equilibrio político buscado entre las fuerzas sociales predominantes en las colonias; el clero y las oligarquías locales constituyeron fuerzas dentro de la vida política colonial que a menudo contrapusieron sus intereses y que obligó al poder central a un manejo político permanente para sostener su preeminencia.
En todo el período de la América colonial el rasgo distintivo de la organización económica fue el régimen de monopolio excluyente impuesto por las metrópolis.
El país se caracterizaba por la pobreza y los escasos vínculos comerciales. Por ejemplo para arribar al puerto de Buenos Aires, los buques en vez de hacerlo directamente de los puertos de Cádiz o Sevilla, seguían una ruta que pasaba por el Caribe: Cádiz o Sevilla, Veracruz o Puerto Bello, cruce del Istmo de Panamá, El Callao, Córdoba, Buenos Aires. Es decir que se llegaba a Buenos Aires por tierra, desaprovechando su puerto.
En 1618 Lima crea la Aduana seca de Córdoba, lo cual encarecía los productos hasta en un 50%. Por lo que la principal actividad económica la constituyo el contrabando, como el realizado por Diego de Góngora.
La producción colonial y su localización
Las principales características de la economía de la época eran las siguientes:
- las potencias metropolitanas eran eminentemente agrícolas y su intercambio exterior estaba limitado a un número determinado de comestibles exóticos y productos suntuarios, destinados a los grupos de poder político y económico, y a ciertas materias primas y materiales;
- la precariedad de los medios de transporte.
Las potencias coloniales buscaron en América los productos tradicionales del comercio de la época: oro, metales y piedras preciosas, azúcar y cultivos tropicales, especias y pieles, productos del mar y materiales para la construcción naval. Pero el descubrimiento de yacimientos de oro y minerales preciosos fue la preocupación principal de todas las potencias europeas. El desarrollo de las otras actividades comenzó en aquellas tierras en las que quedó, por lo menos temporariamente, descartada la posibilidad de descubrir metales preciosos. España tuvo más éxito que ningún otro país en esta empresa y allí radica, entre otros factores, la causa de su preponderancia en el siglo XVI.
Los factores que determinaron la localización geográfica de las poblaciones coloniales y las empresas productoras, fueron principalmente dos:
- los recursos naturales
- la distancia
Salvo en el caso casi exclusivo de los metales preciosos, sólo se explotaron los recursos naturales vecinos a las vías marítimas y fluviales o lacustres con acceso marítimo. El factor distancia impedía la explotación de los recursos ubicados en el interior del continente y alejados de las vías fluviales de navegación, porque los costos de transporte eran tan elevados que encarecían exclusivamente el precio de los productos en los centros de consumo. Esta gravitación del factor distancia como determinante principal de la localización de la actividad económica explica, entre otras razones, el bajo grado de desarrollo alcanzado por el actual territorio argentino durante la época colonial. La mano de obra fue, en última instancia, un factor móvil que fue trasladado conforme a las exigencias de la producción.
El tipo de productos buscados y el factor distancia fijan los límites a la extensión de la ocupación territorial. La accesibilidad a los medios de transporte acuático, condiciona la profundidad de la ocupación territorial.
Dinámica de las economías coloniales
La captación de riquezas para la metrópoli se realizaba de dos maneras:
- indirectamente: por medio de impuestos y contribuciones
- directamente: por medio de funcionarios que explotaban directamente las riquezas naturales, con participación estatal en empresas privadas.
Las actividades económicas dinámicas en la economía colonial fueron aquéllas estrechamente ligadas al comercio exterior. La minería, los cultivos tropicales, las pesquerías, la caza y la explotación forestal, dedicadas fundamentalmente a la exportación, fueron las actividades expansivas que atrajeron capital y mano de obra.
Los condicionamientos eran la distancia, los medios de transporte precarios y la piratería y bucanerismo, que encarecían los costos.
Algunas actividades conexas tuvieron también un desarrollo intenso: el transporte de ultramar y el tráfico de esclavos que, directamente vinculados al comercio colonial, llegaron a tener una importancia significativa dentro de la economía de la época.
Las regiones que más se desarrollaron fueron aquellas en que se asentaron las actividades exportadoras, mientras que las que se dedicaron a satisfacer el consumo interno o su propia subsistencia, tuvieron poca importancia dentro de la economía de la época.
De las actividades destinadas al mercado interno, sólo aquellas que de alguna manera se vinculaban a un centro dinámico exportador experimentaron cierto grado de desarrollo. En Argentina, por ejemplo, la producción de mulas en el Litoral destinadas a las minas de Potosí y la producción de paños en Tucumán con el mismo destino, fueron de las pocas actividades desarrolladas en nuestro territorio entre el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVIII que gozaron de alguna prosperidad.
En 1724 se crea la Capitanía General del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires. En 1776, se transforma en el Virreinato del Río de la Plata. Esta creación del Virreinato y la nueva importancia asignada a Buenos Aires, se debe a que ésta actuaba como una barrera de protección de la Patagonia, por donde se estaban colando los portugueses e ingleses.
En 1778, las reformas borbónicas dan lugar al Reglamento de Libre Comercio, por el cual 24 puertos americanos puede comenzar a recibir mercaderías de Europa.
Las economías regionales de subsistencia en Argentina
La principal característica del medio físico en estos territorios era la pradera de la zona templada, excepcionalmente apta para el cultivo de cereales y la producción ganadera.
La agricultura y ganadería de zona templada se mantuvieron ajenas durante todo el período colonial al sector eminentemente dinámico: el comercio exterior. La producción de cereales y de productos de ganadería constituyeron actividades principalmente destinadas al autoconsumo de los productores o al estrecho mercado local. La exportación de cueros constituye una excepción. Con la civilización del cuero el ganado comienza a tomar valor y se constituye en la primer riqueza, que permite la importación de esclavos. Al respecto, en 1713, por el Tratado de Utrecht, celebrado entre España e Inglaterra, ésta obtiene le monopolio de la venta de esclavos en las colonias españolas.
La producción agropecuaria no se adaptaba a las formas típicas de producción colonial destinada a las exportaciones, esto es explotación en grandes superficies territoriales, con una utilización de capital relativamente importante para la época y ocupación de mano de obra servil. La producción agrícola en pequeña escala surgió como la unidad económica básica.
Todos estos factores dificultaron la formación de cuantiosos excedentes agrícolas, su apropiación privada y la exportación de los mismos, limitando el horizonte de la producción rural de clima templado al autoconsumo de los productores y al mercado local.
La población indígena existente en la época de la conquista se concentraba principalmente en la actual zona de Cuyo, las provincias del noroeste y en el centro del país. El total de la población indígena en el actual territorio argentino, a la época de la conquista, habría ascendido a alrededor de 300.000 habitantes. Estas poblaciones fueron económicamente aprovechadas por los conquistadores, mediante la encomienda.
Ningún punto del territorio argentino fue, hasta mediados del siglo XVIII, testigo de una actividad productiva fuertemente vinculada al comercio exterior. Esto determinó el escaso flujo de mano de obra y capitales hacia estas provincias y el carácter eminente de sistemas cerrados que tuvieron las economías regionales durante todo el período colonial, con un consecuente bajo ritmo de desarrollo. Enorme era la diferencia con Potosí que, en el siglo XVII con unos 160.00 habitantes era una de las ciudades más grandes del mundo, bajo el motor de la explotación minera; semejante cantidad de población implicaba una demanda de alimentos, tejidos y animales de carga, que fueron las únicas actividades con algún desarrollo en el territorio argentino.
Las regiones fueron:
La organización de la producción se estructuraba, por un lado, en grandes fincas de europeos, dedicadas a la producción de algodón, lana de vicuña y de guanaco y a la ganadería para las minas del Alto Perú y de alimentos para el autoconsumo. Sistema de encomiendas. El resto de la actividad agraria estaba en manos de trabajadores que producían fundamentalmente para su propia subsistencia y para un reducido intercambio.
El noroeste constituyó durante toda la época colonial la región de mayor importancia relativa dentro del actual territorio argentino, debido, fundamentalmente, a su cercanía a un centro exportador dinámico: Potosí.
De todas formas la característica básica de la estructura económica de la región es su carácter eminentemente primario y de subsistencia. La expansión de las actividades de exportación estaba frenada por la baja productividad en la agricultura y las artesanías y, en medida fundamental, por las dificultades de transporte y la estrechez de la demanda externa.
- Noroeste: Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán. Los primeros asentamientos de población europea se realizaron durante el siglo XVI con corrientes inmigratorias provenientes del Perú. Durante el mismo siglo XVI se introdujeron en la región los cultivos y haciendas que habrían de desarrollarse posteriormente (trigo, algodón, caña de azúcar y la hacienda en pie). Paralelamente a las actividades agropecuarias se desarrollaron las artesanías (paños de algodón y lana, carretas, muebles) y la transformación de productos de la ganadería (sebo y cuero).
- Cuyo: Mendoza, San Juan y La Rioja. Primeros asentamientos europeos a mediados del siglo XVI. La principal actividad era el cultivo de la vid y los frutales y la producción de ganado bovino, ovino y caballar. En los núcleos urbanos se desarrollan algunas artesanías: textil, metales, artículos de cuero. La organización de la producción se ajusta a los mismos lineamientos imperantes para el Noroeste. Tenían algún comercio con el Litoral. La característica básica de la economía regional es su carácter primario y eminentemente de subsistencia.
- Centro: Córdoba y San Luis. La actividad agrícola estuvo fuertemente vinculada a la subsistencia de los productores y al consumo del estrecho mercado local. La ganadería gozó de cierta prosperidad debido a que Córdoba fue lugar de producción de hacienda de carga para el Alto Perú. La cría de mulas para las minas de Potosí constituyó así la actividad más importante de la región y la única vinculada en medida significativa al mercado externo. La estancia fue la forma típica de organización de la producción ganadera sobre la base de grandes extensiones territoriales y la ocupación en pequeña escala de mano de obra esclava. La actividad artesanal estaba destinada a la satisfacción del consumo local.
Los agricultores se dedicaban fundamentalmente a producir para su propia subsistencia y para el estrecho mercado local. La producción ganadera se apoyaba en el aprovechamiento de las haciendas cimarronas que se habían reproducido en la pampa partiendo de las primeras cabezas introducidas por los colonizadores. El aprovechamiento de la hacienda cimarrona constituyó una actividad para la subsistencia y la satisfacción de las necesidades de los pequeños núcleos urbanos.
La cultura del Litoral, apoyada eminentemente en el aprovechamiento primario de la hacienda, es l llamada "cultura del cuero". La hacienda cimarrona adquiere importancia por el cuero, el tasajo y el charque (los dos últimos constituían alimento exportable para esclavos).
A falta de mercados externos suficientemente expansivos para los productos de la ganadería durante todo el período colonial, se agregaban las dificultades de obtención de mano de obra. La oferta ilimitada de tierras y el horizonte inmenso de la pampa sentaron las bases físicas para el surgimiento de ese tipo humano no integrado en el medio social, ni en el proceso productivo, que fue el gaucho. La zona rural estaba dispersamente poblada por este individuo que trabajaba para comer y que, de vez en cuando, vendía algunos cueros para los "vicios".
El surgimiento de algunas posibilidades de comercio sistemático en cueros provocó la terminación de la libertad de captura de la hacienda cimarrona y, hacia mediados del siglo XVII, comenzó el otorgamiento de licencias para vaquear a grupos autorizados. Sin embargo, la expansión del sector ganadero fue muy limitada hasta fines del siglo XVIII, en que surgen nuevas condiciones que lo convertirán en el dinámico por excelencia de la región. En el siglo XVII el aprovechamiento de la hacienda sería mucho más completo: pezuñas y huesos molidos como fertilizante, cueros para accesorios textiles (peines, peinetones, botones, etc.), cerda para cepillos, el sebo para las velas, la grasa para la fabricación de lubricantes para la maquinaria textil y las tripas para la fabricación de cuerdas.
La formación urbana fue muy precaria. El monopolio impuesto por la corona española completaba el cuadro de estancamiento de la ciudad como puerto comercial y el contrabando que se desarrolló durante todo el período no eliminó las condiciones básicas de ese estancamiento.
- Litoral: Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. Fue la región más atrasada y menos poblada durante el período colonial. La ausencia de recursos minerales aprovechables y de población indígena cuyo trabajo pudiese usufructuarse proporcionan las razones básicas de este subdesarrollo relativo.
- Noreste: Misiones, Chaco, Formosa y norte de Corrientes. El intercambio con otras regiones se limitaba fundamentalmente a las exportaciones de yerba mate que, aunque tenían un mercado difundido en todo el actual territorio argentino y sur de Brasil, nunca llegó a constituir un rubro significativo en el comercio del mundo colonial americano. Sólo las misiones jesuíticas lograron una alto desarrollo económico, con una economía casi comunista.
- Patagonia: No fue ocupada permanentemente durante todo el período colonial y constituyó una zona de conflicto.
Estructura y dinámica del sistema
Desde el siglo XVI hasta fines del siglo XVIII no hubo una economía nacional, por cuanto no existía un mercado con un flujo recíproco, en escala significativa, de capitales, mano de obra y productos, entre las distintas regiones.
El período se caracteriza por la existencia de economías regionales autosuficientes separadas entre sí por grandes distancias, la ausencia de comunicaciones marítimas y/o fluviales y la precariedad de los medios de transporte terrestres de la época.
Las características estructurales básicas y la dinámica del sistema de las economías regionales de subsistencia son:
- Estancamiento de la población: La evolución de la población estuvo sometida en medida importante a las fluctuaciones en el número de indígenas incorporados a las economías regionales. La extinción de esta población indígena, ya sea por su desaparición física o su fuga fuera del ámbito de la región, y la escasa inmigración de población europea y de otras zonas del continente, permite suponer que la población total del actual territorio argentino permaneció estancada o decayó entre los siglos XVI al XVIII.
En cada región, dado el estancamiento de la población y la productividad, la demanda efectiva se mantenía básicamente a los mismos niveles y esto evitaba que la alta proporción del ingreso total gastado internamente provocase un proceso multiplicador de ingresos, tal cual ocurre en un sistema dinámico con expansión de la capitalización y el progreso técnico.
La baja productividad de cada sistema regional determinaba la existencia de un estrecho mercado interno que reducía las posibilidades de la división del trabajo y de la expansión del intercambio dentro de cada región. La mayor parte del esfuerzo productivo de la población se desarrollaba fuera de la economía del mercado.
La producción agropecuaria ocupaba entre el 80 y el 90% de la mano de obra total. El resto estaba empleado en los servicios y la manufactura.
- Debilidad del sector exportador y la estructura productiva interna: En ningún momento se produjo una expansión sostenida de los mercados exteriores como para modificas, aún transitoriamente, esta insignificancia relativa del "sector externo" dentro de las economías regionales. La debilidad del sector externo permite comprender el estancamiento de los diferentes sistemas regionales. Pero también explica el hecho de la diversificación de las estructuras productivas de cada región y del autoabastecimiento de los principales productos y servicios consumidos por cada una de ellas.
La importancia del sector de subsistencia que se desenvolvía fuera de la economía del mercado determinaba que la economía monetaria estuviese escasamente difundida. La economía monetaria sólo penetró en las transacciones destinadas básicamente al comercio exterior a la región misma. Las monedas metálicas españolas eran el medio de cambio utilizado en estos casos.
La estrechez del mercado externo e interno reducía enormemente el incentivo a la inversión para expandir la capacidad instalada en las actividades agropecuarias y en las manufacturas o para abordar nuevas empresas en los mismos campos.
La inexistencia de una actividad dinámica fuertemente vinculada al comercio exterior impedía la adopción sistemática de mejoras técnicas y organizativas en el proceso económico. El nivel tecnológico y la organización de las distintas actividades productivas no sufrieron cambios sustanciales durante todo el período, contribuyendo al estancamiento de la productividad y del producto bruto por habitante. El carácter eminentemente cerrado de las economías regionales se manifestaba también en la ausencia de incorporaciones significativas de población y de capital provenientes del exterior.
- Distribución del ingreso y acumulación de capital: La distribución estaba fuertemente condicionada por las relaciones concretas de los distintos grupos en el proceso productivo. Los únicos núcleos que poseían ingresos por encima del nivel de subsistencia eran los grupos de encomenderos y propietarios territoriales y, en menor medida, los rudimentarios grupos comerciales.
- Equilibrio entre las economías regionales: Se explica porque en todo el período en ninguna de esas regiones surgieron actividades exportadoras dinámicas que hubieran provocado el desplazamiento masivo del centro de gravedad de la economía. Privada de todo estímulo externo para su crecimiento y ausente toda posibilidad de desarrollo autónomo apoyado sobre la expansión de la demanda y la productividad, cada economía regional era un sistema cerrado y autosuficiente.
hasta el siglo XVIII no se puede hablar de una economía nacional porque:
- no existía un mercado nacional;
- no había contacto entre las regiones;
- había escasez de mano de obra
- inexistencia de capital.
Así pues la autosuficiencia es el símbolo del estancamiento económico entre los siglos XVI y XVIII.
El puerto de Buenos Aires como intermediario comercial
El carácter cerrado y autosuficiente de las regiones comienza a ser conmovido por el surgimiento concurrente de dos factores dinámicos del desarrollo:
- apertura del puerto de Buenos Aires como el intermediario para el comercio de las regiones meridionales del imperio sudamericano de España.
- importancia creciente que la ganadería del litoral va adquiriendo como actividad orientada hacia la exportación.
El Río de la Plata poseía una ubicación geográfica que lo constituía en la mejor vía de acceso al corazón del imperio colonial español al sur del Perú. Las mercaderías importadas puestas en Potosí tenían precios muy distintos, según fuese su puerto de entrada Lima o Buenos Aires.
Las razones para que durante prácticamente durante 250 años de vida colonial el Río de la Plata no cumpliese el papel que naturalmente le correspondía como centro de intermediación de la América colonial española al sur del Perú fueron:
- el insignificante desarrollo de la región pampeana y el carácter cerrado de las economías regionales del interior;
- el hecho de que el centro de gravedad del imperio colonial español estuviese en el Mar Caribe;
- las reglamentaciones económicas de la corona española que excluían al Río de la Plata de los cauces comerciales de la colonia. Las excepciones admitidas por España tuvieron por objeto posibilitar la subsistencia de Buenos Aires.
La limitación fundamental a la expansión del intercambio a través del Río de la Plata estaba dada, por un lado, por la falta de producción exportable y, como contrapartida, por la insignificante capacidad de importar de estas poblaciones.
La modificación radical de la política española frente al Río de la Plata obedeció principalmente a cambios en la estrategia global de la corona. La descentralización del poder administrativo, político y militar respondió a necesidades estratégicas de defensa de estos territorios frente a la creciente penetración portuguesa e inglesa en la región.
El descubrimiento de metales y piedras preciosas, a fines del siglo XVIII, en el sur de Brasil, produjo un desplazamiento masivo del centro de gravedad de la economía colonial brasileña hacia el sur.
El nuevo papel de Buenos Aires habría de influir decididamente en la etapa de transición a la economía primaria exportadora. Por un lado permitió el desarrollo de un sector comercial encargado del intercambio de la producción del interior con el exterior que fue ganando fuerza paulatina y acumulando capital e influencia en el proceso de desarrollo. Por el otro, enfrentó en medida creciente a las economías regionales prácticamente autosuficientes del interior con la competencia de la producción importada del exterior.
La producción ganadera es la primera actividad que en escala significativa se orienta hacia la exportación. Las exportaciones de cueros constituyen el rubro ampliamente preponderante del comercio en la etapa de transición. Las exportaciones de cueros alcanzan los 2 ½ millones de unidades hacia 1850, al mismo tiempo que van surgiendo nuevos rubros de exportaciones ganaderas, particularmente el tasajo y la lana.
Las condiciones que facilitaron el desarrollo de la ganadería fueron:
- abundancia de tierras fértiles en la zona pampeana: Solo la presencia del indio, en la frontera de la zona productiva, y la inmensidad de la distancia, con las dificultades de transportes consiguientes, limitaban las posibilidades de aprovechamiento de las tierras pampeanas.
- expansión de la demanda mundial y liberalización del régimen comercial: El incipiente proceso de industrialización de las economías europeas estimuló el comercio mundial de productos tales como los cueros y las lanas. La mayor libertad de comercio a partir del Reglamento de Libre Comercio de 1778 permitió aprovechar las posibilidades que ofrecían los mercados exteriores.
- escasa complejidad de la empresa ganadera: La cría, matanza y faena de ganado podía organizarse con muy precarios elementos técnicos y los problemas organizativos que planteaban eran muy simples.
- escasa demanda de mano de obra de la producción pecuaria: Aunque sin obstaculizar radicalmente el incipiente desarrollo ganadero, la escasez de mano de obra para la producción pecuaria se hizo sentir durante toda la etapa de transición y hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX.
Para aprovechar las nuevas oportunidades ofrecidas por el desarrollo pecuario debían solucionarse dos problemas básicos:
De este modo, se plantea sistemáticamente, por vez primera, la necesidad de aumentar la extensión de las tierras disponibles. Al mismo tiempo, la formación de unidades de producción, estancias, para criar ganado y la necesidad de ejercer el derecho de propiedad sobre los rebaños, llevó obligadamente a la apropiación privada de la tierra. La expansión ganadera transforma la puja inicial por obtener "acciones de vaquería" en la expansión de la frontera y la apropiación territorial.
Este proceso paralelo de expansión de la frontera en la zona pampeana y de apropiación privada de las nuevas tierras ocupadas, es el más importante en la etapa de transición y habría de ejercer una profunda influencia en el desarrollo posterior de la producción rural y del país en su conjunto.
A fines del siglo XVIII, cuando se cierra la etapa de las economías regionales de subsistencia, de los 300.000 km2 de superficie de la pcia. de Bs. As., sólo alrededor de un 10% estaba integrado en la economía colonial.
La campaña de Roca durante 1879 completó definitivamente el proceso de ocupación territorial y la derrota del indio.
La apropiación privada de las tierras fue paralela al proceso de ocupación territorial. La política de distribución de las tierras públicas, particularmente en la pcia. de Bs. As. llevó a una rápida distribución de la mayor parte de las tierras de la región pampeana entre reducidos grupos de personas. La apropiación territorial privada en la pcia. de Bs. As. alcanzó alrededor de 12 millones de hectáreas. En las otras provincias de la región pampeana también se produjo una marcada concentración de la propiedad territorial en pocas manos.
Hacia 1860 la economía del país se entronca decididamente en la economía mundial y comienza la etapa de la economía primaria exportadora.
- La expansión de la frontera y l apropiación territorial: A partir de la segunda mitad del siglo XVIII la expansión de las exportaciones de cueros llevó a la necesidad de racionalizar la explotación pecuaria. No había ya suficiente hacienda cimarrona para vaquear y la matanza incrementada la había alejado más y más de los centros poblados. Surge entonces el rodeo como forma básica de la crianza de hacienda y la estancia se consolida como unidad de producción.
- Capitalización y mejoras técnicas del sector: Para consolidar su proceso de desarrollo, el sector pecuario debía introducir las mejoras organizativas y técnicas básicas para elevar su rentabilidad.
La mejora organizativa fundamental consistió en la consolidación del sistema de la explotación en una gran propiedad territorial con unidad de administración y empleando trabajo asalariado. La estancia es la primera empresa capitalista en gran escala y expansiva que surge en la economía del país.
En el nivel de las técnicas productivas se desarrolló el sistema de la crianza de animales en rodeo y comenzaron a introducirse los primeros reproductores importados para mejorar la calidad de la hacienda criolla. La difusión del alambrado, a partir de 1850, constituyó otra mejora técnica de importancia que permitió la elevación de la rentabilidad de la estancia al consolidar los derechos jurídicos de propiedad, permitir al productor un aprovechamiento más racional de su tierra y reducir la necesidad de mano de obra al evitar las "rondas nocturnas" para vigilar la hacienda en campo abierto.
La importancia creciente de la p" para vigilar la hacienda en campo abierto.
La importancia creciente de la p de tasajo permitió una cierta integración de la economía del sector pecuario mediante la complementación de la cría de hacienda con su industrialización y el abastecimiento de la sal necesaria para el salado.
La reinversión de las utilidades de los productores fue la principal fuente de financiamiento de la expansión del capital productivo del sector. Los núcleos comerciales de Buenos Aires volcaron también parte de sus capitales en el sector pecuario, vinculando estrechamente los intereses de los grupos comerciales porteños con la economía ganadera.
Las inversiones de infraestructura (caminos) por el sector privado se limitaron al ámbito de la estancia y el sector público volcó su ahorro en los gastos necesarios para asegurar la expansión de la frontera y la lucha contra el indio.
A partir de 1850 se expande la producción de la lana. Las modificaciones de la importancia relativa del vacuno y el lanar provocó desplazamientos en la utilización de las tierras de la zona pampeana, llegando a adquirir la cría de ovejas una posición preponderante dentro de la ocupación de tierras de la región en la época del auge de la lana.
El cambio principal fue el surgimiento masivo de la producción agrícola, que hacia 1850 era una actividad eminentemente destinada a abastecer el mercado local y apenas ocupaba los cinturones verdes en torno a los núcleos poblados, para pasar hacia fines del siglo a proporcionar no menos de la mitad de las exportaciones del país, estando éstas a niveles sin precedentes.
Durante la etapa de transición no se formó aún la economía nacional, porque subsistían las condiciones de aislamiento de las economías regionales.
En el Litoral la expansión de las actividades comerciales y ganaderas incorporó a su proceso de crecimiento elementos dinámicos que lo distinguen con nitidez del de otras regiones.
Esta análisis diferencia es indispensable, por otra parte, para comprender como las nuevas condiciones fueron rompiendo el equilibrio entre las economías regionales del actual territorio nacional.
Creció sostenidamente durante toda la etapa de transición, particularmente en Buenos Aires. Entre 1800 y 1869, fecha del primer censo nacional, la población de las provincias del Litoral, pasó de aproximadamente 100.000 a 850.000 habitantes.
El aumento poblacional en el Litoral fue paralelo con la expansión de la frontera de tal modo que la densidad de población en las tierras efectivamente ocupadas aumentó en mucha menor proporción de lo que podría deducirse.
Expansión de las exportaciones y evolución de la estructura productiva
El Litoral fue el que asimiló la mayor parte de los efectos expansivos del crecimiento del comercio exterior. La población del Litoral se fue integrando paulatinamente en la economía del mercado abandonando las actividades de subsistencia que continuaron preponderando en el Interior.
La expansión del ingreso en el Litoral durante la etapa de transición provocó una elevación de la demanda efectiva y una mayor diversificación de la misma, como siempre ocurre cuando se elevan las condiciones de vida y va perdiendo importancia relativa el consumo de los artículos esenciales para la subsistencia y adquiriéndola los artículos manufacturados, los servicios y las maquinarias, equipos y otros bienes de capital componentes de la inversión interna.
El objetivo económico de la revolución de independencia fue eliminar definitivamente las trabas al comercio que aún subsistían en la reglamentación colonial, a pesar de la liberalización de 1778.
La elevación del nivel de ingresos y la importancia que iban adquiriendo las ocupaciones comerciales y urbanas provocó el crecimiento de la población de las ciudades del Litoral.
Distribución del ingreso. Acumulación de capital
El hecho de que el sector pecuario generara alrededor del 30 al 35% del producto del Litoral, y que la producción ganadera se realizara básicamente en grandes propiedades, fue el principal factor determinante de la concentración del ingreso en una reducida parte de la población. La actividad comercial también estaba fuertemente concentrada en los círculos vinculados al comercio exterior.
El comportamiento del sector público
Los gobiernos provinciales, particularmente el de la provincia de Buenos Aires, cumplieron en la etapa de transición un papel que tendió a consolidar la situación de los sectores ganaderos y comerciales.
La dependencia casi absoluta de los ingresos fiscales corrientes de los derechos aplicados sobre el comercio exterior otorgaba una gran inestabilidad a los ingresos públicos. Otras fuentes de recursos, como la colocación de títulos públicos en el exterior y la venta de tierras fiscales fueron de escasa significación.
Pero hubo otras dos fuentes significativas de obtención de recursos para el fisco. Ellas fueron la colocación de empréstitos internos y la emisión de papel moneda.
Los empréstitos internos adoptaron a menudo el carácter de contribuciones forzosas aplicadas a los grupos que disponían de recursos en la época, esto es, comerciantes y terratenientes. También se colocaban empréstitos tomados voluntariamente por el público.
La emisión lisa y llana de papel moneda para pagar los gastos públicos tenía varias ventajas para el fisco: recibía dinero sin necesidad de devolverlo y se evitaba el trabajo de vender los títulos públicos. Pero esta era una razón circunstancial y secundaria. El respaldo y estímulo de la política de expansión monetaria frente a la de colocación de empréstitos internos, eran los ganaderos y los comerciantes.
La razón es clara. esos grupos eran los que debían tomar los empréstitos cada vez que se emitían porque eran los únicos grupos con suficientes recursos para hacerlo. La emisión monetaria, en cambio, les eximía de responsabilidad. Pero, además, la inflación interna desencadenada por la emisión también los favorecía porque mientras los precios de los productos que esos grupos vendían aumentaban al compás de la devaluación de la moneda nacional, los salarios y otros costos pagados crecían en menor proporción, y con posterioridad a la depreciación del peso.
La expansión monetaria repercutió en el poder adquisitivo interno de la moneda y en su tipo de cambio externo. La depreciación del papel moneda de la provincia con respecto al peso oro no fue pronunciada.
En la medida en que la política fiscal tendió a conjugar los déficit con emisión y no con empréstitos internos, se trasladó el peso de la financiación de aquellos de los sectores de terratenientes y comerciantes a los sectores de ingresos reducidos de la población. Éstos últimos realizaron así un verdadero ahorro forzoso por la caída de sus ingresos reales frente al aumento del nivel de precios.
La expansión monetaria agotó sus efectos sobre la economía con la traslación interna de ingresos de unos sectores a otros. Cuando fue aplicada frente a contracciones del comercio exterior, su efecto compensatorio sobre el nivel de actividad interna fue escaso. Al contraerse las exportaciones, el consumo interno no podía absorber los excedentes de productos ganaderos. Tampoco se producía un desplazamiento de factores productivos, capital y mano de obra , ocupados en la producción ganadera hacia la producción de otros bienes destinados a satisfacer el consumo interno insatisfecho por la contracción de las importaciones derivada de la caída de ingresos de exportación. En una economía tan poco diversificada y sin base industrial era imposible provocar en el corto plazo un desplazamiento apreciable de factores productivos del sector exportador al sector destinado a satisfacer el consumo interno, o sea, sustituir importaciones.
La inflación, pues, provocaba el aumento de los precios y de los ingresos monetarios, pero el ingreso y la producción reales permanecían a los niveles impuestos por las exportaciones. La inflación sólo podría haber estimulado la diversificación de la estructura productiva interna mediante una política paralela de restricción de las importaciones, que se querían sustituir; pero esto contradecía la política y los objetivos de largo plazo de los grupos dominantes del Litoral.
La escasez del ahorro del sector público determinó la ausencia casi total de obra pública durante la etapa, particularmente en inversiones de infraestructura, especialmente la mejora de caminos. Sin embargo, los gastos en defensa de la pcia. de Bs. As. en cuanto financiaban las campañas contra el indio y provocaban la expansión de la frontera constituyeron verdaderas inversiones del sector público que ampliaban la capacidad productiva provincial al incorporar nuevas tierras al proceso económico. La apropiación privada posterior de las nuevas tierras determinó una transferencia prácticamente sin costo al sector privado de las inversiones realizadas en este campo por el gobierno.
Limitaciones al desarrollo del Litoral en la etapa
El proceso de transformación y de crecimiento de la economía estuvo limitado en toda la etapa de transición. La región siguió siendo escasamente poblada y las condiciones de vida, particularmente de las poblaciones más alejadas de los centros urbanos, continuó siendo muy primitiva. El desierto y la "civilización del cuero" seguían predominando en las zonas rurales del Litoral al promediar el siglo XIX. La densidad de población en la campaña bonaerense era, aún en 1896, apenas de un habitante por km2.
Los principales factores de limitación eran:
- Hasta la primera mitad del siglo XIX no se había consumado aún la integración y formación del mercado mundial con las características que adquiriría a partir de la segunda mitad del siglo. La revolución industrial no había transformado aún en profundidad las estructuras económicas de los países europeos y los sistemas de transporte marítimo no habían recibido el impacto de las mejoras técnicas de la utilización del acero y del vapor en los buques de ultramar, manteniendo los fletes excesivamente altos para la economicidad del transporte de numerosos productos agropecuarios. Tampoco se habían producido las innovaciones técnicas como la refrigeración de carnes, que abrirían más tarde horizontes revolucionarios a la producción ganadera. La expansión de las exportaciones argentinas estuvo comprimida durante todo el período por este hecho básico.
- Como consecuencia del hecho anterior, no se habían incorporado al país cantidades suficientes de capital y mano de obra como para poblar la región pampeana y aprovechar racionalmente la tierra disponible. La utilización de la tierra en todo el período de la transición fue sumamente precaria y extensiva, el nivel tecnológico de las actividades pecuarias sustancialmente bajo, la producción agrícola limitada a producir para el mercado interno, la población rural muy reducida. El capital de infraestructura estaba prácticamente en el mismo estado que en la etapa de la economía primaria de subsistencia.
Pero esto no empaña el hecho fundamental de que, por primera vez en la historia económica del país, se incorpora a su proceso de desarrollo el elemento dinámico del crecimiento en la época: la expansión de la demanda externa.
En la etapa de transición cristalizó el régimen de propiedad de la tierra que influiría sensiblemente en el desarrollo posterior. El crecimiento del sector agropecuario estuvo frecuentemente influído por este hecho.
La disposición de la tierra pública y su venta en grandes propiedades en las zonas más fértiles sentó algunas de las bases fundamentales para el comportamiento de la economía nacional en la etapa siguiente. La concentración de la propiedad territorial se constituyó en uno de los factores de la concentración del ingreso del sector agropecuario en pocas manos; proporcionó el marco jurídico para el asentamiento de las futuras corrientes inmigratorias; fijó el tipo de organización de la empresa rural en grandes unidades de producción, y la distribución de la utilización de la tierra entre la ganadería y la agricultura; y configuró una estructura social y política en la realidad argentina que condicionó de manera fundamental todo el desarrollo posterior del país hasta la actualidad.
Agotado el efecto de la declinación de la población indígena sobre la evolución demográfica, la población de las regiones del Interior creció durante la etapa de transición. Este aumento tuvo su origen básicamente en el crecimiento vegetativo ya que aquéllas no recibieron corrientes inmigratorias.
La población total de las regiones del Interior pasó de 250.000 en 1800 a 900.00 en 1869. Si se compara la relación existente entre la población del Interior con la del total del país, se observa que mientras en 1800 ella ascendía al 70% en 1869 había caído al 50%. El Litoral concentró la mayor parte del aumento demográfico del país y su participación paso del 30 al 50% entre 1800 y 1869.
Estrangulamiento del sector externo
Un hecho fundamental para el desarrollo de las exportaciones del Interior fue la política de libre cambio seguida por la provincia de Buenos Aires desde la independencia. El mercado del Litoral era el único cuya demanda interna crecía al influjo de la expansión de las exportaciones. Pero esta demanda interna se satisfacía fundamentalmente con bienes importados del exterior. El Interior pudo haber recibido por vía indirecta los beneficios de esa expansión de las exportaciones, a través del incremento de sus propias ventas para satisfacer la demanda creciente del Litoral. La libertad de importaciones seguida por Buenos Aires ahogó esta posibilidad y, con ello, toda posibilidad de difundir los impulsos dinámicos generados por la expansión de las exportaciones del Litoral.
En algunas provincias del Interior ciertas actividades destinadas al comercio interregional subsistieron y aún se consolidaron durante la etapa de transición como el azúcar en Tucumán.
Permanencia de las condiciones de estancamiento
El estancamiento de las exportaciones del Interior cerró cualquier posibilidad de desarrollo en la etapa a de transición. Ausente toda perspectiva de crecimiento dentro de cada frontera regional mediante la aplicación de innovaciones técnicas y el aumento consecuente de la productividad, el ingreso y la demanda efectiva, el estrangulamiento del sector externo impidió la ruptura del estancamiento tradicional.
La concentración de las exportaciones ganaderas en el Litoral y la apertura de su mercado a la producción extranjera sella, pues, el esquema de estancamiento de las provincias del Interior.
Dados los factores condicionantes de su desarrollo, la naturaleza de las economías del Interior no se modificó durante la etapa de transición. La producción de cada región se siguió utilizando fundamentalmente dentro de cada mercado interno y una parte sustancial de la población activa continuó ocupada en actividades de subsistencia, fuera de la economía del mercado.
Incapacidad financiera de los fiscos del Interior
En ausencia de toda actividad expansiva y frente a los bajos niveles de ingresos imperantes, poco era lo que podían hacer los gobiernos para reorientar la utilización de los recursos económicos o impulsar el crecimiento.
Los ingresos fiscales estaban fuertemente limitados. La razón principal era el bajo nivel de exportaciones e importaciones que impedía recaudar tributos sustanciales sobre los mismos. Dada la alta proporción de la población que vivía fuera de la economía del mercado y ocupada en actividades de subsistencia, la posibilidad del gobierno de hacerse de ingresos a través de la emisión de papel moneda era muy limitada.
Pese a esta precariedad de ingresos impositivos y de recursos de tipo inflacionario, los gastos de los gobiernos mediterráneos eran estimulados por los mismos factores que operaron en el Litoral: las guerras de independencia, primero; las luchas federales y las campañas contra el indio, después. El recurso a que se apeló en las ocasiones extremas fueron los empréstitos forzados aplicados a la población y dentro de ésta a los únicos que podían pagarlos, comerciantes y propietarios territoriales. La única solución posible era comprimir al máximo las actividades del sector público.
Creciente desequilibrio interregional
Las provincias comprendieron muy bien que la solución de sus problemas económicos no radicaba dentro de sus fronteras sino que dependían básicamente de la provincia de Buenos Aires. La lucha del Interior por imponer una política proteccionista a dicha provincia era la única forma de asegurar el expansivo mercado del Litoral para la producción mediterránea.
Durante toda la etapa de transición, sin embargo, no llegó a quebrantarse definitivamente el equilibrio, entre las distintas regiones, imperante desde la época de la colonia. Las enormes distancias seguían constituyendo la mejor barrera proteccionista y el desarrollo del Litoral no había alcanzado hasta 1860 el impulso arrollador que adquiriría más tarde.
La subordinación definitiva del Interior se produciría recién en la etapa de la economía primaria exportadora en que las corrientes inmigratorias y la vigorosa expansión de las exportaciones agropecuarias de la zona pampeana, convirtieron al Litoral en el centro dinámico indiscutido del desarrollo del país. Los ferrocarriles, por su parte, barrerían con las distancias, última línea de defensa del aislamiento del Interior.
El progreso técnico y la integración de la economía mundial
La revolución tecnológica inaugurada en Europa a fines del siglo XVIII y la industrialización de los países más avanzados del Viejo Mundo, determinaron, entre otras, la apertura de posibilidades de desarrollo de los territorios aptos para la producción agropecuaria de clima templado. La fértil pradera pampeana se constituyó así en un centro natural de atracción de los intereses europeos, particularmente los británicos.
La intensidad de la integración de la Argentina en la expansiva economía mundial desde mediados del siglo XIX, revolucionó en pocas décadas la fisonomía social, política y económica del país.
Se llama etapa de la economía primaria exportadora porque la producción agropecuaria es en toda la etapa el sector más importante de la producción nacional y porque la exportación de productos agropecuarios constituye el elemento dinámico del desarrollo del período.
Papel dinámico del progreso técnico
El conjunto de innovaciones técnicas que comienzan a surgir a fines del siglo XVIII conocidas como la "revolución industrial", iniciaron la ruptura de aquella barrera y abrieron una frontera ilimitada al desarrollo económico.
El progreso técnico crea permanentemente nuevas líneas de producción y modifica las existentes; constituye el elemento dinámico fundamental del desarrollo desde fines del siglo XVIII y reemplaza, a partir de entonces, a la simple ampliación de la frontera geográfica del mercado como factor determinante básico del crecimiento de la productividad.
Carácter integrador de la tecnología
El progreso tecnológico tiene un carácter eminentemente integrador de la actividad económica. El aumento de productividad e ingresos que provoca su penetración creciente en campos especializados de la producción determina una complementación cada vez mayor de los distintos campos de actividad, la expansión de la división del trabajo, la dependencia creciente de unos productos con otros.
El carácter integrado del progreso técnico se extiende al ámbito internacional, y la formación del mercado mundial, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, es una manifestación de aquel carácter integrador.
La integración de la economía mundial
Se realizó por las siguientes vías:
- Movimiento internacional de capitales: La apertura de los mercados europeos a la producción de alimentos y materias primas del exterior fue consecuencia del proceso de industrialización de los países de Europa, la especialización creciente de éstos en la producción manufacturera y la mejora de los medios de navegación de ultramar que rebajaron radicalmente los costos de transporte. Esto abrió en las economías de los países ajenos a la revolución tecnológica y a la industrialización de la época, llamados más tarde de la periferia, grandes posibilidades de inversión en las actividades destinadas a producir para los mercados de los países industrializados.
- Migraciones: Las migraciones de población desde Europa hacia países de ultramar durante el siglo XIX hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, constituyen un episodio fundamental de la integración de la economía internacional. La consecuencia fundamental de las corrientes migratorias europeas fue que ellas permitieron incorporar a los países de grandes recursos naturales y escasa densidad de población al proceso formativo de la economía mundial.
- Expansión del comercio mundial: Completa el cuadro del proceso de integración de la economía mundial durante el período. Entre 1870 y 1913 el volumen físico de las exportaciones mundiales creció casi 5 veces.
- Sistema multilateral de comercio y pagos: El movimiento internacional de capitales, la expansión del comercio y las corrientes inmigratorias crearon una interdependencia creciente entre los distintos países y en la economía mundial en su conjunto. Esa interdependencia se manifestó en una multiplicación del flujo de pagos internacionales en concepto de envío de capitales y remisiones de utilidades e intereses sobre los mismos, de pago de las transacciones comerciales y de remisión de fondos por los inmigrantes a sus países de origen. El sistema multilateral de comercio y pagos comenzó a expandirse desde las últimas décadas del siglo XIX hasta su quiebra como resultado de la crisis mundial de 1929.
Cauces de la integración económica
En todo el período Inglaterra jugó un rol fundamental como exportadora de capitales y fuente de las corrientes migratorias. Fue principalmente a través del capital británico que los países no europeos fueron incorporados a la órbita de la economía internacional.
El aspecto más importante del proceso integrador de la economía mundial a partir de las últimas décadas del siglo XIX es la incorporación dentro de ella de un grupo numerosos de países en calidad de productores y exportadores de materias primas y alimentos; países que en adelante llamaremos de producción primaria o periféricos.
El impulso integrador surgió fundamentalmente de los países industrializados de Europa, y de Inglaterra en primer lugar. Este hecho impuso cauces bien definidos a la incorporación de los países de producción primaria al mercado mundial.
Las economías industriales siguieron tres líneas de acción frente a las economías periféricas incorporadas al mercado mundial:
- Buscaron en estas fuentes de abastecimiento de alimentos y de materias primas condiciones más económicas de las que podían producirse internamente u obtenerse en los proveedores tradicionales;
- Procuraron ampliar sus mercados de colocación de productos industriales penetrando con ellos en los mercados internos de los países de producción primaria;
- Canalizaron sus capitales hacia estos países en búsqueda de mayores rendimientos y con la finalidad de capacitar a sus economías para cumplir con las funciones señaladas en los dos puntos anteriores.
Este proceso sentó las bases de una división internacional del trabajo en el cual la economía mundial se componía en medida sustancial por países productores y exportadores de productos primarios e importadores de manufacturas, por un lado, y, por el otro, por países importadores de productos primarios y exportadores de manufacturas. Los segundos eran exportadores de capitales hacia los primeros y éstos, en concepto de retribución por esos capitales, pagaban utilidades e intereses que volvían a reinvertirse en ellos o financiaban exportaciones a los países acreedores.
En los países industriales el proceso de integración de la economía mundial aceleró la transformación y diversificación de sus estructuras económicas y aumentó el ritmo de desarrollo. La importación de alimentos y materias primas a precios más baratos que los producidos internamente provocó la disminución de la importancia del sector primario dentro de sus economías y el traslado acelerado de la mano de obra hacia actividades industriales y servicios de más alta productividad que las primarias.
En los países de producción primaria el proceso integrador de la economía mundial conmovió profundamente sus estructuras económicas y sus ritmos de desarrollo.
Ubicación de la Argentina en la economía mundial
Los 60 millones de hectáreas de su zona pampeana de características ecológicas excepcionalmente aptas para la producción ganadera y agrícola de zona templada, se constituyeron en uno de los principales centros de atracción del flujo migratorio europeo y del movimiento internacional de capitales. El resultado de este proceso fueron el vigoroso aumento de las exportaciones argentinas y la ubicación del país en un lugar destacado en la economía mundial, tanto por el volumen de su comercio exterior como por la magnitud de los capitales extranjeros invertidos en él.
Factores condicionantes y expansión agropecuaria
La incorporación de la economía argentina al expansivo mercado mundial a partir de mediados del siglo XIX se efectuó sobre la base de la expansión de las exportaciones de productos agropecuarios.
El incremento de las exportaciones fue posible por dos motivos principales:
- Fuerte expansión de la demanda mundial de productos agropecuarios de clima templado resultante de la integración creciente de la economía mundial a partir de mediados del siglo XIX.
- Disponibilidad de enormes extensiones de tierras fértiles en la zona pampeana, no explotadas o sólo parcialmente utilizadas.
Pero estos factores no bastaban: la escasez de mano de obra impedía el aumento sustancial de la producción y de las exportaciones agropecuarias.
Por otro lado los medios de transporte terrestres continuaban siendo prácticamente los mismos de la colonia. El tráfico en carretas y la práctica ausencia de caminos mejorados determinaba un nivel de fletes que hacía imposible la puesta en producción de las tierras alejadas del puerto de Buenos Aires y limitaba la expansión de las actividades, particularmente para los productos agrícolas.
La separación de la provincia de Buenos Aires de la Confederación y la guerra civil, creaban un clima de inestabilidad política que obstaculizaba el poblamiento de la zona pampeana, el trazado de ferrocarriles, la entrada de capitales del exterior.
Era necesario solucionar esos problemas y así se hizo:
- Inmigración: La solución estaba en la incorporación de población ajena a la región misma, es decir de fuertes contingentes migratorios del exterior. Pese al aumento de población y de disponibilidad de fuerza de trabajo en la zona pampeana, la característica del sector agropecuario continuaría siendo la baja cantidad de mano de obra ocupada por superficie explotada, pero dicho aumento, conjuntamente con las mejoras técnicas y la mecanización introducida en las explotaciones, permitió la fuerte expansión de la producción rural registrada en la etapa.
- Ferrocarriles: El ferrocarril fue la respuesta al problema de transporte, rebajando radicalmente los fletes y posibilitando la puesta en producción de las tierras más alejadas de los puertos de embarque y de los centros de consumo. En 1857 existían solamente 10 km. De vías férreas, en 1887 6700 km, en 1900 16.600 km. y en 1914 35.500 km. La financiación de las inversiones en ferrocarriles se realizó fundamentalmente con capital extranjero. El capital privado argentino nunca contribuyó en medida significativa a la expansión ferroviaria y el sector público, salvo en casos marginales y aislados de construcción y administración directa, se limitó a crear las condiciones propicias a la radicación de capital extranjero en la actividad ferrocarrilera. Las medidas de incentivo incluían la concesión de tierras, la garantía de tasas mínimas de ganancias y la libre transferibilidad al exterior de los servicios del capital invertido. Los ferrocarriles representaban en 1913 el 36% del capital extranjero total invertido en el país.
- Organización nacional: La reincorporación de la pcia. De Bs. As. A la unión nacional en 1861 y la elección de Mitre como presidente del país unificado en 1862, consuma, en el plano institucional, el último de los requisitos básicos para le funcionamiento de la economía primaria exportadora. La relación estrecha entre la estabilidad y la organización institucional y el funcionamiento del sistema económico de la nueva etapa, particularmente en referencia a:
- Régimen presupuestario: La nacionalización de las recaudaciones de aduana y el establecimiento del primer presupuesto nacional efectivo sentaron las bases de un fisco cuyos recursos se irían expandiendo al compás del aumento del comercio exterior y del desarrollo general del país. Este fisco podía adquirir compromisos en el exterior vendiendo sus títulos públicos en Londres y otros mercados financieros internacionales.
- Sistema monetario: No bastaba la existencia de un presupuesto nacional para crear condiciones totalmente satisfactorias para la entrada de capital extranjero, particularmente en cuanto se refiere a la compra de títulos públicos. Era necesario, además, establecer un sistema monetario que permitiese condiciones de estabilidad para el valor de la moneda nacional y asegurarse el puntual cumplimiento de los compromisos exteriores del sector público. La convertibilidad del oro en pesos y del peso en oro por un solo instituto emisor, aseguraba la estabilidad del tipo de cambio y evitaba la creación de dinero para financiar los déficit del gobierno. El ajuste estricto del sistema monetario interno al patrón oro servía a varios propósitos: equilibraba el balance de pagos, aseguraba la estabilidad del peso, evitaba la expansión monetaria sin respaldo oro, imponía un marco de responsabilidad a la política del gobierno y garantizaba a los inversores extranjeros el puntual cumplimiento de los compromisos de la deuda pública externa. Recién en 1899, con la creación de la Caja de Conversión, la centralización en la misma de la facultad de emitir y el establecimiento de la convertibilidad se sentaron las bases monetarias para el funcionamiento adecuado del sistema.
El aumento de las exportaciones y el arribo de capitales del exterior aumentaba la capacidad de importar. Frente a esta creciente posibilidad de adquirir bienes y servicios en el exterior se siguió una política de libertad de importaciones. Pero para que esta política de libre cambio fuera efectiva era necesario unir el mercado nacional eliminando las aduanas interiores y las restricciones al tráfico provincial. Esto se logro en 1862 al formarse el primer gobierno nacional posterior a la organización del país.
La organización política e institucional del país proporcionó pues, las garantías necesarias para la entrada de capitales e inmigrantes del exterior y posibilitó la adopción de una política económica que facilitó las fuerzas de la integración de la economía argentina en el mercado mundial dentro de los moldes de una economía primaria exportadora.
- Régimen de tenencia de la tierra: La influencia concurrente de los factores dados (expansión de la demanda mundial y amplia existencia de tierras fértiles en la región pampeana) y de los factores adquiridos (inmigración, ferrocarriles y la organización nacional) proporcionó las condiciones básicas para el desarrollo de la producción agropecuaria en la zona pampeana y el crecimiento de las exportaciones
Sin embargo, la intensidad del desarrollo del sector rural y la conformación social resultante del mismo, estuvieron fuertemente condicionadas por el régimen de tenencias de la tierra heredado de la etapa de transición.
El régimen de tenencia ejerció su influencia sobre el desarrollo del sector rural y de la economía en su conjunto en tres campos principales:
- la estratificación social: El elevado grado de concentración de la propiedad territorial y de difusión del sistema de arrendamiento se refleja en a estructura social del sector agropecuario. El régimen de tenencia impidió que la producción agropecuaria se apoyara básicamente en una poderosa clase de productores medios, con unidades de explotación de dimensión tal que hubieran permitido la utilización creciente de la técnica y maquinaria agrícola con el consiguiente aumento de la productividad y los ingresos.
- el crecimiento de la producción agropecuaria: Las características del régimen de tenencia disminuyeron las posibilidades de crecimiento de la producción rural. Por una lado, porque la falta de acceso a la tierra redujo la capacidad del campo de absorber las corrientes migratorias del exterior. Por otro lado, la capacidad de capitalización del sector se vio limitada por la falta de interés de los arrendatarios en realizar inversiones fijas permanentes en tierras que no les pertenecían y por la alta inclinación de los grandes propietarios a destinar una proporción de su ingreso al consumo de tipo suntuario y a realizar inversiones fuera del sector, particularmente en construcciones en la ciudad de Buenos Aires y otras ciudades.
- el equilibrio político interno: La concentración de la propiedad territorial en pocas manos aglutinó la fuerza representativa del sector rural en un grupo social que ejerció una poderosa influencia en la vida nacional. Este grupo se orientó, en respuesta a sus intereses inmediatos y a los de los círculos extranjeros a los cuales se hallan vinculados, hacia una política de libre comercio opuesta a la integración de la estructura económica del país mediante el desarrollo de los sectores industriales básicos t opuesta también a cualquier reforma del régimen de tenencia de la tierra.
Bajo el influjo de condiciones excepcionalmente favorables para el desarrollo agropecuario, se fue ampliando rápidamente la cantidad de las tierras de la región pampeana puestas en producción. La superficie total sembrada pasó de 340.000 ha en 1875, a 6 millones en 1900, a 20 millones en 1913 y a 25 millones en 1929.
El hecho más notable de la expansión de la producción rural desde la década de 1870 hasta la primera década de este siglo, radica en la fuerte expansión de la producción agrícola, fundamentalmente cereales y lino. Hacia 1870 las exportaciones de productos agrícolas representaban menos del 1% y las de productos ganaderos el 95%. La participación agrícola estaba cerca del 20% hacia 1890 y la ganadera en alrededor del 80%. En el primer quinquenio de este siglo, las participaciones de la agricultura y la ganadería eran ya prácticamente equivalentes con cerca del 48% de las exportaciones totales para cada una.
Hubo cambios en las exportaciones; primero el aumento de las exportaciones de lana y, hacia fines del siglo XIX, la vigorosa expansión de las de carnes, al introducirse el frigorífico y la exportación de carnes enfriadas, fundamentalmente al Reino Unido.
Las mejoras técnicas en la producción ganadera y agrícola, y la capitalización en ambas fueron naturalmente parte indisoluble del proceso de crecimiento del sector. Al comienzo de la segunda mitad del siglo XIX la agricultura era prácticamente insignificante. En la ganadería la zanja primitiva, para demarcar los límites de la estancia y el pozo y la aguada natural para abrevar la hacienda, comienzan a ser reemplazadas por el alambrado, los molinos de viento y el tanque australiano.
La introducción de reproductores importados permitió un rápido mejoramiento de la calidad de las haciendas y las prácticas organizativas de la producción pecuaria fueron mejoradas en muchos establecimientos por la incorporación de personal especializado proveniente de Inglaterra y Escocia.
En las actividades agrícolas la introducción de semillas importadas y la importación de maquinaria fueron los principales estímulos a la mejora de la productividad agrícola.
Estructura y dinámica del sistema
Exportaciones y endeudamiento externo
Tanto el volumen como el precio de los productos rurales exportados por Argentina estaban condicionados por el nivel de la demanda externa y éste, a su vez, por el de la actividad económica de los países industrializados que absorbían la mayor parte de los productos agropecuarios comercializados en el mercado mundial. La expansión o contracción de las importaciones de estos productos primarios afectaba no sólo los volúmenes importados sino también los precios pagados por ellos.
El capital extranjero radicado en el país producía intereses y utilidades que, juntamente con las amortizaciones del mismo, se remitían al exterior en concepto de servicios de capital.
Por otra parte, las garantías de rendimiento mínimo otorgadas a ciertas inversiones extranjeras, particularmente en ferrocarriles, creaba compromisos adicionales al fisco cuando las ganancias generadas por las empresas extranjeras garantizadas no alcanzaban a cubrir los rendimientos mínimos.
En la práctica, el oro y las divisas necesarias para pagar los servicios del capital extranjero fueron proporcionados no solamente por los recursos generados por las exportaciones del país sino también por nuevas radicaciones de capital extranjero.
El nivel de actividad económica en los países industrializados condicionaba así, simultáneamente, los principales factores del desenvolvimiento económico de Argentina: las exportaciones y la radicación de capitales extranjeros.
La vulnerabilidad exterior de la economía argentina operaba en tres planos interdependientes:
En sentido inverso, la contracción de las exportaciones determinaba una disminución de los ingresos de los productores agropecuarios y la reducción tanto de sus compras en el exterior como del gasto realizado en la compra de bienes y servicios producidos internamente. Esto provocaba la desocupación de capitales y mano de obra directa en los sectores destinados a producir para el mercado interno y la consecuente reducción de los ingresos y el gasto de estos sectores. Se agravaba así la tendencia depresiva inicial puesta en marcha por la contracción de las exportaciones.
- Nivel de ocupación e ingresos internos: La expansión de las exportaciones no sólo repercutía en el nivel de ocupación y de ingresos de los factores de la producción ocupados en el sector agropecuario. Ello determinaba también el proceso de crecimiento del conjunto de la economía nacional mediante la movilización del mecanismo multiplicador del ingreso interno.
Una elevada proporción de las utilidades e intereses del capital extranjero era compensada con la entrada de inversiones netas del exterior. Cuando estas inversiones netas disminuían o, en los casos extremos, invertían su signo y el país aparecía exportando capitales, el pago de los servicios del capital extranjero recaía totalmente sobre las reservas de oro y divisas disponibles y los ingresos corrientes generados por las exportaciones. Salvo en situaciones extremas, como en la crisis de 1890, la gravedad del desequilibrio no llegaba a paralizar el funcionamiento del sistema y obligar a la suspensión de los pagos de los servicios del capital extranjero; los mecanismos de compensación entraban a operar antes.
De todos modos, en toda la etapa de la economía primaria exportadora, el balance de pagos estuvo fuertemente sujeto a este tipo de desequilibrios.
- Balance de pagos: La expansión de las exportaciones tendía a incrementar la demanda de importaciones y viceversa. Por otro lado, los servicios de capital extranjero invertidos en el país eran rígidos y no fluctuaban conforme a los cambios en las exportaciones y el nivel interno de ingresos.
Pueden distinguirse dos tipos de mecanismos de compensación a los desequilibrios. El primero, referido a la demanda mundial de productos agropecuarios y al flujo internacional de capitales a largo plazo (factores exógenos). El segundo, vinculado a la propia dinámica interna del sistema (factores endógenos)
En la etapa de la economía primaria exportadora, el elemento condicionante fundamental de la distribución del ingreso entre los distintos sectores sociales participantes en el proceso productivo fue la concentración de la propiedad de la tierra de la zona pampeana en pocas manos.
La falta de acceso a la propiedad de la tierra y la solución obligada impuesta al inmigrante de trabajar como arrendatario o asalariado en la producción agropecuaria, comprimió el nivel de remuneraciones que podían obtener de su trabajo en las ocupaciones agrícolas y concentró fuertemente las ganancias, intereses y rentas generadas en la producción rural en un grupo reducido de la población.
Por otro lado, la concentración de la propiedad territorial repercutió en el nivel de remuneraciones del trabajo en las actividades urbanas. Su influencia se ejerció de dos maneras principales: primero, aumentó la oferta de mano de obra directa disponible para los empleos urbanos con su consiguiente efecto depresivo sobre el nivel de salarios; segundo, fijó un bajo nivel de remuneraciones alternativas en las actividades rurales, debido a la falta de acceso a la tierra.
La presión de la oferta de mano de obra directa en los centros urbanos se reflejó en la desocupación de una proporción importante de la fuerza de trabajo total. Aun en las épocas de prosperidad, cuando las exportaciones estaban en altos niveles, los desocupados representaban una proporción importante de la fuerza de trabajo, superior al 5%.
La concentración de la propiedad territorial fue, pues, el principal factor condicionante del nivel de remuneraciones del trabajo en las actividades agropecuarias y urbanas y de la participación de los trabajadores en el ingreso neto.
Esto se vio reforzado por hechos complementarios que agudizaron la desigualdad de la distribución del ingreso. Estos hechos fueron tres:
- Finanzas públicas: Los gobiernos de la Nación y de varias provincias (la de Buenos Aires fundamentalmente) recurrieron en gran escala al crédito externo, colocando sus papeles públicos en los mercados financieros internacionales. Cuando se suspendía la colocación de títulos públicos en el exterior por la contracción de los mercados internacionales de capitales en los países industrializados, el pago de los servicios recaía totalmente sobre los ingresos fiscales corrientes. Como en el caso del balance de pagos, los mecanismo de ajuste del sistema generalmente entraban a operar con anterioridad a la debacle.
- las fluctuaciones del tipo de cambio: la clase terrateniente se oponía a toda política de saneamiento financiero basada en la recaudación de impuestos y en la contracción de gastos para balancear el presupuesto y favorecía, en cambio, toda política de financiamiento inflacionario del mismo mediante la emisión monetaria. Los impuestos recaerían, en parte, en ella; la inflación, en cambio, le proporcionaba numerosos beneficios.
- la debilidad de las organizaciones de trabajadores rurales y urbanos: Entre las causas más importantes de la debilidad de las organizaciones sindicales durante toda la etapa de la economía primaria exportadora se cuentan, en las ocupaciones urbanas, el escaso desarrollo industrial y, en las ocupaciones rurales, las dificultades de organización de grupos sociales dispersos en el espacio y de poca concentración en núcleos de alta densidad de población.
En la etapa de la economía primaria exportadora, al tiempo que las exportaciones y el sector agropecuario ocupaban un papel dominante en la economía y en el proceso de desarrollo, la distribución de la población activa entre los distintos sectores de actividad estaba relativamente diversificada.
Las causas de esta relativa diversificación de la estructura ocupacional y la importancia minoritaria de la ocupación en el sector agropecuario frente a la mano de obra directa ocupada en la manufactura y los servicios, obedece a los siguientes hechos fundamentales:
- la política fiscal: La estructura de ingresos fiscales agravaba la desigualdad en la distribución del ingreso ya que, en casi toda la etapa, los impuestos indirectos, que recaían fundamentalmente sobre la gran masa consumidores, representaban entre el 70 y el 80% de los ingresos corrientes de los fiscos nacional y provinciales.
- la elevada producción por hombre ocupado en el sector agropecuario: La característica básica del sector rural consistía en una aprovechamiento extensivo de la tierra disponible y de una relativamente alta cantidad de capital por hombre ocupado en la agricultura.
La composición y no el volumen de las importaciones afectaba decididamente la importancia del sector manufacturero dentro de la economía nacional. La composición de las importaciones y la ausencia de una política de fomento de sectores determinados de la actividad manufacturera limitaron el desarrollo industrial del país a las industrias de menor densidad de capital y complejidad técnica, básicamente las industrias metalúrgicas livianas, de alimentación y vestido. Las industrias de base como la producción de acero, maquinarias y equipos, ciertos bienes intermedios y combustibles eran prácticamente inexistentes dentro de la industria nacional o estaban muy poco desarrolladas.
La desigualdad en la distribución del ingreso gravitó en el aumento de las importaciones de bienes de consumo e inversión suntuaria y desalentó el desarrollo de actividades orientadas hacia el mercado interno.
Crecimiento y dependencia del sistema
El desarrollo no fue uniforme en toda la etapa. La tendencia general es al crecimiento sostenido de la población, la producción y el capital existente pero, dentro de aquélla, ciertos períodos fueron de crecimiento más intenso y otros más lentos. Estos distintos ritmos de crecimiento estuvieron directamente vinculados a la evolución de la economía mundial y al volumen y expansión de la demanda internacional de los productos agropecuarios producidos en el país.
El carácter endeble y dependiente de las bases últimas del crecimiento económico salta a la vista. Si desaparecía el efecto estimulante de los factores externos o se agotaba la frontera productiva de la zona pampeana por la explotación de todas las tierras disponibles, el sistema debía entrar en crisis. Así ocurrió a partir de 1930, inaugurando una nueva etapa del desarrollo económico del país.
Quiebra del equilibrio interregional
La causas principal de los diferentes ritmos de crecimiento poblacional obedece a la concentración en el Litoral del 90% de las corrientes migratorias entradas al país a partir de mediados del siglo XIX.
Paralelamente al proceso de crecimiento de la población del país y de su concentración en el Litoral, se produjo un aumento acelerado de la población urbana.
La alta productividad por hombre ocupado en la agricultura y la concentración de la propiedad territorial son los principales elementos condicionantes del proceso de urbanización.
La vigorosa expansión de la producción agropecuaria exportable y su concentración en las zona pampeana, la política de libre cambio de las autoridades nacionales y, finalmente, el vertiginoso desarrollo de los ferrocarriles y la formación del mercado nacional, sellaron definitivamente la suerte del Interior y lo convirtieron en una zona periférica y dependiente del centro dinámico, el Litoral.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, bajo el efecto de la mejora vertiginosa de los medios de navegación de ultramar, del ferrocarril y de la integración del mercado mundial es que Argentina recibe el pleno impacto de los factores externos actuando masivamente sobre su desarrollo económico. Mientras las zonas tradicionales del Interior permanecen ajenas a esas influencias, la región pampeana se puebla, se ponen sus tierras en pie de producción y comienza a generar volúmenes crecientes y diversificados de saldos agropecuarios exportables.
En el Interior, ausente toda actividad fuertemente expansiva vinculada al mercado mundial, sólo podía recibir indirectamente los beneficios de la expansión agropecuaria en la zona pampeana mediante el aumento de la colocación de sus productos en el mercado del Litoral.
Los ferrocarriles, al barrer con las distancias y el viejo aislamiento de las regiones argentinas constituyen la base del proceso de formación del mercado nacional. La red ferroviaria vinculó a todas las zonas del interior con Buenos Aires y los puertos del Litoral. Por primera vez en la historia del país la distancia desaparecía como barrera de protección de las economías regionales. Los productos importados llegaban ahora fácilmente al Interior y esta competencia fue mortal para las precarias industrias locales. La orientación de los ferrocarriles de las zonas periféricas al centro dinámico del Litoral, mantuvo las dificultades del acceso de las regiones del interior entre sí, ahogando aún más el comercio interregional.
El ferrocarril integró a todas las regiones argentinas en el mercado nacional y este hecho provocó la desarticulación definitiva de las viejas economías cerradas y autosuficientes. Pero, al mismo tiempo, abrió en algunas de ellas posibilidades de desarrollo que, si no llegaron a compensar la pérdida de importancia relativa del Interior, provocaron el surgimiento de actividades expansivas y destinadas a la satisfacción de la demanda interna que ahora era, auténticamente, la demanda nacional. (caña de azúcar en Tucumán, viñedos de Cuyo, frutales del Alto Valle del Río Negro, algodón chaqueño, yerba mate misionera).
Generación de 1837: Marcos sastre, Echeverría, Alberti, Vicente Fidel López, Miguel Cané, Mitre, Sarmiento.
Generación del 80, heredera intelectual de la del 37. Constituye una mezcla conservadora-liberal, con un proyecto de país agroexportador (crea una ideología cosnervadora en la sociedad), y con una política exterior librecambista, democracia restringida y fraudulenta. Tiene su origen en el gobierno de Rosas.
La oligarquía,al vincularse con los sectores exportadores se transforma en una burguesía terrateniente agaria, no industrial, ya que Inglaterra abastecía. Por lo tanto la clase terrateniente pudo reasignar los recursos, mejorando los procesos productivos, pero siempre dentro de lo agropecuario, maximizando las ventajas comparativas. La tierra se concentra en pocas manos.
Ante la escasez de mano de obra los salarios de Argentina eran los mejores de América Latina, lo cual coadyuvó al consenso de la oligarquía entre la clase trabajadora.
Tenemos, pues, una alta concentración de los ingresos y del poder económico, con una burguesía terrateniente, liberal en lo económico que hace una apología de la Argentina agroexportadora.
La economía agroexportadora coadyuvó también a la urbanización; aparece una clase media vinculada a la importación y exportación.
El liberalismo en Argentina, que paradójicamente es conservador, tuvo 2 momentos importantes:
- la concentración de la propiedad territorial: El régimen de tenencia de la tierra impidió una expansión más acelerada de la producción agropecuaria mediante la incorporación de una mayor proporción de población a las actividades rurales y la constitución de una poderosa clase de medianos propietarios en condiciones de aprovechar la mecanización y la tecnología modernas.
- Político:
- 1879 – Conquista del Desierto
- 1880 – Federalización de la Ciudad de Buenos Aires.
- Transferencia del poder local hacia el nacional.
- Económico:
- Atracción de inmigrantes
- Atracción de capital europeos
- Asociación privilegiada de Inglaterra
En 1890 la Argentina absorbía el 50% del capital inglés que circulaba por el mundo.
Las corrientes existentes en la Generación del 80 era:
- Teórica del Liberalismo, que quería continuar las relaciones con Inglaterra como hasta el momento.
En todo este proceso tuvieron importancia los papeles jugados por la Iglesía, la Masonería y el Ejército.
La mayoría de los inmigrantes eran agricultores que radicaban en colonias. Fueron los inmigrantes, sobre todos los artesanos urbanos italianos los que trajeron a estas costas las ideas anarquistas y socialistas.
La clase media era radical, y formó la Unión Cívica de la Juventud, que luego se dividiría en Nacional y Radical.
Las exportaciones de la época eran mieses y ganado; las importaciones eran de manufacturas y capitales.
La función del ejército era mantener el orden, el status quo.
La configuración de la población cambia, siendo desplazada la autóctona, es decir el indio y el gaucho, por otra basada en la inmigración.
La estructura social era piramidal, con la oligarquía y los intelectuales en la cuspide, clase media e inmigrantes no ingleses.
Los instrumentos legales que refuerzan este modelo de país son la Constitución y el Código Civil. La organización y administración del Estado estaba en manos de los Municipios, tribunales y leyes.
El eje político de este país era la pampa húmeda, el interior estaba marginado.
La dependencia era económica con Inglaterra y cultural con Francia.
Crisis de 1890, bajo el gobierno de Juarez Celman, quiebra de la Baring Brothers.
El principal producto de exportación era el trigo. Argentina era el 3 exportador, detrás de Estados Unidos y Canadá.
Exportaciones
Cereales
Carne
1880
1,5%
1890
25,25%
1900
50%
40%
1912
58%
En 1900 la superficie sembrada era de 6 millones de hectáreas, en 1914 eran 22 millones de hectáreas.
Mejora a partir del 80 con la introducción de nuevas razas (Aberdeen Angus, Durham, Shorton) y se introducen los lanares Lincoln, que reemplazarán al Merino.
Entre 1890 y 1895 el primer lugar dentro de la población ganadera la ocupaba el ganado caballar, el segundo lugar era para los vacunos y el tercer lugar para los lanares.
Se introduce la apertura de campos de invernada, para el engorde de hacienda en pie. Creciente importación de carne argentina por parte de Europa.
La industria saladeril entra en decadencia, con la introducción de los frigoríficos (1882) que congelaban carne de oveja. La instalación de los primeros frigoríficos provenía de capitales británicos.
Se desemeriniza el ganado lanar, ya que su carne seca y su lana fina es remplazada por la mejor carne y la lana más gruesa y resistente del ganado Lincoln, que permitía producir telas para vestidos baratos.
Para 1900 la mayoría de lo que se exporta es ganado en pie, que representaba entre 8 y 9 millones de pesos oro contra los 2 a 3 millones representados por la carne congelada..
Los factores que hacen importante a Argentina son:
- Neoliberal, que tenía una actitud más proteccionista.
- Aftosa declarada en Inglaterra.
- Estados Unidos se retira del mercado mundial por el aumento de su población, destinando su producción al mercado interno
La carne congelada será luego desplazada por la enfriada que es más sabrosa que la primera.
1902 – 4 frigoríficos
1905 – se incorporan 5 frigoríficos más, ya Argentina es el primer exportador mundial de carne.
1910 – La carne enfriada sobrepasa a la congelada.
En 1903 Inglaterra importa un 65% de carne congelada de Estados Unidos y un 28% de carne enfriada argentina. En 1908 la carne congelada importada de Estados Unidos por Inglaterra constituye el 45% y de Argentina importa un 48% de carne enfriada.
Todo esto dio lugar a una renovación tecnológica del campor argentino:
- Sequía en Australia.
- Refinamiento (entre 1903 y 1910 se importan más o menos 1500 toros ingleses)
- División de los campos en potreros
- Alambrada de campos
- Molinos de viento
- Tanques australianos
La primer industria argentina la constituyen los frigoríficos:
- Maquinaria agrícola
- 1882 – Frigorífico de Tarrazón, en San Nicolás.
- 1884 – Frigorífico de Sansinela , La Negra, en Avellaneda
- 1884 – Frigorífico River Plate, de los hermanos Dable, en Campana
- 1886 – Frigotífico Las Palmas, de los hermnos Hugh Nelson, en Zárate (cerca de la invernada, el agua y la ciudad).
- 1887 – Los 3 últimos se unen y alquilan el Tarrazón para hundirlo mediante una política de dumping.
- 1887 – Primeros frigoríficos con capitales estadounidenses, por la ley antitrus de Estados Unidos .
- 1887 – Ley 1308: exime de impuestos por 10 años a la exportación de carne.
- 1902 – Frigorífico La Blanca (capitales argentinos)
- 1903 – Schmithfeld
- 1904 – Frigorífico Argentino, en Valentín Alsina
- 1904 – Wilson, de Estados Unidos compra el Argentino.
- 1907 – Penetración agresiva del capital yanqui: Swift compra la Plata y congela carne de novillo de muy buena calidad.
- 1908 – Crisis de La Blanca, es comprada por Wilson. Swift se asocia con Arrow y Morris.
Se inicia la Primer Guerra de las Carnes. Hay una mayor ofert de carne; aumento de la faena por la caída del precio en la Bolsa de Londres. Los ingleses piden protección al gobierno argentino, el que se declara neutral.
Los capitales estadounidenses llevan a cabo políticas de dumping pagando buenos precios a los productores argentinos y se ganan a la opinión pública.
Finalmente se llega a un acuero y se forma un pool frigorífico, con lo cual la actividad en la Argentina tendra caracteres oligopólicos.
En 1911 se establecen cuotas de carne, para Estados Unidos el 41%, para Gran Bretaña el 40% y el 9% restante para Argentina.
En 1913 se desencadena la Segunda Guerra de las Carnes, provocada por La Blanca, que exige una mayor porción para los frigoríficos argentinos.
En 1914 se incorpora el frigorífico Armour de La Plata.
Como resultado de este segundo enfrentamiento se redefinen las cuotas, correspondiente un 59% a Estados Unidos , un 30% a Gran Bretaña y un 12% a Argentina. pero son Estados Unidos y Gran Bretaña quienes controlan el precio de la carne.
Trabajo enviado por:Marina Ivniskyivnisky[arroba]rcc.com.ar