- En el Prólogo, Savater reitera algunos conceptos ya expresados en su obra, "Ética para Amador", respecto a las diferencias entre Ética y Política, ampliando dichos conceptos. Explique dichas diferencias.
¿Te acuerdas de lo que decíamos en la Ética para Amador, que constituye la diferencia fundamental entre la actitud ética y la actitud política?. Las dos son formas de considerar lo que uno va a hacer (es decir, el empleo que vamos a darle a nuestra libertad), pero la ética es ante todo una perspectiva personal que cada individuo toma atendiendo solamente a lo que es mejor para su buena vida, en un momento determinado y sin esperar a convencer a todos los demás de que es así como resulta mejor y más satisfactoriamente humano vivir. En la ética puede decirse que lo que vale es estar de acuerdo con uno mismo y tener el inteligente coraje de actuar en consecuencia, aquí y ahora: no valen aplazamientos cuando se trata de lo que ya nos conviene, que la vida es corta y no se puede andar dejando siempre lo bueno para mañana… En cambio, la actitud política busca otro tipo de acuerdo, el acuerdo con los demás, la coordinación, la organización entre muchos de lo que afecta a muchos. Cuando pienso moralmente no tengo que convencerme más que a mí; en política, es imprescindible que convenza o me deje convencer por otros. Y como en cuestiones políticas no sólo se trata de mi vida sino de la armonía en acción de mi vida con otras muchas, el tiempo de la política tiene mayor extensión.
En el terreno ético, la libertad del individuo se resuelve en puras acciones, mientras que en política se trata de crear instituciones, leyes, formas duraderas de administración.
La vida de cada humano es irrepetible, e insustituible: con cualquiera de nosotros, por humilde que sea, nace una aventura cuya dignidad estriba en que nadie podrá volver a vivirla nunca igual. Por eso sostengo que cada cual tiene derecho a disfrutar de su vida del modo más humanamente completo osible, sin sacrificarla a dioses, ni a naciones, ni siquiera al conjunto entero de la humanidad doliente. Por otra parte, para ser plenamente humanos tenemos que vivir entre humanos, es decir, no sólo como los humanos, sino también con los humanos. O sea, en sociedad.
Para concluir, la diferencia fundamental entre la ética y la política, es que la ética es una perspectiva personal, mientras que la política es una perspectiva social, es nuestra relación con los demás, y con las instituciones. La ética puede perjudicarnos a nosotros, pero la política puede perjudicarnos a todos.
A Savater, no le parece bien que las personas no se interesen por la política, es más los tilda de poco inteligentes.
Los antiguos griegos, a quién no se metía en política le llamaron idiotes; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de cuentas por todos. De ese "idiotes" griego, deriva nuestro idiota actual. En el libro anterior, me atreví a decirte que la única obligación moral que tenemos es no ser imbéciles, con las variadas formas de imbecilidad que puedan estropearnos la vida. Pues resulta que el mensaje de este libro, puede resumirse en tres palabras: ¡no seas idiota!. El hecho fundamental para no ser un idiota es que los hombres no vivimos aislados y solitarios, sino juntos y en sociedad. En base a esto, es que pretende que Amador se involucre en la sociedad y de esta forma escapará a ser un idiota.
- Asimismo en el Prólogo aconseja a su hijo:" no seas idiota". Explique: ¿en qué se fundamenta y en qué consiste dicha recomendación?.
Otra vez el hecho fundamental de que los hombres no vivimos aislados ni solitarios, sino en sociedad.
Si me desentiendo de la sociedad humana de la que formo parte, seré tan prudente como quién yendo en un avión gobernado por un piloto completamente borracho, bajo la amenaza de un secuestrador loco armado con una bomba, viendo como falla uno de los motores, en lugar de unirse con los restantes pasajeros sobrios y cuerdos para intentar salvarse, se dedicara a silbar mirando por la ventana o reclamara a la azafata la bandeja del almuerzo.
Interpretamos que lo que pretende explicar es que si vivimos en sociedad, debemos involucrarnos con ella, serles útiles en lo cotidiano como en los momentos difíciles, ya que el desentendernos de lo social es ser un idiota, es egoísta, en definitiva es ser un ente o vivir sólo en una isla.
- Interprete que implicancias tiene el involucrarse con la sociedad o no desentenderse de lo social, en relación a lo expuesto en la consigna 2.
…"Buscaremos las cuestiones de fondo, lo que está en juego en la política."…"…A partir de ahí, tú tienes la última palabra: procura que nadie te la quite ni la diga en tu lugar"…
Interpretamos que lo que dice es que Amador tiene la posibilidad de entender y sacar conclusiones sobre lo que le está escribiendo, que le hablará de todo lo que verdaderamente está en juego en la política, y no, de a quiénes debe votar, ni quiénes son los buenos y los malos, ya que después de que le de todos sus argumentos, el tendrá la última palabra para decidir por sí sólo.
- Interprete el consejo de Savater, respecto "a lo que están en juego en política", cuando expresa: "tú tienes la última palabra procura que nadie te la quite ni la diga en tu lugar".
La sociedad que nos rodea, no sólo se compone de personas, objetos y edificios.
Es una red de lazos más sutiles, o si prefieres más espirituales: está compuesta de lenguaje, de memoria compartida, de costumbres, de leyes… Hay obligaciones y fiestas, prohibiciones, premios y castigos. La sociedad guarda por tanto, información. Vivir en sociedad es recibir constantemente noticias, órdenes, sugerencias, chistes, súplicas, tentaciones, insultos…y declaraciones de amor.
La sociedad nos excita, nos estimula, sentirnos en terreno conocido: nos ampara.
Lo más natural para vivir como hombres es precisamente la sociedad.
La sociedad nos sirve, pero también hay que servirla: está a mi servicio, pero sólo en la medida en que yo me resigne a ponerme al suyo. Cada una de las ventajas que ofrece viene acompañada de limitaciones, de instrucciones y exigencias, de reglas de uso: de imposiciones. Me ayuda pero a su modo, sin preguntarme, como preferiría yo en particular, ser ayudado. Y la mayoría de las veces sin pongo trabas a sus imposiciones o rechazo su ayuda, me castiga de un modo u otro. En una palabra, con la sociedad de los demás humanos no tengo forma de guardar las distancias: siempre estoy comprometido con ella en cuerpo y alma.
- ¿Cómo describe la sociedad Savater y en que aspectos, hechos, procesos, etc., la sociedad conforma la vida humana?
La sociedad tiene leyes y obligaciones …"que yo no he inventado"…
Las leyes e imposiciones de la sociedad son siempre nada más que convenciones. Por antiguas, respetables o temibles que parezcan, no forman parte inmovible de la realidad, ni brotan de la voluntad de algún Dios misterioso: han sido inventadas por hombres, responden a designios humanos comprensibles y pueden ser modificadas o abolidas por nuevo acuerdo entre los humanos. Por supuesto, no debes confundir las convenciones con los caprichos, ni creer que lo "convencional" es algo sin sustancia
Algunas convenciones (llevar corbata para poder entrar en cierto restaurante…) expresan solamente prejuicios bastante tontos, pero otras (no matar al vecino o ser fiel a la palabra dada) merecen un aprecio muchísimo mayor. Muchas de ellas tienen efectos decisivos sobre nuestras vidas y piensa que sin ninguna convención en absoluto no sabríamos vivir.
Consideramos que las leyes y obligaciones no están o no deben estar viciadas de caprichos, ya que si los tuvieran no estarían verdaderamente al servicio de la sociedad sino al servicio de la voluntad de un par de caprichosos que decidieron algo porque si, mientras que a los prejuicios tontos o no, lo consideramos lógicos dentro de la sociedad (por ej.: el hecho del uso de la corbata), pero también consideramos que con el correr del tiempo, o con la madurez de las sociedades este tipo de prejuicios irá desapareciendo y llegará el momento en que cada uno decida por sí en que acontecimiento le parece propicio el uso de la corbata sin dejarse llevar por antiguos prejuicios.
- Caracterice las leyes y obligaciones sociales y diferéncielas de los caprichos y prejuicios.
Los hombres además de instintos, estamos dotados de capacidad racional, gracias a la cuál podemos hacer cosas mucho mejores que los animales. Es la razón por las que nos convierte en unos animales tan raros, tan poco… animales. Y ¿qué es la razón? La capacidad de estableces convenciones, o sea, leyes que no nos vengan impuestas por la biología, sino que aceptemos voluntariamente. Por medio de la razón patentamos suplementos y complementos a nuestros instintos. Somos, instintivamente racionales. Los animales no tienen más código que el código genético: nosotros tenemos también el genético, pero además el código penal, el código civil y el código de la circulación…
Los animales, tienen también una cuota de razón, que les sirve para improvisar sus necesidades o el funcionamiento de sus instintos, pero quizás la verdadera diferencia que tengan la razón animal con la humana es que el animal se muere y los hombres sabemos que nos vamos a morir; a los animales la muerte les llega sin esfuerzo y sin alarma, los humanos tenemos experiencia de la muerte, memoria de la muerte y premonición cierta de la muerte, tratamos de prolongar la vida, nos rebelamos contra la muerte e inventamos cosas para contrarrestar el peso de su sombra.
- ¿Cómo define Savater a la razón?
Aquí reside la fundamental diferencia entre la sociedad de los hombres y las sociedades del resto de los animales llamados sociales: éstos últimos han evolucionado hasta formar grupos para mejor asegurar la conservación de sus vidas mientras que nosotros pretendemos …la inmortalidad.
Es evidente que lo propio de los humanos es una especie de inquietud que los demás seres vivos parecen no sentir.
La inquietud nunca falta y siempre crece.
Hay un miedo permanente al aburrimiento, por esto las sociedades humanas no se contentan con la supervivencia sino que ansían la inmortalidad.
Las sociedad humanas funcionan siempre como máquinas de inmortalidad a las que nos "enchufamos" los individuos para combatir la amenaza innegable de la muerte.
El grupo social se presenta como lo que no puede morir; a diferencia de los individuos, y sus instituciones sirven para contrarrestar lo que cada cual teme de la fatalidad mortal: si la muerte es soledad definitiva, la sociedad nos brinda compañía permanente; si la muerte es debilidad e inacción, la sociedad se ofrece como la sede de la fuerza colectiva y origen de mil tareas, hazañas y logros; si la muerte borra toda diferencia personal y todo lo iguala, la sociedad brinda sus jerarquías, la posibilidad de distinguirse y ser reconocido y admirado por los demás; si la muerte es olvido, la sociedad fomenta cuanto es memoria, leyenda, monumento, celebración de las glorias pasadas; si la muerte es insensibilidad y monotonía, la sociedad potencia nuestros sentidos, refina con sus artes nuestro paladar, nuestro oído y nuestra vista, prepara intensas y emocionantes diversiones con las que romper la rutina mortificante; la muerte nos despoja de todo y por lo tanto la sociedad se dedica a la acumulación y producción de todo tipo de bienes; la muerte es silencio y la sociedad juego de palabras, de comunicaciones, de historias, de información… por eso la vida humana es tan compleja: porque siempre estamos inventando cosas nuevas y gestos inéditos contra las aborrecidas pompas fúnebres de la muerte. Y por eso los hombres llegan a morir contentos en defensa y beneficio de las sociedades en las que viven: porque entonces la muerte ya no es un accidente sin sentido, sino la forma que tienen el individuo de apostar voluntariamente por lo que no muere, por aquello que colectivamente representa la negación de la muerte. Y también por eso los hombres sienten el aniquilamiento de sus comunidades como un triunfo de la muerte más grave y terrible que cualquier muerte individual…
Creemos entender que la inmortalidad reside en el hecho que nosotros sólo morimos y la sociedad nos revive, si es que hemos sido útiles y serviciales (no idiotas) si hemos participado y dejado algo de nosotros a la sociedad, esta siempre nos recordara con el paso de los años, por ej: Jorge Luis Borges sólo murió, pero fue tan grande su obra que diariamente seguimos teniéndolo con nosotros.
- Explique porqué según Savater las sociedades humana funcionan como "máquinas de inmortalidad".
Como animales sociales, Savater rescata que no sólo repetimos los gestos de los demás, y obedecemos las normas de nuestro grupo, sino que llegado el caso desobedecemos, nos rebelamos, violamos las rutinas y las normas establecidas.
En relación con esto, Savater cita y coincide con Aristóteles, quién manifestó…" que el hombre es el único animal capaz de sublevarse…", ya que el hombre no hace las cosas sin rechistar sino que es preciso convencerlo y a veces a obligarlo a hacer ciertas y determinadas cosas; también Savater cita y coincide con Immanuel Kant, quién dijo que los hombres somos "insocialmente sociables", o, sea que la forma de vivir en sociedad no es sólo obedecer y repetir, sino también rebelarnos e inventar.
Los hombres no se rebelan contra la sociedad, sino contra una sociedad determinada, no desobedecemos porque no queramos obedecer a nada ni a nadie, sino porque queremos mejorar las razones que nos dan.
Lo único indudable es que en todas las sociedades humanas, se dan razones para la obediencia y razones para la rebelión. Tan sociables somos cuando obedecemos por las razones que nos parecen válidas, como cuándo desobedecemos y nos sublevamos por otras que se nos antojan de más peso. De modo que para entender algo de la política, tendremos que plantearnos esas diversas razones. Porque la política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse…
Interpretamos que la obediencia se da en aquellas cosas que consideramos adecuadas o convenientes para la sociedad, y nos rebelamos contra aquellas que consideramos que deben cambiar ya sea por necesidad, por quedar fuera de época, o por no estar adecuadas a la función social que deberían cumplir. Por supuesto que no habla de obediencia de caprichos, ni de rebeliones por antojo o porque sí.
- Interprete porque Savater denomina al 2° Capítulo "Obedientes y Rebeldes" y explique como Savater lo relaciona con pensamientos de Aristóteles y de Kant.
Obedecer, rebelarse: ¿no sería mejor que nadie mandase, para que no tuviésemos que buscar razones para obedecerle ni encontrásemos motivos para sublevarnos en contra suya? Esta es más o menos la opinión de los anarquistas, gente por la que reconozco que tengo bastante simpatía. Según el ideal anárquico, cada cuál debería actuar de acuerdo con su propia conciencia, sin reconocer ningún tipo de autoridad. La anarquía postula una sociedad sin razones para obedecer a otro, y por tanto también sin razones para rebelarse contra él. En una palabra: el final de la política, su jubilación. Los hombres viviríamos juntos, pero como si viviésemos solos, es decir haciendo cada cuál lo que se le da la gana.
¿Es posible una sociedad anárquica, es decir sin política? Los anarquistas tienen desde luego razón al menos en una cosa: una sociedad sin política sería una sociedad sin conflictos. A mí me parece que el conflicto, el choque de intereses entre los individuos, es algo inseparable de la vida en compañía de otros, porque somos demasiado sociables. Somos sociables porque tendemos a imitar los gestos que vemos hacer, las palabras que oímos pronunciar, los deseos que los demás tienen, los valores que los demás proclaman. Deseamos obtener lo que vemos que los demás también quieren; queremos todos lo mismo pero a veces lo que anhelamos no pueden poseerlo más que unos pocos o incluso uno sólo. Uno puede ser el jefe, o ser el más rico, o el mejor guerrero o triunfar en las competiciones deportivas, o poseer a la mujer más hermosa como esposa…
De modo que vivimos en conflicto porqué nuestros deseos se parecen demasiado entre sí y por ello colisionan unos contra otros.
Savater, confiesa simpatizar con la anarquía, pero con el correr del libro, vemos como le interesa más la participación del hombre en la sociedad, como obedecer, como rebelarse, como rescata el individualismo, y por último después de relacionar en varios párrafos con la anarquía, concluye …"Pero también me resulta evidente que esperar el milagro de que millones de seres humanos logren vivir juntos de manera automáticamente armoniosa y pacífica, sin ningún tipo de dirección colectiva ni cierta coacción que limite la libertad de los más destructivos o de los más imbéciles, no es cosa que parezca compatible, con lo que los humanos hemos sido, somos… Ni siquiera con lo que verosímilmente podemos llegar a ser. De modo que considero indispensables algunas órdenes…aunque no cualquier tipo de órdenes: ciertos jefes… aunque no cualquier tipo de jefes: algún gobierno… pero no cualquier gobierno"… Con esto demuestra que no se encuentra de acuerdo con el anarquismo.
Coincidimos plenamente con Fernando Savater, consideramos que las sociedades deben estar coordinadas y organizadas, pero por supuesto también rescatamos que no debemos estar organizados por cualquiera, ni gobernado por cualquiera, que de nuestra activa y madura participación depende el nivel de excelencia que logremos en la sociedad; consideramos que ni aún aquellas sociedades que hoy se encuentran plenamente coordinadas y organizadas, como pueden ser Estados Unidos o Alemania podrían sobrevivir sanamente con un gobierno anárquico, ya que es bastante complicado el poder poner a punto simultáneamente los deseos o las necesidades personales, sin estar coordinadas.
- Refiérase a las concepciones anarquistas y explique qué postura adopta Savater, frente a dichas concepciones. ¿Coincide o no con la postura del autor? Si – No. Justifique argumentando a favor o en contra de las concepciones anarquistas.
La mayoría de los verdaderos individualistas son tolerantes con los gustos ajenos porque les traen sin cuidado y, como tienen sus propios valores, a menudos distintos de los de la escala "oficial", no chocan frontalmente con los diferentes a sellos, no pretenden imponerles por la fuerza las virtudes propias ni luchan a zarpazos por apoderarse de algo único cuyo mayor precio viene solamente de que lo quieren muchos.
Los miembros de la comunidad que menos contribuyen a estropearla son esos individualistas contra quiénes oirás predicar: los que viven para sí mismos y por lo tanto comprenden las razones que hacen indispensable la armonía con los demás; no los que sólo viven para los demás…y para lo de los demás.
- Explique cómo interpreta Savater el verdadero Individualismo.
El conflicto entre intereses, cualquier conflicto o enfrentamiento no es malo de por sí.
Gracias a los conflictos, la sociedad inventa, se transforma, no se estanca. La única forma de asegurar que cada cuál tiene personalidad propia, es que de vez en cuándo nos enfrentemos y compitamos con los otros. De modo que en la sociedad tienen que darse conflictos, porque en ella viven hombres reales, diversos, con sus propias iniciativas y sus propias pasiones. Una sociedad sin conflictos no sería sociedad humana, sino un cementerio o un museo de cera. Y los hombres competimos unos con otros, y nos enfrentamos unos con otros, porque los demás nos importan, porque nos tomamos en serio unos a otros y damos trascendencia a la vida en común que llevamos con ellos. A fin de cuentas, tenemos conflictos unos con otros por la misma razón por la que ayudamos a los otros y colaboramos con ellos: porque los demás seres humanos nos preocupan.
No es la política la que provoca los conflictos: malos o buenos, estimulantes o letales, los conflictos son síntomas que acompañan necesariamente la vida en sociedad…
Interpretamos por todo lo mencionado, que los conflictos son una parte sana en la relación social, siempre y cuándo nos interese, conseguir algún derecho; o mejorar o reivindicar algún derecho ya obtenido. Siempre que se haga dentro del respeto, las reglas y las leyes los reclamos que originan los conflictos son positivos.
- Interprete que valor tienen y describa qué rol cumplen los conflictos en la sociedad.
La política se debe ocupar de atajar ciertos conflictos, de canalizarlos y ritualizarlos, de impedir que crezcan hasta destruir como un cáncer el grupo social. Los humanos llevamos nuestras discrepancias conflictivas hasta el punto de matarnos unos a otros.
Tales las guerras más notorias del momento, como la de Estados Unidos-Irak; y la eterna de Israelíes – Palestinos.
- Identifique que función debe cumplir la Política ante los conflictos propios de la vida social.
Es preciso inventar artificios que impidan que la sangre llegue al río: se necesitan personas o instituciones a las que todos obedezcamos y que medien en las disputas, brindando su arbitraje o su coacción para que los individuos enfrentados no se destruyan unos a otros, para que no trituren a los más débiles, para que no inicien una cadena de mutuas venganzas que acabe con la concordia del grupo.
La autoridad política viene también a cumplir otras funciones. En cualquier sociedad humana hay determinadas empresas que exigen la colaboración o algún tipo de apoyo de todos los ciudadanos: se trata de la defensa del grupo, de la construcción de obras públicas de gran utilidad que ningún particular puede realizar por sí sólo, la modificación de tradiciones o leyes que han estado vigentes mucho tiempo y su sustitución por otras diferentes, la asistencia a los afectados por alguna catástrofe colectiva o por esas catástrofes individuales que a todos nos importen, incluso la organización de fiestas y celebraciones comunales que refuercen en los miembros de la colectividad los lazos de amistad civil y la emoción de formar parte de un conjunto bien armonizado.
También se necesita autoridad para prevenir ciertos males que afectan a muchos.
Tanto la autoridad política como las instituciones son indispensables según nuestro criterio para puntualizar y llevar adelante la coordinación y la organización de la que ya hablamos, ya que por ejemplo debe haber una autoridad que determine un delito y las instituciones serán las responsables de que esto se cumpla, sin ellas no habría organización social posible.
- Argumente por qué y para qué son indispensables las instituciones y la autoridad política.
Etienne de la Boétie: Es como que rescata el anarquismo con sus cuestionamientos pero lo que en realidad piensa es que los hombres respetan a la autoridad y sus instituciones, para aprovechar al máximo las ventajas de vivir en sociedad, …"vivir juntos"… para lo que aúnan esfuerzos y logran objetivos para el bien común, a largo plazo.
Federico Nietzsche: Proclama que debe haber alguna autoridad suficiente para garantizar que las promesas hechas a la sociedad se cumplan. A los efectos de que la vida de la sociedad sea confiable.
Thomas Hobbes: Opina que los hombres eligieron jefes por miedo a sí mismos, a lo que podría ser de los si no tenían alguien que los condujera y solucionara sus conflictos. Pensaba que ni el más fuerte estaba a salvo, por lo tanto…"¡más vale temer a uno que a todos!"… sobre todo si se rige por normas claras y no por caprichos.
- Savater, cita a los pensadores, Etienne de la Boétie, Nietzsche y Thomas Hobbes. Cada uno de ellos se plantea la cuestión de la necesidad de que exista alguien que mande y otros que obedezcan. Explique las diversas posturas.
Lo cierto es que los jefes, las personas revestidas de mando, han disfrutado siempre de un halo especial de respeto y veneración, como si no fueran seres humanos como los demás. Cualquier jefe tiene algo de tabú: en caso contrario no dura como jefe ni un momento. Por eso los jefes se han buscado tanto parentesco con los dioses, y a veces han sido considerados dioses terrenales.
Interpretamos que para poder ponerse por encima de los demás y lograr su respeto, los jefes hace años, buscaban este emparentamiento divino que los hacía sentir distintos o más importantes, hoy día consideramos que nuestros gobernantes han cambiado este parecido divino, por el tan mencionado carisma, antes de escuchar si merece el cargo por ser honesto, leal, capaz o formado, escuchamos es carismático; o sea que el tabú del pasado era ese halo de misterio y el de hoy es el carisma.
- Interprete la expresión de Savater: "Cualquier jefe tiene algo de tabú".
Algunos reyes de la remota antigüedad no sólo eran considerados por los súbditos responsables del orden de la sociedad sino también del de la naturaleza: sus obligaciones incluían tanto promulgar leyes o ganar batallas, como igualmente garantizar la lluvia que posibilita una buena cosecha. Tanta confianza en su poder tenía aspectos muy halagüeños para los interesados, pero también implicaciones bastante peligrosas: si los vasallos decidían que la causa de una sequía pertinaz era la afición del monarca a la bebida, podían llegar a cortarle la cabeza… Ya que a ningún hombre le gusta obedecer sin más a otro hombre: prefiere considerarle un poco más que hombre y así le obedece más a gusto, sin sentirse humillado. De ahí que suela endiosarse a los gobernantes, rodeándoseles de admiración y privilegios. Se les concede algo especial, un poder que excede al de los individuos corrientes y molientes, pero por la misma razón no se le toleran debilidades que en cambio consentimos a los individuos comunes. La obligación de obedecer a un igual siempre se ha hecho inaguantable a los hombres. El jefe tenía que ser algo que los demás no eran (un dios, por ejemplo), o tener características excepcionales que los demás no tenían, o representar con sus órdenes algo que está por encima de los individuos (La Ley) y que también el debe respetar.
Refiriéndonos a lo mencionado, destacamos que hoy en día, de acuerdo a lo último experimentado, es que la gente esta eligiendo a los gobernantes por el parecido que tienen con ellos, dejando de lado a los más poderosos o inaccesibles; así vemos que se vota a un partido comunal, donde lo manejan gente como uno, común, trabajadora, porque es como que nos estamos cansando de los más preparados, más adinerados, o más relacionados.
- Savater informa sobre los criterios que se tenían en cuenta en la antigüedad, para elegir y designar a los gobernantes. Refiérase a dichos criterios.
En los principios, cuando éramos más o menos "primitivos", solían ser jefes los más musculosos y hábiles, ayudados por los de mayor experiencias. La importancia de los ancianos. Fue sin duda enorme, porque ellos representaban el tesoro de la memoria y guardaban los hallazgos del grupo, en épocas en las que aún no había escritura para archivarlos o la mayoría de la gente no sabía leer. El Consejo de Ancianos siempre ha tenido peso de autoridad: el título de los senadores así lo atestigua. La invención de la escritura dio a los conocimientos, recuerdos y leyendas un soporte más seguro que la memoria individual.
La edad es un criterio bastante objetivo de autoridad.
Pero cuándo los grupos se hicieron mayores en número y más diversos en ocupaciones, el asunto político se hizo más complejo. Los candidatos a la jefatura, fueron más numerosos, cada uno con sus partidarios, y las peleas por el poder, amenazaban con destruir la armonía de la tribu. Por otra parte, los problemas que tenía que resolver el jefe, ya no eran sólo la casta y la guerra, sino también tomar decisiones complicadas: las tribus se asentaron en territorios fijos al dedicarse a la agricultura y nacieron disputas respecto a la distribución y propiedad de la tierra, las herencias familiares, las costumbres matrimoniales, la organización de obras públicas necesarias para todos. El jefe mejor, ya no era el que más guerras ganaba, sino el más capaz de lograr mantener una paz provechosa con los vecinos para poder comerciar con ellos.
Las tribus más antiguas no conocieron un código legal como los que aparecen en el derecho actual. Las leyes o normas, que regían los diversos aspectos de la existencia colectiva se apoyaban en la tradición, la leyenda, el mito, en una palabra: en la memoria del grupo cuyos administradores y depositarios eran los ancianos, tal como antes decíamos. La ley se basaba en lo que siempre se había hecho, sin distinguir entre lo que suele hacerse y lo que queremos por unas razones u otras que se hagan. El mayor argumento para respetar una norma era: "siempre se ha hecho así".
La verdad, es que no siempre se había hecho antes, lo que la ley mandaba ahora: la norma en cuestión había nacido como intento de resolver algún problema concreto del grupo y luego, para que nadie la discutiera se aseguró que provenía de la más nebulosa antigüedad.
Los modernos a veces, desempolvamos, una idea o una teoría antigua y la presentamos como una gran novedad para que la gente se interese por ella; los primitivos disfrazaban cada nueva idea o nueva ley que se les ocurría con ropajes legendarios de cosas que provienen de muy atrás para que fuera aceptada.
L a forma más elemental de legitimidad, es decir, de justificación de la autoridad en sociedades relativamente complejas, venía siempre del pasado ¿Por qué son los padres, más fuertes y más sabios que el hijo? Porque están en el mundo desde antes que él. La lógica primitiva, creía que los padres, de los padres, de los padres, debieron ser aún más fuertes y sabios que los padres actuales, parientes casi y colegas de los dioses. Lo que ellos habían considerado como bueno, quizá porque se lo había rebelado alguna divinidad no podían discutirlo los individuos presentes, mucho más frágiles y lamentablemente humanos.
La familia, la estirpe, se convirtieron en la base del poder de faraones, caciques, sátrapas, reyes, etc.… De lo que se trataba era de asegurar las estabilidad el funcionamiento de la sociedad, evitando en lo posible los trastornos políticos, los enfrentamientos civiles y las novedades peligrosas, a favor de un grupo respecto al resto del conjunto. También las leyes estaban sustentadas en razones religiosas, porque habían sido rebeladas por divinidades inapelables cuya voluntad interpretaban los curas. No había leyes humanas, todas provenían del cielo y del pasado.
- Describa e interprete las concepciones respecto a la legitimidad de la autoridad y de las leyes o normas, en la antigüedad, expuestas por Savater.
Al principio del capítulo 4° en lo que hace referencia al canto de la Iliada, podemos observar numerosas figuras de la sociedad que hemos visto hasta aquí, los jefes supremos elegidos por su fuerza, por su astucia, lo que nacieron para obedecer y los que nacieron para mandar y dirigir, los que reconocían a un jefe supremo como Agamenón, y los que no lo hacían, y los que respetaban como los aqueos la voluntad de la mayoría; o se trataban, convivían y discutían como iguales; por supuesto todo lo que cuenta Homero en este pasaje de la Ilíada, no es otra cosa que el comienzo de la democracia. Esta es la gran invención griega.
Demuestra lo arraigado que tenemos ya el principio de que todos los individuos deben tener por igual voz y voto en las cuestiones de organización política, sea cual fuere su clase social, su familia, su sexo, etc.…
No hay nada de evidente en eso, de que los hombres son iguales. Más bien todo lo contrario: ¿lo evidente es que los hombres son radicalmente distintos unos de otros? Los hay cobardes y débiles, fuertes y valientes, fuertes pero cobardes, débiles pero valientes, guapos, feos, altos, bajos, rápidos, lentos, listos, bobos… por no hablar de que algunos son niños, otros adultos y otros viejos, o que unos son mujeres y los demás hombres. Lo que salta a la vista no es la igualdad entre los hombres, si no su desigualdad.
Las primeras organizaciones sociales, partieron, como es lógico de esas distinciones entre unos y otros. Las diferencias se aprovecharon en beneficio del grupo: que el mejor cazad0or dirija la caza, que el más fuerte y valiente organice su combate.
Lo importante era que el grupo funcionase del modo más eficaz posible. Cuando los grupos se hicieron mayores y las diversas actividades dentro de ellos, más complicadas, las desigualdades entre los hombres, ya no dependieron solamente de las aptitudes de los individuos, sino también de su linaje familiar y de sus posesiones. Los hombres se hicieron desiguales no sólo por lo que eran, sino también por lo que tenía, y lo más importante: las desigualdades, se hicieron hereditarias. Los hijos de reyes fueron reyes, los hijos de ricos, nacían ya ricos, y el que tenía padres esclavos, no podía aspirar a nada mejor que la esclavitud. Quedó establecido, que unos venían al mundo y otros para obedecer. Se promulgaron leyes: las hacían los que mandaban para los que obedecían.
Los griegos se daban cuenta de las enormes diferencias naturales o heredadas que se dan entre los hombres. Pero poco a poco se les empezó a ocurrir una idea algo rara: los individuos se parecen entre sí, más allá de sus diferencias, porque todos hablan, todos pueden pensar sobre lo que quieren o lo que les conviene, todos son capaces de inventar algo o de rechazar algo inventado por otro… explicando porque lo inventan o porque lo rechazan. Los griegos sintieron pasión por lo humano, por sus capacidades, por su energía constructiva, por su astucia y sus virtudes, hasta por sus vicios. "De todas las cosas dignas de admiración que hay en el mundo, ninguna es tan admirable como el hombre", por ello, los griegos inventaron la polis, la comunidad ciudadana en cuyo espacio artificial, antropocéntrico, no gobierna la necesidad de la naturaleza ni la voluntad enigmática de los dioses, sino la libertad de los hombres, es decir: su capacidad de razonar, de discutir, de elegir, y de revocar dirigentes, de crear problemas y de plantear soluciones. El nombre por el que ahora conocemos ese invento, el más revolucionario políticamente hablando, que nunca se haya dado en la historia humana, es democracia.
La democracia griega estaba sometida al principio de isonomía: es decir, las mismas leyes regían para todos, pobres o ricos, de buena cuna o hijos de padres humildes, listos o tontos. Sobre todo, las leyes eran inventadas por los mismos que debían someterse a ellas, había que tener cuidado en la asamblea con no aprobar leyes malas, porque uno podría ser su primera víctima.
Tan en serio se tomaban los antiguos atenienses la igualdad política de los ciudadanos y tan convencidos estaban de que su obediencia se debía sólo a las leyes y no a personas, que la mayoría de las magistraturas y otros cargos públicos de la polis se decidían por sorteo. Como todos los ciudadanos eran iguales, como ninguno podía negarse a cumplir sus obligaciones políticas con la comunidad, echar a suertes los cargos políticos parecía a los griegos la mejor de las soluciones.
¿Isonomía? Como iba a haber igualdad para todos, si había esclavos, estarás pensando, en efecto los esclavos no participaban en la vida política griega, ni tampoco las mujeres, que tuvieron que esperar en algunos caso veintiséis siglos para tener derechos políticos y en otros como en los países islámicos, siguen esperando….
Los pioneros atenienses, nunca sostuvieron que todos los seres humanos tienen derechos políticos iguales. Y sabían que no todo el mundo era ciudadano ateniense: había que ser varón, de cierta edad, no ser esclavo, nacido en la polis, etc. Pero todos los que reunían esos requisitos eran políticamente iguales.
No pretendo idealizar la organización política ateniense ni sugerir que aquello era el paraíso y que el infierno vino después. Al contrario, la democracia nació entre conflictos y sirvió para aumentarlos en lugar de resolverlos. En su más remoto origen, en el método democrático a la griega, sólo los valientes eran reconocidos como iguales por la asamblea de los mejores. Pero en ese distinguido grupo el poder ya no viene de los cielos ni de la sangre o la riqueza, sino que brota de la decisión unánime del conjunto.
El sistema de poder político que utilizaban los griegos se parecía a un círculo: en la asamblea todos se sentaban equidistantes de un centro en dónde simbólicamente estaba el poder decisorio o sea en el medio, cada cual podía tomar la palabra y opinar, sosteniendo mientras tanto una especie de cetro que indicaba su derecho a hablar sin ser interrumpido.
Desde sus comienzos la invención democrática tuvo serios adversarios, tanto en lo teórico como en lo práctico.
Todos conocemos más personas ignorantes que sabias y más personas malas que buenas…luego es lógico suponer que la decisión de la mayoría tendrá más de ignorancia y de maldad que de lo contrario. Los enemigos de la democracia insistieron desde el primer momento en que fiarse de los muchos es fiarse de los peores.
Resolvieron parte de este problema, con las asambleas populares, allí un general o un carpintero, ambos ciudadanos podían discutir acerca de cómo llevar a cabo una batalla.
La democracia es una obra de arte. Los griegos fueron grandes artistas: la democracia fue la obra maestra de su arte, la más arriesgada y la más discutida., pero los griegos preferían discutir con sus iguales que someterse a los amos.
El invento democrático, ese círculo en cuyo centro estaba el poder, esa asamblea de voces y discusiones, tuvo como consecuencia que los ciudadanos, se miraran unos a otros. Las sociedades democráticas son más transparentes que las otras. En otro tipo de sociedades, cada grupo social no conocía el género de vida que llevaban los superiores y no se atrevían a juzgar sus virtudes y sus vicios. Entre los griegos, en cambio, cada cual estaba pendiente de los demás: las habilidades y los méritos no se daban por supuestos a nadie, sino que tenían que mostrarse… y que demostrarse. Las debilidades y los vicios también eran cosa del dominio público.
En Grecia nacieron los dos espectáculos de masas democráticos por excelencia: el deporte y el teatro. La competición deportiva es un fruto directo del establecimiento de la igualdad política. Los griegos admiraban el cuerpo humano, su energía y su belleza: las competiciones deportivas sirvieron para establecer la distinción entre los cuerpos y destacar la primacía de los mejores.
El teatro fue el otro trascendental corolario que tuvo la democracia griega. Fue en Grecia, donde por primera vez los hombres convirtieron en espectáculo las pasiones y emociones puramente humanas. Se veían unos a otros y miraban sus diferencias dentro de la igualdad política:¡ Gracias a que se trataban como iguales se dieron cuenta de lo diferentes que son unos individuos de otros!.
- Interprete por qué al Capítulo 4° lo denomina Savater, "La Gran Invención Griega" y explique a que hace referencia. Sintetice todo lo más significativo de dicho Capítulo 4°.
Después de ese invento griego, las formas políticas siguieron evolucionando y transformándose en Europa. Los romanos aportaron el derecho, sin duda la más importante modificación de la comunidad humana desde el comienzo democrático e igualitario en Grecia. Algo paradójico en la forma de convivir: los griegos fueron muy directamente democráticos e igualitarios, pero sólo entre ellos, dentro de su polis; es decir eran libres e iguales, porque eran atenienses o espartanos; en cambio, los romanos, imperialistas y depredadores, contribuyeron con la extensión de sus conquistas a que los derechos políticos se hicieran universales y cualquiera dentro del imperio pudiera disfrutar de ellos. Cualquiera podía ser ciudadano de Roma.
Analizando lo mencionado, los romanos perfeccionaron el invento griego, ya que estos últimos eran democráticos, pero sólo entre iguales (atenienses y espartanos), mientras que los romanos hicieron disfrutar de la democracia y de los derechos políticos a todos los ciudadanos de su imperio, ya fueran romanos o conquistados.
- Analice la paradoja y a la vez la diferencia entre los griegos y los romanos, a la que hace referencia Savater en el comienzo del Capítulo 5°.
Los dos grandes protagonistas del torneo político moderno son el individuo y el Estado. Tampoco los protagonistas se oponen de un modo frontal y excluyente: más bien son una pareja amorosa, que se abraza estrechamente, y que se penetran a veces con placentero consentimiento y a veces con dolorosa violación. O sea que cada individuo lleva mucho del Estado dentro de sí, y el Estado por su parte no es una especie de entidad sobrehumana caída del cielo, sino que esta formado por individuos y no tiene otro poder que el recibido de múltiples decisiones individuales.
Lo habitual, es que cada una de las partes hable de la otra como su peor enemiga y le achaque todos los males de la sociedad: el individuo se queja de la opresión y de la arbitrariedad del Estado, mientras que el Estado atribuye a la desobediencia y el egoísmo de los individuos todos los desastres políticos.
Las antiguas estructuras sociales limitaban bastante las iniciativas individuales, pero en cambio gozaban de la solidez unánime de los que no se pone en cuestión: todos somos uno. La modernización concede cada vez más importancia a lo que piensa, opina y reclama cada individuo, pero igualmente se da qué, cada cual sigue siendo uno dentro del todo. Y por tanto se fortifica la contraposición individuo/Estado. El individuo, con su voluntad, su apoyo y sus decisiones, es el fundamento último de la legitimidad del Estado y el Estado se apoya y se justifica invocando los acuerdos entre los individuos.
El juego dialéctico entre individuo y Estado, está siempre a punto de desequilibrarse hacia uno de los dos polos: y ambos tienen sus peligros. Cuando predomina excesivamente el individuo, la armonía del conjunto social, puede romperse, nadie se preocupa de sostener lo que debe ser común a todos. Pero cuando es el Estado el que molesta, los individuos pierden su iniciativa y la capacidad de sentirse responsables de sus propias vidas, las discrepancias de los que actúan o piensan de forma diferente a los demás no son toleradas, cada cuál se siente como una simple molécula que no tiene importancia más que dentro dl Gran Todo Común, la burocracia gubernamental se empeña en decidir hasta los más pequeños detalles del trabajo, el comercio, la salud, el arte, el sexo, las creencias, las diversiones, etc., y siempre hay una autoridad que sabe lo que es bueno para cada uno mejor que él mismo.
Consideramos que hay que priorizar al individuo, …"creo que el Estado es para los individuos, no los individuos para el Estado"…, Savater, sostiene que el individuo constituye la auténtica realidad humana, de la cual provienen el estado y sus instituciones, pero no al revés. Esto es el individualismo.
…"Lo que digo es que el individualismo es una forma de comprender y colaborar con la sociedad, no la manía de creerse fuera de ella; y que es una forma de intervenir en la política, no el disparate de desentenderse de ella por completo. Es el desarrollo de la sociedad el que ha permitido y fortalecido la postura individualista"…
- En el Capítulo 5°, Savater hace referencia a los dos protagonistas "del torneo político moderno: el individuo y el Estado". Explique cómo interpreta el autor dicha correlación y "juego dialéctico" que acontece entre ambos. Responda : ¿a cuál de los dos protagonistas hay que valorizar o priorizar?. Amplíe los conceptos relacionados con la consigna 11, en lo referente al individualismo, que Savater defiende.
Los individuos tenemos dos maneras de formar parte de los grupos sociales, podemos pertenecer al grupo o participar del él.
Pertenencia es una entrega del individuo en forma incondicional a la colectividad, sin cuestionar sus valores, o sea que para el bien o para el mal, pertenece al grupo.
En cambio, participación es algo deliberado y voluntario, aquí el individuo participa porque quiere y mientras quiere, pero sin sentir las mismas obligaciones ni lealtades que en la pertenencia.
Cuando somos niños o muy jóvenes preferimos pertenecer sin cuestionar a participar; en cambio en la madurez cambiamos muchas pertenencias por participaciones elegidas.
- Defina y compare pertenencia y participación social y explique sus relaciones con la niñez, juventud y adultez.
Los abusos de la pertenencia desembocan en el fanatismo y la exclusión, los de la participación mal entendida llevan al desinterés y a la insolidaridad.
Lo malo de la pertenencia fanática a una comunidad sin más argumento que la de ser "la nuestra", que "los de aquí somos así", es que se olvida cómo han llegado los hombres de cada grupo a adquirir su forma de vida en común, gracias que no pensamos en su momento que "la nuestra" no se aplicara a usos morales e instituciones políticas: la democracia inventada por los griegos, el rechazo del canibalismo, la abolición de la esclavitud o de la tortura, o de la pena de muerte, etc.
Hay fanatismos de pertenencia verdaderamente odiosos, porque instauran jerarquías entre los seres humanos o quieren hacer vivir a los hombres en compartimientos estancos, separados con alambrados unos de otros, como si no perteneciésemos a la misma especie. El racismo es sin duda la peor de estas abominaciones colectivas, los racistas clasifican a la gente por la pigmentación de la piel. Los más siniestro del racismo es que no permite ninguna reconciliación con el otro, con el diferente: en efecto, uno puede educarse mejor, cambiar sus costumbres, sus ideas, su religión…pero nadie puede modificar su patrimonio genético. Por eso las contiendas ideológicas o religiosas pueden arreglarse alguna vez, mientras que no hay reconciliación posible para el odio racial. En la mayoría de los casos la gente no es racista, es xenófoba: detesta a los extranjeros, a los diferentes, a los que hablan otroa lengua o se comportan de manera distinta
La forma más común de estas perversiones del afán de pertenecer a los grupos es el nacionalismo. El nacionalismo necesita sentirse amenazado por enemigos exteriores para funcionar: sino hubiera más que una sola nación, ser nacionalista no tendría ninguna gracia y muy poco sentido. La mentalidad nacionalista no tiene otro proyecto político que promover lo de dentro frente a las acechanzas de lo de fuera y establecer que somos algo aparte.
A fin de cuentas, lo único que importa no es nuestra pertenencia a tal Nación, tal cultura, tal contexto social o ideológico, sino nuestra pertenencia a la especie humana, que compartimos necesariamente con los hombres de todas las naciones, culturas y estratos sociales.
Analizamos que ninguna de las formas de abuso o exceso de pertenencia, tiene razón de ser, ya que si nos incluimos dentro de ellos no nos gustaría ver los resultados, ya que si por ejemplo nosotros somos blancos y encontramos una personal de raza negra racista, los discriminados seríamos nosotros y eso no nos gustaría.
- Describa y realice un análisis crítico de los efectos del abuso o exceso de pertenencia, de los cuáles habla Savater.
La mayoría de los ciudadanos griegos trabajaban muy poco o nada, por lo que disponían de bastantes horas al día para dedicarlas a las asambleas políticas; nosotros, en cambio, estamos mucho más ocupados en nuestras tareas profesionales y nos fastidiaría muchísimo tener además que estudiar y debatir cotidianamente los problemas de la gestión estatal. Los griegos tenían en muy poco aprecio la vida privada y dejaban las cuestiones domésticas, familiares, a cargo de las mujeres, cuya categoría en la polis era decididamente secundaria: para un griego lo único que contaba era lo realizado en público, compitiendo y colaborando con los iguales, sea en discusiones sobre temas políticos o jurídicos, sea en diversiones colectivas, sea en el campo de batalla. A los individuos actuales nos importa mucho más nuestra actividad privada, las aficiones y placeres que no necesitamos compartir con los demás, ó el asegurar un bienestar a nuestro estilo para nosotros y nuestros seres queridos.
Los griegos eran ante todo políticos, es decir, vivían pendientes de la polis, y éste era su principal negocio; nosotros somos ante todo particulares y por tanto nuestra entrega a la cosa pública es bastante limitada.
De modo que por eso los gobiernos actuales en las democracias están formados por representantes elegidos por los ciudadanos, que se ocupan de resolver los problemas prácticos de la administración de la comunidad de acuerdo con la voluntad expresa de la mayoría y son pagados para ello. Lo malo es que dichos representantes se olvidan que no son más que unos mandados y suelen convertirse en especialistas en mandar.
- Refiérase a las características de la participación política entre los griegos y las diferencias con la actualidad.
- Analice las recomendaciones que ofrece Savater, respecto a las irregularidades que acontecen o pueden suceder en la participación política y en el accionar de los políticos.
Los partidos políticos tienen una función en la democracia moderna, que no me parece hoy fácil de sustituir, pero por medio de las listas electorales cerradas, la disciplina de voto en el parlamento y otros procedimientos autoritarios acaban por volverse casi impermeables a la crítica y control de los ciudadanos. Y por lo tanto los ciudadanos se desalientan cada vez más de reflexionar sobre los asuntos públicos y se desinteresan de la política. A esto se debe también, a mi juicio, la corrupción que se da en tantos países democráticos entre los políticos profesionales: fíjate que en la mayoría de los casos son personas que consiguen dinero por medios ilícitos pero no para su lucro personal, sino para financiar la buena marcha de sus partidos. Todo lo que se hace a favor del partido es bueno, lo que perjudica al partido es malo, esta es una creencia muy peligrosa que se debe combatir de tres modos:
- Aplicando con toda severidad las leyes y no dejando impunes los delitos de nadie, por alta que sea su situación en la jerarquía política del país;
- Procurando relativizar el papel de los partidos políticos, quitándoles privilegios e importancia, no aceptando los mecanismos autoritarios que impiden a las voces críticas que hay en ellos expresar y hacer valer sus opiniones;
- Desarrollando otras formas paralelas de participar en la vida pública de la comunidad, como colectivos ciudadanos, asambleas de vecinos, agrupaciones laborales, etc. …
Al intervenir en la sociedad, lo hacemos en defensa de nuestros intereses. Pero nuestro principal interés, es conseguir que la sociedad, sea lo más social posible… Es decir que se mantenga bien equilibrada, que haya conflictos y antagonismos, pero no violencia entre los socios, que se garanticen los derechos y se aseguren las responsabilidades.
Cuando hablamos de ética aseguré que nuestra primer interés como hombres era ser realmente humanos, ahora que estamos en política no se me ocurre recordarte nada más interesante que conseguir una sociedad realmente social. La solidaridad no consiste en renunciar a los propios intereses, sino en recordar al defenderlos este primer interés esencial. Y es un peligro cuando se participa políticamente en la administración de lo común que este interés primordial.
- Describa las diferencias entre los animales y los seres humanos a las cuales se refiere Savater en el Capítulo 6°.
Los animales tienen necesidades que atender: comida, cobijo, procreación, defensa contra sus enemigos… A veces logran satisfacerlas convenientemente y en otros casos fracasan: si este fracaso es demasiado grave o muy prolongado lo más probable es que mueran, por lo cuál todos los bichos son extremadamente diligentes en procurarse lo que necesitan. Además, tienen ideas muy claras sobre lo que les hace falta: pueden equivocarse al buscarlo, pero nunca se equivocan en lo que tienen que buscar. Tienen más bien pocos caprichos y desde luego no fantasean nunca. Cuando ya han cubierto sus necesidades, los animales disfrutan y descansan.
El caso de los humanos es bastante diferente. La gran diferencia consiste en que los humanos no sabemos lo que necesitamos, sabemos que necesitamos comida, cobijo, procreación, defensa y el resto de esas cosas que también requieren los mamíferos semejantes a nosotros. Pero cada una de esas necesidades básicas nos las representamos acompañadas de requisitos exquisitos que la complican hasta el punto de hacerla casi infinita, insaciable.
Cuando un animal satisface una necesidad, la deja de lado hasta que vuelva a presentarse su urgencia. Nosotros seguimos teniéndola presente y nos ponemos a pensar sobre como satisfacerla más y mejor. Los animales buscan, nosotros somos rebuscados.
Antes dije que los hombres no sabemos lo que necesitamos, me refiero a que no sabemos lo que necesitamos, porque no sabemos lo que queremos. Los animales viven porque quieren, mientras que los humanos vivimos…porque queremos.
Este vivir para querer en lugar de querer para vivir, nos ha traído a los humanos muchísimas complicaciones: al conjunto de todas esas complicaciones le damos en nombre de cultura y poniéndonos soberbiamente modernos: civilización.
En el siglo XVIII el filósofo Jean-Jacques Rousseau atribuyó al desarrollo de la civilización la desigualdad, la explotación, la rivalidad entre los humanos y casi todos los restantes males de nuestra condición. "Todos los hombres nacen libres y en todas partes viven encadenados", dijo Rousseau; encadenados por los convencionalismos, las instituciones y los prejuicios sociales. En el origen, los hombres vivían solitarios, sin lenguaje respondiendo sólo a sus instintos naturales. No tenían posesiones y no obedecían a nadie más que a la naturaleza. Sin embargo los humanos tenían ya una facultad que los animales no tienen: la facultad de perfeccionarse.
Quede claro que Rousseau no recomendaba volver al estado natural primitivo, cosa que muy sensatamente tenía por imposible, sino organizar la sociedad y reformar la educación de tal modo que recuperemos una especie de "segunda naturaleza", una naturaleza artificial en la que se hayan corregido la mayoría de nuestras desigualdades y de los vasallajes que nos oprimen.
Savater, opina que no quiere que la civilización desaparezca ni disminuya, al contrario, lo que quiere es que se civilice bastante más. Además, las sociedades humanas inventan cosas, pero nunca desinventan nada. Cuándo algo de lo que ya está inventado no nos gusta no puede ser desinventado sino sustituido por otra invención mejor.
- Analice cultura y civilización. Refiérase a Rousseau – citado por Savater – respecto a la concepción de la civilización y algunos de sus aspectos negativos en comparación con la naturaleza. ¿Rousseau, propone volver a la naturaleza primitiva? Si – No. Justifique. ¿Qué sostiene Savater al respecto?.
La institución social a la que Rousseau atribuía la raíz de nuestros peores problemas es la propiedad. En cuanto un hombre espabilado cercó un campo y dijo: "esto es mío" siendo creído por quiénes le escuchaban, comenzaron todos los conflictos entre ricos y pobres, la explotación, etc. …
El origen de la auténtica desigualdad entre los hombres, no es política, dice Rousseau, sino económico.
Para Rousseau, los hombres siempre han sido propietarios, sea en común o particulares. La propiedad privada ha producido efectos tanto positivos como negativos.
La propiedad privada fomenta las desigualdades, las envidias, la codicia, y hace que los humanos se identifiquen con lo que tienen, y no con lo que son, replegándose sobre sus bienes y desdeñando la relación simpática con los demás. Pero también la propiedad privada permite el desarrollo de la independencia de cada cuál, de su autonomía, su distanciamiento creador de la unanimidad del grupo y le permite desarrollar derechos y deberes basados en la deliberación racional y no en los automatismos colectivos.
"Si no existiese propiedad privada, todos los hombres seríamos hermanos".
- Explique por qué – según Rousseau, con el que concuerda Savater-, la propiedad privada, podría ser el origen de muchos de los conflictos sociales; pero a pesar de ello también genera consecuencias positivas y su existencia es indispensable.
Comenzaremos diciendo que la economía no proviene del esfuerzo por atender a las necesidades humanas, porque los animales tienen necesidades, pero no tienen economía. Es la propiedad, la acumulación de bienes y la previsión del futuro lo que da lugar a las perplejidades de los economistas, a quiénes Thomas Carlyle en le siglo pasado, denominaba "respetables profesores de la ciencia lúgubre", y por supuesto en el corazón mismo de la economía está lo más lúgubre de la ciencia lúgubre: el trabajo.
Dice Savater que a los hombres nos gusta poco trabajar. Somos seres activos, juguetones, viajeros… Pero la disciplina laboral nos fastidia. Lo malo es que como tenemos la capacidad de anticipar lo que va a ocurrir y de disfrutar o preocuparnos por el futuro, nos encontramos trabajando desde la más remota antigüedad: para hacernos dueños del mañana, nos esclavizamos al mañana.
Un amigo mío solía repetir que la prueba irrefutable de que el trabajo es cosa mala y desagradable es que pagan por hacerlo. El desarrollo de la civilización aumentó enormemente la cantidad de trabajo socialmente necesario: las grandes aglomeraciones urbanas, los monumentos públicos, las carreteras, viaductos, alcantarillados, las manufacturas de objetos de uso cotidiano y artesanías refinadas, los comerciantes, la burocracia administrativa, los escribas, maestros, militares, etc. …
Por supuesto, en ninguna de estas sociedades urbanas el detestado trabajo ha estado repartido por igual. En todas las épocas hay unos cuantos que han logrado que muchos otros trabajasen para ellos, bien sea por la fuerza o por diversos trucos persuasivos. Durante la antigüedad, los esclavos cargaron con lo más pesado del trabajo: prisioneros de guerra, reos de diversos delitos, miembros de (razas inferiores).
Luego, en la Edad media y comienzos de la moderna fueron los siervos "pertenecían" al noble señor terrateniente de la aldea en la que habían nacido, como los árboles y campos que la rodeaban, las mujeres llevaban la peor parte, porque debían trabajar en las labores domésticas que les quedaban específicamente reservadas y además, en muchas de las tareas masculinas.
El siglo XVIII conoció las dos grandes revoluciones modernas (americana y francesa) que acabaron con los viejos privilegios de los nobles y terratenientes, introduciendo el principio de una democracia sin esclavos. Con la llegada de las nuevas industrias, la burguesía empresarial se convirtió en la capa dirigente de la sociedad. Empezó el auge del capitalismo, bajo cuyo predominio está organizado también hoy el mundo desarrollado que vivimos. La idea básica de capitalismo, no es el servicio a otros hombres privilegiados (todos somos iguales) ni al conjunto social, sino el interés que mueve a cada cual a procurar su propio provecho para sí mismo y para lo suyos. Puesto que de lo que se trataba era de aumentar las ganancias lo más posible, los empresarios capitalistas optaron por hacer trabajar a los obreros al máximo y pagarles justo lo imprescindible para sobrevivir.
A comienzos del siglo XIX era común que niños de nueve o diez años trabajasen dieciséis horas diarias en los telares y factorías. Por supuesto, ni los trabajadores infantiles ni los adultos tenían derecho a la más mínima reivindicación, ni a protestar por la infame falta de salubridad de las empresas, ni a disfrutar de ninguna asistencia en caso de enfermedad o vejez. Ante tales abusos, es lógico que los trabajadores industriales, organizasen todo tipo de protestas y enfrentamientos revolucionarios contra los propietarios capitalistas, en el fondo de lo que se trataba era de participar más equitativamente de la riqueza que la revolución industrial estaba produciendo. Para ello los obreros tenían que hacer notar su fuerza, asociarse en sindicatos, plantear políticamente reivindicaciones: no tanto para destruir el capitalismo, en cuanto a sistema de producción sino para obligarle a repartir mejor.
Los que siguieron el pensamiento Karl Marx, el teórico social más importante de esa época, propusieron que el proletariado se convirtiera por la vía revolucionaria de la guerra civil en clase dominante, aboliera la propiedad capitalista e instaurara una economía comunista, en que la única dirección estatal se encargase de planificar la producción y fijar las retribuciones. En los países en que se puso en práctica esa doctrina el resultado no pudo ser peor. El estado creció hasta convertirse en un super empresario capitalista de la especie más tiránica, pero además sumamente ineficaz; las libertades civiles que había aportado las revoluciones burguesas del XVIII se perdieron pero la desigualdad continúo y más aguda que nunca, porque era desigualdad de poder político. Antes un trabajador podía ser despedido por un empresario intolerante, pero encontrar empleo con otro de la competencia; en el comunismo autoritario todo el que no se somete al único patrón vigente, sufre ya, no sólo el desempleo, sino cárcel o eliminación física.
La nueva clase dirigente, el partido comunista gozaba de todos los privilegios en países empobrecidos, uniformizados y sometidos a un lavado cerebro constante por los dictadores ideológicos del sistema.
No quiero dejar de mencionar los aspectos positivos que tuvo el pensamiento Marxista y el movimiento comunista en los países desarrollados europeos. Sirvió para forzar una serie de reformas imprescindibles que humanizaron socialmente al capitalismo, lo dignificaron políticamente y hasta lo hicieron más eficaz como sistema productivo. En el manifiesto comunista se encuentran, reivindicaciones sensatísimas para su época: la propiedad pública de ferrocarriles y comunicaciones, el impuesto progresivo sobre la renta, la abolición del trabajo infantil, la enseñanza gratuita y el pleno empleo.
Hoy en día sin embargo, ni el liberalismo puro ni mucho menos los puros colectivismos socialistas o comunistas despiertan ya ninguna confianza. Incluso en los estados más liberales se considera imprescindible que el gobierno se ocupe de garantizar en cierta medida la seguridad social, las pensiones de vejez, los contratos de trabajo, las compensaciones por desempleo, la educación pública y la mayoría de las infraestructuras de interés general.
Uno de los problemas socio – económicos más difíciles de resolver actualmente es el paro. Cuando las máquinas, cada vez más perfectas y automatizadas, aparecieron en el mundo laboral, los optimistas concibieron una gran esperanza: ¿aquí estaban los nuevos esclavos que iban a ocuparse de los trabajos más pesados mientras los hombres podían dedicarse al debate político o a la filosofía, como los antiguos griegos?. En efecto, las máquinas sustituyeron de forma eficaz y barata el trabajo de muchos hombres: pero esos hombres fueron despedidos de sus empleos y , en cambio de poder dedicarse a la filosofía, tuvieron que ponerse a mendigar o solicitar subsidios al gobierno.
- Sintetice lo expuesto por Savater en el Capítulo 6° respecto del trabajo, su organización, regulación a través de la historia y todo lo relacionado con los derechos laborales y las diferentes teorías socio-políticas y económicas respecto a dicha temática.
Uno de los rasgos más dolorosamente chocantes del mundo en que vivimos es la enorme diferencia que hay entre el nivel de vida de unos países y otros. La explicación más habitual de esta situación es que los países ricos, por medio del colonialismo y el imperialismo, han explotado a las naciones pobres y las han reducido a una forzada miseria. Esta explicación puede justificar ciertos atrasos, pero no todos.
Algunos países han sido colonias y no son ahora precisamente pobres: ahí tienes el caso de Estados Unidos y Canadá. Otros fueron imperios y ello no les benefició en modo alguno desde el punto de vista económico: España, sin ir más lejos. Tampoco comerciar con las grandes multinacionales capitalistas es del todo malo, basta con mirar Corea y Taiwán. Tampoco la falta de recursos naturales, sino basta con observar, Argentina y Brasil.
- Analice críticamente lo expuesto por Savater respecto a los colonialismos e imperialismos.
Los atrasos económicos latinoamericanos y africanos tienen causas complejas.
Estructuras políticas antidemocráticas o insuficientemente democráticas, que entorpecen las decisiones del gobierno y el funcionamiento de la sociedad.
También el tema de la educación, ya sea por la mala política educativa que no permite la formación de profesionales que acompañen el crecimiento como por la desigualdad educativa de las mujeres, ya que la mejor formación femenina y su emancipación profesional se acompaña con una disminución del número de hijos, cosa que contribuiría a solucionar en parte el desorbitado crecimiento demográfico, paradójicamente la mayor parte de la superpoblación se acumula en los países económicamente menos desarrollados, dificultando aún más sus posibilidades de progreso; bloqueando su sistema educativo. Desde la Iglesia se predica en contra de los métodos anticonceptivos y en nombre del absurdo "derecho a nacer de los no nacidos" se condena a no poder vivir a los que ya nacieron, se los condena al hambre y al abandono. Más para países como el nuestro (Comentario Personal) donde vemos familias viviendo bajo el límite de pobreza, y cada una de ellas tiene un mínimo de cinco o seis hijos; niños que vienen a padecer las inclemencias de la falta de dinero, de habitación, de alimento, de salud, de cuidados, de la discriminación, de la exclusión del sistema y que por supuesto amplían la cadena de las faltas de oportunidades de trabajo y educación, he aquí otra gran falla del gobierno, ya que esto sucede desde hace muchísimos años en nuestro país y no se busca la solución.
Todos estos países tercermundistas (o subdesarrollados) le echan la culpa de su falta de oportunidades y crecimiento al abuso de los países del primer mundo, por explotarlos u oprimirlos, pero muchos de ellos deberían buscar sus verdaderos problemas dentro de sus propias fronteras, ya que no hacen lo necesario para encontrar soluciones y así torcer sus destinos.
Igualmente señala Savater, que no se puede negar el abuso depredador de las grandes potencias coloniales sobre los más débiles, los peor informados o los más corruptos. Pero está convencido que las causas del subdesarrollo no deben buscarlas en el exterior, sino dentro de ellos mismos y en el presente, y que desde luego es urgente y sensato que los países más ricos ayuden en todo lo posible a los más atrasados, pero la ayuda económica debe ir acompañada de la exigencia de reformas democráticas donde sean precisas y de vigilar que se cumplan los derechos humanos.
Otro comentario personal, es sobre esto último, donde el FMI no cerró con nuestro país su acuerdo, hasta tanto, no se sancionaran leyes que ellos consideraban indispensables para la viabilidad del sistema y del préstamo, no se diera una política fiscal coherente por la evasión y no se tomarán las medidas mínimas en cuanto a seguridad.
- Explique las variables o factores que enuncia Savater como condicionantes de las desigualdades respecto a la riqueza y crecimiento de los diversos pueblos.
A la ecología se la considera como el interés político más extendido entre los jóvenes.
Para empezar, déjame distinguir entre "ecología" y lo que yo he llamado en otra ocasión "ecolatría".
La primera se preocupa de la destrucción de determinados recursos y seres naturales (capa de ozono, selva amazónica, limpieza de los mares, bosques, especies animales, etc.) porque ello empobrece la vida humana y puede llegar a amenazarla seriamente. Es decir, los ecologistas sostienen que debemos preocuparnos del medio ambiente porque no podremos vivir y disfrutar si lo dañamos irremisiblemente.
En cambio, los ególatras basan su amor a la naturaleza en el odio a lo que representa la tradición humanista moderna: sostienen que el hombre no es más que un ser natural entre otros, que no tienen ningún derecho especial, que sus intereses culturales o tecnológicos no deben gozar de ningún privilegio sobre los intereses biológicos de cualquier otro ser del planeta. Los derechos humanos no son más importantes que los derechos de los animales o de los vegetales.
Hay muchos representantes de la ecología profunda – a lo que llama Savater, ecolatría – que mantienen vínculos con grupos neo nazis o ultraderechistas.
Después de todo, convienen no olvidar que las primeras leyes de protección de los animales y de la madre Tierra las promulgó durante los años treinta en Alemania, un célebre vegetariano enemigo del tabaco llamado… Adolf Hitler.
Coincidimos en lo expresado plenamente, nos encontramos defendiendo a la ecología, pero a la ecología propiamente dicha, a la que nos defiende diariamente de la contaminación ambiental que producen los caños de escape, los combustibles, el uso de aerosoles, la falta de controles marítimos que provocan los derramamientos de petróleo, que empetrolan aguas, costas, y animales; y nos hallamos totalmente en contra de los ecologistas profundos o ególatras, ya que tras su manto de defensores de la ecología ocultan profundos resentimientos, odios, y promueven la formación de grupos antisociales o sectas que no son útiles para la sociedad.
- Exponga todo lo relacionado con las posturas ecologistas, a las cuales se refiere Savater, distinguiéndolas de la ecolatría. ¿Coincide o no con lo expresado por el autor? Justifique su respuesta.
La guerra, ha sido una compañera odiosa pero inseparable de las sociedad humanas. Siempre se la ha tenido juntamente como una ocasión gloriosa y magnífica, pero también como una tragedia y una fuente de dolor. La guerra suele ser cosa "buena" cuando se la mira desde el punto de vista colectivo, sirve para afirmar y potenciar los grupos humanos, para disciplinarlos, para renovar sus élites, para fomentar los sentimientos de pertenencia incondicional de sus miembros, para aumentar su extensión o influencia colectiva, para reforzar en todos los campos la importancia de lo público. En cambio, la guerra es "mala" desde el punto de vista del individuo normal, como tú y como yo, porque pone en peligro su vida le carga de esfuerzos y dolores, le separa de sus seres queridos o se los mata, le impide ocuparse de sus pequeños negocios y no siempre le brinda otros mejores, le obliga a entregarse en cuerpo y alma a la colectividad. En tiempo de guerra hay menos ocasiones de bostezar, en la guerra pasan cosas.
A medida que las sociedades se han ido haciendo más individualistas y sus miembros más egoístas, la guerra ha ido perdiendo mucho de su tradicional encanto.
Sólo en países atrasados, pobres, poco informados, colectivistas por religión o ideología, enfermos de tribalismo asesino o suicida, se sigue conservando cierto ardor bélico. En los más desarrollados, desde que la clase obrera consolidó algunas conquistas ya no hay ganas ni siquiera de revoluciones ni guerras civiles, que antes tanto entretenían a los menesterosos. Fuera de los traficantes de armas, algunos grandes financieros de ramas industriales muy especializadas y los militares de vocación, el belicismo no cuenta con el sincero apoyo popular que antes nunca faltó.
Pero si la guerra ya no gusta ¿porque siguen?. Pues de lo que debería tratarse es de impedirlas. Durante varias décadas, hasta la caída del totalitarismo en la URSS, las guerras se repartieron entre los que buscaban a los americanos, declarándose enemigos del comunismo; o los que buscaban el apoyo en los rusos, manifestándose en contra del imperialismo yanki. Hubo de todos, países neutrales que vendían su neutralidad al mejor postor; alineados que obedecían con lógica sumisión a su patrono atómico. Y no debemos olvidarnos de la amenaza de la destrucción masiva por armas nucleares, el mundo esta lleno de silos atómico. Pero con todo las cosas han cambiado radicalmente ahora. Se acabó la vieja guerra fría y ahora vuelven a ser posibles los conflictos calientes con el consenso de los dos antiguos rivales, como ha demostrado el choque bélico del golfo Pérsico.
Queremos destacar, que de acuerdo a lo vertido por Savater, es como que desde que las sociedades, se organizaron perfectamente en la última mitad del siglo XX, desde que los individuos comenzaron a gozar de ciertos derechos laborales, del confort, de la inclusión en los sistemas de salud y educación, prefieren librar su propia batalla por su destino, en vez de pretender conquistar, o salvar tierras alejadas o de las que nada conoce; sin mencionar el dolor que ya perciben por la pérdida de sus seres queridos o de sus mismos conciudadanos.
- Refiérase al análisis objetivo – crítico de Savater respecto a la guerra.
- Sintetice las posturas pacifistas y las antimilitaristas.
Pueden distinguirse dos tipos de adversarios de la guerra, es decir, de partidarios de lograr que los grupos humanos renuncien a dirimir sus conflictos recurriendo al enfrentamiento armado.
Los pacifistas, en lo que toca a los ejércitos de sus adversarios pero consideran justificados y aun heroicos los propios. Estos bribones, no buscan la paz, sino la ventaja de la guerra.
Y por el otro lado, los antimilitaristas, y lo que opino al respecto: no puede reducirse toda la política decente al antimilitarismo, pero sin antimilitarismo no creo que haya política decente.
En los pacifistas, nunca es justificable la guerra pues siempre deriva de la codicia y del orgullo humano. La resistencia violenta y armada al mal es también una forma de mal, aunque pueda tener mejor disculpa que la disposición agresiva y conquistadora. En resumen, ningún valor social o político justifica quitar la vida al prójimo, por indeseable y amenazador que éste pueda resultarnos. Esta respetable actitud no es política, sino religiosa.
En los antimilitaristas, no se trata de una actitud religiosa sino estrictamente política. No considera la violencia armada como el mal absoluto sino como un mal indudable, muy grave pero no el único ni el peor de todos. Considera que la institucionalización militar de la violencia es una amenaza para las mejores posibilidades políticas de la modernidad: la universalización de las libertades individuales, el respecto a los derechos humanos, el fomento de la democracia y la educación, la potenciación de la invención social por encima de la adhesión incondicional a los símbolos jerárquicos o patrióticos, la ayuda económica a los países en los que el hambre, la enfermedad o el atraso son endémicos, etc. Por encima de todo, el antimilitarismo parte del principio siguiente: ninguna institución política (como la guerra o el ejército) puede ser eficazmente abolida si no se la sustituye por otra institución más fuerte y en la práctica más satisfactoria. Por ello, el antimilitarista favorece cuanto se diría que es capaz de acelerar el logro de tal solución:
- Sustitución del servicio militar obligatorio por ejércitos profesionales.
- Apoyo a las autoridades internacionales tipo ONU y a cualquier otro organismo destinado a sustentar el derecho común de los individuos humanos por encima del de las naciones.
- Fomento efectivo del control de armamentos y tráfico de armas.
- Desarrollo económico, político y educativo de los países, de acuerdo con los presupuestos de la modernidad revolucionaria inaugurada fundamentalmente a partir del siglo XVIII en Europa y América. En una palabra la universalización del procedimiento democrático e imposición sin distingos de los derechos humanos.
35. Analice críticamente los efectos de los totalitarismos políticos y en que medida y por qué los individuos, son a veces, los que piden y/o aceptan dichos regímenes de gobierno.
Los grandes totalitarismos de nuestro siglo (comunismo, fascismo, nazismo y lo que vengan) son intentos de simplificar por la fuerza la complejidad de las sociedades modernas: son enormes simplezas criminales que intentan volver a algún beatífico orden jerárquico primigenio en el que cada cual estaba en su sitio y todos pertenecían a la Tierra Madre y al Gran Todo Común.
El enemigo siempre es el mismo: el individuo, egoísta y desarraigado, caprichoso, que se desgaja de la acogedora unidad social y se toma demasiadas libertades por su cuenta. Los totalitarismos siempre se burlan de las libertades formales o burguesas que están vigentes en los regímenes más abiertos., las ridiculizan, demuestran su inoperancia, las consideran un simple engañabobos, pero en cuanto pueden acaban con ellas.
Los estados totalitarios pretenden aplastar las libertades individuales, pues su nombre mismo proviene de "todo" y por lo tanto no se conforman con tener que compartir el poder con cada uno de los ciudadanos.. Al ciudadano le da miedo, su propia libertad, la variedad de opciones y tentaciones que se abren delante de él, los errores que puede cometer y las barbaridades que puede llegar a hacer…si quiere. Pero por sobre todo al ciudadano le da miedo la libertad de los demás. No creas que siempre son los gobernantes los que pretenden acabar con las libertades o castrarlas al máximo: en demasiadas ocasiones son los ciudadanos los que les solicitan esta represión, cansados de ser libres o temerosos de la libertad.
Algunos políticos totalitarios llegaron al poder por medio de elecciones: de modo que ya se ha dado el caso de que los ciudadanos libres utilicen su libertad para acabar con las libertades y empleen la mayoría democrática en abolir la democracia.
Las libertades públicas, implican responsabilidad. El no estar dispuesto a escuchar a los otros nos lleva a la tragedia o a la locura, y por lo tanto nos transforma en irresponsables. La persona responsable tiene que estar también dispuesta a aceptar, tras haber expuesto sus razones y no haber logrado persuadir al resto de los socios, el coste en censuras o marginación que suponga su discrepancia. Las palabras de Sócrates en el diálogo platónico Critón, cuando se niega a huir de la cárcel y prefiere arrastrar la condena a muerte sin abdicar de sus ideas, constituyen el símbolo clásico de esta actitud de suprema madurez cívica.
Los irresponsables pueden ser de muchos tipos. Los hay que no aceptan la autoría de lo que han hecho: "no fui yo", esgrimen que fueron las circunstancias.
Otra forma de irresponsabilidad es el fanatismo. El fanático se niega a dar ningún tipo de explicaciones: predica su verdad y no condesciende a más razonamientos. Tampoco el fanático se tiene por responsable ante sus conciudadanos, sino sólo ante una instancia superior y desde luego in verificable, los miramientos y las leyes habituales no se han hecho, para gente como él, con una misión trascendental que cumplir.
Menos terrorista por lo común, pero en cambio mucho más extendida es la irresponsabilidad que pudiéramos llamar burocracia. Es característica de las instituciones administrativas y gubernamentales en las que nadie da nunca la cara por nada de lo que se hace o no se hace. El gobernante procura que la trama de las instituciones le ayude a gozar de impunidad.
Mientras que en la sociedad democrática los ciudadanos podemos y debemos reivindicar muestro derecho a intervenir, a colaborar, a vigilar, a auxiliar cuando nos parezca necesario.
36. Explique en que consisten y que implican, las libertades públicas y qué casos de irresponsabilidades políticas detalla Savater.
Los irresponsables son los enemigos viscerales de la libertad. Todo el que no admite responsabilidades, en el fondo lo que rechaza, son las libertades públicas, inintengibles si se las desvincula de la obligación de responder cada uno por sí mismo. Libertad es autocontrol, o bien cada uno llevamos, un policía, un psicólogo, un maestro y hasta un cura al lado, para que nos digan lo que hay que hacer en cada caso o asumimos nuestras decisiones y luego somos capaces de plantar cara a las consecuencias, para bien o para mal. Porque ser libre implica equivocarse y aún hacerles daño a sí mismo para usar la libertad.
Podemos organizarnos como iguales ante la ley y libres, en caso contrario necesitamos un Super papá que nos defienda de nosotros mismos. Por supuesto, el Super papá tiene un candidato que se presenta voluntario y cuenta con todas las bazas para ganar el título: ya te imaginas que me refiero al Estado. A la manía burocrática de convertir al Estado en nuestro padre en lugar de ser nuestro consejo de gerencia, se le llama comúnmente paternalismo.
Los irresponsables infantiloides son de dos tipos: los que tienen miedo a los demás, y los que se tienen miedo a sí mismos; la consecuencia final es la misma: cuantas más prohibiciones haya, más contentos y seguros estaremos. Porque todos los irresponsables consideran al Estado, el gran padre y les piden que no los dejen caer en la tentación, porque estos irresponsables, en lugar de creer que la libertad, creen en el mito de la tentación irresistible. Por lo tanto la única salvación, es que llegue el papá Estado y prohíba la tentación, para terminar con los peligros.
Las tentaciones, no se pueden combatir a base de prohibiciones, porque las prohibiciones las fomentan y además perjudican a las personas que empleando mejor su libertad son capaces de usar las cosas sin abusar de ellas. Tal el caso de la ludópata, que pretendía cerrar las salas de juego, en lugar de ella poder hacer uso de la libertad de no jugar; o el período de Ley Seca en Estados Unidos,. Dónde la prohibición no mejoró nada.
- Analice en que sentido y porque los ciudadanos somos co-responsables, según Savater de las irregularidades cometidas en la funciones públicas.
Los ciudadanos debemos ser tolerantes, esta cuestión esta ligada directamente a la libertad y a la responsabilidad. Vivir en una democracia moderna quiere decir convivir con costumbres y comportamientos que uno desaprueba, con una base única que forman las leyes, que han de ser iguales para todos y que debe resguardar los derechos humanos y determinar los correspondientes deberes. Las decisiones democráticas se toman por mayoría pero hay que tener en cuenta que la democracia no es sólo la ley de las mayorías, Porque si la mayoría decidiese que los ciudadanos de piel negra no deben participar en la vida política del grupo, esta no sería una decisión democrática, por más mayoría que la hubiese elegido; por lo tanto la democracia tiene también contenidos de principio irrevocables, el respeto a las minorías, a la autonomía personal y la existencia de cada individuo.
Sobre esta unidad básica de las leyes se configura la prularidad de las formas de vida. Tales formas nunca pueden justificar las acciones directamente contrarias a la unidad legal que sustenta la democracia. Es preciso aprender a convivir con elecciones vitales que uno no comparte pero ello no quiere decir tolerar comportamientos que van directamente contra los principios legales de la democracia. Para poder reclamar la protección democrática sobre las propias creencias y formas de vivir es básico aceptar primero la propia democracia.
Consideramos que somos co-responsables de las irregularidades, cuando no sabemos vivir en democracia y de esta manera tampoco estamos en condiciones de poder reclamar las funciones públicas y tampoco de detectar sus irregularidades.
Savater interpreta la forma de gobierno, como un sistema al servicio de la comunidad y de los individuos, donde las personas tienen derecho a ser respetadas y a respetar a los demás, y dónde el sistema controle que todo se desarrolle armoniosamente, coordinadamente y organizadamente, donde tengan libertades de todo tipo y hace especial hincapié en la libertad de expresión, característico de la democracia; al que sólo le imagina dos restricciones: primero, la abierta incitación al crimen, a la persecución contra las personas o contra sus medios lícitos de vida y segundo, la protección de la intimidad personal de cada ciudadano; ya que hasta el más público de los individuos tiene derecho a una esfera privada. También rescata el derecho a desaprobar y disentir como prioritario e inviolable.
Las sociedades democráticas basadas en la libertad y no en la unanimidad coactiva, son por tanto las más conflictivas que nunca hubo en la historia de la humanidad.
A la política sólo se le pueden pedir remedios políticos… y la felicidad no es un asunto político. Los gobiernos no pueden caber feliz a nadie: basta con que no le hagan desgraciado.
Por último lo más agradable de la vida democrática, es la libertad, y si nos remitimos a lo comentado por Don Manuel Azaña, presidente de la Segunda República española aplastada por el golpe militar de Franco, este contestó a la pregunta de que ¿cree usted de veras que la libertad hace más felices a los hombres? con un "francamente, no lo sé; de lo que estoy seguro es de que los hace más hombres".
- ¡Cómo interpreta Savater, la forma de gobierno y la vida democrática!
Una utopía es un lugar o un algo que no existe.
Suele llamarse utopía a un orden político en el que predominaría al máximo alguno de nuestros ideales (justicia, igualdad, libertad, armonía con la naturaleza…) pero sin ninguna desventaja ni contra partida dañina.
De modo que no te deseo que te dé por las utopías. Me gustaría mucho, en cambio, que tuvieras ideales políticos, porque las utopías cierran la cabeza pero los ideales las abren; las utopías llevan a la inacción o la desesperación constructiva, mientras que los ideales estimulan el deseo a intervenir y nos conservan perseverantemente activos. No confundir ideales políticos, con morales, estéticos o religiosos. ¿Cómo se los reconoce?, por empezar los ideales políticos nunca son absolutos, porque han de convivir unos con otros y cada cual tiene los suyos. Los ideales políticos nunca intentan mejorar la condición humana sino la sociedad humana: no lo que los hombres son sino las instituciones de la comunidad en que viven.
La utopía se propone delirantemente lograr un hombre nuevo; los ideales políticos prefieren ayudar a que el antiguo sea más soportable, más responsable, menos bruto.
El idealista político se esfuerza por lograr lo posible.
Todos los ideales políticos son progresivos: cuando se alcanza un nivel que antaño hubiera parecido maravilloso, lo que aumenta no es la satisfacción sino las exigencias; y desde luego son decididamente racionales y tienen en cuenta la experiencia histórica, los avances científicos, las revoluciones habidas contra lo ayer tenido por sagrado e inmutable.
Citando a Albert Camus, el resumió el siguiente mensaje:"…En política, son los medios los que justifican el fin, nunca el fin a los medios".
Escucha mi único consejo: no siembres hoy lo que no quieras cosechar mañana; no utilices ahora la represión para conseguir más libertad, ni aumentes la violencia para que un día nos libremos de la violencia, ni favorezcas la mentira como herramienta para conseguir en el futuro la verdad. A éstos consideramos los ideales que le recomienda defender.
- Analice la concepción que sostiene Savater respecto a la utopía y cómo la diferencia de la necesidad de defender ideales políticos ¿Cuáles de esos ideales, le recomienda defender a su hijo?
Un tema del Savater habla en el capítulo 6° "Las riquezas de este mundo" en Política…, y que no estuvo contemplado en esta guía es el tema de la Urbanización.
Podemos hacer derivar a urbanización de urbe y nos encontramos que se la define como ciudad grande y muy populosa; si lo hacemos de urbanidad; esto es cortesía en el trato social, y si lo hacemos desde urbanizar, vemos que es hacer urbana y sociable a una persona ó convertir en poblado una porción de terreno, al abrir calles y dotarlo de servicios municipales.. Si unimos todas las definiciones nos encontramos con que convertiremos en ciudad grande o populosa (sociedad) a una porción de tierra, a la que dotaremos de servicios municipales (instituciones) y la habitaran personas corteses en el trato social (individuos).
Tal como se manifiesta en Política…, las personas dejan con muchas expectativas sus lugares de nacimiento para poder vivir en las grandes ciudades, y de esta manera desafiar al destino y ver hasta dónde pueden realizarse en otros niveles y convertirse en ciudadanos de una gran ciudad en lugar de campesinos. Generalmente, ven que tendrán mayores oportunidades en una gran ciudad, para formarse vidas o familias diferentes a las de sus padres; pero muchas veces las oportunidades no se presentan, y si bien se consideran más libres por no tener las presiones de su lugar de origen, también descubren que la igualdad económica en las ciudades es menor, que necesitan capacitarse más; lo bueno es que en las ciudades hay más saberes a la mano, y también detectan que hay más conflictos, tentaciones, miserias y vicios que en su lugar de origen.
Trasladándolo a nuestro país, es algo que vemos en forma casi diaria; las oportunidades en las provincias son muy escasas, y vienen a Buenos Aires en busca de oportunidades. Pero la mayoría de las veces, la ciudad no es tan buena anfitriona, y chicas que por ejemplo en sus pueblos trabajaban por un magro sueldo en una panadería, ven que aquí no consiguen un trabajo como ese, y así comienzan a aparecer los nombradas tentaciones y miserias de las que habla Savater.
Por lo tanto consideramos, que la urbanización es muy buena, pero que nuestros gobernantes deberían tratar de llevar todas las condiciones dignas que tenemos en una gran ciudad como Buenos Aires, a todos los rinconcitos del país, porque de esta forma todos tendrían la posibilidad de tener sus oportunidades de crecimiento en la tierra que los vio nacer, y no tendrían que despegarse de sus afectos, de sus tradiciones, de su cultura, de sus costumbres; y de paso se pondría un límite a muchas miserias que vemos a diario en nuestra ciudad y que involucran a personas de otros lados que necesitan sobrevivir a cualquier precio en la urbanización.
- Refiérase a toda otra temática que le haya resultado significativa – tanto para apoyarla u oponerse a ella con argumentaciones -; y que no haya sido contemplada en esta guía de análisis.
- Exponga su juicio crítico respecto a la obra de Savater.
Política para Amador, es quizá el mejor libro que hemos leído.
Es a nuestro juicio un libro, completo, claro, necesario para la formación de cualquier adolescente, con él hemos podido entender que el mal no está en la política, sino en los políticos. Con el descubrimos que los únicos culpables de las malas administraciones, somos nosotros los individuos, ya que nuestra falta de compromiso (el no servir bien a la sociedad) nos lleva a hacer elecciones poco convenientes para nuestro futuro como sociedad. Hemos entendido, desde su vocabulario fácil y ameno dónde comenzó la democracia, a pesar de que ya lo habíamos estudiado en historia, pero no lo habíamos visto con tanta claridad. Entendimos todos los compromisos que debemos asumir como individuos, observamos todos nuestros derechos y también todas nuestras obligaciones. Comprendimos que debe haber quien mande y también quién obedezca. Que la anarquía es simpática, pero no conveniente, que el nacionalismo es antipático e ineficiente, que el individualismo es práctico, comprometido y eficiente. Que los colonialistas y los imperialistas fueron buenos o malos según el ángulo de dónde lo miremos. Que el capitalismo es egoísta pero necesario para el desarrollo de los pueblos; que el comunismo fue bueno en la teoría pero aberrante en lo social y en su práctica. Que la ecología es en beneficio de todos y la ecolatría la locura de unos pocos. Con un Hitler alcanzó y sobró!!! Que es bueno pertenecer y también participar pero siempre en beneficio de la humanidad. Nos informamos sobre cultura, civilización, desde su óptica y desde otras. Aprendimos a como tener una auténtica vida democrática. A poder apreciar bien el significado de las guerras, a quiénes les sirvieron y a quiénes no. Interpretamos que las utopías no sirven para crecer, pero que los ideales políticos, nos permitirán desarrollarnos, ayudar al desarrollo, crecer y ayudar a crecer.
Además de cada capítulo, cada cosa asimilada y entendida, pudimos aplicarla para comprender muchas cosas que hoy nos suceden diariamente y que nos pasaban por al lado sin poder comprender realmente cual era su origen y cuál iba a ser su consecuencia; desde ahora Política para Amador nos ha dado los argumentos para que tengamos la última palabra y nadie pueda sacárnosla ni decirla por nosotros.
Autor:
Nora Carles