- Reseña de los Pensadores
- Durkheim, Émile (1858-1917)
- Weber, Max (1864-1920)
- Lewin, Kurt (1890-1947)
- Freud, Sigmund (1856-1939)
- Pichon Rivière, Enrique (1905-1979)
- Relaciones entre las diferentes corrientes de investigación social
- Corriente Sociológica
- Corriente Gesltaltica
- Corriente Psicoanalitica
- Corriente de la Psicología Social
- Relaciones entre los procesos de control y cambios sociales, y similitudes y diferencias entre las distintas corrientes de investigación tomando como referencia a los autores citados.
- Bibliografía Utilizada
Reseña de los Pensadores
Para profundizar en los autores, se detalla a continuación una breve reseña de los mismos:
Teórico social francés y uno de los pioneros del desarrollo de la sociología moderna.
Durkheim nació en Epinal (Francia) en el seno de una familia judía. Se graduó en la Ècole Normale Supérieure de París en 1882 y a continuación trabajó como profesor de derecho y filosofía. En 1887 comenzó a enseñar sociología, primero en la Universidad de Burdeos y después en la de París.
Durkheim pensaba que los métodos científicos debían aplicarse al estudio de la sociedad, y creía que los grupos sociales presentaban características que iban más allá o eran diferentes a la suma de las características o conductas de los individuos. También estudió la base de la estabilidad social, es decir, los valores compartidos por una sociedad, como la moralidad y la religión. En su opinión, estos valores (que conformaban la conciencia colectiva) son los vínculos de cohesión que mantienen el orden social. La desaparición de estos valores conduce a una pérdida de estabilidad social o anomia (del griego anomia, 'sin ley') y a sentimientos de ansiedad e insatisfacción en los individuos. Explicó el fenómeno del suicidio como resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad. Durkheim analizó esta correlación en su obra El suicidio: un estudio sociológico (1897). Para explicar sus teorías en sus escritos utilizó a menudo material antropológico, especialmente de sociedades aborígenes. Otros de sus libros son La división del trabajo social (1893), Las reglas del método sociológico (1895) y Las formas elementales de la vida religiosa (1912)
Economista y sociólogo alemán, conocido por su análisis sistemático de la historia mundial y del desarrollo de la civilización occidental.
Weber nació el 21 de abril de 1864 en Erfurt, y estudió en las universidades de Heidelberg, Berlín, y Gotinga. Letrado en Berlín (1893), fue más tarde profesor de Economía en las universidades de Friburgo (1894), Heidelberg (1897) y Munich (1919). Fue editor, durante algunos años, del Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, periódico alemán de sociología.
Queriendo refutar el determinismo económico de la teoría marxista, Weber combinó su interés por la Economía con la Sociología, en un intento de establecer, a través de un estudio histórico, que la relación causa – efecto histórico no sólo dependía de variables económicas. En una de sus obras más famosas, Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (La ética protestante y el espíritu del capitalismo, 1904-1905), intentó demostrar que los valores éticos y religiosos habían ejercido una importante influencia en el desarrollo del capitalismo.. Volvió sobre este tema en sus últimos libros, al analizar las religiones asiáticas y afirmar que las ideas religiosas y filosóficas que imperaban en las culturas orientales habían impedido el desarrollo del capitalismo en estas sociedades, a pesar de la existencia de factores económicos favorables para que se produjera dicha evolución.
Sicólogo germano estadounidense, nacido en Mogilno (Alemania), y formado en la Universidad de Berlín, que contribuyó de forma significativa al desarrollo de la psicología de la Gestalt como miembro del profesorado de esa Universidad. Después de emigrar a los Estados Unidos en 1932, enseñó en Stanford, Cornell, e Iowa, llegando a ser el director del centro de investigación en dinámica de grupos en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en 1944. En sus trabajos estudió los problemas de la motivación de los individuos y los grupos e investigó sobre el desarrollo infantil y las características de la personalidad. Su trabajo tuvo una influencia decisiva en la investigación psicológica moderna. Entre sus libros destacan Teoría dinámica de la personalidad (1935), Principios de topología psicológica (1936), y Teoría del campo en las ciencias sociales (1951).
Médico y neurólogo austríaco, fundador del psicoanálisis.
Freud nació en Freiberg (actual Príbor, República Checa), el 6 de mayo de 1856 y se educó en la Universidad de Viena. Cuando apenas tenía tres años, su familia, huyendo de los disturbios antisemitas que entonces se producían en Freiberg, se trasladó a Leipzig. Poco tiempo después, la familia se instaló en Viena, donde Freud residió la mayor parte de su vida.
Aunque su ambición desde niño había sido dedicarse al ejercicio del derecho, Freud se decidió a estudiar medicina justo antes de entrar en la Universidad de Viena en 1873. Inspirado por las investigaciones científicas del poeta alemán Goethe, sintió un vehemente deseo de estudiar ciencias naturales y de resolver alguno de los retos que en aquel momento afrontaban los investigadores de su tiempo.
Ya durante el tercer curso, Freud comenzó a investigar sobre el sistema nervioso central de los invertebrados, en el laboratorio de fisiología que dirigía el médico alemán Ernst Wilhelm von Brücke. Estas investigaciones neurológicas fueron tan absorbentes que Freud descuidó sus obligaciones académicas, permaneciendo en la facultad tres años más de lo habitual antes de obtener su licenciatura en Medicina.
En 1881, después de cumplir un año de servicio militar obligatorio, finalizó su licenciatura. Sin embargo, no quiso abandonar el trabajo experimental y permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de fisiología. En 1883, presionado por Brücke, se vio obligado a abandonar la investigación teórica.
Así, Freud estuvo tres años en el Hospital General de Viena, dedicándose sucesivamente a la psiquiatría, la dermatología y los trastornos nerviosos. En 1885, tras su designación como profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad de Viena, dejó su trabajo en el hospital. A finales del mismo año, recibiría una beca del gobierno para estudiar en París diecinueve semanas junto al neurólogo Jean Charcot, que a la sazón trabajaba en el tratamiento de ciertos trastornos mentales mediante la hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière del que era director. Los estudios de Freud con Charcot, centrados en la histeria, encauzarían definitivamente sus intereses hacia la psicopatología, el estudio científico de los trastornos mentales.
En 1886 Freud se estableció como médico privado en Viena, especializándose en los trastornos nerviosos. Sufrió una fuerte oposición de la clase médica vienesa por su defensa del punto de vista de Charcot sobre la histeria y el uso de la hipnosis, entonces considerados como enfoques poco ortodoxos. El enfrentamiento resultante retrasó la aceptación de sus hallazgos posteriores sobre el origen de las neurosis.
Los comienzos del psicoanálisis
El primer trabajo publicado de Freud sobre psicopatología, Sobre la afasia, apareció en 1891; era un estudio de este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se pierde como consecuencia de una enfermedad orgánica en el cerebro. Su último trabajo sobre neurología, el artículo, ‘Parálisis cerebrales infantiles’, fue escrito para una enciclopedia en 1897 sólo por la insistencia del editor, porque en aquel momento Freud estaba más ocupado en las explicaciones psicológicas de las enfermedades mentales que en las fisiológicas. Sus trabajos posteriores se inscriben enteramente en ese terreno, que él mismo había bautizado como psicoanálisis en 1896.
Esta nueva orientación de Freud se dio a conocer por vez primera en su trabajo Estudios sobre la histeria (1893), elaborado en colaboración con el médico vienés Josef Breuer, que dos años después se publicaría con mayor extensión. Se consideraban los síntomas de la histeria como manifestaciones de energía emocional no descargada, asociada con traumas psíquicos olvidados. El procedimiento terapéutico consistía en sumir al paciente en un estado hipnótico, para forzarle a recordar y revivir la experiencia traumática origen del trastorno, con lo que se descargarían por catarsis las emociones causantes de los síntomas. La publicación de esta obra marcó el comienzo de la teoría psicoanalítica, formulada sobre la base de las observaciones clínicas.
Durante el periodo de 1895 a 1900, Freud desarrolló muchos de los conceptos posteriormente incorporados tanto a la práctica como a la doctrina psicoanalítica. Poco después de la publicación de los estudios sobre la histeria, Freud abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento catártico, para reemplazarlo por la investigación del curso espontáneo de pensamientos del paciente —llamado asociación libre—, como método idóneo para comprender los procesos mentales inconscientes que están en la raíz de los trastornos neuróticos.
En sus observaciones clínicas, Freud halló evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la resistencia, describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos dolorosos o traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente contra la accesibilidad a la consciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se deriva.
Freud propuso seguir el curso de los procesos inconscientes, usando las asociaciones libres del paciente como guía para interpretar los sueños y los lapsus en el lenguaje (además de chistes, actos fallidos, etc.). Mediante el análisis de los sueños llegó a sus teorías sobre la sexualidad infantil y el complejo de Edipo, que explicaría el apego del niño al progenitor del sexo contrario, junto con los sentimientos hostiles hacia el del propio sexo (considerado —en principio— un rival). Estos planteamientos, que hacían hincapié en la base biológica del comportamiento humano —particularmente el sexo y la agresividad—, fueron muy controvertidos.
En estos años, desarrolló también la teoría de la transferencia, proceso por el que las actitudes emocionales, establecidas originalmente hacia las figuras de los padres durante la infancia, son transferidas en la vida adulta a otros personajes (maestros, autoridades, jefes, el propio psicoanalista, etc.). El final de este periodo viene marcado por la aparición de su obra más importante, La interpretación de los sueños (1900 primera edición, que posteriormente el mismo Freud ampliaría). En ella analiza (además de algunos sueños de sus pacientes, amigos, hijos, e incluso de personajes famosos) muchos de sus propios sueños, registrados durante tres años de autoanálisis iniciados en 1897. Este trabajo expone todos los conceptos fundamentales en que se asientan la teoría y la técnica psicoanalítica.
En 1902 Freud fue nombrado profesor titular de la Universidad de Viena. Este honor no era, sin embargo, debido al reconocimiento de sus aportaciones, sino como resultado de los esfuerzos de un paciente con influencias. El mundo médico todavía contemplaba su trabajo con hostilidad, y sus siguientes escritos, Psicopatología de la vida cotidiana (1904) y Tres ensayos para una teoría sexual (1905), no hicieron más que aumentar este antagonismo. Como consecuencia, Freud continuó trabajando virtualmente solo, en lo que él mismo denominó "una espléndida soledad ".
Sin embargo, hacia 1906, Freud contaba ya con un reducido número de alumnos y seguidores destacando los psiquiatras austríacos William Stekel y Alfred Adler, el psicólogo austríaco Otto Rank, el psiquiatra estadounidense Abraham Brill, y los psiquiatras suizos Eugen Bleuler y Carl Jung, además del húngaro Sándor Ferenczi, que se unió al grupo en 1908.
Reconocimiento internacional
El creciente reconocimiento del movimiento psicoanalítico hizo posible crear en 1910 una organización de ámbito mundial denominada Asociación Psicoanalítica Internacional. Mientras el movimiento se extendía, ganando adeptos en Europa y Estados Unidos, Freud estaba preocupado por las disensiones aparecidas entre los componentes de su círculo original, sobre todo las de Adler y Jung, cada uno de los cuales desarrolló una base teórica diferente en desacuerdo con la tesis de Freud sobre el origen sexual de las neurosis. Freud se enfrentó a estas posturas desarrollando sus conceptos básicos y sus puntos de vista en publicaciones y conferencias.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, Freud abandonó casi la observación clínica y se concentró en la aplicación de sus teorías a la interpretación psicoanalítica de fenómenos sociales, como la religión, la mitología, el arte, la literatura, el orden social o la propia guerra. En 1923 se le detectó un cáncer en la mandíbula que precisó de un tratamiento constante y doloroso, por el que tuvo que someterse a varias operaciones quirúrgicas. A pesar de estos sufrimientos, continuó su actividad durante los dieciséis años siguientes, escribiendo principalmente sobre asuntos filosóficos o culturales.
Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, Freud se trasladó con su familia a Londres, donde falleció el 23 de septiembre de 1939.
La principal contribución de Freud fue la creación de un enfoque radicalmente nuevo en la comprensión de la personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo inconsciente. Además, fundó una nueva disciplina médica y formuló procedimientos terapéuticos básicos que, más o menos modificados aún se aplican, en el tratamiento mediante psicoterapia de las neurosis (y, parcialmente, de las psicosis). Aunque nunca conoció en vida un reconocimiento unánime, y ha sido a menudo cuestionado desde entonces, Freud es indudablemente uno de los grandes pensadores del mundo contemporáneo.
Entre otros de sus trabajos habría que destacar Tótem y Tabú (1913), Más allá del principio del placer (1920), Psicología de masas (1920), El yo y el ello (1923), El malestar en la cultura (1930), El porvenir de una ilusión (1927), Introducción al psicoanálisis (1933), y Moisés y el monoteísmo (1939).
Pichon Rivière, Enrique (1905-1979)
Sicoanalista argentino, dedicó su vida a fundamentar y desarrollar el psicoanálisis. Discípulo del español Ángel Garma, trabajó en diversas instituciones sanitarias y fundó y dirigió la Escuela de Psiquiatría Dinámica, que más adelante se denominó de Psicología Social, en la que se formaron los principales psicoanalistas argentinos.
Su obra ha tenido una amplia influencia no sólo en Argentina, sino en todos los países de habla hispana y lusa. Vocero de una postura humanista, Pichón recogía una tradición de la praxis psiquiátrica localizada en los hospicios y, por tanto, cercana al Estado, la política y a una realidad social cruel que se manifestaba en la locura de los desamparados. Su ‘teoría del vínculo’ supone un salto cualitativo desde una teoría psicoanalista intrapsíquica a una psiquiatría social. Considera al individuo como el resultado dinámico – mecanicista, no de la acción de los instintos y de los objetos internalizados, sino del juego dialéctico establecido entre el sujeto y los objetos tanto internos como externos. A la psiquiatría centrada en las relaciones interpersonales la denomina ‘psiquiatría del vínculo’.. Entre sus obras destacan: Del psicoanálisis a la psicología social. El proceso grupal (1970), La psiquiatría, una nueva problemática (1977) y Teoría del vínculo (1980)
Relaciones entre las diferentes corrientes de investigación social
Hecha la reseña de los mismos y considerando los aportes que estos han realizado, podemos separar a los mismos de acuerdo a las corrientes que le son representativas, para ello he hecho la siguiente división:
- Corriente orientada hacia la Sociología
- Corriente orientada hacia la Gestalt,
- Corriente orientada hacia el Psicoanalisis,
- Corriente orientada hacia la Psicología Social,
A continuación se definen caracteristicas de cada una de ellas y relaciones que han tenido entre si :
Sociología, ciencia que estudia el desarrollo, la estructura y la función de la sociedad. Otras disciplinas de las ciencias sociales (economía, ciencias políticas, antropología y psicología) también estudian temas que pertenecen al ámbito de la sociología. Los sociólogos estudian las formas en que las estructuras sociales, las instituciones (clase social, familia, comunidad y poder) y los problemas sociales (delito) influyen en la sociedad.
La sociología se basa en la idea de que los seres humanos no actúan de acuerdo a sus propias decisiones individuales, sino bajo influencias culturales e históricas y según los deseos y expectativas de la comunidad en la que viven. Así, el concepto básico de sociología es la interacción social o la respuesta entre individuos, ya que esta interacción es el punto de partida para cualquier relación en una sociedad. Los sociólogos que estudian los detalles de las interacciones de la vida cotidiana reciben el nombre de microsociólogos y los que se ocupan de los patrones de relación entre sectores sociales más amplios (el Estado, la economía e incluso las relaciones internacionales) reciben el nombre de macrosociólogos.
Historia de la sociología
El origen de la sociología como disciplina o conocimiento sistematizado es relativamente reciente. El concepto de sociedad civil como un ámbito diferente al Estado se encuentra por primera vez en el siglo XVII en la obra de los filósofos ingleses Thomas Hobbes y John Locke, y de los pensadores del Siglo de las Luces (en Francia y Escocia). El primer enfoque de la sociología ya se encuentra tanto en estos trabajos como en los escritos sobre filosofía de la historia del italiano Giambattista Vico y en el estudio del cambio social del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel.
Orígenes
La primera definición de sociología fue propuesta por el filósofo francés Auguste Comte. En 1838 Comte acuñó este término para describir su concepto de una nueva ciencia que descubriría unas leyes para la sociedad parecidas a las de la naturaleza, aplicando los mismos métodos de investigación que las ciencias físicas. El filósofo británico Herbert Spencer adoptó el término y continuó el trabajo de Comte.
Hoy también se consideran fundadores de esta disciplina a algunos filósofos sociales del siglo XIX que nunca se consideraron sociólogos. El principal entre ellos fue Karl Marx, aunque no hay que olvidar al aristócrata francés conde de Saint-Simon, al escritor y estadista Alexis de Tocqueville y al filósofo y economista inglés John Stuart Mill. Todos ellos fueron grandes pensadores especulativos, como lo fueron Comte y Spencer, y sus predecesores en los siglos XVII y XVIII. En el siglo XIX se desarrolló una tradición bastante diferente de estadística empírica que posteriormente se incorporó a la sociología académica.
Desarrollos
Hasta finales del siglo XIX la sociología no comenzó a ser reconocida como disciplina académica. En Francia, Émile Durkheim, el heredero intelectual de Saint-Simon y Comte, comenzó a enseñar sociología en las universidades de Burdeos y París. Durkheim, fundador de la primera escuela de pensamiento sociológico, destacaba la realidad independiente de los hechos sociales (independientes de los atributos psicológicos de las personas) e intentaba descubrir las relaciones entre ellos. Durkheim y sus seguidores estudiaron ampliamente las sociedades no industrializadas de forma similar a como más tarde lo harían los antropólogos sociales.
En Alemania, la sociología fue reconocida formalmente como disciplina académica en la primera década del siglo XX, en gran parte gracias a los esfuerzos del economista e historiador alemán Max Weber. Frente a los intentos por parte de Francia y de los países angloparlantes de modelar la disciplina según las ciencias físicas, la sociología alemana se basó en una amplia erudición histórica modulada por la influencia del marxismo, muy presente en el trabajo de Weber. Los esfuerzos del filósofo alemán Georg Simmel por definir la sociología como una disciplina independiente subrayaron el enfoque humano del idealismo filosófico alemán.
En Gran Bretaña la sociología se desarrolló lentamente. Hasta la década de 1960, la enseñanza de esta disciplina se limitó básicamente a una institución académica, la London School of Economics de la Universidad de Londres. La sociología británica combinaba el interés por el cambio social evolutivo a gran escala con el interés práctico por problemas administrativos del Estado de bienestar.
En la segunda mitad del siglo XX, cuando ya había decaído el interés por las teorías evolutivas de Comte y Spencer, la sociología comenzó a estudiar determinados fenómenos sociales como el delito, las desavenencias matrimoniales y la aculturación de inmigrantes.
El centro más importante del estudio de la sociología antes de la II Guerra Mundial (1939-1945) fue la Universidad de Chicago (EEUU). Allí, el filósofo estadounidense George Herbert Mead, formado en Alemania, destacaba en sus trabajos la influencia de la mente, el yo y la sociedad en las acciones e interacciones humanas. Este enfoque (conocido posteriormente como interaccionismo simbólico) destacaba ampliamente los aspectos microsociológicos y psicosociales. En 1937 el sociólogo estadounidense Talcott Parsons utilizó las ideas de Durkheim, Weber y del sociólogo italiano Vilfredo Pareto en su obra principal La estructura de la acción social, ampliando así el enfoque estrecho y limitado de la sociología estadounidense. En la Universidad de Columbia, el sociólogo estadounidense Robert Merton intentó vincular la teoría con una rigurosa investigación empírica de recopilación de datos.
Tanto en Estados Unidos como en Europa Occidental, Marx, Durkheim y Weber son considerados como los pensadores clásicos más relevantes de la tradición sociológica y sus obras continúan ejerciendo gran influencia en los sociólogos contemporáneos.
Áreas de la sociología
Durante mucho tiempo se ha identificado la sociología con una amplia reconstrucción evolutiva del cambio histórico en las sociedades occidentales y con el estudio de las relaciones e interdependencias entre instituciones y aspectos de la vida social (economía, Estado, familia o religión). Por esta razón, se consideraba a la sociología como una disciplina sintetizadora que intentaba integrar los resultados de otras ciencias sociales. Aunque estos conceptos sobre el ámbito y el enfoque de la sociología siguen siendo válidos, actualmente se tiende a considerarlos como una parte de la teoría sociológica que a su vez sólo es un área de la ciencia de la sociología.
La teoría sociológica también engloba el estudio y el análisis de conceptos básicos comunes a todas las esferas de la vida social estudiadas por los sociólogos. El énfasis puesto en las investigaciones empíricas, realizadas con métodos de investigación estandarizados y a menudo estadísticos, desvió la atención de los sociólogos de la visión abstracta de los estudiosos del siglo XIX hacia áreas más concretas de la realidad social. Estas áreas se convirtieron en subáreas y especialidades de la sociología y hoy son objeto de estudio en cursos académicos, libros y revistas especializadas. Gran parte del trabajo de investigación de los sociólogos se refiere a alguna de las múltiples subáreas en las que está dividida la disciplina. La mayoría de estas subáreas comparten los mismos conceptos básicos y técnicas de investigación. Por esta razón, la teoría sociológica y los métodos de investigación son dos asignaturas obligatorias para cualquier sociólogo.
Subáreas
Las subáreas más antiguas de la sociología son aquéllas que estudian los fenómenos sociales que no han sido todavía considerados objeto de estudio por otras ciencias sociales; por ejemplo, el matrimonio y la familia, la desigualdad social, la estratificación social, las relaciones étnicas, la desviación social, las comunidades urbanas y las organizaciones formales. Subáreas de origen más reciente son la gerontología, la sociología del sexo y los roles de género.
Dado que prácticamente toda actividad humana implica una relación social, otra de las áreas importantes de especialización de la sociología es el estudio de la estructura social de áreas de actividad humana, como la sociología política, la del derecho, la religión, la educación, el ejército, las ocupaciones y las profesiones, las burocracias, la industrial, las artes, las ciencias, el lenguaje (o sociolingüística), la medicina, la biología (sociobiología), los medios de comunicación y los deportes. Estas subáreas difieren de modo considerable en cuanto a volumen de investigación y número de adeptos. Algunas áreas (como la sociología del deporte) son de origen reciente, mientras que otras (como la sociología de la religión y del derecho) tienen sus raíces en los primeros estudios sociológicos. Algunas subáreas de escasa popularidad han sido incorporadas a otras más amplias. La sociología industrial, por ejemplo, fue un área floreciente en Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940, para ser después absorbida por el estudio de las organizaciones complejas. En Gran Bretaña, sin embargo, la sociología industrial se ha mantenido como un área independiente de investigación. Un fenómeno sociológico más habitual es la división de una subárea en subdvisiones. Así, por ejemplo, la sociología del conocimiento se ha dividido en campos sobre la ciencia, el arte, la literatura, la cultura popular y el lenguaje.
Dos subáreas, la demografía y la criminología, ya eran áreas independientes mucho antes de que existiera la disciplina formal de la sociología. Antiguamente se solían asociar a otras disciplinas. En algunos países la demografía (ciencia que estudia el tamaño, el crecimiento y la distribución de la población) está estrechamente ligada a la economía, pero en otros, sobre todo occidentales, se considera una subdivisión de la sociología o de la geografía humana. En las últimas décadas, la criminología se ha ido relacionando cada vez más con el estudio de las desviaciones (cualquier forma de conducta diferente a la considerada normal o a la aceptable desde el punto de vista social) y de sus formas no delictivas de conducta.
Áreas interdisciplinarias
La subárea interdisciplinaria más antigua de la sociología es la psicología social, considerada una disciplina independiente que atraía a estudiosos tanto de la sociología como de la psicología. Mientras que los sociólogos estudian principalmente normas, roles, instituciones sociales y estructuras de grupo, los psicólogos sociales se concentran en su impacto sobre la personalidad del individuo. Los psicólogos sociales formados en la sociología han estudiado las interacciones en pequeños grupos informales, la distribución de creencias y actitudes en la población, y la formación del carácter y de las aspiraciones bajo la influencia de la familia, el colegio, las amistades y demás instituciones de socialización. Las ideas psicoanalíticas derivadas del trabajo de Sigmund Freud y de otros psicoanalistas posteriores, han influido también en el área de la psicología social.
La sociología histórica comparada, determinada por las ideas de Marx y Weber, ha tenido un gran interés en los últimos años. Muchos historiadores se han guiado por conceptos procedentes de la sociología, mientras que algunos sociólogos han realizado estudios de historia comparada a gran escala. Las barreras, antes claras entre historia y sociología, hoy han desaparecido, sobre todo en áreas como la historia social, el cambio demográfico, el desarrollo económico y político, la sociología de las revoluciones y los movimientos de protesta.
Métodos de investigación
Los sociólogos utilizan casi todos los métodos de recopilación de información empleados por otras ciencias sociales y por las humanidades, desde avanzadas estadísticas matemáticas hasta la interpretación de textos. También se apoyan en la información de tipo estadístico recogida periódicamente por los gobiernos, como censos y estadísticas demográficas, registros de desempleo, inmigración y delincuencia.
Observación directa
La observación directa de algunos aspectos de la sociedad tiene una larga historia en la investigación sociológica. Los sociólogos obtienen información a través de la observación participante, es decir, participando como miembros del grupo estudiado o confiando en informantes seleccionados del grupo. Ambos métodos han sido igualmente utilizados por los antropólogos sociales.
En los últimos años esta observación directa se ha aplicado a escenarios más pequeños como clínicas, reuniones religiosas y políticas, bares, casinos y aulas. El trabajo de Erving Goffman, sociólogo canadiense, ha postulado una teoría y diferentes modelos para este tipo de estudios. Goffman sostiene que la base de la realidad social es la vida cotidiana y no las abstracciones estadísticas o conceptuales. Esta teoría ha impulsado la investigación microsociológica intensiva haciendo uso de grabadoras y cámaras de vídeo en situaciones sociales naturales, en lugar de situaciones experimentales creadas de forma artificial.
Los sociólogos, como los historiadores, utilizan fuentes de segunda mano que incluyen historiales, documentos personales elaborados por instituciones y registros médicos.
A pesar de que los estereotipos han descrito a los sociólogos como personas que captan la observación cualitativa de las experiencias humanas para reducirlas a sumarios cuantitativos (estadísticos), esto no es exacto. Aunque es cierto que se ha destacado la investigación social cuantitativa y que la sociología se ha distanciado de las disciplinas humanísticas como la antropología, la filosofía, la historia y el derecho, la investigación cualitativa ha sido desde siempre de gran valor en esta ciencia.
Métodos cuantitativos
Estos métodos, cada vez más sofisticados y apoyados en la informática, siguen jugando un papel importante en la sociología. La sociología cuantitativa engloba la recopilación de gran volumen de datos estadísticos descriptivos y la utilización de técnicas de muestreo, modelos matemáticos avanzados y simulaciones informáticas de procesos sociales. El análisis cuantitativo se ha popularizado en los últimos años como un medio de investigación de las posibles relaciones causales, especialmente en la investigación de la movilidad social y la adquisición de estados sociales.
Encuestas
El término ‘encuesta’ significa la recopilación y el análisis de respuestas de grandes grupos de personas a través de sondeos y cuestionarios diseñados para conocer sus opiniones, actitudes y sentimientos hacia un determinado tema. En las décadas de 1940 y de 1950 la realización de encuestas y los métodos estadísticos para tabular e interpretar sus resultados eran considerados como la principal técnica de investigación sociológica. Las encuestas de opinión, en especial los sondeos preelectorales o las investigaciones de mercado, se utilizaron por primera vez en la década de 1930. Actualmente, las encuestas son herramientas utilizadas tanto por políticos como por numerosas organizaciones y empresas relacionadas con la opinión pública.
Aunque los sociólogos utilizan las encuestas en casi todas las subáreas de la sociología, su principal campo de aplicación es el estudio de la conducta de los votantes, los prejuicios étnicos, las respuestas a los medios de comunicación de masas, así como en otras áreas en las que el sondeo de actitudes subjetivas resulta adecuado. A pesar de que las encuestas son una herramienta de investigación sociológica importante, su utilización ha sido a veces muy criticada. La observación directa de la conducta social no puede ser sustituida por respuestas verbales a una lista de preguntas estándar presentada por un entrevistador, aun cuando estas respuestas se adaptan fácilmente a la tabulación y la manipulación. La observación directa permite al sociólogo obtener información detallada sobre un determinado grupo; el muestreo, sin embargo, permite al sociólogo obtener una información uniforme pero superficial sobre un sector mucho más amplio de la población.
Nuevas tendencias
A partir de la década de 1960, la sociología se popularizó de forma considerable en Europa y Estados Unidos. Además de la diversificación de teorías, surgieron nuevas subáreas como la sociología del género (impulsada especialmente por los movimientos feministas) que engloba el análisis de roles y desigualdades sociales según el sexo, el estudio de las emociones y el envejecimiento.. Se revitalizaron subáreas más antiguas como la sociología histórica y comparada, la sociología aplicada y la sociología política. Los sociólogos aplican sus conocimientos en su trabajo como asistentes, planificadores, educadores, investigadores y gestores en la administración local y nacional, en organizaciones no lucrativas y en empresas privadas, especialmente en las áreas de marketing, publicidad, seguros, recursos humanos y análisis organizativo.
A partir de la década de 1960, los sociólogos interesados en el estudio de los fenómenos sociales han intensificado el uso tanto de los métodos de investigación tradicionales asociados con otras disciplinas (análisis de material histórico, por ejemplo) como de las más sofisticadas técnicas matemáticas y estadísticas. El desarrollo de los ordenadores y de otros dispositivos para manejar y almacenar información ha facilitado hoy día el procesamiento de los datos sociológicos.
Debido a la gran diversidad de métodos de investigación y de enfoques teóricos, los sociólogos que trabajan en una determinada subárea tienen más en común con los trabajadores de una disciplina complementaria que con los sociólogos especializados en otras subáreas. Un sociólogo del arte, por ejemplo, se encuentra mucho más cercano en intereses y métodos a un historiador o a un crítico de arte que a un sociólogo que diseña modelos matemáticos de movilidad ocupacional. Actualmente no existe una escuela de pensamiento o una materia predominante en cuanto a teoría, métodos o materias de la sociología.
Psicología de la Gestalt, escuela de psicología que se dedicó principalmente al estudio de la percepción.
Frente al asociacionismo imperante, la escuela de la Gestalt postulaba que las imágenes son percibidas como un todo, como una configuración (del alemán, gestalt) y no como mera suma de sus partes constitutivas. En las configuraciones perceptivas así consideradas, el contexto juega además un papel esencial. Si en el contexto de una ciudad, por ejemplo, vista en silueta, pongo un capitel, se percibirá como el cimborrio de una iglesia, mientras que en el contexto de un bosque la misma silueta se percibiría como un árbol. La escuela de la Gestalt intentó formular las leyes de estos procesos perceptivos.
Según el punto de vista del asociacionismo, los estímulos se reciben primero aislados (como ‘sensaciones’) que después se organizan en imágenes perceptivas más complejas. Pero esta explicación era insuficiente ante ciertos fenómenos, incluso en el terreno del aprendizaje; si se condiciona a un animal a elegir un huevo gris situado entre varios de color blanco, según la perspectiva asociacionista, el estímulo condicionado, el huevo gris, debería ser elegido también en otro contexto distinto. Sin embargo, se comprobó que situado entre varios huevos de color negro, nunca era elegido; en cambio, si se colocaba un huevo negro junto a varios de color gris, era el negro el elegido; lo que probaba que el condicionamiento no se había implantado respecto de un estímulo, sino de una configuración (huevos más oscuros que los circundantes). Del mismo modo, un ave adiestrada para descender al ver un cuadrado en el suelo, desciende también si el cuadrado no es tal, sino un esquema del mismo formado por las cuatro piedras de los vértices (que el animal reconoce como la misma configuración). Además del contexto, el significado o el valor de un estímulo es esencial, máxime en la percepción humana. Hacia 1910, los investigadores alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka rechazaron el sistema de análisis predominante en la psicología de aquel tiempo, adoptando el de la teoría del campo, recién desarrollado entonces para la ciencia física. Este modelo les permitió estudiar la percepción en términos distintos al mecanicismo atomista de los asociacionistas.
Los psicólogos de la Gestalt descubrieron que la percepción estaba muy influida por el contexto y la configuración de los elementos percibidos; las partes derivan a menudo su naturaleza y su sentido global, y no pueden entenderse separadas de éste. Más aún, la mera suma de las partes no equivale al todo.
El enfoque de la Gestalt se ha extendido a la investigación en áreas distintas de la psicología, como el pensamiento, la memoria, o la estética. También algunas cuestiones candentes de la psicología social se han estudiado desde el punto de vista de la Gestalt estructuralista, como los trabajos de Kurt Lewin sobre las dinámicas de grupo, hoy esenciales en la investigación social, tanto teórica como aplicada. Sin embargo, ha seguido siendo el área de la percepción donde el enfoque de la Gestalt ha tenido mayor influencia.
Diversos tipos actuales de psicoterapia se autodenominan ‘gestáltico’, porque se llevan a cabo siguiendo ideas similares a la antigua escuela de la percepción: los seres humanos considerados como conjuntos que responden a la experiencia configurada de modo global, con lo que la separación cuerpo – alma sería artificial. Según estas psicoterapias, la percepción adecuada de las necesidades personales y del mundo es vital para equilibrar la experiencia personal y conseguir una ‘buena gestalt’, mientras que apartarse de la consciencia rompe la respuesta global o gestalt. Los terapeutas de la Gestalt intentan restablecer el equilibrio armónico natural del individuo mediante un fortalecimiento de la consciencia. El énfasis se pone en la experiencia presente, más que en indagar las experiencias infantiles propias del psicoanálisis clásico. También se estimula el enfrentamiento directo con los propios temores.
Psicoanálisis, nombre que se da a un método específico para investigar los procesos mentales inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El término se refiere también a la estructuración sistemática de la teoría psicoanalítica, basada en la relación entre los procesos mentales conscientes e inconscientes.
Teoría psicoanalítica
Las técnicas del psicoanálisis y gran parte de la teoría psicoanalítica basada en su aplicación fueron desarrolladas por Sigmund Freud.. Sus trabajos sobre la estructura y el funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance, tanto en el ámbito científico como en el de la práctica clínica.
El inconsciente
La primera de las aportaciones de Freud fue el descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos inconscientes ordenados según leyes propias, distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto original; dos imágenes o ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola; los pensamientos pueden ser dramatizados formando imágenes, en vez de expresarse como conceptos abstractos, y ciertos objetos pueden ser sustituidos y representados simbólicamente por imágenes de otros, aun cuando el parecido entre el símbolo y lo simbolizado sea vago o explicarse sólo por su coexistencia en momentos alejados del presente. Las leyes de la lógica, básicas en el pensamiento consciente, dejan de ejercer su dominio en el inconsciente.
Comprender cómo funcionan los procesos mentales inconscientes hizo posible la comprensión de fenómenos psíquicos previamente incomprensibles, como los sueños. A través del análisis de los procesos inconscientes, Freud vio que soñar servía para proteger el sueño (el reposo) del individuo contra los elementos perturbadores procedentes de deseos reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia. Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, (es decir, el contenido latente del sueño), se transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente comprensible, a veces absurda, denominada ‘contenido manifiesto’.. El conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al analista invertir el proceso de elaboración onírica, por el que el ‘contenido latente’ se transforma en el contenido manifiesto, accediendo, a través de la interpretación de los sueños, a su significado subyacente.
Pulsiones
Una suposición esencial de la teoría freudiana es que los conflictos inconscientes involucran deseos y pulsiones, originadas en las primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente los conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta puede encontrar soluciones inaccesibles a la mente inmadura del niño que fue. Esta descripción de la función que cumplen las pulsiones básicas en la vida humana es otra de las aportaciones cruciales de la teoría freudiana.
Según su teoría sobre la sexualidad infantil, la sexualidad adulta es el resultado de un complejo proceso de desarrollo que comienza en la infancia, pasa por una serie de etapas ligadas a diferentes funciones y áreas corporales (oral, anal y genital), y se corresponde con distintas fases en la relación del niño con los adultos, especialmente con sus padres. En este desarrollo es esencial el periodo edípico, que transcurre, aproximadamente, entre los 4 y 6 años de edad, momento en el que el niño por primera vez es capaz de establecer un vínculo afectivo con su progenitor del sexo opuesto, semejante a la relación de un adulto con su pareja, con lo que el progenitor del mismo sexo es considerado un rival. La inmadurez psíquica del niño condena al fracaso los deseos infantiles y malogra su primer paso hacia lo adulto. Además, la inmadurez intelectual del niño complica aún más la situación porque le hace temer sus propias fantasías. El grado en el que el niño supere este trauma y en el que estos vínculos, miedos y fantasías pervivan de modo inconsciente, será decisivo en su vida posterior, especialmente en sus relaciones afectivas.
Los conflictos que ocurren en las etapas iniciales del desarrollo no son menos significativos como influencia formativa, porque representan los prototipos iniciales de situaciones sociales tan básicas como la dependencia de otros o la relación con la autoridad. Por eso, en estas primeras etapas de su desarrollo, también será básico en la formación de la personalidad del niño el comportamiento de los padres. Sin embargo, el hecho de que el niño reaccione no sólo ante la realidad objetiva, sino también ante la distorsión fantástica de la realidad, complica significativamente incluso los esfuerzos educativos mejor intencionados.
El ello, el yo y el superyó
El esfuerzo por clarificar el desconcertante número de observaciones interrelacionadas puestas a la luz por la exploración psicoanalítica, condujo al desarrollo de un modelo de estructura del sistema psíquico. Tres sistemas funcionales, o instancias, se distinguen en este modelo: el ello, el yo y el superyó..
La primera instancia se refiere a las tendencias impulsivas (entre ellas las sexuales y las agresivas) que parten del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario, contrarios a los frutos de la educación y la cultura. Freud llamó a estas tendencias triebe, que literalmente significa ‘pulsión’ pero que a menudo se traduce con impropiedad como ‘instinto’.. Estas pulsiones exigen su inmediata satisfacción, y se experimentan de forma placentera por parte del sujeto, pero desconocen el principio de realidad y se atienen sólo al principio del placer (egoísta, acrítico e irracional).
Cómo conseguir en el mundo real las condiciones de satisfacción de esas pulsiones básicas es tarea de la segunda instancia, el yo, que domina funciones como la percepción, el pensamiento y el control motor, para adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y objetivo. Para desempeñar esta función adaptativa, de conservación del individuo, el yo debe ser capaz de posponer la satisfacción de las pulsiones del ello que presionan para su inmediata satisfacción, con lo que se origina la primera tensión. Para defenderse de las pulsiones inaceptables del ello, el yo desarrolla mecanismos psíquicos específicos llamados mecanismos de defensa. Los principales son: la represión —exclusión de las pulsiones de la consciencia, para arrojarlas a lo inconsciente—, la proyección —proceso de adscribir a otros los deseos que no se quieren reconocer en uno mismo— y la formación reactiva —establecimiento de una pauta de comportamiento contraria a una fuerte necesidad inconsciente. Tales mecanismos de defensa se disparan en cuanto la ansiedad señala el peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan reaparecer en la conciencia.
Una pulsión del ello llega a hacerse inadmisible, no sólo como resultado de una necesidad temporal de posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la realidad sean más favorables, sino, sobre todo, debido a la prohibición que los otros (originalmente los padres) imponen al individuo. El conjunto de estas demandas y prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera instancia, el superyó, cuya función es controlar al yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si las demandas del superyó no son atendidas, la persona se sentirá culpable, culpabilidad que también se manifiesta como ansiedad y/o vergüenza.
El superyó, que según la teoría freudiana se origina en el esfuerzo de superar el complejo de Edipo, es parcialmente inconsciente, debido a que tiene una fuerza semejante (aunque de signo opuesto) a la de las pulsiones, y puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de ninguna transgresión consciente. El yo, instancia mediadora entre las demandas del ello, las exigencias del superyó y el mundo exterior, puede no tener el poder suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es más, el yo puede coartarse en su desarrollo al ser atrapado en sus primeros conflictos, denominados fijaciones o complejos, pudiendo volverse hacia modos de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y hacia modos de satisfacción infantiles. Este proceso se conoce como ‘regresión’. Incapaz de funcionar normalmente, el yo sólo puede mantener su control limitado y su integridad desarrollando síntomas neuróticos, a través de los cuales se expresa la tensión del aparato psíquico.
Ansiedad
Piedra angular de la teoría y la práctica psicoanalíticas modernas es el concepto de ansiedad, un tipo de experiencia que implica una reacción contra ciertas situaciones peligrosas. Estas situaciones de peligro, tal como las describe Freud, son el miedo a ser abandonado, a perder el objeto amado, el miedo a la venganza y al castigo, y la posibilidad de castigo por parte del superyó.. En consecuencia, los síntomas, los desórdenes de la personalidad y de los deseos, así como la propia sublimación de las pulsiones, representan compromisos, diferentes formas de adaptación que el yo intenta con mayor o menor éxito, reconciliando las diferentes fuerzas mentales en conflicto.
Escuelas psicoanalíticas
Varias escuelas psicoanalíticas han adoptado otras denominaciones para indicar sus diferencias con las teorías freudianas ortodoxas.
Carl Jung
Carl Gustav Jung, uno de los primeros alumnos de Freud, creó un movimiento que designó él mismo como psicología analítica. Como Freud, Jung usa el concepto de libido; sin embargo, rechazaba el carácter exclusivamente sexual de la libido, y consideraba que ésta constituía una energía de carácter universal basada en el conjunto de los instintos y pulsiones creativas que constituyen la fuerza motivadora de la conducta humana.
Según Jung, el inconsciente se compone de dos partes: el inconsciente personal, que contiene el resultado de la experiencia global de un individuo, y el inconsciente colectivo, reserva de la experiencia humana. En el inconsciente colectivo hay una serie de imágenes esenciales, a las que él denomina arquetipos, comunes a todos los individuos de un país o de un momento histórico concreto. Los arquetipos se constituyen así en unidades de conocimiento intuitivo que normalmente sólo existen en el inconsciente colectivo del individuo, y que se manifiestan en leyendas, obras artísticas, prejuicios sociales… y, por supuesto, en los sueños.
Cuando la mente consciente no contiene imágenes propias, como durante el sueño, o cuando la conciencia es sorprendida por no estar en guardia, los arquetipos empiezan a funcionar. En su origen, eran modos primitivos de pensamiento que tendían a personificar los procesos naturales en términos mitológicos, como espíritus del bien y del mal, hadas y dragones. La madre y el padre también se establecen como arquetipos básicos.
Otro concepto importante en la teoría de Jung es la existencia de dos tipos básicos distintos de personalidad, actitud mental y función psíquica dominante: la extraversión y la introversión. Cuando la libido y el interés general se vuelven hacia las personas y los objetos del mundo exterior, se dice que la persona en cuestión es extrovertida. Cuando se da la tendencia contraria, y la libido y los intereses se centran en el propio individuo, se habla de personalidad introvertida. En una persona completamente normal esas dos tendencias se alternan, sin que ninguna de ellas predomine sobre la otra, pero la libido suele tener preferencia por una de ellas, por lo que los dos tipos de personalidad son fácilmente reconocibles.
Jung rechazó la distinción freudiana entre el yo y el superyó, pero reconoció una parte diferenciada de la personalidad, con ciertas similitudes con el superyó, a la que denominó persona (máscara en griego), que consiste en lo que aparentamos frente a los demás, en oposición a lo que en realidad somos. La persona es el rol que los individuos eligen representar en la vida, la impresión global que desean transmitir de sí mismos en el mundo social exterior.
Alfred Adler
Alfred Adler, otro de los discípulos de Freud, se diferenció tanto de éste como de Jung al acentuar la importancia que en la motivación humana tiene el sentimiento de inferioridad, que comienza desde el momento en que el niño es consciente de la existencia de otros más capaces de cuidar de sí mismos y de dominar su entorno. Desde que aparece el sentimiento de inferioridad, el niño trata de superarlo, debido a lo intolerable que le resulta, ya que puede ocasionar el descontrol de los mecanismos compensatorios organizados por la estructura psíquica, determinando actitudes neuróticas egocéntricas, sobrecompensaciones e, incluso, la huida del mundo real y sus problemas.
Adler hizo hincapié en que los sentimientos de inferioridad nacen de las que él consideraba las tres relaciones más importantes: las que el individuo mantiene con su trabajo, con los amigos y con su objeto amado. El intento de evitar el sentimiento de inferioridad en estas relaciones conduce al individuo a adoptar objetivos vitales poco realistas, que a menudo se manifiestan como una voluntad poco razonable de poder y dominio, que conduce a diversos tipos de comportamiento antisocial, desde la intimidación y la presunción a la tiranía política. Adler creía que el análisis podía fomentar un sentimiento sano y razonable de pertenencia a la comunidad, más constructivo que destructivo.
Otto Rank
Otro discípulo de Freud, Otto Rank, introdujo una nueva teoría de la neurosis, atribuyendo todas las perturbaciones neuróticas al trauma inicial del nacimiento. En sus últimas investigaciones describe el desarrollo individual como una progresión desde la absoluta dependencia de la madre y de la familia a la independencia física, que va unida a la dependencia intelectual del entorno social, llegando finalmente a completarse la emancipación intelectual y afectiva del individuo. Rank también daba gran importancia a la voluntad, definida como la organización y la integración positivas de la personalidad que utiliza de forma creativa los impulsos instintivos, al tiempo que los controla e inhibe.
Otras escuelas psicoanalíticas
Las últimas innovaciones a la teoría psicoanalítica que merecen mención son las de los psicoanalistas Erich Fromm, Karen Horney y Harry Stack Sullivan. Las teorías de Fromm hacen especial hincapié en la idea de que el individuo y la sociedad no son fuerzas opuestas ni separables, en que la naturaleza de la sociedad viene determinada por su pasado histórico, y en que las necesidades y deseos de las personas están en gran medida determinados por su contexto social. Como resultado de este punto de vista, Fromm creía que el problema fundamental de la psicología y del psicoanálisis no era resolver los conflictos entre los fijos e inamovibles impulsos instintivos del individuo y las exigentes e inamovibles leyes y normas sociales, sino armonizar y comprender las relaciones entre ambos. Fromm también hizo hincapié en la importancia que tiene para los individuos desarrollar la capacidad de usar plenamente su potencial perceptivo, emocional e intelectual.
Horney trabajó básicamente en el terreno de la psicoterapia (en concreto con las neurosis), en el que estableció una distinción básica entre situación neurótica y carácter neurótico. La primera nace de la ansiedad asociada a un conflicto simple, como la necesidad de enfrentarse a una decisión difícil. Aunque pueda paralizar al individuo temporalmente, haciéndole imposible pensar o actuar eficazmente, tales neurosis no están profundamente enraizadas. Por el contrario, la personalidad neurótica posee, debido a su carácter, una ansiedad y una hostilidad básicas fruto de la carencia afectiva en la infancia.
Por último, Sullivan creía que todo el desarrollo podía describirse exclusivamente en términos de las relaciones con los otros. Los distintos tipos de personalidades, así como los síntomas neuróticos, se explican como resultado del combate contra la ansiedad que nace de las relaciones con los demás, actuando como un sistema de seguridad que se mantiene con el propósito de mitigarla.
Melanie Klein
Otra importante escuela de pensamiento psicoanalítico, especialmente en Europa y Latinoamérica, es la conocida como ‘escuela inglesa’, que se basa en las enseñanzas de esta autora británica, provenientes básicamente de sus observaciones del psicoanálisis infantil.
Klein postuló la existencia de complejas fantasías inconscientes en los niños, incluso de menos de seis meses, cuya principal fuente de ansiedad es la amenaza sobre la propia existencia por el instinto de muerte. Dependiendo de cómo se materialicen las representaciones concretas de las fuerzas destructivas en la vida inconsciente fantaseada por el niño, aparecerían dos primeras actitudes básicas que Klein denominó ‘posición paranoide’ y ‘posición depresiva’. En la paranoide, la defensa del yo se realiza proyectando los objetos internos peligrosos hacia algún elemento exterior que los represente, elemento que pasará a considerarse como una amenaza procedente del mundo exterior. En la depresiva, el objeto amenazador es introyectado, es decir, retenido dentro del propio individuo, con lo que aparecen los síntomas de la depresión y de la hipocondria. Aunque hay serias dudas de que tales complejos infantiles actúen realmente en la mente del niño, estas observaciones han tenido bastante importancia en el desarrollo de la psiquiatría y la psicología de las fantasías inconscientes, delirios paranoides y teorías vinculadas en general con las primeras relaciones objetales.
El psicoanálisis en el ámbito hispano
En España, la favorable acogida de la obra de Freud propició la rápida asimilación de la corriente psicoanalítica a principios del siglo XX. Tras la Guerra Civil española, diversos profesionales tuvieron que exiliarse a Latinoamérica, éxodo que se vería compensado a finales de la década de 1970 con la llegada a España de numerosos psicólogos y psicoanalistas, que contribuirían a la consolidación de esta ciencia. En Latinoamérica, el país en el que el psicoanálisis ha tenido una mayor implantación es Argentina, con figuras de la talla de Arminda Aberasturi, introductora de la escuela inglesa de psicoanálisis en su país, y Enrique Pichón Rivière. El psicoanálisis ha tenido también una gran difusión en otros países como Chile, México y Venezuela. Destacados psicólogos en el ámbito hispano son también el español de origen cubano Emilio Mira y López o el argentino David Liberman.
Corriente de la Psicología Social
Psicología Social, rama de la psicología que estudia cómo el entorno social influye, directa o indirectamente, en el comportamiento de los individuos.
Los psicólogos sociales se interesan por el pensamiento, emociones, deseos y juicios de los individuos, así como por su comportamiento externo. Los fenómenos psíquicos internos pueden deducirse a partir de ciertas peculiaridades del comportamiento externo. La investigación ha demostrado que el individuo es influido por los estímulos sociales tanto si está o no en presencia de otros y que, en la práctica, todo lo que un individuo experimenta está condicionado en mayor o menor grado por sus contactos sociales previos o actuales.
Aproximaciones teóricas
La psicología social surgió de las primeras indagaciones intelectuales hechas por el hombre en sus relaciones con la sociedad. La mayoría de los problemas que ocupan a la actual psicología social fueron ya reconocidos como problemas por los filósofos sociales mucho antes de que las cuestiones psicológicas formaran parte del campo de la ciencia. Las premisas formuladas por Aristóteles, el italiano Nicolás Maquiavelo, el inglés Thomas Hobbes y otros pensadores políticos a lo largo de la historia siguen hoy vigentes, aunque estén enunciadas de muy diversas formas.
La historia reciente de esta disciplina comienza en 1908 con la publicación de dos libros que llevaban en su título el término ‘psicología social’ y que examinaban el impacto de las variables sociales en el desarrollo y el comportamiento de los individuos. El primero estaba escrito por el psicólogo inglés William McDougall y el segundo por el sociólogo estadounidense Edward Alsworth Ross. McDougall esbozaba una teoría controvertida sobre los instintos humanos, concebidos como amplias tendencias finalistas emergentes del proceso evolutivo. Por su parte, Ross se ocupaba de la transmisión del comportamiento social de persona a persona, similar al contagio emocional que sucede en las masas, o a la sucesión de modas y caprichos sociales.
Otro libro de psicología social, publicado en 1924 por el psicólogo estadounidense Floyd H. Allport, que tuvo una importancia decisiva en el desarrollo de la psicología social como especialidad de la psicología general, extendía los principios del aprendizaje asociativo a un amplio espectro de comportamientos sociales. Se evitaban también las referencias a las misteriosas fuerzas sociales propuestas por Ross y a las elaboradas disposiciones instintivas empleadas por McDougall y sus seguidores para explicar el comportamiento social. En el resto de esa década, la psicología social continuó dedicándose a discusiones y controversias entre los diferentes puntos de vista, mientras que el trabajo empírico —basado en la experiencia y la observación— de relevancia práctica o teórica, era escaso.
Los comienzos de la experimentación
En la década de 1930 el trabajo empírico de la psicología social se enfocó en un principio en materias como el comportamiento animal social, la resolución de problemas, las actitudes y la persuasión, los estereotipos nacionales y étnicos, la transmisión de rumores o el liderazgo. El psicólogo alemán Kurt Lewin subrayó la necesidad de realizar análisis teóricos antes de lanzarse a investigar empíricamente un problema, para que la investigación tuviera una finalidad clara: determinar la validez de las hipótesis formuladas sobre los mecanismos explicativos del comportamiento objeto de estudio. La teoría debía proponer una explicación de cierto comportamiento social que permitiera al investigador predecir con ella las condiciones específicas en las que tal comportamiento iba a ocurrir o no. El investigador diseñaba entonces experimentos en los que las condiciones apropiadas variaban metódicamente y la frecuencia de un comportamiento podía ser observada y medida. Los resultados permitían así refutar, modificar o extender la teoría propuesta.
En 1939 Lewin, junto con dos de sus estudiantes de doctorado, publicó los resultados de un experimento de importancia histórica: los investigadores habían entrenado a varios adultos para que interpretaran diferentes roles como líderes de grupos de niños. Los adultos trataban de establecer climas determinados en función de un liderazgo autoritario, democrático o absolutamente permisivo y se observaban cuidadosamente las reacciones de los grupos infantiles, tomando nota detallada del tipo de interacción social que surgía de cada forma de liderazgo. Aunque el experimento presentaba numerosas deficiencias, demostró que algo aparentemente tan confuso como crear un clima social democrático podía darse bajo condiciones de laboratorio controladas.
La originalidad y el éxito de esta investigación tuvo un efecto estimulante sobre otros investigadores, que al final de la II Guerra Mundial se lanzaron a la realización de investigaciones experimentales en las que se manipulaban ambientes sociales coyunturales en condiciones de laboratorio. Al mismo tiempo, hubo importantes avances en la investigación de campo, no experimental, de la psicología social. De ese modo se perfiló el estilo de la actual psicología social, más como un estudio objetivo de comportamientos sociales muy determinados que como un estudio especulativo de dinámicas sociales más amplias.
Áreas de investigación
La psicología social comparte muchas áreas de estudio con otras disciplinas, especialmente con la sociología y con la antropología cultural. Las tres ciencias difieren, sin embargo, en que el sociólogo estudia los grupos sociales y las instituciones, el antropólogo las culturas humanas y el psicólogo social centra su atención en cómo los grupos sociales, las instituciones y la cultura afectan al comportamiento del individuo. Las principales áreas de investigación en psicología social son las siguientes:
Socialización
Los psicólogos sociales que estudian el fenómeno de la socialización —proceso de adaptarse o formarse para un medio social específico— están interesados en cómo los individuos aprenden las reglas que regulan su comportamiento para con los demás en la sociedad, los grupos de los que son miembros y los individuos con los que entran en contacto. Las cuestiones sobre cómo los niños aprenden el lenguaje, los roles sexuales y los principios éticos y, en general, el comportamiento adaptado, han sido objeto de intensas investigaciones. También se han estudiado ampliamente los métodos por los cuales los adultos aprenden a adaptar sus pautas de comportamiento cuando se enfrentan a situaciones u organizaciones nuevas.
Cambio de actitudes
Las actitudes suelen considerarse como predisposiciones aprendidas que ejercen una influencia y que consisten en la respuesta hacia determinados objetos, personas o grupos. Las actitudes son normalmente consideradas como productos de la socialización y, por tanto, como algo modificable. Debido a que el comportamiento de una persona hacia los demás se corresponde a menudo con sus actitudes hacia ellos, la investigación sobre cómo se forman las actitudes, cómo se organizan en la mente y cómo se modifican ha sido considerada de gran importancia tanto teórica como práctica.
El descubrimiento de que las actitudes siguen a los comportamientos, y viceversa, emerge de la suposición, ampliamente demostrada, de que los individuos desean preservar la consistencia lógica en sus puntos de vista sobre ellos mismos y sobre su entorno. Algunas teorías sobre la consistencia cognitiva han llegado a ser importantes en el pensamiento psicosociológico, al subrayar la idea de que los individuos prefieren pensar que sus acciones son coherentes con sus creencias, y que si perciben inconsistencia entre ambas (disonancia cognitiva) tratan de reducirla (lógicamente, cambiando las creencias antes que las acciones).
A través de la investigación empírica, los psicólogos sociales intentan comprender las condiciones bajo las que las personas descubren la disonancia y en las que intentarán reducirla mediante el cambio de actitudes básicas. Los estudios que apoyan la teoría de la disonancia predicen que las actitudes de un individuo hacia un grupo social pueden modificarse si se induce a aquél a modificar su conducta hacia el grupo; el cambio de actitudes representa los esfuerzos que el individuo hace para que sus ideas sobre ese grupo coincidan con el modo en que se ha comportado con sus miembros.
Afiliación social, poder e influencia
Los factores que determinan con quién y de qué modo se relacionan los individuos —si es que lo hacen—, o si intentarán ejercer una influencia sobre los demás o ser influidos por otros, tienen gran interés para los psicólogos sociales. Los investigadores han determinado, por ejemplo, que si las personas no están seguras de cómo se sentirán o cómo responderán en una situación nueva o indeseable, buscarán la compañía de otras que puedan aportarles esa información. Los psicólogos sociales han observado también que los primogénitos e hijos únicos son normalmente más propicios a unirse a grupos durante su vida que los que han nacido después.
Estructura y dinámica de grupos
Los psicólogos sociales han estudiado también en profundidad cómo el individuo y el grupo se influyen mutuamente, estudio en el que se han tratado temas como el del liderazgo, sus funciones, sus estilos y su efectividad. También se han investigado las condiciones en que los grupos humanos resuelven sus conflictos de forma cooperativa o competitivamente y las múltiples consecuencias de estos modos globales de resolución de conflictos. También se ha estudiado cómo el grupo induce la conformidad y cómo actúa con los miembros disconformes.
Personalidad y sociedad
Ciertos psicólogos sociales están especialmente preocupados por el desarrollo y las consecuencias de las diferencias individuales estables. Las diferencias en el grado de motivación hacia el logro, por ejemplo, han resultado mensurables y tienen una importancia decisiva para saber cómo se comporta una persona en diferentes situaciones sociales. Los tipos de actitudes hacia la autoridad, así como la noción de personalidad autoritaria, están relacionadas con las actitudes hacia las minorías étnicas o hacia ciertos aspectos del comportamiento social. El síndrome de personalidad conocido como ‘maquiavelismo’, —del filósofo político italiano Nicolás Maquiavelo— puede explicar y predecir el grado de manipulación hacia los demás en las interacciones sociales y la capacidad del individuo para dominar ciertas situaciones interpersonales.
Técnicas de investigación
Existen numerosos sistemas y técnicas de investigación en psicología social, aunque el método basado en la teoría sigue siendo el más empleado. En los últimos años se han utilizado modelos matemáticos cada vez más rigurosos que son proyecciones del comportamiento social en un posible sistema de relaciones sociales.
Otras técnicas incluyen cuestionarios y entrevistas ampliamente utilizados en las encuestas de opinión pública y estudios de preferencias de los consumidores (dentro de los estudios de mercado). Estos dos métodos son un desafío para los investigadores, ya que el tipo de control del entorno posible en el laboratorio no lo es en la investigación de campo, y los efectos de variables sutiles que pueden controlarse y apreciarse con facilidad en los experimentos controlados son fácilmente enmascarados bajo los efectos de otras variables propias del entorno natural.
Con frecuencia, el comportamiento en los entornos naturales se observa sistemáticamente o se programa en equipos informáticos para su simulación. También se usan técnicas específicas para el análisis de estadísticas y otros datos, así como para la medición de las actitudes, la elección social y el atractivo interpersonal. También es importante en esta especialidad la medición psicofisiológica —de variables psíquicas a través de variables fisiológicas probadamente relacionadas. Las investigaciones comparativas entre diferentes países y culturas proporcionan información que permite no sólo la comparación de los comportamientos sociales en diferentes naciones o culturas, sino también la validación intercultural de los resultados obtenidos.
En el estudio del comportamiento social de los animales, el ambiente del laboratorio permite el control experimental, que supone tener en cuenta las variables ambientales y también la historia previa de cada especie. Las acciones simples de un comportamiento, como el picoteo de una paloma sobre un objeto, pueden ser aisladas y se puede implantar un inventario de refuerzo (repetición de estímulos para mantener o incrementar el comportamiento). Las investigaciones psicosociales con animales han conducido al desarrollo de nuevas técnicas para su adiestramiento.
Psicología social aplicada
Los principios desarrollados en el laboratorio y en la investigación de campo en psicología social han sido aplicados a la resolución de diferentes problemas en situaciones sociales reales. Los asesores y los investigadores de la psicología social han trabajado para mitigar los problemas en las relaciones étnicas, internacionales, laborales e industriales, en el comportamiento económico y político, en la educación, la publicidad y la salud mental comunitaria. Las industrias, organizaciones, escuelas y grupos de trabajo de diversa índole recurren regularmente a los servicios de los psicólogos sociales para mejorar las relaciones interpersonales, aumentar la comprensión de las relaciones entre los miembros de los grupos en conflicto, y diagnosticar y ayudar a corregir los problemas en la productividad del grupo y la organización.
Relaciones sociales
Los especialistas de este área se han interesado también por las relaciones de amistad y de amor, mostrando, por ejemplo, que las relaciones duraderas responden a pautas típicas de reglas y comportamientos que se modifican según su duración. Distintas teorías han tratado de explicar el balance de costes – beneficios que se da en estas relaciones. El éxito de las relaciones personales está, además, ligado a la salud física y mental.
Comunicación interpersonal
Los psicólogos sociales consideran el lenguaje y la comunicación como algo central en la organización de la vida social. Hay una larga tradición de investigaciones sobre comunicación no verbal que muestran cómo una compleja comunicación inconsciente que utiliza el lenguaje del cuerpo es básica para el funcionamiento armónico de la interacción social (la simpatía y el afecto se expresan en general de este modo). Recientemente, se ha dado en la psicología social un interés creciente por el discurso. El papel del lenguaje en la construcción del mundo social es examinado utilizando métodos provenientes de la crítica literaria y la lingüística.
Cognición social
La cognición social ha sido el enfoque dominante en la psicología social desde la década de 1970: se ocupa de las percepciones y creencias de los individuos sobre el mundo social. Las principales áreas abarcan el estudio de cómo las personas se explican su propio comportamiento y el de los demás, los estereotipos que se forman sobre los sucesos sociales, la concepción de ellas mismas y el rol que interpretan en el mundo social al que pertenecen, y en qué se ocupan en las diferentes situaciones sociales. La cognición social también estudia el efecto de todos estos procesos en el pensamiento y la motivación.
Durkheim, que incursionó en la sociología, tuvo que hacer frente a la discriminación que existía con las ciencias sociales, ya que eran comparadas con las ciencias naturales y, en esta comparación, las ciencias sociales o ciencias blandas, parecía poco serias.
Dada la metodología que utilizaba Durkheim, de una gran rudeza en sus términos y la necesidad que tenía de convertir la combulsionada época en que vivía, penso en establecer una ciencia "científica" que analizara y pudiese ordenar la sociedad imperante, la cual había sido modificada por la revolución industrial, repercutiendo en el ámbito social.
Durkheim, consideraba al individuo como un mero actuante del entorno, ya que este lo condicionaba y le hacia tomar las desiciones que el obraba, considera al al individuo como a un ser pasivo, y no como un reactor de hechos, no considera el modo voluntarista de la acción, que será central en Weber.
Considera que el temor a las sanciones sólo constituye el motivo secundario para la adhesión a las normas institucionales. El primario es el sentido de la obligación moral, exterioridad y coacción como criterios de los hechos sociales.
En vez de generalizar el esquema medio, método que utiliza Weber, para sistemas de acción, concibió al individuo actuando en un medio social y pasó a analizar los elementos de este medio.
Reconoce en el medio, un sistema común de reglas, expresamente normadas, que representan la voluntad de la mayoría, caracterizando al mismo como uno de sus principales rasgos.
Estas normas morales de la sociedad y valores comunes, es la fuente de "sacralidad" o norma "suprema" de las cosas sagradas como de la obligación las reglas morales.
Las asociaciones que se realizan con las ideas religiosas se manifiestan no sólo en ideas sino en ciertas acciones o conductas, y estas acciones comparten la cualidad de sacralidad e implican relaciones con entidades sagradas. Finalmente, para Durkheim el ritual es un modo de revivificar y fortalecer a los elementos comunes de valor. El ritual es uno de los mecanismos fundamentales de defensa de la sociedad frente a la tendencia a la falta de normas (anomia).
Para Durkheim, la división del trabajo que provocó el industrialismo es cada vez es más notoria. Esta especialización, que para Marx es degradante y alienante, Durkheim la ve como un cambio al cual hay que ajustarse. Esto trae una separación de los actores y una posible destrucción de la sociedad, que Durkheim trata de salvar con la creación de los sindicatos, que según el mantendría el sentimiento moral de la sociedad.
Para Durkheim, el estado está formado por una base de agrupaciones profesionales (los sindicatos), que mantienen a los actores unidos y en estas agrupaciones, los intereses de los actores se mantienen claros, ya que todos son pares. Cada sindicato reflejará los intereses de sus integrantes, y los representantes de cada sindicato se reunirán y llevarán hasta el Estado los intereses de cada sindicato. Esta intervención de agrupaciones intermedias es lo que salvará a los actores y a la sociedad de la especialización, institucional y del trabajo.
Weber coincide con Durkheim con respecto a la especialización, aunque es mas especifico, dado que el toma a la burocratización como un estado inevitable de la sociedad, dado que la carencia de esta provocaría una desorganización natural.
Durkheim era objetivista, ya que ponía pleno interés en la sociedad conductora de los actores, Weber, por el contrario, era un autor subjetivista.
Para Weber, la acción de los actores está centrada en una relación: entre
los motivos, la acción y resultados que esta provoca, o sea que el individuo no es un mero espectador, sino que es un condicionante de su realidad ; él considera la interrelación de los individuos cono un hecho natural de las cosas, de las que se puede esperar determinados actos.
Los desarrollos de Durkheim y Weber son ejemplos paradigmáticos de la forma de trabajar las relaciones entre teoría y método: no es posible intentar interpretar los planteamientos teóricos de Durkheim sin tener presente el positivismo o, por último, utilizar las elaboraciones teóricas de Weber sin relacionarlas con la sociología comprensiva y la lógica de los tipos ideales.
Tanto Durkheim como Weber trataron de describir los fenómenos sociales en términos intencionales, de sujetos activos, proponiéndose fines y evaluando, por un lado, los medios para alcanzarlos, y trabajando, por el otro, con la idea de que los distintos modos que tienen los individuos y los grupos de seleccionar fines y medios dependen de las relaciones sociales en las que participan.
La visión Durkheiniana de la sociedad se basa en la idea de la combinación de elementos físicos y morales que está siempre por encima de los individuos que la componen y de la cual dependen. De esta interpretación deriva dos conceptos fundamentales: el de conciencia colectiva y el de autoridad moral de la sociedad, que remiten al análisis de la normatividad social y al estudio del problema de la solidaridad y la integración.
Max Weber parte de una visión de la realidad histórico – social constituida por un conjunto infinito y contradictorio de elementos y relaciones entre los mismos. Esto le permite afirmar que cuando se toma el concepto de lo social en su significación general el mismo se vuelve indeterminado y no proporciona un punto de vista específico desde el cual estudiar la significación de los elementos histórico – sociales.
En la interpretación de estas dos corrientes es posible percibir, entre otras cosas, una preocupación que nos parece necesario señalar específicamente: se refiere a la distancia entre teoría y realidad, entre el campo de las relaciones sociales y el pensamiento desarrollado sobre el mismo.
Simultáneamente con la construcción de sus sistemas teóricos y en una interrelación dialéctica con éstos, ambos autores elaboraron, a partir de determinadas concepciones epistemológicas sobre el conocimiento científico y sobre las posibilidades de ese conocer, sus principios metodológicos básicos, presentados como un conjunto de categorías y normas de procedimiento por medio de las cuales es factible aprehender la realidad, y que indican la forma de hacerla inteligible científicamente.
Freud, Pichón Rivière y Lewin trabajaron en el campo de la salud mental, pero partiendo de diferentes modos de pensar sobre el aparato psíquico, y construyendo distintos métodos para abordar los fenómenos del inconsciente.
Métodos: Freud aportó el método psicoanalítico y su trabajo partía de los fenómenos histéricos. En cambio Pichón utilizaba el método de dispositivos para grupos operativos y su trabajo parte de su práctica en psiquiatría y psicología social, de ahí que en la práctica resaltó la importancia de trabajar con todo el grupo familiar. Por su parte, Lewin empleaba un método doblemente experimental (experimentación sociológica e investigación activa).
Para Freud las fantasías subyacen de los sueños, síntomas, relación y sexualidad. Para Pichón subyacen en el trabajo grupal, los individuos que lo conforman se combinan en forma involuntaria actuando según estados, llamados "supuestos básicos". Veamos cuáles son:
- De dependencia
- De ataque y fuga
- Apareamiento
Para sus teorías Freud se basó en los fenómenos del inconsciente, partiendo desde la sexualidad infantil (fue el primero en dedicarse a investigar el tema de la sexualidad). En cambio Pichón en ECRO (esquema conceptual referencial y operativo) y partió desde el mundo interno hacia el externo. Por su parte, Lewin se basó en la investigación de la psicología motivacional o vectorial (teoría de campo).
Tanto Lewin como Freud y Pichón se dedicaron a estudiar problemas como la naturaleza del aprendizaje, los factores culturales en la estructura de la personalidad y el desarrollo infantil; aunque cada uno le atribuyó distinta importancia dentro de sus propias investigaciones.
Para Freud el yo es la masa de representaciones que el sujeto tiene de sí mismo, en cambio Pichón amplía la concepción del yo, considerando también el plano interaccional social (recordemos que para él: "el hombre es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente").
Tanto Lewin como Freud, más aún éste, consideraba que el individuo desarrolla en su proceso de maduración dimensiones de realidad – irrealidad. Freud se ocupó de diferenciarlas y caracterizarlas de forma más completa.
También Freud y Lewin estudiaron los conflictos que enfrenta el individuo y las frustraciones que pueden llegar a producirse, las causas y cómo sé reencauzan. Mientras Lewin le daba mucha importancia a la motivación, Freud relacionaba todo con el campo sexual.
En cuanto a las relaciones con los otros, Freud considera que los vínculos se establecen a través de objeto, modelo o rival; mientras que para Pichón se dan a través de interacción mutua y dialéctica.
- Enciclopedia Britanica.
- Enciclopedia Encarta.
- Charla con el Lic. en Psicología Pablo Challu.
- Apuntes tomados de compañeros de curso.
- Libro : "Grandes Pensadores del Mundo" de Editorial Perfile.
Autor:
Guillermo Miguel Alves Pinheiro